ᬊ II. Thirsty ᬊ

Título:
Thirsty

Autora:
95WinterBear95

Protagonistas:
Seok Jin y Tae Hyung
(BTS)

Género:
Drama romántico

Sinopsis:

En el cumpleaños del príncipe Kim se dio a conocer un misterioso príncipe que bailaba con el cumpleañero  cuál todos desconocían, aunque no todos en realidad, el rey Nam Joon, aunque sorprendido, sabía quién era ese príncipe que llegó luciendo un traje, joyas y una corona.

¿Qué había sucedido antes y después de semejante revelación?

[Los diálogos mal escritos donde él personaje de Seok Jin habla son parte de la trama y están escritos así de forma intencional]

Cumplía los veintidós años y esa noche se le prepararía un baile por su honor, fue lo que pidió para esa noche, estaba muy emocionado como ningún otro día, principalmente porque después de mucho tiempo se reencontraría con el príncipe Jung Kook, un hermano suyo que desposó a una princesa de un reino lejano a sus tierras.

Kim Jung Kook ya era todo un rey, sin mencionar que era muchos años mayor que él, para ser exacto unos siete, pero ellos eran tan unidos que parecían de la misma edad, se enviaban cartas todo el tiempo y gracias a él, aprendió a ser un guerrero digno. Nam Joon había sido quien lo educó por la ausencia de su padre.

Los Kim son tres hermanos, Nam Joon, es el rey actual de Haraniek, el cual ya tenía un hijo de tres años y era el mayor de los Kim. Jung Kook, el hijo del medio y por último el hijo menor, Tae Hyung, quién buscaba una esposa para convertirse en un rey y llevar más riquezas para su familia.

Eso era el deseo de su madre y Nam Joon. A él le valía quince sacos de berenjenas podridas cuantas riquezas y títulos podría llevar a la familia si se casaba, él no quería eso, y no porque no creyera en el amor, Kim Tae Hyung conocía perfecto lo que era amar con locura. No sabría si sus hermanos se casaron por interesados, solo sabía una cosa, el amor existe, el amor duele y el amor no se debería escoger por cuánto vale una cabeza y una posición.

Se escucharon las campanadas a lo lejos, eso indicaba el medio día. Se apresuró para bajar lo más rápido posible, aquella prisa tenía un solo motivo, el regreso de los caballeros. El príncipe estaba perdidamente enamorado por un caballero, oh, era el caballero más precioso que había visto en su vida, ningún príncipe estirado se le asemejaba al hijo más hermoso que la luna pudo regalarles a los mortales. Un hombre de mechas rubias, largas y brillosas, de unos ojos verdes como el musgo con largas pestañas, y de los labios más rosados y abultados que una fresa fresca, ese era él, su amado caballero.

Se había asomado por el enorme pasillo cerca del corazón del castillo, observando cómo se acomodaban los caballeros formando un enorme rectángulo entre ellos. Buscaba con sus ojos al hermoso caballero, pero entre cientos era difícil ubicarlo al instante.

—¿Qué haces? —preguntaron a sus espaldas, aquel volteó a mirar con la guardia baja y el corazón acelerado—. Qué hacías he preguntado.

—Miraba a los caballeros... son admirables.

—Deberías ir a ver el salón, ya está casi terminado para esta noche —el menor asintió alejándose —Nam Joon no era despistado, sabía que su hermano iba todas las tardes a mirar a los caballeros y venía haciéndolo desde hace meses.

Llegó a la planta más baja del castillo, espiaría de forma rápida a los caballeros, aunque su caballero se encontraba más alejado sobre un caballo, eso lo supo porque escuchó a uno galopar a sus espaldas, siguió ese sonido hasta que lo encontró. Usaba unas ropas blancas, pero ya grises por suciedad, un pantalón un poco roto y su largo cabello amarado bajo un casquillo. Hicieron contacto visual a lo lejos y el mismo impulso del príncipe lo hizo caminar hasta él ensuciándose las botas con barro fresco.

—Príncipe Tae Hyung —dijo aquel con la voz más hermosa, si todo lo suyo era perfecto. Bajó del caballo apresurado mostrándole todo su respeto con una reverencia a pesar, que el príncipe le dijo que dejara de hacerlo, que ellos ya eran muy cercanos como para seguir las aburridas etiquetas—. No le oí venir.

