𝟎𝟑|¡𝐫𝐮𝐧 𝐄𝐝𝐦𝐮𝐧𝐝!
La mañana siguiente, Andromeda despertó en su escondite, era buena señal que siguiera ahí. Significaba que todo había salido bien.
- Buen día - dijo Tumnus abriendo la puerta del escondite y ella sonrió
- Buen día, Tumnus - saludó saliendo del escondite
- Mira quien regresó - mencionó haciéndose a un lado. Ahí estaba Lucy con una enorme sonrisa y corrió instantáneamente a abrazarla
- ¡Andromeda! - exclamó abrazándola más fuerte - que alivió que estén bien - mencionó dejándola ir
- Puedo decir lo mismo de ti - comentó la platinada sonriendo
- Ahora mismo no es seguro que estés aquí, Lucy - dijo el Fauno - ni siquiera es seguro que alguno de nosotros salga de aquí - comentó refiriéndose a si mismo y a Andromeda
- Solo quería asegurarme de que estuvieran a salvo - explicó la menor
- Y lo estamos, Lucy Pevensie - respondió Andromeda genuinamente - pero ahora tú debes de mantenerte igual - agregó abrazándola momentáneamente
- Debes regresar a Bitación. Puedes venir cuando sea seguro - pidió Tumnus tomándola de los hombros - la Bruja Blanca está buscándonos aún - agregó
- Nos vemos después - se despidió Lucy saliendo del lugar
- Nos vemos, Lucy Pevensie - se despidió Andromeda
Un par de horas más tarde, ambos estaban tomando el té, hasta que la puerta fue golpeada fuertemente, intimidándolos a ambos.
- Escóndete - ordenó el fauno alarmado
Andromeda corrió hacia la habitación de Tumnus y movió un espejo, abriendo la puerta de su escondite. Muy nerviosa entró esperando que nada sucediera. Escuchó como Tumnus hablaba pero habían muchas voces y se alarmó al escuchar un fuerte sonido. El fauno había sido tirado al suelo y atado por uno de los guardias de la bruja blanca.
Unos pasos de escucharon en la habitación del fauno, asustándola. Movía sus dedos con desesperación, incapaz de moverse o hacer algún ruido. La puerta fue abierta abruptamente, asustándola. Los brazos de un minotauro la tomaron con fuerza y sin delicadeza, haciéndola gritar.
- ¡Andromeda! - exclamó el fauno al escucharla gritar
Ambos fueron agrupados fuera del hogar arrodillados en la fría nieve temblando de miedo y nervios.
- Vaya, vaya - dijo Jadis - eres la viva imagen de tu madre - mencionó mirándola con desprecio
- No eres nadie para siquiera decir su nombre - escupió Andromeda forcejeado
- E igual de irritable que tu padre - agregó girando los ojos - llévenlos al castillo - ordenó - tienen mucho que contarnos - dijo con maldad
Ambos fueron tomados y los subieron a un trineo, llevándolos al castillo.
- Aslan los espera en la mesa de piedra - exclamó el Castor a los cuatro Pevensie frente a el
- ¿nos está esperando? - preguntó confundida Lucy
- No puedo creerlo - miró a su esposa - ¡ellos jamás oyeron sobre la profecía! - exclamó estupefacto
- Bueno... diles - dijo su esposa con obviedad
- Escuchen, el regreso de Aslan, Tumnus arrestado, lo de la policía, Andromeda Armyson con vida, ¡todo está pasando por ustedes! - explicó el castor
- ¿Nos culpan de eso? - preguntó Susan ofendida
- No, no los culpamos. Todo lo contrario
- Hay una profecía. "Cuando el hijo de Adán en carne y hueso en el trono de Cair Paravel esté sentado los malos tiempos se habrán terminado" - citó el Castor - pero existe otra - mencionó - "cuando el hijo de Adán y la hija de los grandes reyes se encuentren, al fin llegará la paz en Narnia" - relató mirando a Lucy - tu amiga, Andromeda - la nombró y Lucy se puso atenta - ella es la última gran elfa, hija de los grandes reyes de Narnia - explicó y todo se unió en la cabeza de Lucy
- Eso no rima - dijo Susan
- No, ya se que no rima. Pero eso no es lo más importante - y su esposa lo interrumpió
- Una leyenda dice que dos hijos de Adán y dos hijas de Eva, entre ellos la hija de los grandes reyes derrotarán a la Bruja Blanca y restablecerán la paz en Narnia - comentó
- ¿y creen que somos nosotros? - preguntó Peter
- Pues más vale que lo sean porque Aslan está preparando sus tropas - respondió el castor
- ¿Nuestras tropas? - dijo Lucy asombrada
- Mamá nos alejó de una guerra y ahora estamos en otra - le dijo Susan a Peter preocupada
- Comenten un terrible error, no somos héroes
- Somos de Finchley - dijo Susan - Gracias por su hospitalidad pero ya tenemos que irnos - agradeció
- ¿por qué? No se vayan - pidió el castor
- Tiene razón, tenemos que salvar al señor Tumnus y a Andromeda - mencionó Lucy
- Está fuera de nuestro control, lo siento - negó Peter - pero los cuatro tenemos que irnos - sentenció - Ed - llamó - ¡Ed! - volvió a decir - lo mataré- dijo al ver que había escapado
- Tal vez no sea necesario - dijo el Castor - ¿Edmund ya habia estando en Narnia anteriormente? - preguntó preocupado
En los calabozos, Tumnus y Andromeda entran tratados miserablemente. Pero la Bruja Blanca le tenia una tarea especial a Andromeda. Cuando la chica no estaba en su calabozo, la Bruja la trataba como su sirvienta personal, humillándola y en el proceso, humillando el legado que los grandes reyes habían dejado.
