𝟎𝟖
❛Murder on the dancefloor❜
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La noticia de la llegada de Asger impulsó a Tyanna fuera de la cama, y con rapidez se alistó antes de salir de su habitación. Navegó a través de los pasillos de Raventree Hall, la Fortaleza Blackwood, con paso acelerado en busca de su marido. Al final del pasillo, notó a Asger en conversación con un regidor. Al conectar miradas, Asger se despidió del hombre y se dirigió hacia ella.
Ambos se encontraron en medio del pasillo, donde Tyanna enrollo sus brazos alrededor de su cuello, aferrándose a él. Asger correspondió, inhalando su distintivo aroma a lavanda, que con el tiempo se había convertido en el reconfortante olor del hogar. Al separarse, Tyanna le sonrió, tomando su mano y guiándola hacia su abdomen.
—Te hemos extrañado, — dijo ella. Aunque aún no era evidente, un pequeño bulto comenzaba a formarse en su vientre. Asger se inclinó hacia él, dejando un beso cariñoso mientras susurraba, —También las extrañé a ambas.
—¿Ambas? — Cuestiona Tyanna con diversión una vez que el Blackwood volvio a estar a su altura. Asger asintió con seguridad, sus ojos brillando al pronunciar las siguientes palabras, —Será niña.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
Asger sonrió y respondió, —Llámalo intuición.
Tyanna asiente lentamente, sumida en sus pensamientos, —La vida de una mujer no es fácil.
Al escuchar sus palabras, Asger siente pesar por siquiera mencionarlo. Se inclina para besar su frente, —Afortunadamente, tendrá un padre que escuchará todas sus plegarias y cumplirá todos sus deseos, — agrega Asger con una sonrisa esperanzadora.
Tyanna sonríe y acaricia su rostro con gentileza. No puede dejar de sentir gratitud por el hombre que tiene a su lado. —Sin duda, serás un gran padre, —le asegura,
—Tú ya eres una gran madre —afirma Asger, su mirada suave y su sonrisa característica que se hace más frecuente cada vez que está cerca de Tyanna—. Escuché que fuiste a la isla y llevaste nuevos recursos para que puedan establecerse.
Tyanna asiente mientras comienzan a caminar hacia la entrada de la fortaleza. —Así fue —confirma—. Aún no puedo asimilar la gran población que se está creando. De no ser por esa isla, no puedo imaginar lo que hubieran hecho para derrocar a Viserys.
Al llegar a la entrada de la fortaleza, observan a la gente a su alrededor. —Esas personas decidieron seguirte. Les diste su libertad y un camino diferente.
Tyanna niega con la cabeza. —No, ellos recuperaron su libertad. Ellos escogieron esa decisión, este es su mérito.
Solo era feliz de saber que evitó algo mucho mayor. No quería ver a Viserys muerto, claro que no. Quería de poco a poco sanar aquel dolor que cargaba desde la muerte de la antigua reina Aemma. Quería ser una nueva persona sin rencor ni odio. Deseaba ser completamente feliz.
Antes de poder continuar con su conversación, Haeran se acerca a ellos. —Tyanna, un mensajero ha llegado comunicando las noticias del próximo compromiso de Laenor Velaryon y la heredera del trono de hierro, Rhaenyra Targaryen.
Tyanna siente una presión en su pecho ante las noticias, compromiso.
—Han sido invitados a la Fortaleza Roja para presenciar la unión de ambas casas —termina de comunicar Haeran, notando rápidamente la tristeza reflejada en los ojos de su amiga. Si alguien sabía lo valiosa que era Rhaenyra para Tyanna, era Haeran, el gran confidente de Tyanna que conocía cada uno de los secretos de la pelinegra.
—El mensajero puede hospedarse a descansar; por la mañana podrá partir —decide Tyanna.
—Sí, princesa —responde Haeran haciendo una reverencia antes de retirarse.
Tyanna dirige su vista hacia adelante, sintiendo la mirada de Asger sobre ella, decidiendo ignorarlo. Después de volver de la Fortaleza Roja, Tyanna le confesó a Asger lo que había pasado con Rhaenyra. Él reconocía lo mucho que la heredera significaba para su esposa, pero también sabía lo ideal que Laenor era para la heredera. Ambos lo sabían.
