➹ Cap. 7

Nicolette estaba acostada en la cama con Rebekah a su lado, las dos mirando fijamente al techo de la habitación.

─ ¿En qué piensas, Nicolette? ─ le preguntó Rebekah, rompiendo el silencio.

Nicolette suspiró y luego miró de reojo a la original.

─ En que estoy demasiado aburrida aquí, mientras nos hacemos pasar por hijos de un conde ─ respondió Nicolette, mostrando algo de molestia en su tono.

Rebekah apretó los labios. Ella también estaba aburrida, pero prefería estar allí a seguir huyendo de Mikael.

─ Es el precio que debemos pagar ─ murmuró Rebekah, intentando encontrar consuelo en la situación ─ pero mira el lado bueno, estamos bien. Tenemos un techo, comida, y lo más importante, Mikael no sabe que estamos aquí ─ agregó con una sonrisa ligera.

Nicolette asintió con la cabeza, reconociendo la verdad de las palabras de su hermana.

─ Tienes razón, aunque ésto no deja de ser demasiado aburrido ─ dijo Nicolette, soltando una risa ligera, como si intentará restarle importancia al momento.

Rebekah levantó una ceja, sorprendida.

─ ¿Ya se te pasó el amor por Lucien? ─ preguntó, curiosa.

Nicolette meditó sus palabras por un momento. Tenía claro que estaba enamorada de Lucien, pero no consideraba que eso fuera lo más importante en su vida. No tenía idea de cuánto duraría esa relación, pero pensaba disfrutarla mientras pudiera. Cuando todo terminará, seguiría adelante con su vida, sin permitir que una ruptura la destruyera.

─ No, pero tampoco es indispensable para mi vida, es solo un chico, Rebekah. Habrá miles más como él ─ dijo Nicolette, levantándose de la cama mientras miraba a su hermana ─ Recuerda no darle tú corazón a cualquier hombre, y no te enamores tan rápido por como sea contigo. Somos inmortales, vivamos la vida al máximo, y lo demás que se haga polvo. Los hombres no son tan importantes ─ añadió.

Rebekah sonrió, asintiendo con la cabeza.

─ Como hombre que soy, me ofende escuchar eso, aunque me alegra que ese tonto humano no te haya quitado todo el juicio, Nicolette ─ dijo Kol, entrando en la habitación con una sonrisa burlona.

Las dos Mikaelson lo miraron mal al ver que no tocó la puerta antes de entrar.

─ ¡Se toca antes de entrar! ─ le gruñó Rebekah.

Kol rodó los ojos.

─ ¿Para qué? Ni que ustedes fueran grandes damas de la realeza ─ respondió Kol, cruzándose de brazos.

Tanto Nicolette como Rebekah entrecerraron los ojos al escuchar sus palabras.

─ ¿Qué haces aquí? Es impropio que estés en la habitación con mujeres, aún si somos tus hermanas. Si algún criado te ve, podría decírselo al Conde de Martel ─ murmuró Nicolette, mirándolo con una ligera molestia.

Kol levantó los hombros, sin darle mucha importancia a sus palabras. Luego, se tiró en la cama con una sonrisa, tocándose el estómago como si nada estuviera ocurriendo.

─ No te preocupes, Nicolette, el que me vio ya me lo comí hace rato ─ le dijo el original, con una sonrisa despreocupada.

Las dos Mikaelson se miraron mutuamente al escucharlo, ambas se preocuparon y, al mismo tiempo, sintieron un poco de miedo, ya que no querían que el Conde sospechara de ellos.

Aunque Nicolette tuviera a la mayoría en el castillo hipnotizados, no se confiaba completamente de estar totalmente segura allí. Sabía que lo que Kol había hecho era extremadamente arriesgado, ya que alguien a quien no hubiera hipnotizado podría descubrirlo.

─ ¿Estás demente o qué? ─ gruñó Nicolette, mirando mal a su hermano mientras lo tomaba del brazo.

Kol, con un solo movimiento, quitó la mano de Nicolette de su brazo y se levantó de la cama con disgusto.

─ Tenía hambre. ¿Qué mierda se supone que hiciera? Solo lo maté, nadie me vio hacerlo ─ les dijo Kol, como si fuera lo más natural del mundo.

Rebekah se acercó a su hermano, claramente molesta.

─ ¿Y el cuerpo, dónde lo dejaste? ¿Elijah y Finn saben de esto? ─ preguntó Rebekah, entre molesta y disgustada.

Kol las miró y negó con la cabeza.

─ No, ellos no lo saben, y el cuerpo lo tiré por ahí ─ murmuró Kol, sin mostrar remordimiento.

Nicolette cerró los ojos, tratando de no perder la poca paciencia que le quedaba al escuchar a su hermano.

─ ¿Dónde mierda es exactamente por ahí que dejaste el cuerpo? ─ gruñó Nicolette, cruzándose de brazos mientras clavaba su mirada en Kol.

─ Lejos del castillo, nadie va a extrañarlo, te lo aseguro ─ respondió Kol con total seguridad, como si aquello no fuera un problema.

Nicolette no se dejó convencer tan fácilmente y lo miró fijamente a los ojos.

─ ¿Estás seguro de que estaba muerto?

Kol suspiró con fastidio.

─ Lo drené, claro que murió ─ dijo rodando los ojos, como si fuera una pregunta absurda.

─ ¿Lo verificaste? ─ insistió Nicolette, su tono cargado de preocupación.

