Capítulo 4: Nuestro Dolor (Parte 1)


"Sin importar lo mala que parezca ser la vida, siempre hay algo que puedes hacer y tener éxito. Mientras hay vida, hay esperanza"

Stephen Hawking

(Helmut Zemo desde La Balsa.
Año: 2024)

Hoy volví a ver su rostro entre sueños. No fue algo tan idílico, tan sólo una imagen común de un día normal, o específicamente, un viernes normal.

"Levántate, tenemos que ir a comprar pescados"

Esa era la frase común de los viernes en casa. Luego ella me soplaba en la cara para que su aliento mentolado por el dentrífico me terminara por despertar. Sucede que el levantarse a las cuatro y media de la madrugada alteraba mi horario usual ya establecido y, aunque creí que podía adaptarme, curiosamente nunca alcancé a hacerlo completamente.

En aquel entonces, en las afueras de la terminal, los viernes, llegaban los pescadores oriundos del lago Dritë a vender sus productos desde las cinco de la mañana. Era el mejor lugar para comprar pescados de calidad. Livia y yo íbamos a primera hora para escoger los mejores. Con el tiempo se convirtió en una costumbre, como tantas otras.

Creí que ya no volvería a soñar con ella. Han pasado un par de meses desde la última vez. Lo que confirma que simplemente no puedes olvidar quién fue esa persona que vivió en tí por tanto tiempo. Y, definitivamente, esta soledad reincidente no me ayuda.

Entonces, me pasé el día pensando...

Estaba pensando en lo irónico del fallecimiento de Livia. Su familia falleció en un explosión colateral, enterrados bajo escombros cuando ella era una adolescente. Años después ella falleció de similar forma, junto con Karl, bajo los escombros, cuando Los Vengadores destruyeron Sokovia.

Irónico, ¿no?.

No, en realidad es trágico, pero sobre todo, es injusto.

Por muchos meses, en aquel entonces, Livia se culpó inmensamente por el fallecimiento de su familia, pues sucede que la promonición que yo había tenido sobre ella fue real. Perfectamente manipulable e insegura de sí misma, fue vulnerable a cualquiera que se sintiese capaz de influir en su ser. En su caso, fue un hombre once años mayor que ella, el cual solía denominarse como uno de los escritores cumbre de la nueva época. Su nombre era Roderick Ibrahimi y, en determinados círculos, sí era un escritor de respetable obra. Se conocieron en aquella librería que estaba frente al lago Bádovcit unos días después de haberme conocido precisamente en aquel lago, y a él no le tomó demasiado tiempo para manejarla a su capricho, llegando al punto de proponerle irse con él a Albania. Allí, según él, vivirían juntos y pronto podrían casarse. Era de esperar que a él no le interesara ningún visto bueno de nadie, Livia prácticamente tendría que huir de su casa e irse con él, sólo para demostrarle que no era una niñita miedosa y que sí lo amaba. Y lo hizo. Aunque al final ninguna de las dos razones fueran valederas, ya que seguía siendo una niñita miedosa y no lo amaba, porque la verdad era que ni siquiera se amaba a sí misma.

La familia de Livia, en aquel entonces, había hecho planes de marcharse a la capital de Serbia, donde Livia podría terminar la escuela y estudiar algo provechoso. Su hermana mayor encontraría un trabajo estable y su padre ya tenía un contacto que le aseguraba un puesto en el área de mantenimiento de la empresa de electricidad. Su madre ya no trabajaría de empleada doméstica y podría descansar estando con sus hijas en casa. Ese era el plan. Pero para entonces Roderick ya había citado a Livia con un ultimátum: Se iba con él, o él se iría dejando por sentado que el amor que ella le profesaba era falso y que por tanto era una persona mentirosa, mala y cobarde. Livia me contó que ella en primera instancia le dijo que no a su propuesta ya que no se sentía capaz de hacer algo semejante; pero, luego él se echó a sollozar. Entonces ella, acorralada, terminó accediendo, y él lo organizó todo. Se fueron a comienzos del 97'.

Pudieron contactar a Livia antes de que cruzara la frontera. Los citaron a ambos a un diálogo coherente, y finalmente la familia de Livia pudo convencerla de quedarse con ellos. Roderick se marchó a Albania sumamente ofendido y herido. Mientras tanto, los planes de la familia de Livia tuvieron que ser retrasados debido a su desliz, ya que por ir detrás de ella tuvieron que descuidar sus labores y toda su organización, y justo en ese entonces se cerró la frontera por un mes, debido a la migración masiva. En ese tiempo, la familia de Livia fue esquiva con ella, estaban molestos y desconfiados; sin embargo, ya que el amor todo lo puede y todo lo perdona, finalmente llegó el día en que la hermana de Livia volvió a hablarle, su madre volvió a recibir sus caricias, y su padre volvió a abrazarla. La amaban, no había nada que hacer en contra de éso porque era real. La única persona que no perdonaba a Livia era ella misma.

Como mi padre lo había dicho, el ELS hizo sus movimientos en la ciudad. Se presentaban como la nueva esperanza de Sokovia: "Nosotros somos los únicos que defendemos los verdaderos intereses de Sokovia. Sus autoridades los han traicionado, han vivido en el engaño. Nosotros lucharemos por la liberación de de Sokovia, por la libertad, por la democracia...¡Abajo la opresión del dictador y del estado Serbio!" pregonaban. Colocaron las primeras bombas en las instituciones públicas más importantes de la ciudad. Para la mala suerte de la familia de Livia y de otras personas que vivían en los edificios cercanos o trabajaban en el aquellas zonas, las explociones de los monumentos a la burocracia y corrupción sokoviana provocaron un desastre y daño colateral que no dejó con vida a ningún ser que existiera en un radio de 500 m. Ese día Livia no estaba allí, había ido a recoger sus certificados de notas de la escuela. Cuando llegó ya no le quedaba nada ni nadie.

Si ella nunca hubiese escapado de casa, estaría con su familia en Serbia y jamás se hubieran quedado. Ellos no hubieran muerto.

De esa forma fue que Livia quedó sola, absolutamente sola. Conocía de una tía que vivía con los pastores Sami de Laponia. Nunca la había visto ni conocido, ni tampoco tenía certeza de su nombre, tanto que a veces no creía que fuese real. Entonces Livia, ya que aún le faltaba poco menos de un año para cumplir la mayoría de edad, terminó en el Orfanato de Sokovia, en las afueras de la ciudad... más específicamente en lo que yo solía denominar como "mis dominios".

Por mi parte, en el verano de 1997, dejé el Instituto, tal como lo había indicado mi padre, y retorné a Sokovia. Volví a mi territorio natal absolutamente frustrado, ahora que lo pienso mejor, creo que pasé las siguientes semanas en un cierto estado de particular depresión.

Todas mis aspiraciones y planes habían sido truncados. Sentía que mi vida ya no me pertenecía, que estaba atravesando por una especie de condena. Mi destino había sido escrito y, a decir verdad, no tenía el suficiente valor para confrontarlo.

El verano del 96', había sido medallista olímpico en Atlanta. Siempre había practicado el Tiro Deportivo como si hubiese sido el único sentido en mi vida. Desde que pude caminar comencé a practicar una variedad de deportes; sin embargo, la disciplina a la que mi padre me avocó desde temprana edad fue el esgrima, y todo por causas tradicionales. Pero fue a mis 12 años cuando tuve la suficiente determinación como para establecer mi deseo de dedicarme al Tiro Deportivo como disciplina principal, entonces mi padre me puso la condición de traerle la medalla dorada del campeonato mundial de esgrima para concederme el pedido. Tenía solo 13 años cuando cumplí con la condición de mi padre, y 16 años cuando gané la medalla de oro en Atlanta en la categoría de Tiro Deportivo con pistola de aire 10 m. y también en Tiro Rápido 25 m. todo después de haber entrenado con suficiente dedicación y de haber participado en varias competencias que me colocaron en el primer lugar del ranking mundial. Como se puede ver, me sentía una absoluta celebridad y, sobretodo, completamente en el camino de la realización. A parte de ello, mis calificaciones en el instituto eran impecables, mi vida social era amena y sofisticada, había tenido una novia y luego un novio de buen talante en su momento, y sin duda alguna la proyección de mi vida futura era brillante. Era imposible no tener un ego bien cultivado en tal situación.

Pero a partir del día que mi padre me abrió el mundo de Hydra supe que había perdido todo aquello que mencioné.

Recuerdo que el día retorné a Sokovia supe que ya no tenía nada. Ya no participaría en los próximas competiciones de Tiro Deportivo, ya no ingresaria a las universidades a las que aspiraba, mi mundo social sería uno nuevo y repugnante, y encima de todo tendría que dedicar el resto de mis días a algo sobre lo cual no tenía ninguna convicción, y ésto era algo que jamás había hecho.

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Sokovia, 1997.

(Narrador)

Heinrich miraba a su hijo con absurdez. No lo estaba entendiendo. Había llegado con aires de amartelamiento y apenas pronunciaba alguna palabra. ¿Sería porque lo había desapegado de su mundo de idealizaciones? ¿O porque había rematado su día diciéndole que había despedido a su entrenador de Tiro?.

- Helmut, si quieres en un futuro podrás ir a las olimpiadas cuantas veces se te de la gana. Además ya tienes tus medallas, qué más quieres.

Otra vez el silencio. Tenerlo y verlo parado ahí como una estatua estaba comenzando a incomodar a Heinrich. Qué más daba, el chico era joven, lo superaría. Había que ir al grano.

- Por el momento seguirás entrenando, pero desde otro ángulo. La academia de Hydra es muy exigente en cuanto a aspectos físicos y técnicos. Allí perfeccionaras habilidades de combate, de técnica, de estrategia y de ingenio...

- Buen día, señor. Discul...

- Y ahora qué sucede, Oeznik.

Estos no eran sus mejores días...

- Disculpe, señor. Él ya está aquí.

Heinrich frunció su entrecejo, era muy temprano aún, lo había citado dentro de unos diez minutos más; sin embargo, ya que estaba allí y ya que Helmut no presentaba señales de habla, Heinrich decidió saltar el asunto del sermón.

- Bueno, ya que. Hazlo pasar.

Oeznik se retiró amablemente y Heinrich se dirigió una vez más a Helmut:

- Quiero presentarte a alguien que te capacitará para que llegues en óptima preparación a la Academia de Hydra. Ya te dije que tú futuro es brillante e importante en la ca...

Los tres decididos toques en la puerta interrumpieron a Heinrich. Él levantó su vista de inmediato y terminó su frase:

- ...en la causa de nuestra organización.- Y alzó un poco la voz- Puedes pasar.

La puerta se abrió y un hombre treintiañero de buena e imponente presencia ingresó al estudio de Heinrich. Caminó en dirección a ellos con porte erguido y con la fina barbilla levantada. Era alto, no más que su propia altivez; de complexión atlética, pero sutil. Tenía aires de arrogancia y un cinismo dibujado en su media sonrisa debajo de una mirada penetrante.

- Buen día.- saludó aquél, con una voz sarcástica y suave.

- Buen día, Alberich. Acércate, por favor.- respondió de forma apresurada Heinrich.

Estiró su brazo para que el hombre se acercase a él, cuando éste lo hizo Heinrich le dijo a su hijo:

- Helmut, él es Alberich zu Rhein, y se encargará de tu entrenamiento este mes hasta que llegue el día que tengas que partir para cumplir tu destino.

Heinrich dijo esta última frase con un tono idílico exagerado y fingido, a lo que Helmut no respondió limitándose solo a hacer una fugaz mueca de sopresa sarcástica.

- Alberich - dijo entonces Heinrich dirigiéndose al hombre que estaba a su lado, y señalandole después a Helmut - mi hijo.

Alberich no había apartado su mirada penetrante de Helmut desde que lo vió, y cuando Heinrich se lo presentó él sonrió y dió un paso hacia adelante, se inclinó un poco y le dijo a Helmut con tono escabroso:

- Hola, Helmut.

Helmut tenía la mirada perdida en el horizonte, y fue como si no hubiese escuchado ni una palabra.

Alberich giró su cabeza en dirección a Heinrich y le dijo:

- No sabía que fuera mudo. ¿Cómo sucedió?.

- ¿Él? - Respondió Heinrich - Él no es mudo. Sólo está teniendo una pequeña pataleta adolescente. Ya se le pasará. - Luego se dirigió a Helmut - Bueno, Helmut, él es Alberich, y es uno de los agentes más eficaces de Hydra. Está altamente capacitado en todo tipo de combate, manejo de armas, habilidades tácticas y por supuesto, en el adoctrinamiento de la organización. Él será tu guía este mes. Su horario de entrenamiento será de lunes a domingo de dos de la tarde hasta media noche. Alberich, te lo encomiendo, Helmut es brillante pero ... excesivamente tozudo.

Alberich se acercó lentamente a Helmut y se colocó detrás de él. Luego colocó sus manos sobre los hombros del muchacho y las cerró en un firme agarre. Y dijo:

- Pierda cuidado, Barón, lo entrenaré como es debido. Está en buenas manos.

Heinrich les dió una mirada fugaz y, presto a salir, dijo para finalizar:

- Bueno, entiéndase. Yo volveré en la noche, a las ocho. Y... Alberich, Oeznik te enseñará tu habitación, y cualquier inquietud o consulta puedes tratarla con él.

- Oh, Oeznik, ¿su mayordomo? - preguntó Alberich con mofa en su voz.

- Eh... Sí. Y luego... Helmut, ¿irás a dar clases al Orfanato? Por lo menos respóndeme éso, quieres.

Helmut dirigió su fulminante mirada hacia su padre y, con una rabia encubierta, le cuestionó:

- ¿Debería?

Heinrich, casi indiferente le contestó:

- No lo sé, si te sientes capaz de ir y hacerlo, y si lo consideras coherente...ve y hazlo. Pero en el caso de que no lo hagas, por favor, ve allá o llama al director y díselo, porque sino luego estará fastidiando con sus llamadas. En fin, adiós.

- Éxitos, Barón.- lo despidió Alberich.

Heinrich alzó su mano condescendiente mientras se dirigía a la puerta pero, antes de salir, volteó y le dijo, apresurado, a Helmut:

- Ah, y Helmut...colabora, ¿sí?.

Dicho éso, Heinrich, con su obvia mirada gris, abrió la puerta y salió.

En el silencio del estudio, Alberich todavía sujetaba a Helmut por los hombros. Finalmente el agente le dijo:

- Así que tú eres el famoso Helmut Zemo...

Helmut estaba comenzando a sentir el fastidio corriendo por sus venas. Esas largas y escabrosas manos sujetándolo eran el culmine de su condena. En última instancia, y sin decir ni una palabra, Helmut avanzó hacia adelante liberandose de aquellas manos con la menor tosquedad posible, pues ante todo había que mantener la digna elegancia.

Alberich ladeó sonriente su cabeza ante la acción del muchacho, había percibido la determinación en su gesto.

Helmut, con tranquilidad, giró su cabeza hacia el reloj de la pared y observó la hora: 9:36 de la mañana. No, aún no eran las dos de la tarde y por ende no tenía por qué soportar respirar el mismo aire que aquel hombre. Así que, sin decir todavía ni una palabra, se dirigió a la puerta presto a salir de allí.

- Estoy sorprendido, Helmut. Saldrás sin haberme dicho nada siquiera, ¿y tus modales?.

Helmut se detuvo cuando escuchó esa sarcástica voz. Pensó y midió bien sus palabras antes de responder inmediatamente:

- ¿Conocen acaso los mercenarios de Hydra sobre modales?. Por favor, guarde su hipocresía.

Dicho éso, Helmut abrió la puerta y salió a paso firme. Por detrás dejaba a un Alberich más que sonriente musitando: "Ésto será muy divertido..."

Oeznik vió salir a Helmut haciéndo gestos exorbitantes de incredulidad absurda, y el mayordomo lo encontró divertido.

- De dónde sacó a ese tipo - le dijo Helmut cuando llegó a su lado. - Apesta a cinismo...- dijo Helmut respingando su nariz con la punta de su dedo índice a lo que Oeznik rio mesuradamente - ... también a sangre. Bleh...

Oeznik solo se limito a reír, y Helmut continuó mientras caminaban por el pasillo:

- ¿Qué se supone que tengo que aprender de él? ¿A matar niños?...O, no, ya sé, a cómo matar a tu perro.

- Hablando de éso... ¿Usted ya sabe lo que hará respecto a ese asunto...del perro?

- Lo he estado pensando todo este tiempo y solo llegué a un par de salidas... En todas necesitaré tu ayuda. ¿Puedo contar contigo, Oeznik?

Oeznik suspiró, quería fingir que era algo muy difícil para él...