—Iremos a esa boda —dice sin tener el suficiente valor para mirarlo—. Creo que es tiempo de que la gente se dé cuenta del poder de nuestra unión.
—Que así sea, querida esposa.
·˚ ༘₊· ͟͟͞͞꒰➳
El matrimonio viajó a la Fortaleza Roja con sus mejores y más leales hombres, destacando entre la multitud con sus imponentes vestuarios. Tyanna lucía un vestido mayormente negro con detalles en rojo, con el patrón de escamas que recordaba a su dragón, un diseño que caracterizaba la mayoría de sus atuendos. Asger complementaba su vestuario con los mismos patrones y colores.
Mientras se abrían paso entre la gente, quienes se apartaban al ver su llegada, Laenor observó a su hermana Tyanna acercarse con una sonrisa.
—Gracias por acompañarnos —expresó Laenor.
—Siempre responderé a tu llamado, Laenor —respondió Tyanna, recordando la antigua promesa que se hicieron siendo niños.
—Es un matrimonio arreglado —aclaró Laenor, temiendo una reacción equivocada de Tyanna.
—No tienes que explicarme, Laenor —le aseguró Tyanna con una sonrisa tranquilizadora. No podía ser egoísta y negarle la oportunidad a Rhaenyra de casarse con alguien, cuando ella misma había hecho lo mismo. Pero eso no significaba que no le doliera verla convertirse en la esposa de otro. Estaba segura de que años atrás habría peleado por estar a su lado. Ahora era demasiado tarde. —Confío en ti y en tu palabra.
Laenor exhaló, mostrándose realmente aliviado, y se permitió sonreír por primera vez en el día. —¿Vendrás con nosotros? —preguntó.
—Mi lugar es con mi esposo —respondió Tyanna, entrelazando sus manos con las de Asger, quien se mantenía al margen de la conversación, brindándoles privacidad.
Laenor asintió hacia Asger, quien replicó el gesto. —Siempre tendrán un lugar en nuestra familia —añadió.
Tyanna no tuvo tiempo de responder cuando el sonido de los tambores comenzó a resonar por los pasillos de la fortaleza. —Es hora de reunirte con tu prometida —indicó a Laenor.
Laenor asintió antes de darle una última mirada y dirigirse hacia donde la casa Velaryon se preparaba para hacer su entrada. Tyanna hizo contacto visual por un segundo con Rhaenys, quien asintió en modo de saludo antes de que desaparecieran al ser anunciados.
Tyanna inhaló profundamente cuando su turno llegó, sintiendo el leve apretón brindador de apoyo por parte de Asger. Era la primera vez que se presentaban ante el pueblo juntos, y eso lograba intimidar a la pelinegra.
Manteniéndose lado a lado con Asger, sus hombres colocándose detrás de ellos para cubrir sus espaldas, avanzaron hacia la puerta principal. La melodía de los tambores cambió una vez que los Velaryon se sentaron en sus respectivos asientos. Rhaenyra miraba expectante hacia la puerta, anhelando ver a la Targaryen que poseía sus sueños y deseos.
—Asger Blackwood de la casa Blackwood, principal señor de Riverlands, amo de Raventree Hall —anunciaron, y la pareja hizo su entrada, con todos los ojos puestos en ellos mientras caminaban con pasos firmes y la mirada al frente. —Acompañado por su esposa, la princesa Tyanna Targaryen Baratheon, reina del Mar Estrecho.
Los aplausos estallaron, la gente maravillada por la firmeza en sus miradas, sus vestimentas representativas de sus uniones, y sus joyas demostrando su riqueza. Tyanna había aprendido bien de Rhaenys en cómo hacer una entrada que sería recordada por generaciones, y estaba utilizando esa lección a su favor.
El corazón de Rhaenyra latía con fuerza al verla, y no pudo evitar sonreír complacida por su llegada. Su belleza siempre lograba robarle el aliento, y se encontró observándola por más tiempo del previsto. En su interior, la imaginaba caminando con esa confianza hacia ella para reclamarla como suya. Pero al ver a la persona que la acompañaba, supo que eso no sucedería, y con dificultad enterró esos sentimientos, sonriendo al menos por tener la oportunidad de verla de nuevo.
