❛ 𝐃𝐀𝐘 𝐎𝟒 : 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐏𝐀𝐑𝐓 ❜


❛𝑈𝑛𝑒 𝑣𝑖𝑒 𝑠𝑎𝑛𝑠 𝑙𝑢𝑖 𝑒𝑠𝑡 𝑐𝑜𝑚𝑚𝑒 𝑢𝑛 𝑗𝑎𝑟𝑑𝑖𝑛 𝑠𝑎𝑛𝑠 𝑠𝑜𝑙𝑒𝑖𝑙 𝑙𝑜𝑟𝑠𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒𝑠 𝑓𝑙𝑒𝑢𝑟𝑠 𝑠𝑜𝑛𝑡 𝑚𝑜𝑟𝑡𝑒𝑠.❜

ENSEMBLE EN ENFER


Loid estaba inquieto.

Bueno, en realidad, su alter ego Twilight lo estaba.

A un año de iniciada la operación Strix todo había transcurrido de una forma medianamente decente, en un principio fue difícil dirigir que el futuro de la paz mundial dependía de una niña de seis años y aunque sus planes no se cumplían con estricta rigurosidad, fuera por cuestión de suerte o de algún milagro de una deidad existente los resultados eran positivos.

Eso claro, no eliminaba los constantes sube y baja de sus emociones, tales como la ansiedad y estrés, que mayormente eran las que se adueñaban de su ser con frustrante facilidad, desarmando su defensa construida con años de entrenamiento siendo un verdadero dolor de cabeza el no poder manejar la situación como un verdadero espía.

Recapitulando hasta el momento, su hija adoptiva Anya, ya tenía cuatro Tonitrus, y a su vez tres Stellas. Las dos últimas realmente no sabía cómo las había conseguido, pero lo hizo, y estaba realmente orgulloso por ello. La niña ciertamente lograba sorprenderlo en momentos menos esperados.

El plazo asignado por su agencia, los cuatro meses, se habían cumplido y con demasiada rapidez para su mal gusto, más aun sabiendo que su objetivo de convertir a la niña en académica imperial no se había logrado, el alma abandonó su cuerpo ante una pronta reprimenda y la que seguramente sería la peor de su vida, inclusive ya estaba preparándose para una posible suspensión como espía por no cumplir con su estricto deber.

Sin embargo, con desconcierto escuchó a sus supervisores permitir que continuara con su cargo, y más aún con su misión; todo gracias a la pronta primera reunión con el político objetivo, al parecer Desmond investigó acerca de su mascara como Loid Forger, interesándose en el hecho de que el mismo trabajaba en el campo de la psiquiatría, obteniendo así la oportunidad visitar su hogar para dar lugar a una conversación.

Reunión que la agencia aprovechó para intervenir justo a tiempo una transacción bancaria hacia Ostania por parte de Donovan, contactando e identificando a su receptor en el país, capturándolo como posible sospechoso, y por ende, retardando así el proceso de iniciar una guerra; pues el líder del partido se resguardaría en su hogar por un tiempo, para eliminar cualquier tipo de conexiones alargando el tiempo de Strix como misión.

Loid Forger entraría como un médico de interés a los ojos de Donovan, no sabía si fue por perder a su principal interlocutor pero Twilight se adueñaría de esta clase de milagro, actuando bajo los intereses del hombre concertando así otras dos reuniones. Mismas en las que analizó cada esquina del lugar donde vivía Desmond, memorizando personal, salidas, entradas y posibles debilidades que ayudarían si WISE ordenaba una infiltración.

Ya tenían el plano de la infraestructura donde residía el político, y con eso la organización se habría hecho con la ventaja al lograr implementar exitosamente a un veterano como personal, su inspección fue en demasía rigurosa y temían no lograrlo, pero afortunadamente sería aceptado y ya tendrían un informante dentro de las instalaciones.

Las sorpresas siguieron llegando cuando su hija le comentó que había mejorado su relación con el segundo hijo del líder de partido; sí llegaban a encontrar a su informante ya tendrían otra salida mediante la amistad de los menores, augurando por dos lados el éxito de Strix, y así, pronta culminación. Twilight volvería a desechar su mascara, Loid Forger moriría una vez completada su misión, abandonaría su identidad para conseguir una nueva y acabaría su familia falsa.

Su matrimonio con la asistente de gobernación acabaría.

Su rol como padre amoroso y perfecto también al enviar a Anya a un hogar de buen renombre, que le consiguiera una familia digna.

Inclusive, para ese momento ya habría pensado en Bond y un hogar para el can.

Pero la sensación de apego se hacía presente cuando era consciente de que tenía todo listo para desechar su identidad como psiquiatra, no importaba cuantas veces se esforzaba por ignorar ese sentimiento, cada que pensaba en arrojar todo a la basura como si no tuviera valor el sentimiento de egoísmo se adueñaba momentáneamente de su persona, deseando una que otra vez que el proceso se retrasara lo suficiente para "disfrutar" con su "familia" un tiempo más.

