🏹|| Único


Eros el Dios del Amor, hijo de la diosa de la belleza y del dios de la guerra, convirtiéndolo en una deidad.

Para los humanos es conocido como ese desgraciado en pañales que en ocasiones les disparan con una flecha y hacen que se enamoren de la persona equivocada.

Dicen que el amor es sinónimo de felicidad; pero, ¿qué pasa cuando el amor duele? Cuando ese sentimiento provoca dolor y sufrimiento. Cuando no hay escape o cuando no puedes estar con la persona indicada.


—¿Ves este lugar, hijo mío? Todo esto te pertenecerá a ti, como lo es mío —le dijo sonriendo.

—Apá, ¿y por qué aún no es mío?

—Tienes que pasar por muchas etapas mi pequeño querubín; para después convertirte en un buen cupido y pronto, reinarás aquí, como lo hicieron nuestros ancestros, tu abuelito y yo.

—¡Quiero reinar aquí! Pero no solito -puchereó el pequeño de ojos rasgados —. Me gustaría estar con alguien y ser cariñoso como lo son los de allá abajo cada que les damos con las flechas.

—Querubín, puedes reinar con alguien, pero para eso, tienes que tener pareja antes de que te conviertas en la nueva deidad. Y si no llegas a tener a alguien antes de eso, estará tu hermanito.

—¿Y cómo sabré que soy la nueva deidad, papá?

—Pronto te darás cuenta.





Ahora lo comprendía. Si su padre en ese tiempo le hubiera dicho que la única forma de convertirse en deidad era que muriera, hubiera llorado como nunca.

Y ahí se encontraba, al rededor de miles de querubines lamentando la muerte de quien solía ser el más poderoso del lugar. Porque ahora, el hijo mayor Kim Taehyung sería el ángel más poderoso.

Lo que llamó la atención de todos en la ceremonia fue que Tae fue rodeado de rayos de luz, sus alas se habían convertido en un color blanco con partes doradas, resplandecientes y suaves, la textura como si de nubes de tratase. Sus ojos tornándose a un color azul claro y su cabello pasando de un castaño oscuro a uno rubio con pequeñas y delgadas mechas castañas claras.

—¡Ángeles, estamos presenciando la transformación de un nuevo líder! —gritó el hermano menor, Park Jimin.

Todos sonrieron, en las nubes comenzaron a arrodillarse. Taehyung se giró a mirar a todos, una querubín pasó a su lado volando y le dejó una tiara de hojas verdes, le dió una cálida sonrisa y agradeció con una reverencia. A pesar de tener la apariencia de alguien joven, se le tenía un gran respeto junto con su hermano por su rostro intimidante y ser el hijo de su querido amo ya descansando en paz.

—Gracias a todos los que han venido a dejarle rosas a mi padre, prometo que mi hermano y yo seremos unos buenos líderes -sus enormes alas dieron un aleteo haciendo que se levantara—. Creo que todos estamos listos para dejarlo partir.

En ese momento, las nubes comenzaron a ocultar el ataúd donde el cuerpo de Eros se hallaba, las nubes desaparecieron junto con el ataúd dorado.

Todos comenzaron a volar, unos hacia arriba y otros hacia abajo, comenzando a hacer sus tareas, misiones o simplemente se fueron.

Jimin, su hermano menor, voló hacia él y le dio un abrazo, este lo recibió con mucho afecto.

—¡Felicidades, Tae! Serás un buen líder, y con la ayuda del mejor hermano, o sea yo, haremos todo lo que nunca pudimos hacer cuando estaba papá —musitó el otro rubio.

—Parece que te alegra su muerte —ríe Tae.

—Ya lloramos demasiado todo el día de ayer y hoy, la muerte es algo natural en la vida.

—Pero no para nosotros...

—Tae, tenemos que ser fuertes. Recuerda que la poesía siempre nos ayuda a levantarnos de nuevo, ¿por qué no vas a la biblioteca y lees un poco? ¡Ahora que eres el líder podemos ir a tierra firme!

—¡SHH! —chitó el de ojos azules -No me gusta hablar de ese lugar tan ruin.

—¿Qué tiene de malo?

—¿Qué no ha visto el lugar? —Jimin niega, obviamente —. En los libros hay imágenes de las selvas incendiadas. Animales hermosos desapareciendo y lugares llenos de basura, contaminación por todas partes. ¿Qué tiene de malo estar aquí? Todo es tan azul, rosado, dorado y blanco. Hay paz, amor y armonía.

—¿No te gustaría ver la tierra con tus propios ojos bellos? Así como hay lugares en ruinas, hay sitios bastantes hermosos. Tal vez... podamos encontrar a alguien que nos guste.

Taehyung abrió los ojos ya los pocos segundos su rostro se hizo triste.

—¿Qué pasa?

—Yo ya no puedo estar con alguien.

Jimin recordó.

—Mierda. ¡AUCH!

—Jimin, recuerda que sientes un pinchazo en el cuerpo cada que dices malas palabras en el cielo.

El menor bufó molesto y fue detrás de su hermano quien ya estaba volando para ir a supervisar los deberes de sus querubines.

—Por favor, hermano. Vayamos a la tierra, sólo a ver. Quisiera ver gatitos. Aquí no hay de esos.

—Aquí hay nutrias, cisnes y lobos, representan amor, ¿por qué querrías ver gatos?

—¡Por favoooor!

—Jimin, es la última vez que te lo digo, y no cambiaré de opinión. ¡Mi respuesta es no!





—¡Mira Tae, hay pecesitos!

Taehyung miraba a su hermano. Volaban sobre un lago que estaba en un hermoso parque.

—Aún no entiendo cómo es que llegamos aquí —se quejó en un susurro que Jimin alcanzó a oír.

—Porque me quieres mucho. ¡MIRA, UN GATO ALLÁ! ¡VUELA!

Jimin dejó la comida de peces que había conseguido en el lago. Se impulsó hasta llegar a un gato amarillo con blanco, este lo miró extrañado.

—Hola pequeñín, que lindo eres.

El gato maulló y se puso en dos patas, recibiendo cariños del rubio.

—Mira mami, un gato parándose en 2 patas.

—Aww, que lindo es.

—¿Por qué está así, mamá?

—Quizás está viendo algún animalito volando y lo quiere cazar.

—¡¿Animalito yo?! —dramatiza Jimin, se iba acercar a la señora pero alguien lo detuvo.

—Idiota, ellas no te ven, recuerda.

—Oh, cierto. Jeje, disculpa.

Habían varias cosas que pudieron hacer los ángeles del amor. Una de esas cosas, era hacer que las personas no las vieran, también que sí si ellos así lo desearan, pero para ver un poco el lugar, decidieron ser invisibles para ellos.

—¿Puedo llevarme al gatito?

—Tendría que morir y después ir al cielo a la parte de los animales, y ya sabes lo complicado que es el proceso.

Jimin sorprendido dirigió su vista hacia el gato quien lo miró con ternura. No, él no mataría a ese pobre gatito sólo por quererlo con él.

—¡Pequeño, aquí estás! Te estuve buscando por todos lados.

"Oh por todos los dioses", se dijo en su mente Jimin.

—Tae, mira a ese chico.

—¿Ese pálido? —ríe y mira extrañado al de ojos pequeños.

—¡ES HERMOSO!

Jimin comienza a acercarse, mira fijamente al pelinegro que estaba acariciando al minino, después lo toma en sus brazos para emprender su camino. Jimin los seguía aleteando a su lado, el ángel había quedado hipnotizado por la belleza y sonrisa pequeña con sus notables encías.

Otro jalón en sus alas sintió y se giró molesto.

—¿Puedes dejarme? —pidió exasperado.

—Jimin, deja al pobre chico en paz.

—Pero es que él-

—Mira, Jungkook, encontré al gato.

Ambos rubios se giran al escuchar al mismo chico.

—¿Quién es ese niño tan bonito? —pregunta interesado Tae. Jimin lo mira pícaro.

—No lo sé, pero mejor hay que ir-

—No, no, no, no y no. De aquí no nos vamos —interrumpió el de ojos azules. Voló bajo y se acercó a ambos jóvenes.

Jimin rió negando, pero no se quejó.

—Que bueno, me alegro —responde el pelinegro, no tan alegre como lo comenta.

—¿Puedes quitar esa cara?

—Déjame pensarlo. No.

