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▬ ▬▬ Chapter six

Prophecy

─── ∙ ~εïз~ ∙ ───

—¿Entonces Kira puso huevos? 

Durante todo el camino Kirby se había encargado de contarle todo lo que sucedía en la pradera cuando ella no estaba, desde los chismes de las demás palomas hasta el de los conejos.

Kirby era una paloma muy chismosa.

Llevaban varios minutos siguiendo al castor. Los paisajes eran realmente hermosos que los cinco se entretenían observándolos. Nixie podía escuchar los quejidos de Edmund detrás de ella, era claro que no estaba muy contento de estar siguiendo al castor. Los que si estaban emocionados por encontrarse allí eran Peter y Lucy, aunque Nixie creía que el mayor solo aparentaba para no arruinarle la aventura a su hermana menor.

—Rápido, no quiero que se nos haga tarde a mitad de bosque —susurró el Castor.

—No me agrada —Nixie escuchó a la paloma.

—A tí nadie te agrada —desde que Kirby podía hablar no paró de quejarse de todo y de todos.— A mi se me hace de fiar, me transmite buena vibra y se que no nos haría daño. Mi instinto nunca falla.

—¡Perfecto! Mi esposa está preparando té, nos vendría bien algo caliente.

Los cinco contemplaron la presa desde lo alto. Estaba rodeada por un bajo fuerte de ramas cubiertas de espesa nieve. De las ramas sobresalía una pequeña chimenea de la cual salía humo con una luz acogedora asomada por las ventanas.

—¡Que linda presa! —exclamó Lucy con una bonita sonrisa. 

—Oh no es mucho en realidad —hablo el castor, con pena.— Le faltan detalles, no la he terminado, será un buen negocio cuando este lista. 

Comenzaron a bajar la colina para llegar a la presa. Nixie trataba de bajar con cuidado pero la voz de Edmund la distrajo, causando que no viera la piedra que había en el camino. Kirby rápidamente alzó vuelo para evitar caer con la chica, viendo desde el aire como Nixie rodaba por la nieve llevándose a Peter por el camino. 

—Ya decía yo que llevaba mucho tiempo sin tropezarse —dijo posándose en el hombro de Lucy.

—¿Castor, eres tú? —de la puerta apareció una pequeña figura del mismo tamaño que el castor que los guiaba. Lo más probable es que fuera su esposa.— ¡Estaba preocupadísima! Si me entero de que vuelves a irte con tejón otra vez...

Ahogó un grito de sorpresa al ver a dos humanos tirados en la nieve quejándose adoloridos  y otros tres detrás de ellos.

—No es lo que pensé —susurró asombrada.— Jamás creí que viviría para ver este día —inclinó su cabeza hacia las dos personas tiradas en el la nieve, recibiendo una tímida sonrisa de parte de la chica.— Mira mi pelo, no me diste ni diez minutos para arreglarme. —se dirigió a su esposo.

—Nunca hubieras estado lista aunque tuvieras un mes.

Edmund ayudó a Nixie a ponerse de pie, ignorando completamente a su hermano. La chica le sonrió en agradecimiento antes de tenderle una mano al rubio para que se levantara.

Los castores se dieron una mirada de complicidad al ver como el humano rubio quitaba con delicadeza la nieve del cabello de la chica. 

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—¿Algo de comer? 

Nixie hizo una pequeña mueca al ver el plato con trucha que amablemente la Señora castor le había servido. Algo que no le gustaba era que tenía un paladar especial, algo de lo que Macready solía quejarse mucho, el pescado en cualquiera de sus presentaciones era parte de la larga lista de comidas que a ella no le gustaban.

La chica le agradeció y llevó un pequeño pedazo a su boca tratando de disimular su disgusto, algo que Macready le enseñó es que no podía despreciar lo que le servían.

Peter pareció darse cuenta de esto, por lo que en un rápido movimiento tomó la trucha del plato de Nixie para colocarlo en el suyo antes de volver a prestar atención a la conversación, pero pudiendo ver de reojo la sonrisa de agradecimiento de la chica.

—¿Quién es Aslan? —preguntó Edmund.

El castor comenzó a reír, confundiendo a los humanos.— ¿Qué? ¿Enserio no lo conocen?

—Bueno, no hemos estado mucho tiempo aquí. —dijo Peter, obvio.

