✦✧𝐒𝐨𝐦𝐞𝐭𝐢𝐦𝐞𝐬, 𝐚𝐥𝐥 𝐈 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐤 𝐚𝐛𝐨𝐮𝐭 𝐢𝐬 𝐲𝐨𝐮...
La tensión en la situación aumentaba de manera constante, tornándose abrumadora y casi imposible de manejar para Taehyung. Con cada día que pasaba, sentía cómo se acercaba peligrosamente al abismo de la desesperación. Durante un tiempo, había sostenido la carga emocional gracias a la fortaleza que encontraba en aquellos profundos ojos color miel. Sin embargo, ahora, todo parecía desmoronarse y escapársele de entre las manos.
Lo último que quería era arrastrar a su novio a sus problemas, pues no había nada que le causara más dolor que ver el brillo en sus ojos extinguirse, especialmente si la causa era él. Había hecho todo lo posible por mantenerse firme, mostrando una sonrisa a pesar de que por dentro se sentía romper poco a poco.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Taehyung llegaba siempre a la misma conclusión: Jungkook merecía algo mejor. Nada le causaba más dolor que considerar la posibilidad de tener que dejarlo ir, pero debía ser honesto consigo mismo. Su situación no iba a cambiar, sin importar cuánto se esforzara, porque incluso si lograra liberarse de sus problemas, no estaba dispuesto a arrastrar a su novio a las dificultades que inevitablemente conllevaría alejarse de ello.
Cuando percibió la vibración de su teléfono en el bolsillo, no necesitó mirar la pantalla para saber de quien se trataba. Inhaló profundamente de su cigarrillo mientras extraía el dispositivo, exhalando el humo en un suspiro profundo al confirmar que la llamada provenía de Jungkook.
—¿Qué pasó, bonito? —respondió Taehyung en cuanto atendió la llamada.
—¿Por qué aun no estás aquí?
El azabache tomó otra bocanada de su cigarro antes de responder, consciente de que su novio podría estar sintiéndose ansioso al no recibir una respuesta de su parte en este momento. Esto le causaba un dolor punzante en el pecho, ya que una de las metas de Taehyung era hacerlo feliz. Lamentablemente, últimamente, eso era lo último de lo que se sentía capaz.
—¿Ni siquiera me darás los buenos días? —Taehyung intentó desviar el tema, pero sabía que, por mucho que lo intentara, Jungkook no lo dejaría pasar. El silencio al otro lado de la línea confirmó sus sospechas. Soltó un suspiro pesado, cargado de cansancio. —Llegaré a la salida por ti, hay cosas de las que tenemos que hablar.
—¿Tuviste problemas con tu padre de nuevo? —preguntó el contrario con evidente preocupación en su tono de voz.
Escucharlo de esa forma provocaba una contradicción de emociones en Taehyung. Por un lado, no podía evitar sentir un profundo amor al ver a Jungkook preocupándose tanto por él. Sin embargo, el hecho de que esto fuera una constante en su relación era lo que le angustiaba.
Reflexionó unos instantes sobre su respuesta, y sin poder evitarlo, dirigió su mirada hacia la maleta que yacía en el asiento de su motocicleta. —No es eso, no te preocupes. Nos veremos en la salida, ¿de acuerdo?
—Está bien —respondió Jungkook, dejando escapar un suspiro resignado que Taehyung percibió—. Amor... —llamó antes de que la llamada se cortara.
—¿Sí?
—Te amo.
Con tan solo dos palabras, era capaz de llevar a Taehyung al cielo y hacerlo caer sin piedad al suelo. Su corazón latía con fuerza, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Dio una última calada a su cigarro antes de dejarlo caer y apagarlo con la suela de su bota. Inhaló profundamente, luchando por deshacer el nudo en su garganta.
—También te amo, bonito.
Taehyung no esperó más y cortó la llamada. Sentía que sus emociones lo sofocaban, pues el amor que tenía por Jungkook era tan inmenso que no podía expresarlo con simples palabras. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de verlo sonreír siempre.
Desde el primer momento en que lo vio, quedó completamente prendado de él. No le importaba que fueran tan diferentes. Jungkook provenía de una familia acomodada, y sus valores y principios eran evidentes en todo lo que reflejaba como persona. Era un contraste total con Taehyung, quien con esfuerzo era capaz de mantener su vida en orden.
A pesar de las visibles diferencias, eso no fue un impedimento para él al acercarse al hermoso rubio. Taehyung era un encanto por naturaleza; su imagen de chico malo siempre jugaba a su favor cuando se trataba de conquistar a alguien. Esta vez no sería diferente. No retrocedería solo porque representara todo lo opuesto a lo que Jungkook significaba.