—Se ve triste —opinó Taehyung.

Jungkook tenía un semblante serio, sus labios rosados, casi rojos estaban en un pequeño puchero.

Con sus poderes, Jimin podía descifrar que el chico había terminado una relación.

—Tae, vámonos. Está comenzando a oscurecer —avisó su hermano, mirando el cielo.

—Pero él-

—Vengamos otro día —le sonrió.

Antes de emprender vuelo hacia arriba y después desaparecer, vieron a una pareja discutir sobre alguna tontada, Tae se acercó a ellos; con su dedo índice apuntándolos y saliendo un tipo de chispa, quedaron estáticos por 3 segundos para después ambos cerrar los ojos y respirar. Conectaron miradas y se sonrieron.

—Amor, perdóname, pero juro que yo no hice eso, ¿por qué no mejor mañana vamos y te demuestro que no fui yo?

—No tengo nada que perdonarte, mi amor. Perdóname a mi por pensar mal. No será necesario, confío en ti.

La pareja se abrazó sonriendo, se separaron y el chico le dio un beso a su novia, quien lo recibió gustosa.

Sí, así funcionaba. Cuando veían a alguien discutir lo único que tenían que hacer es apuntarlos y pensar en lo que quieren hacer. Cuando se trata de querer enamorar o quitar un enamoramiento tenían que usar las flechas.

—Vámonos, hermano.

—¿Volveremos? -preguntó Jimin sonriendo.

Ambos ya estaban volando para desaparecer en los rayos de sol, antes de que eso pasara se giró y miró al tal Jungkook.

—Claro que sí.





No había nada interesante que contar respecto a la situación. Taehyung bajaba a la tierra cada semana a supervisar a sus querubines hacer sus trabajos de enamorados.

Después de 2 años, bajando a la tierra, Tae no sólo veía a al hermoso chico que se pintó el cabello color morado, Jeon Jungkook; sino también al chico pálido que le gustaba a su hermano.
Amante de los gatos pero teniendo un pequeño perrito. Toca el piano, hace canciones, es psicólogo y es hermano del humano que le gusta. Descubrió todo eso gracias a las pláticas que hacían los hermanos.

10 de febrero. Aah. El mes del amor y la amistad, mes en el que todos los ángeles del amor bajan y tienen el trabajo más pesado, mes cuando muchas personas cumplen en esas fechas y reciben los típicos dulces o chocolates en forma de corazón. Como Jung Hoseok, el mejor amigo de Min Yoongi.

—En unos días es mi cumpleaños, ¿y sabes que me dio mi madre? Un peluche con un corazón. Agradezco el detalle pero es horrible cumplir en febrero y que lo único que te den sean cosas relacionadas con estas fechas —se quejaba el de cabellos blancos.

—Deja de quejarte, ni siquiera festejas tu cumpleaños —le dice Yoongi.

Desde arriba, en una de las nubes esponjosas estaban Tae y Jimin recostados, riendo y viendo la conversación.

Verlos divertirse, ir al parque, estudiar con compañeros y participar, haciendo dinámicas para aprender se veía divertido. Jimin quería saber que se sentía tener amigos con los cuales pueda hacer muchas cosas. Desgraciadamente, allá arriba no se puede hacer más cosas. La mayoría de los querubines están con deberes y casi no se divierten, pero es porque ellos quieren.

—¿Algún día nos divertiremos así, Tae?

—Si así lo deseas, claro que sí.

—Jm —el menor volvió a mirar hacia abajo—. Oh, mira. Jungkook llegó.

El de ojos azules dirigió su mirada hacia donde señaló su hermano y sonrió. Le agradaba su presencia, era alguien tranquilo y en ocasiones divertido, le agradaba.

—Bajemos —musitó.

—¿Qué?

—Jimin, bajemos en San Valentín.

—Hablando de San Valentín, ¿recuerdas cuando le hacíamos bromas al tío Valentín? Fue gracioso cuando comenzamos a aletear nuestras alas en su cara y verlo enojar —río el de ojos verdes.

La cara que Tae hizo es tipo "estoy hablando de algo serio y me sales con tus payasadas".

—Lo siento —volvió a reír —. Sólo me gusta recordar cuando tú y yo jugábamos. Retomando el tema, sí, bajemos el 14, que puedan vernos.

Taehyung sonrió.



« 14 de febrero »

—¿Estás listo? —pregunta Taehyung.

—Am... Taehyung, no es por nada, pero no quiero vestir así con los humanos.

Es cierto, si los vieran así pensarían que estaban locos, casi en sábanas.

Taehyung dio un chasquido. Ahora ambos traían ropa común.
Jimin una sudadera ancha amarilla y pantalones blancos con tenis del mismo color. Taehyung tenía pantalones flojos negros y una sudadera ancha de color lavanda y unos tenis blancos.

—Somos demasiado guapos —halagó con emoción Jimin—. ¿Crees que le llegue a gustar a Yoongi?

—Creo que le podrías gustar a cualquiera.

—Tu igual.

Volaron hasta llegar detrás de unos arbustos. Ambos chasquearon sus dedos y de inmediato sus alas desaparecieron y ahora podrían ser vistos.

—¡AUCH! —se quejaron ambos al caer al piso.

—¿Estás bien? —pregunta Tae.

—Sí. Vamos salgamos.

Estaban en un parque. En el parque que el trío de amigos salían a pasar el rato.

—No los veo, se supone que éstas son sus horas.

—¿Tú que sabes de la hora? —pregunta Jimin.

—Por el sol.

Jimin asintió. Miró a los lados y por fin los vio sentados en un lugar de comida al aire libre, tomó de la mano a Tae y comenzó a casi arrastrarlo hasta casi llegar. La mayoría de las personas los veían, su belleza estaba resaltando en el parque.

—¿Qué haces, tonto?

—Tengo un plan, silencio.

Llegaron al restaurante lindo y sencillo. No entraron al ver que los chicos que buscaban estaban pagando la cuenta.

—Vuelvo a preguntar: ¿Qué haces?

—Sólo sígueme la corriente.

Vieron a los tres salir.

—Am... ¿hola? -saludó Jimin.

"¡MÁTENME! ¡QUE ALGUIEN ME DÉ CON UNA ESTACA EN EL CORAZÓN!", gritaba en su mente Tae.

—¿Hola? ¿Podemos ayudarlos en algo? —preguntó Hoseok sonriendo.

Jimin se puso nervioso al darse cuenta de que Yoongi no quitaba su mirada de él.

—Am. Mi hermano y yo nos acabamos de mudar hace pocos días. Somos de Daegu y quisiéramos algo de ayuda, orientación. Además, no nos gusta estar solos y bueno, hemos estado caminando por aquí, la mayoría del tiempo los hemos visto aquí, parecen buenas personas.

—Que puta vergüenza —susurró Tae sosteniendo su nariz.

Jungkook rió ante el comentario de Tae.

—¿Me escuché?

—Tu susurro no fue tan susurrador —le contestó Jungkook.

"¡¿Me está hablando?!"

—Ya me di cuenta —sonrió Tae.

—Bueno, estábamos por ir al parque de diversiones, ¿gustarían ir con nosotros?

Los hermanos asintieron con felicidad. Los cinco comenzaron a caminar hasta que Jungkook preguntó.

—¿Cuales son sus nombres? ¿Son de Corea? Tienen un físico muy distinto.

Los hermanos abrieron los ojos, ¿que contestarían?

—Am bueno, nuestros antepasados son de Grecia, parte de nuestros familiares también son de Roma, otros de Finlandia —comenzó Taehyung.

—Nuestra madre era la única coreana, es por eso que tenemos sólo los ojos rasgados -terminó Jimin.

—¿Es rubio natural? —preguntó Hoseok.

—Sí, la mayoría de nuestros familiares son rubios.

—¿Usan pupilentes? —pregunta Yoongi.

—Nop, nuestros familiares de Grecia tenían los ojos de colores. Café claro, verdes, grises. Taehyung tuvo la suerte de tenerlos azules claros. Algo inusual.

—Oh, ¿entonces te llamas Taehyung? —pregunta Jungkook.

—Kim Taehyung y tengo 23 años.

—Y yo Park Jimin, también tengo 23 años.

—¿Son gemelos? —pregunta Hoseok —¿Por qué no tienen el mismo apellido?

"¿Por qué los humanos son tan preguntones?"

