(🪐) ━━ O1 : trapped

El lunes por la mañana, Minju pudo escuchar claramente la hora en la que Felix abandonó el edificio para irse a la universidad mientras ella se peinaba y maquillaba las ojeras que fueron consecuencia de su inexistente descanso aquella noche, abrió su computadora portátil y la acomodó sobre el escritorio a un lado de su cama. El edificio donde se impartían sus clases había sido infestado por avispas hace un par de días y por seguridad las clases comenzaron a llevarse en línea.

La primera clase del día fue sobre maneras de nivelar los contenidos grasos en las comidas, Minju tomó notas en su cuaderno y de vez en cuando mientras escuchaba hacía un dibujo referente a la lección, conforme los minutos fueron pasando las palabras que ella misma había transcrito a su libreta comenzaron a bailar por toda la hoja y sus párpados comenzaron a sentirse pesados como consecuencia de no haber dormido nada aquella noche. Intentó mantenerse despierta masticando gomas de mascar y bebiendo agua fría, pero fue inevitable, el cansancio fue más fuerte y en algún momento de la clase cayó completamente dormida.

Un inmenso calor se apoderó de su cuerpo mientras sus ojos aún se mantenían cerrados, el tacto de unos labios húmedos sobre la suave piel de sus muslos internos la hicieron gemir de gusto, unas manos fuertes y de dedos delgados acariciaron sus piernas hasta subir a sus caderas donde se engancharon a la pretina de sus shorts y comenzaron a bajarlos lentamente, fue entonces que Minju abrió los ojos y miró hacía abajo donde el peso de alguien entre sus piernas la hizo reaccionar, pero se quedó sin palabras cuando divisó a la persona que se encargaba de darle caricias. Tenía una sonrisa de satisfacción y sus ojos brillaban con lujuria.

—F-felix ¿Qué...?

—Shhh —La silenció el pecoso suavemente. —Estás muy estresada, solo disfruta ¿Sí? —Ordenó con palabras graves y rasposas derritiendo los sentidos de la castaña.

—Yo, mmh... —Quiso intervenir, pero los labios de Felix repartiendo besos y lamidas lo más arriba que la tela de sus shorts le permitían le hicieron callar.

—Se una buena chica y quédate quieta para mí ¿Quieres?

—S-sí —Jadeó ella alzando las caderas con ayuda de sus piernas para dejar que Felix se deshaga de sus pantalones más fácilmente.

—Eso es —Felix le sacó los shorts por completo dejándola solo con las bragas celestes que había utilizado aquel día, se sentó sobre sus rodillas admirando lo vulnerable que se veía la chica debajo de él. —¿Te había dicho antes que amo tus piernas? —Las mejillas de Minju tomaron un color carmesí mientras de sus labios salían tartamudeos intentando responder a aquel halago.

Pero Felix no le dio tiempo de hacerlo, se inclinó dejando sus labios al nivel de su pelvis donde comenzó a repartir otra sesión de besos y lamidas por todo su sexo vestido, saboreando un poco de la humedad que ya se colaba entre sus bragas por la excitación.

—¿Puedo probarte, Minju? Dime qué sí —Ella asintió con rapidez sin darle tiempo a su cabeza de siquiera procesar lo que el peliazul le pedía, lo único que quería era saciar toda esa necesidad que brotaba en ella por tener la cabeza de su compañero de piso entre sus piernas. —Tan necesitada —Y con rapidez bajó nuevamente sus labios hasta el coño goteante de Minju donde pasó la punta de su lengua con fuerza sobre su raja por arriba de las bragas haciéndola retorcerse y soltar improperios por la sorpresa.

—¡Mierda, Felix! —Gruñó entre gemidos apretando las sábanas debajo de ella.

—¿Qué pasa, cariño? No comas ansias —Ordenó el australiano mientras hacía a un lado las tela llena de los jugos de la fémina para después llevar su boca directo al centro de nervios de la chica quien chilló ante la sorpresa y el placer de sentir los labios y la lengua del chico jugar con su botón de nervios.

—Oh, Dios —Exclamó Minju mientras su mano derecha tomaba las mechas azules del pecoso en un intento de controlar su tembloroso cuerpo, pero fue en vano cuando Felix agregó dos dedos deslizándolos sobre sus pliegues húmedos como si estuvieran recolectando toda su humedad, segundos después esos mismos dedos ingresaron de una sola estocada en su necesitado agujero estirandolos mientras fingía estocadas lentas pero fuertes logrando hacerle ver estrellas. —Joder, justo así Lix, no pares.

