Katarina
Being from a young age
Advertencias: fluff. Muerte. Sangre. Pelea.
Tus ojos recorrían todo el bastión, sujetaste mejor el arma en tu cadera mientras la mano del hombre mayor a tu lado se enredaba en tu cintura con una sonrisa y empezaba a caminar. Vigilabas a tu alrededor ignorando su asquerosa mano en tu cintura, deseando en algún momento poder torturarlo como el hacía desde que eras una niña.
Desde que uno de los soldados de alto rango rapto a los niños de tu aldea para convertirlos en sus armas de batalla tu vida y la de todos los demás niños habían sido una pesadilla, muchos habían muerto dando obligados su vida por el. Obligando también a acabar entre ustedes hasta quedar lo más fuertes.
Lo gracioso para ti era que solo cinco de más de cincuenta habían quedado.
Entraron al bastión donde soldados del lugar los recibieron y guiandolos al centro de estrategias. Y en todo ese camino el no había soltado tu cintura y ni tú tu arma. Las puertas del lugar se abrieron dejando ver a seis noxianos dentro, fue donde el te soltó y camino al mayor de mano demoníaca, tu te quedaste en una esquina recargada vigilando a hombre e imaginando cómo lo matarías en algún momento. El sintió tu mirada por lo que solo te llamo con su mano, apretaste tu mandíbula dirigiéndote a el sin bajar la guardia.
Se sentó a una esquina de la mesa, jurarías que viste el destello de tentación para atraerte a el, y que con suerte se contuvo. Solo te quedaste atrás viendo al resto de las personas.
Una tenía el cabello violeta con verde, unos adornos en su cabeza, una mirada y sonrisa que podía hacer ve su malicia.
Otra era mitad víbora, se mostraba levemente desconfiada de la presencia de ambos.
A un costado estaba un hombre con una capucha en su cabeza, ocultando la mitad de su rostro, aún así podías asegurar que estaba irritado.
Finalmente, quien estaba más cerca de Swain e igual que tu, recostada en una pared con una daga en su mano, su cabello largo y rojo intenso, ojos verdes y en su izquierdo adornaba una cicatriz, tenía una leve sonrisa mirando sucesivamente al albino y al hombre hasta que su mirada recayó en ti.
No la apartaste ni ella menos, su mirada se torno maliciosa, tu sonreíste de igual forma guiñando un ojo, la mujer retiro su mirada después de unos minutos cuando la reunión había empezado.
Que mierda
Si antes estabas levemente aburrida ahora era completo, el hombre al que tristemente debías proteger daba ideas estúpidas. Igual que sus entrenamientos.
Podía pelear bien y demás, pero era un inútil egocéntrico que no sabía ni como enseñar a usar un arco. Y justo por ser de las dos mejores te había llevado.
──────Puede bajar la guardia, niña──────Aviso el más alto, lo miraste.
──────Siéntate──────Te ordenó el hombre mirándote con coraje, bufaste largando una sonrisa y sentándose con burla.
Swain siguió explicando y escuchando. Y tú al tener voto cerrado solo te mantenías callada con rabia retenida debido a la intención de la escurridiza mano del hombre en tu pierna dejando caricias con intenciones dobles.
La pelirroja miraba cada detalle de tu rostro adivinando lo que pasaba, la daga en su mano revoloteaba y caía en su mano mirando a Swain nuevamente.
──────¿Y como llevaremos a cabo todo?──────Gruño apretando su mano en tu muslo, apretaste tu mano que estaba justo encima de la mesa.
──────Podrías dejar a uno de tus críos──────Se burlo enfatizando la última palabra, sonreíste reconociendo que de hecho si lo eran.
──────No dejaré a ninguno de mis estúpidos críos──────Riño levantándose──────Nos vamos ahora, Nisha──────Dijo esperando a que te levantarás──────Apúrate Nisha──────Amenazó haciendo que tu cuerpo se tensara un poco.
Suspiraste levantándote caminando al lado del hombre a la puerta.
──────Seria una pena que perdieras la vida.
Interesante.
El hombre se tenso notablemente, retrocediste dos pasos de modo de precaución. Pero aún manteniendo una sonrisa.
──────General. Son mis soldados, además ella no, enviaré a otro en su lugar──────Ofreció acercándose a ti, solo suspiraste casi inaudible poniendo tu mano en tu frente.
