I
I. LAGOS CARMESÍ
SIEMPRE HABÍA ESTADO consiente de lo cruel que podían llegar a ser las personas, pero saberlo no es lo mismo que sentirlo y las enormes marcas en su espalda eran testigo de eso. Keres Romanov había aprendido a no llorar, pues si lo hacía solo la golpearían más, así que solo se acostaba ahí, en medio del enorme salón tratando de contener sus bufidos de dolor.
Cerró sus ojos con la esperanza de dormir un par de horas, pero el recuerdo de los gritos regresó a su mente.
—¡Grand jeté en tournant!, ¡¿qué no entiendes mocosa?!
—¡Lo intento!, pero no puedo. Si lo hago como tú me pides me torceré el pie, además en Vaganova nos enseñaron de otra---
La chica calló sus palabras al sentir un agudo dolor que le recorría todo el cuerpo e hizo que cayera al frío suelo, producto del hechizo Cruciatus, cortesía de la mujer frente a ella.
—¡¿Desde cuándo puedes hablarme de tú?! — gritó la mujer molesta —Es obvio que aún necesitas clases de modales. Ya me cansé de tener que escuchar cómo me contestas, así que métete esto en la cabeza de una buena vez. — se acercó a su oído y con una fría voz susurró —Nadie vendrá a salvarte.
El sonido de una puerta deslizándose hizo que abriera sus ojos y se diera cuenta de que solo había soñado lo sucedido. Parpadeó un par de veces para acostumbrarse a la luz y pudo ver dos siluetas casi idénticas en el umbral.
—Te dije que preguntaras primero si podíamos pasar... — dijo la chica mirando a Keres.
—De acuerdo — le respondió el chico y volvió a cerrar la puerta. Luego de unos segundos, golpearon el cristal y vió de nuevo a aquel par. —Hola, ¿está bien si nos sentamos contigo?, los demás compartimentos ya van llenos.
Keres soltó una risita y asintió, luego ayudó a ambos con sus respectivos baúles y volvió a sentarse. La chica le dió una tímida sonrisa e igualmente se sentó. Rápidamente trató de iniciar una conversación con el chico, pero este no le siguió la corriente.
—¿Eres de primer año?, nunca te había visto por aquí.
—No, soy de quinto, pero acabo de llegar de otra escuela — mencionó Keres mientras veía a ambos con mayor detenimiento.
—¡Entonces eso era lo que James sabía que nosotros no!, tenemos que restregárselo en la cara antes de que todos se enteren, Nora.
—Todos se van a enterar pronto Carter, ¿o es que no te has dado cuenta en dónde estamos? — Nora golpeó en el hombro a Carter y rió —Además, eres un maleducado, ni siquiera te has presentado y ya quieres que todos la conozcan.
—Tienes razón — Carter se levantó de su asiento e hizo una pronunciada reverencia —Buon pomeriggio, mia cara. Soy Carter D'Rossi y esta es mi hermana Nora. Desafortunadamente compartimos la misma cara, pero no temas, que el sentido del humor se quedó de mi lado.
Nora rodó los ojos y le extendió la mano a Keres. —No le hagas caso a mi hermano, nació 1 hora más tarde que yo, así que a veces su mente va un poco lento. — bromeó Nora — ¿Cuál es tu nombre?
Keres sacudió la mano de Nora y respondió. —Soy Keres, Keres Romanov.
—Keres. — repitió la chica mirándola fijamente —Tu nombre me es familiar, aunque dudo que nos hayamos visto antes. Por tu apellido adivino que eres rusa, ¿cierto? — Keres asintió.
—Koldovstoretz debe ser horrible si decidiste cambiarte a Hogwarts a pocos años de terminar.
Nora frunció el ceño y volvió a golpear a su hermano. Carter dejó de hablar y se sentó mientras se sobaba el hombro.
—Parte de mi familia estudió en Hogwarts, así que pensé en darle una oportunidad — Keres se encogió de hombros y sonrió —Confieso que también me fui porque ya no soportaba a mis compañeros.
—De eso no te tienes que preocupar porque nosotros somos geniales y todos nos aman, bueno, casi todos.
—Minnie y el profesor Snape no piensan como los demás, pero que se le va a hacer. — volvió a hablar Carter
—¿Minnie? — Keres preguntó curiosa.
—La profesora McGonagall, le decimos Minnie porque alguna vez estábamos hablando de un ratón muggle y pensó que le decíamos a ella. Se enfadó mucho, pero no ha hecho nada para impedir que le dejemos de llamar así.
—¿Podemos parar de hablar de la escuela?, aún faltan dos horas para que lleguemos — pidió Nora con ojos suplicantes.
—¿Qué dices?, ¿le hacemos caso? — preguntó Carter. Keres solo sonrió en respuesta y miró a Nora.
—Dime Keres, ¿sabes son las grageas de todos los sabores? — se metió un pequeño dulce color verde a la boca y segundos después hizo una mueca de asco. —Moco.
Keres soltó una carcajada y decidió olvidar aquel sueño, al menos por el resto del viaje, únicamente se aferró a el sentimiento que aquellas escenas le causaban, pues recordaba perfectamente que ese día descubrió algo.
Odiaba el color rojo.
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