~ 𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒐𝒄𝒉𝒐 ~

~ 16 de marzo de 2012, 21:00 p.m. ~

Era hoy. Nos encontraríamos con aquella pandilla para averiguar por fin qué es lo que querían exactamente.

Me había preparado hacía rato; llevaba el uniforme de la ToMan, aquel con la chaqueta un poco más larga, me permitía moverme mejor. Me puse varios anillos en los dedos, no los solía llevar, pero estos compensaban mis pequeños puños en caso de tener que entrar en pelea. Recogí mi pelo en una coleta alta y coloqué varias horquillas para que quedase fija. Cogí lo de siempre, tabaco, mechero y el móvil y salí de casa, encaminándome al lugar.

Shuji, recibido el 16 de marzo a las 21:05 

¿Paso a recogerte?

Tú, enviado el 16 de marzo a las 21:07

No te preocupes, voy andando

Guardé el teléfono y fijé la vista al frente. Empecé a mentalizarme de cómo podía terminar la noche.

Si peleábamos o no no me importaba, lo que sí lo hacía era la conversación que iba a tener después con él. Iba a decirle sobre cómo me sentía y de una vez por todas iba a dejar zanjado esto.

Estaba nerviosa.

Tuve que pararme un par de veces a respirar profundamente de camino al lugar, por eso no quería que él me recogiese... habíamos estado algo distantes esos días.

Miré al cielo, olía a lluvia, seguramente en breve empezarían a caer algunas gotas. Me gustaba este olor, el de las primeras lluvias de la primavera que entraba en pocos días. 

A lo lejos escuché el escape de la moto de Mikey y varios rugidos de las de los demás. Parecía que estaban llegando todos apresuradamente al punto de encuentro con los de Agatsu.

Cuando por fin llegué a ellos, me acerqué a Mikey, él no se detuvo mucho a saludarme, pues la miradas de todos nosotros estaban fijas en el frente y en el gran número de personas que ahí había, con uniformes de color azul marino y el logo de su pandilla en letras blancas.

 —Qué horterada... —me dijo Mitsuya en voz baja.

 —¿Verdad? La ToMan tiene al mejor en cuanto a diseños —le sonreí y él me dio unas palmaditas en la cabeza antes de avanzar al frente junto con los demás capitanes.

Cualquiera que pasara por allí se quedaría asombrado de la cantidad de personas que había reunidas, separadas por un espacio neutral; a un lado, una gran mancha de uniformes negros con letras doradas y, al otro, una marea de color azul intenso. Pude ver que había algunos que no llevaban ese uniforme.

 —Parece que al final los Haitani no van a venir —dijo Kisaki en voz baja mientras pasaba por mi lado—. Un problema menos, ¿no? —sonrió.

 —Eso parece —contesté y él fue, al igual que Mitsuya, hacia la parte delantera.

Él estaba ahí, junto a los demás capitanes, con aquellas bandas blancas que pasaban por sus hombros sobre los uniformes. Yo me quedé atrás con el resto de la pandilla, pero en la primera fila, cerca de Chifuyu y Angry.

Shuji me miró por encima de su hombro y me dirigió una sonrisa. Le respondí forzando el mismo gesto, pues los nervios hacían que todas las partes de mi cara estuvieran tan tensas, que ni sonreír me era posible en aquel momento.

Algunos de los sub-capitanes se acercaban a sus respectivos capitanes, así que les seguí y me coloqué al lado de Shuji, aunque unos pasos por detrás.

 —Hola... —saludé, en voz baja.

 —Hola, enana —respondió en el mismo tono.

 —Luego tenemos que hablar —me temblaban las manos.

 —Lo sé —afirmó, bastante firme.

 —¿Has podido pensarlo?

 —Sí, bastante —miró al frente de nuevo.

 —Vale, pues acabemos con esto rápido —concluí y posé mi mirada al frente.

Él estaba sonriendo mientras miraba al frente, parecía tener ganas de pelear. Digo esto, porque sabía perfectamente cuál es esa mirada; los demás siempre ponían esa misma cara antes de liarse a puñetazos con otros.

