Capítulo 1.

Después de terminar de ir a Corporation Capsule y de que Trunks le pidiera que lo entrenara, no sabía a dónde dirigirse. Por una parte quería ir con su madre y su abuelo par convivir un rato con lo que restaba de su familia, pero, por otra parte..., ya llevaba tiempo sin ir a aquel lugar especial, todo por culpa de sus entrenamientos y las veces que hacía frente a los androides. No quería que ella viera cómo quedaba después de una pelea; ya suficiente tenía la chica con sus problemas como para agregarle los de él.

Sintiendo una necesidad desde lo más recóndito de su ser, emprendió vuelo directo a aquel lugar donde lograba olvidar todos sus problemas, donde encontraba una calidez distinta a las demás. Donde estaba ella, la única que lo hacía sentir pleno y como un chico... normal.
No le importaba si estaba lloviendo a cántaros, no le importaba si podía pasarle algo por su descuido. No le importaba nada en esos instantes.

Solo quería verla, pasar unos cuantos minutos a su lado.

Cuando vio a lo lejos aquel refugio que había construido con Bulma para los sobrevivientes de los ataques, sonrió como siempre lo hacía cuando la miraba. Como un niño emocionado.
Descendió y notó que todos los que habitaban allí estaba encerrados en sus chozas; y no era para menos: la lluvia cada vez estaba intensificándose, sin contar el temor constante hacia los androides.
Caminó un par de minutos hasta que halló una vivienda en particular, la cual se hallaba un poco más apartada de las demás. Se detuvo en frente y quedó absorto allí unos segundos, titubeante, pero, casi por impulso, se dispuso a tocar.

Unos instantes después, salió aquella persona que había añorado en ese lapso de tiempo, haciéndole alzar las comisuras de inmediato con tan solo verla sana y salva. Desde que se había vuelto cercano a esa chica, el miedo de que los androides encontraran aquel refugio y lo atacaran lo envolvía seguidamente; no quería volver a verla lastimada a tal punto de perder su vida. No nuevamente.
Porque sí, la primera vez que la vio fue de aquella manera: Seiren, una simple humana, había intervenido en un ataque y le hizo frente a aquellas máquinas desalmadas con tal de proteger a un par de niños, arriesgando su propia vida sin miramientos.

Se ganó su respeto; aunque en su debido momento lo que sintió fue molestia por aquel arranque.

—¡Gohan, estás todo mojado! —Exclamó Seiren tras salir, sorprendida de verlo allí; estaba la lluvia muy fuerte, al final de cuentas.

—Hola... —susurró el pelinegro entre divertido y enternecido por la preocupación que ella mostraba por él; lo hacía sentir... feliz.

—Pasa. Te vas a enfermar y no estamos para eso, tonto —regañó la que poseía ojos cafés y cabellos negros, tomándolo del brazo derecho y jalándolo a su pequeña vivienda—. Anda, ve a bañarte, yo te paso ropa después —ordenó empujándolo a dicha área. Aquel gesto logró que Gohan soltara una sutil risa.

Diablos, vaya que había extrañado su presencia todo ese tiempo.

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Terminó de colocarse la ropa que Seiren le había dado —prendas que eran de él, pero que había dejado en una de sus visitas—, sintiendo el aroma de comida y leña quemándose, abrigándolo. Al fin se sentía tranquilo, al fin ese constante impulso en su ser se calmaba.
Dio unos cuantos pasos hasta llegar a la pequeña cocina, encontrándola allí moviéndose rítmicamente, haciendo de cenar. Sin más, terminó de acortar las distancia para abrazarse por detrás, apegándose lo más posible, buscando su calor de manera casi desesperada.

Solo ella le recordaba que, pese a la crítica situación, él seguía siendo un humano que necesitaba cariño y compañía.

—¿Quieres cenar? Es curry —ofreció Seiren echando su cabeza atrás, reconfortada de sentirlo a su lado.

—Ya cené donde Bulma, pero puedo acompañarte —accedió Gohan, acurrucándose más en el cuerpo femenino.