Fue difícil, tiene que admitir. Jungkook realmente se resistió a ceder ante él. Pero esto solo motivó a Taehyung a esforzarse aún más. Jamás en su vida se imaginó enamorarse de alguien como lo hizo con él, especialmente de alguien que era completamente opuesto en todos los sentidos. Normalmente, Taehyung era alguien que se mantenía en encuentros casuales, tanto con chicos como chicas, sin tener una preferencia establecida.
Sin embargo, desde el momento en que sus ojos se encontraron con los del menor, no tuvo ningún problema en dejar todo eso atrás. Claro, su vida no cambió por completo; las cosas en su hogar eran increíblemente complicadas debido a su padre. Esa es la razón por la cual intentaba pasar la menor cantidad de tiempo posible en casa.
Pasar el tiempo en bares o en fiestas era su escape habitual cuando no estaba trabajando o participando en carreras clandestinas de motos para ganar un poco de dinero extra y poder costear la universidad. Sabía que su estilo de vida no era lo mejor que podía ofrecerle a Jungkook, pero ese lado egoísta de él lo anhelaba a su lado. La mera idea de imaginarlo con alguien más le hacía hervir la sangre, por eso se esforzó al máximo para ganarse su corazón.
Ramos de flores, tardes de estudio en la biblioteca y visitas nocturnas a su habitación fueron solo algunas de las estrategias que Kim empleó para conquistarlo. Le encantaba observar cómo la nariz de Jungkook se movía cada vez que olía las flores que le regalaba. Realmente, valía la pena los jardines que tenía que asaltar para conseguirlas. Sin embargo, estar en la biblioteca todos los días después de clases fue una de las pruebas más difíciles que tuvo que enfrentar. Ver a Jungkook tan concentrado mientras estudiaba solo le generaba un deseo abrumador de mandar todo al diablo y besarlo como nunca.
Nadie era capaz de creer las cosas que estaba haciendo con tal de ganarse al rubio; se rumoreaba mucho al respecto. Dada su mala reputación, la mayoría pensaba que era solo otro de sus caprichos, una conquista de una noche que luego dejaría atrás.
Agradeció profundamente que Jungkook no prestara atención a los murmullos a su alrededor. Ya que Taehyung ansiaba que pudiera percibir su sinceridad a través de sus acciones y reconociera el amor real que sentía por él.
Estaba completamente cautivado por ese rubio, y no tenía ningún reparo en admitirlo. Verlo durante el día no era suficiente, así que empezó a visitarlo por las noches. Escalaba como un jodido príncipe, a pesar de ser todo lo contrario, solo para llegar hasta el balcón de su habitación. Taehyung encontraba una satisfacción profunda en escucharlo hablar durante horas sobre cosas que no comprendía del todo, pero que le resultaban fascinantes simplemente porque a Jungkook le apasionaban.
Tras un tiempo, sus esfuerzos dieron sus frutos y finalmente Jungkook aceptó salir con él. Aquel día quedó grabado en la memoria de Taehyung como uno de los más felices de su vida, casi al nivel de la ocasión en que decidieron plasmar la intensidad de su amor en sus propias pieles con tatuajes a juego.
Las reacciones al enterarse de su relación eran previsibles. Jungkook era el típico chico aplicado, procedente de una familia adinerada que probablemente ya tenía cada detalle de su futuro meticulosamente planeado. En cambio, Taehyung se ajustaba a la perfección al estereotipo de un chico rebelde y problemático. Era, sin duda, una combinación poco común de ver.
El comienzo de su relación fue como una luna de miel completa, especialmente porque Taehyung se había esforzado por mantener oculta esa parte de su vida en la que no deseaba involucrar a Jungkook. Sin embargo, sabía que no todo podía mantenerse así para siempre. Estaba consciente de que en algún momento que su novio notaría que los golpes en su rostro no se debían a simples peleas. Las preguntas sobre por qué no podía conocer a su familia se volvían más frecuentes y el hecho de que empezara a indagar más hasta descubrir que su trabajo no era suficiente para pagar sus estudios era una realidad inminente
Cuando finalmente no le quedó más opción que revelar que los golpes eran obra de su propio padre, una razón por la cual no lo presentaba y el dinero provenía de carreras clandestinas, las cosas comenzaron a tomar un rumbo complicado.