Varios de Agatsu dieron unos pasos hacia delante, acto que Mikey, Draken y los capitanes imitaron, quedando todos en aquel espacio de nadie que había entre ambas bandas.

Al parecer, aquellos tipos eran los que mandaban en la otra pandilla. Hice un recorrido rápido, al final sí que era verdad y habían conseguido bastantes miembros, si no nos superaban, al menos, nos igualaban.

Si esto termina en pelea va a ser una batalla campal por derecho. 

El más alto de Agatsu, un tipo corpulento y con cara de malas pulgas, se adelantó y se plantó delante de Mikey. 

 —Veo que habéis hecho algunos cambios, ¿no? ¿Dónde está ese grandullón? ¿Cuál era su nombre? Ah ya... Pah —empezó a sonreír sarcásticamente—. Es verdad, está donde merece... 

¿Qué coño está hablando? ¿A qué viene mencionar a Pah ahora? Empezó a hervirme la sangre y apreté los puños.

 —¿Qué coño queréis? —preguntó Draken.

 —Devolveros todos los años de humillación, queremos la victoria de Agatsu contra la ToMan, queremos... destruirla... —aquel tipo empezó a poner una cara de loco como nunca había visto, no podía parar de pensar que me seguía sonando su cara, al igual que la de un par de chicos que estaban ahí.

 —Vosotros... desde siempre... al mando de Pah, ¡Ya no dais miedo ToMan! ¡Mirad! —el chico señaló hacia su pandilla, recorriéndola de izquierda a derecha—. Mirad todos los que estamos aquí para haceros polvo.

 —¡Venga ya! ¿Aún estáis con eso? Era cosa de críos, creía que la otra vez quedó bastante claro —Draken era quien hablaba, casi con sorna.

 —¿¡De críos!? —el otro se estaba alterando—.  Tantos años de amenazas y burlas... ¿Y todo por qué? ¡O por quién! ¿Por ella? —el chico señaló en nuestra dirección.

¿Eh? ¿Me señala a mí? ¿Qué pasa conmigo? Sonreí y le dije hola con la mano a modo de burla, no entendía una mierda.

Me acerqué un poco a Chifuyu.

 —Oye, ¿tú entiendes algo de lo que están diciendo? —susurré.

 —Esto... —sonrió y pude ver como un ligero rubor teñía sus mejillas—. Bueno, supongo que algún día tendrías que enterarte.

Encendí un cigarro y me acerqué a Mikey.

 —Oye Mik-

Noté que alguien me empujaba y caí al suelo. 

 —¿Qué pasa, niñata? ¿Tanto te protegen tus amigos que te has olvidado lo que es ser una basura sin familia? Ya no tienes a tu protector Pah, ¿no? —me quedé mirándole a la cara.

Los demás se habían quedado de piedra, pero vi a Draken sonreír, él ya sabía lo que venía tras ver mi cara, y yo hice lo mismo, sonreírle de vuelta.

  —¿Qué coño hace una chica como tú con ellos? Ni siquiera debiste haber llegado al barrio —me incorporé y seguí fumando mientras él hablaba. Cada vez que lo hacía, mi mente parecía esclarecerse un poco—. ¿Aún no te acuerdas, no? —me dio otro empujón, aunque esta vez no consiguió tirarme, solo me movió un poco del sitio, yo continuaba sonriendo—. Desde aquel día... todos los días... tus amiguitos venían a amenazarnos de que te dejáramos en paz... durante años... íbamos a vengarnos, nos volvimos el hazmerreír del barrio...¡Por tu puta culpa!

 —Oye Mikey, ¿quiénes son? De verdad que no lo recuerdo —reí con burla.

Sí los había recordado, pero me pareció una gilipollez tan grande que no pude evitarlo.

Ahora sí, noté un tortazo en la cara que me dolió horrores, me había dado en el pómulo. Aún con el cigarro en la mano me tapé la zona donde me había golpeado. 