Felix tarareó en afirmación mandando esas ondas de vibración de su garganta hasta el clítoris hinchado que seguía devorando con sus finos labios ya llenos de los jugos de la fémina, Minju sólo podía retorcerse debajo de él intentando controlar el remolino de sensaciones que se juntaban en su vientre bajo, pero Felix estaba embistiéndola con sus dedos a un ritmo perfecto mientras con la otra mano acariciaba sus caderas haciendo círculos con su pulgar estimulándola incluso a otro nivel.

—Lix, estoy tan cerca —Gimió apretando el cuero cabelludo del chico con desesperación.

—Córrete preciosa, córrete para mí —Y fue todo lo que Minju necesito escuchar para dejarse ir con sus caderas sacudiéndose involuntariamente y Felix aferrándose a ella para beber todo el fruto de su trabajo. —Minju.

—¿Mh? —Respondió derrotada aún recuperándose de su orgasmo.

—Minju —Volvió a llamarla Felix, pero esta vez se escuchaba más lejos y más eufórico.

—¿Qué diablos? —Pero Felix ya no estaba en su habitación, sino que seguía llamándola desde el otro lado de su puerta cerrada.

—¡Minju!

Y entonces abrió los ojos, se inspeccionó de pies a cabeza aún ignorando los llamados de afuera, seguía sentada en su escritorio y con la ropa puesta, su computadora estaba apagada y lo único que podía sentir era el dolor de espalda como consecuencia de haber dormido en una mala posición.

—Oye Min ¿Estás ahí? —Volvió a hablar Felix regresandola a su dura realidad, había tenido un sueño húmedo con el pecoso. —Responde o abriré la puerta.

—¡Dame un segundo! —Gritó ella antes de ponerse de pie con velocidad y acomodándose la blusa que se había enrollado hasta poco antes de llegar a sus senos. Cuando dió el primer paso fue entonces que se hizo consciente de la humedad entre sus piernas haciéndola sentir aún más ridícula y culpable, pero no tenía tiempo de sentir pena por sí misma cuando Felix ya la había amenazado con tumbar su puerta. —Llegaste antes ¿Qué pasó?

—No llegó mi profesor de las últimas tres horas y hoy no hago prácticas, así que vine directo a casa —Respondió el más alto. —¿Todo bien? ¿Por qué no respondías?

—Seguía en clases, tenía los audífonos así que no te escuché —Respondió Minju mordiéndose el labio inferior con los nervios a flor de piel.

—Ah, sí —Felix la inspeccionó de pies a cabeza y frunció el entrecejo. —Estás muy pálida ¿Te sientes bien? —Llevó una de sus manos a la frente de la más baja.

—S-sí, estoy bien.

—Estás sudando, pero no tienes fiebre. No dormiste nada de nuevo ¿Cierto? —Minju negó con la cabeza. —El doctor Choi no llegó y no pude preguntarle por tu condición, lo siento mucho Minju, dije que iba a ayudarte —El tono culpable de Felix hizo que el corazón de la chica se derritiera a sus pies.

—No te preocupes Lix —Sonrió sin mostrar los dientes. —No es tu responsabilidad, pero agradezco tu preocupación.

—Ve a darte un baño —Ordenó Felix ignorando totalmente lo que Minju le había dicho. —Haré el almuerzo y luego buscaremos una manera de que hoy puedas dormir bien.

—No es nece...

—Ya hablé —La interrumpió. —Anda, ve o voy a yo mismo a bañarte —Bromeó el australiano.

Minju hizo un puchero mientras regresaba al interior de su habitación en busca de ropa limpia para cumplir la orden.

—De todos modos iba a bañarme —Bufó para sí misma.

—Descartamos pastillas ¿Cierto? —Dijo Felix sentado en el sofá pequeño de la sala.

—Sip —Por otro lado Minju estaba recostada en el sofá grande con los pies apuntando al techo y la cabeza cayendo hacia el suelo.

—¿Qué me dices de la yoga?

—Lo intenté, inútil —Respondió desinteresada.

—¿Salir a correr?

—Funcionó el primer día, los demás fueron un rotundo fallo.

—Leche tibia.

—Y té de tila, lavanda, manzanilla, limón...

—Así que para eso eran las infinitas cajas de té en la alacena —Concluyó el australiano y Minju rió.

