𝟎𝟑

❛We were born to die❜

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Desembarco del Rey es hogar de uno de los lagos más bellos que se encontraba dentro de los terrenos de la Fortaleza Roja. El lago estaba rodeado de vegetación, con árboles y arbustos que proporcionaban refugio para aves y animales pequeños. El agua era de un azul profundo, reflejando los colores del cielo y los árboles de arriba. 

Tyanna y Dimitri habían logrado escabullirse de la Fortaleza Roja sin ser notados, y se encontraron caminando hacia el lago. Fue una rara oportunidad para ellos de pasar tiempo juntos sin el temor de ser descubiertos. Cuando llegaron al lago, se quedaron sin aliento ante la impresionante belleza del lugar. Podían escuchar el suave canto de los pájaros y el susurro de las hojas en los árboles que lo rodeaban.

Ambos encontraron un paraje tranquilo y se sentaron en la hierba, con la espalda apoyada contra el tronco de un árbol. Miraron hacia el lago, perdidos en la tranquilidad del lugar.

—Esto es increíble, —dijo Tyanna. —Nunca he visto nada igual.

Dimitri asintió con la cabeza. —Lejos de todo el caos y el drama de la Fortaleza Roja.

—Ojalá pudiéramos quedarnos aquí para siempre, —Susurro Tyanna, apoyando su cabeza en el hombro de su amado.

Dimitri la abrazó con fuerza, besando su frente. —Yo también deseo eso. Pero por ahora, solo tendremos que aprovechar al máximo el tiempo que tenemos.

—He estado pensando mucho, —Comenzó Tyanna. —No quiero seguir escondiendo nuestro amor. Quiero estar contigo, no importa lo que cueste.

—¿Estás segura de esto?

—Lo estoy —Responde con seguridad, lo añoraba más que nada. —Hay un pequeño pueblo no muy lejos de aquí, un lugar donde nadie nos conoce. Podríamos ir allí pasar algunas noches y después veremos.

Dimitri asintió con la cabeza. —No podemos tomar nada que nos vincule de nuevo a la Fortaleza Roja. Tendremos que dejar todo atrás.

Tyanna sonrió, sintiendo una sensación de emoción. —Estoy lista, Dimitri. Estoy lista para comenzar una nueva vida contigo. Hagamos esto.

—Iría por ti hasta el fin del mundo —Dimitri dice mirándola con una adoración indescriptible. Conmovida por sus palabras, Tyanna dejo un corto beso sobre sus labios para después unir sus frentes juntas, deseando permanecer en ese momento por siempre.

Dimitri inhala profundamente —¿Me amas? ¿Real o mentira? —Finalmente reúne el valor para preguntar. La pregunta de Dimitri tomó por sorpresa a Tyanna, quien se separó de él de manera abrupta. —Porque yo lo hago, Tyanna. Te amo más que a nada ni a nadie en este mundo.

Tyanna trago ante esto, ella jamás había dicho aquellas palabras. Dimitri por su lado siempre se encargaba de dejarle saber cuanto la amaba, él no tenía nada que ofrecerle más que sus palabras y honestidad. Comenzaba a temer que aquel plan de escape solo era para utilizarlo y lograr escapar de sus deberes.

El corazón de Tyanna se hundió cuando se dio cuenta del impacto de sus acciones. Nunca le había dicho a Dimitri que lo amaba, aunque lo hacía con todo su corazón. Nunca había pensado que las palabras fueran necesarias, pero ahora vio el dolor y la duda en los ojos de Dimitri.

Dimitri suspiró profundamente y se puso de pie, listo para irse. —Entiendo, Tyanna. Si no puedes decir las palabras, entonces tal vez nuestro amor sea solo una mentira. Tal vez todo este plan para escapar es solo una forma de que me uses para obtener lo que quieres como el resto de tu familia. 

—Dimitri, no es así.

Pero no escucho razones. El corazón de Tyanna se rompió en un millón de pedazos mientras veía a Dimitri alejarse. Sabía que lo amaba más que a nada, pero había dejado que su miedo e inseguridades se interpusieran en el camino de expresar sus sentimientos. Ahora, se enfrentó a la dura realidad de que podría haberlo perdido para siempre.