A sacar provecho de esto.
Te acercaste a el, específicamente a su oído antes de susurrarle.
──────Si sigues morirás, déjame, estaré atenta y te informaré de todo lo que pase──────Te moviste un poco mirando de reojo a los presentes, LeBlanc observando con una sonrisa──────Y sabes que el general habla enserio.
El pareció pensarlo por unos momentos, viendo el ápice de duda en su rostro antes de responder.
──────Esta bien, general──────Aceptó a duras penas, apretando su mandíbula──────¿Por cuánto tiempo sería?.
──────Yo decidiré por cuánto tiempo──────Fue lo único que contesto mostrando mejor su mano demoníaca. El cobarde a tu lado se estremeció un poco antes de asentir.
──────Ya se puede ir──────Swain dio media vuelta mirando al exterior.
El hombre te miro con cierto recelo y amenaza en su mirar. Casi diciendo "no digas nada", antes de irse escoltado de otros noxianos para cerciorarse de su ida.
Miraste a los demás presentes caminando a una pared y recostándote de nuevo. Sin saber que hacer o decir.
──────Según informes, alguien está haciendo una rebelión──────Comenzó LeBlanc──────Secreta.
──────No tan secreta. Querrás decir──────Interrumpió el más joven.
Solo te mantenías en silencio. Uno de tus brazos cayó a un costado, con mucho disimulo quedando cerca de un cuchillo en tu pierna.
Te quitaste a tiempo cuando una serpiente llegó a ti. Frunciste el ceño mirando a la mitad mujer.
──────Todo lo que escuches aquí es confidencial──────Empezó Swain acercándose a ti──────¿Entiendes a lo que me refiero?.
──────Claro que lo entiendo──────Contestaste cuidadosamente──────Conmigo no hacen falta amenazas, general. Se muy bien mi rango──────Finalizaste, volviendo a tu lugar, está vez con brazos cruzados.
Tal vez le hayas dicho a el hombre que le informarías pero claramente era una mentira para deshacerte por un tiempo de el y planear muchas cosas.
Cortaste la punta de tus dedos para después hacer una larga raja en tu palma, la sangre caía al suelo mientras se la enseñabas al general. Quien solo se mantuvo serio y asintió al final.
Cerraste tu mano por unos segundos para después abrirla y dejarla a un costado.
──────Como decía. Tengo unas sospechas de quienes podrían ser──────LeBlanc seguía mirándote, tu la mirabas de vuelta esperando a que dijera algo, pero simplemente no lo hacía.
──────¿Que tiene que ver con que ella esté aquí?──────Cuestiono la mitad serpiente con su mirada encima tuyo, rodeaste los ojos llevando tu mano sana a tus ojos, restregándolos en busca de calmarte.
LeBlanc solo sonrió un poco levantándose con su cetro en mano, cetro que puso frente a ti. Miraste el objeto y a ella sucesivamente hasta que llevaste tu mano al cetro.
El cetro brillo un poco antes de que la maga se alejara tocando el cetro con esa característica sonrisa en sus labios mientras observaba a Swain.
──────Ella también quiere matarlo──────Le dijo con orgullo volviendo a ver a los hermanos──────No lo entenderán por ahora. Por lo que, pueden retirarse.
Cassiopeia fue la primera en enojarse aún más, mirando con ojos como veneno de su mismo sistema antes de retirarse seguida de Talon, quien solo se resigno a irse por órdenes mayores. La única que quedó fue la primogénita de la familia de las cuchillas quien no se había movido en ningún momento de su lugar, jugando libremente con una de sus tantas dagas.
──────Katarina──────Llamo Swain con su típica mirada apática. Miraste a la pelirroja, quien solo tarareo en respuesta──────Vete.
──────Esto involucra directamente a nosotros. Creo que es mejor que yo me quedé cuando Cassiopeia está botando toxinas y Talon desinteresado esperando una orden directa de ejecución.
Miraste a otro lado queriendo reírte en ese momento, al calmarte miraste a LeBlanc, solo encogiendo tus hombros y asintiendo al final.
──────Bien, sigamos con la conversación──────Interrumpió el juego de miradas de ambos, que miraron a ustedes dos esperando.
──────Según uno de mis infiltrados son dos conspirantes──────Empezaste caminando alrededor de la mesa──────Al parecer con Demacia.
