PROLOGUE

﹏﹙ PRÓLOGO﹚﹏
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-Deberías darlas en adopción-Raffaella Romanov habló soltando una risita mirando divertida a su sobrina. -No falta mucho para que te quedes sin espacio, ¿o es que acaso piensas traerlas a nuestra casa?-la mujer preguntó, sin embargo, solo obtuvo como respuesta una mirada de reproche de parte de la niña.

Octavia Loughty aplaudió brevemente en señal de aprobación. -Por mí no hay problema, hace mucho no tenemos invitados tan lindos. -dijo con una enorme sonrisa mientras acariciaba a una de las miles de lechuzas que se encontraban en aquel invernadero.

-No la alientes. -Raffaela Romanov volvió a hablar. -Sabes perfectamente que es capaz de hacerlo. -Las tres mujeres soltaron una pequeña carcajada que se fue convirtiendo en un silencio incómodo. Keres sabía por que estaban ahí.

Ya habían pasado 2 meses desde que los alumnos de cuarto año de Koldovstoretz habían recibido una carta felicitándolos por estar próximos a entrar a su quinto año, todos estaban emocionados y sorprendidos por esto ya que era inusual recibir sus cartas de aceptación meses antes de que acabara el año escolar. Keres pudo estar igual de emocionada de no ser por un pequeñísimo detalle.

Ella no recibió su carta.

-Ya llegará, no te preocupes. - Octavia le dijo dulcemente acercándose a ella. Raffaela copió su movimiento y posó su mano derecha en el hombro de la chica.

-Via tiene razón, recuerda que nunca han enviado las cartas antes, tal vez te la darán en las vacaciones.

Giovanna Romanov tosió "aclarándose la garganta" para que las tres mujeres pudieran notar su presencia. -Y aunque no lo hicieran, recuerda que hay una escuela que lleva años tratando de reclutarte. -Giovanna se acercó a su hija y le acarició la mejilla suavemente. -Teruko te quiere de regreso, desde que te fuiste ha intentado llevarte a Mahoutokoro un millón de veces y bueno -Giovanna soltó una pequeña risa. -No negaré que me pondría muy feliz si vas a Hogwarts, te aseguro que Phini se pondría muy feliz de verte y bueno, aún tenemos a Ilvermorny, ahí Ander y Via vivirían contigo.  Así que no te abrumes, ¿de acuerdo?, todo tiene solución. -Keres asintió y sonrió levemente a su madre. - Ahora, vamos a comer que me muero de hambre.

10 minutos después, 5 personas estaban sentadas en el comedor charlando animadamente cuando el jefe de la casa Romanov recibió una carta con la firma de un personaje que pocos podrían no conocer.

-Al parecer Albus Dumbledore vendrá en la tarde a tomar té con nosotros. -Vasili Romanov soltó una carcajada. -A este punto, ya no me sorprende que se invite solo a nuestra casa.

Keres esbozó una sonrisa y siguió comiendo, solo había visto una vez a aquel hombre y desde que lo conoció le pareció raro. Para ser un hombre viejo, su vestimenta y actitud no coincidían para nada con su edad.

-Agradece que esta vez envió una carta, la última vez apareció de la nada en el cumpleaños de Raffaela. -Giovanna movió la cabeza recordando aquella ocasión.

Todos los presentes rieron y continuaron su comida poniendo música y contando los más recientes chismes, porque si en algo se destacaban los Romanov, era en saber todos los escándalos de las diferentes monarquías del mundo. No se dieron cuenta del tiempo que había pasado hasta que el sonido del timbre los interrumpió y los obligó a dar por terminada su charla.

-Bueno, por más que nos encantaría quedarnos -Raffaela habló dirigiéndose al vestíbulo. -Via y yo tenemos un recital. Nos vemos luego.

Una vez despidieron a las mujeres, los tres Romanov restantes recibieron a Albus Dumbledore y pasaron al jardín. Giovanna y Vasili platicaron unos minutos con él mientras Keres miraba el suelo escuchándolos en silencio.