Tyanna se quedó sola junto al lago, con el corazón apesadumbrado y la mente llena de incertidumbres. Sabía que amaba a Dimitri, pero ¿por qué no podía decirle las palabras que él tanto anhelaba escuchar? ¿Por qué se cerraba cuando se trataba de expresar sus sentimientos más profundos? Se sentía atrapada entre sus deberes como princesa y su amor prohibido por un simple cocinero.

Mientras tanto, Dimitri se alejaba de allí, con una sensación de vacío en su pecho. Sabía que Tyanna lo amaba, podía sentirlo en su presencia y en cada uno de sus gestos. Pero necesitaba escucharla decirlo con sus propias palabras, necesitaba esa confirmación para sentir que su amor era correspondido. Sin embargo, ahora se encontraba desilusionado y confundido, sin saber si lo que sentía Tyanna era real o solo una ilusión.

Tyanna había pasado la mayor parte de su vida viviendo entre la realeza, una princesa de un reino en el que siempre se esperaba que actuara de cierta manera. Pero cuando conoció a Dimitri, todo eso cambió. Él era su salvación, el escape de su vida diaria. Con él, se sentía libre de ser quien era realmente, sin las limitaciones que se le habían impuesto por su posición.

No obstante, a pesar de todo el amor que Tyanna sentía por Dimitri, había un miedo constante que la acosaba: el miedo a ser vulnerable. Tyanna sabía que si decía "Te amo" se estaba arriesgando a ser lastimada. Era como si fuera una puerta abierta a su corazón, algo que nunca antes había permitido. Ella temía que, si revelaba sus verdaderos sentimientos, Dimitri pudiera herirla, abandonarla o peor aún, usarla para sus propios fines. En su mente, era mejor mantener una distancia emocional segura, en lugar de arriesgarse y enfrentar la posibilidad de ser lastimada.

Así que, Tyanna mantenía sus sentimientos en secreto y evitaba hablar de su amor. Sabía que no podía mantener esta farsa para siempre, pero no estaba lista para enfrentar la vulnerabilidad que venía con expresar su amor abiertamente.

Aun así, no podía soportar la idea de haber perdido a Dimitri para siempre. Pensó en correr detrás de él, gritarle que lo amaba y qué juntos podían enfrentar cualquier cosa. Pero su miedo y su orgullo la mantuvieron sentada allí, paralizada por la incertidumbre.

Lo que Tyanna no sabía era que aquel momento sería el último que vería a Dimitri con vida.

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Tyanna y Ser Haeran caminaban por los pasillos de la Fortaleza Roja en silencio. El aire estaba denso, y había una sensación de tensión en el ambiente. Tyanna se sentía nerviosa, como si algo estuviera a punto de ocurrir, pero no sabía qué.

Ser Haeran notó la ansiedad en su amiga y se acercó a ella con preocupación en sus ojos. —Tyanna, ¿estás bien? —preguntó.

Tyanna suspiró. —No lo sé. Hay algo en el aire que me hace sentir incómoda.

Ellos continuaron caminando, pero la sensación de ansiedad y miedo creció a medida que se acercaban a los aposentos de Tyanna. El corazón de Tyanna latía con fuerza, y un nudo se formó en su garganta. Al llegar ambos ingresaron. El ambiente estaba silencioso, y el único sonido que se escuchaba era el del viento. Al abrir la puerta, un fuerte olor a muerte los golpeó. Tyanna se cubrió la nariz y la boca con la manga de su vestido.

—¿Qué es ese olor? —Inquirió Tyanna, con temor en su voz.

—No estoy seguro, —respondió su compañero, desenvainando su espada.

Tyanna se adentró en su habitación. Todo parecía en orden, las cortinas estaban cerradas, las velas apagadas y la cama deshecha. Sin embargo, a medida que avanzaban, el hedor se hacía más intenso. Fue entonces cuando Haeran se detuvo en seco y exclamó: —¡Tyanna, cuidado!

Tyanna miró hacia arriba y vio algo que la dejó sin aliento. Encima de su cama, en una macabra exhibición, estaba la cabeza de Dimitri. La sangre seca se había esparcido por las sábanas y la pared detrás de la cama.

