➥CUATRO
👑🧊 ࣪˖ 𓄴 ICE presents
▬ ▬▬ Chapter four
❝ Hide and seek ❞
─── ∙ ~εïз~ ∙ ───
Al día siguiente ninguno pudo hacer mucho debido a la fuerte lluvia.
Los cinco se encontraban en la sala, Lucy veía las gotas de agua resbalar por la ventana. Edmund se encontraba tirado en el piso haciendo nada debajo de una silla. Susan leía un gigantesco diccionario sentada en uno de los sillones junto a Peter y Nixie, la platinada tenía sus piernas sobre del rubio mientras miraba al techo pensando en el sueño que siempre tenía.
—Peter, pon atención —dijo Susan.— Gastrovascular.
—¿Es de latín? —preguntó aburrido.
—Sí.
—Y significa: el peor juego jamás inventado —se burló Edmund causando la risa de su hermano.
Susan cerró el diccionario con fuerza.
—Vamos a jugar a las escondidas —propuso Lucy acercándose a su hermano.
—Pero, lo que estamos asiendo es muy divertido —se burló Peter de su hermana, a quien no le dio ni un poco de gracia su comentario.
—Por favor, solo una vez —pidió.— Nixie si quiere jugar ¿Verdad?
Peter la miró pensando que no aceptaría, pero al contrario de lo que creía ella sintió emocionada.
Siempre que quería jugar a las escondidas recordaba que no tenia los amigos para poder jugar y su abuelo se la pasaba más ocupado que antes.
—Vamos Peter, será divertido.
Ambas lo vieron con ojos de cachorro y él sin poder decirle que no a ninguna de las dos, comenzó a contar.
—1...2...3
Rápidamente todos salieron corriendo de la sala, Nixie tomó la mano de Susan buscando un lugar para poder esconderse, a la platinada no le importaba contra quien jugara, su espíritu competitivo siempre quería ganar.
—50...51...52
—Aquí —Nixie abrió un baúl lo suficientemente grande para que ambas cupieran.
Susan tuvo que cubrir la boca de su amiga para evitar que la risa que amenazaba con salir se escuchara, si bien ambas cabían en el baúl, se encontraban muy juntas. La respiración de la castaña en la nuca de Nixie le causaba cosquillas.
Solo permanecieron escondida unos pocos segundos antes que los gritos de Lucy se escucharan.
—¡Regresé! ¡Estoy bien, no me pasó nada! —ambas chicas se miraron sin entender lo que pasaba. Salieron de su escondite y corrieron hasta donde estaban los demás.
—De eso se trata este juego —escucharon a Edmund.
—¿Eso significa que ganamos? —dijo Susan sonriendo victoriosa.
Nixie se acercó a la pequeña y colocó su mano en la frente pensando que posiblemente estaba enferma.
—Estuve lejos por horas —le dijo Lucy mirándola a los ojos.
Ellos se miraron sin entender lo que decía. La menor les dijo que había encontrado un hermoso mundo dentro de un ropero.
—Lu ¿segura que no comiste algo alucinógeno? —le preguntó Nixie.— No te avergüences si es así, una vez yo comí unas vallas que hicieron que piense que Pegaso hablaba.
Al ver que nadie le creía, tomó la mano de la chica y de Peter para llevarlos hacia la habitación donde se encontraba el ropero.
Cuando entraron, Susan revisó el armario sin encontrar nada fuera de lo común.
—Lucy aquí no hay nada más que el fondo del ropero.
—Un juego a la vez Lu —le dijo Peter.— No todos tenemos tu imaginación.
—¡PERO NO LO IMAGINÉ! —gritó cuando vio que todos se iban.
—Lucy ya basta.
—¡Pero no estoy diciendo mentiras!
—Yo te apoyo —dijo Edmund dando un paso adelante.
—¿Enserio?
—Ed... —Nixie negó con la cabeza imaginando lo que diría, él podía ser hiriente sin tener que esforzarse mucho.
—Yo vi un campo de fútbol en el gabinete del baño.
—Edmund ya déjala en paz ¿Por qué siempre tienes que empeorarlo todo? —dijo Peter con molestia.
La sonrisa burlona de Edmund se borró, siendo cambiada por una mueca de indignación.
—Solo era un chiste.
—Creo que tu nunca crecerás.
—¡Déjame! ¡Tú te crees nuestro padre y no lo eres! —exclamó antes salir corriendo de ahí, estaba cansado de que Peter se comportara como si fuera si padre sin saber que por el hecho de ser el hermano mayor y que sentía la necesidad de protegerlos a todos.