Tyanna y Asger intercambiaron una mirada al llegar frente a la mesa real antes de hacer una reverencia. El rey asintió conforme con la pareja frente a él y, con una sonrisa, extendió sus brazos invitándolos a tomar asiento en la mesa real. —Bienvenidos sean.
El matrimonio subió para sentarse en la mesa real, Asger guió a Tyanna hacia su asiento y una vez sentada, Daemon apareció entre las puertas completamente solo, caminando con una seguridad que no pasó desapercibida. Disfrutaba de la atención que estaba atrayendo hacia su persona. Asger tomó asiento junto a Tyanna, quien tomó su mano sobre la mesa.
Daemon llegó hasta el Rey con una sonrisa descarada, quien terminó accediendo y ordenando que trajeran una silla para su hermano, colocándola junto a Tyanna. La tensión se palpaba en el aire cuando Daemon se sentó junto a ella. Parecía que todos los intentos de Tyanna por mantenerse alejada del príncipe canalla no estaban funcionando.
—Sean bienvenidos —comenzó el rey, poniéndose de pie para dirigirse a la gente. —Estamos reunidos para celebrar. Esta noche es apenas el comienzo. Honramos al aliado más antiguo y valiente de la corona, la casa Velaryon, que se remonta a los días de la antigua Valyria y la era de los dragones.
Rhaenyra volvió la mirada hacia Tyanna, quien al sentir una mirada sobre ella conectó sus ojos con los de la heredera. Su breve enfrentamiento de miradas se vio interrumpido por la llegada de Alicent, la reina. Todos se pusieron de pie por respeto, excepto Daemon, Tyanna y Asger, a quien Tyanna retuvo para que no se levantara. La mirada de Tyanna irradiaba pura furia al notar el verde de la vestimenta de Alicent, entendiendo claramente su significado. Estaba proponiendo una guerra.
—Por favor, siéntense —pidió el rey, y todos acataron la orden. —¿En qué estábamos? —susurró el rey a su asesor.
—En la unión de las dos casas, majestad.
—Sí, sí.
—Con la casa Targaryen y la casa Velaryon unidas —retomó el rey—, espero la llegada de una nueva era de dragones en Westeros.
Los aplausos resonaron por todo el salón ante estas palabras.
—Después de la humilde cena de esta noche... —Todos rieron ante el claro sarcasmo de sus palabras—. Habrá siete días de torneos y festines. Para concluir... para concluir con una boda real entre mi hija, mi heredera, su futura reina, y ser Laenor Velaryon, heredero de Marcaderiva.
El salón estalló en aplausos complacidos por las palabras del rey. Los tambores comenzaron a sonar y los prometidos avanzaron hacia el centro del salón para comenzar a bailar. Durante el baile, tanto Rhaenyra como Tyanna se buscaron con la mirada, algo que Daemon notó y sonrió para sí mismo. Una vez que el baile terminó, la audiencia aplaudió a la pareja.
Un nuevo ritmo comenzó y la gente se levantó para unirse a la pareja en la pista de baile. Viendo esta oportunidad, un hombre se acercó a la mesa y se dirigió a Daemon. —En Valle, se obliga a los hombres a responder por sus crímenes. Incluso los Targaryen.
Tyanna mantuvo una postura firme, intrigada por las palabras del hombre, mientras dirigía su mirada a Daemon, quien la evitó al cuestionamiento en su mirada. ¿Qué habría hecho esta vez? Era la única pregunta que podía rondar su mente.
—¿Quién es usted? —preguntó Daemon con una expresión tranquila.
—Sir Gerold Royce, de Runestone.
—¿Y...? —Daemon instó al hombre a continuar.
El hombre avanzó hasta quedar frente a Daemon, con solo la mesa como separación. —Soy primo de su difunta esposa.
Daemon exhaló con indiferencia, mostrando poco interés en el asunto. —Ah, sí, un terrible acontecimiento. Estoy desconsolado. Qué trágico accidente.