Al convertirse en espía, el entrenamiento al que fue sometido no solo fue físico o relacionado con un perfecto manejo de armas que harían de él un pilar necesario para WISE, sino también emocional, con el objetivo de evitar sentimientos de apego por sus misiones o por las personas con las que se relacionara debido a estas. Era una regla que todos los años se repetía, sí su misión acababa, se deshacía de sus peones.

Un juego de ajedrez dominado por años.

Eso, hasta que inicio Strix. Su primer y más grande error fue sucumbir ante Anya luego de haberla rescatado, dejando que se quedara a su lado. Su debilidad se acrecentó con los días, ayudando a una completa desconocida para que aceptara ser su esposa, y finalmente su tablero antes pulcro, se vio afectado por el terremoto que formaban su esposa falsa, su hija adoptiva y un perro de dudosa procedencia. Con cada nuevo movimiento que realizaba, se veía interceptado por las emociones que ellos le hacían sentir.

Enojo, cuando quiso defender a Yoru de las palabras malintencionadas del internado y también cuando quiso hacer valer cada lágrima derramada por la pequeña al ser atormentada.

Desesperación cuando su hija no sonreía cada día. O frustración al ser cada vez más difícil entenderla.

Pánico cada que veía a Anya llorar, o al creer que cometió un error de gravedad cuando Yoru actuaba distante con él.

Preocupación cuando el amado perro de su hija ingresaba a un edificio en llamas y no sabía si podía rescatarlo a tiempo.

Y un sinfín de sentimientos más que creía muertos.

Fue un gran impacto para su tranquila y perfecta estabilidad como el mejor espía, con cada día actuando como Loid Forger, una cualidad de Twilight desaparecía y cuando en sus primeros días de misión quería acabar todo rápido, ahora, no se podía imaginar llegar a un lugar y no ser recibido por su familia.

Era tedioso aceptar en lo profundo de sí la respuesta a la inquietud de porqué actuaba así, y esa era el cariño hacia esa vida falsa que le otorgaba una nueva perspectiva de vida, llenándolo de momentos que creyó nunca tener por su profesión, sencillamente se encontraba feliz ante la calidez de sentirse en un hogar completo.

Pero que justo ahora le otorgaba una sensación de inconformidad y penumbra.

—Algo no me gusta.

Se levantó de su silla dejando abandonado el periódico que leía a un lado, caminando hasta la ventana en busca de una respuesta a su instinto de peligro activo, rogando internamente que se tratara de una paranoia suya por tener tantas misiones consecutivas y que toda esa sensación de sofoque no fuera más que imaginaciones gracias al cansancio.

Sin embargo, cuando sus ojos identificaron a uno de sus compañeros con un mensaje de advertencia se dio por vencido y acepto que algo andaba mal.

—Seis, tres, cuatro... ¿Qué? ¿Por qué me dice eso? —sintiendo una pesada aura envolver la atmósfera, afiló su mirada para la siguiente parte del mensaje—. Dos, siete, siete, cinco, tres y dos.

No.

No, no, no.

Eso no podía ser cierto.

"Tienes que huir, la policía secreta viene por ti"

Sin agradecer el mensaje, Twilight en menos tiempo de lo que pudo haber predicho ya se encontraba atascando la puerta y cerrando las cortinas para evitar las miradas del exterior, cargando su pistola con precisión para tener con que defenderse.

Su mente estaba funcionando a mil por hora, preguntándose ¿Por qué? ¿Cómo llegó a esto? ¿Acaso fue por su guardia baja? ¿Todo fue culpa de haber hecho lento el proceso de culminación de la misión debido a su patético apego emocional? Su cabeza era todo un lío, sus movimientos eran torpes y su ansiedad solo aumentaba ante el inminente peligro.

—¿Papi?

Entonces de repente sintió el tiempo congelarse y toda su sangre bajar hasta los pies cuando esa dulce voz que reconocería donde fuera resonó por el sofocante silencio de la sala. Temeroso de ver con sus ojos la verdad, se giró encontrando a su hija abrazando a su quimera demasiado fuerte, distinguiendo en sus ojos desesperación y angustia.

Miedo de ser nuevamente abandonada.

—Anya.

—Te ves asustado papi, ¿qué pasa?

El espía no sabía que decirle, ¿Se supone que sería sincero con una niña de siete años que duramente entendía las fracciones impares? No le podría decir que era un espía de otro país enviado a investigar a un político de extrema derecha para evitar así una pronta guerra, ¿Qué persona normal le creería?

¿Qué niña, en primer lugar, creería que su querido padre estaba siendo perseguido por la Policía Secreta?

Tenía que darle una patética excusa y huir, pero, su humanidad tampoco podría dejarla a la merced del peligro, no podía hacer que una pequeña infante fuera el escudo de todos sus pecados, mucho menos ella, la que era su hija ante la sociedad y a quién le había tomado un cariño especial.