──────¿Quienes?.
──────Uno debe estar en la arena de Draven.
──────¿Y el otro?──────Insistió la ojiverde mirándote fijamente, tu sonreíste recargando tu cuerpo en la mesa.
──────Oh. Estuvo aquí hace unos minutos.
Katarina miro a Swain, quien se mostró impasible ante la información que solo LeBlanc y tú conocían.
──────¿Y porque no lo dijiste antes LeBlanc?──────Pregunto tajante el general mirando a la mencionada, quien solo sonrió.
──────Aún no podemos matarlo──────Respondió simple mientras tú asentías.
Miraste a Katarina, quien no había quitado su mirada de ti. Sus ojos como dagas, el verde de sus iris calando los tuyos marrones mientras seguía jugando con su daga, le sonreíste un poco volviendo tu mirada a Swain.
──────Están aliados a Demacia──────Aseguro LeBlanc con desdén──────Pero no para siempre, solo hasta acabar con sus planes.
──────Darius, Draven, usted general. Los du couteau. Todo aquel que amenace su derrocamiento.
──────Esa es de las razones por las que tomo a todos esos niños.
──────Pretendía que todos los que siguieran vivos, se encargarán de todos ustedes. Y solo menos de cinco quedamos──────Levantándote de la mesa cruzaste tus brazos.
──────Sus planes se vieron frustrados por eso. Y ahora se aliaron a Demacia en un intento desesperado de sentir poder. Ni siquiera Garen o Xin Chao están enterados.
──────Demacia tiene tantos traidores como incluso Jonia o Piltover──────Termino recordando cierto traidor Joniano.
──────General, Nisha y yo podemos encargarnos de unas estrategias, la precaución se debe mantener, según varios espías las rebeliones en el interior y exterior del bastión.
──────Pero le aseguro que son simples soldados estúpidos sedientos de la emoción del poder. De todos ellos me encargaré, con planes que LeBlanc y yo les compartiremos a ambos.
Swain miro a otro lado, pensando la propuesta. No sabiendo de confiar en la maquiavélica o en ti, una asesina raptada y estratega de alto rango en los críos del imbécil traidor.
──────También podrías ser una traidora.
──────Los seguidores de la rosa negra no traicionarían mis órdenes, y Nisha no es la excepción.
El general solo asintió volviendo a pensar, ideas, posibilidades, traiciones, estrategias. Todo.
Y por su mente paso una sería pregunta: ¿Que don especial tenías para que la rosa negra te recibiera?, Aún más siendo LeBlanc, aparentemente, tu tutora. Algo extraño en ella considerando lo traicionera y maldita que podía llegar a ser.
Katarina miro a LeBlanc durante unos segundos antes de mirarte a ti, quien la miraba también con atención.
"La rosa negra exige tantas cosas que agobia, pero siempre es recompensado con la sensación del poder e información que podemos compartir con personajes importantes de Noxus"
Las palabras que alguna vez Cassiopeia le dirigió cuando pregunto un poco de la rosa negra por órdenes de Swain resonaron en su mente, ahora dudando de muchas cosas.
──────Es notable que necesitan tiempo para pensarlo. Por lo que tienen tiempo hasta mañana después del amanecer para responder a la propuesta que nosotras ofrecemos.
──────Ahora, Nisha y yo debemos asegurarnos de que está haciendo Reider en estos momentos──────LeBlanc se levantó de su asiento, caminando a ti y pasando de largo, sabiendo que tenías en claro lo que debías hacer.
──────Cuando sepan dónde está Vladimir, por favor informarme──────Pediste dándote vuelta y caminando hasta LeBlanc.
──────Como siempre, son asuntos de la rosa negra──────Menciono saliendo de la sala de reuniones junto a ti──────Te voy a advertir de algo, Nisha. No confíes en Swain, y sigue actuando frente a Cassiopeia, no debe enterarse de esto.
──────He actuado frente a ella por más de siete años, se muy bien como hacerlo. Debemos hablar con Vladimir y ver si de tantos tesoros tiene lo que necesitamos.
──────Si. ¿Y que recompensa le daremos? ¿Cuál podría pedir?, Vladimir es inigualable y exigente con sus recompensas, niña.
──────LeBlanc, se muy bien que entregarle a Vladimir.