Tyanna cerró los ojos por unos segundos ante el cinismo de Daemon. El hombre claramente estaba herido por su pérdida, y Daemon ni siquiera podía fingir que le importaba la muerte de su difunta esposa.
—Lamento mucho su pérdida, Sir —intervino Tyanna con sinceridad.
El hombre la miró con odio, y Asger se removió en su asiento, a punto de levantarse para defender a su esposa por sentirse ofendido por la manera en que el hombre la miraba. Sin embargo, un gesto de Tyanna sobre su brazo lo hizo quedarse en su lugar.
El hombre se giró hacia Daemon, evadiendo la pareja.
—Sabe mejor que nadie que no fue un accidente —acusó el hombre.
Daemon asintió con calma, —En el Desembarco del Rey, los hombres deben responder por sus calumnias —añadió, mientras el rey también asentía en señal de acuerdo. —Incluso los viejos hijos de puta como usted.
Tyanna por impulso tomó la mano de Daemon sobre la mesa. Cuando el principe volteó a verla, se encontró con su mirada, llena de advertencia, pero cuando ella se dio cuenta de sus acciones, la soltó rápidamente. La acción no pasó desapercibida por los presentes en la mesa, pero nadie comentó nada, prefiriendo mantener el silencio.
—Me alegra que haya venido. Quiero hablarle sobre mi herencia.
—¿Qué herencia? —preguntó el señor, desconcertado por el cambio conversación.
—Lady Rhea y yo no tuvimos herederos —informó Daemon con tranquilidad, disfrutando claramente de la situación. —Como su esposo, lo que le correspondía ahora me pertenece. Ella iba a heredar Runestone, ¿no es cierto?
El señor se quedó sin palabras para responder, dejando que Daemon continuara con confianza. —Tras la boda de mi sobrina, volaré a Eyrie para pedírselo yo mismo a Lady Jeyne. Tal vez lo vea allá, Sir Gerold.
Sir Gerold no hizo más que mirar mal a Daemon antes de retirarse, aceptando su derrota. Tyanna no tuvo otra alternativa que observar la manera en que Laena miraba a Daemon y cómo sus miradas eran correspondidas por el príncipe. Ante esto, Tyanna no pudo evitar sonreírle a Asger antes de levantarse de su asiento y caminar hacia el centro del salón, con Asger justo detrás de ella.
Daemon sonrió egocéntricamente al darse cuenta del motivo detras del arrebato de Tyanna. Así que no dudó en seguir a Laena, quien también se levantó para bailar. Mientras bailaba con ella, Daemon seguía con la mirada a Tyanna, que disfrutaba del baile con su esposo y otros señores de otras casas. Ambos podían jugar el mismo juego.
Por un momento, Rhaenyra y Tyanna quedaron frente a frente, danzando lado a lado mientras se sonreían. Si alguien las observaba detenidamente, podría notar cómo sus ojos brillaban de manera única cada vez que estaban cerca, y cómo sus sonrisas se volvían más genuinas cuando se trataba de estar juntas.
Al otro lado de la sala, Joffrey hablaba con Laenor, quien fue el único capaz de descifrar las miradas entre la heredera y la princesa con sangre Baratheon.
—Creo que sé quién es la amante de tu prometida —dijo Joffrey con énfasis en "la".
Laenor se tensó al escucharlo, pero disimuló, tratando de fingir que no sabía lo que sucedía entre su hermana y su prometida. —¿A qué te refieres? —preguntó con cautela.
—Pienso que la princesa Tyanna no es fiel a su esposo como lo aclama.
—¡Baja la voz! —exigió Laenor, examinando sus alrededores para asegurarse de que nadie los estuviera escuchando. No se perdonaría a sí mismo si algo le sucediera a Tyanna o a Rhaenyra por culpa de sus conversaciones indiscretas. Miró a su amante con seriedad y habló con tono seguro—. No es ella.
Joffrey lo miró indiferente ante su cambio de actitud. Laenor rara vez lo trataba de esa manera.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Confía en mí, no es ella —insistió Laenor.