- Sabe que sí, señor. Pero espero que sea muy ingenioso...

- Afinare mis planes estos días. - le dijo Helmut y se detuvo después de adelantarse un par de pasos, y miró a Oeznik.

- ¿Y ya sabe qué hará? ¿No se quedará allí, o sí?

- Claro que no. No pienso terminar en ese claustro dentro de dos años. Volveré, ya lo verás... O de lo contrario...

- O de lo contrario...

- O de lo contrario acabaré con ese lugar, créeme.

Oeznik sonrió, y acotó:

- No puede incendiar todo aquello que no le agrada, señor...

- Mientras no me provoquen ...

- ¿Será entonces que algún día veré al señor zu Rhein en una pila de leña ardiente?

- Yo no soy la chispa, Oeznik.

- ¿Es un pirómano, entonces?

- Llámame...joven pistolero, bang, bang. - Le respondió Helmut simulando una pistola con su mano izquierda.

Oeznik no pudo evitar reír ante los gestos agraciados de Helmut y lo vió descender por las escalinatas. Antes de perderlo de vista, le dijo:

- Siento mucho lo del Tiro Deportivo...

- Bah, de todas formas, a estas alturas, creo que ya no le encuentro sentido a ninguna de esas competencias. Oeznik, no eran reales, nada fue real. Me siento frustrado porque viví en un mundo de fantasía. Y créeme que ahora siento que mi vida ya no tiene ninguna razón de ser.

- Aún le queda un largo camino por recorrer.

- No me interesa.

- Y a dónde va ahora.

- Al castillo.

- ¿Tampoco volverá a dictar clases allí?

- Nada tiene sentido, Oeznik. Tampoco me siento con la estabilidad mental como para hacerlo. El taekwondo requiere de mucha concentración.

- Entiendo. ¿Volverá pronto?

- Sí. Me tomará un par de minutos hablar con el director. Y luego tal vez pase por la biblioteca.

Oeznik lo despidió y Helmut se fue caminando. Conocía el camino de memoria, sabía exactamente cómo llegar, conocía todas las entradas y todas las salidas, eran "sus dominios".

********

El orfanato de Sokovia estaba ubicado, tal vez, en uno de los lugares más hermosos del país. Y no podía ser para menos, ya que dicho lugar alguna vez perteneció a la familia Zemo. Fue con la llegada del gobierno comunista que dicho lugar se entregó al servicio y uso del estado, convirtiedo así a la infraestructura principal de estilo mediaval en el Orfanato; su parte posterior que albergaba a una impresionante biblioteca en la reserva bibliográfica más grande del país y que a su vez poseía el servicio de una biblioteca pública; el jardín principal que se hallaba en el lado este se convirtió en una de los parques más hermosos que existían en ese entonces, conformado por cuatro hermosas fuentes que estaban rodeadas de nostálgicas plazas cuyos caminos empedrados conducían a parajes enigmáticos de belleza intimidante y profundamente triste, dichos parajes llegaban a confines distantes y se convirtieron en la reserva nacional de bosques y vida silvestre de Sokovia, éstos se diferenciaban de los bosques aledaños porque se hallaban cercados y continuamente vigilados para impedir la caza y tala de árboles en ese increíble lugar.


Alguna vez perteneció todo a Harbin Zemo, el primer Barón, y a toda su descendencia. Finalmente perteneció a la antigua Yugoslavia como parte de su provincia más conflictiva: Sokovia.

Y éstos eran los dominios de Helmut. Desde que tuvo razón de ser supo que le pertenecían y, desde que indagó en sus parajes siendo aún un niño, supo que el Orfanato era un castillo, la biblioteca su descanso, y los bosques nostálgicos su refugio. Desde que comenzó a mostrar signos de prematura madurez comenzó a dar clases como acto de gentileza, y le permitían además caminar por aquellos lugares maravillosos a sus anchas, aunque nunca le autorizaron ingresar al bosque él ingresó de todos modos porque conocía todas las entradas y todas las salidas. Tenía el mapa del lugar y conocía todos sus secretos, eran más suyos que de cualquiera.

Helmut, esta vez, había ingresado por la puerta principal. Era la hora de la salida de clases de los niños y adolescentes que iban a la escuela, sí, una de las ventajas de estar en el orfanato de Sokovia era que podías terminar la escuela con la modalidad del curso acelerado, una modalidad dirigida a personas que no habían podido acceder a una educación regular en su momento y que necesitaban por lo menos el certificado de bachillerato para poder ingresar a trabajos sencillos o estudios en ramas técnicas o finalmente solo para enlistarse a las filas del ejército.

Estaba caminando al lado del director del orfanato por los pasillos mientras le comentaba que ya no podría dar clases y que se marcharia un buen tiempo para continuar sus estudios superiores, tal vez en el futuro podría volver al país para ejercer alguna labor, pero seguramente tardaría mucho en volver a Sokovia. El director lo escuchaba atento y cordial, le apenaba no verlo más en los próximos meses, pero estaba contento de que estuviera tomando el rumbo de su vida con tanto optimismo, así que le deseo éxitos en sus emprendimientos y también le agradeció por toda la ayuda que brindó al orfanato con las clases de apoyo, el taekwondo que proliferó a varios campeones de esta disciplina para el país, y todos los libros que había donado, además del continuo apoyo que su padre intermediaba al gobierno para mantener aquel lugar y aquellos magníficos parajes en un sitio atesorado por la nación.

- De todas formas, me preguntaba si podría leer en la biblioteca en un cierto horario mientras me hallo aquí por este mes - le consultó Helmut al director.

- Por supuesto que sí. Puede venir por las mañanas...

- De ocho a diez (?

El director había sido interrumpido y tardó un par de segundos en retomar su plática para confirmar lo que Helmut le había dicho.

- Desde luego. Será siempre bienvenido, joven Zemo.

Helmut sonrío complacido y siguió caminando al lado del director hasta que bajaron por la escalinata principal y sus ojos se perdieron entre la multitud de jóvenes y niños guiados por sus tutores que salían de sus clases dirigiéndose a sus demás actividades, su mirada se perdió allí pero se hallo a sí misma en el reflejo de unos pequeños y tristes ojos azules que él sentía conocer.

"Livia..."
Musito él en sus pensamientos.

Ella lo miró fugazmente con el ceño fruncido. De inmediato desvío su mirada y, aunque hubiera dado todo por evitarlo, pasó por su lado con forzada indiferencia. Fue un encuentro tan rápido, pero para ellos fue algo que experimentaron en cámara lenta. Livia cerró sus ojos sin dejar de fruncir su entrecejo cuando hubo dejado atrás a Helmut, sin dejar de caminar, y sintió que una especie de rabia invadía su interior causandole un rubor involuntario en sus mejillas. Tuvo ganas de correr lo más rápido posible hasta su camastro y hundir su cabeza en la almohada...

"Por qué él, ¡por qué!", se dijo Livia para sus adentros. Y entonces supo que esa especie de rabia era a causa de que tal vez se sentía avergonzada, porque recordó la última vez que lo vió y lo que él le hizo hacer en ese lago congelado, también recordó sus palabras malditas, y finalmente ella ahora estaba allí, en un orfanato.

También recordó aquella recomendación que él le dijo con toda su arrogancia: "Procura tomar buenas decisiones". Ahora él sabía que ella no las había tomado.

Helmut, en cambio, cuando la vió, tan solo ladeó ligeramente su cabeza en su dirección. Estaba intrigado, era cierto, pero también estaba emocionado y no sabía con exactitud por qué. Tal vez solo el hecho de que ella existiera allí...

"Tal vez ella pueda..."

*******

Helmut volvió a la finca con la imagen de Livia ocupando su cabeza, así dejó de restarle importancia al asunto de que Alberich, el cual ya estaba comenzando a sentirse amo y señor del lugar, lo estaba esperando para comenzar su proceso de tortura física y psicológica.

De hecho, lo primero que Alberich hizo fue sondear sus habilidades con una espada de verdad. Encontró la debilidad de Helmut en su inestabilidad emocional y casi le llega a rasguñar el brazo. Helmut aún era hábil con el sable y pudo defenderse momentáneamente. Finalmente, en algún momento de su particular entrenamiento, ambos llegaron a los golpes y en esta ocasión, con la rabia como su desventaja, Helmut recibió unos buenas contusiones en su cara. Y por si fuera poco, Alberich, a parte de su aspecto gótico, tenía una actitud sarcástica y cruel con la cual atacaba a Helmut en sus puntos débiles emocionales. Sí, Alberich podía hacer que Helmut, el brillante Helmut, pudiera perder los estribos de su control mental.

Es así como Helmut terminaba cada noche con una herida en el labio inferior que nunca podía terminar de curarse, con las extremidades magulladas, y una depresión inmensa que amenazaba su estabilidad mental. El ritual de la ducha después de cada suplicio le bastaba para contemplar las heridas y las cicatrices repartidas por su cuerpo, y también para cuestionarse el por qué tenía que soportar todo éso, pero sobretodo el por qué no podía enfrentarlo...

...¿qué le faltaba?

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(Está parte suena con...🎶 "Tomorrow" de Avril Lavigne)


[PDV (punto de vista) de Livia]

Me estoy mirando fijamente al espejo, hago ésto cada vez que puedo. A estas horas los demás pasan clases de temporada, yo soy, junto a un pequeño grupo de chicos de mi edad, un caso especial... porque tengo diecisiete años, porque soy muy grande para un orfanato, porque tengo que cumplir mi tiempo aquí hasta que sea mayor de edad. Así que yo paso clases especiales en horarios especiales...no, en horarios acordes a ... No importa. Me estoy mirando al espejo ahora en este baño y a estás horas porque a estas horas no hay nadie aquí, estoy sola frente a mí misma. Podría decir que al hacer ésto me analizo y reflexiono sobre lo que hice en mi vida y sobre lo que pienso hacer. También recuerdo a mi familia, pienso en los consejos de mis padres, aquellos consejos que en su momento pasé por alto. Los recuerdo a ellos y sé que tenían sueños, que tenían planes para cumplir, al menos mi hermana...ella tenía un carácter especial, solía molestarse rápido, pero era muy capaz, era muy consciente, sabía tantas cosas y eran cosas importantes... Ella se merecía vivir y vivir bien, era mucho mejor que yo, yo sí merecía morir, nunca hice nada bueno por mi vida es decir nunca hice nada trascendental o productivo o...es decir...creo que siempre viví por vivir. Muchas veces, y ahora más que nunca, me pregunto cuál es el motivo de mi existencia, no tengo ningún talento relevante más que dibujar y éso no me ayuda prácticamente en nada en estos momentos, luego no soy nada especial ni tengo alguna característica que pueda denominar...ah, como mi arma especial, o mi base fuerte, con la cual enfrentarme al mundo...es decir, es decir soy como un ser sin sentido, con una larga lista de hechos sin trascendencia tras de mí, que no tiene nada...

Yo...

Lo peor es que ellos sí me amaban y yo los traicioné, los defraudé. El amor sí existe, y fue el que ellos sentían por mí, ése era el verdadero. Yo ... si los hubiera amado no les hubiera hecho daño. Fui demasiado egoísta y estúpida. Así que supongo que no soy una buena persona. Sí, como decía Roderick, soy una mala persona que no ama a nadie.

Quisiera ver a mi mamá, a mi papá, a mi hermana de nuevo, aunque sea ...aunque sea... Otra vez, otra vez me arden los ojos, otra vez quiero llorar. Siempre estoy llorando, mis ojos siempre están húmedos. Me gusta... No puedo creer que diga que me gusta, pero me siento mejor cuando lloro por las noches cuando todos están durmiendo, porque nadie me está mirando, nadie me escucha, y porque al día siguiente el hinchazón en mis ojos no es tan fuerte. En la oscuridad recuerdo mejor todo y lloro.

Ahora estoy lagrimeando de nuevo. Me siento demasiado culpable. Solo quisiera ir a un lugar tranquilo... cerrar mis ojos, dormir y no despertar nunca... dormir...

"Qué cobarde eres"

Tengo que seguir adelante. Ellos se quedaron por mí. Y yo estoy viva ahora y quiero creer que es por alguna razón... pero también sé que esa razón debo buscarla yo. Sé que siento que mi vida no tiene sentido ni razón de ser, pero tengo que encontrar una razón, alguna forma, porque estoy aquí y tengo esta oportunidad... esta oportunidad de vivir, de hacer algo por mi estúpida vida, tengo que hacerlo para que todo lo que pasó no sea en vano. En memoria de mi familia, debo hacerlo.

"¿Puedes? ¿Podrás?"

Tengo que.

Tengo que poder, tengo que hacerlo porque sí, porque no hay de otra ni otra oportunidad. Tengo que.

"¿Los amas?"

Los amo, amo a mis padres a mi hermana, los amo.

"Pero antes de todo, ¿te amas?"

...

Sí, me amo. Me amo porque soy fuerte. Porque siempre encuentro la forma de salir adelante, de enfrentar las situaciones de asumirlas, porque siempre tengo un plan, no me rindo fácilmente. Soy fuerte. Me duele, me duele todo, pero soy fuerte... Lloro, y lloro, pero soy fuerte. Me amo, porque soy...soy mejor ahora y cada día, porque me equivoqué pero no pienso cometer los mismos errores de nuevo, seré mejor, seré mucho mejor, mi familia estará orgullosa de mí, sonreiran y yo veré sus sonrisas. Nunca me rendiré. Nunca. Nadie volverá a manipularme pensando que soy estúpida e ingenua, y nadie va a decirme lo que soy ni lo que seré. Yo me amo porque sé lo que soy y sé de lo soy capaz.

Y confío en que al final...todo estará bien, porque siempre hay una salida, siempre hay una forma, siempre hay una solución, porque mientras hay vida hay esperanza.

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(Esta parte suena con...🎶"Brutal" de Olivia Rodrigo):

(PDV de Livia)

Bueno, ahora estamos saliendo del baño y vamos por las gradas... iré a la biblioteca por ese libro que dije ese que necesito ...

"El de física"

Sí ése. Y otras cositas más.

"Qué emoción. Lo del espejo estuvo bárbaro. Está vez lo hiciste con mucha más determinación..."

Sí, hago ésto siempre. También hablo conmigo misma.

"¿Ah, sí?"

Sí, mira ahora estoy hablando otra vez... Ah no, estoy loca.

"Y por qué lo haces"

No lo sé...

"Debe ser porque no tienes nadie con quien hablar"

Ah sí, éso debe ser.

Bueno, la cosa es que siempre hago eso del espejo. Es como una autoterapia, no sé en qué momento exacto lo comencé a hacer, pero creo surgió por necesidad. Así como eso de que hablo conmigo misma en mi interior. Mi familia era cristiana, bueno, no eran devotos devotos...pero sí creían, y yo también quise creer. Así que todos creemos en algo o en alguien. Yo decidí darle un nombre, le llamo Señor. Otros le llaman Dios, otros qué sé yo... Fuerza? Siempre la humanidad ha buscado darle una respuesta a las cosas extrañas que suceden, a esa fuerza...le denominaron fuerza. Sé qué Señor es un nombre muy propio, tal vez suena tonto, pero es cosa mía, es así como yo me siento más cómoda. Entonces siempre dije que en este mundo soy yo, mi otro yo y el Señor. Fin.

"Confuso"

Sí, qué importa. Es cosa nuestra y ya. Ahora lo que importa es...

"Qué"

...voy a la psicóloga, lo sabes, vamos cada semana. Y sabes que no hablo mucho, pero me hago la que entiende, la que la escucha y la que es medio ingenua. Es decir no le he contado tooodo todo, porque...no. Sé que ella está aquí porque es su trabajo, en realidad ella no está realmente interesada en mí. Sólo me hace las preguntas, me sondea y... Carajo, esa tipa me empujó otra vez, qué le pasa, lo hace a propósito o qué, aquí todos me ralean, creo que saben que soy serbia y con ésto de la disgregación me ven con ojos de 'aléjate'. Bah, no me importa, a la próxima me pondré fuerte y se lastimara el hombro cuando se choque con el mío. Ahora, ¿en qué estaba? Ah, sí, la psicóloga, sí, me sondea y yo colaboro, le cuento lo que creo necesario y espero que me diga lo que piensa al respecto, y así. Entonces siempre he dicho que la mejor terapia es la que te haces tú, lo de la psicóloga me ayuda, sí, me guía mucho, pero también tengo que hacer algo por mí, y como nadie me conoce más que yo ...pues hago lo del espejo. Me gusta la frase con la que termino.

