~ 𝑫𝒊𝒆𝒛 ~
~ 3 de agosto de 2011, 23:51 p.m ~
—¿Me ha dicho enana?
Me quedé ahí parada por un momento, en la puerta del hospital. Que me llamara así me pareció tierno. Pero ese no era el momento de quedarse ahí pensando en tonterías.
De vuelta a la realidad, entré al hospital y empecé a correr por el hall, mirando hacia todos lados buscando a Emma. Quise recorrer todos los pasillos hasta dar con ella, pero algunas enfermeras me empezaron a gritar y detuvieron mi búsqueda.
—¡Señorita! ¡No puede estar aquí! —me decían mientras mis nervios empezaron a aumentar de nuevo. Emma me había llamado llorando, Draken estaba en el hospital, le habían apuñalado y había perdido mucha sangre.
—Por favor, busco a mis amigos...uno...uno de ellos está herido —les dije a las enfermeras algo agitada.
—Ah...aquellos chicos —dijo una de ellas—. Ven, están por aquí.
Recorrimos un par de pasillos y llegamos a una sala de espera. Estaban casi todos allí. Corrí hacia Emma y no le dio tiempo a decirme nada, la abracé y ella rompió a llorar en mis brazos.
—Draken....a Draken casi lo....—me decía entre sollozos.
—Tranquila, estoy aquí —yo contenía las lágrimas mientras miraba a los demás.
Mikey, Baji, Takemichi, Mitsuya y Hina estaban también allí. Ellos solo se limitaban a mirarnos a Emma y a mí. Sin embargo, en mi interior fue creciendo un sentimiento de rabia.
—¿Qué coño ha pasado? ¿Dónde estabais? —definitivamente me había mosqueado con ellos por dejarme allí tirada—. Os he estado llamando a todos.
Me miraron de arriba abajo. Estaba empapada, despeinada, el poco maquillaje que llevaba se había estropeado, mi zapato roto y, para colmo, el yukata roto y algo manchado de barro. Estaba literalmente hecha un trapo.
Cuando Emma estuvo un poco más calmada, la dejé con Hina y me acerqué a Mikey, quien me explicó lo ocurrido con Moebius y con Peyan.
Me habló de un tipo que había creado una nueva pandilla, Valhalla, que tenía bastantes miembros y que era el próximo enemigo con el que la Toman tendría que lidiar, y ellos solos no estaba seguro de si iban a poder derrotarles.
Mientras conversaba con Mikey, Baji interrumpió nuestra conversación.
—¿Dónde estabas? —posó su mano en mi hombro y lo acarició suavemente.
Alcé la mirada y mis ganas de pegarle un puñetazo en aquel momento incrementaron exponencialmente.
—¿Cómo? Me dejaste sola imbécil, ¿cómo pretendías que encontrase a Emma y a Hina entre toda la gente del festival? Encima se puso a llover y tuve que resguardarme hasta que me harté de esperar. Corrí, las busqué, me empapé, ¡me caí! —le dije subiendo un poco el yukata y enseñándole que tenía las rodillas con rasguños—. Y encima se me rompe uno de los zapatos. Si no fuera por Emma que me ha llamado aún estaría ahí tirada bajo la lluvia, la próxima vez no me dejes sola, estúpido.
Me desahogué un poco y quizá me pasé de sarcástica, pero realmente lo había pasado fatal buscándolas hasta que me encontré con aquel chico y por lo menos hizo que pensara en otra cosa que no fuera "Mil maneras de matar a todo el mundo".
—Emma te ha llamado hace sólo quince minutos, ¿Cómo has llegado tan rápido si estabas en el festival? —preguntó
—Me han traído.
—¿Quién?
Iba a contestarle, pero entonces caí en la cuenta de que ni siquiera conocía el nombre de aquel chico. No nos habíamos presentado como tal a pesar de habernos encontrado un par de veces.
—Qué más da, el caso es que estoy aquí de una pieza ¿no? —intenté evitar el hecho de que me había ido en la moto de un completo desconocido, muy amable, pero desconocido al fin y al cabo.
Ante mi respuesta Baji me miró de arriba abajo.
—Bueno, de una pieza...algunos trozos te faltan, la verdad —se había quedado mirando mi zapato y mi ropa toda sucia mientras se reía mostrando esos colmillos que tenía.
—¿Qué? Sigo estando preciosa hasta llena de mierda —bromeé sin ninguna otra intención y sin necesidad de que nadie me respondiera.
—Muy a mi pesar debo reconocerte que sí, aun así estás preciosa —me dio un beso en la frente mientras yo intentaba sacudirme algo del barro de la ropa. Todos lo escucharon y giraron sus cabezas sorprendidos de escuchar y ver a su amigo mostrar tal afecto por una chica.
Todos los colores del arcoíris pasaron por mi cara en ese momento. Me quedé petrificada.
¿Qué hago? ¿Si lo mato aquí mismo podría escaparme de la cárcel de alguna manera?