—Entrar a un ropero y aparecer en otro mundo con animales que hablan, faunos y de más no es cosa de todos los días. —Nixie rasco su nariz con nerviosismo. Algo en ese lugar la hacía sentir extrañamente cómoda, la hacía sentir como en casa.

—¡Pues solo es el rey de todo el bosque! —exclamó.— El gran jefe, el verdadero rey de Narnia.

Nixie se desconectó de la conversación ante la mención de Aslan. Su mente comenzó a dar mil vueltas como si estuviera buscando entre recuerdos un momento en especifico, uno que era la respuesta de un legado y un origen que ella desconocía por completo. 

Vagos recuerdos iban apareciendo en su cabeza, pero ninguno era lo suficientemente concreto para darle una respuesta a todo lo que comenzó a sentir desde que puso un pie en el mundo dentro del ropero.

—¡Y los está esperando en la mesa de piedra! —la emocionada voz del castor la hizo volver a la realidad.

—¿Nos está esperando? —la confusión de Lucy se hizo presente.

—¡No puedo creerlo! —su pequeña pata golpeó la mesa.— Ellos nunca escucharon sobre la profecía.

Nixie apoyó su mejilla en el hombro de Peter sintiéndose de pronto abrumada, el rubio tomó su mano acariciándola con su pulgar con suavidad en un intento de calmarla.

—¿Nos culpan de eso? —Susan se indignó.

—Claro que no, es todo lo contrario —le dijo la castora.—Hay una profecía.

"—Cuando la hija nacida de la luz y la oscuridad junto al hijo de Adán en el trono de Cair Paravel estén sentados, los malos tiempos se habrán ido. 

Relató el castor.

—Oiga señor, eso no rima —señaló Susan.

—Incluso la niña hace mejores rimas —Kirby dijo otro de sus comentarios.

—No, ya se que no rima, pero eso no es lo más importante.

—Una antigua leyenda dice que: La legitima heredera junto a dos hijos de Adán y dos hijas de Eva van a derrotar a la bruja blanca y restaurar la paz en Narnia. 

—¿Y creen que somos nosotros? —cuestionó Peter, incrédulo.

—¡Pues más vale que lo sean porque Aslan está preparando sus tropas! —el castor alzó la voz.

—Además no hay más humanos aquí, así que... —Kirby los miró entendiendo todo.

—Usted dijo dos hijos de Adán y dos hijas de Eva —dijo Susan refiriéndose a sus hermanos, Lucy y ella misma, tal como la castora los señaló.— Eso quiere decir que... —vio fijamente a su amiga, quien se tensó.

—¡Exacto! Ella es verdadera heredera ¡Es quien tiene que reinar Narnia! —la señora castor habló entusiasmada.

—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó el castor a la platinada.

—Phoenix —su voz salió temblorosa.

—¡Ese es el nombre que el gran Osman le puso a su hija! —Peter apretó la mano de la chica al notar como tembló levemente ante la mención de su padre.— Phoenix, el nombre de su estrella favorita.

—Eso es imposible —Nixie negó poniéndose de pie.— No puedo se hija de luz y oscuridad o como sea. Mis padres son, bueno, fueron unos humanos comunes y corrientes ¿¡Cómo puedo ser la heredera si no pertenezco a este lugar!? ¡De lo único que puedo ser heredera es de los terrenos de mi abuelo

—Mamá nos alejó de una guerrea y ahora estamos en otra —Susan frotó su frente con frustración.

—Señores Castos, les pido una disculpa por el tono que usaré, pero... ¡Lo más peligroso que he echo en mis 15 años de vida fue comer ese pan que Macready dijo claramente que no comiera! ¡Nada tiene sentido! Esto es...es...

—Vamos, suéltalo —Kirby la alentó a soltar una grosería.— Se que lo quieres decir.

—¡Algo tonto! 

La paloma hizo un sonido de decepción.— Ya lo mejoraremos.

—¿Y por qué yo heredaría Narnia? ¿Por qué Peter o Susan? —preguntó sin entender por qué ella.

—No somos los indicados para responder eso —dijo la señora castor.

—Comenten un error —les dijo Peter a los castores.— No somos héroes.

—Somos de Finchley. —dijo Susan antes de levantarse.— Gracias por su hospitalidad pero los cinco tenemos que irnos.

—¿Por qué? No se vallan —hablo el castor, con desesperación.

—Tiene razón. Tenemos que rescatar al señor Tumnus —Lucy les pedía con la mirada que se quedaran.

—Está fuera de nuestro control —le dijo Peter.