—Hola Seokie, pasaba por aquí y da la casualidad dé que nos volvemos a encontrar —vaciló.

—Me alegra que pasara, tenga un feliz cumpleaños. En mi pueblo, le hubiera prepararía un vino para festejar —Tae Hyung rio con gracia al mirar al caballero, Seok Jin le parecía un mundo nuevo—. ¿Qué vacer usted por la noche?

—¿Deseabas ir por ahí? A pasear a solas.

—Podría llevarlo muy lejos, tan lejos como me den los pies.

—Seokie, tan dulce que no puedo dejar de amarte.

—Príncipe —rio apenado al sentir como el menor lo tomaba de las manos—. Su prometido estará muy celoso si se sabe.

—¡Qué va! Si con el único que anhelo casarme es usted, Seokie —la cercanía de sus labios era tan mínima que fue el caballero quién se apresuró en hacerlo nulo, probando el bálsamo de fresa que usaba el príncipe—. Mi Seokie, larguémonos de aquí, huyamos hasta el fin de los tiempos, por usted estoy dispuesto a todas las locuras de este mundo, tan solo por estar juntos el resto de mis días. Yo lo haría todo por ti.

Se conocían desde hace tiempo, Seok Jin era el caballero asignado de Tae Hyung para cabalgar o salir fuera del reino, eran tres caballeros más, pero el príncipe nombró a Seok Jin como su caballero principal y único. Aquel jamás se opondría y pensaba que estaba mal dejarse envolver por el dulce coqueteo del joven príncipe, pero él tenía sentimientos, amaba a su príncipe con la misma locura de Tae Hyung.

—Te amo —fue lo que dijo entre un beso descarado en pleno fango—. Nos iremos apenas me lo diga, yo hago maletas, tengo poquito, pero es lo necesario.

—Te amo tanto Seokie, en verdad te juro que seremos muy felices, construiremos juntos una casita, y tendremos muchos caballos.

—Es mi sueño, eres mi sueño.

Aquellos compartieron sus sueños en una tarde, este le dijo que lo que más deseaba era tener una casita con un establo, así como los que veía en el reino. Tae Hyung esa noche se juró volver ese sueño realidad, más a él no le gustaba ser un príncipe y quería vivir su vida como le diera la gana, con quién amara y en la profesión que lo llenara, como lo eran los caballos.

Ya no era muy secreto que su punto de encuentro era el corral del sur, ya no podían seguir evadiendo las realidades en las que vivían, un caballero y príncipe era impensable, pero los besos en lugares abiertos eran los más atrevidos. Entraron a un establo desolado por completo, cerrando la puerta como si hubiese un caballo en la casetilla, probaron sus labios de forma coqueta y lenta, tantos besos que han compartido en la oscuridad de un sucio establo, pero parecía no interesar.

—Ohh Seokie —murmuró sobre esos esponjados labios de cereza mientras se perdía en el verde de sus ojos—. Llévame lejos, llévame a la pradera de Solie, tan lejos donde se pueda y hazme el amor... pero antes... quiero invitarte a mi baile, sé mi pareja esta noche.

—¿Cómo podría?, toda mi ropa está agujeriada...

—No pasará nada, eres a quién he elegido y no pueden ir en contra de mis deseos, quiero que todos me vean contigo y sepan que ya no estoy soltero. Te vestiré igual que la realeza —cerraron esa idea con un beso antes de irse.

Cabalgaron hasta llegar a una casilla abandona que estaba muy al noroeste del reino, ubicado cerca de la pradera de Solei. No tendrían idea de quién era esa casilla, siempre había algunas ardillas, varios sapos y animales muy pequeños. Entre risas entraron al lugar.

—Me fascina la forma en la que me besas —gimoteó con vergüenza al sentir los carnosos labios del caballero en su cuello, se excitaba al sentir como sus ropas se caían con cada atrevido beso—. Amo cuando me haces tuyo —se soltó de las manos de su amante soltando su traje y quedando en la plenitud de su desnudez.

Las curvas masculinas le llamaban toda su atención, si ya antes lo había visto desnudo, pero siempre que se entregaban ese amor, lo miraba con detenimiento, apreciando la obra de arte que embellecía a sus ojos. Su mirada excitada y caliente solo lo aclamaba, así que con prisa se quitó su ropa, desamarrando antes su largo cabello para mejor comodidad.