—Tae tiene el apellido de nuestra mamá y yo el de nuestro padre —evitó la primera pregunta.

Claramente no eran gemelos. Los querubines como ellos eran algo complicado al crearse y no sabría explicar ese tipo de cosas o de la manera humana.

—¿Saben varios idiomas?

"Por favor, cállense. Dejen de hacer preguntas".

—Sólo sabemos coreano, inglés, griego y estoy practicando italiano -contesta Tae.

—A ver digan algo en griego.

—Σταμάτα να κάνεις τόσες ερωτήσεις —dijo Taehyung con su voz notablemente más ronca de lo normal por usar el timbre de voz que usualmente usa él para el idioma.

Jimin sorprendido por la actitud y lo que dijo su hermano, le dio un zape.

"Dejen de hacer tantas preguntas", ¿enserio su hermano dijo eso? Que cómico.

—¿Qué dijo? —preguntó Yoongi.

—Que le gusta Jungkook.

"¡¿QUE QUÉ?!"

—Dije que por favor, espero nos llevemos bien —sonrió el rubio de ojos azules y dio un pellizco en el brazo de su hermano, este se estaba quejando en silencio.

Mientras tanto, Jungkook rió, hizo una cara de extrañeza y un ligero sonrojo apareció.

—¿Y en donde se mudaron?

Ah mierda. ¿Que contestarían a eso?

—No sabemos con exactitud la dirección je -dijo Jimin.



—¿Seguro que esta agua es higiénica?

—¡Que síí! —ríe Yoongi.

Los hermanos estaban algo desconcertados con todo lo que estaban viendo en el parque. No habían visto cosas... tan divertidas. Jimin preguntó sobre el agua porque estaban a punto de subirse a un juego mecánico que se llamaba aquaman.

—¿Gustarías subir conmigo? —la voz suave de Jungkook inundó los oídos de Taehyung. Asintió con una sonrisa.

Jimin, Yoongi y Hoseok iban enfrente platicando y carcajeando por las anécdotas de Hoseok.

—¿Te has subido a estas cosas? —pregunta Jungkook.

—Es la primera vez que vengo a un parque de diversiones. De hecho es la primera vez que vengo a divertirme con alguien que no sea sólo mi hermano.

—¿Enserio?

—Jimin y yo hemos estado casi toda nuestra existencia trabajando.

—¿Desde hace cuanto más o menos?

—Quizá hace doscien- ¡AUCH! ¿Qué te pasa?

Jimin lo había golpeado con el palo que sostenía al algodón de azúcar que ya se había terminado.

—Es muy gracioso mi hermano, ¿no crees?

Taehyung reaccionó. Estaba a punto de cagarla.

—Nuestros padres fallecieron hace unos años, fue cuando comenzamos a trabajar para mantenernos —dijo por fin el rubio al de cabello color uva.

—Oh, debió ser difícil.

—Sí. Teniendo en cuenta que ahora teníamos que estar al mando de demasiadas cosas.

—¿Tú padre era jefe?

—Era un Dios, una Deidad

Jimin al escucharlo, la palma de su mano goleó su frente y negando ligeramente.

—Admirabas a tu papá. Debió ser un gran hombre. Eres muy gracioso. Me gustaría conocerte más.

Taehyung sonrió.

—¿Qué edad tienes?

Claro que lo sabe. Pero no quería dejar de hablar con Jungkook.

—Tengo 20 años, cumplo el 1 de septiembre.

—Yo el 31 de diciembre.

El juego comenzó.

—¿Vamos a mojarnos? —preguntó Taehyung.

—Sip. Lo divertido es cuando estamos afuera y esperamos que llegue el siguiente para mojarnos más.

—¿Eso es bueno?

—¡El agua es higiénica, Jimin! —gritó Hoseok riendo.

No era un secreto que Jimin era un obsesionado con estar relucientemente limpio e impecable.

Cuando todos se mojaron, comenzaron a reír y cerraron los ojos al sentir que se les metía a los ojos el agua.

—¡Corran!

Volvieron a correr hasta llegar a escaleras arriba y de nuevo todo el agua se vino encima de ellos. Volvieron a reír. Ahora los 5 amigos se estaban peinando el cabello hacia atrás, dejando sus frentes descubiertas y sonriendo.

Las personas que hacían fila veían principalmente a los hermanos rubios. Resaltaban a lo grande. Su belleza no era el de un humano, literalmente.

El día se estaba acabando, estaba casi anocheciendo y los hermanos debían irse.

—Jimin, ¿a qué hora nos vamos? —susurró el de ojos azules.

—¿Hora? Nosotros no contamos la hora —susurró de la misma forma.

—Debemos irnos nosotros. Además, mira hacia arriba.

Los hermanos miraron hacia arriba, había una nube blanca y la misma querubín que en el funeral de su padre le había puesto la corona, estaba saludándolos y haciéndoles señas para subir.

Ambos la saludaron, con sus manos le lanzaron besos voladores. Era la mejor amiga de Jimin, por lo cual éste sonrió un poco más.

—¿A quién miran? —pregunta Yoongi mirando hacia arriba junto con ellos.

Hoseok y Jungkook miraron donde mismo, no viendo nada.

—Am...

—Todas las noches le lanzamos besos al cielo, porque allá están nuestros padres -sonríe Taehyung.

No mentía del todo, quizás nada.

—Que lindo —soltó Jungkook.

No sabía si lo había dicho por el detalle que tenían ambos por las noches o se lo decía al hermano mayor. Aún así, el de ojos azules sonrió y volvió a sonrojarse un poco.

—Tenemos que irnos. Esperamos verlos pronto —dijo Jimin, tomó de la mano a Taehyung y comenzaron a trotar hacia afuera del juego. Pero los otros 3 se cruzaron.

—¡Esperen! ¿Podrían darnos sus números?

Los hermanos se miraron asustados.

—No tenemos teléfonos —contestó Jimin.

—Imposible —dijo Hoseok.

—Es que nunca tuvimos necesidad de uno. No se preocupen, nosotros sabemos dónde y cuándo encontrarlos —explicó Taehyung.

—Pero hay días que no estamos en el parque.

—Eso lo sabemos —sonrió Tae.

—¿Y cómo-

—Uno no siempre está en el mismo lugar, obviamente. No se preocupen, los volveremos a ver, pero de verdad debemos irnos —interrumpió Jimin.

Dieron una leve reverencia para después salir corriendo y ocultarse detrás de unos autos que estaban estacionados. Se aseguraron se que no hubiera nadie al rededor de ellos y se hincaron.

—Vámonos, Jimin.

—Tae...

—¿Mh?

—¿Enserio volveremos a venir? ¿Lo prometes?

¿Por qué le preguntaba eso ahora?

—Lo prometo —ambos sonrieron. Chasquearon los dedos, en ese momento comenzaron a flotar y sus alas volvieron a aparecer, la ropa había desaparecido y fue remplazada con esas prendas que parecían sábanas blancas; emprendieron vuelo hacia arriba hasta desaparecer por las nubes.

Ya arriba. En el gran palacio y hogar de los hermanos, comenzaron a charlar.

—Taehyungie... me gustó este día.

—Me alegra.

—¿A ti no te gustó?

—Claro. Pero no quiero ilusionarme. No podemos exhibirnos de este modo. Nos hicieron bastantes preguntas, dijimos que nos habíamos mudado y ni siquiera tenemos casa allá, ni celular, ¿qué persona no tiene celular?

—En parte tienes razón, pero Tae. Hoy fue la primera vez que nos divertimos y convivimos sin que el trabajo esté relacionado.

—¿A qué quieres llegar?

—Llevamos dos años viendo lo que hacen, conociendo la ciudad, aprendiendo de lo que hacen las personas comunes y corrientes.

—Ajá.

—Si llegara a considerar el hecho de irme a vivir allá... ¿me lo permitirías?

"¿Que qué?"

—¿Cómo que irte? Apenas te conoce Yoongi y te has ilusionado demasiado, no seas idiota.

Después de eso, se quejó, un pinchazo sintió. Los ángeles no podían decir malas palabras en el cielo.

Que irónico. Taehyung siendo el encargado de que las personas se enamoren o el amor perdure le dice a su hermano que no se enamore así de rápido. Cuando sabe todo del amor.

—No sólo se trata de él, Taehyung. Allá todos se divierten, nosotros sólo estamos encerrados, volando en círculos para ver qué hacen los querubines y nos la pasamos lanzándoles flechas a los enamorados. Ellos se preparan, divierten, hay animales que me gustan.