Kol abrió la boca para responder con otra burla, pero se quedó en silencio un segundo, recordando el momento exacto en que dejó el cuerpo atrás.

─ Su corazón latía muy despacio... ─ murmuró, y entonces su rostro cambió completamente ─ oh, mierda...

Sin perder tiempo, Kol salió disparado de la habitación, moviéndose con rapidez para asegurarse de que aquel criado estuviera realmente muerto.

Rebekah y Nicolette intercambiaron una mirada llena de tensión.

─ Iré por Elijah y Finn ─ anunció Rebekah antes de salir corriendo por el pasillo.

Nicolette se quedó ahí, sola por un momento, meditando sobre la situación.

Si ese criado seguía con vida y lograba llegar hasta el Conde de Martel o a alguien de confianza, estarían en un problema enorme.

Por primera vez en meses, sintió que su permanencia en el castillo podía estar en verdadero peligro.

[...]

Nicolette permaneció en la habitación, su mente trabajando a toda velocidad mientras evaluaba sus opciones. Si tenían que irse, necesitaba un plan. No podían permitirse errores.

De repente, la puerta se abrió bruscamente, y Lucien apareció en el umbral con el rostro lleno de preocupación.

─ Vete, no estoy de humor, Lucien. Mi estúpido hermano Kol hizo algo increíblemente tonto ─ soltó ella con frustración, cruzándose de brazos.

Lucien tragó saliva, dudando por un momento antes de hablar.

─ Sí, ya lo sé ─ dijo en voz baja.

Nicolette frunció el ceño y lo miró con desconfianza.

─ ¿Cómo lo sabes? ─ preguntó, afilando la mirada.

Lucien entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Su expresión reflejaba temor, algo poco común en él.

─ El hombre al que Kol dejó fuera del castillo... no murió ─ reveló con cautela.

Nicolette sintió que el aire se volvía más pesado.

─ ¿Qué? ─ susurró, su mandíbula tensándose.

Lucien inspiró profundo antes de continuar.

─ Está vivo. Logró llegar hasta los demás empleados y les contó todo lo que pasó. Ahora el rumor se está extendiendo por todo el castillo... antes de que termine el día, todos sabrán la verdad.

El silencio que siguió fue sofocante.

Nicolette cerró los ojos por un instante, intentando contener la rabia y la frustración. Sabía que ésto podía pasar, pero que realmente estuviera ocurriendo era un problema mayor de lo que quería admitir.

La puerta de la habitación se abrió de nuevo, dejando ver a Elijah, Finn y Rebekah.

─ ¿Nicolette? ─ llamó Elijah al verla inmóvil, perdida en sus pensamientos.

Lucien fue quien respondió en su lugar.

─ El criado sobrevivió y ya le dijo a la mayoría lo que Kol hizo ─ informó, con el rostro sombrío.

Los tres originales se tensaron de inmediato. No era que temieran a los humanos, podían matarlos a todos sin esfuerzo, pero sabían que un acto tan impulsivo llamaría la atención de Mikael. Habían pasado meses manteniendo un perfil bajo, asegurándose de drenar sangre en el pueblo vecino para evitar sospechas. Todo ese esfuerzo se había venido abajo en cuestión de horas.

─ ¿Qué haremos ahora? ─ preguntó Rebekah con preocupación.

─ Irnos ─ respondió Elijah sin dudar ─ nos vamos hoy mismo.

Rebekah asintió, resignada, mientras Finn suspiraba con frustración. Una vez más, tendrían que huir por culpa de un descuido de Kol.

─ ¿Irse? ─ Lucien miró a Nicolette con pánico.

Elijah le lanzó una mirada significativa a su hermana. No necesitaban palabras para entenderse. Nicolette simplemente asintió.

Sin más, los tres originales abandonaron la habitación, dejando a Nicolette a solas con Lucien.

─ Nos iremos de aquí, ya no es seguro ─ explicó ella con voz calmada, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago ─ Mikael nos buscará cuando escuche los rumores.

Lucien la miró con desesperación y la sujetó de la mano, como si eso pudiera evitar lo inevitable.

─ Nicolette... ─ susurró, negando con la cabeza.

Ella apretó los labios, conteniendo la emoción.

─ Lo lamento ─ dijo con sinceridad, tratando de mantener la compostura ─ Lo siento, Lucien, pero aquí termina lo nuestro. Es lo mejor. Sigue con tu vida humana como antes y olvídanos.

Lucien sintió que su pecho se comprimía.

─ ¿Olvidarte? Nunca podría ─ respondió con disgusto.

Nicolette lo sostuvo del rostro con ambas manos, obligándolo a mirarla a los ojos.

─ Te olvidarás de mí y de mi familia ─ dijo con firmeza, usando su hipnosis sobre él ─ no recordarás nada sobre nosotros. Vive tu vida bien… y no hagas una estupidez.

Lucien parpadeó, su mirada comenzó a perderse en la sugestión.

─ Te amo ─ susurró ella, sin poder evitarlo, antes de besarlo por última vez.

Y entonces, sin mirar atrás, se marchó.

Ese mismo día, antes de que todo el castillo supiera lo sucedido con el criado que Kol atacó, los hermanos Mikaelson dejaron Francia atrás, comenzando una vez más su huida.

¡CAPÍTULO 7!

¿Qué les pareció el nuevo capítulo?

Kol: fue sin querer queriendo.

[ CAPÍTULO EDITADO Y CORREGIDO ]

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