-Por más que nós agrade su presencia, no creo que haya venido solo a tomar té y comer galletas, profesor.

-Está en lo cierto, señor Romanov, aunque realmente agradezco su hospitalidad -el hombre de gafas de medialuna se acomodó en su silla. -Ha llegado a mis oídos el hecho de que su hija Keres aún no ha recibido su carta de aceptación a Koldovstoretz, por lo que me gustaría invitarla a unirse al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a que estudie sus últimos tres años.

Por primera vez desde que llegó el viejo, Keres volteó a ver al hombre y luego a sus padres. -De ninguna manera.

-Les aseguro completa seguridad dentro del plantel, tanto de ella como la de los alumnos a su alrededor; sí, señorita Romanov, estoy consciente de su condición. -Dumbledore habló rápidamente al ver como la chica palidecía con su comentario. -Pero le aseguro que nadie se enterará de ella. Tendrá un dormitorio privado y podrá salir de los terrenos de Hogwarts cuando lo desee, Madame Pomfrey nuestra enfermera, estará al tanto de usted y la ayudará a sanar después de sus episodios. Aunado a todo esto y conociendo sus habilidades, tomará clases avanzadas de pociones para que desarrolle aún más su talento nato.

El bombardeo de información dejó a los Romanov sin palabras. Por más que se sintieran orgullosos de su hija por recibir una invitación directa a Hogwarts, aún tenían sus dudas. Dejando de lado el hecho de que Keres era una bruja talentosa, ella debía cumplir con sus deberes como princesa de Rusia y si bien se les dificultaba de sobremanera el ajustar su horario para que pudiera asistir sin problema a Koldovstoretz, no se imaginaban el enorme trabajo que les llevaría ajustarlo si es que asistía a una escuela en Inglaterra. Eso sin contar que no estarían cerca de ella para protegerla.

Aunque Keres se sentía aliviada, su cabeza no podía dejar de llenarse con dudas al respecto. La voz de su interior le decía que Albus Dumbledore no era de confianza, pero su corazón estaba tan emocionado que sus latidos comenzaron a apagar la voz poco a poco.

-¿Qué quiere a cambio? - la pregunta rompió el silencio e hizo que Albus Dumbledore dejara su taza en la mesa - Con todo respeto profesor, las personas raramente dan este tipo de oportunidades sin pedir algo. Además, mi "condición", como usted la llama, no es de dominio público, por lo que le ruego que me diga cómo es que sabe de ella.

Dumbledore no se alteró en absoluto por la pregunta tan directa, simplemente sonrió y aclaró su garganta. -Debe saber que yo fui la primera persona a la que sus padres acudieron una vez que estuvieron al tanto de su problema, por lo que le puedo asegurar que no deseo ningún tipo de "recompensa" por invitarla a estudiar a Hogwarts, únicamente deseo apoyar su educación en todo lo que cabe.

-¿Por qué?. - Su madre la miró con reproche y Keres decidió cambiar la intención con la que hacía la pregunta. -Es decir, ¿por qué yo específicamente?, estoy segura de que hay bastantes alumnos con mi misma situación y no me limito solo a Koldovstoretz.

-Porque es una bruja excepcional y ha demostrado dotes inigualables a tan corta edad. Le repito una vez más, solo quiero apoyar su educación para ayudarla a sobresalir aún más. - Dumbledore sonrió con amabilidad y Keres no podía estar más confundida.

Pensando y reflexionando por algún tiempo, ella solamente respondió: -¿Cuándo empiezo?. - La enorme sonrisa en la cara de su madre y la carcajada de su padre, hizo que el ambiente se tornara más amigable y festivo para los presentes, los cuales brindaron por Keres. Pasados un par de minutos, Dumbledore se despidió de la familia y Vasili lo acompaño a la puerta, dejando solas a Keres y a su madre.