──────¿Algún humano o tu propia persona?──────Pregunto con desdén y malicia en su tono, tu solo guardabas silencio.
──────Sabes que no soy cómo la propia Cassiopeia──────Finalizaste tomando un libro del estante de la biblioteca, abriéndolo y pasando las páginas.
──────Bien, ahora debemos ver qué está haciendo el imbécil.
LeBlanc sonrió por milésima vez en el día, conjurando un hechizo mientras tú ponías tu mano herida entre sus manos. Dándote la oportunidad de ver al desgraciado y sus movimientos.
Te escabulliste por la oscuridad del bastión mientras los guardias noxianos cotilleaban entre ellos sin darse tiempo de ver a sus alrededores y notar tu escape.
Eran altas horas de la noche, llevabas en tus manos un cuchillo y dirigiéndote donde LeBlanc te había asegurado estar quien debías manipular o matar. Coquetear o torturar. Una de ambas pero que soltara información valiosa para la rosa negra antes de padecer ante ti.
Lograste ocultarte a tiempo cuando Darius paso por ese pasillo, conteniendo la respiración cuando el paro y miro a todos lados, sin querer irse.
──────¡General!.
Darius miro atrás suyo, donde unos soldados estaban esperando a que se acercara, el azabacge se fue a paso lento, soltaste el aire contenido en tus pulmones, esperando unos segundos antes de volver a salir. Tus pasos sigilosos, el pequeño destello que el acero del cuchillo hacia distintos lados, tus ojos analizando cada detalle y tu mente en el mismo lugar; la rosa negra, Reider junto tu venganza, y los hermosos ojos esmeralda de cierta pelirroja.
Sacaste la réplica de las llaves que un servidor de la rosa negra había creado, abriendo cada una, nunca sabiendo si en algún momento cambiarían a los prisioneros para evitar algún estúpido, insignificante y debilucho accidente. Pero no duró mucho, cuando ibas por la cuarta puerta un cuchillo paso justo por tu pómulo, cortando un poco y sintiendo el espeso liquido carmín salir.
Rodeaste tu cabeza un poco para ver al responsable, encontrando la sonrisa engreída de Katarina así como el otro cuchillo entre sus dedos. Suspiraste guardando las llaves y tomando el cuchillo incrustado en la pared de piedra.
──────¿Porque la agresividad, Katarina?──────Cuestionaste analizando la hoja del cuchillo.
──────¿Que crees que hacías, idiota?.
Sonreíste aún más lanzandole el cuchillo de nuevo pero sin ninguna intención de atacar, solo devolver. Sacaste las llave abriendo la puerta y cerrándola antes de caminar a otra.
──────Si le vas a decir al general, hazlo──────Dijiste volviendo a cerrar la puerta.
Solo que esta vez ella te acorraló contra la puerta, su rostro a centímetros del tuyo y su mano justo al lado de tu cabeza.
──────No hay nadie cerca──────Susurro guiñando un ojo y tomando las llaves aún cuando la sostenidas fuertemente──────¿A quien buscabas?.
──────No te es de incumbencia──────Dijo extendiendo su mano──────Tengo un deber que acatar.
──────Y yo quiero saberlo. Exijo saberlo.
Solo guardaste silencio, no sabiendo muy bien que hacer. Estabas segura de que LeBlanc ya se enteró de esto y no haría nada.
──────Bien. Entonces sabrás dónde está Douner ──────Dijiste ya caminando nuevamente.
──────Tal vez──────Dijo vagamente meciendo las llaves en su mano, la miraste cansina, esperando a que ya dejara los juegos──────¿Que pasa, niña?.
──────... Mis ganas de arrancarte una oreja me están tentando. Así que deja los juegos, sabes que como la mayoría aquí, es mejor no crear molestias... Leblanc pega sus mañas ──────Bufo moviéndose a otra puerta, mirando por el hueco de la cerradura pero no sé lograba ver nada.
LeBlanc, maldita hija de...
──────Oye niña. Es aquí.
Miraste a la pelirroja, quien estaba recostada a la piedra que daba inicio a la puerta, puerta que señalaba con burla. Caminaste hasta ella, viendo por la cerradura, cerciorando sus palabras.
──────¿Vas a pedir algo?──────La pregunta salió mientras tomabas el pomo de la puerta y las llaves que ella te extendía. Katarina sonrió.
