𝐱𝐯. 𝚕𝚊 𝚜𝚎𝚛𝚎𝚗𝚊𝚝𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚎𝚜𝚝𝚛𝚎𝚕𝚕𝚊𝚜

A la misma velocidad de siempre...


。゚゚・。・゚゚。
゚。15 。゚ Saory no dejó que Kakashi
    ゚・。・゚ terminara su frase y comenzó a correr a la mayor velocidad que podía. Estaba agradecida por el entrenamiento de resistencia de Shisui, ya no sentía la fatiga en su cuerpo, sino en su fortaleza mental.

No le importaba la gente, ni cómo se rompían algunas tejas de varios establecimientos tras el fuerte impacto de sus pisadas.

Se sentía como si se ahogara con tan solo pensar en que algo malo le ha ocurrido a Itachi.

No importaba cuántos kilómetros tuviera que avanzar para llegar al recinto de los Uchiha, sólo quería llegar lo más rápido posible. Aunque, ni siquiera estaba segura de que Itachi estuviera en su casa.

Saory convirtió todas sus incertidumbres en cientos de metros de carrera, dispuesta a darlo todo con tal de llegar ya.

Ahora, Saory respiraba con dificultad mientras se encontraba en el vértice del tejado de uno de los vecinos de Itachi, observando la casa de los líderes Uchiha.

Algunas partes de la casa estaban hechas de madera de roble, y la noche le daba un aspecto más oscuro a su fachada gris y sombría. Desvió la mirada hacia el lugar donde debería estar Itachi. El movimiento de sus ojos fue acompañado por una melancólica ráfaga de viento.

Su corazón empezó a derretirse al ver al joven Uchiha cubierto por la comodidad de su manta.

Las lágrimas se habían acumulado en sus ojos, liberando sus abrumadoras emociones. El anhelo de reunirse con él era tanto, que no le importaba romper ninguna de las reglas civiles establecidas.

Saory sacó un kunai, comenzando a apuntar a la pequeña abertura de las ventanas de Itachi.

La fuerza de voluntad de Saory hizo posible que realizara el lanzamiento correctamente.

Itachi escuchó el sonido de un metal afilado golpeando el suelo de madera. Y antes de que pudiera contemplar de dónde procedía el sonido, en un parpadeo, ella apareció ante él.

─¿Qué...?─ Itachi murmuró.

─Itachi─ Dijo la intrusa.

Desde el punto de vista de Itachi, todo era de color rojo; él sabía de quién era esa voz.

Apartó las mantas y se sentó en su futón, para comprobar que no era una alucinación.

Los pensamientos de Itachi comenzaron a calmarse, aunque el mareo que sentía seguía siendo fuerte.

─Itachi-─ Sus palabras fueron apenas un susurro una vez que vio el familiar dōjutsu reflejado en sus ojos. ─Sharingan...─

Sonrió con tristeza.

Sabiendo que sería arriesgado venir aquí, especialmente porque sus padres estaban a una habitación de distancia. Aún así ella vino, pensó. Debe haberse teletransportado aquí, activando su justu-shiki.

─Saory─ Llamó lo más suave que pudo. ─¿Podemos ir a otro lugar?─

─Eh, pero...─ Ni siquiera era consciente de que había manifestado el Hiraishin.

─Por favor...─ Volvió a decir, dirigiéndose ahora a ella con una sonrisa suplicante.

Saory no respondió. No tenía el ingenio necesitado para reunir palabras para responder, pero estaba dispuesta a acceder a su petición.

La pequeña dama inhaló profundamente, tomando su mano. Ella debía darse prisa, pues había entrado sin permiso, y aún más porque se trataba de la casa del líder de los Uchiha.

Por duro que fuera, recordó las sensaciones que sentía al ejecutar tal técnica.

Sosteniendo su kunai, fue ubicando mentalmente el otro en un punto diferente.

Saory necesitaba potenciar su capacidad sensorial. Debido a que sus jūtsu-shiki estaban hechos de su chakra, y era necesario detectarlos a través del espacio para poder teletransportarse.

Llena de expectación y emoción, Saory rezó para que pudiera realizar el jutsu correctamente.

Poco a poco y con seguridad, sintió unas pequeñas chispas en su piel. Duró sólo una fracción de segundo.

Itachi y Saory estaban estupefactos.

Especialmente la joven Namikaze, se quedó boquiabierta en un ambiente tenso donde el tiempo parecía haberse detenido.

Lo siguiente que vieron fue el parpadeo de las luciérnagas, que flotaban en torno a sus cabezas.

Ambos se sentaron en el césped y luego de unos minutos de silencio, el Uchiha volvió a acercarse a ella, apoyando su cabeza en su hombro.

Saory quedó demasiado sorprendida, apretando los labios para reprimir su sorpresa.