Tae Hyung extendió un manto verde que mantenían en un baúl. Sus bocas sonaban en cada beso explícito que se daban, con bastante desespero y amor entre por medio, la suave piel del príncipe enloquecía al caballero. Su espalda poco a poco tocó la manta, dejando irse entre el deseo, dándose a la merced del apuesto caballero. Su ágil boca se aprovechó de la vulnerabilidad del príncipe quién gemía cada vez más grave, mientras sentía como succionaba su falo con rapidez, si es que sus encuentros eran los más deseados, ya que pasaban como los eclipses, una vez en mucho tiempo.

Su cuerpo se contrajo fuerte presenciando por fin su primera corrida, muy tranquila entre los espasmos del deseo, mirando un poco nublado al caballero que no se detenía a pesar de que el príncipe se encontraba deleitado entre sus sucios deseos, lamió cada lugar prohibido, hundiéndose también de placer hasta que ya no pudo contenerse más de lo anticipado.

—Por favor, ya, por favor, por favor —suplicó deseando esa unión de amor que solo era bien visto entre los esposos.

Seok Jin había tenido su primera vez con el príncipe y lo mismo le había ocurrido a él. Se enamoró a primera vista del hermoso caballero que debía estar a sus órdenes. Le parecía extraño que el rubio fuese soltero, imaginaba que muchas pueblerinas le coqueteaban a diario, pero lo cierto es que a Seok Jin siempre le habían atraído los hombres y nunca encontró ninguno que le correspondiera. Nunca se animó a confesar esos pensamientos, más sabía que no muchos por ahí eran homosexuales.

Su espalda se restregaba rápido contra la manta ante las acciones rudas, dejándolo con la boca seca por tanto gemir, el sudor del mayor caía hacia su frente como gotera, embelleciendo a un más esa piel canela que se humedecía con frecuencia. Rogándole con la vista nublada, llorando por el infinito placer, eyaculó un poco fuerte de forma involuntaria. El caballero se corrió también llegando a su máximo, moviéndose más despacio y apreciando los gestos del príncipe hasta que logró recostarlo nuevamente en la manta.

Jadeantes se miraron a los ojos, unos opacos por tanta excitación en ese mismo momento, junto al silencio de ese recóndito lugar, allí se hallaban desnudos en el silencio, tan solo acariciando lo caliente de sus pieles mientras se besaban con calma, sintiendo una vez más lo mucho que se amaban y adoraban.

—Deberíamos irnos ya —murmuró Tae Hyung quien por la posición del sol dedujo que ya era un poco tarde—, podemos asearnos en el palacio, entrarás conmigo.

—¿Cómo voy asiarme en el palacio? Yo no...

—Que sí, mi adoración. No te sulfures, sé como podemos entrar sin ser descubiertos —sonrió el príncipe mirando al de ojitos verdes—. ¿Confías en mí, en tu amor?

—Confío, sí, confió en nuestro amor, también.

—Entonces no hay nada a que temerle. Vamos vistete, quiero llevarte a comer algo antes de que todo pase —aquel asintió tomando sus harapos y levantándose del suelo. Tae Hyung lo imitó poco después y se apuró para regresar lo más pronto posible.

Nam Joon anduvo buscando a su hermano desde las quince, pero aquel no aparecía por ningún sitio, nadie lo había visto, ni estuvo para el almuerzo.

Estando con su madre en el pasillo conversando al respecto, se comenzaron a escuchar disparos —¡Ve al escondite, llévate a Soo y al bebé! —ella obedeció mientras el rey y más caballeros corrían piso abajo para ver que sucedía. No fue más que Tae Hyung disparando a unos sacos de heno que estaban por ahí, eso les daría la oportunidad para entrar al palacio por detrás, para sorpresa de ambos funcionó. Subieron al dormitorio del príncipe.

—Quédate aquí, mi dulce —dijo antes de besarlo y entregarle su propia arma—. Regresaré con comida —el mayor asintió antes de ocultarse bajo la cama. Fue rápido a llevarle comida y una vez dejó a Seok Jin seguro. Regresó a la planta baja donde se encontró varios caballeros y su hermano mayor.

—¡Tae! ¿De dónde venís?

—De por ahí, de por acá, cosas de solteros, no serías capaz de entenderlo.

—¡Calla insolente! Tienes a tu madre muy angustiada y tú de mujeriego ¿Con él permiso de quién?