Escuché a Emma soltar una risita por el fondo, yo sabía a qué se debía, pues había estado hablando conmigo del tema esa misma tarde. La miré de reojo, había dejado de llorar, aunque aún tenía la cara algo hinchada. Le sonreí haciéndole saber que todo iba a estar bien.
Me gustó verla reír un poco y, si era a costa mía, no me importaba.
Me acerqué a ella de nuevo y me senté a su lado, pasándole el brazo por los hombros para poder abrazarla y que se sintiera un poco mejor.
Al cabo de un rato, la luz de la sala de operaciones se apagó y nos comunicaron que Draken estaba bien. Ahora Emma lloraba, pero de felicidad. Decidí dejarla con su hermano, Mikey, quien volvía de haber estado afuera. Yo también necesitaba salir y despejarme un poco con el aire fresco.
Una vez fuera, me recosté sobre la pared del hospital y dejé que todo saliera.
—Imbéciles...— empecé a hablar sola. Varias lágrimas salieron de mis ojos y empañaron la vista de aquel cielo que empezaba a despejarse. Seguramente Mikey habría salido a hacer lo mismo que yo, lo conocía lo suficiente como para saberlo.
Al poco Mikey volvió a salir, iba solo y se paró a mi lado. Me acompañó un rato mientras me tranquilizaba. Era un gran amigo, siempre lo había sido. Yo era de las pocas personas a las que él le confiaba todo, y lo mismo sentía yo hacia él.
—Mikey —decidí pensar en otra cosa y apartar el hecho de que mi mejor amigo había estado debatiéndose entre la vida y la muerte hacía unos minutos—. Háblame de Valhalla.
—Tampoco sé mucho, solo lo que ya te he contado...bueno...y el que parece ser su líder...ese Hanma...
—¿Quién es ese?
—Ni idea, no lo había visto nunca, pero la ha tomado con nosotros —yo le escuchaba atenta.
—Oye —me asaltó de repente—. Hay algo más que quiero contarte, y me gustaría saber qué piensas.
Me habló de un tal Kisaki, al que había conocido hacía unos días y que podría hacer que la ToMan tuviera más miembros para pelear con Valhalla.
Yo seguí escuchando hasta que terminó de hablar y pude dar mi opinión, la cual escuchó atentamente.
—Si tú lo ves bien así... al fin y al cabo tú eres el comandante de la ToMan, Mikey. Es cosa vuestra y de la pandilla.
—Sí, así se hará —me dijo finalmente para dejarme allí de nuevo.
Al poco tiempo, salieron todos. Draken tendría que guardar reposo, por lo que se quedaría en el hospital unos días y nosotros lo mejor que podíamos hacer en ese momento era irnos de allí. No podíamos quedarnos en el hospital de momento, así que nos dirigimos a donde los demás tenían las motos aparcadas.
Hina y Takemichi se fueron andando bajo el paraguas. Mikey se llevó a Emma en su moto y solo nos quedamos Mitsuya, Baji y yo allí. No decíamos nada, estábamos aún un poco trastornados por lo que había pasado.
Baji se subió a su moto, tendiéndome uno de los cascos.
—Sube.
Sinceramente, no me apetecía ir con Baji. Porque me conocía, y sabía que cuando me pasaban cosas malas siempre lo terminaba llamando y acabábamos liándonos, pero justo hoy no me apetecía. Estaba cansada, solo quería ducharme y acostarme en la cama. Además, le dije que no hiciera esas cosas delante de los demás.
Quizá parezca que soy la mala de toda la historia, pero joder, si le digo que no quiero que lo haga ¿por qué lo hace?
Estaba molesta. No le odiaba ni nada, pero en ese momento no me apetecía hablar con nadie. Aun así, no podía enfadarme de verdad con él, no hasta el punto de tratarle mal, al fin y al cabo, yo lo quería mucho a mi manera, la cual quizá no era la adecuada para él. Empecé a darme cuenta en ese mismo instante.
Quizá...nunca debí haber hecho todas esas cosas con Baji...quizá...soy una mala persona...
Todos esos pensamientos recorrieron mi mente en los pocos segundos que tardé en contestarle a su ofrecimiento de llevarme.
—Lo siento Baji, hoy no ¿vale? —le ofrecí la mejor sonrisa que pude poner— ¿Mitsu, te importa si voy contigo?
Mitsuya estaba a nuestro lado, ya montado en su moto y mirando la escena.
—¿Te pasa algo? —me preguntó Baji algo preocupado.
—No, no te preocupes, solo estoy cansada y quiero llegar cuanto antes, y...bueno...tampoco quiero que tengas que dar mil vueltas con la moto para volver a tu casa...tú vives más lejos de mi casa que Mitsu.
Esto era cierto, Mitsuya vivía a escasos cinco minutos de mi casa en moto y Baji a una media hora.
