❛ 𝐃𝐀𝐘 𝐎𝟒 ❜

 ❛𝑈𝑛𝑒 𝑣𝑖𝑒 𝑠𝑎𝑛𝑠 𝑙𝑢𝑖 𝑒𝑠𝑡 𝑐𝑜𝑚𝑚𝑒 𝑢𝑛 𝑗𝑎𝑟𝑑𝑖𝑛 𝑠𝑎𝑛𝑠 𝑠𝑜𝑙𝑒𝑖𝑙 𝑙𝑜𝑟𝑠𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒𝑠 𝑓𝑙𝑒𝑢𝑟𝑠 𝑠𝑜𝑛𝑡 𝑚𝑜𝑟𝑡𝑒𝑠.❜

ENSEMBLE EN ENFER


Yoru sintió su fuerza abandonarla.

Ni siquiera una organización entera podía desestabilizarla de tal manera como lo hizo aquella noticia que era mostrada en el gran televisor empotrado en la pared de aquel hotel al que asistió para aniquilar a su nuevo objetivo, la luz del mismo se tragaba toda la oscuridad de la habitación mezclándose con el vivo color de la sangre esparcido por paredes y muebles. Mientras que ella, en el centro del lugar, se encontraba leyendo con ojos incrédulos el gran titular del noticiero.

Espía de Westalis, Twilight, es capturado. Su reino de terror llega a su fin.

Su cuerpo se sentía inestable, su respiración se había vuelto pesada y la sensación de vomitar subió hasta su garganta acompañada de un asqueroso sabor a hierro debido al aroma de la sangre, sus ojos pronto los tuvo vidriosos gracias a las lágrimas contenidas ante las imágenes mas bizarras que ella jamás había visto, y siendo sicaria, no podría quedar mucho a su imaginación, por lo que era decir mucho.

Su esposo, el amable hombre que evitó que fuera humillada por sus compañeras cuando la acompañó a la fiesta, aquel que admiraba su fuerza y no huía de ella por sus cualidades especiales, el hombre que siempre le brindó sus brazos para ser reconfortada cuando la inseguridad de ser una mala esposa y madre la invadía. Ese amoroso padre y amable psiquiatra era arrastrado por agentes de la policía secreta, golpeado, magullado y débil.

Patético. Y totalmente a la merced de la justicia.

De ese hombre de carácter fuerte y hermosa sonrisa no quedaba ni la sombra.

Las imágenes pasaban a gran velocidad, grabándose cada una de ellas en su atrofiada mente, sentía el aire de la habitación insuficiente y el asco había nublado su juicio mareándola, haciendo que su carácter inquebrantable del que podía presumir se esfumara en cuestión de segundos. Con sus pensamientos a mil por hora, e incapaz de controlar su propio cuerpo, sus piernas dejaron de funcionar, pasando de sostener su peso a doblarse sobre si mismas haciendo que cayera sobre el suelo golpeando sus rodillas.

Pero no sintió nada.

Para Yoru Forger, lo único que pasaba por su mente era la destrucción de toda la realidad que conocía, cada pequeño recuerdo plagado de felicidad junto a su familia empezó a resquebrajarse hasta verse inexistentes sobre un espacio negro en una infinita lluvia de cristales que no pudo atrapar y sostener con sus temblorosas manos. Las voces fueron debilitándose hasta simplemente desaparecer, siendo presa de un aterrador silencio hasta el punto de ser consciente de sus propios latidos.

Lentos, tortuosos y pesados.

Todo esto tenía que ser una broma, una muy pesada y que carecía de su naturaleza cómica, Loid Forger no podía ser el temible espía de las mil caras de seudónimo Twilight; se negaba a creer que ese vil ser que solo buscaba la victoria de su país Westalis y el bien propio de todos sus egoístas patriotas era el padre amoroso que cada noche arropaba a su hija y acariciaba su cabeza en un silencioso ritual para eliminar toda clase de pesadillas de la pequeña.

Esa persona de mirada malvada no podía ser el mismo que le sonreía a ella con cada uno de sus logros por muy pequeños que fueran. Los mismos ojos de un mar turbulento no podían ser los mismos del cielo despejado que le otorgaba la sensación de tranquilidad.

Ese hombre que, humillado y esposado desfilaba por toda la calle recibiendo insultos, golpes y deseos de muerte era el mismo compañero con el cuál cada noche tenía una amena conversación acerca de lo que comerían mañana, o planeando el próximo día para un paseo familiar.

Un cerdo manipulador.

El peor traidor a su querido país, Ostania.

Y la definición perfecta a la palabra mentira.

—Yoru, quiero hablar contigo esta noche.

—Estás muy serio Loid, ¿sucede algo?