—Cielos, solo montaba a caballo... no soy ningún mujeriego...

—¡Anda ya para adentro! Hubo disparos.

—He sido yo..., solo jugaba —el rey dejó una expresión decepcionada—. Es mi día, no me vayas a retar Nam.

—Anda ya, deja de disparar a lo imbécil —Tae Hyung asintió regresando a dentro más que aliviado. Cuando regresó al dormitorio, Seok Jin se hallaba sentado en el suelo terminándose el almuerzo, luego de comer también, se alistaron para el baile. La noche más esperada había llegado, Nam Joon pondría el ojo en las princesas, él escogería la esposa para su hermano, ya que deseaba que la futura mujer fuera de un reino apropiado. Aunque ya había pasado mucho tiempo y el cumpleañero aún no llegaba al salón, pero si lo hizo el rey Jung Kook quién venía con su esposa y su pequeño hijo.

—¡Kook! —le saludó entre brazos—. Hermano mío.

—Lamento tanto retraso, nos queda un poco lejos.

—No importa, el cumpleañero no está... —pero apenas dijo eso, vio la mirada de admiración de su hermano Jung Kook, no lo miraba a él, miraba al frente.

—Mira que belleza de muchacho —mencionó Jung Kook aplaudiendo con orgullo y siendo imitado por todos los invitados. Nam Joon volteó a mirar a sus espaldas, dando con Tae Hyung, pero a su lado estaba otro muchacho, uno rubio de cabello largo y de coleta, con un traje fino color azul, más joyas y una corona de príncipe—. No sabía que mi muchacho ya tenía un prometido que alegría.

—No lo tiene... —Jung Kook lo miró enseguida.

Seok Jin tomó la mano del príncipe y elevándola con cuidado ayudándole a bajar con la misma elegancia que estuvieron practicando por media hora en el dormitorio. Todos se hicieron a un lado para darles espacio, el primer baile debía ser solo del príncipe. Ocupó su mano en la fina cintura del príncipe y lo tomó de la mano. Tae Hyung sintió las mejillas coloradas mirando a Seok Jin vestido como príncipe, era simplemente perfecto.

Todos los admiraban y cuchicheaban sobre ese príncipe rubio, Nam Joon podía escuchar los comentarios. La reina no conocía a ningún caballero, pero Nam Joon, era conocedor de todos sus trabajadores, sabía perfectamente que ese deslumbrante príncipe era una farsa. Recordaba todas las veces que lo vio cerca de los caballeros y temió lo peor, más sus miradas era muy amorosas durante el baile, que incluso cuando finalizó, el caballero le besó la mejilla y juntos se apartaron del centro para seguir bailando en su privacidad y dejando que el resto de invitados bailaran también.

—Nam, no hagas una locura.

—¿Locura Kook? Locura es lo que ha hecho este indecente promiscuo.

—Bajá la voz, por Dios, no entiendo que pasa —Nam Joon tomó a Jung Kook del brazo y lo sacó de ahí para explicarle lo que estaba pasando.

A Tae Hyung le importó muy poco estar en público, había tomado las mejillas del colorado caballero pegándole un beso coqueto en los labios —Te amo —le dijo al abrazarlo fuerte—. Eres mi mejor regalo —el caballero sonrió con timidez y sonrojado, lo abrazó muy fuerte, en ese mismo momento se volvieron a besar.

—Nam, detente —le sugirió Jung Kook quien ya sabía todo—. No formes esto en escándalo, mañana podemos hablar.

—Voy a darle un fajazo que se le caerán las nalgas, no le quedarán ganas de andar de promiscuo.

—¡Nam! Por cristo, no.

—¿No? Eres incrédulo ¿qué te hizo pensar que aún sigue estando puro? No espero que me apoyes, eras igual que él. Por eso ustedes debían ser corregidos. Recuerda que se te quitó esa maña de ver aquella mujerzuela interesada y tuve razón solo se aprovechaba de ti —Jung Kook se quedó callado, tan solo mirando las demostraciones de su hermano con el falso príncipe.