Y me gusta mucho más ir a la biblioteca, no solo porque quiera presumir que soy una nerd, no no, lo hago porque es uno de los lugares más tranquilos que hay aquí, además de que es una biblioteca hermosa hermosísima, el ambiente es tan agradable tan tranquilo...te inspira, puedes sentarte donde tú quieras y aspirar ese aroma de libros viejos y nuevos, la madera de pino de los estantes, ese techo tan alto, lo miras y te pierdes en él. Las ventanas son grandes y tienen vista al jardín, y cuando las abres ingresa el aroma de la vegetación. Es hermoso. Solo tienes que tomar un libro y sentarte donde quieras y te pierdes en ese mundo, ya no existe nada más.

Llegué a la biblioteca. Hora del procedimiento de siempre, la bibliotecaria ya me conoce, éso me eleva el orgullo, qué puedo decir...

Bien, estoy ansiosa, a parte de ese libro de física, quiero leer más sobre el Dhammapada, el libro budista. Lo encontré recién esculcando cosas, hay tantas cosas que siento que me pueden guiarme, de verd...

...

...

No puede ser... Mi corazón...me late muy, muy rápido. Yo... Es él, es él, yo sé que sí, su cabello...su nuca, su porte erguido... Yo...yo tengo que salir de aquí. Tengo que salir antes de que me vea.

"Corre, no, ve despacio. Retrocede despacio, no hagas ruido... Ahora sí, date la vuelta y vete. No mires nada ni a nadie"

Vámonos, vámonos... La bibliotecaria, me está mirando.

- Olvidé algo. Volveré en la tarde. Disculpe.

- No, ve con calma, vuelve cuando gustes.

No puede ser, éso estuvo cerca. Tengo que correr.

...................................

Me metí a la habitación donde duermo con mis compañeras. Hay una que está haciendo quién sabe qué allá al otro extremo.
No entiendo por qué. Por qué tiene que él está aquí. ¿Estará todos los días?. No lo ví más que ese día cuando estaba saliendo de clases. Estaba caminando con ese aire de arrogancia. Aahjj lo odio.

"Y por eso hundes tu cabeza en la almohada otra vez..."

Sí, y qué. Sabes lo que hizo, lo que nos hizo hacer esa vez. Es muy escabroso. No, no me da miedo, me da bronca. Y ahora está aquí, por...

"Tú sabes por qué"

Porque es... Bueno esa vez ví la placa en la entrada. Decía "Gracias a la familia Zemo...y bla bla". Claro, es como el benefactor de este lugar o ...

"O será que le pertenece..."

No puede pertenecerle. Ésto es algo público. Ok, tal vez antes era de su familia cuando eran dueños y señores de estos lugares... sí así debió ser. Y él, todavía se debe creer que es el dueño del lugar. Pinche pendejo desgraciado maldito de la...

"Ya, ahora, los libros. Qué harás"

No, no...¡No!. Me perjudica, maldito, quería estudiar para el examen, quería hacer muchas cosas y arruinó mis planes. Odio cuando arruinan mis planes, lo odio...

"Otra vez a la almohada..."

Sí, y qué haré ahora. A ver, a levantarse. Tengo que pensar en algo. No...y si viene todos los días, y qué tal si yo llegaba a la biblioteca antes y él entraba y...

"Uffa ¡no!"

- No.

- Livia, ¿estás ahí?

Mierda, me descubrieron.

- Ah, sí. Soy yo.

- Ah, es que escuché ruidos. No te ví entrar. Pero... sí, creí que eras tú.

- Jeje, sí.

Silencio. Odio estas situaciones. Usualmente me esfuerzo mucho para interactuar socialmente y ahora justo ahora no estoy de hum...

- ¿No viste a Danah por ahí?

- Eh...no, no la ví.

Bien, era momento de salir de aquí también, este ya no era un sitio tranquilo para pensar.

"Vámonos a la salida". Antes de salir voy a saludarla para fingir que no soy una loca repelente y luego nos vamos.

- Hola, Gin.

- Hola. ¿Ya te vas?

- Sí, sólo vine una ratito.

- Irás a la biblioteca, ¿no es cierto?

- Eh... Sí.

Ella sonríe con burla. Sí, no vale la pena fingir, soy una maldita loca repelente.

- Bye.

Su "Bye" me enerva... Solo sonrío y asiento con la cabeza, ahora sí, me voy.

Odio esa habitación. Solo me gusta en las noches cuando todas duermen, menos yo, obvio. Me gusta dormir pero también me gusta pensar. En esa habitación entramos seis chicas, supuestamente sólo debería ser para tres pero como nada es perfecto, con el tiempo el número fue aumentando. Y no, no tengo amigas, qué obvio, ¿no?. Nunca tuve amigas ni amigos desde que estuve en jardín de niños. Solo tuve un par de conocidos que me saludaban y yo les saludaba... A veces nos ayudabamos en las tareas de la escuela... Y en fin, nunca tuve un grupo de amigos. No sé... No sé qué pasaba, ¿yo estaba mal o qué?. Aquí es lo mismo, y con más razón porque la mayoría tiene raíces albanesas y yo soy la escoria serbia cuyo gobernante castiga injustamente a esta sociedad. Qué pedo, ¿no se supone que vivimos en un mismo territorio y debemos estar unidos para salir adelante? Si algo está mal lo primero que hay que hacer es unirse y enfrentarlo como colectivo, no dividirnos, éso sólo hace que seamos más vulnerables ante los verdaderos enemigos. Sé que el ELS soltó la bomba que mató a mi familia, pero también sé que detrás del ELS hay algo, son los que los manejan y sus intereses no son la liberación de Sokovia ... Son sus propios intereses. A ellos es a quiénes quiero enfrentar... Demonios, y ahora dónde se supone que estoy yendo... Estoy yendo en círculos por este lugar. Ahí están todos los chicos, en las sombras perdiendo su tiempo fingiendo que hacen algo productivo. Como es verano, el calor mata y todos salen afuera. Y todos tienen su grupo de amigos. Yo tengo un par de conocidos por ahí... Tal vez los salude, ellos son los que me tratan con menos hostilidad.

........................

Bien, no puedo quedarme así. Me lo voy a tener que encontrar tarde o temprano. Tengo que enfrentarlo. ¿No se supone que ahora soy más fuerte?. Creo que es momento de hacerme una prueba ...

"¿Y esa ansiedad?"

Qué ansiedad. Siento cosquillas en el estómago, apenas puedo respirar...

"Camina con más decisión"

Éso hago. Sin miedo hacia la biblioteca. Sin miedo, sin miedo...

No, no puedo hacerlo.

"No me digas que vas..."

Sí, voy a correr. No puedo, no ahora, no ahora... Aaaahhhh, por qué por qué... Rayos, rayos...

...................................

Bueno, sí volví a la biblioteca, unas dos veces antes de dar el gran paso de acercarme a la oficina de la bibliotecaria. Uff, pensé que nunca lo lograría. Debieron pensar que estaba idiota o algo así. Entré ansiosa a la biblioteca pero ahí no encontré nada. Él ya no estaba allí. Aún así, para no estar pensando en si él entraba o no, me llevé los libros.

"Estás estudiando para el examen de grado, ¿no es así?" Me había preguntado la bibliotecaria. Y yo le dije que sí, que quería adelantar grado porque me retrasé por tantos líos, que estaba estudiando día y noche para el examen. Ella me preguntó si no le había consultado a uno de los profesores por si podían guiarme en ese asunto, y yo le dije una verdad a medias, la cosa es que soy medio tímida y no me esmero en entablar conversación con alguien a menos que sea necesario y realmente sienta la necesidad de hacerlo. Así que sobre lo del examen, lo que hice fue ver cómo otros compañeros le preguntaban al los profesores sobre eso, y éstos les respondían que personalmente no podían darles clases durante el verano, pero si les dieron una lista de libros, y algunas indicaciones, entonces yo recién me cole en la situación, vencí mi timidez por unos minutos y solicité la lista, la guía y etc. Hago éso, o sea, observo de lejos, veo cuándo puedo intervenir....pero no. Estoy viendo que yo no tengo mucha iniciativa en expresarme o en interactuar ...

Ésto de la biblioteca pasó ayer. Ahora estoy yendo a mí lugar favorito para poder estudiar en paz.

Auch, siempre me tropiezo con estos troncos.

"Cómo me encanta este lugar"

A mí también, me gusta mucho mucho. Es .... Hermoso. Simplemente bello. Mira allá, se ven las montañas iluminadas por el sol. Los árboles...ese aroma. Me gusta estudiar aquí. Nadie viene mucho, a estas horas. Y definitivamente nadie viene a mi lugar especial...

"Ya sabes por dónde..."

Lo descubrimos hace un tiempo, lo recuerdas. Está por aquí... doblando por la plaza... Estás plazas son muy tristes, no en verano se iluminan, bueno sí se iluminan pero están muy vacías, es como si les faltara la vida, son como monumentos fantasmas. Y...pues me dan miedo. Las estatuas...

"Soñé con ellas"

Sí, soñé con ellas, a veces. Están en lugares desconocidos de este sitio. Ocultas entre la maleza. Son como fantasmas de algo que alguna vez fue y ya no es ni será nunca más. También las sueño en sitios ocultos del orfanato, en habitaciones que nunca nadie descubrió, que están escondidas en sótanos raramente iluminados, no deberían estar iluminados porque están abajo, pero hay luz, y es abrumador...es abrumador porque no tiene sentido. Y porque todo está tan abandonado y silencioso...pero hay rastros de que alguna vez fue...

"Alguna vez fueron..."

Importantes.

Y ya estamos, en mi lugar favorito. Hay un espacio para echarse sobre el pasto. Y hay una hilera de árboles atrás atrás hay un cerco porque atrás de eso está ese bosque inmenso, que curiosamente no me da miedo no sé por qué. Obviamente todos los demás dicen cosas de ese lugar, que es un bosque embrujado que hay duendes, brujas, fantasmas y esas cosas, a mí no me importa. Estoy en plan de: Qué más me puede pasar, a ver, que se me aparezca un duende o un fantasma. En serio, no me preocupa, hasta creo que sería interesante que me tope con un alma en pena, así talvez tendría algo emocionante que contar.

Ah, que bien se siente sentarse aquí. El jardinero viene una vez a la semana durante los veranos, y dos veces al mes el resto del año.

También ayer pregunté sobre el Taekwondo. Desde que supe que daban clases los veranos me emocioné y quise apuntarme, pero ayer me dijieron que el profesor se había retirado y que debía esperar una semana para que su reemplazo venga.

"¿Te acuerdas que pensabas que era un hombre anciano?"

Ah, sí, es que para que se retire pensé que de seguro tendría una edad mayor...pero... jajaja, sucede que ...

"Dijeron que era..."

...Que era un jovencito. Un chico de nuestra edad que venía a dar clases porque había sido campeón mundial junior o algo así. La verdad me dió curiosidad saber quién era. Estaba pensando en todos los deportistas que hay, y hay muchos en Taekwondo, es el deporte cumbre del país, curiosamente, junto con el Tiro Deportivo. Nunca me interesó mucho los deportes porque nunca fui excepcionalmente buena para alguna disciplina, y además porque ese tipos de deportes solían ser para personas que tenían capacidades económicas altas o eran patrocinados por las empresas del estado, y para eso tenían que ser muy buenos. Muchos de ellos iban a entrenar al exterior. Los deportes obligatorios en la escuela eran el baloncesto, el fútbol, el voleibol, y la gimnasia. Y yo no era buena para ninguna de ellas, tal vez baloncesto pero no brillaba.

Me pregunto si tal vez me hubiera enamorado plantonicamente de ese profesor de Taekwondo. ¿Habrá sido lindo?

"No lo sé"

Por qué siempre me enamoro plantonicamente. Roderick fue el primer tipo que se interesó en mí, y tal vez no con buenas intenciones. Y yo como tonta...

"Por qué siempre te enganchas del primero que te tira bola"

Ya no hago éso. Mis espectativas han crecido y creo que me merezco algo mejor, y ya decidí que nunca tendré novio a menos que éste realmente valga la pena, y para ello tendría que estar muy enamorada.

"Aw, un amor verdadero"

Sí, ya no te hagas la burla, a ti también te tocará.

"Obvio, si somos la misma persona..."

Ya, shh, cállate. No me dejas concentrar... qué fue ese ruido.

"Silencio, qué es ..."

Ay, no puede ser... ¡el perrito blanco!

- ¡Perrito blanco!. Ven, ven aquí, cosita. Ven...

"Ay, qué lindo es"

Me encanta como mueve la cola cuando te saluda.

- Aw, ven aquí. Ven ven. Qué lindo eres. Qué lindo eres...te gusta que te rasquen aquí, no? Tras la oreja, ahora la otra oreja ... A ver, mírame... Qué lindos ojos tienes, mua mua mua... Te quedarás conmigo, ¿verdad?. Sí, ven, siéntate aquí.

*******
(Esta parte suena con...🎶"How soon is now?" de The Smiths):

(Narrador)

Otra de las cosas que Helmut odiaba de Alberich era su vocación de chimenea andante. El tipo no dejaba de fumar por toda la casa, parecía enfermo. Tenía aquella mirada lunática de ojos grandes y ojeras sombrías que, acompañadas de su sonrisa cínica y su largo cabello desconcertante, le daban aires de oscura y psicopatica decadencia. En su juventud habría llegado a ser demasiado guapo, con ese tipo de belleza oscura y prohibida, pero ahora, y a medida que el tiempo avanzaba, su decaimiento se hacia cada vez más evidente.

Helmut, se levantaba a penas cada mañana recordando cuánto odiaba a Alberich y cuánto odiaba su maldito destino.

Esta mañana se levantó adolorido y fue a darse un baño para relajar el cuerpo. Satisfecho, había descubierto que la cicatriz en el labio ya no se le notaba, había luchado mucho para que Alberich ya no le lastime la cara; pero a costa de las magulladuras en su cuerpo. Ésto ya era demasiado.

Mientras se secaba con la toalla sintió de pronto un dolor cuando se tocó el hombro. Se detuvo en seco y tanteó con su mano para descubrir el punto del dolor. Descubrió que no era en el hombro, sino que estaba sobre el omóplato. Rápidamente se dió la vuelta y miró en el espejo tras suyo. No tenía ningún moretón visible, pero aún así dolía mucho. Recordó que Alberich lo golpeó allí la noche anterior y ... Sí, ésto ya era demasiado. El moretón no tardaría en hacerse notar en las próximas horas.

Fastidiado bajó las escaleras después del desayuno, había que recalcar que ya no consumía ningún alimento en el comedor, todo para no tener que soportar la presencia de Alberich allí también. Oeznik le llevaba el desayuno y el almuerzo a su habitación. Y ya no tomaba la merienda, se iba a deambular por los bosques prohibidos de su castillo. En esta ocasión, bajó las escaleras dispuesto a tomar ciertas acciones vengativas contra su verdugo. Ni siquiera lo pensó bien y se dirigió a la alacena. Se subió a una silla y encontró uno de los paquetes de cigarrillos de Alberich, éste los tenía repartidos por toda la finca, y hasta éso era ofensivo. Tomó una cajetilla y se la llevó a su expedición.

Hace mucho tiempo que Helmut no fumaba. La primera vez lo había hecho con Martin, éste le introdujo en ese pequeño mundo de libertades. Martin veía el mundo de una manera demasiado particular, no tenía prejuicios ni complejos, todo era sencillo. La última vez que fumó fue con Arina, su última novia, fue un romance muy breve pero demasiado bonito para ser olvidado. Arina era muchacha ucraniana, patinadora artística, gimnasta obviamente. Ella no podía hacer muchas cosas pero un día decidió fumar junto con Helmut, y ambos se rieron de su propia tos.

Ahora Helmut, solo, más solo que nunca, caminaba por ese bosque fantástico mientras fumaba y tosia. Tras cada calada, su garganta poco experimentada se irritaba y entonces tosia. Después de caminar hasta llegar a la frontera con el orfanato, Helmut ya había controlado su situación con el cigarrillo y ya no tosia tanto. Abrió la rejilla oculta de la cerca con la llave que solo él poseía y conocía, e ingresó. Quería ir a una de las plazas, o tal vez solo podría subirse a uno de los árboles y observar el paisaje desolador. Hacía demasiado calor. La opción del árbol era una buena idea. Tenía una camiseta con mangas 3/4 y unos blue jeans perfectos para esta estación del año. Con el cigarrillo aferrado entre sus delgados labios, comenzó a escalar uno de los viejos árboles del lugar, encontró una rama agradable y se acomodó allí, dió una calada a su cigarrillo y expulsó el humo de la forma más elegante que pudo. Debería quedarse a vivir allí, ya nada más importaría.