-Fue una decisión muy valiente de tu parte, pequeña, me alegro de que la hayas tomado. - Giovanna acarició la mejilla de su hija y le dedicó una gran sonrisa. -Te prometo que haremos tiempo para que este mismo fin de semana vayamos por todos tus útiles y tengas todo listo para tu primer día en Hogwarts. - Giovanna solo pudo notar como Keres sonreía con un dejo de tristeza.

-Se que estás preocupada por lo que pueda pasar en uno de tus episodios y admito que nosotros también lo estamos, pero mi niña, no puedes pasar toda tu vida escondiéndote, - Giovanna se acercó a Keres y la envolvió en un tierno abrazo mientras su padre veía a lo lejos y le daba una ligera sonrisa - todo va a estar bien. - Giovanna abandonó el jardín dando terminada su conversación y tal como ella había prometido, aquel fin de semana se dirigieron a Londres, específicamente, al Callejón Diagon

Aunque Keres sabía que nadie la reconocería debido a sus pocas apariciones en público, se vio obligada a usar la capucha de su capa por orden de su madre. -Estamos en Inglaterra, aquí nadie sabe quién soy. Además, ¿no crees que me veré sospechosa por llevar la capucha?

-Es por tu propia seguridad, así que deja de quejarte. - Giovanna y Vasili se veían preocupados, cualquiera que los viera diría que estaban a punto de abandonar a Keres, aunque la realidad era completamente diferente. -Estarás sola por un tiempo, ¿está bien?

-Mamá, voy a estar bien - Keres estaba fastidiada por la sobreprotección de sus padres, pero no podía culparlos de nada ya que comprendía muy bien sus razones. - Via va a llegar justo cuando yo haya terminado mis compras, no pasa nada.

Giovanna solo asintió y Vasili le dió una palmada de aliento despidiéndose ya que tenían que asistir a un compromiso.

Luego de un par de horas de visitas a los numerosos locales del Callejón Diagon, Keres había conseguido todo de su lista de útiles y mientras esperaba a su tía, un cartel en particular llamó su atención. -Callejón Knockturn -. Dirigida por la curiosidad, Keres entró al lugar en cuestión y se sorprendió por la cantidad de libros, ingredientes y objetos destinados a las artes oscuras. Debió notarse su asombro, porque una anciana con un puntiagudo sombrero se acercó a ella y preguntó si era su primera vez en el Callejón. Keres la ignoró por completo y siguió viendo a los alrededores.

-Este no es lugar para una bruja tan pequeña como tú, ¿sabes?. - Keres comenzó a sentir el aire de amenaza que emanaba de la señora y vio como esta sacaba lentamente su varita. Copiando su acción, Keres sacó su varita disimuladamente.

Estaba a punto de lanzar una maldición cuando a lo lejos, vio a alguien hablando por lo bajo mientras miraba en su dirección y no pudo evitar ponerse nerviosa por la manera en la que la miraba. -¿Me reconoce? -. La duda la comenzó a asustar, por lo que queriendo evitar aún más la atención, decidió dejar de lado su varita y solo se dedicó a mirarla de la forma más amenazante que podía. Después de un par de minutos, no podía descifrar si la bruja se alejó de aburrimiento, por la mirada de Keres o bien, por el hombre extraño. 

Anonadada por la situación, sacudió la cabeza y miró nuevamente al hombre asintiendo en señal de agradecimiento. -¿Por qué le estoy agradeciendo?, tal vez era cómplice de la vieja bruja. -  Al no recibir ninguna señal de parte del hombre, decidió acercarse al local donde este se encontraba. - Dos helados de vainilla, por favor - Keres pidió al encargado de Florean Fortescue mientras le dirigía una pequeña sonrisa al hombre que en teoría la salvó.

-¿Necesitas algo?. - La profunda voz del pelinegro hizo que Keres se quedara sin palabras por un momento mientras que el hombre alzó una ceja esperando impaciente alguna respuesta por parte de la chica.