Durante la cena, la familia real y el bello caballero ocuparon asiento juntos, entonces ahí la madre comenzó hacer preguntas, Seok Jin y Tae Hyung ya tenían la hoja de vida para el caballero, inventado que era hijo de un reino llamado "Saner", al sur, que Tae Hyung lo había rescatado de ahogarse en un río que fue hace un mes y que así se conocieron, dando como obvio que fue Tae Hyung quién lo invitó a la fiesta. Para las reinas y la madre tenía sentido la anécdota, pero evidentemente Jung Kook y Nam Joon sabían que había gato encerrado.

Cuando todo se acabó la reunión, Seok Jin se fue como el resto de invitados, él ocupó un caballo blanco y supuestamente se iría al lugar donde se hospedaba. Jung Kook abrazó a su hermano menor, lo compadecía, porque no habría nadie que rescatara a Tae Hyung de la golpiza que Nam Joon le daría. El príncipe se fue a su dormitorio y Jung Kook por órdenes del mayor le contó a su madre acerca del apuesto príncipe de ojos verdes. Nam Joon entró al dormitorio del príncipe con cinturón en mano.

—¿Qué haces? —preguntó con temor al ver el endemoniado rostro de su hermano mayor—. ¿Nam?

—Lo sabes, los engañaste a todos, pero no a mí. Sé que ese es un caballero ¡Dime por qué!

—¿Por qué, qué?, es amor.

—¡Cállate! No quiero golpearte muy fuerte.

—¿Me darás un fajazo? —preguntó con burla—. ¿Sí sabes que él me azota cada noche? Lo que menos me dará es dolor —el mayor soltó un latigazo contra la cama muy enojado—. ¿Qué? Ya me entregué a él, soy completamente suyo. Me importa lo más mínimo que no te guste y si quieres "golpearme" con eso, hazlo, no tengo inconveniente —mencionó soltando la hebilla de su pantalón.

—¡No te desvistas! Maldita sea contigo —se fue tan molesto de ahí que Tae Hyung respiró con alivio al saber que su mentira funcionó. Cerró el dormitorio para terminar de preparar su maleta, pero la puerta fue golpeada tan fuerte que tuvo que tirar la maleta bajo la cama antes de abrir. Nam Joon lo tomó de la ropa y lo abofeteó, pero Jung Kook se interpuso entre ellos.

—¿Cómo fuiste capaz? —recriminó la mujer—. Que deshonra.

—¡Deshonra! ¿Cuándo entenderán que no me interesa la honra de esta familia? —Nam Joon lo abofeteó otra vez y Tae Hyung se hizo soltado de Jung Kook golpeándolo también, aquello había sido un caos completo, Jung Kook tuvo que separarlos a la fuerza—. ¡Váyanse al carajo! ¡Todos ustedes! Son repugnantes, decidirán sobre mí como si yo fuera un animal de ganado ¡No señores! Soy dueño de mi propia vida y pasaran sobre mí si quieren obligarme hacer algo que no deseo.

—Déjenos a solas —intervino Jung Kook que podía ver el odio en los ojos de Nam Joon—, se los ruego.

—¡Váyanse a la mierda, porquerías! No han pensado alguna vez en mí ¡tendré que hacerle el amor a una persona que odiaré toda una vida, solo porque ustedes quieren un mugroso terreno! —Nam Joon tomó la mano de su madre y la hizo sacada de ese dormitorio—. Jung Kook, los odio.

—Fue muy valiente... me hubiera gustado haber hecho lo mismo en su día —aquel lo abrazó fuerte, pero sabía lo que estaba por ocurrir. La mañana siguiente fue aún más caótica, apenas eran las seis de la mañana, y Nam Joon mandó la orden de buscar al tal Seok Jin. Tae Hyung lloró desconsolado, más sabía que Nam Joon lo mandó a decapitar.

—Dejaste de ser puro, no esperaste ni a casarte.

—Lo hice, no le vi sentido esperar, no voy a ser un jodido rey —murmuró después de calmar su llanto, muy rápido para el gusto de su madre ¿Será que solo quería fastidiarlos? Lo pensaba porque Tae Hyung lloró desconsolado, sí, pero calmó su llanto muy rápido—. Nada evitará que yo me desista a la idea de escoger mi propio camino.

—Es una idea equivoca, rechazar al reino...

—Lo he rechazado desde hace meses, madre, no voy a tomar el cargo de rey.

—Espero que nunca te arrepientas de esta decisión, tu padre estaría muy dolido ahora mismo.