Helmut tenía los ojos cerrados, ya casi estaba llegando a otro nivel de meditación, cuando escuchó un ruido. Frunció su entrecejo, escuchó bien, eran...era una voz ... una voz cursi...tal vez una niña... Abrió sus ojos y sostuvo bien su cigarrillo en la mano. Se inclinó un poco y trato de divisar de dónde provenía esa vocecilla ...

Vió una jovencita, de cabello oscuro recogido en un mal moño, acariciando a Skuba como si éste fuera un muñequito diciéndole "Qué lindo eres...te gusta que te rasquen aquí, no? Tras la oreja, ahora la otra oreja ... A ver, mírame... Qué lindos ojos tienes, mua mua mua..."

"Estos niños de hoy...". Se dijo Helmut, dispuesto a llamar a Skuba para irse juntos de allí, y así librarlo de esa penosa situación, comenzó a descender del árbol. Hasta que volvió a ver a la joven. Se quedó quieto. Era ella.

- Realmente está en los umbrales de la locura. - musito Helmut mientras volvía a acomodarse en la rama del árbol.

La vió de nuevo, y sintió mucha curiosidad, un pequeño escalofrío recorrió su espina dorsal. Entonces decidió intervenir.

...........

Livia ya había conseguido que el cariñoso perro se sentara a su lado cuando de pronto escuchó un silbido agudo. Ella se sobresaltó de inmediato y el perro se echó a correr en dirección hacia donde provenía el silbido, sacudiendo alegremente la cola. Su nombre no estaba definido. Cuando Livia llegó al orfanato, ella y su compañera Rita, vieron al perro saltar alegre entre los niños y, como no conocían su nombre, le llamaron "perrito blanco", porque justamente era blanco con algunas manchas en el cuerpo. Luego supieron que el conserje lo llamó "Pistacho", pero que los niños lo llamaban "Manchas". Livia se quedó con llamarlo "perrito blanco".

Ahora, Livia había escuchado aquel silbido y sintió un poco de miedo. ¿Había llegado el momento de su primera experiencia paranormal?. Se levantó y fue tras el perrito blanco, al cual no tardó en divisar sentado bajo un árbol mirando hacia una de las ramas mientras movía tranquilamente su cola.

Livia se acercó un poco y levantó la vista para encontrar a su fantasma de ensueños, no, de pesadillas. Helmut Zemo, bien acomodado en una rama de aquel inmenso árbol, con un cigarrillo entre los labios.

Él la miraba, la miraba...con una mirada sosegada. Tomó el cigarrillo y expulsó un halo de humo terminando con un poco de tos, para decirle:

- Su nombre es Skuba.

Livia entrecerró sus ojos. Por qué él se veía tan casual...

- Yo le puse ese nombre - continuó él - hace un par de años, por Skuba, el héroe de Cracovia. ¿Conoces la leyenda del Dragón de Wawel?

Livia ahora lo miraba con cierto rencor en la mirada. Nunca imaginó encontrarlo de esta manera. Decidió irse, pero... quería enfrentarlo, quería mostrar que podía hacerle frente, era su oportunidad. Decidida, dió un paso al frente y le reclamó:

- Qué haces aquí.

- Tú qué haces aquí.

- Estoy en el orfanato. Tú qué haces aquí.

- Éstos son mis dominios. Tú no deberías estar aquí. Es un lugar muy alejado para las personitas como tú. Qué tal si te sucede...algo.- Helmut sonríe, y vuelve a llevarse el cigarrillo a su labios.

-¿Tus dominios?. Este es un lugar público.

Helmut volvió a sonreír, mientras exhalaba el humo por su boca.

- Pequeñas formalidades...

Livia ladeó su cabeza, sí, definitivamente él se creía el dueño del lugar. Quería entender cómo había llegado hasta allí, cómo se lo permitían, quién era...

- Cómo puedes andar libremente por aquí.

Entonces Helmut, al no haberla escuchado bien, agrandó sus ojos, inclinó y ladeó su cabeza levantando un poco su quijada mientras sostenía el cigarrillo entre sus labios.

- ¿Hmm?

Livia lo vió hacer ese gesto y reprimió el hecho de que Helmut, al haber hecho éso, se veía un tanto seductor. Sólo le faltaría éso, sentirse atraída hacia el manipulador arrogante con tendencias sociópatas que tenía en frente. Así que sólo parpadeó un par de veces y levantó la voz para repetir:

- Cómo es que puedes andar libremente por aquí.

Helmut sacó hábilmente el cigarrillo de su boca y exhaló el humo para responder:

- Todo ésto antes pertenecía a mi familia, y yo conozco todos sus secretos. Es mi territorio, lo demás es sólo formalidad. También solía dar clases allá - dijo señalando con su cigarrillo el orfanato.

- ¿Tú?

- Qué, tengo muchas capacidades, al contrario de ti, que no pasas de una persona insignificante sin rumbo, ni aspiraciones.

- Tú no sabes nada sobre mí.

- Sé lo que se percibe.

Livia bajó su cabeza sin dejar de mirarlo fijamente. Helmut continuó:

- Y, dime, no me respondiste, qué haces aquí. Por qué estás en el orfanato. ¿Te dejaste llevar por las malas decisiones? - le preguntó él dibujando una sonrisa burlona.

- Éso no te importa.

Helmut soltó una risa, y volvió a toser, lo cual le provocó un dolor en su abdomen golpeado. Se repuso y le dijo:

- Qué, ¿ahora te volviste intrépida?

A todo éso, Skuba se echó sobre la hierba y se dispuso a dormir la siesta. Livia ya no le vió sentido a su conversación con Helmut y se dió media vuelta para marcharse, hasta que de pronto Helmut le preguntó:

- ¿Cuál era tu apellido?

Ella volteó su cabeza y frunció su entrecejo para responderle con sarcasmo:

- No tengo apellido.

Helmut circundó sus ojos y, ágilmente, saltó desde la rama del árbol para plantarse frente a Livia. Terminó frente a ella agarrándose una de sus costillas. Todo le dolía.

- Te debo algo.

Livia, quedó asustada por la acción repentina de Helmut, y ahora lo tenía en frente. Entonces recordó que había cruzado el lago congelado a cambio de que Helmut le revelara la información que conocía sobre su padre y todo lo que le rodeaba.

- Sí, me debes información y, ya que pasó tanto tiempo, espero que me la des con intereses.

- Desde luego.

Helmut retrocedió y se acomodó para dar comienzo a su fantástica historia:

- Yo, descubrí que...existe una organización del mal...una secta secreta que practica el ocultismo...y son los promotores de la conspiración mundial. Esta organización busca dominar el MUNDO ... Su nombre es... Ta tan: HYDRA.

Con las palmas levantadas, Helmut parecía un ser satírico de la mejor especie.

- Además qué crees, mi padre es parte de esa organización y...USA UNA MÁSCARA que le cubre la cabeza y una vestimenta imponente, junto con una espada de este tamaño... Y qué más, adivina, YO soy su heredero.

Helmut terminó su expresiva historia sabiendo que sonaba como una fantasía mal contada, pero conciente de que en verdad era una realidad que superaba con creces la ficción.

Livia lo miraba con sus pequeños ojos azules y una expresión compasiva. Solo movía su pie izquierdo sobre el talón, y había colocado las manos en los bolsillos de su pantalón.

- Increíble, ¿no? - le preguntó Helmut con una sonrisa.

- Y qué harás.

Helmut cambió su expresión. Dejó de sonreír y comenzó a caminar de un lado para otro. Finalmente se detuvo y volvió a darle una calada a su cigarrillo.

- Pues, cumplir mi destino. ¿Tú qué harías?

Livia se encogió de hombros. Miró arriba y dijo:

- No lo sé, no sé mucho sobre grupos ocultistas.

- Por qué estás aquí.

- ¿No es obvio?. Soy huérfana.

- Por qué.

- Porque mis padres murieron.

- Cómo sucedió.

- Una bomba explotó cerca a dónde vivíamos. Yo no estaba en casa pero ellos sí y... pasó.

- ¿Fue el ELS?

- Sí.

- Si te trajera aquí a los que pusieron esa bomba, frente a ti, sumidos, los matarías?

- Hmm, sería mejor que estuviera su líder. - respondió Livia tranquila.

- Si también trajera a su líder...

- Hmm, no. No creo que sea capaz de matarlos, sería complicado...

- ¿Y si yo los matará por tí?. De la forma que tú me pidas, sin miramientos...Y me haría responsable de todo.

- En ese caso, hmm... podría ser pero...

- Pero...

- No creo que éso sirva de mucho.

- Por qué. ¿No sentirías que con éso podrías vengar a tu familia?

- No es que, no es solo un asunto de venganza. Si estás dispuesto a matar tendrías que ver si realmente éso tiene ... Sentido (?

- ...

- Quiero decir que si quisiera que matases a alguien preferiría que eliminaras a los verdaderos responsables. Porque que el ELS es un grupo que tiene a otro grupo de personas por detrás que son los que los patrocinan. Yo quiero a esos que maquinan todo por detrás. Entonces mi venganza tendría sentido para mí. El ELS...si los eliminaras no tendría tanta relevancia.

Helmut volvió a caminar despacio de una lado para otro mientras fumaba. Y Livia continuó:

- Y ni así, sabes. Es decir, bueno, la venganza es algo muy personal, no importa si para los demás no tiene sentido si para tí tal acto te parece satisfactorio, de la forma en que lo planeas o lo planteas o lo justificas...es para ti. Porque si yo quisiera de verdad hacer algo...tomar acciones respecto a lo que pasó con...no solo con mi familia, sino con las demás personas que también sufrieron por ésto de las bombas... definitivamente... Definitivamente no solo tendría que enfocarme en el ELS, tendría que ir más allá, incluso más allá de esa organización de la que tú hablas...

Helmut alzó su mirada en dirección a ella, de verdad había tomado con seriedad su historia Increíble.

- ... porque el mundo y el universo y todo lo demás es demasiado grande... No todo se reduce a lo que me ha sucedido, hay muchas causas, muchos factores... Pero, creo...que me bastaría a mí, con al menos llegar hasta los cabecillas de todo ésto que está sucediendo en esta región del mundo. Podría matarlos o evaluar la forma de cómo detenerlos o contenerlos, ese es mi objetivo en la vida.

- ¿Es tu objetivo?

- Sí, tengo mis planes, sé qué camino tomar. Pero, como te dije, no se reduce a una simple venganza, quiero ir más allá.

- ¿Entonces seré tu enemigo?

- ¿No lo eras ya?

- Pensé que éramos amigos.

Livia no pudo evitar reír ante la declaración de Helmut, y le dijo:

- ¿Amigos? Tú y yo nunca fuimos amigos. Y la verdad, no significas nada para mí- y siguió riéndose.

- Oh, qué triste, rompiste mi corazón- dijo Helmut llevándose elegantemente una mano a su corazón. Y luego cambió su dolida expresión por una mirada fulminante-Bien, de todas formas, era un sarcasmo. Qué tendría que ver yo con una persona como tú. - le dijo Helmut con un tono despectivo en su voz.

- ¿Ah, sí? Y qué tipo de persona soy yo.

- No eres nadie.

- Y qué tipo de persona eres tú.

- Estoy muy por encima de lo que tú podrías aspirar.

- ¿Ah, sí? Y por qué pareciera que no supieras qué hacer con tu vida.

- De qué hablas.

- Mirate, vienes aquí a perder tu tiempo...

- ¡Tú no tienes idea!. Yo he conseguido muchos logros, y tú...no has conseguido absolutamente nada. De seguro hiciste algo, comestiste algún error tonto antes de llegar aquí, ¿no es así?. Se percibe en tu mirada.

- Sí, bueno, y tú qué, con todos tus logros y todas tus capacidades por qué no haces algo por tu vida.

- Cómo te atreves a... ¡Tú no sabes nada sobre mí!. No me conoces, mis asuntos van más allá de tu pobre entendimiento mediocre. No te atrevas a opinar sobre mi vida.

- Ajá, entonces por qué no te vas ahora. Vete ya.

- No. Éste es mi territorio.

- ¡Pues ahora yo vivo aquí!

- ¡Yo llegué antes que tú!

- Bueno, entonces quédate en tu territorio...pero no te metas conmigo. - Livia sostuvo sus libros frente a Helmut- Tengo que ocuparme de mis pobres y mediocres asuntos, y no tengo mucho humor para soportarte, tampoco tendría por qué, así que aléjate de mí.

Livia se hizo a un lado y se fue a sentar en su lugar favorito, entonces Helmut se dió media vuelta dirigiéndose al bosque. Skuba alzó su cabeza cuando lo vió pasar por su lado y se dispuso a seguirlo, peor Helmut se inclinó para decirle:

- Creo que tu misión ahora es ir a velar por ella, aún es muy vulnerable. - Helmut le dió unas suaves palmadas en el lomo y le dijo con voz firme - Vé.

Skuba obedeció y se fue rápidamente hasta donde se hallaba Livia, ella lo saludó mimosamente de nuevo y el cariñoso perro se echó a su lado.

********

Los próximos días, Helmut comenzó a aparecerse cerca a Livia como un fantasma en acecho. Ella se imaginó que podría ser así, pero en el fondo tenía la certeza de que eso no pasaría, ya que nada de lo que imaginara demasiado se hacía realidad. Pero esta vez sí sucedió.

Las primeras veces lo ignoraba, y el costo era que por las noches antes de dormir su imagen la perseguía en visiones inusuales.

Cada vez que Helmut caminaba en medio de los recreos todos se le quedaban mirando, no necesitaba vestirse con prendas elegantes porque irradiaba un aura de sofisticación y alcurnia. Livia solía examinarlo a lo lejos mientras sorbía su jugo tratando de entender qué era lo que lo diferenciaba tanto de los demás. Sería su forma de caminar... serían sus sutiles movimientos... Su porte erguido y seguro... ¿Qué era?
Lo que estaba claro era que su intensa mirada no se fijaba en nadie que estuviera a su alrededor, obviamente nadie era digno.

Excepto ella...

A Livia le sorprendía que, tal como si tuviera ojos por todos lados, de pronto Helmut tornaba sus ojos marrones hacia ella y la miraban con un sutil desprecio. A ello Livia solo desviaba su mirada y no le prestaba atención.

Hasta que un día, pasó algo demasiado inusual. Livia decidió que le devolvería la mirada y no se la apartaría hasta que él lo hiciera primero. Fue muy rápido, ella lo miró con el mismo desprecio sin dejar de sorber su jugo de caja ante el asombro de los demás que encontraban extraño que Helmut solo mirara a esa chica insignificante y a nadie más. Helmut, comprendió el desafío, y no quiso apartar su mirada hasta que se tropezó con un bache, perdió el equilibrio y casi se cae. Se recuperó rápidamente y, con las mejillas encendidas, lanzó un suspiro alejándose rápidamente del lugar.

A Livia casi se le sube el jugo a la nariz por la risa repentina que le causó el tropezón de Helmut. No pudo evitar rei­rse y terminó haciéndolo tratando de no llamar la atención, aunque eso era absurdamente imposible ya que todo los demás solo miraban a Helmut con preocupación y a ella con extrañeza. Definitivamente Livia no sería la persona más apreciada ese año en el orfanato.

Los próximos días, Helmut volvía de vez en cuando, y a Livia ya no le importaba tanto. Hasta que un día él llegó disimulando una evidente cojera, además de que traía el brazo tieso y la cabeza cubierta por la capucha de su chaqueta. Llegó y se sentó con un poco de esfuerzo, ante la sorpresa de todos, en la mesa de madera contigua a la de Livia. Suspiró y la miró fijamente. Ella supo quen él la estaba mirando, y le parecía divertido, giró su cabeza hacia él y la agachó para mirarlo mejor.

- Quiero decirte algo. - le dijo él.

Livia sonrió sutilmente. Fue la primera sonrisa que ella le daba de forma sincera. Helmut aún así sospechó que ella se estaba haciendo la burla de él en su interior, pero le gustó mucho su sonrisa. Entonces supo que ella era muy diferente a lo que él creía, y que podría llegar realmente a ser alguien más allá de lo que él podría concebir, con éso confirmó su presentimiento.

"Tal vez ella pueda"

- ¿Puedo sentarme ahí? - preguntó él.

Al no obtener respuesta de ella, Helmut se deslizó lastimeramente hasta llegar al lado de Livia y, tratando de recuperar un poco de su compostura noble, le dijo:

- Estaba pensando y creo que me equivoqué cuando dije que no tenía nada que ver contigo. Creo que tú y yo tenemos muchas cosas en común.

Livia frunció su entrecejo y le dijo con fastidio:

- Tú y yo no tenemos nada en común. Ahora ya vete.

Entonces ella dejó de mirarlo y se enfocó en su dibujo. Estaba dibujando la estatua de la plaza principal.

