( 🪷 ) ━━ prologue

¿Qué hora era? ¿Tal vez las siete? Todo se veía oscuro.

18:46

Sí, ya era demasiado tarde para almorzar. Ni siquiera recuerda el momento en que se quedó dormida, solo le duele la espalda por la mala posición en la que había caído como muerto en su cama, pero al parecer las pastillas de cafeína no fueron lo suficientemente fuertes para mantenerlas despiertas.

—Bueno, hicieron efecto durante siete días al menos —Se encogió de hombros.

Tras estirar un poco sus extremidades intentando aliviar el dolor de la mala posición, se colocó las pantuflas y salió de su habitación hacia la cocina en busca de un poco de agua para aliviar la resequedad de su garganta.

Tal vez Odette Klein seguía aún muy adormilada, porque no notó al chico que estaba apoyado a la isla del comedor con un vaso en manos, tampoco notó el olor a omelet recién hecho y tampoco captó la suave música que resonaba en el dispositivo móvil en medio del mesón. El chico fue quién —tras observarla unos largos veinte segundos— decidió llamar su atención directamente.

—Buenas tardes —Habló en un marcado acento para nada alemán.

La rubia tardó varios segundos en reaccionar a la voz ajena detrás de ella. Cuando lo hizo cerró de golpe la puerta del frigo abierto asustando al chico alto varios metros lejos de ella.

—¿Quién eres? —Bramó lista para lanzar la manzana que acaba de sacar del frigerador, pero el más alto alzó las manos en son de paz.

—S-soy Hwa- umm... Hyunjin Hwang, alumno de intercambio —Se apuró a explicar. —Me asignaron a este departamento ¿Tú eres Odette?

La rubia asintió y entonces con los sentidos más alertas, pudo recordarlo, el director la había llamado para decirle que ya habían asignado a un estudiante nuevo para que compartiera el departamento con ella, le había dicho que venía de intercambio de Corea del Sur, pero nunca creyó que ese alguien sería un chico ¿a caso fue una equivocación?

—¿Por qué te asignaron a mí departamento? —Insistió ella. —No hay estancias mixtas.

—Ya no hay habitaciones disponibles con los otros varones así que me asignaron aquí en lo que se desocupa alguna —Explicó Hyunjin mientras tomaba asiento en la mesa frente a un plato de comida. Fue inevitable para Odette no darse cuenta de que habían en realidad dos omelet en la mesa, uno en cada plato, ¿a caso el nuevo pensó en ella? —Minho me dijo que lo más seguro era que aún no hubieras almorzado, así que te hice algo para comer.

—Oh, gracias, pero...—En un intento de permanecer orgullosa, sus tripas la desataron haciendo un ruidoso chillido ganándose una risa burlona por parte de Hyunjin. —Bueno, tal vez no me vendría mal.

—Toma asiento, entonces —Habló el castaño luego de tragar su primer bocado.

La rubia tomó asiento en la silla frente a él sin dejar pasar el hecho de que él estaba estudiando cada uno de sus movimientos, tiró del plato para acercarlo a ella y tomó un trinche del centro de la mesa para luego meter un poco de la comida en su boca.

—Esto está muy bueno —Admitió luego de tragar lo que tenía en la boca.

—Gracias —Hyunjin sonrió antes de llevarse también un trozo de su comida a la boca.

Un gemido ahogado escapó de los labios de Odette congelando el cuerpo de Hyunjin justo antes de que se llevara a la boca el vaso de jugo. El coreano no tardó en entender que esos sonidos lascivos se debían a lo mucho que la rubia estaba disfrutando de la comida, al parecer realmente llevaba horas sin comer nada.

—Debes de estar muy hambrienta —Intervinó el castaño en un intento de callar aquellos sonidos que solo estaba enviando la sangre al sur de su cuerpo. —¿Desde que hora no pruebas un bocado?

—Creo que desde el desayuno y ni siquiera lo terminé, me estaba muriendo de sueño —Respondió ella.

—Entonces qué bueno que prepare cena para dos —Bromeó Hyunjin y ella asintió con una sonrisa ladina.

—Hablaste de Minho hace un rato ¿te lo encontraste en la sala? —Odette dejó caer su espalda contra el respaldo de la silla en una posición más cómoda. Los ojos de Hyunjin inevitablemente bajaron hacia sus senos donde podían notarse aún más los pequeños botones que llevaba por pezones.

Dios, cuando Minho le dijo que Odette era todo un caso no creyó que se refería a esto.

—S-sí, digo n-no —Odette arqueó una ceja ante el repentino tartamudeo del chico que hace unos segundos se notaba seguro de sí mismo y de la situación. La rubia se recompuso en su lugar y se cruzó de brazos aumentando la tortura del recién llegado quien ahora tenía una perfecta vista de sus senos ajustados contra sus brazos.

Dios, ayúdame a librarme de esta situación sin que me exploté la entrepierna.

—Y-yo... —Hyunjin carraspeó para luego volver a centrar su mirada en su plato ya casi vacío. —En realidad él fue mi guía asignado esta semana.