Nixie se arrodillo frente a ella.

—Lu, esto es muy peligroso —dijo con voz suave, no quería que se asustara como ella lo estaba.— Si esto fuera diferente, si no fuera una guerra ten por seguro que no dudaría en apoyarte y querer ayudar al señor Tumnus, pero aquí podríamos incluso... —dejó de hablar cuando el miedo de perder a uno de ellos se instaló en su pecho. 

 —Los cinco nos iremos ahora —ordenó el mayor. Le tendió la mano a Nixie para que se pusiera de pie.— Tomen sus cosas. Ed —volteó a ver a su hermano, pero este ya no se encontraba dentro de la presa. 

—¿Ed? —Nixie notó la puerta abierta.— No puede ser.

—Lo mataré. 

— Tal vez no sea necesario —hablo el castor con voz seria.— ¿Edmund ha había visitado Narnia anteriormente? 

—Ese maldito demonio —murmuró Kirby con molestia.— Todas esas pecas le afectan el cerebro.

En un intento de alcanzar a Edmund y evitar que llegara más lejos, Nixie salió corriendo de la presa seguida por los hermanos de su amigo y los señores castores. No supo en que momento lo había perdido de vista, desde que habían llegado a ese extraño mundo lo había mantenido a su lado para evitar que hiciera una tontería o peleara más con sus hermanos, sobre todo con Peter.

—¡Corran!

Se les era complicado avanzar con rapidez debido a que sus pies se enterraban en la nieve además que el camino que recorrían era de subida.

Los cuatro se detuvieron abruptamente cuando pudieron ver un castillo que en lugar de estar echo de piedra, estaba echo de hielo. Las luces de dentro eran de un tono azul que solo desprendía frialdad a diferencia de la presa de los castores.

Era hermosamente aterrador.

En un acto de impulsividad, y algo de estupidez, Nixie trato de correr hacia el castillo cuando pudo ver a Edmund entrando, pero el castor la detuvo tomándola de su abrigo con fuerza.

—¡EDMUND! —gritó Lucy.

—¡ED!

—¡Shhh! ¡Las escucharan! —el castor trato que no hicieran ruido para evitar ser atrapados.

La platinada se sacó el abrigo de encima para poder correr hacia el castillo sin que el castor pudiera detenerla por estar sosteniéndola de la prenda, pero esta vez quien evitó que diera un paso más fue Kirby, volando directamente a su rostro para pararla.

—¿¡Qué te pasa!? —le reclamó poniendo una mano en su mejilla, lugar donde la paloma impactó.

—¡Están haciendo lo que ella quiere! —les dijo el castor soltando a Peter, quien también trató de ir por su hermano.

—¿¡ENTONCES QUÉ!? ¿¡Lo dejaremos ir allá donde lo más probable es que le hagan daño!?

Los tres hermanos junto al Señor castor dieron un paso atrás completamente sorprendidos, y algo asustados, no solo por verla molesta por primera vez, si no por el destello celeste que se apoderó sus ojos por unos segundos.

—Este lugar la está poseyendo —susurró Kirby

—No podemos dejarlo —dijo Susan luego de unos segundo de silencio.

—¡Es la carnada! ¡La bruja quiere atrapar a los cinco!

—¿Por qué? —cuestionó Peter sin entender.

—Para evitar que se cumpla la profecía ¡Los asesinará! —las palabras del castor llenó de miedo a los cuatro humanos.— Pero sobre todo quiere deshacerse de ti, su principal objetivo eres tú. —se dirigió a Nixie.

Ella retrocedió sintiéndose como si le hubieran lanzado un balde de agua helada, pensó que sería un extraño y bonito viaje dentro del mundo que había en el ropero, pero estaba resultando ser todo lo contrario.

—Te quieren hacer mazorca helada —le dijo Kirby.

—Maravilloso, simplemente maravilloso —bufó reteniendo las ganas de llorar, odiándose por volverse aún más sensible en momentos tensos.— Un lado nos quiere matar y el otro quiere que les traigamos paz.

Giró a ver al castillo de la persona que no solo la quería muerta a ella, si no también a esos cuatro hermanos que rápidamente ganaron un lugar en su corazón. Mordió su labio inferior con fuerza sintiendo una presión en su pecho al imaginar el daño que Edmund podría estar sufriendo dentro de ese lugar.

—Solo Aslan lo puede salvar.

—Entonces hay que ir con él.

No dejaría a su hermano.

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