No. No tenía que haber "peros" en esa situación. Ya había tomado una decisión, siempre la tuvo presente desde que recibió el mensaje de amenaza.

—Anya, escucha yo...

¿Qué quería hacer? ¿por qué se había detenido a explicarle a esa infante cuando no le entendería nada? Tenía el tiempo contado, no le convenía y poco le importaba que la niña entendiera su conflicto de sentimientos, él era una espía que se deshacía de su máscara en cuanto viera la oportunidad. No un verdadero padre amoroso.

—¿Papi? Te ves raro, ¿Qué pasa? —Anya tenía miedo, los pensamientos de su padre no le gustaban nada—. ¿Estás preocupado por la cena de esta noche? Prometo que comeré todo, no te enojes.

—Anya, lo siento. —dejando a la niña con la palabra en la boca, se dirigió a su cuarto. Tenía que buscar las cosas necesarias y salir de ahí cuanto antes. —No hables ahora.

—¡Papá, espera por favor, Anya irá contigo! ¡No me dejes!

Presa del pánico la niña se aferró a su pernera volviendo torpes sus movimientos, su corazón latía demasiado rápido y no pensaba correctamente, solo quería asegurarse de no ser abandonada nuevamente, no cuando por fin consiguió una familia que la quisiera. Su mamá cocinaba fatal, sí, pero daba los mejores abrazos, no quería perder eso. Tampoco quería dejar de lado las reconfortantes palmas en la cabeza que le daba su padre.

Solo quería ser feliz, ¿por qué la vida se lo dificultaba tanto? ¡Era tan solo una niña! ¿Su esfuerzo había sido en vano?

—Anya suéltame.

—¡No, no dejaré que te vayas! ¡Actúas raro!

—Anya.

—¡Por favor papi! —las lágrimas empezaron a recorrer su rostro—. ¡Prometo estudiar más, lo juro, lo juro!

—¡Anya suéltame!

Loid con un movimiento brusco se liberó del agarre de la niña e ingresó a su cuarto, buscando municiones, armas y papeles que le ayudarían a su huida; no siendo consciente de como la pequeña caía de bruces al suelo golpeando sus rodillas. Anya empezó a llorar más fuerte, ¿por qué tenía que ser tan difícil ser amada?

—¡Yo no hice nada malo! ¿¡Por qué te quieres ir?! ¡Perdón si no me convertí en academila imperial! ¡Perdón por no ser mejor amiga de segundo para que puedas hablar con el malo!

Estaba aterrada, no sentía el dolor del golpe y cada vez respiraba con más pesadez, ¿por qué su madre tuvo que ir a trabajar ese día? Si ella estuviera aquí habría golpeado a su padre por su comportamiento tan feo, lo habría regañado, después Loid se disculparía por comportarse como un tonto con ella dándole un dulce y cenarían juntos como cada noche.

Sin embargo, estaba sola y no tenía el poder suficiente para detener a un adulto.

Menos si este era el mejor espía del mundo.

—Anya silencio, cálmate. —Loid no cabía en su fragmentada paciencia, no podía hilar bien sus planes si tenía a la niña llorando a todo pulmón.

—¡No, no, no, me iré de la casa si te vas! —sollozó más fuerte, Twilight quería golpear algo en su frustración pero no podía demostrar pánico y hacer que la condición de la niña empeorara—. ¡Yo sé que no eres espiecialista de mentes, lo sé todo!

—¿De qué estás hablando?

—¡Papi es espía, papi tiene que derrotar al malo y por eso me recogiste! —confesó, restándole importancia a revelar su poder—. ¡Perdón, perdón por haber mandado esa siñal de donde estábamos la primera vez! ¡Perdón por jugar con tus cosas!

Anya no sabía ya que decía, estaba desesperada y al final terminó por ocultar su rostro entre sus brazos acostándose sobre el suelo, en posición fetal. Loid no sabía cómo reaccionar ante lo que escuchaba.

—¡Si tan solo fuera más lista, no tendrías que irte!

No hubo respuesta, y los sollozos aumentaron de volumen si es que era posible.

No podía ser cierto ¿Cómo esa niña sabía todo eso? ¿Acaso la habían plantado desde el inicio para frustrar sus planes? No, no, ella no actuaba como un peón de Donovan, entonces, ¿Se habría delatado con sus patéticas mentiras? Tampoco, seguía siendo tan pulcro como en un inicio para trabajar en sus misiones.

—¡Lo siento por no serte útil! ¡Anya tiene la culpa de todo! ¡Sí Anya fuera una niña buena!

—Anya, no llores. Cálmate ya.

No sabía que hacer, era verdad que su hija a veces parecía tener consciencia de muchas cosas ayudándolo a cumplir con su trabajo en más de una ocasión, pero había creído que eran meras coincidencias, reconociendo que su presencia estaba en muchas situaciones que salían con resultado positivo y que su madurez era mayor que la de cualquier niño a su edad.