- Ahora dibujas estatuas...

Livia volvió a mirarlo con fastidio y le dijo:

- Eso no te importa. Vete, ¿quieres?. No me gusta tu presencia.

- ¿Me tienes miedo?

- ¿Por qué crees que me das miedo?. Qué piensas que eres. No, simplemente no me agradas. Ahora vete, ya te dije que no te metas conmigo.

- Deberías darte la oportunidad de socializar con una persona...

- Oye. Déjame en paz. Último aviso, no te importa mi vida, y no me importa la tuya, vete.

- Qué te sucede, ¿Acaso tienes miedo de que los demás piensen que tengo algo contigo?

- ¿Acaso te golpean demasiado que ya no sabes lo que dices?. Vete ya.

- Si no qué.

- Te ...

- Livia...- Una chica intervino asustando a Livia cuando tocó su hombro. Casi no hablaba con ella, y ahora había venido, qué le pasaba a la gente.

- Ah...hola... - dijo anonadada Livia a la muchacha.

- Hola, cómo estás.

- Yo... Pues bien(?

- ¿No vas a presentarme a tu amigo?

Livia miró extrañada a Helmut y éste se dirigió a la muchacha para presentarse él solo:

- Mi nombre es Helmut.

- Hola, soy Helehna. Siento que ya te he visto antes...bueno, siempre andas por aquí, pero...¿No eres profesor de algo?

- De hecho lo era. De Taekwondo, y a veces daba clases de varias materias a los niños. Ahora solo vengo a leer a la biblioteca.

"Eso no es posible" pensó Livia para sus adentros "Es un sociópata, no puede dar clases a los niños...es imposible"

- Ajá, lo sabía - dijo la muchacha, y miró a Livia para decirle - Oye, Livia, ¿te molesta si me siento aquí?

- Mejor sientate en mi lugar - le dijo Livia levantándose y recogiendo sus cosas - yo tengo que irme.

- Vaya, gracias, qué linda eres. Nos vemos después- le dijo la otra chica mostrando una hermosa sonrisa.

Livia se quedó desconcertada ante tal declaración de agrado y agradecimiento fingido y, vacilando, se despidió.

- Ah...Bueno. Hasta luego.

Se dió la vuelta y se alejó rápidamente sin mirar atrás. Helmut la vió alejarse y luego miró a la nueva joven sentada a su lado y le devolvió una sonrisa.

- ¿La conoces, a Livia?- preguntó ella divertida.

- No. La estaba molestando, porque la he visto dibujar estatuas, creo que es ..."friki".

Ella se rió y le dijo:

- La verdad es que sí, pero aquí nos compadecemos de ella. Pobrecita, no tiene amigos, y es un poco difícil hablarle.

- Sí, me dí cuenta...uff.

- Pero no pierdas tu tiempo tratando de hablarle, es un caso perdido.

- La verdad es que sí la conozco.

- ¿En serio?

- Sí, una vez hace unos meses atrás, ella estaba dibujando árboles - la chica se echó a reír - y yo me acerque a molestarla, ¿sabes qué hice?

- Qué hiciste...

- Hice que cruzara un lago congelado.

- ¡No! - exclamó ella riéndose.

- Así es, el hielo se rompió y ella corrió asustada hasta la orilla y se cayó de bruces, ¡pum!

La muchacha reía a más no poder mientras Helmut la observaba con detenimiento...

- Y sabes qué más...

- Qué

- Me gustaría mostrarte un lugar, ¿vienes conmigo?

- ¿Un lugar?

Helmut se levantó y se dispuso a caminar en dirección al bosque.
­
- Sí, y te contaré algo sobre Livia, una cosita. - le dijo él sonriente e inocente.

Ella quedó encantada con su expresión, y se levantó aunque con poco de duda.

Helmut podía llevarte por sus caminos haciéndote creer que son tuyos, tenía esos dones...esos dones de flautista de Hamelin.

Y ella lo siguió.

*********

(PDV de Livia)

Hoy pasó algo muy extraño. No, no es Helmut, ese siempre está rondando por ahí y ya me acostumbré a toparme con su aspecto petulante. Bueno, en realidad son dos cosas... Hoy Helehna finalmente volvió a aparecer después de haber estado encerrada en su habitación llorando durante los últimos días, no se sabía bien que era lo que le pasaba o lo que le había pasado. La última vez que la vi­ estaba con Helmut, y lo dije, se lo dije a todos pero nadie me tomaba importancia, era como si mi información estuviera fuera de lugar o no fuera relevante... Nadie me tiraba bola. Pregunté que le había pasado a las otras chicas pero ellas no me decían nada concreto, sólo que no quería levantarse de la cama, que lloraba en silencio y que la psicóloga había ido a verla diciendo que estaba en un estado de depresión pero...no decían por qué o qué. Tal parece que eso de la repentina depresión volvía a una persona cuando algo le sucedía que le hacía recordar algo doloroso de su pasado... En fin, Helehna volvió pero ya no era la misma, estaba más o tan triste como yo cuando llegué aquí­. No habló con nadie.

Y la otra cosa fue que hace unos días llegó un chico de acogida temporal de aspecto retraído y parco a más no poder. Lo raro raro raro fue que se fijó en mí. Me estuvo siguiendo los últimos días en silencio desde lejos, luego se iba cuando yo llegaba a mi habitación. Y hoy, pues hoy se animó a hablarme. Me siguió hasta mi lugar favorito y... Oh Dios, fue muy raro...

Siempre creí­ que tenía un letrero en mi frente que decía: Soy muy tonta, ven, me dejo engatuzar fácil.
Y lo menciono porque varios tipos horribles se me acercaban con intenciones de contarme cuentos creyendo que podría caer en ellos y tirarles bola y la verdad se veía a lejos que ninguno de ellos tenía buenas intenciones sobre mí.

Pero lo de hoy...fue muy pero muy raro. El chico este me dijo que era un vampiro.

Sí­, así es, me dijo "Soy un vampiro, pero nadie lo sabe, guárdame el secreto, porque soñé contigo hace semanas. Estamos predestinados a la eternidad"

Yo quedé tipo ..."Kha". O sea, que no mame, ¿estaba loco o era broma?.

- También mi familia es dueña de una marca de Kvass - me dijo.

OK, eso era mentira. Que fuera un vampiro no era tan malo pero que fuera mentiroso era muy repelente, y más cuando se metía con una bebida tan querida como el Kvass.

- Ah.

Fue lo único que le dije. Y de pronto apareció el de siempre... Helmut.
De la nada, salió desde detrás de los árboles, me asustó, salió diciendo "Bang, Bang" haciendo como una pistola con su mano apuntando al supuesto vampiro, y éste al verlo se puso pálido... Su cara... estaba horrorizado, fue como si hubiese visto a un monstruo... Y Helmut solo le dijo, con ese tono escabroso de voz que tiene:

- Balas de plata directo a tu corazón, pequeño Drácula.

Y listo, el vampiro se fue corriendo a más no poder en dirección a quién sabe dónde. Luego, Helmut se volteó hacia mí, sopló su dedo índice y me dijo:

- Buen día, señorita Kadijević.

- Tú...

- Yo.

- ¿Averiguaste mi apellido?

- Ni que fuera tan difícil. No te consideres tan especial.

Lo miré con desaprobación, y de pronto recordé a Helehna...

- Qué le hiciste a Helehna.

- Estos lugares se han vuelto tan hostiles. Vampiros, hábrase visto tal cosa...

- Estuvo llorando en su habitación por días. ¡Qué le sucedió! - le exigí.

- No sabía que ella te preocupara tanto...

- ¿Me lo dirás?

Él tenía las manos entrelazadas tras su espalda, me miraba y sonreía. Me dí cuenta que tenía una cicatriz en su labio inferior, y la mejilla roja con la marca de una dura bofetada sobre ella.

No parecía amenazante, podría parecer hasta ...¿tierno? (No, tengo que sacar esos pensamientos de mi cabeza...); sin embargo, el vampiro había visto un monstruo.

Debe ser un monstruo, uno de esos que se disfrazan de seres inofensivos...y ...tal vez hasta encantad...(ya te dije que dejes esos pensamientos...)

Como sea, él no me respondió, se acercó hasta mí­...se acercó mucho y me asustó, así que retrocedí un poco tratando de no verme vulnerable. No sabía lo que él había hecho con Helehna, pero definitivamente no quería que me pasara lo mismo.

No dejaba de sonreír, y no dudo en acercarse más a mí­. No sé cómo, pero terminé chocando mi espalda contra un árbol y él me acorraló con sus brazos apoyados a ambos lados de mi cabeza!

Entré en pánico, en serio, ese fue mucho atrevimiento de su parte...

- Oye, aléjate...- le dije con fastidio, y lo empujé con todas mis fuerzas, él apenas se fue para atrás y lo único que hizo fue echarse a reír como un desquiciado para al final decirme:

- Oh...¿Así que me tienes miedo, Kadijević?

- ¡No estoy aquí­ para aguantar los acosos de nadie y mucho menos los tuyos! - le grité - Pareciera que aquí nadie te pone límites, haces lo que quieres, y abusas de eso. ¡Yo no soy tu maldito juguete! ¡Ten algo de respeto ajeno!

De pronto, antes de que yo pudiera reaccionar, él volvió a acercarse para agarrar mi barbilla y yo reaccioné rápidamente apartándolo con mi manos, en el trance me lastimé... él hizo que me lastimara.

- ¡No me toques! ¡Ayud...! - Él me tapó la boca rápidamente conteniendo firmemente mi cabeza entre sus manos.

- ¿Olvidas dónde estás?- me dijo él mientras sostenía mi cabeza tapándome la boca y mirándome fijamente a los ojos - Estás en el lugar más apartado del orfanato, un lugar al que todos temen y nadie viene. Y además olvidas que estás conmigo, y yo tampoco tengo mucho humor para soportar tus burdas escenas dramáticas; pero, suponiendo que alguien se atreva a venir... vamos a conversar civilizadamente en un lugar apacible.

Y dicho eso, me elevó por encima de su hombro y me cargó llevándome hacia el bosque mientras yo comenzaba a gritar pidiendo ayuda. Fue algo horrible, tuve mucho miedo, de verdad que prefería al vampiro. Helmut es malo y sé que puede llegar a ser cruel, sabía eso, casi lloro, no había nadie ahí para ayudarme... Me juré a mí misma que nunca volvería a esos lugares sola, y luego traté de calmarme sabiendo que tenía que salir de esa situación de la mejor manera posible.

- Finalmente, dejaste tu escándalo. - me dijo entonces él.

- A dónde estás yendo...

- A dónde ESTAMOS yendo.

- ¿Puedes bajarme?

- Por supuesto que no, retomarías tu escándalo ¿crees que soy un idiota?

- Helmut...

- Oh, has dicho mi nombre, creo que es la primera vez... Qué lindo, ya me conmoviste, te voy a bajar.

Y me dejó caer como un maldito costal de papas... Maldito hijo de la ch...

- ¿Sientes eso?

- Aigh...- me quejé por el dolor de la caída - Te ...

- Qué.

- ¡Te odio!- le grité con todas mis fuerzas y me levanté de inmediato lista para arremeter contra él con toda mi furia.

Pero él me contuvo sujetándome de las manos y mirándome severamente:

- Muy bien, se acabó el teatro. Quiero hablar contigo seriamente, y ahora sí vas a escucharme, ¿entendiste?

Refunfuñé y traté de calmarme...

- No intentes luchar conmigo, sólo harás que te lastime tratando de contenerte.

Tenía razón, ya me estaba lastimando las muñecas. Me detuve y respiré hondo. Aún era temprano, quería volver a mi habitación, terminar de estudiar, dibujar ... dibujar...

- Esta bien, suéltame.

- Espero que no seas tan ingenua como para intentar echarte a correr...

- ¡Ya suéltame! ¿Crees que tengo paciencia y tiempo?

Helmut me soltó y nos quedamos parados frente a frente un par de segundos, lo suficiente para asentar mi coraje y para que él baje la guardia. Entonces él se agachó para sentarse sobre el pasto. Había un árbol cubriéndonos con sus frondosas ramas.

- Siéntate...

Metí aire a mis pulmones y exhalé. Luego me agaché y traté de no parecer muy torpe al sentarme. Estábamos a unos centímetros de distancia, y él hizo una mueca de fastidio para después acercarse más a mí.

- Oye, qué manía tienes con invadir mi espacio personal.

Me miró extrañado, como si yo sólo dijera absurdeces, y luego se acercó más a mí.

- Oye, no te acerques tanto...

- Ya! no digas nada...

Fruncí mi entrecejo lista para reprocharle y él volvió a callarme con fastidio:

- No...No-digas-NADA.

Se acomodó para sentarse de nuevo, ahora nuestras rodillas se rozaban y nos mirábamos fijamente. Nunca lo había contemplado por tanto tiempo, pude ver los detalles de su rostro, tenía varios lunares, sus ojos marrones eran intensos pero estaban tristes, sus labios eran muy delgados y la cicatriz en ellos...

- Qué miras.

Me tomó por sopresa cuando dijo eso. Rápidamente me llevé un dedo sobre mi labio inferior para señalarle que...

- Tu... está... sangrando...tu cicatriz...

Él bajó su mirada y se tocó rápidamente la cicatriz en su labio para ver cómo una manchita roja se quedaba en su dedo anular. Se humedecio los labios, hasta creí que podría estar saboreando su propia sangre, y de repente me miró de nuevo ofreciendome su dedo ensagrentado:

- ¿Quieres probar?

Lo miré severamente de inmediato, qué le pasaba...¿estaba realmente loco?

- ¿¿Qué?? No.

Hice una mueca de desagrado y lo miré con toda desaprobación.

- Tú te lo pierdes.

Dicho éso se llevó su dedo a la boca para darle una chupada fugaz.

- Ya, dime qué quieres de mí - le exigí con fastidio y seriedad, de verdad ya me estaba hastiando.

- Está bien. La verdad es que no tengo la certeza del por qué, pero...creo que tú vas a salvarme.

- El cuento del vampiro me emocionaba más.

- Estoy hablando en serio.

- ¿Salvarte? Cómo, de qué o qué...

- Ayudarme.

- Cómo.

- Tal vez...tal vez podríamos ser amigos.

Sonreí inmediatamente por lo absurdo que sonaba. Hablar con él no tenía sentido ...

- No. - le dije sin titubear.

- ¿No?

- No.

- Y por qué no.

- Y por qué tendría que.

- Y por qué no querrías.

- Porque simplemente no quiero. Listo. - lo volví a mirar, me sentía serena y segura mientras se lo decía - Tan solo...no me caes. No eres una persona que me agrade ni que me inspire algún sentimiento de amistad.

Él bajó su mirada y movió despacio su cabeza de forma afirmativa. Creo que se resignó. Además agregué:

- Y, ya que eres taaaan superior, con taaantas capacidades y tantos logros...estoy segura que podrás encontrar una solución para tus problemas.

- De verdad no lo entiendes, ¿no?

- Qué cosa. A ver dime quién...

- ¿Hmm? - otra vez esa mueca maldita...Aigh, sí, se ve lindo...

- ... quién ...te golpea.

- Mi padre contrato a un espécimen de mercenario para entrenarme antes de que ingrese a la Academia de Hydra. Todos los días nos enfrentamos, y prácticamente yo lucho por mi vida. Creo que, viendo mis condiciones, lo estoy haciendo bien.

- ¿Hydra tiene una Academia?

- Sí, es una academia preparatoria, está en los Montes Apalaches... - se detuvo creyendo que tenía que explicarme dónde quedaba ese maldito lugar - ...en Estados Unidos.

- Sé dónde quedan los Montes Apalaches no soy tan ignorante.

- Bien, ahí me enviarán en agosto.

- ¿De este año?...

- Sí.

- Y no quieres ir, ¿ese es tu problema?

- En parte. No quiero ir, pero por otro lado no tengo otra opción.

- Podrías revelarte, escapar e ir a otro...

- A dónde. Hydra está en todas partes, es una realidad, y no hay escapatoria permanente de la realidad.

- Entonces enfréntalo.

- He ahí. No sé cómo.

- Y dónde está tu gran capacidad cognitiva...

- Necesito una motivación.

- Pues búscala...

- Éso estoy haciendo...

- Cómo.

- Hablando contigo.

Lo miré, ya me estaba cansando. Me puse de pie y volví a mirarlo, seguía sentado y me observaba con sus ojos de animalito frustrado.

- No sé qué hacer por ti. Tampoco me da la gana de intentarlo. Así que pasa de mí, busca respuestas en otro lugar. Yo apenas puedo manejar mi vida para estar viendo por la tuya. Y...ya te dije, no me caes.

- Sí, ya veo...