—Es imposible, simplemente soy un caso perdido —Bufó la castaña mientras regresaba a una posición normal antes de que toda la sangre se le subiera a la cabeza.

—Aún hay una opción en la lista y estoy casi cien por ciento seguro de que no lo has probado —Exclamó Felix convencido aun con la mirada en la pantalla de su teléfono.

—Te escucho —Cedió Minju. —A este punto haría lo que sea por una noche de sueño decente.

—Bien, entonces ten sexo conmigo —Contestó el pecoso con total normalidad, como si hubiera dicho el pronóstico del clima o la hora del día, sus ojos se clavaron en los de la castaña quién rió con gracia.

—Que buena broma, anda ya dime.

—Hablo en serio, Minju, pasa la noche conmigo —Esta vez le había agregado seriedad a su voz. —Dijiste que harías lo que sea.

—Lo que sea menos eso, no Lix —Respondió Minju. —Somos compañeros de piso, sería romper la primera regla que establecimos al mudarnos juntos.

—Acordamos no enamorarnos, no decía nada sobre tener sexo —Se defendió el de cabello azul.

—Pero se sobre entiende en la regla.

—Junnie, no es nada del otro mundo, es solo sexo, el sexo libera endorfinas y cansa al cuerpo para lograr una ensoñación más rápida.

La boca de Minju se abría y cerraba como si de un pez se tratara, sentía sus mejillas arder y el cuerpo tenso.

—Solo piénsalo, no digo que sea obligatorio —Continuó Lee al no recibir respuesta. —A parte de ser mi compañera de piso, eres mi amiga y créeme, no es algo que le ofrecería a cualquier chica.

Minju rió sin gracia. —Dudo que todas tus amigas sufran de insomnio crónico.

Fue el turno de Felix de reír. —Sabes que no me refería a eso.

—Lo sé —El australiano se acercó a la chica que se había parado a dar vuelta en la salida y la abrazó por la espalda apoyando su cabeza en el hombro de la más baja. —¿No lo estás proponiendo solo por lástima? —Murmuró la chica en voz baja aprovechando la cercanía.

—Por Dios, jamás haría eso Junnie —Respondió él casi ofendido. —Que sepas que eres una chica muy linda y, con todo el respeto que te mereces, tienes un culo de infarto, ¡Auch! —Se quejó al recibir un codazo en las costillas por parte de la castaña.

—Me refiero a que esto no funcionara si yo no te atraigo como mujer.

—Soy tu amigo, pero también soy hombre y humano al final del día, no te estaría proponiendo esto si no me atrajeras ni un poco.

Minju no lo dijo, pero un poco de su ego se elevó al escuchar la confesión indirecta del más alto.

—¿Y quién dijo que tú me atraes, Lee Felix? —Bromeó ella fingiendo seriedad.

La risa ronca que brotó de los labios de Felix justo a la altura de su oído la hizo estremecer y se puso nerviosa cuando los labios de Felix se acercaron peligrosamente a el mismo lugar.

—Porque si no te atrajera no te hubieras quedado en la puerta de mi habitación para verme masturbarme y tampoco tendrías sueños húmedos conmigo —Y Minju sintió su cuerpo congelarse en ese lugar sintiendo su corazón salirse por la garganta.

—¿C-cómo...?

—No eres tan sigilosa ni tan silenciosa como crees —Felix clavó sus largos dedos a cada lado de sus caderas y ejerció un poco de presión en caso de que ella intentara huir. —Puedo escuchar tus pasos por toda la casa desde mi habitación y gemiste mi nombre al menos diez veces en tu habitación.

—Yo puedo explicarlo —Exclamó Minju, pero Felix negó.

—No te estoy pidiendo explicaciones, solo digo que no puedes fingir que no te atraigo cuando puedo sentir cuánto quieres que te folle en cualquier lugar de este apartamento —El australiano aflojó su agarre y se alejó lentamente de la castaña para comenzar a caminar a su habitación. Antes de irse le dedicó una última mirada a Minju, una de esas de las que le dedicaba por las mañanas y cada vez que se daban las buenas noches, como si no acabaran de tener una conversación subida de tono en medio de la sala. —Si me necesitas, estaré en mi habitación.

Y se fue, dejando a Minju con el corazón a punto de abandonarla y la dignidad por el suelo.

(🪐) Qué empiece lo bueno.

Díganme que opinan del fic, necesito opiniones :')

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