𝙏 𝙚 𝙘 𝙖 𝙩 𝙡 𝙘 𝙤 • 𝙞 𝙣 𝙞 𝙘 • 𝙅 𝙖 𝙥 𝙤 𝙣
𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀:
Estɑ histoɾiɑ contiene comentɑɾios sugeɾentes,
humoɾ negɾo ocɑsionɑl, spoileɾs γ modismos mexicɑnos.
Leeɾ bɑjo su pɾopiɑ ɾesponsɑbilidɑd.
Diez meses después
Narra Yeyetzi:
Desperté lentamente, sintiendo la pesadez de la resaca en mi cabeza. Recordé vagamente la fiesta de despedida que Yaritzi había organizado para mí la noche anterior. Aunque apreciaba su intención de hacer que mi partida fuera memorable, ahora me lamentaba un poco haberme dejado llevar demasiado.
La música retumbaba en el salón mientras mis amigos y compañeros de clase se reían y bailaban alegremente. Yaritzi había decorado el lugar con globos y luces brillantes, creando un ambiente festivo y lleno de energía. Todos estaban emocionados por mi próximo viaje a la U.A., y la atmósfera era contagiosa.
Rodeada de amigos, me sumergí en la celebración. La música animada y el bullicio de las conversaciones llenaban el aire. Brindamos, bailamos y compartimos risas, dejando atrás por un momento las preocupaciones y los desafíos que nos esperaban.
Con cada sorbo de la bebida que tenía en la mano, me sentía más relajada y feliz. Me dejé llevar por el ambiente festivo y me uní a mis amigos en la pista de baile, moviéndome al ritmo de la música. Cada paso y giro era un recordatorio de los momentos compartidos con ellos, y sentí una mezcla de gratitud y nostalgia.
El tiempo pasó rápidamente, y la fiesta continuó enérgicamente hasta altas horas de la noche. Las risas y los abrazos se entrelazaron, creando recuerdos inolvidables. Pero a medida que la noche avanzaba, me di cuenta de que había perdido la noción de cuánto había bebido.
Estaba algo borracha, y tuve uno que otro beso con algunos chicos. También recuerdo perfectamente como tenía alguna que otra actividad apasionada en la cama con un chico.
Recuerdo haber estado en la cama haciendo una actividad apasionada con un chico, sentía sus besos en mi cuerpo.
Mi mente se llenó de imágenes borrosas y fragmentos de recuerdos mientras trataba de reconstruir lo que había sucedido. Recordé sus labios recorriendo mi piel, su aliento cálido y sus manos recorriendo todo mi cuerpo.
Mientras me acariciaba sensualmente, sus manos exploraban suavemente cada centímetro de mi piel. Sentí una mezcla de emoción y confusión, sin saber si quería que esto terminara o continuara. Su toque fue tan hábil, evocando fuertes sensaciones en todo mi cuerpo que me dejaron sin aliento y ansioso por más. La habitación se llenó con el suave sonido de nuestra respiración mientras continuábamos explorando los cuerpos del otro en una neblina de placer y pasión. Con cada beso, caricia y caricia, la línea entre el deseo y la desorientación se volvió más borrosa hasta que ambos alcanzamos el clímax juntos, envueltos en los brazos del otro. Fue una experiencia embriagadora que dejó a ambas partes satisfechas sin medida.
El sonido de la pasión llenó el aire mientras ambos se rendían al placer que consumía sus cuerpos. Mis gemidos se mezclaron con sus gruñidos, creando una intensa sinfonía de deseo que resonó a mi alrededor. Era una expresión cruda y primaria de conexión humana a la que parecía imposible resistirse o negarse. A medida que la intensidad crecía, se enterró más profundamente en mi, llenándome completamente con cada golpe. Envolví mis piernas alrededor de él, acercándolo y entregándome completamente a los placeres que nos envolvían a ambos.
Ambos estábamos perdidos en el éxtasis del momento, completamente inmersos en las apasionadas sensaciones que corrían por nuestras venas. El tiempo pareció detenerse mientras nos deleitábamos con los cuerpos del otro, saboreando la conexión cruda y primaria forjada entre dos extraños. Finalmente, después de una serie de poderosas embestidas, alcanzó su clímax en lo más profundo de mí, enviando oleadas de placer en cascada a través de ambos cuerpos.
Me levanté de la cama con cuidado, tratando de calmar el dolor de cabeza. Busqué mi teléfono para revisar la hora y me di cuenta de que ya estaba un poco tarde. Tenía que hacer los últimos preparativos antes de mi viaje a Japón.
