ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ
──¿Papi?
YoonGi quería hijos, Jimin quería hijos. ¿Por qué no visitar un orfanato?. Económicamente eran estables, tenían una casa grande, y mucho amor para dar. No habían consultado a nadie, siquiera Solar o Byul sabían, puesto que prefirieron mantener la guardia baja por si acaso fracasaban en el intento.
Por suerte, Jimin tenía contactos en el trabajo que le sirvieron de ayuda, y así lograron conseguir una cita en un orfanato de Incheon. No fue hasta tres sesiones que lea permitieron ingresar a un panteón donde los niños salían a jugar. YoonGi no sabía cómo escoger todos eran tan dulces y educados, pero no eran gatos que uno puede elegir como si nada.
Y entre tantos murmullos, lo escucharon. Su voz era dulce y clara. Jimin fue el primero en voltearse a verlo, a sus pies, confundido. Un bebé de cinco años le acababa de llamar papá. Y cuando YoonGi los vio a ambos tomándose las manos, mientras cargaba en brazos a una pequeña bebé de 3 meses, supo que serían ellos. Sus hijos.
──¡Papá, préstame dinero!
Oh, si. Park Jungkook había crecido casi doce años desde aquél día, convirtiéndose en un adolescente que hacía honor a todas sus letras.
Jimin estaba cansado, sinceramente. Cansado de tener pegado en la frente un cartel con la palabra "cajero automático". Pero no podía culpar a sus hijos, lo aprendían de YoonGi.
──¿A dónde vas?. ──Preguntó, contando algunos billetes para entregarle a su hijo.
──Iremos al videoclub, lo de siempre.
Últimamente Jungkook salía con más frecuencia, y tardaba más tiempo de lo normal arreglándose. A sus padres no les molestaba, el vídeoclub quedaba unas cuadras más abajo y cerraba a la medianoche, por lo que obligadamente, el chico debía regresar en ese horario.
El problema, es que Jungkook nunca decía quienes lo acompañaban. Y en el fondo, Jimin sabía quién, específicamente, iba con él.
El adolecentes tomó el dinero que su padre le entregaba y se acercó a besar su cabello, notando que su rubio ya tenía raíces entre oscuras y blanquecinas.
» ──Si compras la tintura, yo te ayudo a colocartela, pa.
──¡Mocoso malcriado! ──Exclamó, dándole un golpecito en el hombro. Sin embargo, en voz bajá agregó: ──Cu-Cuando Yoon vaya a caminar mañana me ayudas.
Jungkook se rió asintiendo con la cabeza y se alejó del sofá donde descansaba su padre. Se dirigió a la puerta de salida, pero antes de que pusiera un pie fuera de la casa, la voz de cierta persona proveniente de la cocina resonó en todo el living.
──¡Dale saludos a Taehyung de mi parte, hijo!
Jimin fingió no oír eso, pero la sonrisa avergonzada de Jungkook antes de marcharse no ayudaba.
Taehyung, Kim Taehyung... ¿Por qué tenía que ser justo él?.
© ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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