—Jimin...

—Tae, vámonos a vivir allá abajo. A la tierra. Seamos humanos.

—Tenemos un reino que gobernar. Me gusta estar aquí, Jimin.

—¿Te gusta aquí? Taehyung, hoy al fin te vi sonreír y reír después de tanto tiempo. ¿No te gustó pasar el día con Jungkook?

—Ni siquiera sé si le gusta el mismo sexo.

—¡Agh, tú puedes arreglar eso!

—¡¿Te has vuelto loco?! Puedo desaparecer y el lugar desaparecería si eso llegara a pasar, Jimin.

—Pero-

—¡NO!

El cuerpo de Jimin retrocedió un poco, era la primera vez que su hermano le gritaba.

—Tae... sé que tenemos responsabilidades aquí. Pero quería que supieras que a mi me encantó estar abajo. Tener amigos, ver animalitos. También sentí una conexión con Yoongi.

—No podemos enamorarnos.

—No, Taehyung. Tú no tienes permitido hacerlo porque eres el que gobierna aquí, pero eso podría cambiar si tan sólo-

—Jimin, escucha. Me gusta lo que hago aquí, nuestro padre se fue hace pocos años y-

—Desde hace pocos años ves a Jungkook desde las nubes, literalmente. Ahora que tienes la oportunidad y sabes que puedes hablar con él, ¿por qué no lo intentas?

—Son las reglas —una lágrima salió de sus ojos azules —. No puedo estar con alguien al gobernar al menos que lo haya tenido antes de que pasara.

Jimin comenzó a llorar también.

—Lo he decidido. Comenzaré a estudiar mejor el mundo humano, y me iré. Me convertiré en una persona común y corriente.

—¿Si sabes lo que eso significaría?

Jimin resonó su nariz.

—S-sí.

Taehyung comenzó a volar.

—¡HAZ LO QUE QUIERAS, DÉJAME SOLO! —el grito del mayor resonó en todo el palacio. Las puertas blancas y enormes se abrieron, y lo último que vio Jimin, fue a su hermano mayor volar hacia afuera y desaparecer entre las nubes.



Quizás piensen algo como: Jimin, ¿cómo es que sentiste una conexión hacia Yoongi si apenas lo conoces?

Muchos ángeles tienen una clase de poder, pero es un poder que no descubren, es como si fuera algo natural en ellos y no lo saben. Desde el primer momento, a él le gustó Yoongi. Y sí, quizás sea estúpido, pero Jimin no sólo quería irse por Yoongi, sino, los gatos, el mar, divertirse, aprender con otros y por medio de la naturaleza. Ellos sólo trabajan, aprenden con libros, trabajan y trabajan, y de vez en cuando una siesta.

No quería dejar a su hermano sólo. Tener que irse, jamás volver y perder contacto con los querubines y su hermano sería realmente melancólico.

Era de madrugada. Desde su habitación y con la gran ventana abierta miraba hacia abajo.

—Bajaré... —susurró.

—¡Hola Jimin-ssi!

Jimin saltó por el susto.

—Pequeña —miró a la misma querubín de esa noche —¿Qué haces aquí? Deberías estar en casa.

—Te veía abatido, ¿sucede algo?

Quizás tenía la apariencia de una adolescente de 16 años, pero en realidad, seguro tendría un poco más de 100, ¿por qué no le contaría? Todos allí son inteligentes.

—Me enamoré —confesó, su mirada se dirigió de nuevo hacia las nubes y con su poder pudo despejar un pedazo de ellas para poder apreciar las calles iluminadas de Seúl.

La castaña se tapó la boca sorprendida.

—¡Oh por San Valentín! ¿Enserio? Eso es maravilloso, ¿y dónde está el afortunado o la afortunada de que un ángel como tú tuviera tu atención?

—Un humano.

—¡Eso es ge-

¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuál? ¿Dónde? ¿Quién?

—¿Cómo dices que dijistes? -dijo a propósito la palabra.

—Es un chico fantástico. De ensueño. Ama a los gatos, la naturaleza, la música, toca el piano, independiente y sobre todo, tiene un gran corazón.

—¡Pero eso-

—Por favor, no le digas a nadie. Ni siquiera a mi hermano. Sabe que me gusta pero no que me enamoré.

—D-de acuerdo.

—Promételo.

La chica dio su meñique, Jimin sonrió y juntó su dedo con el de ella.

—Gracias, Liria -al decir eso, sus alas blancas y enormes se abrieron. Salió por la ventana.

—¿A dónde irás?

—Abajo. Tierra firme. No le digas a mi hermano.

—¿Volverás? —preguntó preocupada.

—Lo prometo —el rubio sonrió y atravesó las nubes.

Liria sonrió. Su mano se agitaba despidiéndose aunque él no pudiera verlo. Con su vista de ángel perfecta vio como el líder menor llegó a tierra y se ocultaba en los arbustos. Exhaló tranquila y se dio la vuelta para irse, pero chocó con un cuerpo.

—K-Kim Taehyung.

Taehyung veía a la querubín con un semblante frío, sus alas blancas estaban aleteando con lentitud y firmeza. La estaba analizando.

—¿De verdad no me ibas a decir que mi hermano se fue a estas horas y que además se enamoró de un humano? -preguntó. Liria tembló.

Sabía que Taehyung no le haría nada, pero ¿cómo no ponerse nerviosa cuando su líder la estaba mirando de una manera amenazante?

—Realmente no —contestó de la misma manera tranquila y firme.

—¿Por qué no?

—Porque lo prometí. Jimin es mi mejor amigo y no diría algo que él me pidió guardar.

—Liria. Sabes que esto está mal.

—Jimin quiere ser feliz, Kim. Deberías respetar su decisión; además, a ti te gusta uno también, ¿o me equivoco?

Taehyung por fuera se veía tranquilo, pero por dentro estaba asustado, ¿cómo lo sabía?

—Llevo 2 años viéndote ir y venir, ¿crees que no me daría cuenta? Además, haces ruido al volar cuando estás emocionado, tú palacio está al lado de mi casona.

"¡Por un demonio!"

—No podría estar con él de todos modos.

—Claro que puedes. Si Jimin puede convertirse en un humano para siempre, el chico que te gusta puede convertirse en un ángel. Eres la única deidad que está viva por el momento, ¿quién sabría que estás incumpliendo una regla de estar con alguien?

—¿Tú como sabes que puede convertirse en ángel? ¿Es eso posible?

—Los esposos y hechiceros Kim Namjoon y Seok-Jin pueden ayudarlos.

Ambos ángeles miran hacia más arriba, donde pueden ver una casa en una de las nubes, una casa azul, la única de ese color.

—Esto es estúpido —sintió un pinchazo. No reaccionó.

-El único estúpido eres tú -cerró los ojos con fuerza al sentir el ligero dolor, inhalo y exhaló -. ¿Qué clase de hermano no apoya en las decisiones que toma su otro hermano?

—¿Cómo me has llamado?

Liria salió volando. Sí, puede que la haya cagado pero se siente bien, y no se arrepiente.

—Esa niña no tiene remedio.



—Hermano, ¿dónde está Holly? No le he dado comida —preguntó Yoongi con el plato de Holly lleno de comida.

—¡Está aquí conmigo! —gritó Jungkook desde su cuarto.

Yoongi fue a la habitación del menor y sonrió cuando vio a la bola de pelos con su Holly acostados en la cama.

—Está dormido, no lo molestes.

—No lo haré.

—Yoongi... ¿que opinas de los hermanos que estuvieron con nosotros?

—Son agradables y realmente deíficos. La belleza de ambos es inhumana.

Literalmente.

—¿Sólo eso?

Yoongi tomó asiento con su hermano en la cama y miró de reojo el celular de él.

Estaba en su galería viendo las fotos que se habían tomado ambos en los juegos y cuando comían.

—Ya veo que es lo que pasa... ¿te gustó Taehyung?

—Quizás. ¿Es real? Es alguien realmente atractivo y sus comentarios graciosos. Conectamos demasiado, tenemos gustos similares.

—Ya veo.

—¿Y a ti?

—¿A mi?

—Sí. A ti. Jimin no despegaba la mirada de ti y tú de vez en cuando le tomabas de la mano o antebrazo.