—Tú si que arreglas las cosas —Susan le dijo a su hermano antes de irse.
—Pero, todo lo que dije es verdad.
Nixie miró a Lucy con una pequeña mueca, no sabía que hacer o decir para ayudar a calmar el ambiente. Ella no tenía hermanos y nunca se había encontrado en ese tipo de situaciones.
—Susan tiene razón, Lucy —le dijo a su hermana.— Ya basta.
Miró a la platinada de reojo antes de marcharse. Nixie le dio una triste sonrisa a Lucy antes de irse por el mismo lugar que los otros tres hermanos, dejando a la menor viendo con tristeza el gran ropero.
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Nixie suspiró con pesadez al ver a la menor de los hermanos, la expresión de tristeza que tenia su rostro hacía que su corazón se estrujara. La historia que les había dicho sobre un mundo oculto tras el ropero era difícil de creer, pero algo dentro de ella le decía que mantuviera su mente abierta y creyera.
Hay cosas que solo aparecen con personas que tienen un alma especial y magia en su interior.
Las palabras que alguna vez le dijo su abuelo resonaron el su cabeza con fuerza.
Sin tener con quien aclarar sus dudas que rondaban en su mente decidió ir al despacho de su abuelo, caminó por los pasillos sin importarle ir descalza. Desde pequeña le había gustado sentir su cuerpo frío, por lo que siempre caminaba descalza y sin abrigarse del helado viento.
Cuando pasó por la sala pudo ver a Peter en uno de los sofás mirando por la ventana, se le veía afectado por lo sucedido hace rato.
—Peter —dijo casi en un susurro mientras tomaba siento a su lado.— ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?
Claro que no está bien, tonta ¿Qué no lo vez? se auto regañó.
—Susan tiene razón —susurró.— Nunca puedo arreglar las cosas, siempre termino empeorándolo todo.
—No te culpes así, Peter —le dijo tomando su mano.— Se que no puedo opinar mucho por que no tengo hermanos, pero puedo ver que tienes el gran peso que tienes encima por cuidar y proteger a tus hermanos por ser el mayor, sin embargo, no puedes creer que todo lo malo que suceda es culpa tuya por que no es así.
—Pero es que siempre pasa algo —se frustró.— En casa, aquí, siempre sucede algo que empeora todo —suspiró con pesadez.— De seguro me debes ver como un pésimo hermano.
—No es cierto —negó.— En realidad en este corto tiempo que llevo de conocerte he comenzado a admirarte. Admiro como tratar de hacer sentir bien a tus hermanos, como pones en segundo lugar lo que deseas por lo que ellos quieren —él la miró.— No todos pueden hacer lo que tu haces, no cualquiera pude cuidar de sus hermanos como tu lo haces, quizás las cosas no salen como te gustarían, pero el esfuerzo que pones para Susan, Edmund y Lucy siempre se encuentre bien es lo que realmente vale.
—Le prometí a mamá que cuidaría de ellos... no quiero decepcionarla.
—Se que no lo harás —sonrió.— Llevo poco tiempo de conocerte, pero puedo asegurar que una buena persona y un gran hermano.
—Muchas gracias Nixie, enserio, desde que llegamos nos has tratado muy bien —le dio una sincera sonrisa.— Incluso le agradas a Edmund, y eso es muy raro teniendo en cuenta que sus personalidades son muy distintas. —ambos rieron.
—Él también me agrada mucho, aunque admito que al principio pensé que me odiaría.
—Bueno, Ed odia a todo el mundo.
Ambos quedaron en un cómodo silencio, el único sonido que se lograba escuchar eran las gotas de agua que seguían cayendo. La mejillas de Nixie se adquirieron un color carmesí al notar que sus manos seguían unidas, trató se quitar su mano pero Peter aseguró el agarre sin quitar la vista de la ventana y con una sonrisa plasmada en su rostro.
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—¿Son solo ustedes cuatro? ¿No hay nadie más? —preguntó la bruja con interés.
Edmund había logrado entrar al mundo del que Lucy hablaba, sin poder creer que fuera cierto comenzó a recorrer el lugar nevado hasta un duende lo atrapó con ayuda de un látigo, y de no haber sido por esa hermosa mujer hubiera muerto a manos de aquel duende.
La reina le había dado bebida y golosinas, logrando así ganar su total confianza.
—Bueno, tenemos una amiga —respondió comiendo otra de las golosinas.— Se llama Phoenix pero le decimos Nixie.
—¿Phoenix? ¿Cómo es ella? ¿podrías describírmela?
