━━━𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗢𝟭

❝𝘘𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘢𝘵𝘪𝘴𝘧𝘢𝘤𝘤𝘪𝘰́𝘯, 𝘵𝘶́ 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘴𝘪𝘳𝘷𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘰, ¿𝘤𝘰𝘮𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘦𝘴?❞

Advertencia.

El contenido de este capítulo tiene escenas subidas de tono, si eres sensible a este tipo de ambiente, abstente de leer.


—¿Kocho─Sama? —Cuestionó sin ocultar su estupefacción al ver a uno de los compañeros pilares de su esposo delante de la puerta de su residencia, la aludida solo extendió su amable pero falsa sonrisa correspondiendo el extraño saludo. —Lo lamento, por favor pase. —Invitó Hinatsuru, aun confundida pero guiando con cortesía a la joven pilar dentro de la gran mansión.

—Siento interrumpir en su morada Hinatsuru─San. —Se disculpó obteniendo un leve movimiento de cabeza por parte de la cónyuge de su compañero restándole importancia al asunto.

—No se preocupe Kocho─Sama, es solo que hubiera preferido saber con antelación su visita para atenderla en mejores condiciones. —Objetó, a razón de sus palabras, por primera vez la hermana menor de la fallecida pilar de las flores observó con cautela a la mujer a su lado, analizándola, vestía un Kimono algo suelto y su cabello caía libre hasta su espalda.

—Sí he venido en un mal momento puedes decirme, vendré luego.

Hinatsuru negó, llegando finalmente a la sala de estar, abriendo las puertas corredizas mostrando el lugar. El cuarto estaba reluciente, una mesa estaba ubicada en el centro con cuatro asientos para cada miembro de la residencia, otra mucho mas pequeña y de menor altura se encontraba arrimada contra la pared de la izquierda en la que se apoyaba una fotografía y un incienso, finalmente sobre esta, colgado en la pared una pintura en tela que se notaba muy costosa de una geisha.

—Es hermosa la decoración. —Aduló, tomando asiento donde le indico la hermosa mujer.

—Se lo agradezco Kocho─Sama. —Sonrió, siempre se esforzaba por mantener la casa de su esposo y hermanas en buen estado para que ellos llegaran a descansar luego de un arduo día de entrenamiento, aunque siempre, entre Suma, Makio y ella se turnaban para mantener en buen estado la residencia. —Dígame por favor, que la trae por aquí, ¿en qué puedo servirle?

—Bueno, de hecho, he venido para hacerte una consulta.

—¡Oe Hinatsuru! —Irrumpió el pilar del sonido ingresando estrepitosamente a la habitación, ambas féminas giraron hacia la izquierda encontrando al hombre con un yukata solo atado hasta la cintura, mientras que su pecho estaba al descubierto y su cabello peinado hacía atrás caía suelto. —¡Oh Kocho! No sabía que estabas aquí.

—Eso puedo verlo Uzui─San. —Declaró la mariposa viendo con atención el cuerpo de su compañero, no podían culparla de admirar la belleza masculina, todos sus compañeros gracias al riguroso entrenamiento poseían un atractivo envidiable, incluso para ella, que se creía una mujer de gran encanto.

—No hay nada que no hayas visto. —Se burló el hombre, poniendo en orden su vestimenta luego de recibir una filosa mirada de su esposa, ¿Qué podía hacer él si todas caían rendidas a sus pies?

—No te creas un dios Uzui─San, ya estoy a costumbrada a ver tu cuerpo en mi clínica.

—Eh, perdona Kocho─Sama, ¿a qué te referías con consulta? —Interrumpió la mujer con una sonrisa incomoda por las palabras de su visitante, su marido le había informado que su compañera era conocida por sus palabras filosas y llenas de sarcasmo pero no creía que era a esos niveles tan desvergonzados.

—Oh, seguro. —Asintió. —Preferiría que tu esposo nos diera privacidad. —Solicitó, Hinatsuru solo asintió y con una corta mirada hacia su compañero le pidió que abandonara la sala, poco después ambas se encontraban solas.

—Dios, que irrespeto de mi parte, antes de que te pueda ayudar, ¿deseas algo de té? —Ofreció avergonzada de su nula atención hospitalaria.

Shinobu solo atino a carcajear antes de declinar su invitación. —No, no te preocupes. —Tomando por sorpresa a la primera esposa de Uzui, agarró sus manos entrelazándolas entre las suyas. —No quiero que te sientas tímida al respecto, pero necesito que me digas acerca de tu experiencia con Uzui─San, Makio─San y Suma─San.

—¿Experiencia? ¿te refieres a como es vivir con ellos? Bueno, no es compli−

—Ara, ara, me has entendido mal, me refiero al ámbito sexual. —Se aclaró rápidamente, Hinatsuru la observó en silencio procesando lo que acababa de escuchar antes de soltarse del agarre del pilar con el rostro completamente rojo.

—¡¿Ámbito sexual?!

—Por favor, no te apenes, solo quiero saber que sientes al estar compartiendo a tu esposo con dos mujeres más y como las satisface. —Resto importancia, aun no entendía de dónde venía la vergüenza de hablar acerca del sexo si era un acto tan natural como comer o dormir. —Sé todo acerca de las relaciones sexuales, soy un médico, pero jamás lo he experimentado así que acudí a ti.