—E-era porque no se apuraba -tartamudeó nervioso el otro pelinegro —. Dormiré. Mañana tengo que ir a "La casona".

"La casona" era el refugio animal que Yoongi había abierto cuando era un adolescente. Veía a gatos y perros abandonados y que necesitaban un hogar, así que recaudó fondos para hacer un hogar a los animales sin dueño. Pueden ir a adoptar pero Yoongi debe estar seguro de a quien le están dando el animal, ya que no quiere que ninguno vuelva a sufrir.

—De acuerdo. Descansa.

—Descansa Jeon.

En la ventana que daba hacia afuera y con un árbol al lado, se encontraba un Jimin suspirando y sonriendo suavemente.

—"La casona".

Él sabía que era allí. Incluso sabía que Yoongi estaba en busca de veterinarios que trabajen para él las 24 horas, para que así cuando los animales estén enfermos no ir hasta uno y para el colmo que esté cerrado. Era molesto. Ojalá y los hospitales para humanos también cierren por las noches y abran tarde.

—¿Y si estudio veterinaria para así venirme? ¡Pasar tiempo con Yoongi y animales! ¡Que genial idea!

La luz de la habitación de Jeon se apagó.
Jimin se levantó del tronco en el que estaba sentado. Abrió sus alas, con un aleteo fuerte saltó y se dirigía a su hogar.















« 3 años después »

3 años desde que Tae y Jimin tuvieron esa charla y se distanciaron un poco. 3 años en los que Jimin estuvo yendo a bibliotecas y cursos en la tierra para estudiar veterinaria. 3 años aprendiendo más sobre los humanos.

2 años de relación con Yoongi. Todo eso a escondidas de su hermano Kim Taehyung.

Al menos eso cree él.

3 años en los que Taehyung bajaba a visitar a Jungkook. Siendo mejores amigos y soportando escuchar a Jungkook hablar de la chica que le gustaba.

—Ji-Eun es realmente especial. ¿Me ayudarías a escoger un obsequio para ella? Quizá en el día de la amistad pueda darle algo.

Taehyung agobiado asintió. Se levantaron y fueron a un centro comercial. En 2 días será 14 de febrero, y tendrá que hacer su labor que le romperá el corazón.

—¿A ti no te gusta alguien, Tae? Aprovechando que estamos aquí podemos comprarle un obsequio.

—Me gusta alguien. Pero no sería correcto estar con esa persona.

Jungkook no dijo nada.

En esos 3 años que estaban juntos, se dieron el tiempo de conocerse. Le gustaba Tae, pero él no daba indicios de nada, así que pensó ¿por qué no darle celos mencionando a su amiga de la infancia? Al parecer no funcionaba.

¡Por el amor de Dioses. Claro que sí funcionaba!

Pero no había nada que Tae pudiera hacer, no podía interferir en el amor que tenían Jungkook y Ji-Eun.

Pocas horas pasaron y Taehyung tenía que volver a resolver asuntos de los querubines. Jimin no estaba allá para ayudarlo.

—Debo irme.

—Tae... ¿puedo acompañarte a tu casa por lo menos ésta vez?

—No, Kook. Es mejor que vaya yo.

—De acuerdo.

Taehyung sonrió y se acercó para darle un abrazo a Jungkook.

—Suerte con Ji-Eun.

Jungkook no quería dejar de abrazar al rubio de ojos perfectos. Olía bien. Olía a flores y a vainilla. Sus abrazos siempre eran cálidos como si de nubes de tratasen. Se preguntaba si sus labios se sentirían igual o mejor.

—Cuídate -dijo Jeon.

—Cuídate tú.

Taehyung salió corriendo hacia un lado que siempre estaba solo.

Ese día, Jungkook decidió seguirlo. Corrió detrás de Tae, aún así siendo sigiloso. Hasta que pararon a un centro comercial que estaba abandonado y en preparación de ser demolida.

Vio a Taehyung que miraba a su alrededor y fijarse que no hubiera nadie. Hizo un gesto de alivio y chasqueó sus dedos.

Jungkook abrió los ojos impresionado al ver que unas alas enormes aparecían y al mismo tiempo él se iba desvaneciendo.

Cuando Taehyung se aseguró de que estaba completamente transformado y saber que ya nadie podía verlo, salió volando rápido.

—Que mierda acabo de ver... —susurró

—No se suponía que tenías que saberlo, al menos no aún.

La voz de Jimin lo exaltó detrás de él.

—¡QUIERO UNA PUTA EXPLICACIÓN DE ESTO! ¿Que mierda son ustedes? ¿Por qué nunca nos dicen donde viven y por qué Tae no tiene celular? ¿Son demonios? ¿Duendes? ¡¿Que carajos son!!

—Primero cálmate. No me grites. Y no somos duendes. Esos si son unos desgraciados. Y tampoco somos demonios, ellos tienen prohibido bajar a la tierra, de hecho, su furia causa que hayan accidentes automovilísticos horribles. También las muertes sin explicación, ellos son los causantes, y también-

Las manos de Jungkook acorralándolo y estampándolo contra la pared lo callaron.

—¿Quiénes son ustedes? -susurró amenazante.

—¡Somos ángeles!

—Eso se ve por su físico. Me refiero a-

—¡Estoy hablando literal! —alzó la voz —. Somos ángeles. Cupidos, como nos llamen ustedes. Taehyung y yo somos los hijos de Eros el Dios del Amor.

—Quiero saberlo todo —volvió a susurrar. Sus ojos habían cambiado de forma, ya no eran redondos. Su enojo había cambiado la forma de sus ojos.

—Te contaré todo, pero por favor, deja de ahorcarme.

Jungkook reaccionó y quitó su mano del cuello de Jimin. Este cayó al césped y tosió un poco.

—Sentémonos.



—Entonces por eso he estado estudiando veterinaria. Kim lo oculta pero de verdad te ama.

—¿Yoongi lo sabe?

—Me descubrió al verme transformado. Pero él no intentó ahorcarme al verme.

—Lo siento —se disculpa sonrojándose.

—¿Nos odias?

—No. Para nada. Sólo estoy impresionado.

Jimin miró hacia arriba.

—Debo irme —dijo alejándose un poco del tatuado.

—¿Cuándo vendrán?

—Yo vendré mañana. No sé cuando él vendrá. Por favor no le digas que vengo a la tierra, ni mucho menos que te dije que somos-

—¿Ángeles? ¿Deidades? ¿Cupidos?

—Amm... ¿de todo? Jeje —sonrió—. Cuídate.

—¡Espera! -toma el antebrazo del de ojos verdes.

—¡No grites, idiota! —le ordena Jimin.

—¿Yo podría ir a visitarlo en lugar de que él venga? Él simplemente aparece, no me dice los días.

—Lo siento, pero no sé si sería lo correcto.

—Por favor.

Jimin cerró sus ojos con fuerza. Taehyung podría desterrarlo, aunque sea su hermano o quizás tendría prohibido que ambos rubios bajaran a la tierra.

—Volveré mañana; puede que te dé una solución. No prometo nada.

Jungkook asintió y soltó a Jimin. Vio como éste desapareció. Jimin al ya estar transformado voló y miró que Jungkook tenía la mirada perdida.

—JA, está en shock. Pobrecito -se burlaba Liria volando al lado de su mejor amigo. Ella ya lo estaba esperando.

—No sé que hacer en este caso.

—Tranquilo. Tengo un plan. Llevo meses hablando con Namjoon y Jin.

—¿Enserio? ¿Por qué?

—Jimin... si tú te vienes a tierra, ¿podría irme contigo?





—¡Jefe! Mañana es San Valentín. Estamos muy ajetreados. Tendremos las flechas listas para mañana, ¿irá con nosotros?

Taehyung estaba en la sala principal del palacio, volaba en círculos con su puño en la barbilla mientras pensaba.

Lo tenía que hacer. Todos esos años habrían sido en vano, pero aún así no podría hacer nada, era su deber y no podía romper las reglas.

Paró de hacer vueltas y fue hacia una de las ventanas enormes, despejó un poco las nubes hasta que pudo ver hacia abajo.

—Tenme una flecha lista, por favor —pidió. Su voz había salido ronca y seca, un poco entrecortada.

—Sí, señor.

Dicho eso, el querubín salió del lugar volando. Cuando Kim lo notó rompió en llanto. Jimin y Liria lo miraban desde una distancia considerada para que no se diera cuenta de sus presencias.