Decidí tomar una ducha rápida para refrescarme y despejar mi mente de lo sucedido la noche anterior. Mientras el agua caliente caía sobre mí, reflexioné sobre todo lo que había sucedido en los últimos diez meses. Habíamos tomado medidas adicionales para protegernos y mantenernos seguras, habíamos encontrado un familiar cercano dispuesto a cuidar de mi abuela, pero de todos modos, Yaritzi se ofreció a estar al pendiente de ella para que no me preocupara, y ahora me encontraba a punto de embarcar en una nueva aventura en la U.A.
Una vez que salí de la ducha, vestí ropa cómoda y me dirigí a la cocina. Necesitaba algo de desayuno para ayudar a aliviar la resaca. Mientras preparaba un ligero desayuno, Yaritzi apareció en la cocina con una sonrisa en el rostro.
—Buenos días, dormilona. ¿Cómo te sientes?
Le lancé una mirada cansada y sonreí débilmente.
—No muy bien, pero sobreviviré. Gracias por la fiesta de anoche, aunque creo que me pasé un poco
Yaritzi rio y se sentó a mi lado.
—Eso es lo que pasa cuando mezclas diferentes tragos sin control. Pero al menos te divertiste, ¿verdad? -alzó las cejas de manera pícara.
Asentí mientras comía un poco de fruta, sonrojándome un poco.
—Sí, fue divertido. Gracias por hacerlo especial antes de que me vaya. No puedo creer que me vaya a Japón en unas horas. Es emocionante y aterrador al mismo tiempo.
Yaritzi puso una mano reconfortante sobre la mía.
—Lo sé, amiga. Pero estoy segura de que te irá genial. Serás una gran estudiante en la U.A. y estoy orgullosa de ti. Además, estaremos en contacto todo el tiempo. No importa la distancia, siempre seremos amigas
Sonreí, agradecida por su apoyo incondicional.
—Gracias, Yaritzi. Significa mucho para mí. Y no te preocupes, estaremos en contacto todo el tiempo. Además, cuando vuelva de Japón, tendremos muchas historias que compartir.
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Continué empacando mis pertenencias en la maleta, asegurándome de no olvidar nada importante. Revisé mi lista una vez más para confirmar que tenía todo lo necesario para mi estadía en Japón. A medida que doblaba la ropa y organizaba mis artículos personales, mi emoción comenzó a mezclarse con cierta aprehensión.
Mientras guardaba mi ropa en la maleta, mi mente divagaba en los desafíos que enfrentaría en la U.A. Como estudiante de intercambio, sabía que tendría que adaptarme a un nuevo entorno, hacer nuevos amigos y enfrentar rigurosos entrenamientos como aspirante a héroe. Aunque estaba emocionada por esta oportunidad, también sentía cierta presión y nerviosismo.
En ese momento, Yaritzi se acercó y me ofreció ayuda.
—¿Necesitas ayuda con algo, Yeyetzi?
La miré con gratitud y asentí.
—Gracias, Yaritzi. ¿Podrías ayudarme a cerrar la maleta? Creo que ya está lista
Yaritzi se acercó y juntas cerramos la maleta, asegurándonos de que todo estuviera en su lugar.
—Listo, todo está empacado. Estoy segura de que te irá genial en la U.A., Yeyetzi. Serás una gran estudiante y una increíble heroína
Sonreí, agradecida por sus palabras de aliento.
—Gracias, Yaritzi. No podría haber llegado hasta aquí sin tu apoyo. Eres una gran amiga y siempre estaré agradecida por eso
Nos abrazamos, fortaleciendo nuestra amistad antes de mi partida.
—Mantente en contacto, ¿de acuerdo? Quiero saber todo sobre tus aventuras en Japón y tus experiencias en la U.A
Asentí con una sonrisa.
—Definitivamente, estaré en contacto contigo todo el tiempo. No importa la distancia, siempre seremos amigas
La puerta fue abierta y mi abuela entró. Mi abuela entró en la habitación, mirando la escena con una sonrisa amorosa en su rostro. Era reconfortante verla allí, lista para despedirme y brindarme su apoyo.
—Yeyetzi, mi nieta valiente. Estoy tan orgullosa de ti por esta oportunidad que tienes. Sé que te irá muy bien en Japón y en la U.A. Estaremos aquí esperando tu regreso y rezando por tu seguridad y éxito
Me acerqué a ella y la abracé con cariño.
—Gracias, abuela. Significa mucho para mí tener tu apoyo. Te voy a extrañar mucho, pero prometo mantenerte al tanto de todo y volveré con muchas historias para compartir contigo.