- Pero házme un favor...Ya no me molestes, ¿sí?.

Él puso su sonrisa cínica. Antes de responder se pasó la mano por el cabello.

- Bien. El tiempo lo dirá.

- No me dijiste qué hiciste con Helehna.

- Sólo le mostré una reminiscencia.

- Explícate.

- ¿Has visto la torre del lago?

Lo había visto, era como un sueño a la distancia. Siempre quise ir ahí pero me daba miedo el camino y no tenía tiempo para la aventura.

- Sí.

- Todos le temen, ¿a ti no te da miedo?

- No - respondí- me parece un lugar nostálgico...pero tranquilo. Es un lugar salido de un sueño ...es muy pacífico y... es enigmático.

- A ella le recordó la razón del por qué está aquí...con un poco de mis influyentes palabras claro, para ambientar la situación ...

- Qué...

- Su madre se lanzó de la terraza del edificio en donde vivían, frente a ella. Luego se supo que horas antes su madre había ido a la casa de su padre, estaban divorciados, para asesinarlo. Catorce puñaladas. Y luego, 115 metros.

- Eres un...

- Lo sé.

- Por qué lo hiciste.

- Supongo que por eso que estabas a punto de decirme. Porque soy un...

- Y así crees que yo podría ser tu amiga... Definitivamente yo paso.

Desvié mi mirada y me dispuse a salir de allí diciéndo con firmeza:

- Ahora me voy.

- Bien, chau. Muak.

Me lanzó un beso fingido y seguía sonriendo. Era tan cínico...

Ya no quise responderle y me fuí caminando sin mirar atrás hasta que lo escuché decirme:

- Los que entran al ejército no le tienen pánico a la sangre...ni a los desafíos.

El maldito había leído, de alguna forma, mi expediente, así como el de Helehna, y quién sabe de quién más. Ya sabía mi apellido y ya conocía mis aspiraciones. Ahora sabía todos esos detalles sobre mí...

Solo me detuve un par de segundos ante su aseveración, y no miré atrás, continué mi camino. Continué sabiendo que lo que me había dicho...era verdad.

Lo odio tanto.

..........................

Ahora que todos están en sus cosas, y que el vampiro ya no se fija en mí, creo que es buen momento para continuar mi dibujo.

"¿Recuerdas sus ojos...?"

Yo...voy a terminar mi dibujo de la estatua...

"Qué tal si..."

Sí quisiera recordar...tratar de entender... Qué es lo que...

"Saca otra hoja, lo haremos"

A ver... Cómo comenzamos...

"Hmm..."

Sus ojos, claro. Pero primero el contorno de...su... rostro.

"Éso, lo haces muy bien. No le pongas mucha técnica...has que sea..."

...algo más natural, sí, sí...

"Ahora él boceto de sus ojos...algo rápido no pongas tanta técnica"

Sí, sí...

"Sus ojos...sus cejas... cómo eran"

Eran así, oblicuos, pequeños (? No tanto. Ojos oscuros, marrones, intensos... Las cejas... Eran... tupidas, y los...


"...lunares, no te olvides de los lunares"

Sí, creo que tenía uno por aquí y por... acá también creo, los pondremos al final, me ubicare mejor con su rostro completo, la nariz era...

- Livia, a quién estás dibujando...

"¡Rayos, tapalo!"

- A nadie.

- Oye, no lo cubras... Estaba bonito, y...se veía muy PROMETEDOR...


Cómo es que Rita había llegado hasta aquí sin que me dé cuenta. Ella es la persona con la que más hablo aquí, seríamos muy amigas si tan solo me uniera a la jarana de su grupo, pero ya dije que no tengo ese espíritu.

Dijo la palabra "PROMETEDOR" con un tono pícaro. Ya veía venir el resto de la charla...

- Quién es. ¿Es alguien de aquí?. No lo reconozco...pero, tenía unos lindos ojos, de seguro es muy guapo...Vamos, muéstrame...

- No, me da pena... - estoy suplicando, estoy suplicando, por favor que no me insista...

- Ay, no seas tan penosa...si dibujas lindo, eres muy talentosa, deberías dedicarte a esto. Tienes talento. Está bien, no me muestres ahora, pero al menos dime quién es...

¿Se lo digo?

- Bueno, es una persona que me molesta...

- Un chico...

- Sí. Se me aparece de vez en cuando de repente, se burla de mí, me dice cosas sin sentido, anda como alma en pena ...

- Ah, es porque le gustas.

- ¿Qué?

Ahora se está riendo... No pues, qué ... Qué se supone que debo pensar...

- Era broma - y ahora se retracta, perfecto - Aunque es medio probable que le gustes porque si no...no se andaría fijando sólo en ti.

- No, no es eso. Él es muy egoísta y petulante, sólo molesta a la gente por diversión...

- ¿Y a ti te gusta?

- ¿A mí?

- Ajá, sí, ¿él te gusta?

- Claro que no... Ya te dije lo que pienso de él.

- ¿Y entonces por qué lo dibujas?

- Es para tratar de analizarlo.- aquí estoy tratando de justificar lo injustificable de la mejor manera posible- Los psicólogos dicen que ciertos rasgos faciales están asociados con conductas antisociales y hasta psicópatas. Tengo que saber con qué clase de tipejo estoy tratando...

- Ah...ya veo - se ve convencida, es buena señal- Quisiera preguntarte qué rasgos son esos, pero da flojera escuchar tu explicación enciclopedica...- ahora se está riendo otra vez de mí...buaaaa - Pero creo... creo que él es lindo...y si es medio antisocial es hasta sexy... siendo tú yo ya me lo chapaba.

La sola idea de besar a Helmut o de siquiera intentarlo me daba urticaria. Imposible, éso era absolutamente imposible...ddddd...

- Ahora yo vine aquí para preguntarte si vendrás esta noche a la tertulia de la fogata...

- No creo, tengo mucho sueño por las noches, me dan ganas de dormir...

- Ash, no seas así... Tú eres la única antisocial aquí. Date una oportunidad de vivir...Y ni que fuera algo tan salido de onda...Es solo sentarse alrededor de una fogata y ya... Además estarás conmigo y los chicos, cuál es el pe...

- OK, OK... Iré pero no me quedaré mucho tiempo.

- No te hagas de rogar. Te la pasarás pipa y tal vez conozcas al amor de tu vida - otra vez se está riendo...

- Lo dudo.

Dije éso con seriedad, eh.

- Bueno, entonces ahora te dejo a solas con tu novio antisocial imaginario.

Ah, no, éso no... él no es ...

- No es mi novio...

- En el fondo ya quisieras, tu subconsciente te hace dibujarlo. Eso es atracción cohibida, nena. Bye, bye...

Se aleja tan risueña... ¡Rayos!

Helmut no me gusta, a qué lado puede gustarme...dime a qué lado...

"No lo sé. ¿Pánico?"

No, no...NO.

"Otra vez a correr..."

Solo voy a caminar... No, dije que ya no volvería a ese lugar para estudiar.

"Nadie va a estudiar, no importa donde vayas siempre estarás sola"

*********
(Esta parte suena con...🎶"Sunday bloody sunday" de U2)

(Narrador)

Livia todavía iba a su lugar favorito para estudiar, a pesar de saber que Helmut podría estar rondando por allí. Ella asumía que de seguro él estaba echado sobre alguna rama de alguno de esos inmesos árboles, dejando el tiempo y su vida pasar.

Sin embargo, las cosas en la vida de Livia tenían ciertos altibajos.

Tal como aquel día que el cielo amaneció con cierta neblina y, de forma increíble siendo verano, el ambiente se sumió en temperaturas bajas de mí­nimo 6°C por las mañanas y las noches, y de máximo 14 °C a medio día. Todos tuvieron que buscar sus abrigos ligeros para pasar el día; sin embargo, Livia no tenía mucha ropa, y solo encontró un abrigo y unas ropas para el invierno. Se dió modos para vestirse, y todos los demás se rieron a sus espaldas.

En la clase de temporada de historia, el maestro les preguntó si sabían por qué el clima había cambiado tan repentinamente y, sobre todo, por qué de forma tan inusual.

Nadie respondió, o se atrevió a responder, porque nunca habían experimentando algo así. El solo hecho era un misterio inconcebible.

- Es muy sencillo - dijo el maestro - Me queda claro que ninguno de ustedes ha vivido en esta región de Sokovia antes de entrar a esta institución. Es curioso que todos los que estén aquí presentes sean tan nuevos. Sus compañeros que han estado aquí al menos un año atrás ya están familiarizados con esta situación. Creí que encontraría a alguno de ellos aquí, pero entré por esa puerta y me tope con rostros nuevos. Ese podría ser un interesante estudio de caso: Qué ha sucedido en nuestra sociedad para que en e último año se haya incrementado el número de menores de edad en condiciones de abandono, orfandad o negligencia parental.

Los muchachos lo miraban en silencio, era normal que todos tuvieran un halo triste o quizás vacío tras sus miradas.

- Todos ustedes están aquí por una determinada razón - continuó el maestro - No discutiremos sobre eso porque es algo que debe asumir cada uno por y
sí mismo. Tal vez muchos de ustedes no sepan que rumbo darle a sus vidas, o qué sentido tiene su existencia, es algo normal que suele suceder a su edad. Ante eso sólo puedo decirles que si no tienen una razón, su misión en esta vida es encontrar dicha razón, y cuando la encuentren luchen por ella con todas sus fuerzas.

Las charlas motivacionales eran demasiado usuales para ellos, era algo tan común que con el tiempo corría el riesgo de quedar insulso.

- Ahora, lo que quiero comentarles es el por qué de este cambio drástico, y tan extraño, del clima. Aunque me hubiera gustado que alguno, en base a ciertas nociones de climatologia, me diera alguna pista. Pero bueno, en fin. El asunto es que ahora nos encontramos en un valle llamado Rugova, y que debido a un fenómeno denominado Inversión Térmica. El aire se mueve constantemente y las capas más frías circulan en la parte alta de la atmósfera y las más calientes, abajo. Cuando ese ciclo de movimiento se interrumpe, se forma una capa de aire frío que queda inmóvil sobre el suelo e impide la circulación atmosférica. Ésto último ocurre aquí, en Rugova, por ser un valle.

Esa explicación le pareció sumamente interesante a Livia. Se quedó pensando en eso toda la clase hasta que tocaron el tema del momento: ...

La división del país. Y la búsqueda de la independencia de Sokovia.

Está claro que la actual Yugoslavia tenía los días contados. De haber sido en su momento una nación que conglomeraba varias regiones pasó a ser un pequeño territorio que se aferraba a dos estados federados: Serbia y Montenegro. Serbia tenía bajo su jurisdicción a dos provincias que denominó autónomas a las que retenía con todas sus fuerzas, una de ellas no tenía mucho problema con la situación, era Vojvodina; en cambio la otra...Sokovia, cuya mayoría de población provenía de la etnia albanesa, deseaba ansiosamente lograr su independencia, ser un país libre y soberano, o al menos ser parte de Albania cuya orientación occidental capitalista le proveía de mayores libertades y aspiraciones; sin embargo, ser dominados por Serbia por la vieja Yugoslavia, con ese socialismo suyo, les traía limitaciones, tal como si estuvieran retenidos ahí, y ahora también les había llevado duras represiones contra su pueblo.

La conclusión era que Sokovia estaba reprimida hostilmente por el socialismo yugoslavo, y todo lo malo que estaba sucediendo era culpa de aquellos serbios, de aquellos comunistas, socialistas, comandados por su dictador Slobodan Milošević.

Esa era la doctrina en la escuela. Así lo pregonaban en los medios de comunicación. Éso era en lo que creían los compañeros de Livia, pero ella sabía que había algo más...

- El ELS es el único que puede hacer frente a este gobierno opresor. - opinó con determinación un muchacho.

Livia lo miró fugazmente, tenía la cabeza gacha, nunca quiso hacerse notar demasiado.

Los demás comenzaron a dar opiniones similares:

- La gente que proviene de Serbia son los que nos tienen divididos. Está claro que ellos no nos apoyan porque son unos...les gusta estar bajo el régimen de un dictador, pareciera que no piensan...

"Los serbiburros..."

Livia escuchó ese susurro proveniente de un par de personas a su alrededor.

"Los serbiasnos... L*m€culos de Tito"

-... y entonces en ese caso, lo que deberían hacer es irse.

- ¡Sí!

- Sí, deben irse de este territorio. Este es nuestro territorio...

- Sí, es nuestro...

- ... nosotros tenemos que gobernar en esta tierra, ellos son los intrusos, ellos se tienen que ir.

- Tenemos derecho a vivir de forma soberana.

- Así es. Sokovia tiene que ser libre, libre del régimen socialista.

Todos estaban deacuerdo con esa consigna. Todos despreciaban a los de origen serbio.

- ¿Y qué opinan sobre las bombas que el ELS colocó hace unos meses en el centro político de la provincia? - les preguntó el profesor.

- Disculpe, profesor, pero...yo creo que ese fue un acto necesario en respuesta a las duras respresiones a las que nos ha estado sometiendo este gobierno opresor.

- Opino lo mismo, profesor. Lo que pasó con las bombas no fue nada a comparación de todo lo que este...este gobierno está haciendo con nuestro pueblo.

- Sí, ellos matan, meten presos injustamente a la gente que no es afín a ellos...

- ... así es. Lo que explotó aquella vez solo fueron monumentos a la dictadura, a la corrupción.

- ¿Y sobre las personas que murieron en esas explosiones? - les preguntó el profesor.

- Bueno, esas personas son afines al gobierno por eso trabajaban ahí...

- La mayoría serbios...

- Dirás TODOS serbios, porque solo ellos vivían ahí.

- ... Sí, éso.

- Y bueno, el gobierno de esa gente ha matado a decenas de personas de nuestro pueblo, tantas que no hay comparación con el número de personas que pudieron morir ahí. Además pusieron las bombas en horario fuera de oficina, en el horario del almuerzo, la gente no está en los edificios a esas horas...

"Mi familia sí" pensó Livia y no pudo evitar que sus ojos se humedecieran recordando todo lo que había sucedido aquella vez "Mi familia sí...mi familia...mi"

"Además se lo merecían" otra vez los susurros a su alrededor "Es más deberían matar a todos, a toda esa gente de porquería. Deberían eliminarlos, así se acabaría todo este lío. Serbiburros hijos de p*ta"

Livia ya no podía con todo lo que estaba escuchando, las voces altas de sus compañeros, y los susurros a su alrededor. Le estaba invadiendo un dolor pero también una rabia, porque sabía que era injusto, que sus padres que su hermana no eran gente de porquería, que no eran serbiburros, que no eran todo lo que ellos ahora estaban diciendo. No se lo merecían, no era justo...no era...

Livia cerró sus ojos y trató de ahogar su dolor. Quería echarse a sollozar, pero no podía hacerlo ahí en frente de todos. Pero las lágrimas ya no pudieron contenerse en sus ojos y se deslizaron débilmente por sus mejillas, a la vez que un flujo similar se escapaba por su nariz. Seguían hablando y ella sentía que se estaba comenzando a ahogar.

- Y las personas que estaban por ahí pues...uno podría decir qué pena pero todo lo que su gobierno le ha hecho a nuestra gente es mucho más horrible. Es que nos están matando, como los nazis hicieron con el pueblo judío. Ellos torturan, extorsionan, violan, humillan, golpean, matan a nuestra gente que lo único que quiere es poder vivir en paz, libre, con soberanía. No pueden obligarnos a estar bajo el yugo de su gobierno dictador y socialista. No compartimos sus ideologías ni su cultura. Somos diferentes, y queremos y debemos construir nuestro propio país en Albania que es nuestra tierra de origen.

Todos comenzaron a aplaudir ese comentario. Todos se identificaban con ese comentario, todos menos Livia que ya estaba temblando por la conmoción en su pupitre del fondo. Y todos la miraron...

Livia era conciente de que ellos sabían que ella no pertenecía ahí.

No sabía cómo hasta ahora en todo el tiempo que había permanecido en el orfanato ellos no se habían organizado para golpearla un día cualquiera en algún lugar arrinconado. Lo único que hacían era ralearla, empujarla, hablar a sus espaldas, burlarse disimuladamente de ella cuando le dirijan la palabra. No eran todos, pero sí la mayoría, y con éso ya era suficiente. Tal vez finalmente algún día sí se organizarían para golpearla...

- ¿Se encuentra bien?- le preguntó él profesor.

