𝑰𝑰

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Como cada día otra de las clases de la escuela de héroes se estaba terminando en su tiempo debido. Los estudiantes estaban haciendo sus maletas para irse mientras que otros ya se les habían adelantado.

Hablando de la escuela, otra cosa que cabreaba a Bakugo eran los estudiantes que se reunían delante de su clase cuando terminaba el día.

Hoy un friki de pelo morado le había declarado la guerra al grupo 1-A, pero claro, como siempre y como todo, a él le importaba un bledo.

El festival deportivo se efectuará aproximadamente en dos meses y medio. Ese era todo el tiempo que Bakugo tenía para entrenar, aprender a patinar, y conseguir que Lily se enamore de él.

Él no estaba de humor para esa "mierda" que pasaba hoy. Así que lo que hizo fue declarar guerra y salir furioso de la habitación.

Mientras caminaba a casa el Sol estaba todavía alto en el cielo casi burlándose de su existencia. Ya quería que el Sol cayera para que llegara la noche.

Con las manos en los bolsillos y pisando fuerte, Bakugo abrió la puerta de su hogar con el rostro inexpresivo.

Allí, en la cocina, estaba su madre trabajando en la encimera. ─Bienvenido a casa, mierdecilla─ Dijo con indiferencia.

─¡Cállate vieja bruja!─ Bakugo le gritó y pasó de largo, subió las escaleras hacia su habitación y dio un portazo.

Mitsuki murmuró palabras incoherentes acerca de que su hijo era un idiota y siguió trabajando mientras el chico rubio se ponía a hacer los deberes.

Antes de que se diera cuenta el día había pasado y la noche estaba llegando a la vista. El atardecer estaba lleno de colores rojizos y naranjas, haciendo un hermoso collage de colores en el cielo.

Bakugo se vistió con un atuendo similar al de la noche anterior y cogió su monopatín. Sus pasos, ahora silenciosos, se dirigieron al piso inferior.

─¡KATSUKI-! oh ahí estás. La cena está lista─ Puso platos de comida en la mesa del comedor.

El joven gruñó mientras se ponía los zapatos. ─Voy a salir. Comeré cuando vuelva. Nos vemos, bruja─

Su madre se quedó mirando la puerta cerrada tras él con cara de confusión. ─Ni siquiera dijo groserías. Bueno... entonces ¡más para mí!─

El paseo fue silencioso de camino al skatepark. Sólo se escuchaba el ruido de sus pasos y el insoportable sonido de los grillos.

Al llegar allí parecía totalmente abandonado, a diferencia de la noche anterior. Bakugo juntó las cejas y suspiró.

Recorrió todo el parque en búsqueda de Lily, la linda chica que había conocido hace poco, hasta encontrarla, estaba sentada en uno de los rampas vacías. Él la reconoció al instante.

Ella llevaba un jean ancho en conjunto con una camiseta llena de fotos estilo manga de Tomioka Giyuu, acompañado de una franela marrón.

Ella estaba jugando con sus pies. Además, tenía una expresión muy aburrida, mientras meditaba si irse o no.

─Hola skater. Estoy aquí así que empecemos de una puta vez─ Escuchó.

Como era de esperar vio al rubio cenizo caminando hacia ella mientras gruñía. Se levantó perezosamente y rodó hacia él en su monopatín. ─Has tardado bastante─ Respondió.

─Como sea. Empecemos ya con esta mierda, porque se que puedo hacerlo mejor que tu─ Bakugo declaró frente a la chica de cabellos azulados.

Lily dejó de rodar colocando un pie en el concreto. Dejó el monopatín allí y se acercó a Bakugo con los brazos cruzados.

Cuando llego hasta él, lo miro. ─¿Te callas alguna ves?─ Las palabras clavaron un cuchillo metafórico en el pecho del chico.

─Ese complejo de superioridad que tienes no va a funcionar conmigo. Sinceramente, me importa un bledo que vayas a la UA, porque no eres mejor que yo─ Le señaló el pecho con el dedo.

Bakugou fue a agarrar su mano pero no tuvo la oportunidad. ─¡CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ CHICA DE MIERDA! NO SABES NADA!─ Gritó de nuevo.

Lily se rió mirando al suelo. ─Yo sé que eres un idiota total. Así que resuelve esta mierda porque no será así toda tu vida. Algunas personas no te verán como fuerte y poderoso... sólo como un imbécil─ Volvió a su tabla y la recogió.

Bakugo comenzó a ponerse nervioso ante sus acciones. ─Tch, bien. Sólo enséñame a usar esto...─

─No planeaba dejar el entrenamiento Katsuki...─ Ella sonrió satisfecha. Dándose la vuelta con la tabla en las manos, miró al ahora cabreado Bakugo y soltó una risita. Puso el monopatín en el suelo y se dirigió hacia él. ─¿Empecemos con si eres zurdo o derecho?─

─Derecho─ Bakugo simplemente dijo admirandola.

─Ahora todo lo que necesitas recordar es que cuando te empujes tienes que mantener tu pierna izquierda recta... Gira ligeramente el pie derecho... ¡y ya!─ 

Bakugo miró hacia la posición en la que se había colocado, ya que no había entendido casi nada de sus palabras, solo pudo imitar sus acciones, y poco a poco logró moverse en línea recta.

Lily corrió tras el adolescente agarrándolo del hombro para detenerlo. ─¡Tienes talento natural! Pero esto va a ser más difícil de lo que piensas. ¿Seguro que puedes seguir el ritmo de una profesional?─ Le sonrió socarronamente.

Su cabeza estaba inclinada hacia el chico, dándole una buena vista de ella de nuevo. La forma en que las luces del parque se reflejaban en su rostro le mostró cob claridad lo hermosa que era.

Si no acabaran de conocerse, Bakugo la besaria ahora.

Eso estaría mal ahora...

¿Verdad?

Todo lo que Bakugo hizo fue apartar el rostro. ─Te dije que puedo hacerlo, ¿no?─

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