—Ahg, no tengo tiempo para esto. —objetó volviendo a su trabajo y aunque quería consolar a la niña, su vida peligraba cada vez más si se quedaba sin hacer nada—. Anya, levántate.

Estaba siendo duro, sí, muchos lo criticarían por no tener compasión, pero en esa situación donde el tiempo era una bomba y la indecisión el cerillo que encendía la mecha, no podía demostrar debilidad como padre amoroso.

—Perdón, perdón, perdón. —Anya seguía llorando, pero su voz era cada vez más débil, a ese punto se desmayaría si seguía actuando con tal desesperación—. Perdón, Anya es una tonta que no entiende, papi es un espía, así que tienes que irte... Anya solo es un estorbo.

—Detente, no te digas así. —ordenó con voz dura, colgando un bolso con todo lo necesario sobre sus hombros.

—Anya ayudará una última vez antes de que te vayas, siento pensamientos malos del piso de abajo. —comentó, levantándose por fin y dando torpes pasos hasta la puerta, pegando su frente sobre la misma—... Creo que son dos. Lo siento... estoy cansada, no puedo leer bien las mentes.

—¡Anya aléjate de ahí! —Loid se acercó y agarró entre sus brazos a su hija, lanzándose hacia un lado justo a tiempo para evitar cinco proyectiles que atravesaron la puerta.

—¡Sal en este momento, traidor de Ostania, Twilight!

—Papi... Anya no quiere volver al orfanato, así que Anya puede ser el escudo de papi.

El espía sin perder tiempo dejó a la niña sobre el suelo y cargó su arma, disparando a través de la puerta tres veces, con eso haría que los oficiales se escondieran en busca de protección lo que aprovechó para hacer una bomba de humo con unas herramientas ocultas en los cajones de su cocina.

Miraba de vez en cuando a Anya, que solo estaba de pie mirando todo con resignación, y balanceando a quimera con la consciencia perdida, Loid musitando una maldición por no poder tomarse el tiempo para decirle sus intenciones y arrojando sobre ella su característico gaban, humedeció un trapo con un líquido de su bolso indicándole que se lo pusiera sobre la nariz antes de lanzar la bomba al pasillo.

—Papi, lo siento. —murmuró obedeciendo la indicación sin rechistar.

—Ya deja de disculparte. —suspiró cargándola, la niña lo observó confundida pero antes de que pudiera preguntar cayó sobre su pecho inconsciente—. No te voy a dejar Anya.

Twilight apretó el agarre sobre el pequeño cuerpo, sería difícil escapar sin tropiezos llevando a su hija a cuestas, más siquiera la idea de abandonarla nunca pasó por su mente. Su decisión desde el principio fue llevársela, pero entre todo el caos la trató con crueldad sin poderle explicar que haría, culpándose así mismo por ser autor de sus lágrimas y el ataque de pánico que la aquejo.

Contando mentalmente unos cuantos segundos, disparó de nueva cuenta a través de la destruida puerta y seguidamente dio una patada que termino por derribarla, solo había una salida, las escaleras principales así que tendría que atravesar a los agentes que intuía, se escondían detrás de las paredes, aprovecharía su confusión con el humo y correría directo hacia ellos.

Sin perder más tiempo empezó su carrera hacia el pasillo principal encontrándose de frente con una borrosa silueta a la que no dudo en dirigir una patada, desestabilizando su equilibrio lo suficiente y evitando que accionara su arma. Sin distraerse, se puso detrás de él y conectó una nueva patada, derrumbándolo, encontrándose por fin con el corredor de la izquierda donde estaban las escaleras.

—¡Maldito! ¡No te saldrás con la tuya!

El hombre derribado, rodando sobre su cuerpo le apunto directo a la espalda y normalmente como su entrenamiento dictaba habría saltado hacia un lado para esquivar el proyectil, sin embargo, al estar cargando con su hija simplemente se preparó para el impacto, recibiendo el disparo. El dolor lo obligó a dar un paso en falso que el segundo agente escondido aprovechó para darle una patada al pecho, la cual bloqueó a tiempo al girar hacia un lado.

Retrocediendo luego de medir la distancia correcta, se agachó a cuclillas y realizó una patada a ras del suelo que tumbó al hombre; sin confiarse, conecto una nueva patada en su estómago que lo obligó a encogerse sobre sí mismo al verse privado del preciado oxígeno. Un corrientazo paso por todo su cuerpo ante el dolor de su hombro, pero guardando la calma se limitó apuntar a la cabeza de ambos policías.

—¡Tus cargos solo aumentarán si nos matas! No vas a poder derrotarnos a todos, escoria.

Loid entrecerró peligrosamente los ojos, y lo único que pudieron divisar ambos agentes del gobierno entre todo el humo fue una tormenta llena de odio.

—Te espero en el infierno maldito traidor. —insultó uno de los dos con sevicia, sin temerle a la muerte.