─Veo que has exteriorizado el Hiraishin─ Dijo con una ligera sensación en el pecho. ─Estoy orgulloso de ti─

La joven se quedó sin palabras al principio hasta que levantó lentamente su mano para acariciar el cabello de Itachi. ─Tú... tu Sharingan...─

─Mm-hmn─ Exhaló zumbando.

─¿Qué ha pasado?─ Preguntó.

Saory no se equivocó al pensar que a Itachi le había ocurrido algo.

La pelinegra recordó los escenarios que a cada rato rondaban por su mente. El hombre con una extraña máscara que tenía esas marcas de magatama en el iris de su ojo...

Itachi le contó todo a Saory. Cómo su compañero de equipo, Tenma, se enfrentó a la muerte.

Le obligó a enfrentarse a la realidad de la naturaleza del insensible mundo de ser un ninja.

Tal decepción se grabó profundamente en su corazón. Nunca en su vida se había sentido tan inútil como ahora.

─Duele─ Se lamentó, cerrando los puños con una inmensa frustración.

¿Por qué se sentía así? ¿Era por el vínculo que había formado con su compañero de equipo? Claro, sí...

─Sabes, Saory, en aquel entonces, no lo entendía del todo...─

─¿El qué?─ Ella se mantenía callada en la medida de lo posible, sólo escuchaba pacientemente.

─Era demasiado joven para saber lo que era sentir el verdadero dolor... O lo que es perder a alguien...─ Pronunció para hacer un pequeña pausa y continuar. ─Incluso el tiempo en el que no estabas tras el ataque de los Nueve Colas, o las secuelas de la guerra... no sentí este tipo de dolor─ Dijo, y sin embargo, no fue su tono lo que la sobresaltó, sino el significado de sus palabras.

Saory estaba segura de que conocía a Itachi mejor que nadie, pero nunca hubiera llegado a imaginar que escucharía una confesión así de sus labios. Ella creía que él no era así, y ahora, sentía su corazón encogerse al ver su delicada naturaleza. Su coraza estaba perforada, y ella quería llenar ese espacio.

─Debe ser infantil de mi parte─ Continuó. ─Pero éramos amigos, formamos un vínculo, y esa es la razón exacta por la que estoy experimentando esto...─

Ella guardó silencio, incapaz de pronunciar siquiera una palabra de consuelo.

Pero había algo entre las palabras de Itachi que la perturbaba.

Se preguntaba si la muerte de su compañero de equipo había influido en su sueño de ser el mejor shinobi, tan fuerte que pueda acabar con todas guerras.

Ambos se sumieron en el silencio, y pareciendo no esperar respuesta de ella, Itachi volvió a hablar.

─Ahora me asusta que un día, mi hermanito llegue a poseer también estos ojos... Yo... no quiero volver a perder a alguien preciado─

Eso envalentonó a Saory que tiró de Itachi en un fuerte abrazo. Cada palabra le hacía sentir que él se alejaba más y más de su alcance. Era como si se estuviera despidiendo de ella. Salió directamente de su boca: no cayó en una gran desesperación cuando ella se fue, y mostró mucho más remordimiento por su camarada caído que por ella. No es que quisiera que él sufriera, pero le daba la sensación de que ella no era importante para él. Que era más fácil de olvidar. Y eso le dolía.

Saory quería llorar; no, ya lo estaba haciendo.

─¡No te vayas...!─ Su voz se quebró. Ella sólo lo abrazó aún más fuerte para calmar la ansiedad que destruía su alma. ─Te prometo que seré más fuerte, que entrenaré más y que seré más inteligente... Sólo permíteme estar a tu lado... Te prometo, de veras te prometo que no seré una carga... Por favor, no me dejes─

La petición de Saory le pareció a Itachi bastante extraña. ─¿Eh?─ Sonrió confundido. Haciendo un gesto a la muchacha para que aflojara su abrazo, se limitó a poner su frente sobre la de ella. ─Tal vez hayas confundido lo que quería decir, Saory─

Los hombros de ella se hundieron en señal de alivio, pero sus labios hicieron un ligero mohín. ─¿Entonces qué quieres decir?─ Dijo ella con un tono apagado.

─Nunca te dejaré, lo juro por mi vida, es una promesa─ Su voz era firme, sin un ápice de vacilación o tartamudeo. ─¿No me has oído cuando he dicho que no quiero volver a perder a alguien valioso? Es a ti a quien me refiero─

Intentó sonreírle al ver que sus facciones se habían calmado, pero su agotamiento era evidente. Sus ojos seguían doloridos y quiso relajarlos cerrándolos. Volviendo a la posición inicial. Inconscientemente comenzó a peinar el cabello de Saory con sus dedos para eliminar cualquier escepticismo que tuviera.

