💠[2.1] you and I are not done yet

























La mexicana llamada diario a Lisandro Martínez en busca de respuestas y explicaciones por lo acontecido hace tres días en su cumpleaños pero no había señales de respuesta. Quizo contactarlo por medio de Tina pero tampoco este le daba respuestas a su propia hermana. Todo estaba pasando demasiado rápido y extraño.

Que ella recuerde, Lisandro no era el tipo de chico que cometía engaños. Al igual que todos, creía que había alguien detrás de esto y no pensaba especular las cosas sin que alguien le diera el verdadero motivo de como todo se había ido al carajo.

Todo marchaba de encanto, por fin logró restablecer esa relación que dejó con el argentino y vivir de nuevo esa fantasía que de adolescentes no paraban de hablar y desear. Se encontraban muy enamorados del otro como para que se los arrebataran sin previo aviso. Esto no se iba a quedar así. Pero cómo mierdas Mar iba conseguir hablar con el futbolista si este la evitaba a toda costa?

Sin añadir también que sus hijos preguntaban constantemente de su padre. La sonrisa de Rhaegar se iba desvaneciendo poco a poco al ya no convivir con su padre mientras que Myrcella se decepcionaba más al no obtener una respuesta segura por parte de su madre.

Con ello, la morena pensó en emboscar a Lisandro en uno de sus partidos, ahí no tendría escapatoria. Por lo que junto con sus hijos irían a Old Trafford a ver a su padre jugar y a tener una seria conversación en busca de razones y demás.

Al ver llegar a Mar junto con los mellizos, sus amigas se sorprendieron de que acudiera al partido del United— Mar! Pensábamos que no querrías estar aquí —resalta Vianey.

—Sé que piensan que no quiero ver a Lisandro nunca más. Pero necesito respuestas. Necesito saber por qué... por qué lo hizo —se iba quebrando su voz.

—Mi reina, no malgastes tus energías en un chico que no lo vale —dice Liz —con respeto, Tina. Yo sé que sigue siendo tu sangre.

—La verdad yo ya ni lo conozco, Lizbeth. Mar tiene un punto, ha estado actuando diferente —apoya la argentina.

—Y cómo piensas hacerle? —desea Vian saber.

—Tengo mis métodos —asegura Mar.

—Muy bien! Nosotras distraernos a la bruja, corriste con la suerte de que fue al baño y así no escucha del plan —avisa la escocesa y justo llega Agathe a la sala.

La neerlandesa se queda mirando sospechosa al grupo de amigos y niños que las acompañaban para después mirar a la mexicana con una sonrisa burlona—. Supongo que Lisandro me quiere más a mi que a ti —desafía.

De inmediato, la reacción de Liz es tomar a los mellizos y alejarlos de la castaña— que desesperante eres cuando hablas —se queja.

—Disculpa, Lizbeth. No hablaba contigo.

—Qué clase de encantamiento le has puesto a mi hermano? Suficiente fue que te haya cambiado que tu misma tuviste que darle una pócima de amor para que así te volteara a ver? —defiende Tina.

—Me quedo con el simple hecho de que seré tu cuñada una vez más —las palabras no le afectan. Después regresa su mirada a la mexicana—. Vengo a pedirte perdón por lo que te hizo Lisandro, supongo que lo suyo se quedó en una simple fantasía de adolescentes —comenta.

—Tienes razón, Agathe. Quizá lo nuestro sólo fue momentáneo. Pero te recuerdo que alguien que engañó a su pareja una vez, lo volverá a hacer. Imagínate que a mi me amó desde el principio, no me quiero ni imaginar cómo te irá a ti —rescata Mar para atacar.

Agathe se acerca más a Mar para quedar frente a frente— sabes? Yo opino diferente. Ambas conocemos a la perfección a Lisandro y sabemos que nunca te hubiera engañado. Recuerda, no todo es lo que parece —le guiña el ojo y después pasa a sentarse lejos de las amigas y mellizos.

El comentario de la castaña hizo pensar a Mar en todo el partido. Algo había en esas palabras que de alguna razón hacían tener sentido a la situación. Y si la misma Agathe le estaba dando una pista a lo que en realidad estaba pasando? O sólo trataba de meterse en la cabeza de Mar para manipularla?

Como sea, el juego terminó. Por lo que Mar se apresuró a buscar a Lisandro y poder hablar con él lo más pronto posible. Para su suerte, el argentino fue uno de los primeros en ingresar a las instalaciones así que la mexicana lo toma de la muñeca para llevárselo a un cuarto solitario sin que nada o alguien los interrumpa.

Se asegura de que la puerta tenga seguro y así poder hablar—. Mar, por favor... —pedía el argentino sin mirarla directamente y con un tono de voz de fastidio.

—Sé lo que está pasando aquí —interrumpe Mar.

—No, no sabes nada —niega.

—Te conozco desde que teníamos 11 años por lo que sé que no serías capaz de hacerme algo así —da inicio—. Pero estoy consiente de que también han pasado 10 años desde que partí, por lo que existe la posibilidad de que hayas cambiado.

—Mar, eso no es...

—Sabes? Ese día de mi cumpleaños en el que deseaste mejor pasártela con Agathe en vez de conmigo, en vez de con tus hijos, me llamaron de mi trabajo indicando que querían que fuese Jefa de Supervisión en las instalaciones de Estados Unidos. Quieres saber lo que les dije? Respondí que me dieran hasta el lunes para confirmarles de mi decisión porque quería hablarlo contigo pues de verdad consideraba el rechazarlos y quedarme contigo. No obstante, creo que me has hecho cambiar de parecer.

—No, por favor no me hagas esto!

—Así que te daré dos opciones —propone Mar ya con más seriedad— me dices la verdad de lo que te está pasando, si hay alguien detrás de todo esto que te esta obligando a hacer este tipo de cosas. Y así sé que mi Lisandro sigue ahí —Toma aire para continuar—. O no dices nada y me hago la idea de que si has cambiado para mal —lo último le destroza el alma.

El argentino estaba dudando, pero acaso valía la pena decirle la verdad cuando aún seguía ocultándole otra la cual no estaba preparado para que saltara a la luz?

—La verdad es... —se resiste— lo siento, Mar.

Esto había terminado definitivamente.

—Bien, supongo que sí has cambiado —afirma Mar abandonando el cuarto.

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