Las grandes puertas del castillo se abrieron alarmándola, ella llevaba un vaso de hielo lleno de agua para la bruja y vio cómo hablaba, más bien, le gritaba a un chico, el hermano de Lucy pensó, ella le había hablado de él y como parecían de la misma edad.
- Corre - susurró pero el no entendió - ¡Corre! - dijo más fuerte haciendo que el chico se alarmara, por alguna razón, hizo lo que ella pidió y se fue corriendo pero antes fue atrapado y Andromeda fue jalada de vuelta al calabozo
Tumnus vió como fue aventada al calabozo, causándole una pequeña cortada en la mejilla por el hielo afilado del calabozo. Poco después que ella, otro niño que aparentaba la misma edad de ella fue aventado al calabozo de al lado.
- Si tu no quieres eso - dijo Tumnus al ver como Edmund no comía lo que le habían dado - me acercaría más pero... mis piernas - mencionó arrastrándose y Andromeda solo los veia
Ya habían pasado horas desde que el Pevensie había sido atrapado. El estaba en medio de la celda de Andromeda y Tumnus. Ella a su izquierda. La chica no había dicho ni una sola palabra desde que los atraparon. Estaba enojada y concentrada pensando en mil maneras de escapar, pero todas ellas implicaban una muerte segura.
- Señor Tumnus - confirmó Edmund al ver las patas del fauno - y Andromeda - agregó reconociendo el cabello platinado que Lucy había dicho que tenía
- Lo que queda de ellos - dijo Tumnus sin mirarlo - eres hermano de Lucy Pevensie - afirmó llamando la atención de Andromeda
- Soy Edmund - Se presentó tímido
- Tienen la misma nariz - comentó el fauno
- ¿en donde está Lucy? - habló por primera vez Andromeda, llamando la atención de ambos - ¿ella está bien? - preguntó preocupada
- No lo sé - respondió honestamente habiendo que bajara su mirada
El sonido de unos pasos se escucharon y los tres retrocedieron en sus celdas.
- Mis policías destrozaron toda la presa. Tu linda familia no se encontraba ahí - informó la Bruja Blanca con rabia luego levantando a Edmund del suelo
- ¡Suéltalo! - gritó la niña peor un golpe en los barrotes de su celda la hicieron callar
- ¿donde están? - preguntó Jadis sin paciencia
- No lo sé - respondió Edmund con miedo
- Entonces ya no me sirves - los tres encarcelados se alarmaron, temiendo que matara a Edmund
- ¡Espere! Escuché al castor hablado sobra Aslan - dijo con miedo haciendo que la expresión de todos cambiara
- ¿Aslan? ¿Dónde? - preguntó Jadis muy interesada
- El no es de aqui, majestad. No sabe lo que dice - interrumpió Tumnus y Andromeda aprovechó para hacerle una seña a Edmund para que se callara
- Yo dije ¿donde está Aslan? - volvió a decir la Bruja
- Yo... no lo sé - respondió Edmund - me salí antes de que lo dijeran - agregó - quería estar con usted - inventó una excusa para mantenerse a salvo
- ¡Guardia! - llamó - suelta al fauno - ordenó y el hizo lo que le dijo. Tumnus lloraba del dolor, haciendo que Andromeda se estremeciera - ¿entiendes por qué estás aquí, fauno? - preguntó cuando fue arrastrando a sus pies
- Porque espero ver libre a Narnia - respondió Tumnus con rabia
- Estás aquí, porque el te delató... por golosinas - admitió la bruja - ¿tú lo sabías? - preguntó viendo ahora a Andromeda
Ella miró a Edmund dolida, no creería que el hermano de alguien como Lucy Pevensie podía hacer tal cosa.
- Súbanlo ya - rodeno refiriéndose al fauno - ten listo mi trineo... Edmund extraña a su familia - agregó con malicia
- ¡Tumnus! - gritó Andromeda con dolor por su amigo - ¿cómo pudiste? - preguntó la chica al borde de las lágrimas cuando Jadis se había ido
- No sabia que esto pasaría - se excusó con algo de tristeza
- Por supuesto que no - negó la chica enojada limpiando sus lágrimas
Luego, uno de los oficiales de Jadis fue por ambos, llevándolos arriba, en donde estaba su trineo y un Tumnus de piedra.
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