─Sin duda, Tenma era un compañero muy valioso, pero tú eres más importante para mí que cualquier otra persona─ Se rió una vez recordando algo. ─Y no se lo digas a Shisui─

La razón por la que Itachi sonreía era porque ella lo hacía. ─No lo haré─ Dijo soltando una pequeña risita.

Itachi miró hacia arriba a continuación. Notó cómo todo se volvía rojo de nuevo, pero sólo fue por un instante.

─Aunque lo único que me frustra es mi propia debilidad─ Continuó. ─No pude salvar a Tenma porque sigo siendo débil─

Saory le estaba dejando hablar; darle un espacio para que se desahogara era lo mejor que podía hacer.

Itachi apreciaba ese gesto genuino.

─Nunca dejaré que nada te pase─ Recalcó. ─Me volveré más fuerte y más inteligente. Por ti, Saory. Por mi clan. Y por la paz─

─Hey-─ Saory frunció un poco el ceño. ─¡Me has robado las palabras! Pero que sepas que yo también me haré más fuerte para poder protegerte─

Se rió por lo bajo. ─Muy bien, hagamos eso los dos─

─¡Y a Shisui-san también!─ Añadió ella.

─Sí, a Shisui también─ Itachi encontró la mano de ella y la sujetó como si su vida dependiera de ello.

Saory agarró la suya al igual que él. Ella quería estar siempre con él, en sus momentos de debilidad y en su tristeza, en su fortaleza y en su alegría, cuando tenga problemas, o tenga triunfos, siempre.

Seré más fuerte para poder protegerte.

Una flor de esperanza había florecido en su pecho.

Ciertamente, no voy a dejar que vuelvas a sentir este mismo tipo de dolor.

Estos últimos años, ella había vivido huyendo del pasado constantemente... Pero, a partir de ahora, ella va a vivir sólo por y para él.

Todo por él.

–Itachi Uchiha.

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]




























Itachi Uchiha sólo tenía ocho años cuando despertó su Sharingan. Pasó muchas horas y días para mejorar sus habilidades, y los esfuerzos que hizo nunca fueron traicionados.

Dominó el Sharingan a la misma edad.

Sin embargo, la sociedad seguía viéndolo como un jovencito.

Habían pasado poco más de tres meses desde que se le encomendó hacer nada más que misiones de rango D con sus nuevos compañeros de equipo.

Itachi en realidad, no tenía tiempo libre para hacer ese tipo de cosas; para él, las misiones de rango D eran sólo un juego de niños. Le había surgido el pensamiento de que sería definitivamente más fuerte si entrenara por su cuenta en lugar de dedicar su tiempo a ese tipo de tareas irrelevantes.

Sólo suspiró, encogiéndose de hombros ante esos pensamientos. Soportar con esfuerzo esas aburridas misiones era uno de los requisitos para convertirse en un ninja de pleno derecho. Itachi recordó las palabras que su padre le había dicho: que no debía apresurar el proceso, y que atesorara cada momento con sus amigos.

Y eso fue lo que Itachi hizo exactamente.

Él ahora quería pasar más tiempo con Saory y Shisui, más que con sus compañeros de equipo. Aunque Shisui se ausentaba a menudo para completar misiones de mayor rango, estaba agradecido de que Saory siguiera estudiando en la Academia.

Casi siempre, como ahora, practicaban juntos lejos de la aldea, enseñándose mutuamente y compartiendo conocimientos.

Itachi podía dominar todos los atributos del chakra con su Sharingan, mientras que Saory tenía la naturaleza del Fuego, el Viento y el Rayo.

Y he aquí que cuando Itachi declaró: ─Katon: Gōkakyū no Jutsu─ Una enorme bola de llamas salió disparada de su boca.

Itachi sabía que si Saory llegaba a los tres segundos de no dar con una solución, entonces perdería. Pero ella fue lo suficientemente rápida como para pensar en un contraataque.

Obviamente, la chica no tiene como neutralizar el fuego. Así que optaría por usar la Sustitución o el Hiraishin.

Pero no resultaría ante los ojos del Sharingan. Él ya podía predecir lo que ella usaría observando el chakra que se acumulaba en su cuerpo.

Y así sucedió, antes de que Saory pudiera defenderse, Itachi se giró detrás de ella y le puso un kunai junto a la garganta.

La joven dejó caer los hombros. ─Vuelves a ganar─ Dijo Saory con pesar.

Itachi se rió, apartando el arma. ─Por lo que veo... ya has superado el nivel de genin─

─¿En serio?, es de ti de quien tenemos que hablar, en mi consideración ya hasta puedes ser Hokage─

El joven Uchiha soltó una pequeña risita al oir sus palabras y luego se encogió de hombros, quedándose en silencio.