—Allá nos vemos. —contestó el espía halando del gatillo, matando en el acto a ambos de un disparo en la cabeza.

Guardando su pistola, giro hacia la salida preguntándose porqué solo habían enviado a dos personas sí ya conocían sus habilidades, agradeciendo su ingenuidad o extrema confianza, bajo con velocidad por las escaleras. Los adelantaría con una insignificante pero valiosa diferencia. Una vez fuera, corrió hasta dar con su carro estacionado a unas pocas cuadras, subió y arrancó dejando las huellas de su derrape marcadas sobre el asfalto.

Loid sintió la adrenalina poco a poco abandonar su cuerpo con cada vuelta que daba en el automóvil, sintiendo como el dolor del disparo se intensificaba y con ello el aumento de la pérdida de sangre, no obstante nada de eso importaba; no cuando al observar de reojo a Anya notaba que estaba ilesa; lo que lo hizo esbozar una mueca de sonrisa. Ser escudo humano por alguien había valido la pena.

—Tengo que encontrar a Franky.

Acelerando, dio vuelta a la izquierda una vez más y detuvo su coche en medio de una plaza, de seguro los transeúntes ya lo habrían denunciado y tenía toda la policía tras su cuello. Así que aprovecharía la multitud para escapar. Salió de su coche sacando a Anya en el proceso empezando a correr entre las personas que murmuraban a sus espaldas.

—¿Qué está pasando?

—No lo sé, ¿por qué persiguen a ese hombre?

—¿Será un traidor?

—Mira, es la policía secreta.

—Dios mío, ¡Lleva una niña, de seguro es su rehén! ¡Ayuden a la policía!

Loid maldijo por lo bajo cuando las personas empezaron a lanzarle cosas para entorpecer sus movimientos, tenía que buscar una salida y afortunadamente sus ojos localizaron una motocicleta que no estaba sola. Esquivando a unos pocos ciudadanos más, logró dar con el vehículo al cual ni bien se subió arrancó a toda velocidad.

Solo entonces pudo respirar tranquilo.

—Gracias Franky.

—Sin problema.

—¿Cómo paso esto? Bueno, antes de eso, ¿Dónde está Bond? —solo ahora recordaba que el can había salido a pasear con su informante momentos antes del desastre.

—En esta situación, ¿te preocupas por el perro? —masculló incrédulo esquivando los carros y conduciendo de tal forma que perdería y confundiría a la policía lo suficiente—. Además, ¿qué haces con la niña? No hubieras necesitado mi ayudaba si la dejabas.

El espía suspiró y comprobó que la niña siguiera respirando en calma, revisó si no tenía heridas solo dándose cuenta en ese instante del golpe en sus rodillas, la culpa nuevamente lo invadió cuando recordó cómo su hija se golpeó al intentar detenerlo.

—No preguntes si ya sabes la respuesta, ¿Cómo pasó?

—Un desertor de WISE te delató. —comentó—. Cuando menos pensamos ya tenía todos tus últimos movimientos y los había entregado a la Policía secreta, inclusive investigo a... —dudo de continuar, pero al ver por el espejo la mirada inquisitiva de su amigo, continuó—. Tu esposa, Yoru Briar.

—Era lógico, después de todo está relacionada conmigo.

—Sí, bueno, para cuando encontramos la copia de su información era demasiado tarde y también la fueron a buscar.

—No creo que encuentren nada de una oficinista, tú no encontraste nada.

—Pues ese hombre sí lo hizo, dio con la integración de tu esposa a GARDEN.

Twilight sintió un baldazo de agua fría caerle sin piedad, eso quería decir que Yoru era una sicaria de parte de esa organización, los mejores sicarios y casi invencibles según rumores, varios de ellos habrían dado de baja a miembros de WISE. Todo empezaba a tomar sentido, los movimientos de ella en la lucha, su agudo instinto de percepción, sus salidas repentinas cuando no estaba trabajando en el ayuntamiento y las heridas que notaba en su rostro o manos.

—De que más me voy a enterar ahora. —murmuró sarcástico.

—No eras el único con secretos.

Franky detuvo la moto en un callejón y ambos bajaron de la misma, Twilight le encargó a Anya al informante mientras creaba una bomba improvisada con elementos de su mochila, luego se alejaron lo suficiente y entonces la moto estalló. Lo bueno es que estaban lo suficientemente alejados de los suburbios decentes como para que los habitantes prestaran atención a una explosión. Luego de deshacerse de la motocicleta caminaron a paso veloz hasta dar con una vieja cabina de fotos.

—No sé porque tome el riesgo de ayudarte. —suspiró—. Ahora tengo que huir también.

—¿Atraparon al desertor?

—Por lo que entendí de Sylvia, sí, pero antes de llevárselo se suicidó. —Loid chasqueó la lengua, irritado—. Todo está listo para que te vayas del país, la misión Strix como deducirás, fue cancelada.