──────Sera un favor que cobraré después niña.
Asentiste sin mucho ánimos, miraste alrededor antes de entrar a esa habitación.
──────Algo me dice que no me va a gustar lo que vas a decir──────Suspiraste viendo a LeBlanc que mantenía una sonrisa en su rostro, analizaste sus facciones tratando de descifrar que iba a hacer o decir.
──────En territorios piltovianos se encuentra un cofre con los libros que Vladimir exijio a cambio de información.
──────¿Vamos a creer que va a hablar?.
──────Claro que no, Nisha. Parece que estás de malhumor.
──────No han sido buenos días para mí.
──────Pronto lo soltaran, ahora como siempre, estás bajo observación y al parecer dejaran de custodiarte, ya obtuvieron lo que querían.
──────Pues si──────Suspiraste enderezándote en la silla──────Dime, ¿Que debo hacer?.
──────Ir a ese territorio, pero te aviso que estará protegido y también que no irás sola.
──────¿Quién?──────Preguntaste ya ligeramente estresada.
──────Katarina.
Te quejaste por lo bajo viéndola a los ojos.
──────¿No podía ser Cassiopeia o Talon?.
──────Veo que te llevas mejor con ella y de verdad necesitamos tener el cofre lo más antes posible. Además. Esta misión pensaba en otorgársela a Cassiopeia, pero creo que mejor a ti.
──────Cuanta confianza. Y responsabilidad.
──────Exactamente, no me falles──────Dijo moviendo su cabeza, con su burlesca sonrisa. Asentiste levantándote.
──────¿Dónde está Katarina?.
──────En las mazmorras.
Te fuiste de la sala caminando directo a las mazmorras con intención de ir por el maldito cofre y volver. Escuchaste unos quejidos y después gritos, junto al satisfactorio ruido se la sangre chapotear contra el suelo, esperaste recostada en la pared, mirando a distintos lados y poco después la pelirroja salió limpiando su cuchilla en la chaqueta de cuero que cargaba.
──────Vienes por la misión que LeBlanc dijo ¿Cierto?.
──────Así es──────Contestaste caminando al lado de ella, la mirabas por el rabillo del ojo, cerciorandote de que no va a atacarte. Se notaba enojada incluso estresada.
──────Bien, hagamos esto rápido, niña.──────Ella se adelantó unos pasos haciendo que bufaras.
──────Por mi excelente, anciana.
La pelirroja dejo salir lo que parecía una risa sarcástica, tu solo caminaste a su lado viendo a soldados por doquier hasta que una paso justo al frente y cruzaron miradas, Samira asintió con su cabeza mientras se acercaba un poco antes de susurrar palabras tan significativas para ellas y la rosa negra. Una especie de saludo en el que se involucraba directamente la rosa negra, casi alabándola.
Siguió su camino está vez con el arma que la mujer le había entregado para que todo saliera tal y como esperaban. Porque ese cofre lo valía todo tanto para Noxus como para la rosa negra.
Katarina miro con brazos cruzados tu interacción con la rosa del desierto, impacientándose hasta que llegaste a su lado con un arma en manos, sonreíste adelantándote dos pasos revoloteando el objeto de arriba hacia abajo, la pelirroja rodeo los ojos siguiéndote de cerca, ya lo suficientemente frustrada cómo para rechazar de último momento la misión, pero sabiendo que si lo hacía, perdería la maldita oportunidad de conocer más sobre la rosa negra, y a ti.
Llegaron hasta el limite noxiano del sur, mirando al barco con destino a Piltover, miraste a Katarina guardando el arma y avanzando hasta uno de los hombres del barco, susurrando un par de palabras, antes de que el se fuera embelesado hasta el interior del barco.
──────Ya está──────Comentaste caminando una vez ella llego a su lado, entrando directamente a la cubierta.
──────Mientras mas rápido sea mejor.
──────Coincido.
Caminaron con sigilo por los arboles, viendo a los Piltovianos avanzar con el cofre, Katarina balanceaba una cuchilla mientras se recargaba en el árbol y tu observabas el perímetro y las armas de ellos.
──────Son del escuadrón de la mujer Ferros.
──────No será tan difícil.
──────Nunca subestimes a los obstáculos──────Dijiste volteando a verla──────Y lo sabes.