No obstante, ella lo comprendió. Ya que su siguiente nivel era chunin, pero sus exámenes se pospondrían de nuevo este año, porque su supervisor no le concedía su petición. En dichos exámenes debían participar tres personas. Itachi, sin duda, estaba más que preparado para ello... pero sus compañeros de equipo no.

El joven suspiró en voz alta, recostándose en el suelo de hierba. ─Desearía formar equipo contigo en su lugar, Saory, y también con Shisui─

Saory imitó sus acciones, colocándose cerca de él. ─Comprendo lo que quieres decir...─

La Namikaze había aceptado que Itachi era completamente más fuerte que ella -incluido Shisui-, pero, si los tres intelectos se combinaran, serían invencibles.

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]

























Los tonos anaranjados y rojizos del amanecer resaltaban en el empedrado cielo.

Itachi salió temprano de su casa. Pues sus compañeros y él tenían una misión para hoy -una misión de rango semi-B, para ser específicos- y su hora de encuentro debía ser a las seis y cuarenta.

El Uchiha corría bajo los primeros rayos del sol de la mañana. No le entusiasmaba para nada la tarea que tenía por delante, para cumplir la misión se necesitara un día o dos.

Antes de llegar a las puertas principales de Konoha -su lugar de encuentro- se dirigió hacia el apartamento donde vivía Saory.

Avanzaba a una velocidad moderada mientras aspiraba el aliento fresco y brumoso del amanecer. Itachi observaba cómo la naturaleza se despertaba tras la llamada del sol mañanero. El abundante rocío que se acumulaba en las hojas iba goteando poco a poco, una vez tras otra. Vio a los vivaces gorriones y los observó volar como si estuvieran dispuestos a apoderarse del interminable cielo.

Una pequeña e ingenua sonrisa se formó en sus labios. Pues, estaba muy tranquilo y, de alguna manera, se sentía agradecido por tan bella imagen.

Pronto llegó al alojamiento de la joven Namikaze. La propia muchacha le había dado a Itachi una copia de la llave de su apartamento.

El Uchiha entró sigilosamente, sin dejar que se escuchara el sonido de sus pasos. Conociéndola, Saory está durmiendo todavía, pensó mientras caminaba hacia su habitación.

Itachi sólo quería ver a Saory antes de marcharse.

La chica estaba durmiendo profundamente bajo el calor de su manta. Él se sentó en el borde de la cama y le acarició la mejilla.

─Saory─ Le dijo suavemente, frotando con el pulgar la parte de debajo del ojo.

La pequeña dama podría haberse puesto a la defensiva si alguien hubiera husmeado en su espacio personal, pero parecía que estaba muy familiarizada con el tacto y la presencia de Itachi, por lo que no le importó, y sólo esbozó una sonrisa alegre.

─Me voy─ Dijo Itachi, ahora acomodando sus deshilachados mechones de pelo. ─Para una misión─

Saory le cogió la mano, dándole un ligero apretón como si le estuviera canalizando su energía.

─'uídate...─ Pronunció somnolienta.

─Lo haré, no te preocupes─ Le expresó con cariño.  ─Tú también. Por cierto, la temporada de exámenes está cerca, deberías estudiar y practicar un poco─

─Está bien, está bien... No hay problema─ Aunque somnolienta y aturdida, tenía la suficiente confianza para aprobar los exámenes, pero seguía pasando por desapercibida; no debía destacar entre los otros.

Itachi, en el fondo, no quería que Saory se graduara de la Academia. Quería alejarla de todas las tragedias que conlleva ser un ninja. Aunque era algo inútil, pues Saory ya ha vivido varias de estas.

La muerte de sus padres provocó un cambio radical en su vida, un giro de 360°. No era la niña llena de ilusión y esperanza que él conoció.

Ahora es Mei, otra persona...

No había un día en el que Itachi no echara de menos su espíritu alegre y sus flamantes cabellos rojos.

No, no lo es.

Itachi sabía que aquella niña que solía ser está bajo esa fachada sombría que lleva. Pero, por mucho que anhelara traer de vuelta a quien realmente es, Saory; el estado actual en el que se encuentra el mundo no es seguro para ella.

El quería crear un mundo donde ella pudiera volver a ser quien es en verdad.

El joven Uchiha recordó que Saory le dijo que no merecía estar en su mundo... Eso le golpeó dolorosamente justo en el centro de su pecho. Itachi anhelaba, con todas sus fuerzas, que ella estuviera con él en todos los aspectos de su vida, no podía creer que ella pensara así. Estaría en un abismo sin fondo si ella no estuviera.

Ansiaba estar junto a ella, a toda hora y en todo momento, siempre... Itachi deseaba -durante mucho tiempo- poder sonreír a su lado.

E incluso, si mañana este mundo se acabara, él no lo permitiría...

No hasta que Saory vuelva a ser Saory.

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