—Está muerto, no puede vernos, no puede sentir, eso que dices lo sientes tú y solo te escudas con mi padre, déjalo descansar, mis decisiones no afectaran el reino, Ji Min será quién gobierne una vez Nam Joon se lo seda, Jung Kook se fue lejos por desposar a una princesa que ni ama. Si ustedes no aceptan a Seok, no seguiré aquí.

—Si te vas con él... te destierro —aquel entre abrió su boca asombrado, pero era parte de la actuación, más todo era mejor de lo que había planeado.

—Entonces destiérrame, está misma noche me marcho.

—Pero el caballero deberá quedarse y morir por tu desobediencia —Tae Hyung soltó una risa un tanto irónica.

—Lo que usted diga majestad.

Tae Hyung les hizo creer que estuvo encerrado en su dormitorio desde que discutió con su madre. Pero por la parte trasera del castillo fue como huyó, su pobre caballo pasó ahí la noche, pero fue recompensado con una mazana por leal. Galopó con rapidez mientras sin mirar atrás se largó hasta el lugar donde sabía que su amado lo estaba esperando. Habían planeado toda su huida ayer en el dormitorio del príncipe, Tae Hyung no sería tan tonto de exponer a Seok Jin en el baile si no estuviera decidido a escapar juntos.

Una vez que se encontraron, subió cada quién a un caballo. No sabrían con exactitud donde irse, pero después de hablar con Jung Kook lo supo. Poco después un carruaje los siguió y Tae Hyung frenó con su caballo hasta que el carruaje los alcanzó, era nada más que el rey Jung Kook que venía manejando completamente solo. Ya el príncipe sabía dónde debían ir.

*

—¿Pensaban escapar? Es arriesgado...

—Es eso o morir. No viviré sabiendo que por mi culpa lo mataron. Me moriré de todas formas, prefiero...

—Váyanse conmigo, yo los recibo en mi reino, si se casan ahí estarán protegidos por nuestras leyes —susurró sobre el oído de su alterado hermano—. Serían ciudadanos legales y yo no aceptaría jamás que los maten.

—¿Harías eso por mí?

—Lo haría, eso y muchas cosas más. Viviremos en el reino y...

—No... Seok y yo no queremos estar dentro del reino, nosotros queremos una casita con ganado, es nuestro sueño, criar caballos. Renuncio a todo lo que conlleve ser príncipe, eso... te incluye... dejaré de ser tu hermano, no quiero que tu nombre se manche por mi culpa, yo seré alguien más de tu gente —Jung Kook sintió un nudo en su garganta, pero era lo mejor que podrían hacer.

—Acepto Tae.

*

Jung Kook había arreglado todo para ellos, aunque siempre en secreto. Su mujer e hijo habían partido sin el rey. Este sabía de una casita en venta, porque hacía meses que le llegó una solicitud de permiso para venderla, amaba su buena memoria, más recordaba la ubicación y por fortuna aún seguía en venta. Iba a regalarles lo que ellos necesitaban y a partir de ahí los dejaría a su suerte. Tae Hyung se despidió de su hermano y tuvo que refugiarse en los brazos de Seok Jin mientras lloraba, había perdido a su hermano, a quién siempre lo apoyo, pero él no quería hacerle daño.

La reina encontró una carta sobre el escritorio, Tae Hyung no estaba por ningún sitio, y regresó ahí para buscar si había algo, claro que lo había. Comenzó a leer la carta, pero comenzó a pegar chillidos, era las últimas palabras de su hijo. Nam Joon entró al dormitorio mirando en un horrible estado a su madre. Le quitó el papel de las manos leyendo por encima lo escrito en el papel con pluma que ya parecía haber secado.

.

Si hubiera sabido que así se sentía la libertad lo hubiera cometido desde hace tantísimo tiempo. No les pediré perdón más no se lo merecen, todo lo que me han dado será cobrado de una manera muy vil y cruel, así que por mí se pueden ir muy al infierno.

No se esfuercen en buscarnos, Seok y yo hemos volado muy lejos, y no podrán encontrarnos, para cuando lean esto, ya no estaremos ni respirando ¿Querías matarlo? Ya ves, Nam, matar a la gente en estos días es un pecado, pídele perdón a Dios por ser un zángano. Yo también pediré perdón a Dios, pero él sabe que los culpables de mi exilio son un par de monstruos.

Espero que disfruten sus vidas, acaban de liberar la mía y la de Seok.

T.H.K

FIN.⚘

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