—Sí... yo, lo siento. Esta noche te diré todo.

Esa noche.

Esa noche no pudieron conversar porque Anya enfermó y estuvieron cuidándola hasta el amanecer.

A la siguiente tampoco porque a ella le surgió un trabajo que excusó como una salida nocturna entre compañeras.

Y la siguiente a esa mucho menos, porque él tuvo que asistir a una repentina y urgente reunión de su hospital, a las diez de la noche.

Y de eso, entre todas las circunstancias, pasó una semana sin que pudieran sentarse a conversar, ¿era eso lo que le quería decir? ¿Le iba a confesar que era el aberrante Twilight? ¿Y que demonios planeaba? ¿Qué esperaba que hiciera con un secreto como ese? Y sobre todo, ¿por qué había tenido que verla con la culpabilidad brillando en sus ojos golpeando su corazón con una dolorosa estaca?

—Loid...

No, no Loid. Twilight.

—Me mentiste... tú, tú...

Maldito seas.

¿Por qué le dolía tanto? Se suponía que ellos no eran nada más que una pantalla a la sociedad, una familia falsa con una sonrisa perfecta para sus vecinos y conocidos, una relación contractual que beneficiara a cada una de las partes si nunca se inmiscuían en asuntos ajenos, su única regla era no preguntar, su único acto era sonreír; entonces ¿por qué las lágrimas caían incontrolables y se perdían el suelo alfombrado debajo de ella? ¿por qué quería gritar y reclamarle a la cara su gran mentira?

¿Por qué era ella la que se sentía traicionada? No era una santa paloma, sus manos estaban cubiertas de sangre tanto como las de él, ambos habían asesinado en nombre de su patria, ambos habían quitado la vida de personas "inocentes". Así que, en cuestión de moralidad, los dos tenían asegurado un tiquete a los pozos del infierno.

Yoru, ¿qué pasaría si nos hubiéramos conocido en otro momento?

¿A que te refieres Loid? Me haces pensar que no te gusta nuestra vida como está ahora...

No... es solo que, en realidad me gusta. Bastante. declaró con una sonrisa triste...Luego de que mi esposa falleciera, no quería involucrar mis sentimientos con nadie más, pero no imagine que la vida fuera tan redundante.

Loid.

Descansa Yoru, gracias.

No quería involucrar sentimientos porque nada de ese teatro era real, ¿acaso algo de lo que le dijo lo fue? ¿Y Anya? Entonces, deducía que no era su hija y que mucho menos estuvo casado, todo fue parte de su libreto.

—Anya...

Su hija, su hija estaba sola, ¿ya se habría enterado de lo de su padre? ¿Estaba en peligro por ser directamente involucrada con él? Tenía que ir a verla, Franky de seguro no estaba con ella y Bond no era un perro de pelea para defenderla. Tenía que buscar a su pequeña y defenderla de los horribles compañeros de su padre.

Con eso en mente, se levantó del frío suelo y abandonó el hotel, agradecía que los huéspedes estuvieran ocupados con una fiesta de recaudación por lo que podía salir tranquila de ese lugar, porque su mente estaba enfocada en muchas cosas menos en limpiar la sangre que cubría su tersa piel.

Cuando estaba por cruzar una esquina sus nervios se alteraron, y antes de poder preverlo sintió un pinchazo en su nuca desarmándola, de pronto su torrente sanguíneo empezó alterarse y en seguida supo que había sido inyectada con alguna clase de suero paralizante. Antes de ver quién fue el causante, la oscuridad se la trago.

Pero solo fueron segundos para que sus ojos identificaran unos rojos tan iguales como los suyos.

Su corazón latiendo dolorosamente.

Aquel que había visto era su querido hermano menor, Yuri, vestido con el uniforme de la policía secreta.

Otra mentira más.


—¿Dónde...?

Yoru abrió pesadamente sus parpados, tenía el cuerpo entumecido y su vista estaba borrosa, no reconocía el lugar donde se encontraba así que intuía que era alguna clase de cuartel de interrogatorio por las características de la habitación, pequeña, helada, oscura; además de que también estaba atada de pies y manos a una silla imposibilitando su escape.

—Por fin despiertas.

Yoru levantó su cabeza encontrando a un hombre de cicatrices en el rostro y mirada muerta, su cabello cenizo rubio hizo llegar a ella un breve recuerdo del cabello de su esposo; haciendo que mordiera su labio inferior ante su pensamiento, cuando habían otras prioridades al encontrarse en esa situación tan peligrosa.

—¿Quién es usted?

—Lo mismo debería preguntar, ¿no es usted Yoru Forger, la esposa de Loid Forger? —la sicaria apretó los dientes, furiosa—. ¿O debería decir, Twilight?