—Eres insaciable —murmuró la de ojos cafés, soltando una risita por lo bajo.

—Sí, tal vez —susurró el que, en esa línea del tiempo, era hijo único de Gokú y después le dio un corto beso en la nuca, rompiendo el contacto tan solo para colocarse en el costado derecho de ella—. ¿En qué quieres que te ayude?

—Tranquilo, ya casi acabo. Mejor toma asiento; debes de estar cansado —inquirió la fémina, dándole un leve codazo al ver que Gohan no se movía de su posición. Y este terminó por obedecer.

Todo quedó en un silencio tranquilo, o así hubiera sido si no fuera por el sonido de lluvia y los trastes de la cocina.

—¿Qué tal ha estado yendo todo por acá? —Se atrevió a preguntar el más alto, mirándola desde su sitio; se hallaba sentado en el piso, refugiándose del frío a través de la mesa pequeña que había allí, la cual poseía una manta que se acostumbraba usar en épocas de invierno.

—Normal, no ha pasado nada interesante ni novedoso
—respondió Seiren colocando la comida y el agua en la mesa, después tomó asiento, al lado de él—. Creí que no vendrías por..., ya sabes... —insinuó, sin atreverse a completar su oración.

—Quería verte —confesó el Son echando su brazo derecho en el hombro de ella, pegándola contra él—. Además, también quería comunicarte algo...

—Dime —alentó la chica mientras desviaba su vista momentáneamente a la superficie de la mesa. Suponía que no era una noticia que le iba a gustar mucho, no al haber notado que el semblante de su contrario se tornaba serio.

—Voy a entrenar a Trunks —soltó sin más, provocando que, nuevamente, un corto silencio se apoderara del ambiente.

—Pensé que ibas a esperar un poco más —reprochó la joven mirándolo a los ojos, buscando una explicación.

—Lo sé, pero... sabes que confío en que él podrá sustituirme si llego a faltar más adelante; yo no creo que sea el salvador realmente —aclaró Gohan, dando un corto suspiro tras su explicación.

—Te dije que no quería que habláramos sobre eso —zusurró Seiren mordisqueándose internamente su mejilla, bajando la mirada.

Odiaba la sinceridad con la que Gohan decía las cosas.

—Sabes que, al paso en que va esto, será inevitable en algún momento, Sei —al notar que la postura de su contraria se tornaba más sombría, se arrepintió de haber dicho aquello—. Perdón... —se apresuró a disculparse al tanto que bajaba su mano a la cintura de su compañera, en un intento torpe de solucionar la tensión que se habla instalado repentinamente entre ambos. Y comenzó a regañarse internamente.

Se supone que había ido para pasar un rato ameno con ella, no para sacar ese tipo de conversación.

—Solo..., por favor, no hables de esto ahora, ¿sí? —Pidió la fémina mirándolo con súplica; sabía que lo que dijo Gohan podía suceder en cualquier momento, vaya que lo tenía muy presente, pero no quería estarse atormentando por eso. Ella solo deseaba disfrutar lo más posible los momentos que podían compartir, olvidarse de aquella maldita situación en la que se encontraban, aunque fuera tan solo por unos minutos—. Por favor... —reiteró en un hilo de voz.

—De acuerdo —aceptó el chico y la tomó del mentón para darle un casto beso, disculpándose silenciosamente con ese movimiento. La de cabellos negro solo recargó su cabeza en el hombro de él, buscando sentirlo más cerca, intentando abstraerse de su cruel realidad—. Hay que cenar o se enfriará todo —intentó cambiar el tema completamente, palmeando suavemente (casi siendo una caricia) la coronilla de la de ojos topacio.

—Glotón —inquirió la de ojos cafés tras pasar disimuladamente su antebrazo por sus párpados, y después picó con un dedo el estómago del Son, sacándole una sonora risa a este.

Ambos intentaron olvidarse unos momentos de todo; solo querían ser ellos dos, unos simples chicos disfrutando de la compañía del otro.

-Lindassj1

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