Jungkook, por supuesto, quiso hacer todo lo posible para ayudarlo, contaba con los recursos económicos necesarios para hacerlo. Sin embargo, Taehyung se resistía a aceptar su dinero, aunque agradecía profundamente que se preocupara por él y se esforzara en ayudarlo a conseguir empleos mejores. Él era consciente de que no pertenecía a ese mundo.
Ni él al de Jungkook, ni Jungkook al suyo. Por mucho que le doliera, esa era la realidad.
Cuando las clases del rubio estaban por terminar, Taehyung montó su motocicleta y se dirigió hacia la universidad. La brisa fresca que se filtraba a través del casco le brindaba una sensación de calma peculiar; manejar su motocicleta siempre había sido su forma de despejarse de los problemas. Sin embargo, esta vez, no parecía ser suficiente. A pesar de sus intentos por convencerse de que todo estaría bien, era consciente de que no era el caso.
Road shimmer
Wiggling the vision
Heat heat waves
I'm swimming in a mirror
Habría deseado que el viaje durara más, pero terminó llegando más rápido de lo que hubiera preferido. Estacionó en la entrada de la universidad, se quitó el casco y se bajó de la motocicleta. Se recostó en el costado mientras encendía su décimo cigarrillo del día.
Se dedicó a observar el edificio frente suyo y a los estudiantes que salían de él mientras esperaba a que su novio apareciera. Siempre había albergado el sueño de cursar la universidad y, antes de ingresar, se había convencido a sí mismo de que lograría graduarse en arquitectura sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.
Al principio, se aplicó con verdadero esmero en sus estudios. No obstante, con el tiempo, las circunstancias en su hogar se tornaron más difíciles, y su padre empezó a exigirle más dinero, lo que lo dejó en una situación difícil para costear los materiales necesarios para sus proyectos. Se vio obligado a darse de baja en algunas materias para poder seguir en la carrera, pero sabía que los conocimientos que adquiría en las materias restantes estaban estrechamente relacionados con las habilidades prácticas que no podía desarrollar en aquellas que dio de baja.
Con el tiempo, llegó a la dolorosa conclusión de que su situación era demasiado complicada, y le resultaría imposible obtener el título que tanto había anhelado. Esto fue un golpe devastador para Taehyung, ya que esperaba que su educación fuera su vía de escape de la difícil situación de mierda en la que se encontraba.
Una suave sonrisa se dibujó en sus labios en el preciso instante en que avistó una melena rubia emergiendo del edificio. Después de dar una última calada a su cigarrillo, lo arrojó al suelo y lo aplastó con la suela de su bota. Descendió de su motocicleta y avanzó dos pasos, esperando la llegada de su novio. Cuando sus miradas se encontraron, el menor no dudó en correr hacia él, saltando para rodear su cuello con los brazos y aferrándose a él con las piernas. Taehyung lo sostuvo por los muslos, deleitándose con el beso que Jungkook le plantó en los labios.
Se besaron durante un breve instante, y cuando se separaron, el azabache permitió que el rubio volviera al suelo, aunque este último no soltó en ningún momento su firme agarre alrededor de su cuello. Taehyung deslizó sus manos hacia la cintura de su novio y se inclinó para sellar sus labios con un fugaz beso.
—Hola, bonito. ¿Cómo te fue? —preguntó el mayor con una suave sonrisa, deslizando una de sus manos hasta el cabello rubio de su novio para apartar un mechón y colocarlo detrás de su oreja—. ¿Me extrañaste?
—Me fue bien, igual que siempre —respondió Jungkook con una sonrisa ligeramente engreída, pues no en vano era el mejor estudiante de su año. —Y claro que te extrañé, imbécil. ¿Por qué no viniste? —preguntó en un tono más bajo. Taehyung notó cómo el brillo en los ojos de Jungkook se desvanecía, revelando su preocupación.
—Tuve unas cosas que hacer —respondió el mayor, buscando una forma de desviar la conversación—. Quiero llevarte a un sitio, ¿me acompañas?
Jungkook observó a su novio con profunda inquietud, consciente de que estaba evitando abordar el asunto. Estaba genuinamente preocupado por Taehyung, sabiendo que sus problemas eran sumamente complicados. Sin embargo, la mirada en sus ojos denotaba su reticencia a hablar de ello en ese momento; podía notar el agotamiento reflejado en sus ojos oscuros y las pronunciadas ojeras que también revelaban mucho por sí solas.
Dejó escapar un suspiro profundo, impregnado de resignación, antes de hundir su rostro en el cuello de su novio, inhalando su aroma mezclado con el rastro del cigarrillo. —¿A dónde me llevarás? —preguntó al volver a mirarlo.