—¿Flechará a Jungkook? —preguntó con un semblante preocupado la chica— Eso le rompería el corazón, se ha enamorado también.

—Lo sabemos, pero ¿qué podríamos hacer nosotros?

—Evitar esa flecha, Jimin. Jungkook sólo está mintiendo al decir que le gusta esa chica para causarle celos, cosa que Tae no ha demostrado.

—Y si flecha a Jeon pensando que se gustan...

—No podemos permitirlo, Jimin. Tenemos que estar muy al pendiente el día de mañana —finaliza asustada la conversación.

El resto del día, Tae estaba triste. Aclarando su mente y pensando que aunque él no quería, debía hacerlo. Era su trabajo. Además, no podía enamorarse, o al menos sigue creyendo eso.

Mientras eso, Jungkook tenía planeado la cadena dorada con un corazón flechado para el hermoso cuello bronceado natural de Taehyung, y en la cajita donde se guarda estaba escrito un papel que tenía escrito:

"¿Aceptas ser mi ángel? No necesitas darme con una flecha para enamorarme. Me encantas más de lo que una maldita flecha puede causar".

Y en una bolsa, contenía una blusa roja para su mejor amiga.

Al día siguiente a una temprana hora, el lugar estaba tranquilo, algunos querubines estaban listos para ir a otros rumbos que ya sería de tarde, otros estaban emocionados.

Mientras eso, Tae ya tenía esa maldita flecha en manos y su arco al rededor de su cuerpo.

Y abajo, en tierra firme, Jimin y Liria estaban charlando mientras esperaban el momento.

—¿De verdad quieres venir conmigo?

—Conocí a un chico hace un año. Bajé con ustedes pero sin que me vieran... nos gustamos. Es muy lindo y atento. Me preguntaba, si consigo trabajo para ayudarte con gastos y de más, podríamos decirle a Yoongi que me adoptaste, o qué soy una prima tuya y decidimos vivir juntos, o al menos hasta que sea mayor de edad aquí abajo.

Jimin sonrió, su mejor amiga había pensado todo.

—Trabaja con Yoongi y conmigo en "La casona", sería bueno y útil que los animalitos tengan una acompañante mientras que Yoongi, Hoseok y yo estamos ocupados adentro.

—¿De verdad? -sonrió Liria.

Jimin asintió emocionado. Se dieron un abrazo con los ojos aguados.

—Tengo algo para nosotros —susurra Liria.

—¿Qué es?

Los ángeles se separan. Liria saca de su bolsillo 3 frascos pequeños.

—¿Qué es eso? —pregunta el rubio.

—Estos dos blancos son para nosotros, nos hará humanos.

Jimin tomó uno, sus manos temblaban.

—¿Y el rosa?

—Es para Jungkook, tú se lo darás.

—¿Es p-para-

—Para convertirse en un ángel. En la pareja oficial de la deidad.

Jimin abrió grande los ojos.

—¿De dónde los sacaste?

Liria sonrió pícaramente. Tomó la mano de Jimin y volaron hasta llegar a la casa azul de los hechiceros.

El lugar era grande. Colores azules y blancos, todo era elegante.

—Sí, nosotros le dimos esas pociones a Liria —continuó Jin.

Jin era precioso. Sus ojos eran oscuros con el cabello ondulado y color negro, sus labios rosados y gruesos.

—Nos contó la situación de ti y tu hermano. Cuando supimos que se trataban de nuestros líderes, no nos negamos. Han hecho un buen trabajo en estos años, y siempre han sido queridos por todos nosotros.

Namjoon tiene el cabello castaño, piel ligeramente morena y un físico con gran masa muscular, labios gruesos pero delgados al sonreír, mirada intimidante y un aura que reflejaba armonía.

—¿Y por qué no le dieron uno para ser humano a Tae?

Jin inhaló profundo y después soltó todo para explicarle.

—Park, ¿tú hermano quiere irse de aquí?

—N-no lo sé, nunca hemos hablado de eso. Pero ha mencionado que me gusta lo que hace.

Namjoon toma la palabra ahora.

—Para serte sincero, Park, aquí arriba necesitamos a uno de ustedes dos. Y tú llevas estudiando años para irte, no son muchos, pero te has estado esforzando.

—Tú eres el que ha querido irse. Taehyung siempre ha sido un buen líder, al igual que tú, claro. Pero tú has demostrado que quieres estar allá, él sólo ha visitado al muchacho.

—¡Pero aún así no podría estar con él! Son las reglas —alza la voz Jimin.

Namjoon, Jin y Liria sonríen y niegan con la cabeza.

—¡Error! —alza ahora la voz su mejor amiga.

—Jimin, Taehyung es la única deidad, jefe del amor. Él puede cambiar las reglas —dice con tranquilidad Namjoon.

—¿Qué?

—Síp. Viene en el libro dorado, página 134, art. 340

—Pero no tenemos ese libro en nuestra biblioteca.

—Tu padre nos dio ese libro para estudiarlo. Olvidamos devolverlo después de su muerte, lo sentimos —comentó Jin.

—En fin. Tae puede estar con quien quiera porque es la única deidad por ahora, hasta que tenga un heredero o que él lo escoja.

Jimin sonrió a lo grande y sus alas comenzaron a aletear rápidamente.

—¡Esto nos hubiera servido hace años! -gritó.

Una música sonó desde afuera. Los 4 se asomaron por la ventana. Miles de querubines comenzaron a salir de sus hogares, todos formándose y al frente de ellos, Taehyung firme y con la mirada perdida.

—Hoy es un día especial. Ya saben que hacer, ayuden a las personas a amarse, pero no flechen a alguien que no esté enamorado, de lo contrario habrá consecuencias, para el querubín que utilizó esa flecha o para esa persona.

Todos los querubines comenzaron a susurrar cosas, no querían embarrarla, ni siquiera por error. Serían precavidos.

—Ya saben sus direcciones —dio media vuelta hasta que sus ojos fueron hacia abajo —. ¡Andando!

Después de su grito, todos comenzaron a volar hacia diversas direcciones. Taehyung esperó hasta que estuviera solo y bajó con lentitud.

—Jimin, volemos. Rápido.

—Muchas gracias por todo, de verdad —agradeció Jimin, saliendo de la casa.

Namjoon y Jin sólo reverenciaron y sonrieron. Vieron al rubio y a la castaña salir a toda velocidad del lugar e ir detrás de Taehyung.

El día era cálido, el cielo como si fuera un atardecer de película, naranjado y amarillo. Varias flechas estaban siendo esparcidas, entraban al cuerpo de la persona enamorada para fortalecer la relación.

Taehyung decidió volar a los al rededores para supervisar a sus ángeles. Parejas enamoradas se estaban besando, dándose obsequios, había abrazos, cariño. Amistades divertidas y sinceras.

Hasta que vio a Jungkook con una pelinegra, era Ji-Eun.

—Mira, te traje esto, espero te guste —le da la bolsita a la chica. Lo abre y saca la blusa que le había comprado.

—Wow, Jeon, te luciste. Al fin no me regalas la misma bolsa de siempre.

Jungkook pone en blanco sus ojos, después recibe un golpe en su hombro.

—Yo te tengo algo -de su mochila saca dos bolsas—. Este es para ti. Y este es mío, de ti para Tae.

—¿Cómo?

Ji-Eun rió.

—Mío de ti para Tae. Esto se lo darás a Taehyung, siento que esta pulsera le quedaría bien, sus manos y color de piel son hermosas como para no usar accesorios.

—Muchas gracias. Yo le compré una cadena dorada. Su cuello y clavículas resaltarán más de lo normal.

Ambos sonrieron. Ji-Eun estaba muy feliz por el de las hebras moradas. Recuerda que él la había pasado mal al haber terminado una relación hace unos años, por suerte la tristeza no duró mucho, y comenzó a sonreír más desde que conoció a Taehyung.

—¿Y sabes dónde está Taehyung? Ya es un poquito tarde para no verlo, siempre está a la misma hora.

Jungkook abrió los ojos y pegó sus labios. Seguramente estaba... donde sea que viva.

—Quizá está ocupado, en un rato llegará.

—¿Y si no? -pregunta la pelinegra.

—No creo que falte en esta festividad, es su trabajo.

Ji-Eun puso una cara de extrañeza, más no preguntó, seguramente hablaba de que Tae vendía paletas u obsequios para este día.