 —Corre, ve y díselo a tus padres... ah... no... que no tienes... —empezó a reír alto —. ¿Eso sí lo recuerdas, no?

Las risas se detuvieron, Shuji se había abalanzado sobre él y le molía a golpes en el suelo. Todos los de la ToMan habían avanzado hacia el frente. Empezaron a volar puñetazos por todos lados.

El dolor del pómulo disminuyó y me acerqué a Shuji, quien estaba encima de aquel tipo aún ďándole puñetazos.

 —Perdona, ¿me dejas un momento? —él me miró algo confuso y se levantó. Me senté sobre aquel tipo y le di una calada al cigarro. Le miré la cara— Oye... creo recordar... que aquel día iba a pegarte, pero por algún motivo Pah me detuvo —miré el cigarro, del que aún salía un resplandor en la punta—,  y como bien dices, Pah hoy no está aquí —sonreí para, instantáneamente, ponerme seria y apagar el cigarro en su frente. 

Escuché a Shuji reírse como nunca mientras miraba la escena.

 —¡Me gusta esa, me la apunto! —gritó mientras se quitaba de encima a otros tantos que habían venido a intentar ayudar a su líder, si es que a aquel despojo que estaba tirado quejándose de la quemadura en la frente, se le podía llamar líder.

Me levanté y le di dos patadas en el costado, con eso no podría levantarse en un rato, estaba segura de haber escuchado cómo se rompía alguna costilla.

 —¡Mikey! Lo siento, al final voy a meterme —le grité— ¡Y luego me cuentas por qué habéis estado intimidando a la gente A mis espaldas, mancha de desgraciados!

 —¡Ten cuidado! —me gritó Mikey señalando detrás de mí. Me agaché y estiré la pierna hacia atrás, haciendo que uno que parecía venir hacia mí por la espalda tropezase, momento que aproveché para darle un rodillazo en el abdomen y dejarle sin respiración. 

Empecé a abalanzarme sobre algunos otros, al final había sido buena idea ponerme los anillos, pues los puñetazos que daba dejaban aún más daño en las caras de los que intentaban noquearme. 

Vi a Mikey que se quitaba de encima a dos o tres a base de patadas. Draken estaba como un loco dando puñetazos y codazos a diestro y siniestro.

El suelo empezó a teñirse ligeramente con gotas rojas, al igual que los nudillos de todos nosotros. 

El olor a humedad se intensificó y, en cierto momento, empezó a llover, haciendo que el ambiente adquiriese un aroma ferroso debido a la sangre.

Shuji estaba como loco, parecía disfrutarlo, vi que lo intentaron agarrar entre dos, pero se los quitó de encima en un momento. Me miraba y le sonreí haciéndole el símbolo de victoria con la misma mano con la que acto seguido clavé esos dedos en los ojos de uno que intentó darme con una especie de palo de madera; se lo quité de las manos y lo tiré lejos, para luego darle un par de bofetones con la mano ahuecada en sus oídos. 

Cuando me quise dar cuenta, tenía a Shuji detrás, su espalda chocaba con la mía. Se estaba riendo con esa risa suya tan característica.

  —Al final sí voy a tener que cuidarme de que nunca quieras pegarme —dijo entre risas y algún que otro jadeo.

 —Deberías haberlo sabido hace tiempo —contesté mientras vi que otro más se acercaba directo a mí con intención de derribarme—. Préstame tu espalda un momento, Shuji —me apoyé en su espalda con la mía para coger impulso y darle al tipo que venía una patada en las narices que lo tumbó hacia atrás de manera bastante graciosa, cayó a plomo contra el suelo de espaldas—. Ups, quizá me he pasado un poco.

Shuji miró aquello y se mordió el labio inferior. Tenía sangre en la cara, seguramente le habrían dado algunos golpes. Empecé a correr hacia delante dejándole un poco atrás, no podía despistarme. Me había llevado algún que otro puñetazo en la cara y no quería recibir más.

La lluvia hacía que al menos pudiera quitarme algo de la sangre que tenía en el rostro.