—¿Qué quiere que le diga? Yo estoy tan sorprendida como usted.

—Claro y por eso asesina a sueldo a habitantes de nuestro país.

—Sí cree que trabajo con él, se equivoca. —rebatió—. ¿Dónde esta mi hermano? ¿Y mi es- Twilight? ¿Qué hicieron con él?

—Aquí las preguntas las hago yo, señora Forger. —declaró con una sonrisa que hizo de ella una mezcla de sentimientos repulsivos—. Dígame, ¿qué pensaban hacer en Ostania?

—Yo no trabajo con él.

—Por favor, quiero ser amable porque sé que es hermana del coronel Briar, él no merece ser ensuciado por su hermana traidora.

Eso enfadó a Yoru, ¿qué se creía ese maldito patán? —¡Yo no trabajo con el maldito de Twilight! —bramó colérica, esta situación la sobrepasaba—. ¿Dónde está mi hija?

—Sí se refiere a la niña de cabello rosado, no la encontramos en el apartamento cuando fuimos por Twilight.

Eso no podía ser, ¿acaso su esposo le había hecho algo luego de ser descubierto? No. No era así, Loid al menos sentía sincera preocupación por Anya y velaba por toda su seguridad y bienestar, ¿habría sido alguno de sus compañeros? ¿Dónde estaba su pequeña? ¿Acaso estaba sufriendo? Frustrada, sacudió sus manos intentando liberarse con ayuda de su fuerza, pero fue en vano porque la manilla de metal no se quebró ni un poco.

¿Por qué no funcionaba? ¡Tenía que salir de aquí! ¡Tenía que buscar a Anya!

—¡Quítenme esta maldita cosa!

El hombre que estaba frente a ella hizo caso omiso a sus palabras y se sentó, luego encendió un cigarro y empezó a fumar, escupiendo todo el humo a su rostro logrando que tosiera bruscamente. Ese olor era nauseabundo para cualquiera, sin embargo sabía que ese militar no hacía más que empezar, todos sabían el tipo de torturas que ellos hacían.

—Vamos de nuevo señora, ¿a qué se dedica?

—Sicaria, ¿Contento? —no valía la pena mentir, a ese punto ya sabrían todo de ella, ese interrogatorio no era más que una formalidad—. Y mi hermano, coronel por lo que puedo ver...

—No estamos hablando de él. —omitió, soltando otra bocanada que Yoru repudió—. ¿Desde cuándo está casada con Twilight?

—Dos años, uno es falso.

—¿Cuándo se enteró que era el espía que Ostania buscaba?

—Así me crean o no, me enteré hace unas horas por el boletín del noticiero. —suspiró—. Si busca que le de información acerca de él, no tengo nada, yo estoy casada con el psiquiatra Loid Forger, no con el espía.

—Él dice todo lo contrario.

—... ¿Qué?

¿Loid la había involucrado en ese problema? ¡Era un cínico! ¡Como se atrevía! Apretó sus puños, enterrando en sus palmas sus delicadas uñas lastimándose, pero ese dolor era una estupidez para lo que sentía su corazón, no solo era traicionada sino que utilizada como carnada, ¿acaso podía ser tan vil para involucrar a una mujer inocente para no recibir la pena capital?

—Veo que solo es una pantalla para él, pobrecilla. —la risa de ese tipo la enloqueció—. Oye, tráelo.

¿Traerlo? Antes de que pudiera preguntar, la puerta se abrió y por la misma ingresaron tres siluetas, dos que reconoció en seguida, una por ser su pequeño hermano y otra perteneciente a su pareja, los ojos de Loid hicieron contacto con los suyos mostrando verdadera culpabilidad y odio por si mismo, Yoru sintió su alma abandonarla y no pudo sostener su mirada, realmente dolida con la situación. Y Yuri, él la veía en silencio, suplicando por su perdón con aquellos dos rubís que tenía por ojos.

—Coronel Briar, dejemos que hablen, necesitan un tiempo de pareja.

—¡Pero teniente!

—Vete ahora Yuri.

—¡Hermana!

Yoru levantó su rostro furiosa, con sus ojos brillando de forma letal. —¡Te estoy diciendo que te vayas por un momento Yuri Briar!

Ambos abandonaron la sala, obviamente sabía que tenían micrófonos instalados, no había que ser una genio para adivinarlo, el silencio de Loid lo confirmaba. Lo observó en silencio, meditando su lenguaje corporal, su defensa no existía y ponía cero resistencia a su destino, su mirada estaba vacía pero aun así reconocía nervios en como temblaban imperceptibles sus labios y como miraba de un lado para otro.

—Twilight.

—Thorn Princess.

Entonces lo sabía.

Por lo visto, esa sería una larga charla.

Fin primera parte: 24.06.2022

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