Desde lejos, Taehyung los estaba viendo sentado en una nube enorme y esponjosa. Entre lágrimas, comenzó a balbucear.

—Por ti fui capaz de fingir que estaba feliz aunque triste me encontraba, Jungkookie. Te amo tan mal...

Jungkook y Ji-Eun se levantaron de la banca, lo siguiente que divisó fue a ambos abrazarse.
Un abrazo tan fuerte y con tanto cariño. Taehyung quería ser Ji-Eun. Ella podía estar con quien quisiera, puede amar sin reproches.

—Ojalá el amor fuera perfecto como el amor en sí —susurró para después levantarse de la nube.

Tomó su arco, su cuerpo temblaba, sus manos agarraban el arco con delicadeza. Le estaba quemando el momento, quería desaparecer. Estaba a punto de dispararle con la flecha del amor y fortalecimiento al chico que lo cautivó con su belleza. Con ese carácter tan firme pero a la vez tan adorable. Con esa voz que podía ser suave y ronca sin esforzarla.

Esos labios rosados y esponjosos, que tantas ganas quería besar y tenerlos para él.

Porque Jungkook lo había enamorado desde un inicio, desde antes que se conocieran. No necesitaba cruzar palabras, él sólo quería a Jungkook para él, que lo amara como nadie podía hacerlo por esa maldita regla.

—Jeon Jungkook... mi amor no correspondido. Mi ángel sin alas pero con un corazón tan grande y valioso. Te daré el honor de que tu relación sea la más pura y hermosa de todas. Sólo... —moqueó, sus lágrimas resbalándose por sus mejillas— s-sólo sé feliz, mi pequeño ángel.

Tomó la flecha y la colocó en el arco, sus brazos seguían temblando, pero ya tenía a la vista la espalda del de hebras moradas.

De pronto, su cuerpo completo cayó a la nube por dos cuerpos que conocía muy bien. Jimin y Liria lo habían tirado antes de disparar.

—¡NO, KIM! ¡NO LO HAGA! —gritó con lágrimas en los ojos Liria.

Los mejores amigos habían escuchado al mayor. Todas esas palabras que habían salido desde el fondo de su ser, quizá no fueron los de un poeta, pero se trataban de sus sentimientos.

Los sentimientos son elementales en la vida de un individuo. Pueden herirte y sanarte. Pueden hacerte feliz y a la vez destruirte. Hay que saber utilizarlos y no gastarlos en la persona incorrecta, pues no sabrás con quien tratas. Son duraderos y podemos decidir sobre ellos y ocultarlos de manera voluntaria.

—Hermanito, no hagas esto. No tienes porqué.

—¡ES MI DEBER! ¡SE AMAN Y YO NO PUEDO NI DEBO INTERFERIR! -gritó en llanto el rubio. Sus ojos encontrándose irritados y rojos hacían que sus ojos azules se vieran más claros de lo normal y resaltaran.

—No, Taehyung. Ellos no se aman como tú crees -la voz suave de Liria hizo que el cuerpo de Tae dejara de estar tenso.

—¿Eh? -susurró.

—Taehyung, ellos son amigos desde la infancia. Jungkook te ama a ti, no a Ji-Eun.

—P-pero él-

—Él sólo quería causarte celos —interrumpió Jimin —. Míralos.

Los rubios y la castaña dirigieron su mirada hacia los que se habían dejado de abrazar hace unos segundos. Detrás de la pelinegra había un hombre joven, quien le tapó los ojos y cuando la chica quitó las manos, se abalanzó al hombre para besarlo en los labios como saludo.
Jungkook sólo los miraba con una sonrisa para después irse de allí y caminar, para ver si encontraba al rubio que tanto está esperando desde la mañana.

Taehyung sonrió un poco, pero su semblante volvió a cambiar.

—Pero la ley dice que-

—Kim. Eres la única Deidad del Amor. Eres el líder, un rey. Tú cómo la nueva Deidad puedes cambiar las reglas y dejar de seguir las antiguas. No hay nada que te detenga a amar a quien tú quieras. Además, ya no será tanto un problema porque Jeon ya sabe que no eres un humano —paró de hablar cuando Tae la miró con un semblante asustado—. No te preocupes, él te ama tal y como eres, y se dio cuenta la última vez que viniste —Liria sostiene el rostro de Tae—. Ahora ve con tu ángel. Te está esperando.

Taehyung ve de nuevo a Jungkook, estaba sentado debajo de un árbol y con su celular en manos, jugando.

—Gracias —Tae pasó sus largos dedos por sus ojos y limpio para eliminar rastros de lágrimas.

Jimin se abalanzó al cuerpo de su hermano. Un abrazo de oso se estaban dando.

—Te amo mucho, Taehyung, quiero que seas feliz —se separó del abrazo—. Ahora vete, que voy a volver a llorar si sigues aquí.

Taehyung sonrió, acarició el cabello suave y rubio de su hermano y después el de la castaña para salir volando.

Al pisar la tierra en un lugar oculto, chasqueó sus dedos y ahora tenía un pantalón negro y una playera roja de mangas largas, los tenía color blanco.
Salió corriendo hasta llegar a Jungkook.

—¿Jungkook? —susurró tímido.

Al escuchar la voz profunda que tanto le enloquecía, se levantó y limpió con sus manos su pantalón.

—T-Taehyung, al fin lle-

Fue callado por la boca de Taehyung.

Lo estaba besando, al instante fue correspondido. Un beso con tantas ganas, delicadeza y amor inmenso. Ambos sostuvieron la cadera del contrario, juntando más sus cuerpos.

—N-no sabes cuánto esperé para este beso —susurró Jungkook.

—Ni tú sabes cuánto tuve que esperar y soportar para besarte —respondió de la misma forma —Jungkookie, te amo. Lo hago desde la primera vez que te vi. Con esos ojitos tan bonitos y labios que siempre he querido probar.

—¿Y te gustaron? —preguntó con una sonrisa ladina.

—Son más suaves de lo que imaginaba.

Jungkook sonrió y volvió a juntar los labios rosados con los suyos, sus lenguas se juntaban y jugaban, Jungkook mordía la lengua húmeda de Tae y éste sonrió al momento. Se separaron.

—Tengo un regalo para ti, toma —Jungkook le da la bolsa.

Taehyung sonríe y abre la bolsa. Al ver la cadena con el dije de corazón, sonrió. La nota había caído pero la agarró.

"¿Aceptas ser mi ángel? No necesitas darme con una flecha para enamorarme. Me encantas más de lo que una maldita flecha puede causar".

Rio al terminar de leer y asintió con la cabeza. Sonrieron y volvieron a besarse y después abrazarse. Jeon lo alzó y dio varias vueltas, haciendo que el rubio riera.
Después de bajarlo, Jungkook agarró el collar y se lo colocó. También se puso la pulsera.

—Tu cuello ahora es más hermoso -halaga Jungkook.

—Muchas gracias, Jungkookie. La verdad es que yo-

¡TAEHYUNG!

Las voces de Jimin y Liria gritándole a todo pulmón y verlos correr hacia él, hizo que la nueva pareja los miraran con confusión.

—Aquí está tu obsequio para Kook. Lo sentimos, lo había olvidado en casa —mintió Jimin. Los mejores amigos se tomaron de la mano y salieron corriendo de ahí, no queriendo alargar el romántico momento que estaba teniendo el mayor.

—¿Y qué es? —cuestiona Jungkook con emoción.

Taehyung al ver el frasco abrió los ojos. Sabía que era, lo había visto en los libros de hechizos que tenía en la biblioteca.

—Kookie, esto te convertirá en un ángel... como yo. Pero será para siempre.

Jungkook se sorprendió, ¿era posible?

—Sí, es posible —soltó como si hubiera leído su mente—. Pero creo que es innecesario, yo ni siquiera sé si tú quieres-

—¡Quiero estar contigo! Vámonos y seamos felices, Taehyungie —pidió Jungkook con una sonrisa.

No es como que Jungkook amara su vida. Era aburrida, y al fin conocía a alguien a quien de verdad ama y esa persona a él. Irse con él sería lo mejor que decidiría.

—¿Estás seguro? No hay vuelta atrás -insiste Tae.

—Lo juro -sonríe Kook. En sus manos ahora tiene ese frasco, el cual sólo debe tomarlo.