—Amm... Tiene cierto parecido con usted —dijo viéndola a detalle.— Su cabello es casi blanco, piel clara y sus ojos son celestes claro casi como... —pensó a que le recordaba ese color.
—¿Hielo? —dijo la reina con la mirada perdida.
—Exacto, sus ojos son como hielo.
La mirada de la bruja adquirió un brillo extraño del cual Edmund no supo descifrar que significaba.
Jadis compartió una mirada con el duende, ella estaba por llegar a Narnia y debían acabar con ella para proteger su reinado en Narnia.
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—¡PETER, PETER DESPIERTA! ¡PETER LEVANTATE! !AQUÍ ESTA LO VOLVI A VER! —Lucy comenzó a brincar en l cama para despertar a su hermano.
—shhh... Lucy de que estas hablando —dijo el rubio adormilado.
—¡Narnia! si esta en el ropero yo se los dije —habló emocionada mirando a Peter, estaba realmente feliz de haber logrado ir de nuevo y ver que su amigo Tumnus no le hubiera pasado nada malo.
Susan entró a la habitación llevando de la mano a una medio dormida Nixie.
—Fue un sueño solamente —dijo dejando a su amiga sobre la cama.
—Pero no lo fue estuve con el señor Tumnus, y esta vez Edmund entro —les dijo entusiasmada.
Los tres mayores miraron a Edmund, quien se removió nervioso mientras negaba con la cabeza.
—¿Entraste? —preguntó Nixie pasando su mano por su rostro.
—¿Tú... conociste al fauno?—preguntó Peter.
—Bueno...en realidad no entro conmigo —dijo Lucy levantándose de la cama.— Él... ¿Qué hacías ahí, Edmund?
—Yo, solo fingí contigo —la menor lo vio sin creer lo que decía.— Perdón Peter se que no debí alentarla, pero así son las niñas pequeñas, ellas no saben cuando dejar de fingir.
Lucy salió de la habitación con sus ojos llenos de lágrimas, había tenido la esperanza que su hermano les dijera que no mentía y que el también había logrado entrar para que de esa forma los demás le creyeran, pero no fue así.
Susan, Peter y Nixie corrieron tras Lucy dejando a Edmund solo. Cuando lograron alcanzarla pararon en seco al ver que se encontraba abrazada al Profesor Kirke.
—Abuelo —la chica hizo una mueca.
—Niños traviesos, si no se comportan los mandaré a dormir al establo —Macready apareció claramente molesta por la bulla.
—Creo que ella necesita una taza de chocolate —le dijo a la mujer, ella asintió y se llevó a la pequeña.— Nixie, chicos, vengan conmigo.
Lo dos hermanos vieron a su amiga, quien les sonrió con tranquilidad mientras tomaba sus manos siguiendo al profesor hasta su oficina. Su abuelo era una persona muy amable que no se molestaría por algo como lo que acababa de suceder.
—Afectaron un poco la delicada estabilidad emocional de mi ama de llaves —dijo el profe llenando su pipa.— Aunque no me sorprende viniendo de Nixie.
Su nieta abrió la boca indignada.
—Perdone señor, no se repetirá —Peter se disculpó tomando del brazo a su hermana para regresar a su habitación.
—Es Lucy, señor, nuestra hermana —dijo Susan soltándose del agarre de su hermano.
Nixie se sentó en el sofá desconectándose completamente de la conversación. Peter la vio de reojo, preguntándose que es lo tenía de especial ese cojín para que ella se quedara viéndolo fijamente. No supo cuanto tiempo estuvo así, pero levantó su vista al oler el humo de la pipa, con el ceño fruncido vio a su abuelo.
—Déjenme solo con Nixie, por favor.
Peter y Susan asintieron dejándolos solos.
—¿Enserio no le creíste?
Antes de contestar le quitó la pipa de sus manos, no le gustaba que su abuelo fumara. además que el olor le daba dolor de cabeza.
—Abuelo, es algo muy difícil de creer —respondió volviéndose a sentar.— Es imposible que exista todo un mundo dentro de un simple ropero viejo.
—Ese "simple ropero" es el mismo que veías por horas cuando eras pequeña. Decías que había algo especial en el.
—Era una niña —dijo más para si misma, como si tratara de converse que la historia de Lucy por lógica era imposible.
—Solo mantén tu mente abierta —aconsejó.— No la cierres, que aún no puedas ver el mundo del que la pequeña Lucy habla no tiene que significar que sea falso. Recuerda que hay cosas que solo aparecen ante personas que tienen un alma especial y magia en su interior.
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