—Estallará una guerra.

—No en realidad. Entendí algo de una información importante antes de que Sylvia me enviará a buscarte. —el elevador se abrió y ambos salieron encontrándose con la supervisora del espía—. ¿Qué tal Syl?

Ella rodó los ojos en respuesta. —Buenos días Twilight. —saludó, dando la orden también de mandar a buscar a un enfermero—. Tu informante trae a un perro y tú a una niña.

Loid dejó sobre un mueble a la menor, quitándose su chaqueta y posteriormente su chaleco, para luego rasgar la manga de su camisa que ya estaba pintada de carmesí debido a la sangre. Nadie habló mientras curaban a Twilight.

—Encontraron a Thorn Princess, irán tras ella. —informó Fiona entregándole una carpeta a la supervisora, probablemente se trataba del plan de escape—. Eso servirá como distracción, en tanto es interrogada podemos abordar el avión y salir de aquí.

—Frost tiene razón, los demás ya se fueron hace una hora, solo falta la tripulación del avión C-400. Eso nos incluye a nosotros.

—¿Qué estamos esperando? Vámonos de aquí.

El espía que en todo ese tiempo se sumió en un profundo silencio no alegó las ideas de sus colegas, luego de las palabras de Fiona, un sentimiento de culpabilidad se adueñó de su pecho al saber que su esposa sería apresada en su lugar, poco le importaba saber que Yoru Briar pertenecía a una organización que se había encargado de eliminar a sus compañeros. A él no le interesaba que tan letal podía ser, ella era su pareja y no estaba dispuesto a dejar que fuera un cordero de sacrificio.

Por lo que haciendo oídos sordos al plan de escape se levantó de la camilla y se dirigió a la durmiente niña, acariciando su cabeza antes de sonreír con tristeza. ¿Por qué Anya lucía tan pequeña cuando acababa de cumplir un año? La caricia se detuvo, y una idea que jamás se le cruzó llegó a su mente, ¿Cuándo era el cumpleaños de su hija? ¿Acaso ya tendría siete años o estaba cercana a cumplirlos? Suspiró, tal vez se lo preguntaría al despertar.

Pero primero tendría que hablar con su madre.

—Pueden irse.

—¿De qué estás hablando? —Sylvia inquirió contrariada de su actitud.

—Yoru no sabe nada de mí, en menos tiempo del que esperamos darán con todas las bases escondidas y no podremos huir a tiempo, lo más sensato es que haga de carnada para que lleguen al aeropuerto y salgan de Ostania. —declaró colocándose su traje, revisando de paso sus municiones.

—Twilight lo que dices no tiene sentido, ellos interrogarán hasta el cansancio a esa sicaria y nos dará tiempo suficiente. —con ligera desesperación, objetó la espía de cabello blanco.

Sylvia analizó el rostro de Loid, lo conocía tan bien que no era necesario saber que hacer de carnada para que huyeran era su único objetivo, también quería intentar dar con su falsa esposa incluso si significaba dar su vida, ¿Cuándo su subordinado dejó de actuar como un robot programado? Suspirando, y sin poner mucha resistencia al plan suicida del espía se acercó al sillón donde reposaba Anya, cargándola con cuidado.

—Tienes razón, dejaré una avioneta preparada para que huyas.

—¡Supervisora!

—No podemos hacer nada Frost, tenemos que confiar en Twilight y que regresará a salvo. —indicó colocándose un par de gafas para terminar su disfraz—. Solo conocen el rostro de Loid Forger, eso nos dará la excusa perfecta para usar nuestros disfraces y abordar el avión.

—Ojalá nos conozcamos en otra vida amigo. —aunque Franky dijo eso, en sus ojos se podía leer verdadera preocupación por el rubio.

—Cuida bien de Anya y Bond, Franky.

Loid se acercó a su hija grabándose cada característica de su tierno rostro, no tenía la intención de morir, era seguro, su deseo era volver al lado de Anya y darle una infancia llena de felicidad, todo lo contrario a su vida; pero era más consciente que nadie en esa sala que pese a ser el mejor espía de Westalis, seguía siendo humano y no era inmortal. Depositó un beso sobre su frente, notando con gracia como la niña se removía en brazos de su jefa y esbozaba una pequeña sonrisa.

Era el primer beso que le daba con todo su cariño de padre, no importaba que no fuera suya, la niña ya se había ganado su cariño en tan solo ese año de convivencia. Y no le gustaba que esa muestra de afecto tuviera tanto peso de despedida.

—No podremos comunicarnos.

Twilight frunció el ceño ante las palabras de Sylvia, sabía lo que quería decir, el peligro de morir estaba latente, si los atrapaban a todos morirían en segundos; si ellos huían Loid no tendría como saberlo si su plan era dejarse atrapar, así que tendría que irse con la mentalidad de no verlos nunca más y hacerse la idea de que la probabilidad de sobrevivir era demasiado baja. Lo mismo era por el lado de sus colegas, si él lograba escapar y ellos eran atrapados, no tendrían como saberlo.