Mi abuela me acarició el cabello con ternura.
—Siempre estaré aquí para ti, mi niña. Ve y persigue tus sueños. No tengas miedo, confío en ti y en tu capacidad para enfrentar cualquier desafío que se te presente.
Con lágrimas en los ojos, nos despedimos una vez más. Sabía que dejaba a mi abuela en buenas manos, con Yaritzi y su familia cercana para cuidarla. Me sentía agradecida por tener a personas tan maravillosas en mi vida.
Finalmente, llegó el momento de partir. Cargué mi maleta y me despedí una vez más de Yaritzi y mi abuela. Con emociones encontradas, me dirigí hacia la puerta, lista para embarcar en esta nueva aventura en Japón y en la U.A.
El camino por delante sería desafiante, pero estaba llena de determinación y entusiasmo. Sabía que con el apoyo de mis seres queridos y la fuerza que encontraba en mí misma, podía enfrentar cualquier obstáculo y alcanzar mis metas.
—Las haré sentir orgullosas
Con ese pensamiento en mente, cerré la puerta detrás de mí y me dirigí hacia el siguiente capítulo de mi vida.
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En el aeropuerto, me encontré con un ambiente animado y bullicioso. La emoción se palpaba en el aire mientras los pasajeros iban y venían, preparándose para sus viajes. Me registré y pasé por el control de seguridad, asegurándome de tener todos mis documentos en orden.
Mientras esperaba en la sala de embarque, observé a las personas a mi alrededor. Había viajeros de diferentes partes del mundo, cada uno con su propia historia y destino. Me sentí inspirada por la diversidad y la sensación de aventura que llenaba el lugar.
Finalmente, llegó el momento de abordar el avión. Tomé mi asiento y me acomodé, dejando que la emoción y los nervios se mezclaran en mi interior. Miré por la ventana y vi cómo el avión se alejaba lentamente de la puerta de embarque, listo para despegar.
A medida que el avión tomaba altura y se adentraba en el cielo, sentí una oleada de determinación y gratitud. Estaba dejando atrás todo lo conocido y familiar, pero también estaba abriendo las puertas hacia un mundo de posibilidades y crecimiento personal.
Mientras el avión se alejaba de mi hogar, me prometí a mí misma aprovechar al máximo esta oportunidad. Estaba dispuesta a enfrentar los desafíos, superar mis límites y convertirme en la mejor versión de mí misma.
Con cada kilómetro que dejaba atrás, mi corazón se llenaba de anticipación y emoción. Sabía que este viaje a Japón y mi experiencia en la U.A. serían un hito en mi vida, un capítulo lleno de aprendizaje, amistades y descubrimientos.
El avión continuó su vuelo, llevándome hacia un nuevo comienzo. Mientras miraba por la ventana y veía las nubes pasar, me sentí llena de esperanza y determinación. Estaba lista para enfrentar lo desconocido y convertir mis sueños en realidad.
Y así, con el corazón lleno de sueños y la mente abierta a las infinitas posibilidades, me adentré en el horizonte, lista para escribir mi propia historia en la U.A. y en el emocionante mundo de los héroes.
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El vuelo hacia Japón fue largo, pero emocionante. Mientras observaba las nubes desde la ventana del avión, sentía una mezcla de nerviosismo y anticipación. Me preguntaba cómo sería mi vida en la U.A., cómo serían mis compañeros de clase y qué desafíos me esperarían.
Finalmente, el avión aterrizó en el aeropuerto de Tokio. Salí del avión y seguí las indicaciones para llegar a la zona de recogida de equipaje. Una vez que recuperé mi maleta, me dirigí a la salida, donde estaba programado que me encontrara un representante de la U.A. para llevarme a donde sería mi lugar de estadía, es decir, el apartamento donde me iba a quedar.
Busqué entre la multitud hasta que encontré a alguien sosteniendo un cartel con mi nombre. Me acerqué y nos presentamos mutuamente. El representante de la U.A. era amable y me dio la bienvenida, asegurándome que me guiaría durante mi estancia.
En el camino hacia mi apartamento, me impresionó la belleza de la ciudad de Tokio. Los rascacielos, las luces brillantes y la energía vibrante creaban un ambiente único. Sentí una mezcla de emoción y asombro mientras nos adentrábamos en la ciudad.
El representante de la U.A. me habló sobre la vida en Japón y me dio algunos consejos útiles. Me explicó cómo funcionaba el sistema de héroes en el país y cómo la U.A. era una de las instituciones más prestigiosas para el entrenamiento de héroes. Me sentí aún más motivada al escuchar sobre las oportunidades que se presentarían en la U.A. y la importancia de esforzarme al máximo.