Tyanna dio un grito ahogado y cayó de rodillas, cubriendo su boca con las manos. El dolor la envolvio por completo. No podía entender cómo alguien había podido hacer algo así. Dimitri era la única persona que la había amado de verdad, y ahora estaba muerto. Haeran rodeó a la joven con su brazo y la levantó con cuidado, alejándola del macabro espectáculo. Tyanna estaba en un trance, incapaz de hablar. Sus ojos estaban fijos en la cabeza de Dimitri, como si estuviera tratando de comprender lo que había sucedido.

—Tyanna, debemos irnos de aquí —insistió su guardia, tratando de sacar a Tyanna de su estupor. Pero no respondía. De repente se zafó de su agarre y con pasos temblorosos se acercó a la cama. Se arrodilló junto a la cama, sus ojos llenos de lágrimas mientras miraba la cabeza de su amado decapitada. Sus manos temblaban mientras la acariciaba suavemente, como si esperara que su amado despertara de su sueño.

De repente, un grito salió de lo más profundo de su ser, una mezcla de dolor y rabia. —¡Todo era real! —gritó, como si quisiera que el mundo entero lo supiera. —¡Todo nuestro amor, todo lo que planeamos juntos, nunca fue una mentira!

Haeran se quedó a su lado, observando en silencio mientras su señora lloraba desconsoladamente. Sabía lo mucho que ella amaba a Dimitri y lo difícil que era para ella expresar sus sentimientos. Verla sufrir así le partía el corazón. Tyanna se quedó allí, junto al cuerpo decapitado de su amado, hasta que finalmente se derrumbó en un mar de lágrimas y sollozos.

En ese momento, Tyanna hubiera dado cualquier cosa por cambiar de lugar con él. Había perdido al hombre que más amaba en el mundo y no había nada que pudiera hacer para traerlo de vuelta. Si hubiera una manera de cambiar las cosas, de hacer que Dimitri volviera a estar vivo, lo haría sin dudarlo. Cerró los ojos y susurró una plegaria silenciosa a los dioses: pedía que se la llevaran en su lugar. Sabía que era un pensamiento egoísta, pero no podía soportar la idea de vivir en un mundo sin él. No sabía quién había hecho eso, pero sabía que nada sería igual a partir de ese momento. La vida de Dimitri se había apagado, y con ella, una parte de ella también había muerto.

Corlys, Rhaenys y Rhaenyra entraron en la habitación de Tyanna al escuchar los gritos, deteniéndose en seco al ver la horrible escena frente a ellos. La cabeza de Dimitri yacía sobre la cama, y Tyanna estaba de rodillas frente a ella, sollozando amargamente.

Rhaenyra se acercó a Tyanna y la abrazó con fuerza, sintiendo el dolor y la tristeza que emanaban de ella. Corlys se acercó a ellas y puso su mano sobre el hombro de Tyanna en un gesto reconfortante. Rhaenys, por su parte, comenzó a investigar la habitación. 

—Tyanna, ¿quién podría haber hecho algo así? —Preguntó Corlys, tratando de mantener la calma.

Tyanna finalmente apartó los ojos de la cabeza de Dimitri y miró a Corlys. —No lo sé —dijo con voz temblorosa. —Pero voy a encontrar al responsable, y voy a hacerles pagar por lo que han hecho.

Rhaenys levantó la vista del suelo y se dirigió hacia ellos. —Encontré esto —dice mostrándoles un pedazo de tela con sangre que había encontrado en la ventana abierta. —Puede ser de ayuda. 

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Nadie había visto a Tyanna desde la muerte de Dimitri, y los guardias tenían la orden de que nadie pudiera acceder a sus aposentos. A pesar de las sospechas que se levantaron sobre su posible participación en el asesinato, la joven seguía siendo muy querida en la corte, y todos respetaron su necesidad de estar sola. 

Sin embargo, hoy era un día importante en el reino, y Tyanna sabía que tenía que estar presente en la ceremonia en la que Rhaenyra sería anunciada como la heredera al trono. Así que después de vestirse con un elegante vestido negro con un diseño de escamas de dragón en la tela, con un corte ceñido al cuerpo, se dirigió hacia la sala del trono, donde se encontraron todos los invitados.