Pero imaginar que todos podían ser castigados como peones le ponía los nervios de punta, y la sensación de peligro era reemplazada por rabia, odio hacia las personas que querían empezar una estúpida guerra por intereses egoístas; si ese tipo de seres no existieran él no tendría que estar despidiéndose de su hija y construyendo cuanta estrategia podía para salir ileso, su única preocupación ese día hubiera sido no hacer la cena a tiempo.

Su mente aun no creía lo que estaba sucediendo, su mascara como espía había caído y ahora lo querían muerto, su esposa era una sicaria de las más fuertes y letales que podría tener Ostania, su hija siempre supo que era un espía porque al parecer tenía la habilidad de leer mentes, ¿Acaso su mascota también tenía un secreto rebuscado? Porque si se lo dijeran en ese momento, ya no se sorprendería.

—Lo siento Anya. —susurró esbozando una sonrisa triste—. No llores cuando despiertes.

Cuando salió de la base, dejó que su alter ego Twilight tomara el control, borrando toda clase de rastro de su mascara como padre, su mente se vería encadenada por el mejor espía del país enemigo dispuesto a dar la lucha que nunca creyó llevar antes de tiempo, sus enemigos lo estaban esperando y él les daría un espectáculo que no olvidarían con facilidad.

De algo estaba seguro, y es que daría pelea hasta el final.


Yuri Briar, coronel de la policía secreta estatal no cabía en su regocijo, nunca creyó que sus alocadas teorías acerca del esposo de su hermana se cumplirían, como si todo fuera un regalo de los cielos y cualquier dios que pudiese existir decidiese ayudarlo, Loid Forger; psiquiatra del hospital central de Berlint no era nadie más y nada menos que su preciado enemigo Twilight, el mejor espía de Westalis y por quién ha estado buscando como desquiciado para darle el castigo que se merece.

¿Acaso podría ser más afortunado? Su hermana tendría que separarse de ese bastardo sin opción alguna, y él, gustoso pagaría cada lágrima que ella pudiera derramar. Nadie se podía meter con su hermana, hacer la gracia de burlarse de ella, engañarla, jugar con su hermoso e ingenuo corazón y aprovecharse para hacerla de su tapadera era meritorio de un castigo llenó de dolor, la tortura que ellos diariamente realizaban no le llegaría ni a los talones a lo que él tenía en mente.

Ese hombre estaría rogando por su muerte antes del siguiente amanecer.

—Yo me encargaré de él coronel, no lo defraudaré.

—No. Tengo otro trabajo para ti Coronel Briar. —objetó el rubio, luego le tendió un folder que el moreno recibió intrigado—. Debes capturar a tu hermana.

—¿Qué esta diciendo? —musitó incrédulo, debía ser una broma de pésimo gusto. ¡Aquí el enemigo era el bastardo de Twilight! ¡No su querida hermana!

—¿Se te hace familiar el seudónimo: "Thorn Princess"?

Yuri sintió la sangre bajarle a los pies, eso no podía ser cierto, su colega tenía que estar jugando con él porque estaba siendo relacionado con ese espía ¿verdad? ¿Su hermana, una sicaria? ¿qué clase de mal chiste le estaban contando? ¿Si quiera sabían lo que un verdadero chiste significaba? ¡Por qué no tenía nada de cómico!

—Le hice una pregunta coronel.

—Sí, es una sicaria muy habilidosa perteneciente a GARDEN, señor.

—Supongo que ya juntas cabos. —declaró—. No es culpa tuya que tu hermana sea tan traidora como su marido, nunca te dijo nada.

—Estoy seguro que debe ser una confusión.

—Ya nos contará su versión en la sala de interrogatorios. —indicó—. Nosotros iremos por Twilight, y otra cosa, ¿de verdad crees que ella no supo de su identidad en dos años de matrimonio?

Yuri no supo que decir, su voz simplemente no salió y la palmada que le dio su superior la sintió como el martillo de un juez luego de dictaminar su sentencia. Una sentencia que, no era para nada buena.


—Deberías rendirte.

Aquel a quién le dirigían esas palabras solo esbozo una sonrisa sardónica que alteró los nervios de sus futuros captores, ¿de donde salía la arrogancia de un espía caído en territorio enemigo? Loid, quién estaba orgulloso de comprar el tiempo que suponía suficiente para el escape de sus colegas finalmente se dejó caer sobre el suelo, luego de luchar con cuanto agente podía el cansancio había hecho mella en él tras dos horas.

—Vaya, el imponente espía de Westalis esta arrodillado frente a mí.

—¿No se ve patético?

—Ja, no entiendo porque luchó tanto si sabía que perdería.

—Arréstenlo, el coronel esta llegando con los demás para custodiarlo hasta la sede.

—No es necesario. —por primera vez, Loid pronunció palabra, luego de escupir un poco de sangre—. Iré sin oponerme.