Finalmente, llegamos a mi nuevo apartamento. Era acogedor y tenía todo lo que necesitaba para vivir cómodamente durante mi estadía. El representante de la U.A. me mostró las instalaciones y respondió a todas mis preguntas. Me sentí agradecida por su amabilidad y disposición para ayudarme en mi transición a la vida en Japón.
Después de instalarme en el apartamento, me tomé un momento para asimilar todo lo que había sucedido. Estaba lejos de casa, en un país extranjero, pero también estaba emocionada por las oportunidades que se avecinaban. Sabía que tenía mucho trabajo por delante, pero estaba lista para enfrentar los desafíos y convertirme en la mejor heroína que pudiera ser.
El cansancio comenzó a ganarme, y me dirigí a la que ahora era mi habitación, quedándome completamente dormida una vez me recosté en mi cama. No me preocuparía durante estos momentos, el examen de admisión sería dentro de una semana, por lo que podría relajarme un poco.
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Recuerdo despertar después de un sueño reparador y abrir los ojos con renovada energía. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina, donde preparé un desayuno ligero pero nutritivo para comenzar el día. Mientras saboreaba mi comida, reflexioné sobre el emocionante camino que tenía por delante.
Sabía que la U.A. sería un desafío exigente, pero también una oportunidad para crecer y desarrollar mis habilidades como heroína. Estaba decidida a aprovechar al máximo cada momento y aprender de los mejores.
Decidí por limpiar y terminar de acomodar las cosas en mi nuevo apartamento. Quería asegurarme de tener un espacio acogedor y ordenado donde pudiera concentrarme en mis estudios y entrenamiento.
Después de ordenar mis pertenencias y hacer una lista de las cosas que necesitaría comprar, salí rumbo a las tiendas cercanas. Mientras caminaba por las calles de Tokio, absorbí la energía de la ciudad y me maravillé con la cultura y la vida cotidiana.
Compré los suministros necesarios para mi apartamento, como utensilios de cocina, productos de limpieza y algunos elementos decorativos para personalizar mi espacio. También aproveché para explorar un poco y conocer los alrededores de mi nuevo hogar.
Cuando regresé al apartamento, me puse manos a la obra y comencé a limpiar y organizar cada habitación. Sentí una sensación de satisfacción a medida que veía cómo mi apartamento cobraba vida y se convertía en un verdadero hogar.
Me fui a dormir esa noche con la satisfacción de haber creado un espacio acogedor y con la certeza de que estaba preparada para comenzar este nuevo capítulo de mi vida. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba lista para enfrentar cualquier obstáculo que se cruzara en mi camino y convertirme en la heroína que siempre soñé ser.
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Desperté unas horas después por el sonido de una alarma, revisé mi celular y me di cuenta de que eran las doce de la madrugada. Me levanté de la cama y me vestí en mi traje de vigilante.
Después de vestirme y asegurarme de tener todos mis equipos y herramientas necesarias, salí de mi apartamento en Tokio. Sabía que tenía que ser cauteloso y respetar las leyes y regulaciones locales mientras llevaba a cabo mi trabajo de vigilante en un país extranjero.
Caminé por las calles de la ciudad, observando mi entorno con atención. Aunque Japón era un lugar desconocido para mí, me sentía emocionada por la oportunidad de explorar nuevos territorios y enfrentar desafíos en un entorno diferente.
Durante mi patrulla nocturna, me encontré con una serie de situaciones que requerían mi intervención. Desde pequeños robos hasta situaciones de peligro, me esforcé por hacer mi parte para mantener la seguridad de quienes me rodeaban.
A medida que avanzaba la noche, me di cuenta de que mi trabajo como vigilante en Japón presentaba nuevos desafíos y oportunidades de aprendizaje. Las tácticas y enfoques que había desarrollado en México necesitaban adaptarse a este entorno culturalmente distinto.
Me esforcé por ser respetuoso con las costumbres y tradiciones locales, al mismo tiempo que trataba de brindar ayuda y protección a quienes lo necesitaban. Aprendí a comunicarme a través de gestos y expresiones, ya que mi dominio del idioma japonés aún estaba en desarrollo.
A medida que avanzaba la noche, sentí una mezcla de satisfacción y agotamiento. Sabía que aún tenía mucho por aprender y adaptarme a mi nueva realidad como vigilante en Japón, pero también estaba emocionado por las oportunidades que este nuevo entorno me ofrecía.