—Es un idiota —Exclamó Odette llamando la atención de Hyunjin nuevamente. —Pero es un buen idiota, si lo tratas te caerá bien, se hace amigo de todos con facilidad. ¿De qué área eres?

—Filosofía e historia universal ¿Y tú?

—Periodismo. Así que ten cuidado con lo que cuentas o haces porque acabarás en el periodico departamental —Bromeó ella logrando hacerlo reír.

—Entendido —Él le siguió la corriente. —Entonces supongo que tendré que mantenerme alejado de ti, señorita Klein.

—Sí, sería una buena idea, señor Hwang.

Luego de charlar un poco más, Odette se ofreció a lavar los platos para compensar el hecho de que Hyunjin había hecho la comida, así que Hyunjin se fue a su habitación y empezó a ordenar sus pertenencias en los cajones de su closet temporal. La habitación era bonita por sí sola, tenía un toque amaderado que le recordaba a su antiguo departamento, recién llegaba a Alemania, pero ya extrañaba los aires de Corea del Sur, extrañaba a sus amigos y a su familia que aunque tal vez solo la veía una o dos veces cada que tenía vacaciones, pero era algo. Ahora que se encontraba en medio de Berlín, iba a ser complicado verlos incluso en esas fechas. 

Pero ya casi es año nuevo, será mejor buscarme un trabajo de medio tiempo.

Se dijo a sí mismo.

Cuando todas sus cosas estuvieron en su lugar, se dejó caer sobre su cama mientras repasaba los sucesos de su día mentalmente. Hace solo veinte horas aún se encontraba en el aeropuerto de Seúl, había ido totalmente solo, nadie fue a despedirlo ni desearle un buen viaje porque allí no tenía a nadie que realmente valorara su presencia. Pensó en pedirle a Kwon Minju que lo acompañara, pero se sintió patético de solo pensarlo. Además no quería meterla en problemas con Felix quién era un completo celoso.

No le molestaba no tener amigos en la ciudad, él siempre estaba muy metido en sus libros leyendo esos largos textos que le pedían en la universidad o disfrutando de los paisajes que la ciudad le brindaba con su cámara. Ahora aquella cámara eran los únicos recuerdos que tenía de aquel lugar. Un suspiro pesado escapó de sus labios antes que cerrara los ojos para regular su respiración. Lo que lo llevó a otro pensamiento.

Odette Klein.

Joder, que chica. Se negaba a creer que lo había hecho sentir como todo un virginal, ¿por qué andaba en ropas tan pequeñas por toda la casa? Es decir, sí, vivía completamente sola, pero ¿y si alguien llegaba a visitarla por sorpresa? ¿lo recibiría así? La imagen de su esbelta figura entrando a la cocina llenó su memoria. Joder, era mas sexy que cualquier chica de su continente.

Inevitablemente sus recuerdos pasaron a ser meras alucinaciones, se imaginó lo bien que sus manos encajarían sobre los muslos de la alemana, lo suave que debía ser su piel blanquecina, ¿a caso sus cuerpos se acoplarían perfectamente estando desnudos en la misma cama? Los sonidos lascivos de la cena terminaron de alimentar sus fantasías lo suficiente para provocarle una dolorosa erección. ¿Hace cuanto no estaba con una chica de esa forma? Oh, ¿de verdad iba a masturbarse pensando en su nueva compañera de departamento?

Pues a la mierda, había sido un día agotador, le dolía la espalda y la cabeza y no iba a adjuntarle un jodido dolor en las bolas.

Se deshizo de sus pantalones de chándal y luego de su ropa interior, un escalofrió recorrió su espalda baja cuando el aire fresco del aire acondicionado llegó hasta su sexo caliente y húmedo. El líquido presemenial ya comenzaba a asomarse en su punta y no dudó en envolver su palma alrededor de su palpitante pene. Un siseó escapó de sus labios cuando hizo el primer movimiento de su mano y luego le siguió un gruñido cuando comenzó a moverla con mas agilidad. Pronto nuevamente sus recuerdos viajaron hacia los grandes senos de Klein, definitivamente nunca había visto unos tan grandes y firmes, bendijo los malditos genes alemanes antes de cerrar los ojos con fuerza antes de imaginarse lo bien que se sentiría follar aquellas tetas de infarto.

Aceleró la presión sobre su grosor y comenzó a mover las caderas simulando embestidas al tiempo que su mente cambiaba a otro escenario, uno en el que la rubia cabalgaba sobre él rebotando sus senos justo en su cara.

—Joder, Odette —Fue lo ultimo que logró articular antes de correrse en largos y espesas tiras de semen sobre su abdomen.

Aún con el cerebro nublado intentó regular su respiración antes de rebuscar en la cajonera de la mesa de noche un poco de papel higiénico para limpiar el desastre. Pronto con la mente más fría el arrepentimiento llegó a su consciente obligándolo a cerrar los ojos con fuerza.

—¿Por qué tenías que ser un jodido pervertido el primer día, Hwang Hyunjin?

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