—¿Crees que te daremos el derecho de ir tan tranquilo por nuestras calles? Tu esposa ya esta siendo capturada, seguro la maldita zor-

El oficial antes de terminar palabra cayó estrepitosamente sobre el asfalto luego de que un puño se conectara a su rostro, los golpes no terminaron ahí y apenas pudo distinguir entre los movimientos la silueta enardecida de Twilight descargando toda la ira contenida sobre él. Fueron necesarios otros dos compañeros para detenerlo y amordazarlo contra el suelo.

—Con que aun te quedaban fuerzas bastardo. —insultó uno conectando un punta pie contra su rostro, haciendo sangrar su cabeza.

—Maldito, pagarás por esto. —soltó el policía limpiando la sangre de la comisura de sus labios—. Y tu esposa también, par de basuras.

Loid se tragó las mil maldiciones que quería dedicarle a ese ser, la furia que había sentido cuando el insulto iba dirigido a su esposa hizo que él perdiera el poco raciocinio que le quedaba viéndose sobre el hombre golpeándolo hasta dejar varios moretones sobre su rostro antes de ser detenido con esfuerzo por otros dos oficiales.

—Buenos días, ¿o debería decir buenas tardes Twilight?

El espía miro por encima reconociendo a uno de los coroneles de la SSS, una sonrisa soberbia adornado su rostro. Por fin, el rey había aparecido en el tablero de ajedrez.


Yuri ajustó su gorra al llegar al hotel, muchas preguntas resonaban en su cabeza y todas lentamente se dirigían a su hermana como sospechosa, los nervios por primera vez afloraban en su cuerpo luego de estar tanto tiempo bajo enseñanzas de la SSS, no quería que al entrar en ese lugar se diera cuenta de una verdad espantosa, no quería que la imagen que tenía de su querida hermana se desmoronara tan fácil.

¿De verdad ella sabía de Twilight?

Si era así, ¿por qué nunca lo delató? ¿Lo estaba ayudando? ¿Lo amaba tanto para darle espalda a su nación? ¿En serio ella era la renombrada Thorn Princess? La sicaria capaz de acabar con todo un pelotón antes de que pudieran parpadear, ¿trabajaba para Twilight? ¿qué hacia en ese sucio hotel y no en su casa?

Los pasos resonaban por el pasillo ante el silencio, y el viaje en el ascensor fue tan tensó que sintió nauseas ante lo que se venía, quería salir corriendo y liberarse de esa pesada ansiedad que lo asfixiaba sin piedad. Rogaba muy dentro de sí que todo fuera una equivocación, que al llegar a la dichosa habitación en la que ella se encontraba no hubiera el rastro de un alma, pero cuando la campana resonó y las puertas se abrieron, sintió un cuchillo enterrarse en su pecho al reconocer una elegante figura que conocía muy bien a pocos metros de distancia.

Ataviada de un hermoso vestido negro, botines que llegaban más arriba de sus rodillas y adornada por peligrosos estiletes y una corona de rosas doradas, se encontraba la presencia de su hermana bañada en sangre. Su mirada se levantó chocando con la suya y no fueron más que segundos antes de que un subordinado le inyectara un poderoso paralizante que detuvo todo movimiento pensado.

Antes de que la inconciencia se la tragara pudo identificar en sus joyas rubíes un dolor profundo ante la verdad que se dibujaba en sus ojos.

Yuri maldijo ese día desde lo profundo de su corazón.


—Así que no dirás ni una palabra.

—No hasta ver a mi esposa. —Loid chasqueó su lengua al sentir el cigarro sobre el dorso de su piel.

—Tú no decides aquí Twilight. —carcajeo un hombre de cabello castaño, el espía suponía que era un general de alto mando—. Pronto morirán juntos por pena capital, la traición que ustedes cometieron será pagada con sangre y lágrimas, rogaran por su pronta muerte.

—Ella no dirá nada, no sabe nada.

—¿Acaso estás cubriendo a tu sicaria? Que romántico salió el mejor espía de la nación enemiga. —el hombre apagó su cigarro, sonriendo se levantó—. ¿Sabes? Dejaré que tengan su discusión de pareja, mi querido coronel ya le habrá dicho algunas cosas.

Twilight no se opuso cuando dos oficiales lo tomaron con fuerza de sus dos brazos y lo llevaron por el corredor hasta dar con un nuevo cuarto de interrogatorios, al abrirse la puerta sus ojos hicieron contacto con los rojos de su esposa, en ellos podía leer el despreció, la tristeza y furia de sentirse traicionada por un cercano que respetaba mucho; mientras que él en silencio con los suyos le dedicaba el más sincero arrepentimiento antes de que ella rompiera la conexión.

Luego de una breve discusión entre Yuri y su hermana por fin se quedaron solos.

—Twilight.

—Thorn Princess.

Esa sería un conversación larga.

04.07.2022

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