──────Eres igual al estúpido Douner──────Ataco levantándose.
──────Si bueno, pasar toda una vida con el es... Manipulante para la personalidad──────Te encogiste de hombros levantándote de igual forma──────Tu eres igual al general, tu padre.
──────Yo estoy, orgullosa. Tu, no tanto.
──────No negare eso. Pero tu, dudaste de tus palabras──────Contradecirte retrocediendo un paso cuando ella avanzo dos, Katarina sonrió amargadamente acercándose mas y mas, hasta estar sus cuerpos casi juntos y rostros demasiado cerca, tanto que sentía la respiración de la otra──────Ese método lo usaba el general, intimidación a través de la mirada y estatura. A el nunca le fallaba, a ti, te fallo hoy.
──────Mejor recojamos lo que nos encargaron antes de que lo lleven a Piltover nuevamente.
──────Al fin dices algo coherente.
Ambas saltaron por los arboles, viendo tras ellas de vez en cuando para cerciorarse de no ser seguidas. Choco con Katarina cuando paro en seco, miraste la dirección que ella señalaba, notando a la mujer ferros observar al escuadrón.
──────¿Tu yo yo?.
──────Yo──────Respondió de inmediato preparando sus cuchillas antes de transportarse, sonreíste saltando por dos arboles antes de lanzar tres bolas de humo y crear una distracción, escuchando el ruido de batalla de Camille y Katarina.
Acabaste con tantos policías aparecieron en frente, llegando al cofre. Miro atrás de ella, esquivando el ataque de Camille y desviando los ataques antes de sacar una daga y clavarla en su piel hecha acero, viéndola quitarse la daga y voltear para atacarte, no encontrándote ni a ti ni a Katarina.
La pelirroja vio a Camille caminar frustrada al cofre, frunciendo el ceño para después verte, aun teniéndote en sus brazos encima de un árbol.
──────Dime que tomaste la cosa.
──────Si tome la cosa, Katarina.
──────Bien.
Lanzo una cuchilla a un árbol, transportándolas a ambas constantemente hasta llegar al punto de ida. Bajaron de los arboles ocultando esa cosa en la capucha de Katarina y avanzando hasta el barco, donde dieron la orden de irse de inmediato.
Mirabas el mar junto al atardecer, con la cosa en manos analizándola bien, pensando que función tenía para que Vladimir lo exija a cambio de lo que la rosa negra desea para Noxus y su propio bien. Katarina camino hasta ti, recargándose en el barandal viendo el objeto.
──────¿Aun no le consigues una función?.
──────No──────Suspiraste ligeramente tendiéndoselo──────Intenta ver, tal vez tu mente funcione mejor que la mía en estos momentos.
Katarina tomo el objeto, viéndolo repetidas veces antes de mirar el suelo, pensando. Esperabas pacientemente su respuesta, pero aun no hablaba, simplemente saco una daga e hizo el amague de hundir la misma, solo que lo impediste tomando su muñeca con firmeza.
──────Creo saber cual es su función, niña.
──────Solo procuro que no lo dañes, porque si es así, no tendremos lo que necesitamos──────Dijiste viendo a Katarina acercar su rostro al tuyo.
──────No lo voy a dañar, niña estúpida.
Sonreíste un poco afirmando mas el agarre, acercándote mas a ella, mirando sus ojos directamente.
──────Ten cuidado──────La soltaste retrocediendo un poco, Katarina solo sonrío molesta, antes de meter el cuchillo en un ligero hueco antes de impulsarlo hacia arriba, abriendo un compartimiento──────¿Ves?.
──────No estoy ciega──────Contesto rodando sus ojos, viendo el interior de ese objeto──────Tiene un mecanismo antiguo, lo favorito de Vladimir──────Murmuro tomando una especie de piedra y guardándola──────Que inteligencia la de una pelirroja anciana.
──────Hablo una mocosa que no se dio cuenta de algo tan fácil.
Katarina cruzo sus brazos después de entregarte el objeto, mirando el mar mientras tu guardabas esa cosa. Te acercaste mas a ella, llamando de nuevo su atención, siguiendo el juego de miradas, con una ligera sonrisa cada una.
Una mirada que acabo en otra cosa, volviéndose un sentimiento, que fue mutuo con el pasar de los meses.
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