—¿Seguro que no es nada? —Baji me agarró de la muñeca y me arrastró hacia él.
—¡B-Baji! —Mitsuya dio un pequeño saltito al escucharme decir el nombre de su amigo un poco más alto de lo normal.
—No me pasa nada, ya te he dicho, mañana hay reunión de la pandilla en el santuario, así que nos vemos mañana y hablamos ¿vale? Yo iré más tarde a la reunión con Emma, pero podemos quedar antes de eso.
Él no tenía permitido ir a las reuniones, se lo habían prohibido hacía unas cuantas semanas, así que muchas veces quedábamos para dar una vuelta mientras eran las reuniones.
—Está bien —dijo algo molesto— ¡Mitsuya! —le lanzó el casco que me estaba ofreciendo a mí— ¡Más te vale que llegue bien a casa!
Y, sin más, arrancó su moto y se fue.
Me quedé mirándolo. No entendía muy bien su enfado...o quizá sí lo entendía y no quería hacerme responsable.
Mitsuya me ayudó a ponerme el casco mientras analizaba mi rostro inexpresivo.
—¿Por qué estás tan seria? —preguntó ahora mi otro amigo.
—¿Hoy todo el mundo quiere preguntarme eso? —intenté sonreírle— No es nada Mitsu, cosas mías.
Él no quiso insistir más, así de comprensivo era, si no te apetecía hablar de algo simplemente él intentaba cambiar de tema.
Nos montamos en la moto, me agarré en la parte trasera. Había escampado y ahora en el cielo brillaban millones de estrellas, las cuales yo me quedé mirando mientras Mitsuya iba conduciendo tranquilamente.
Siempre me gustó mirar al cielo. Me relajaba, en cierto modo.
—Oye —dijo él—¿Qué pasa con Baji y contigo?
—¿Eh? —mierda, lo sabía—. Nada, ¿por?
—Él no se ha portado así nunca con ninguna chica.
—¿Cuántas amigas tiene? —Fui rápida en contestar.
—Buena esa, que yo sepa, así de cercana solo estás tú. A no ser que tenga a alguna enamorada por ahí escondida.
—Eso seguro, ya sabes cómo es —intenté desviar la atención de mi persona.
—Tienes razón —empezó a reírse—. Por cierto, pásate mañana por mi casa antes de ir al santuario, tengo una cosa para ti. Y de paso tráete ese yukata, que me están dando ganas de quemarlo solo de verle el agujero que le has hecho en las costuras.
—¿¡Me lo vas a arreglar!? —le di un abrazo que casi hizo que nos cayéramos de la moto— ¡Eres el mejor Mitsu! ¡Si alguna vez me caso te pagaré el peso de toda la ToMan en oro para que me hagas el traje de novia!
—¡Loca! Para, que nos matas —me gritó quitándome los brazos de encima e intentando retomar el control de la moto, cuando por fin lo consiguió. Me miró por encima de su hombro y pude ver su sonrisa—. Eres idiota, te lo haría gratis más que encantado.
—¡Bien! —hice un gesto de victoria— ¡Ahora solo me falta el novio!
—Eso ya es más complicado —ambos nos miramos mientras nos reíamos.
Me gustaba estar con Mitsuya, siempre hacía que me relajase, por muy nerviosa que estuviera. Era un amor conmigo, me hacía sentir la persona más cómoda del mundo aunque ni siquiera estuviéramos hablando.
Al fin llegamos a mi casa y nos despedimos. Entré, me duché, lavé mis dientes y fui directamente a tirarme en la cama. Era ya muy de noche y sólo se escuchaba el sonido de algunos grillos entrando por la ventana. Y, además, estaba cansadísima de todo el jaleo.
Le mandé un mensaje a Draken, diciéndole que iría a verlo en cuanto se pudieran hacer visitas. Seguramente estaría dormido y cansado de la operación, pero bueno, quería que supiera que todos estábamos ahí para él.
Le mandé otro mensaje a Emma, recordándole que la quería mucho y que mañana iría a recogerla por la tarde en mi moto para ir juntas al santuario. Ella no contestó, seguramente también se habría quedado dormida con Mikey al lado. Ellos eran así, a pesar de todos los piques que tenían, siempre que había un problema se apoyaban entre ellos como los que más.
A veces me gustaba pensar si yo hubiera sido como ellos si hubiese tenido un hermano. O una hermana.
O una familia normal.
Me empezó a pesar el cansancio y mi mente empezó a darle vueltas a todo lo que Mikey me había contado.
—¿Quién será ese Hanma? ¿Qué tan fuerte es como para hacer que Mikey se preocupe tanto por una pelea? —me preguntaba mientras mis ojos se iban cerrando poco a poco.
La imagen de aquél desconocido mirándome mientras fumaba debajo del árbol se adueñó de mis últimos pensamientos antes de caer dormida.
Holis!
Mil gracias a los que estáis siguiendo la historia :)
<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top