¿Te irás sin despedirte? -la voz de su hermano aparece atrás de ellos.

Yoongi, Hoseok, Jimin y Liria estaban mirándolos.

—Yoongi, yo-

—No digas nada. Si es lo que te hace feliz, ¿Quién soy yo para impedírtelo? Además, Jimin se quedará.

—¿Te convertirás en humano para siempre? —pregunta Jungkook.

Jimin y Liria muestran sus frascos, las cuales obviamente aún no toman.

—Jungkook. Al tomarlo, ya no podrán verte. Jimin y Liria tampoco podrán verme más -confesó triste el rubio.

Jungkook se acercó a su ahora novio y juntó ambas frentes.

—Jimin se quedará por Yoongi. Yo me iré por ti.

La pareja sonríe.

—Hermanito. Sólo quiero que te cuides.

—Y que usen condón —aconsejó Hoseok riendo.

—No existen enfermedades con nosotros —dijo Taehyung con una sonrisa de superioridad.

—¡¿De verdad?! Oh carajo, al fin podré hacer ejercicio sin que me den esos malditos dolores de cabeza —festejaba Jungkook.

—Y si dices una mala palabra allá arriba, sentirás un pinchazo en cualquier parte de tu cuerpo. Está prohibido -mencionó Liria.

—¿Qué? ¿Cómo así? —preguntó decepcionado.

—Lo siento, no serás grosero nunca más —rio Jimin.

Así se la pasaron un rato los 6, estaban hablando y riendo, hasta que llegó la hora de irse. Los querubines estaban comenzando a volar hacia su hogar.

—Debemos irnos, Kookie.

La pareja se levantó junto con sus amigos. Jimin y Liria se acercaron a Tae mientras que Jungkook a Hoseok y Yoongi.

—Gracias por todo, a ambos —agradeció Tae.

—Para eso están los hermanos -sonrió Jimin.

—Si, bueno. Todo fue gracias a mi —bufó la castaña.

Tae le da un abrazo fuerte a la adolescente —¡Gracias, dije! —ríen —. Cuídense. Muchísimo, por favor. Aquí sí envejecerán —Taehyung sintió un pinchazo en su corazón.

—Extrañaré mi eterna belleza y juventud —puchereó Jimin.

—Aún pareciendo una pasa, serás un anciano rubio con ojos verdes hermosos.

Jungkook se acercó a Taehyung, sus ojos estaban llorosos, los ángeles miraron hacia atrás y vieron a Hoseok y Yoongi llorar por Jungkook, al chico que criaron por muchos años y ahora estaba listo para irse a volar, literalmente.

—¿Están listos? -preguntó Taehyung. Jimin, Jungkook y Liria asintieron. Tomaron sus frascos y comenzaron a beberlos.

Segundos después, los 3 fueron alzados un poco y fueron rodeados por una luz dorada. A los pocos segundos, Jimin y Liria cayeron al suelo.

—¡AUCH! -se quejaron los mejores amigos.

—¡Listo, Tae! Ya somos- ¿Tae?

—Ya somos humanos, Jimin. Jungkook ya es un ángel también —susurró Liria—. Por eso ya no los vemos.

Taehyung y Jungkook se estaban viendo. Ignorando la conversación de los humanos.

El cabello de Jungkook ya no era morado. Ahora era de un intenso color negro brillante y sus labios eran rosados pero casi a un color rojo, sus ojos eran grises y su piel se había aclarado un poco más. Sus alas eran enormes, iguales a las de Taehyung al ser su pareja, color blancas con toques dorados.

—¡Eres un verdadero ángel!

Se tomaron de las manos y Tae se acercó para juntar sus labios de nuevo.
Miraron hacia los lados y divisaron que Jimin, Liria, Yoongi y Hoseok ya estaban caminando rumbo al parque para pasar la noche ahí.

—¿Nos vamos?

Taehyung asintió, pero una idea se cruzó en su mente.

—¡Ven! —pidió Tae. Jungkook torpemente volaba atrás de él —. Cuando estemos arriba te enseñaré a volar mejor. Tranquilo.

Sus manos se juntaron y vieron que Yoongi estaba con Jimin de frente.

—¿Qué harás? —pregunta Jungkook al notar que Taehyung estaba tomando su arco y flecha y apuntar.

—Haciendo mi deber —susurró Taehyung.

La flecha desapareció al chocar con la espalda de Yoongi. Había fortalecido esa relación. Amor, comprensión, fidelidad, sinceridad y más amor habría siempre en esa relación. Después del flechazo, Yoongi atrajo a Jimin para comenzar un beso.

—¡Listo!

—Espero sean felices —habló Jungkook.

—Lo serán. Ya verás.

Se tomaron de las manos. Querubines aparecieron a sus lados y comenzaron a volar hacia su hogar. Al día siguiente, Jungkook fue presentado como Deidad, como la pareja de Taehyung, con quien gobernará hasta la eternidad. A quien amará siempre.



—Oh... amor. Para, por favor.

Después de 4 años, Taehyung y Jungkook habían reforzado su relación. Jungkook era muy amado por todos en las nubes.

Técnicamente era el sociable y el que le daba alegría al lugar. Cambiaron varias cosas desde su llegada, pues ahora todos trabajaban mientras jugaban, mientras que cuando sólo estaba Taehyung y Jimin creyendo que no se podía, todo era trabajo.

Pero ahora todos volaban rápido de un lugar a otro al jugar y reían. Saludaban animados a las Deidades. Taehyung comenzó a ir con Namjoon a leer libros mientras que Jungkook se divertía con Jin, haciendo que hechizos explotaran, pero nada siendo grave.

En estos momentos, Jungkook y Taehyung estaban en la enorme cama que compartían. Después de una sesión extraordinaria de sexo duro, pasión y sobre todo con tanto amor, decidieron quedarse desnudos y besarse todo el cuerpo hasta dejar marcas.

Era diciembre, navidad se estaba acercando, y como lo han estado haciendo esos últimos años, bajaban y miraban desde afuera de la ventana a Yoongi y Jimin.

—¿Vamos a verlos?

—Besémonos un poco más y vamos -contestó Jungkook con los ojos cerrados y sus mejillas rojas. Su cuerpo estaba débil al igual que el del rubio.

Después de un rato, por la noche bajaron.

—¿Qué están haciendo? -pregunta Jungkook al llegar al árbol grande que estaba por fuera de la ventana que daba hacía la cocina de la casa de la otra pareja.

—Comiendo y jugando con un rompe cabezas -la sonrisa en el rostro de Taehyung no se hizo esperar.

Jeon toma asiento al lado de su amado y comienzan a mirar con detalle todo lo que hacen.

Jimin y Yoongi jugaban y reían con su hija adoptiva. Una pequeña castaña clara, tan hermosa e inteligente. Y de un momento a otro, Liria llegó detrás de la pequeña y salió corriendo. Jimin comenzó a perseguirla por toda la casa, mientras que Yoongi los miraba desde la silla con una pequeña sonrisa.

—Tae...

—¿Sí?

—¿Podemos tener un hijo?

Oh carajo. ¿De verdad su esposo le estaba preguntando eso?

—Podemos crear uno. Pero quiero que se parezca a ti.

—No podemos embarazarnos como para que se parezca a alguno de nosotros -recordó el pelinegro con un puchero, el cual desapareció por un beso corto que le dio el de ojos azules.

—Amor, nosotros podemos crearlos, al hacerlo obviamente se parecerá a nosotros.

—¿Entonces si quieres tener un hijo conmigo?

—Yo quiero todo contigo, mi ángel hermoso.

Jungkook colocó sus manos en el cuello de su pareja y lo acercó a él. De nuevo comenzaron a besarse. Los besos en ellos eran algo natural. Mientras que dos Deidades se besaban en el árbol, Yoongi y Jimin lo hacían también, pero ellos con su pequeña hija en brazos mientras que se tapaba los ojos.

—¡Papis! Vuélvanme a contar la historia de los ángeles del amor; Kim Taehyung y Jeon Jungkook. ¡Por favooooor! -rogó la niña.



¿Saben? Detesto esto porque no tenía idea de cómo terminarlo JAJAJA.
Pero espero que les haya gustado.

Casi diez mil palabras ajsjs.
¡GRACIAS POR LOS 7K TAMALITOS! Y Feliz San Valentín.

- Burrito de Tamal. 🤍

cuenta secundaria: elixius_

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