𝑭𝑶𝑼𝑹𝑻𝑬𝑬𝑵
Los pueblerinos habían llegado al lugar cual rayo, la noticia de que iban a ejecutar a una persona homosexual había llegado a oídos de todos y al tener una sospecha de quien era, asistieron al lugar para ver qué sucedía. Fué una sorpresa para todos encontrar al encantador Yang Jungwon a punto de ser quemado en vez de a Park Jongseong, y los rostros de todos no se esforzaron en disimular la sorpresa y el asco que estaban sintiendo en esos momentos.
— Bien, terminemos esto de una vez — habló una de las autoridades, quien sacaba un escrito dispuesto a leerselo al público una vez más — Por haber cometido un acto de sodomía, haber irrumpido el ciclo de reproducción del ser humano e ir en contra de los mandatos de Dios, se castiga a Yang Jungwon con la muerte en la hoguera — finalizó bajando la hoja — Que el demonio que lleve dentro se queme y vuelva al infierno donde pertenece —.
Un grupo ya conocido para Jungwon fué el encargado de bañarle a él y a las ramas a su alrededor de un líquido que ayudaría al fuego a expanderse. Jaeyoon, Niki y Heeseung hacían su trabajo con una sonrisa malévola mientras escuchaban los insultos que Jungwon recibía por parte del pueblo.
— Espero no verte a ti y a Park en el cielo, marica — dijo Jaeyoon a Jungwon.
— Tranquilo que no nos verás allá, y sabemos que tu tampoco eres merecedor del cielo, así que te espero con ansias allá en las llamas del infierno, Shim — contestó Jungwon mirando como el chico se iba con un rostro de pocos amigos.
La brisa que la naturaleza mandaba, se encargó de golpear ligeramente el mojado cuerpo de Jungwon causándole un pequeño escalofríos. Yang miró la vista que tenía desde su lugar: un rosado-anaranjado pintando todo el cielo, las aves revoloteando sobre un sol que lentamente iba ocultándose en la tierra y los árboles balanceadose de un lado al otro, dando un majestuoso vals al compás del viento.
Aquella vista le faltaba algo para que fuera perfecta, y de eso se encargó Jungwon al imaginarse a Jongseong a su lado, tomándole la mano mientras le repetía cuantas veces lo amaba. Ahora si era perfecta.
El fuego hizo su primer contacto con las ramas, ahora era cuestión de esperar un poco para que consumiera por completo la plataforma. Los pies descalzos de Jungwon comenzaron a sentir rápidamente como el suelo ardía cada vez más y más, el joven chico había comenzado a sudar gracias al calor de su alrededor y las llamas del fuego se iban haciendo más grandes cada vez más y más.
Tanto humo le estaba marcando y al ser lo único que podía respirar comenzó a tocer, su cabeza se alzaba todo lo que podía con la esperanza de obtener algo del aire puro de aquella brisa, sin embargo esta misma se encargó de traicionarlo al impulsar con sus vientos el fuego, provocando que se hiciera más grande. Cuando la esperanza ya se había agotado, llegó él, Jongseong apareció entre las llamas del fuego y con un brazo cubriendo su boca y nariz fué rápidamente hasta Jungwon.
— Tranquilo amor, estoy aquí...— dijo Park mientras intentaba cortar o desamarrar la soga que ataba a Jungwon y le impedía moverse.
Yang se encontraba asustado, ignoró la pregunta sobre qué hacía su pareja aquí, sino que se concentró más en la velocidad con la que las llamas aumentaban, no pensaba que Jongseong lograra poder salvarlo y le preocupaba que él muriera.
— Jongseong, aléjate... ¡Vas a morir! — pero el muchacho hacía oídos sordos y continuaba luchando con aquella soga.
Jaloneaba, tiraba, pasaba aquella navaja múltiples veces y la soga parecía no querer cortarse. Jongseong pudo ver de reojo a los guardias que rodearon la hoguera, seguramente intentarían sacarlo de ahí.
— ¡SALGA INMEDIATAMENTE DE AHÍ! ¡ES UNA ORDEN! — gritó el guardia al mando.
— ¡JONGSEONG, CUIDADO CON EL FUEGO! — gritó está vez Jungwon, quien comenzó a tocer por el humo que se colaba en sus pulmones.
Park cubrió su nariz y boca con su brazo, el humo estaba aumentando cada vez más y más, la vista de ambos chicos estaba nublada y ardía mucho, las esperanzas parecían desaparecer poco a poco.
"Vamos Jongseong, esto aún no acaba"
El muchacho reunió todas las fuerzas que le quedaban y en un solo movimiento, finalmente pudo cortar la soga que aprisionaba el cuerpo de Jungwon. El menor cayó en los brazos de Jongseong y este se encargó de levantarlo para poder salir de ahí.
Pero el fuego... El fuego parecía impedir que las almas de esos chicos salieran.
Los pueblerinos estaban en total shock por lo que veían sus ojos, explicar con palabras las emociones que sentían era imposible.
— Joder — murmuró Jongseong al ver que no tenía salida.
— Mi amor... — llamó un débil Jungwon al mayor — S-Se acabó... No podemos salir... —.
Las lágrimas de Park no tardaron en salir, habían estado tan cerca...
— No llores, porfavor... — dijo Jungwon mientras sus manos le proporcionaban al contrario débiles caricias en su mejilla — Diste tu mayor esfuerzo, no te culpes —.
Jongseong esta vez no rechistó, se dejó caer con el cuerpo de Yang en brazos y se recostó en el gran tronco que ya estaba sintiéndose cada vez más calientes. Ambos chicos miraron hacia el cielo, el hermoso cielo rosado era opacado por las rojizas llamas del fuego.
— Fué bonito conocernos, ¿Verdad? — habló con nostalgia Jungwon para luego tocer nuevamente por el humo.
— L-Lo fué... Sin dudarlo... Gracias por ser parte de mi vida — Jongseong comenzó a sentir que sus fuerzas se iban, pero aún así intento mantener a Jungwon en sus brazos — Jungwon...— llamó al menor.
— Jongseong... — contestó el chico mientras comenzaba a cerrar los ojos.
— Hagamos lo posible para que nuestras almas se encuentren en una próxima vida... — finalizó para también comenzar a cerrarlos.
Las llamas del fuego finalmente los alcanzaron y en menos de un segundo consumió el cuerpo de dos personas que fueron acusados únicamente de amarse, acusados de disfrutar de un amor tan puro e inocente que fué rechazado por muchos por ser diferente al usual.
Pero el universo es demasiado sabio, se da cuenta cuando un alma merece más de lo que vivió en su vida pasada y se encargaría de recompensarlo en una futura vida.
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