Livia se tragó sus mocos y, sin alzar la vista, afirmó con la cabeza. En eso el timbre sonó y todos se olvidaron inmediatamente de ella, ya que tenían grandes planes entre amigos. Incluso el profesor solo finalizó diciendo:

- Bueno, antes de que se vayan no olviden repasar hasta la unidad 5 del libro. Ya les dije que falta muy poco para el examen y tienen que aprobarlo para la suficiencia de grado. Los que tengan dudas o consultas los estaré esperando en la sala de profesores. Qué tengan buen resto de jornada.

Livia se fue caminando con la cabeza gacha y el cuerpo encorvado para que no se fijaran en ella. Se fue caminando lo más rápido posible. Se fue en dirección a su lugar favorito de forma autómata.

Llegó y se sentó sobre la hierba, agachó su cabeza y comenzó a sollozar. Recordó a su familia, lo que había hecho con Roderick, y todo lo demás. Aquel día que se quedó sola en el mundo. Y pensó en hecho de que no había que la quisiera en el mundo, nadie que la amara, sólo sé tenía a ella misma, no había nadie más. Todos parecían hacerse la burla de ella, y la verdad nunca se había sentido tan sola en su vida.

Mientras tanto, Helmut la observaba desea la rama de otro árbol a unos metros de distancia. La observaba detenidamente y escuchaba su llanto tímido con un semblante indiferente. Helmut había llegado hasta un punto en el que era insensible hasta con su propio dolor.

Finalmente Livia se limpió las lágrimas y se sopló la nariz mientras respiraba con dificultad. Trató de calmarse y buscó el botellón de agua en su mochila. Tomó un sorbo de agua y luego sacó sus libros dispuesta a seguir estudiando.

Entonces Helmut se hizo presente, de forma sigilosa, ante ella, recitando:

- Bienaventurados los tristes, porque ellos recibirán consolación. Mateo, capítulo 5, versículo ... 4.

Livia levantó su mirada cuando lo escuchó, y frunció su entrecejo incrédula.

- ¿Eres creyente, o religiosa?

Livia cerró sus ojos y tomó aire para decirle con seriedad:

- Vete, por favor.

- Nunca quieres contestar a mis preguntas, y nunca quieres hablar conmigo. Lo único que haces es echarme.- dijo Helmut comenzando a caminar alrededor de Livia - Está bien, lo entiendo...pero es tan difícil...

Livia bajó su cabeza para prestar atención a su libro. Estaba hastiada de Helmut, sólo quería que se vaya para siempre y la dejara en paz. Así que decidió no prestarle atención y solo concentrarse en su estudio, éso sí era importante.

- ...¿Ahora qué lees? - Helmut se inclinó sobre el hombro de Livia - Déjame ver...es ... historia...

- Déjame estudiar, me molestas, ya te dije que te vayas - lo rechazó ella.

- Bien - Helmut se irguio para seguir caminando alrededor de ella - estos libros donados son inservibles. El sistema educativo sokoviano es una catástrofe. Deberías investigar en los archivos de la biblioteca, hay cosas más interesantes...

Livia no le prestaba atención.

-... Pero, como eres tan mediocre, tu capacidad solo se limita a lo que te instruyen en la clase. De hecho, esos profesores que vienen a enseñar a este lugar son absolutamente incompetentes... Excepto yo, claro, aunque nunca figure en su plantilla como tal pero, hacía que los niños abrieran su mente. Sabes, ellos son mucho más...

"Bla bla bla..." Pensó Livia mientras su conciencia comenzaba a desconectarse de esa realidad para sumergirse en la historia de cómo ocurrió la Gran Migración de los serbios en Sokovia cuando el Imperio Otomano los reprimió salvajemente durante su guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico.

-La historia es un ciclo, Kadijević.

- ...

- Ahora me ignoras. Crees que con éso puedes deshacerte de mí. Asumes que soy tan banal como tú como para aburrirme de hablar solo e irme... Eres tan ilusa.

Realmente Livia no le estaba prestando ninguna atención, tenía una facilidad irreal para desconectarse del mundo. Helmut, cansado de ser ignorado de esa forma, tomó el libro de Livia rápidamente y se lo quitó. Éso alteró a Livia.

- ¡Oye, dámelo! - protestó al igual que un mendigo al que le habían quitado su mendrugo.

- A ver qué tenemos aquí...- dijo Helmut sonriendo con malicia, alejándose de Livia

- ¡¡Dámelo!! - ordenó ella con un tono grueso de voz que Helmut no conocía.

Livia se había parado de inmediato torpemente y fue tras Helmut, y entonces lo encaró diciendo:

- Dámelo, ya.

- Oblígame.

Ella perdió la compostura, ya no lo toleraba más. Se fue decidida sobre él para quitarle el libro a la fuerza. Pero Helmut la empujó soltando un risa burlona.

- Sigue intentándolo, Livi.

"Livi, Livi...Livi..." su voz burlona sonaba en la mente de Livia al ritmo en el que su sangre comenzaba a bombear en su cabeza.

- ¡Ya basta!- exclamó ella - ¡Déjame en paz! - y unas lágrimas cayeron de sus ojos por la rabia e impotencia que sentía. Su rostro no tenía una expresión suplicante, sino una expresión severa y dolida. Estaba llegando a su límite - ¿Crees que tengo tu tiempo? Tengo que estudiar, ¡¿entiendes?!. ¡Éso es importante para mí!. ¡Es lo único que tengo!

Las lágrimas le corrían una tras otra, estaba temblando y las venas se le percibían en el dorso de sus manos. Ella rápidamente se las limpió dejando sus mejillas rojas. Helmut la miraba en silencio sin expresión alguna en su rostro.

- Si tú no sabes que hacer con tu vida ese es tu problema. Yo sí sé qué hacer, no importa si para tí es mediocre o no tiene valor, ¡no me importa!. Es mío. ¡Mío!. - ella tomó aire y le dijo con tono amenazante - Dame mi libro, ahora.

Helmut solo pestañeo con indiferencia una vez, estaba pensando en que fácilmente podría hacerla enojar más, podría irse con el libro o tirarlo en el estanque de la plaza para verla perder el control. Pero entonces supo que hacer éso sería algo muy infantil, el chiste de quitarle el libro fue de hecho algo absurdo. Cómo podía rebajarse a ese nivel. Tomó el libro con una de sus manos y estuvo tentado a tirarselo...pero vió la expresión en su rostro y ...

Ella se lo quitó rápidamente de la mano, de forma imprevista y ruda. Livia le dió la espalda y se alejó de él. Volvió a su lugar y tomó sus cosas, quería quedarse pero ya no lo aguantaba. Se fue de allí apresuradamente sin mirar a Helmut.

Era todo.

Helmut se fue caminando por el bosque. Era temprano aún pero se estaba marchando a su casa. Entonces comenzó a sentirse vacío, como si un gran hueco existiera en su interior, un gran hueco que se hacía cada vez más grande. Era como si no tuviera escencia alguna...tal como si su alma lo hubiese abandonado.

Cuando llegó a la finca, Helmut cruzó los pasillos como un fantasma. Llegó a su habitación y ahí pasó al lado de un espejo, se detuvo y volvió en sus pasos para mirar su reflejo.

Se contempló y se vió absurdo, incorrecto, e inexistente. Frunció el ceño ante su propia desaprobación. El vacío que sentía comenzó a ahogarlo, se llevó las manos a la cabeza y trató de acomodar su cabello queriendo cambiar la imágen que le devolvía el espejo. Se miró otra vez y seguía siendo horrible. Ya no lo soportaba, volvió a acomodarse el cabello pero lo hizo con una desesperación que se convirtió en rabia. Se deshizo la cabellera y tapó su rostro con ambas manos.

Ese vacío se transformó en una tristeza inexplicable pero dolorosa. Quería llorar pero no podía, no podía, no podía, no podía...

Reprimió un grito bajo las manos que cubrían su rostro. Recordó a su madre, de repente, en episodios de su vida que pasaban uno tras otro por su mente. Nunca había llorado lo suficiente por ella, y tampoco estuvo a su lado cuando ella se fue. Tenía ese dolor en su interior como una herida mal curada, y en momentos como éste sangraba...

En momentos como éste, él se sentía vacío. Pero ahora había algo diferente, pues sentía una tristeza tan grande que no podía explicar. Se sentía más solo que nunca, como si no hubiera nadie a quién acudir, tal como si nadie lo quisiera. Sentía también una gran pérdida y no era solo la de su madre, eran otras personas, como un huérfano. Y una culpa, sentía también una culpa en su interior...y una decepción por algo que aún no sabía.

Ese dolor oprimía su pecho. Bajó sus manos y gritó con todas su fuerzas, gritó una y otra vez tratando de librarse de esa sensación lastimera. Tomó el primer objeto que encontró y lo lanzó contra la pared rompiéndolo en pedazos, tomó más objetos y los lanzó por todas partes, quebrando su espejo.

- ¡Te odio! ¡Te odio! - gritaba al ver su reflejo en el espejo quebrado- Eres un asco, cómo puedes ser así, cómo es posible, ¡cómo!. Muérete, ¡muérete!...

- ¡Señor! - Oeznik ingresó a su habitación alarmado y se fue sobre él de forma automática y protectora

- ¡Aléjate de mí! - le dijo Helmut más como una advertencia que como un rechazo. Pero Oeznik ya lo estaba reteniendo contra sí en un abrazo desesperado, y Helmut comenzó a llorar manchando con sus lágrimas el impecable traje de Oeznik. - Aléjate...- seguía diciendo entre sollozos con su voz débil.

En la oscuridad del pasillo, Alberich seguía escuchando aquellos lamentos mientras sonreía satisfecho con malicia, llevándose un cigarrillo a su boca.

*******

Habían pasado tres días, y Helmut supo que quedándose encerrado, meditando sobre los sucesos que estaba experimentando, no lo llevarían a ningún lado.

En su afán por encontrar alguna respuesta volvió al orfanato para rebuscar en el archivo histórico de la biblioteca. No había vuelto al orfanato desde que "hizo llorar" a Livia, y finalmente había aceptado que se sentía un tanto culpable pero sobretodo avergonzado por su actitud poco noble (estúpida) de aquellos días.

Aceptar eso era parte de crecer.

Aún así, éso no significaba que se hubiera vuelto un alma bondadosa o algo parecido. De todas formas tuvo tiempo también para ordenar varias cosas pendientes en su habitación incluyendo las cajas de libros que había usado cuando estaba en el instituto. Finalmente donó muchos de esos libros a la biblioteca del orfanato, sobretodo pensando en que cuando Livia los viera ... de alguna manera pensara en él, no importa de cuál.

El día anterior había tenido un encuentro inusual con Alberich, pero no por ello menos doloroso. Lo halló tocando el violonchelo en la sala de música (sí, en su casa había una pequeña pero hermosa sala de música) y fue algo un tanto desconcertante, ya que él siempre creyó que Alberich carecía de algún tipo de sensibilidad. Tocaba bien, y entonces Helmut supo que Alberich no provenía de este mundo, literalmente. Y esa historia lo intrigó, tenía que saber de dónde, cómo y por qué...

Después de un seco intercambio de palabras, Alberich lo invitó (retó) a tocar algún instrumento. Helmut sabía tocar todos los instrumentos musicales que habían en esa sala, y escogió al azar un sencillo violín. Tocó muy mal a propósito, porque no tenía ganas de hacerlo, y Alberich no pudo evitar reírse de él mientras lo miraba con su oscura mirada.

- De dónde provienes - le preguntó Helmut casualmente.

A Alberich dicha pregunta no le tomó por sopresa.

- Muy lejos. Tal vez...un lugar parecido a éste, no te diré su nombre porque no es relevante. Lo importante es que la luz era escasa, el frío inmenso y cada quién vivía su pesadilla...o su mejor sueño. Yo viví ambos, pero éso ya no importa ahora porque quedó atrás.

Alberich se quedó mirando a Helmut, lo encontró gracioso y ridículo, como siempre. Finalmente le expresó su supuesta preocupación por qué ya no sabía qué hacer con respecto a su entrenamiento. Según él, había un punto en el entrenamiento en el que si se sobrepasaba el límite el rendimiento ya no se incrementaba, sino que comenzaba a decrecer; por tanto, Helmut había llegado a ese límite y todo lo que estaban haciendo ya no tenía efectividad. Así que Alberich estaba decepcionado, porque antes creía que el potencial de Helmut podía ser muchísimo mayor.

Entonces, Alberich, ya no sabía qué más hacer con Helmut. Así que le preguntó si sabía degollar limpiamente a un animal cualquiera, a lo que Helmut respondió que sí sin titubeos. Alberich sonrió de nuevo sin dejar de mirarlo fijamente, entonces lo retó a hacerlo frente a él. Helmut cogió una de las navajas de su entrenamiento y se acercó a Alberich para decirle tranquilamente:

- Podemos empezar contigo.

Alberich tuvo que contener su risa para decirle:

- Aquí vamos de nuevo...

De inmediato, lo golpeó para arrebatarle la navaja, pero Helmut se resistió con todas sus fuerzas. Sí, ahí iban de nuevo...

- ¿Qué más tienes que dar? - lo increpo Alberich - Te fracturare el brazo, sabes... que...lo...haré.

Pero tan solo lo empujó a un lado. Helmut cayó en el suelo y, con los sentidos en alerta, se levantó de inmediato para ir por alguna arma.

Alberich lo vió sujetar una de las espadas de su padre, y lo señaló diciendo:

- Esa espada no te salvará. Cuando estés en la Academia Preparatoria de Hydra podrán acabar fácilmente contigo, ahí no hay ningún tipo de consideración, y mucho menos algún noble sentimiento de compañerismo.

Helmut bajó la espada y lo fulminó con la mirada.

- Y ya te dije que no quiero perder mi tiempo de esta forma. Se acabó, no puedes dar más, es tu límite. ¿Lo sabes?

- Sólo sé que te aborrezco más que a mí mismo.

Alberich sonrió, bajó la cabeza y volvió a levantarla para decirle:

- Eres tan débil, Helmut; pero, ya no me extraña. Qué más se puede esperar de un impuro como tú. Tu sangre está corrompida...

Helmut frunció el ceño ante esas palabras, ¿Acaso se estaba refiriendo a su madre?

- ...y eres tan débil e inútil como tu padre. Y es por eso que fracasarás en tu vida. Al igual que él, no llegarás muy lejos. Ni siquiera sé por qué Hydra y el Barón Zemo tienen tantas ... espectativas sobre ti.

Helmut frunció más su entrecejo, pues definitivamente estaba comenzando a confundirse. "Qué" fue la única palabra que se le vino a la mente.

- Pero, supongo que, ya que tengo que cumplir mi penitencia contigo, tendré que continuar...hasta el final.

"¿Penitencia?" Ahora Helmut también tenía curiosidad. Aunque en el fondo ya lo presentía. Su pensamientos se agolpaban en su cabeza y no podía ordenar sus ideas...

- ¿Y ya sabes a qué me refiero con "el final", verdad?

Helmut no respondió, y Alberich, sin expresión en su rostro, sólo lo miró vagamente. Finalmente le dijo a Helmut:

- Lo sabrás todo en su respectivo momento. La vida siempre es así.

Helmut tomó aire, controló sus emociones, y finalmente le dijo:

- Y mientras tanto, qué.

- Te enseñaré algo sobre explosivos. Y algunas bases de la organización, tal vez el Barón ya te las dijo - se detuvo a mirarlo- y tal vez no le pusiste atención. - dicho éso se dirigió a la puerta -Ahora tendrás otra oportunidad.

Helmut lo vió salir y colocó la espada en su lugar para seguirlo de mala gana.

Fue así cómo supo que no podía quedarse a ver su vida pasar encerrado. Entonces, en busca de respuestas, se dirigió a la biblioteca del orfanato. Luego podría plantear su situación ante Oeznik, aunque sabía que éste tampoco le revelaría la verdad en caso de que ésta existiera de la forma en que sospechaba.

El horario que había elegido no era muy concurrido dentro la biblioteca y, aunque Livia apareciera por ahí, no podrían notar su presencia ya que el sector del archivo estaba en el último rincón de la biblioteca, además de que a nadie le interesaban esos libros y documentos viejos llenos de polvo y telarañas.

Helmut esparció desinfectante un día antes en su sitio de búsqueda, y al día siguiente volvió con una mascarilla de bioseguridad, un overol robado del jardinero, y un par de guantes. Definitivamente tenía que poner en orden ese lugar...

Su habilidad para el orden era proporcional a su habilidad lectora. Pasaba los textos ante sus ojos como una máquina escaneadora, y todo lo almacenaba en su cerebro.

Había leído, sí, todos esos libros de principio a fin pero, después de lo que le dijo Alberich, consideró que podría haber pasado algún dato por alto. No había sitio más afín a su familia que ese lugar, las respuestas tendrían que estar ahí. De lo contrario tendría que pensar en ir a las ruinas de su ascendencia en Alemania o...