Después de completar mi ronda nocturna, regresé a mi apartamento en Tokio. Me quité el traje de vigilante y me preparé para descansar. Aunque estaba lejos de casa, sabía que mi compromiso de proteger a los demás no conocía fronteras.
Mientras me acostaba en la cama, reflexioné sobre mi experiencia hasta ahora. Estaba agradecida por la oportunidad de llevar mi trabajo de vigilante a un nuevo país y por la posibilidad de crecer y aprender en este entorno. Sabía que los próximos días y semanas me presentarían nuevos desafíos y aventuras, y estaba listo para enfrentarlos con determinación y valentía.
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Tres días después
Seis días para el examen de admisión
Al día siguiente, después de haber despertado, revisé las noticias de Japón, solo para darme cuenta de que había noticias de mí, de cada cosa que hice la noche anterior, hablaban de como una "vigilante misteriosa" había ayudado a salvar gente en la noche.
Me sorprendí al leer las noticias sobre mis acciones como "vigilante misteriosa". Aunque mi intención había sido ayudar y proteger a las personas, no esperaba que mis acciones llamaran la atención de los medios.
Mientras leía los artículos, noté que la gente especulaba sobre mi identidad y mis motivaciones. Algunos me elogiaban por mi valentía y dedicación, mientras que otros expresaban preocupación por la seguridad pública y cuestionaban si era apropiado que una persona actuara fuera de la ley.
Me di cuenta de que mi papel como vigilante en Japón era algo delicado y requería un enfoque cuidadoso. Aunque mi intención era hacer el bien, comprendí que debía considerar las implicaciones y consecuencias de mis acciones.
Decidí que era importante mantener mi identidad en el anonimato como lo hice en México y evitar cualquier publicidad adicional. No quería que mi presencia como vigilante se convirtiera en un espectáculo mediático o pusiera en peligro a las personas que intentaba proteger.
A pesar de las noticias y la atención de los medios, mi objetivo principal seguía siendo prepararme para el examen de admisión a la U.A. Sabía que debía mantener el equilibrio entre mis responsabilidades como vigilante y mis estudios.
Durante los días siguientes, me enfoqué en estudiar y prepararme para el examen. Pasaba horas repasando material, practicando mis habilidades y buscando cualquier oportunidad para mejorar mis conocimientos en el mundo de los héroes.
A medida que se acercaba el día del examen, sentía una mezcla de nerviosismo y determinación. Sabía que había trabajado arduamente y estaba preparado para enfrentar el desafío. No importaba cuál fuera el resultado, estaba decidido a dar lo mejor de mí y aprovechar al máximo esta oportunidad.
La atención de los medios y mi papel como vigilante misteriosa seguían siendo una parte intrigante de mi experiencia en Japón, pero me recordé a mí misma que mi objetivo principal era convertirme en un héroe en la U.A. y utilizar mis habilidades para ayudar a los demás de manera adecuada y legal.
Con ese pensamiento en mente, me enfoqué en los días restantes antes del examen, preparándome tanto física como mentalmente para lo que vendría. Estaba lista para enfrentar el desafío y demostrar mi valía como aspirante a héroe.
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Partir hacia Japón
¡Hola, hola, mis queridos lectores!
En este emocionante capítulo, seguimos los pasos de nuestra valiente protagonista, Yeyetzi Cotzomi, mientras se embarca en una increíble aventura en Japón. Llena de determinación y pasión por el conocimiento, Yeyetzi ha tomado la decisión de continuar su educación en la prestigiosa U.A.
El viaje a Japón es todo un desafío para Yeyetzi, ya que implica dejar atrás su hogar, su familia y su cultura mexicana para sumergirse en un nuevo entorno. Sin embargo, su sed de aprendizaje y su sueño de obtener una educación de clase mundial la impulsan a superar cualquier obstáculo que se le presente en el camino.
Una vez en Japón, Yeyetzi se encuentra con una cultura fascinante y desconocida. Desde los tradicionales templos y jardines zen hasta la modernidad de las bulliciosas calles de Tokio, cada experiencia es una oportunidad para expandir sus horizontes y descubrir nuevas perspectivas.
Además de su dedicación a los estudios, Yeyetzi se sumerge en la cultura japonesa, aprendiendo más acerca del idioma.
A lo largo de esta fascinante historia, seguiremos a Yeyetzi en su viaje por la U.A. en Japón, viendo cómo se adapta a su entorno, supera obstáculos y se convierte en una mujer empoderada y exitosa. Prepárense para sumergirse en un mundo lleno de descubrimientos, amistad y crecimiento personal mientras acompañamos a Yeyetzi en esta emocionante etapa de su vida. ¡No se lo pueden perder!
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