Al llegar, Tyanna se colocó al lado de la casa Velaryon y rápidamente llamó la atención de todos los presentes. Su belleza y elegancia eran indudables, y muchos hombres parecían estar enamorados de ella al instante. 

Cuando Rhaenyra y Tyanna hicieron contacto visual, la joven pudo ver los nervios de la heredera y asintió alentándola en silencio. Rhaenyra no pudo evitar sentirse más tranquila al verla, pero, por otro lado, puede sentir miedo o inseguridad al pensar en esos indescifrables sentimientos.

Después de la ceremonia, Tyanna se salió a un balcón para tomar aire fresco. Fue entonces cuando alguien se acercó a sus espaldas y decidió voltear. La sirvienta, llamada Marielle, se acercó a Tyanna con una mirada llena de resentimiento. Tyanna notó su actitud hostil y frunció el ceño, sabiendo que algo no estaba bien.

—¿Hay algo que te molesta, Marielle? —Preguntó Tyanna, tratando de mantener la calma.

—Sé que fuiste tú quien hizo que Dimitri muriera —Acuso Marielle en voz baja, pero firme. —Él nunca habría muerto si no fuera por ti.

Tyanna se sintió incómoda con la acusación de Marielle, pero pudo mantener la compostura. —No sé de qué estás hablando, Marielle. Yo no tuve nada que ver con la muerte de Dimitri —respondió.

Marielle no se dejó engañar y se acercó aún más a Tyanna, su mirada llena de ira. —No me importa lo que digas, sé que fuiste tú. Y no voy a permitir que te salgas con la tuya. Dimitri era mi amigo, y ahora está muerto gracias a ti.

 Con un movimiento rápido, sacó su daga y apuntó hacia Marielle. —No sé de qué estás hablando, pero no voy a permitir que me acuses de algo que no hice. Si sigues difamándome, no dudaré en defenderme, —dijo Tyanna con voz fría.

Marielle se mantuvo firme ante Tyanna. Tyanna la miró con desprecio y Marielle pudo sentir su ira. —¿Crees que soy la causa de la muerte de Dimitri? —preguntó Tyanna.

Marielle asintió con la cabeza, sin dejar de mirarla a los ojos. Tyanna dio un paso hacia Marielle, haciendo que esta retrocediera hasta que su espalda chocó contra la pared. —No sabes de lo que estás hablando —Hablo la princesa con voz amenazante.

Una sonrisa sádica se forma en los labios de Marielle —¿Te das cuenta de que estás completamente sola en este mundo, Tyanna? No tienes a nadie que te apoye, nadie que te quiera. 

Aquellas palabras fueron el detonante de Tyanna lo único que necesito para explotar. Sin darle tiempo con daga en mano, le corto la garganta sin piedad, Marielle cayó de rodillas frente a ella tratando de detener el sangrado, el horror era demostrado en su rostro. Tyanna se quedó de pie, mirando al cadáver de la sirvienta a sus pies. La sangre se derramaba por el suelo, tiñendo el suelo de rojo.

—Debiste mantenerte alejada —Susurro a la nada para después irse de la escena, no sin antes tomar la daga. Tyanna caminó lentamente por los pasillos del castillo, sintiendo la daga fría en su mano. Cuando finalmente llegó a sus aposentos se sentó en su cama y descubrió la daga manchada de sangre en sus manos. 

La locura la había consumido por completo, y ahora no sabía cómo volver atrás. El recuerdo de Dimitri la atormentaba. Tyanna suspiró profundamente y dejó caer la daga al suelo. Se recostó en su cama y cerró los ojos, sintiendo la pesadez de la culpa en su corazón. 

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Nota de autora:

Espero que les haya gustado el capítulo. Tengo que admitir que la muerte de Dimitri siempre estuvo en mis planes, pero me encariñe demasiado. Tengo unos extras planeados, ¿les gustaría leerlos?

Entre otras cosas, quería agradecerles por todo su apoyo, mil gracias. Les agradecería si continúan comentando la historia, ya que me da más ánimos.

Con amor

—Val ♡

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