- Oh, no puede ser...

Helmut volteó de inmediato su cabeza en dirección a esa voz. Era Livia, pero qué hacía ahí...

- "Oh, no puede ser" es lo que yo digo. Qué, ¿acaso sigues mi rastro?. - le dijo Helmut con un tono nada amigable.

- Es solo mala suerte.

- Y qué. No me mires. - le dijo Helmut, y volvió a darle la espalda para seguir concentrado en su búsqueda. - Si viniste para algo, hazlo. Ignora mi presencia, no te daré motivos para lo contrario.

Livia estaba sorprendida al haberlo encontrado en esa situación, y con esa indumentaria. Había ido hasta allí casi por instinto, tal vez buscando otro libro de budismo. Le echó una mirada por última vez y, al ver que allí las cosas estaban un tanto complicadas, se dió la vuelta para retirarse pero...

- De casualidad...¿viste si hay algún libro sobre budismo?

Helmut detuvo en seco su lectura y giró su cabeza hacia ella inmediatamente para luego decirle:

- Así que esas son tus manías.

- ¿Viste algún libro?

- ¿Budismo?. No. Aquí sólo hay libros de la edad media, historia antigua, registros, y documentos propios de un museo. Además...hay muchos cuentos, y de mis favoritos - Helmut se dió la vuelta y caminó en dirección a un estante - Éstos son alemanes, mira.

Helmut bajó un libro de tapa gruesa, largo y de páginas amarillentas.

- Ésta es una traducción de "Lo cunto de li cunti overo lo trattenemiento de peccerille"

"Qué" se cuestionó Livia para sus adentros al escucharlo hablar en idioma napolitano.

- O, también conocido como "El Pentamerón", de Giambattista Basile. Muchas de sus historias fueron posteriormente adaptadas por Perrault e incluso por los hermanos Grimm. - Helmut le alcanzó el libro - Ten, no es para niños.

Livia tomó el libro, lo abrió y vió los dibujos extrovertidos, no entendía nada de las letras pero ya sabía que los cuentos de hadas originales definitivamente no eran "para niños"

- No sé alemán - confesó ella.

- Algún día lo sabrás - le dijo Helmut con extraña seguridad.

Livia trató de fingir una sonrisa y Helmut continuó:

- También hay cuentos franceses... portugueses... Por aquí debe estar el de La Princesa que Consiguió La Luna... - dijo él mirándola de reojo.

- Conozco ese cuento - esta afirmación tomó por sorpresa a Helmut.

- ¿Ah, sí?

- Sí. Trata sobre una princesa que...- OK, tal vez no debió decir nada, pero era uno de sus cuentos favoritos - que... consiguió la luna. - Helmut pestañeo dos veces y Livia se apresuró a añadir - Es decir, es sobre una princesa que quería la luna y todos pensaban que éso era imposible porque la luna está a miles de kilómetros de distancia allá a lo lejos, pero ella quería la luna, y entonces apareció un paje muy listo que le ayudó a conseguir su deseo. La princesa decía que la luna no era muy grande como todos pensaban...que era...- Livia elevó su pulgar e inclinó su mano para mirar a través de ese dedo - ...que tan solo era del tamaño de su dedo pulgar. Y también que no estaba muy lejos, ya que ella veía por las noches que las ramas de los árboles más altos la tocaban. - Livia bajó su mano y evitó mirar a Helmut para continuar, últimamente ya no se atrevía a verlo a los ojos - Entonces el paje le entregó una cadenita que mandó a hacer con una pequeña joya en forma de luna, y cuando le preguntó a la princesa cómo era posible que la luna siguiera en el cielo si ella ya la tenía ...ella le dijo que éso era normal, que la luna era como uno de sus dientes de leche que cuando se caían otro nacía en su lugar. Y así ella consiguió la luna, parecía imposible pero ella lo consiguió...desde su punto de vista... - Livia vió que Helmut no dejaba de mirarla atentamente y se sofocó por ser el centro de su atención - Bueno...no me preguntes cuál es su transfondo.

- No iba a hacerlo.

Livia sólo afirmó con la cabeza y miró para otro lado. Entonces Helmut cogió otro libro delgado.

- Mira, ¿recuerdas a Skuba?. Aquí está la leyenda del Dragón de Wawel. Sé que no entiendes el idioma, pero te lo resumiré. - Entonces Helmut tomó el libro entre sus manos y le contó:

"Érase hace mucho tiempo un dragón que vivía en la colina Wawel y aterrorizaba a los habitantes del país de Krak, hoy Cracovia.
Muchos caballeros intentaban vencer al dragón, pero al final lo consiguió un modesto zapatero, cuyo nombre era Skuba. El joven colocó una oveja llena de azufre en la entrada de la gruta del dragón. Cuando el monstruo sintió hambre, se comió la oveja y de este modo cayó en la trampa: el azufre le provocó a la bestia un gran dolor de la garganta y fue quemando sus entrañas. A fin de apagar su sed atroz, el dragón se puso a beber agua del Vístula. Bebió tanto que, al final... ¡explotó! - Helmut contó con efusividad aquella parte - Entonces comenzó la alegría en el país y el héroe obtuvo del rey un premio muy generoso: se casó con la princesa más bella.
A los pies de la colina, junto a la entrada a la Cueva del Dragón, se colocó una escultura del monstruo que conmemora aquella magnífica victoria."

- Esa estatua, existe hasta el día de hoy. - Añadió finalmente Helmut - Fin.

- Vaya...

- Sí.

- Y le pusiste ese nombre a...

- Sí. Es una historia que me gusta mucho, porque el héroe no es el típico caballero con armadura, caballo blanco y todas esas pomposidades; es sólo un hombre común, pero muy listo. Derrotó al dragón con una idea y no con una espada, además fue estratégico. Y, claro, al final ganó.

- Éso es muy ... interesante. - dijo ella, definitivamente no era muy buena conversando.

Livia miró distraídamente los estantes y Helmut se sentó en el piso frente a ella.

- Y... qué estás buscando aquí. - Le preguntó Livia aún distraída.

- Algo relacionado con mi familia.

- Uhmj...

- He leído todos estos libros pero... necesito un dato nuevo...algo...

- Yo tengo un dato tuyo. - Helmut levantó su vista hacia ella sorprendido - Es decir, algo que tal vez tenga que ver con tu ... familia o algo así... Bueno, no es nada muy trascendental. Tal vez incluso ya lo sabes...- Ella comenzó a arrepentirse de haber hablado.

- Cuál es.

- Bueno...- Livia sacó un libro de su mochila y buscó en él - Aquí...debe estar... Aquí está. Bueno, está en un pequeño párrafo sobre la operación Greif, durante la segunda guerra mundial. Aquí habla sobre un tal Barón Zemo...

Helmut irguio su cuello al escuchar ese nombre. Y Livia le leyó:

- Bla bla bla..."El 22 de octubre de 1944, Hitler convoca en su Cuartel General al Barón Zemo, para informarle de la preparación de una ofensiva que llevaría a cabo en las Ardenas bla bla... cuyo objetivo final era la captura del puerto de Amberes, lo que retrasaría notablemente la ofensiva en el Frente Occidental, dando tiempo a los alemanes para estabilizar el Frente Oriental".

Livia volteó la página y continuó:

- Bla bla bla... Esta parte me gusta: "Entre algunas de sus prácticas poco honrosas estaban el de disfrazar a su tropa con el uniforme de su enemigo para adentrarse en territorio ajeno y sembrar la confusión en las tropas aliadas desestabilizándolas desde adentro".

Livia levantó su vista hacia Helmut y le dijo con tono confidente:

- Al parecer éso viene de familia, ¿no, Helmut?

- Qué más dice.

- Hay una pequeña parte más adelante dónde dice que vivió bien tratado en España apoyando al régimen de Franco, puso una exitosa empresa, comercializaba armas y dirigía una organización de mercenarios, incluso entrenó a grupos militares del régimen - Helmut frunció su entrecejo, esa no era la historia que conocía.

- En qué parte dice éso, qué año exactamente fue.

- Aquí, dice lo que dije, fue en el año 1954. Hasta que ... no dice nada más de él. Éso es todo.

- Nunca supe que vivió en España. - Helmut la miró de pronto - Dame tu libro.

- Qué, ¿no me crees? - le reprochó Livia.

- Sólo prestámelo.

Livia le alcanzó su libro de mala gana y él lo tomó. Le llevó un minuto comprobar lo que Livia le había dicho. Ahora, de dónde había salido ese libro...

- De dónde es este libro.

- Mi madre trabajaba cuidando un anciano que alguna vez fue de la alta sociedad, y él tenía unos libros que eran de su padre y ... Pues, cuando este señor falleció, querían botar a la basura todos esos libros viejos y otras cosas más, pero mi mamá encontró algunas cosas que podían servirnos, entre éso estaba este libro de historia, es antiguo pero tampoco tanto...

- Está en ruso. ¿Sabes ruso?

- Sí, mi mamá era rusa. Me enseñó, a mí y a mi hermana... El libro estaba guardado en un depósito que mis padres tenían. Cuando me quedé huérfana fui a ese depósito para recoger un par de cosas... La dueña dijo que mis padres le habían cancelado el lugar por otro año más. Ese fue un gran alivio...

Livia sé percató que Helmut no le estaba prestando atención, seguía viendo el libro. Entonces ella le preguntó:

- ¿Quién era?

- ¿Hm?

- Ese Barón Zemo. ¿Algún familiar?

- Posiblemente. Nunca leí su nombre, así, en alguno de estos libros, pero supongo que se refiere a mi abuelo.

- ¿Este hombre era tu abuelo?

- Por los hechos mencionados sí.

- Y cuál era su nombre.

- Herman, Herman Zemo.

Livia trató de recordar ese nombre pero no lo logró... Helmut, de pronto, miró el reloj de su muñeca y se levantó de inmediato.

- Ten, toma tu libro. Debo irme...- se quitó sus guantes y buscó un frasco en uno de sus bolsillos dejando caer unos dulces envueltos de forma primorosa, se agachó rápidamente para recogerlos y luego le dijo a Livia - Extiende tus manos, es desinfectante...

Ella, desconcertada, dudó en extender sus manos...

- Apresúrate... - le exigió Helmut.

Finalmente Livia le hizo caso y Helmut le rocío un poco de desinfectante en cada palma. Luego tomó los dulces y le dijo:

- ¿Te gustan las Delicias Turcas?

- Qué...

- ¿Las quieres?

- Ah...

Helmut, impaciente, tomó una de sus manos haciendo que Livia se crispara al sentir el contacto de su piel.

- Ten, toma. - le dijo Helmut mientras colocaba los dulces en su mano de forma apresurada - Ahora sí, debo irme. Buenas tardes.

Y se fue a paso apresurado mientras se quitaba la mascarilla. Livia lo vió alejarse y se fue tras él, quería saber si acaso...

" No puede ser " susurró ella cuando lo vió salir por la ventana del fondo. Rápidamente fue hasta la ventana y allí se inclinó para ver cómo Helmut descendía hábilmente por las ramas del árbol que estaba cerca de ese lugar.

- Estás loco... - le dijo ella.

Helmut levantó su vista sorprendido de verla allí con los dulces todavía en su mano. Entonces se llevó elegantemente el dedo índice a la boca en señal de que guardara silencio, luego continuó su hábil descanso no tardando en llegar al suelo y echarse a andar a paso seguro.

Livia no podía asimilarlo. Miró los dulces en su mano y evaluó qué hacer con ellos. Comérselos no era una opción muy favorable debido a la desconfianza que aún sentía por Helmut, tal vez solo debería echarlos a la basura o... dárselos a alguien...

"Pero qué tal si están envenenados" pensó ella. Finalmente sólo los metió en su mochila y volvió a sus quehaceres cotidianos.

*********

Ya de noche, Helmut habló con Oeznik sobre su situación. Le planteó lo que le había dicho Alberich y lo que decía el libro de Livia. Lo primero que quiso saber fue el por qué le había dicho que su abuelo había estado en Rumania viviendo en fracaso cuando en realidad había estado en España, siendo el Barón Zemo, viviendo como si fuese un rey.

- Es que, señor, ése era el Barón Zemo. Su abuelo estaba en Rumania.

- Entonces es verdad. Y qué ... Acaso dividían su existencia física o qué.

- Algo así...

- Por qué no me cuentas todo, y que sea todo de verdad.

- Sólo sobre su abuelo. En efecto, él si llegó a España. Le dije que él primero estuvo en Suiza, luego llegó a Sokovia, aquí nació su padre, y entonces tuvo que entregar el castillo a servicio público. Ahora, cómo es que con su condición pudo vivir aquí...pues porque Hydra está en todas partes y si bien había sido derrotada en Alemania, aún tenía muchos miembros en varias partes del mundo, no importa la ideología política o las personas que estén en el poder, ellos están en todas partes. Entonces, convocaron al Barón Zemo a España, él fue, y para camuflar aquello hizo ciertos actos de presencia en Rumania. El asunto es que, y le juro que no sé por qué, cuando su padre tenía 8 años él retornó a Sokovia. No sé por qué lo hizo, tenía el mundo a sus pies, pudo haber hecho lo que sea ... tenía que ir a Argentina para escoltar al presidente de ese país, también le ofrecieron misiones en Israel a servicio de Mossad...

- Pero él era nazi...

- Señor, con todo respeto, pero también era un mercenario.

- Y dónde demonios está toda esa riqueza.

- Su padre sabe éso. Pero está muy bien resguardado.

- Y qué pasó...

- Ya le dije que no tengo la certeza pero me dijo que era por su enfermedad. Pero nunca me dijo la verdadera causa porque había una verdadera razón, lo sé.

- Por qué la seguridad...

- Por su propio final. Él no solo volvió, sino que le dió la espalda a Hydra de forma inesperada. Y cuando vinieron por él...para llevárselo preso...es obvio de que aquello no fue casual. Hydra se deshizo de él.

- Y por qué no me contaste ésto antes.

- Su padre me lo prohibió. Al él no le gusta esta versión...

- ¿Prefiere que el abuelo sea recordado como un fracasado político?

- Creo que lo prefiere antes de que lo recuerden como un hombre débil.

Helmut comenzó a caminar de un lado para otro dentro de su habitación, mientras susurraba:

- Hydra está en todas partes.

- Comunistas, socialistas, capitalistas, aquí, allá, no importa, señor. Ésos son solo nombres de sus fichas de juego. Todo lo que sucede es un escenario armado por ellos para beneficio de un pequeño y selecto grupo de personas. Y son como la maleza, crees que las quitas y se acaban pero cuando vuelves ya han crecido de nuevo y más que antes.

- Y sobre mi padre...Lo que dijo Alberich de mi padre, por qué.

- Me parece muy ofensivo que haya dicho que usted es impuro de sangre. Y lo que dijo sobre...su padre, éso...no puedo decírselo.

- ¿Tan grave es?

- Sólo su padre puede hablar de eso con usted, no me correspondería...

- Entonces sí es muy grave. Entiendo que tienes una lealtad con mi padre antes que conmigo...¿Cuándo se supone que vas ayudarme de la misma forma?

- Pero lo he ayudado... Además estoy con usted en el asunto del perro...

- En éso tendrás que ayudarme sí o sí.

- Y ya le dije que sí.

- Dame al menos una pista para descubrir mi verdad.

- Hable con su padre. Es el único camino. Él sabrá que ya es tiempo.

¿"Tiempo", así era la situación ahora?. Helmut tenía que descubrir algo muy importante, aunque en el fondo de su ser tenía un presentimiento.

- ¿Usted ya lo presiente?

- Algo no está bien conmigo, éso es lo que sé. Y sí, mis intestinos me lo dicen....

Otra vez el asunto de sus intestinos, Oeznik pensó que Helmut ya había dejado esa expresión. Finalmente lo dejó descansar, pero era más que obvio que a este ritmo Helmut solo descansaría cuando muriera.

****************

N.A.
Me tomó tiempo, tal vez exageré 👀🤔🤧😄, pero gracias por leer 👉💜👈. Espero que te haya gustado :3

Datos: Escogí a Léa Seydoux como Livia, pero si tienes otra imagen mental para ella pues 👌👌😊

Referencias:

- Leyenda del Dragón de Wawel de http://www.krakow.travel/es/artykul/115/leyenda-sobre-el-dragon-de-wawel

- Lo de la inversión térmica ... http://comunidad.eia.edu.co/blog/que-es-inversion-termica/

- Para la historia de Herman Zemo me base en... Otto Skorzeny

Gracias 😊

Próximo capítulo: aproximadamente el día... 15 de octubre. Pa' qué mentir, verdad nomás es...me tardo como un mes...


































































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