"14 sickles, porfavor". El pedido del heladero hizo que Keres despertara de su trance para pagar y una vez que le habían entregado ambos conos, miró se dirigió a dónde estaba aquel sujeto y le entregó uno de ellos en forma de agradecimiento.

-¿Para que quiero esto?, en ningún momento te pedí un helado, simplemente pregunte si necesitabas algo. - La mirada llena de desprecio por parte del que ahora veía, tenía unos profundos ojos negros, hizo que Keres se revaluara el hecho de que la había intentado ayudar. -Entonces sí era cómplice de la bruja. - pensó.

Estaba a punto de explicarle lo que había pensado, cuando escuchó a lo lejos los gritos de su tía llamándola. Apenas tuvo tiempo de decir algo ya que cuando menos lo esperaba, Via ya se encontraba a pocos metros de la tienda.

-Keres, debemos irnos, ¿sí conseguiste todo lo que necesitabas? - Octavia miraba con ternura a su sobrina hasta que se percató de la presencia del hombre y lo barrió con la mirada de la forma más gentil posible -¿quién es y de que estaba hablando con mi sobrina?. - El azabache frunció el ceño -Estábamos discutiendo amistosamente sobre ingredientes de pociones puesto que soy el profesor de dicha asignatura en Hogwarts, le aseguro que es todo. - Apenada, Octavia comenzó a charlar y a disculparse con el hombre por no reconocerlo, mientras que en la mente de Keres solo se pudieron formular dos preguntas: -¿Con él voy a tener clases avanzadas de pociones?, ¿que no me estaba lanzando una maldición?.

Dispuesta a no quedarse con la duda, intentó hablar, pero de nuevo no tuvo oportunidad de hacerlo debido a que su tía la sacó del recinto y guió a un callejón vació. Cuando vió que se preparaba para desaparecerse, Keres entró en pánico. -Espera, debo regresar con el profesor, necesito preguntarle algo.

Octavia lo pensó un momento y accedió. -Está bien, pero no tardes, ¿de acuerdo?. - Ella solo asintió y regresó corriendo a Florean Fortescue comenzando a buscar por todos lados a aquel hombre sin éxito. Rápidamente buscó en su pequeño bolso un bloc de notas y una vez terminó de escribir, arrancó la hoja en cuestión y le susurró: -Encuentra al hombre de cabello largo y túnica negra. - Segundos después, la hoja se convirtió en un ave y salió volando a su destino. Keres no sabía si el hombre recibiría su nota, pero los constantes llamados de su tía no le permitieron pensar mucho y regresó a casa.

Un par de horas más tarde, la lluvia azotaba los cielos de Londres y con ello, un hombre se disponía a tomar su té cuando escucho un picoteo en una de sus ventanas. Comenzando a molestarse por el ruido, decidió investigar de donde provenía sorprendiéndose al ver que un pequeño pájaro de papel era el causante. Cuando lo dejó entrar, este se convirtió en una hoja en la que se podía leer:

¿En serio es profesor de pociones en Hogwarts?

-K.

Por primera vez en mucho tiempo, en la cara de Severus Snape se podía ver una pequeña sonrisa resultado de la confusión provocada por la nota. -¿K.? -Tuvo poco tiempo para reflexionar ya que la tinta se había borrado por completo del papel, dando paso a otra frase.

Cuando reciba el mensaje, puede contestarme aquí mismo, no hay necesidad que mande de nuevo al pajarito •ᴗ•

Severus Snape lo pensó un par de minutos y luego escribió de nuevo en el papel tal y como "K" le había indicado.

¿Por qué debería responder esa pregunta?

Después de un par de minutos, la hoja volvió a cambiar y las frases escritas hicieron que Severus Snape abriera levemente sus ojos en señal de sorpresa. 

Solo necesitaba saber si no era un loco que había intentado maldecirme.

Un placer profesor, soy Keres Romanov.

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