Capítulo Ocho.
08. oferta
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—River tiene trillizos— fue lo primero que soltó Zander al entrar en la oficina de Nikolaev el viernes en la mañana luego de pasar todo el jueves tratando el caso de River.
—Veo que lo sabes— fue todo lo que contestó Morozov.
—Yo... maldición que ahora solo es más candente— se sentó frente a su mejor amigo— sus hijos parecen tres angelitos.
—Oh, yo no los llamaría así, especialmente al rubio más claro— negó riendo— pero son muy parecidos a su madre.
—y que lo digas, Atenea es idéntica.
—¿Has pasado tiempo con ellos?
—No en sí, estoy ayudando a River en algo—se sentó bien e inmediatamente dejó de bromear para poner un semblante serio, el tema que debía tratar no ameritaba a chistes— algo de lo que te quería hablar.
—Habla sin darle tantas vueltas al tema, Zander— bufó irritado.
—Tienes que casarte con River.
—Debo admitir que me esperaba que al enterarte me gritaras que corriera hacia el otro lado y renunciara a todo— se sorprendió— ¿por qué esta necesidad de que me case con River?
—Porque podrías ser una parte de la solución que necesita.
—Estoy confundido, habla claro sabes que odio cuando haces eso.— rodó los ojos irritados.
—Puedo decirte que si tomaste la decisión de pedirle casamiento, debes usar la carta de los hijos— bajó y subió sus hombros, restándole importancia—y si por alguna razón dejo unos papeles de un caso aquí, no los revises, ya sabes privilegio abogado-cliente.
Se levantó dejando unas hojas sobre el escritorio y Nikolaev entendió la muy directa indirecta tomando la carpeta para abrirla.
William Orson.Político conservador que sube rápidamente en su mundo y mucha más información sobre el no tan desconocido nombre, siendo la persona que era debía mantenerse al tanto de los grandes nombres en Londres y Orson iba por el camino de la fortuna.Pero sus políticas eran dudosas, tenía una cara muy golpeable, pero ni él podía negar que era un chico apuesto con unos ojos verdes no tan claros como los suyos.
Hasta que llegó a lo que buscaba, información esencial.Una foto de una pareja que reconoció de inmediato pues aún siendo más joven River era igual que siempre, solo que se veía cansada en aquella foto, sonreía, pero no como lo hacía de verdad.El rubio tenía un brazo detrás de sus hombros mientras que sonreía y en otra se besaban. Era su jodido ex y por el papel que había después definitivamente era un idiota.
Era una citación a la corte por la custodia de los trillizos, el idiota era el padre quien no parecía jamás haber formado parte de su vida.Luego de leer un poco más fue entendiendo el comentario de Zander.Tal vez no fuera abogado de familia, pero algo entendía y era que con el pasar del tiempo las cortes habían dejado de darle las custodias automáticamente a las madres y al final del día William era ligeramente más estable que River.
No había conocido el lado materno de su asistente todavía, pero con solo ver cómo se había desesperado el miércoles... Wilde se volvería loca sin sus hijos. —Oh perdón, olvide los papeles— volvió a aparecer Zander.
—Necesito que asistas a la reunión que tendré con River en la noche— le devolvió la carpeta— como abogado no como amigo.
— bien.
(...)
—Debo decir que esto se siente como el inicio de una película de terror— murmuró Zander tomando asiento en la cabecera de la mesa de reuniones.River estaba a su lado izquierdo y Nikolaev a su lado derecho ambos totalmente serios.
—Este es el momento donde uno de ustedes me asesinan— bromeó River para romper el hielo, estaba nerviosa y no sabía qué esperar de la Reunión.
—Es más fácil que nos mates tú a nosotros— soltó el ruso castaño— pero debemos tratar un tema serio.
—Bien, antes que nada quiero aclarar que nunca hable sobre ser madre por todos los estereotipos que vienen con esto— explicó algo nerviosa— más todavía siendo madre joven y soltera.
—Es entendible River, no nos debes explicaciones y no estamos aquí para juzgar porque tomaste aquella decisión— contestó de inmediato Nikolaev— esto se trata sobre una oferta.—River los miro confundida, ¿oferta de trabajo? Podía ser solo eso aunque había leído demasiados libros y esperaba que no le soltaran algo como estar con ambos.
Se los encontraba demasiado apuestos para su propio bien, pero Zander no era exactamente su tipo y sería demasiado extraño ¿les gustaría compartir mujeres?Movió su cabeza quitando esos pensamientos de su cabeza— ¿sobre qué?
—Estás al tanto de que la salud de mi padre está empeorando cada vez más— comenzó a explicar su jefe— también estás al tanto de que el hombre está fuera de sí mismo y tiende a hacer locuras.—Claro que lo sabía esa era una de las razones por las que Grigory le agradaba tanto, era tan espontáneo a diferencia de su hijo quien disfrutaba de las cosas hechas bien y siempre organizadas.—Pues resulta que decidió que esta vez tomó una decisión que me afecta a mí también, está en juego todo lo que trabaje en mi vida y el trabajo de todos aquí.—Eso no sonaba nada bueno y este no era el momento para perder su trabajo, aquello haría que le quitaran con más facilidad a los trillizos por lo que todas sus alarmas mentales comenzaron a sonar.—Debo casarme, lo más pronto posible.
—¿Qué?— soltó confundida.—Debo casarme o perderé mi puesto en la firma y venderá todo a quien sabe quien.—Pero tú no tienes novia, ¿tu padre se golpeó la cabeza?— comenzó a murmurar— esto es malo.
—Lo sé y por eso necesito tu ayuda, necesito una esposa River.
—¡Te ayudaré a buscar una de inmediato!— ofreció entendiendo ya la oferta— habrá muchas candidatas de eso estoy segura, pero podré buscar a la correcta, solo necesito una lista de lo que buscas y resolveré el problema.
—Sé que lo harías, pero no quiero eso— suavizó un poco su tono al notar que la mujer no estaba entendiendo nada.
—¿Vas a renunciar entonces? No puede hacerlo... yo... yo— comenzó a tartamudear— no puedo perder mi trabajo, necesito parecer lo más estable posible ante la corte ¡dile algo Zander!
—River debes respirar, tú nunca pierdes la calma y ahora no pareces muy estable— le ofreció un vaso con agua el ruso pelinegro.
—No pienso renunciar, al menos no si me ayudas— le entregó una carpeta con papeles— no necesito que me busques una esposa porque quiero que tú, seas mi esposa.
Una estruendosa risa salió de los labios de la inglesa al escuchar aquello— ¿es una broma?— detuvo la risa al ver cómo los dos hombres frente a ella parecían muy sinceros— ¿es en serio? ¡No, estáis locos!
—Esto los beneficia a ambos River, escucha.
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