—Perdone que se lo diga Kocho−Sama, pero tener curiosidad sobre el sexo no quiere decir que tenga que preguntarle como se siente a otra persona. —Suspiró, ante las palabras de la mariposa estaba claro que era una mujer astuta para todos los ámbitos menos para este, podría ser comparada con una niña de diez años que preguntaba acerca de todo y de nada.

—Tienes razón, pero igual hablé con Mitsuri y obtuve respuestas que no saciaron mi curiosidad.

—¡Eso es realmente extravagante! —Ambas mujeres se sorprendieron al ver ingresar de nueva cuenta a Uzui a la sala, y tomar asiento a un lado de su mujer abrazándola por su cintura sin pena o vergüenza antes de sentarla en su regazo.

—¡Tengen!

—Quién diría que nuestra médico que lo sabe todo, no sabe algo tan común como el sexo.

Shinobu sonrió con acidez. —Vamos Uzui−San, dame una tregua, yo no tengo tres esposos con quienes poder practicar la teoría.

—Mira, una respuesta sencilla es que tu cuerpo se siente caliente, el deseo sexual hace que te sientas ansiosa por caricias y tu boca se siente sedienta, quieres más aunque estés cansada, te sientes húmeda y cuando llegas al clímax tus genitales se sienten apretados antes de darte una sensación de explosión o liberación. —El pilar carcajeo ruidosamente. —Aunque lo que te digo es poco comparado a experimentarlo.

Un silencio sepulcral se instaló en la habitación, ambas mujeres tuvieron reacciones completamente diferentes, mientras que Hinatsuru sintió su cuerpo arder en vergüenza, Shinobu sonrió victoriosa al conseguir una respuesta mas acertada a su incógnita, finalmente luego de sufrir unos molestos gritos por parte de Iguro al hacer desmayar a Mitsuri, una jaqueca por no entender que sensaciones causaba ese acto; entendía como se sentía el cuerpo al tener sexo o al menos, poseía un conocimiento mas realista que el que le daban sus libros que se privaban de algunas palabras.

—Fabuloso Uzui─San, agradezco mucho tu ayuda. —Se levantó y haciendo una reverencia, se retiró de la gran casa dejando a la pareja sola. El pilar miró su esposa, que luego de recuperarse lo miro totalmente tímida por todo lo que había dicho, si la pilar insecto era indecorosa, su esposo era un idiota avergonzado.

—Cómo pudiste decir todo eso sin pizca de pudor Tengen.

—Vamos, es un acto tan natural como comer o dormir, ¿por qué la timidez? —Hinatsuru apretó la yukata de su marido, Uzui sonrió ladinamente antes de acostarla sobre el suelo de improvisto colocándose encima de ella.

—¡Tengen! —Reprendió, aunque su riña no duro mucho cuando los labios de su esposo empezaron a besar su cuello y sus manos traviesas, acariciar su cuerpo. —Detente, aquí no...

—¿Cómo que no? ¿no te parece excitante que hagamos el amor en la sala? Nadie puede interrumpirnos... —Se negó a parar, haciéndose una abertura entre el kimono de su mujer para acariciar sus senos, cuyos pezones ya se estaban colocando duros.

—Tengen, Makio y Suma pueden regresar... —Advirtió, sí lo quería hacer al menos que fueran al cuarto, ¿por qué no era un poco más recatado? Un jadeo de placer salió de su boca cuando sintió la boca del hombre bajar por su pecho y encontrarse jugando en uno de sus senos mientras el contrario era acariciado.

—No te angusties por ellas, tardarán en hacer el encargo y si no es así, se pueden unir. —Finalizo, Hinatsuru termino rindiéndose a las caricias, no podía resistirse a él.

Solo esperaba que le diera un respiro de vez en cuando.


—Con que así se siente tener relaciones sexuales, bueno, no es nada del otro mundo, son reacciones naturales. —Finalizó, no entendía que era esa sensación de insatisfacción sí por fin había obtenido la respuesta que tanto deseaba.

Aunque lo que te digo es poco comparado a experimentarlo.

—¿Experimentar, eh?

—¡Shinobu─Sama, ha llegado! —Saludaron sus pequeñas niñas abrazando sus piernas, ella acarició sus cabezas con cariño maternal antes de entrar a la finca seguida de las tres infantes. —El pilar del agua esta aquí, requiere su consulta médica. —Informó Naho confundida, todas ahí se sabían las citas de control de todos los pilares por lo que era extraño que el señor Tomioka se haya adelantado.

—¿Es así? Se ha lastimado supongo, porque aun no es día de su control.

—¡Así es! Eso le dijimos Shinobu─Sama, pero insistió en verla. —Acotó ahora Sumi, frunciendo el ceño. —¿Quiere que le digamos que se retire?

—No es necesario niñas, lo atenderé, pueden ir a jugar. —Declaró despidiéndose para después girar en una esquina y caminar directo hacía su oficina, en la puerta se encontraba apoyado el pilar del agua con los ojos cerrados, seguramente descansando y sus brazos cruzados, dotándolo de una buena vista al hacer ver su cuerpo mas fornido y fuerte que de costumbre.

Una sonrisa coqueta se plasmo en su rostro, y entonces, unos iris de un color violeta tan recóndito como un bosque sin retorno y unos iris color índigo tan profundos como el mar se cruzaron.

04.06.2021

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