 —¡Enana! —mi cabeza giró casi instintivamente hacia aquella voz que podría reconocer ya entre cientos de personas.

 —¿¡Qué!? —grité, intentando esquivar codos y puños que volaban a mi alrededor.

 —¿¡Quieres ir en serio? —Tenía a un chico agarrado por el cuello entre sus brazos.

¿Qué coño dices Shuji? Le enseñé los nudillos desde lejos, llenos de pequeñas heridas y motas de sangre.

 —¿¡Te parece a ti que no esté yendo en serio!? 

 —¡Joder! ¡Mira que eres tonta! —dejó a aquel chico en el suelo.

 —¿¡Qué dices, imbécil!? —grité mirándole, pero tuve que girarme instantáneamente de nuevo dándole la espalda, pues alguien tropezó conmigo y decidió que agarrarse de mi coleta era la mejor idea. Era un chico de la ToMan, así que no pasó nada.

Me puse a colocarme la coleta mientras escuché que algo venía corriendo hacia mí por detrás. Me giré dispuesta a darle un codazo pero lo esquivó y me subió a él, colocando mis piernas alrededor de la cintura. Casi me caigo de espaldas y estuve a punto de pegarle, pero habló.

 —Que te quiero, estúpida, eso te estoy diciendo —confesó, mirándome directamente a los ojos.

Con todo el jaleo no entendí a lo que se estaba refiriendo antes.

 —¿Crees que este es el mejor momento para declararte? Mira que eres raro —contesté, con una enorme sonrisa en la cara.

 —¿Quieres o no? —él también sonreía, pero preguntó aquello algo confuso.

Un sentimiento de felicidad invadió mi ser, que, mezclado con la agitación y la adrenalina de la pelea, hizo que fuese tan intenso que lo único que pude hacer fue besarle, allí, en mitad de todo el mundo.

Me dio exactamente igual que nos vieran.

Me separé un poco de él y sonreí.

 —Supongo que es un sí, venga, terminemos de una vez con esto y vámonos —susurró.

Me bajó de sus brazos y antes de encaminarse hacia los pocos que quedaban en pie, le agarré de la muñeca para detenerlo.

 —Shuji.

 —¿Qué te pasa?

 —Yo también te quiero.

Sonrió y dejó otro beso suave en mis labios. Nos separamos y nos dirigimos hacia los restos de Agatsu, quedaban muy pocos en pie y parecía que los que no llevaban su uniforme se habían ido.

 —Lo sabía —escuché una voz a mi lado. Era Mitsuya, que me miraba sonriente—. Sabía que algo te pasaba con Hanma, aunque ahora parece que no soy el único que se ha enterado.

Señaló a los demás, que de vez en cuando me miraban con los ojos bien abiertos. Todos menos Draken y Takemichi estaban confusos. Kisaki me miraba sonriendo. Vi a Chifuyu... estaba completamente serio, no tenía ninguna expresión en el rostro ¿qué le pasa?

 —¿Desde cuándo? —Mikey se había hecho paso entre algunos y se puso a mi lado.

 —Desde hace tiempo... perdona por no decírtelo Mikey, no creía que fuera a llegar a tanto.

 —¿Eres feliz? —preguntó, mirándome fijamente y bastante serio.

Le sonreí asintiendo con la cabeza.

 —Entonces no tienes que dar ninguna explicación más —cogía aire para gritar—. ¡Se acabó! ¡La ToMan ha ganado!

Todos pararon sus movimientos. Algunos de Agatsu se agarraron entre ellos, apoyándose los unos en los otros para dejar el lugar, los había que tenían toda la cara echada abajo literalmente y otros tantos se les hacía complicado caminar.

Noté una mano agarrándome el tobillo.

 —No... —tosió aquel tipo que se estaba arrastrando por el suelo—. Esto no acaba aquí...

Lo miré, su otra mano estaba intentando sacar algo del bolsillo de su chaqueta.

Vuelvo a repetir que no quiero incitar a nadie a la violencia, por si acaso jaja

Espero que os haya gustado el cap ♡

Preguntitas por aquí.

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