—Entonces debe ser el guardia —apuntó Joffrey con disimulo hacia Ser Criston, quien vigilaba los alrededores.
Laenor asintió con lentitud.
—Sí, debe ser.
Joffrey se retiró de su lado con una sonrisa, y Laenor exhaló aliviado. Por un momento, consideró contarle la verdad, pero decidió que era mejor mantener el secreto. De esa forma, podía proteger a Joffrey mejor, sin tener que preocuparse por los peligros adicionales que podrían surgir si conociera la realidad.
Por otro lado, Daemon condujo a Rhaenyra hacia Tyanna, quien bailaba animadamente con un lord, pero se detuvo al verlos acercarse y se excusó.
—Si me disculpa.
Daemon se posicionó entre ambas, preguntando en Alto Valyrio, —¿Es esto lo que quieren?
—¿Lo que quiero? ¿Desde cuándo le importan mis deseos, mi príncipe? —cuestionó Tyanna con leve enojo, sin entender por qué Daemon se entrometía en su vida nuevamente. Cada vez que lo hacia ella terminaba mas confundida que antes.
—Esto no es para ustedes —afirmó con seguridad, una seguridad que Tyanna odiaba porque sentía que Daemon estaba asumiendo lo que ella quería sin tener idea.
—Según sé, el matrimonio es un acuerdo político —respondió Rhaenyra, indiferente.
—El mío se disolvió recientemente —informó Daemon, rodeándolas, admitiendo lo que Tyanna ya sospechaba. Rhea no pudo haber muerto de la manera que todos creían, Daemon la había matado. —El tuyo se arreglaría fácilmente —se dirigió a Tyanna.
—No me prestaré a matar a mi esposo —intervino Tyanna con firmeza. No estaba dispuesta a dejar que mataran a Asger, estaba decidida a permanecer a su lado hasta el final de sus días. —No estaré contigo solo porque tú lo decidas así.
—Pero eso es lo que quieren, ¿no es así? —insistió Daemon.
—Lo que quiero no me lo puedes dar —respondió Tyanna. Daemon, visiblemente molesto por desafiarlo, tomó el rostro de Tyanna fuertemente, atrayéndola hacia él. —¿Perdio el control, mi príncipe? —provocó Tyanna.
Antes de que Daemon pudiera responder, los gritos y golpes llenaron la habitación, y la gente se dispersó tratando de escapar del caos. Tyanna fue empujada, alejandola de Daemon y Rhaenyra, quedando atrapada en medio de la multitud, luchando por liberarse. En medio del tumulto, golpeó a un hombre, protegiendo instintivamente su vientre de cualquier daño.
A lo lejos, Tyanna pudo ver cómo Laenor era golpeado y arrojado sobre una mesa. Rhaenys observaba todo con profunda preocupación, sabiendo que todos sus hijos estaban atrapados en medio del caos. Como pudo, Tyanna se abrió paso entre la multitud, esforzándose por llegar al centro de la conmoción y descubrir qué estaba causando tanto alboroto. Sin embargo, fue el grito angustiado de Laenor lo que la alertó y la impulsó a empujar a las personas hasta llegar junto a él, quien lloraba desconsoladamente en el pecho de Joffrey, el joven que había conocido en su coronación.
Sin decir una palabra, Tyanna se arrodilló junto a él, permitiendo que Laenor se desahogara en su pecho. Lo abrazó con fuerza, dejando que se aferrara a ella en busca de consuelo, porque sabía que así él entendería que ella estaba allí para él. Los recuerdos y las memorias la invadieron, y Tyanna no pudo evitar que una lágrima escapara por su mejilla. El sufrimiento de Laenor y la pérdida de Dimitri eran una combinación capaz de partirle corazón de la princesa.
·˚ ༘₊· ͟͟͞͞꒰➳
¿Somos team Rhaenyra, Daemon o Asger? Personalmente, soy team Tyanna con todos AJJA El próximo capítulo es el último del acto uno y se viene con recuerdos amargos y varias sorpresas. Pero me emociona que cada vez estamos más cercas de ver la descendencia de mi amada Tyanna.
-Con amor, Val
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