Una sonrisa iluminó el rostro de Taehyung. —Ya lo verás.
Ambos subieron a la motocicleta; el mayor sacó el casco adicional que solía llevar en el compartimento trasero y se lo ajustó a su novio. Cuando sintió los brazos del menor rodeando su cintura, encendió la motocicleta y emprendió el camino hacia el destino que tenía en mente para llevar a Jungkook.
Tras un tiempo conduciendo, finalmente llegaron a unas vías de tren abandonadas. El lugar estaba sumido en la desolación, con tan solo un par de vagones viejos y desgastados en su entorno. Jungkook observó curioso el sitio una vez bajó de la motocicleta, sin comprender por qué Taehyung le había llevado allí. Estuvo a punto de preguntar, pero antes de poder hacerlo, sintió cómo una venda le cubría los ojos.
—¿Qué estás tramando? —preguntó con curiosidad y un ligero nerviosismo al no poder ver nada.
—Es una sorpresa, ¿confías en mí? —Jungkook no necesitó responder a eso, ya que confiaba en Taehyung con su vida. No obstante, asintió y se aferró a la mano de su novio cuando este le sujetó. —Yo te guiaré.
Se dejó llevar por su novio, soltando risitas cada vez que tropezaba con algo y sentía cómo el agarre en su cintura se afianzaba para evitar que cayera. Después de avanzar un trecho, finalmente se detuvieron. Jungkook se sentía intrigado, ya que adoraba sinceramente las sorpresas que Taehyung le preparaba.
—Te quitaré la venda —anunció el mayor, comenzando a deshacer el nudo detrás de su cabeza.
Una vez que la venda fue retirada, Jungkook parpadeó un par de veces, permitiendo que sus ojos se ajustaran a la claridad. Cuando finalmente pudo enfocar, lo primero que sus ojos descubrieron frente a él fue un vagón abierto de par en par, pero lo que más le sorprendió fue la hermosa decoración del interior. Varias luces colgaban de las paredes, una manta extendida en el suelo con cojines pequeños dispuestos sobre ella, y un ramo de flores de esos que Taehyung siempre le daba. Además, una suave melodía fluía desde una pequeña bocina conectada al celular de Taehyung.
Jungkook se giró con una expresión conmovedora y se aproximó a su novio, rodeándolo con los brazos. —Esto es increíblemente hermoso, amor. Gracias.
—No tienes por qué agradecer, solo quería disfrutar de un momento especial contigo. Ahora, sube —indicó el mayor, tomando suavemente a Jungkook por la cintura para ayudarle a entrar al interior del vagón, entrando justo detrás de él.
Ambos se acomodaron en la manta extendida en el suelo. Taehyung tomó el ramo de flores que había recogido de un jardín que encontró en el camino y se lo entregó a Jungkook, quien no tardó en llevarlo a su nariz para inhalar la fragancia. Una sonrisa iluminó su rostro, incapaz de expresar lo profundamente que apreciaba los gestos cariñosos de su chico malo. Su amor por Taehyung era tan inmenso que podía afirmar con certeza que no deseaba compartir su vida con nadie más.
—Son realmente hermosas —murmuró el menor, con los ojos fijos en el ramo entre sus manos, completamente fascinado.
Taehyung se acercó a Jungkook para retirar suavemente el ramo de sus manos y lo colocó a un lado. Luego, tomó las manos de Jungkook y lo atrajo hacia sí, permitiendo que se sentara a horcajadas sobre su regazo.
—No tanto como tú —declaró, acercándose a los labios del otro para rozarlos suavemente. —¿Te he dicho cuánto me encantas?
Jungkook dejó escapar una sonrisa antes de unir sus labios a los de su novio en un beso fugaz. —Todo el tiempo —afirmó el rubio, sacando una sonrisa en Taehyung, quien envolvió sus brazos alrededor de la cintura de su novio.
—Perfecto.
Rompieron el espacio entre ellos y se entregaron a un beso desesperado. Jungkook envolvió sus brazos alrededor del cuello de su novio, aferrándose a él mientras se pegaba todo lo posible a su cuerpo. Taehyung deslizó sus manos hacia los muslos del menor, acariciándolos y apretándolos a su antojo. El rubio soltó un jadeo de placer cuando sintió la erección de su novio comenzar a crecer y rozar con la suya, generando una intensidad que los envolvía por completo.
Taehyung agarró firmemente los muslos de Jungkook, decidido a cambiar de posición y colocarlo sobre la manta que yacía debajo de ellos. —Eres tan hermoso —murmuró fascinado, observando a su novio desde arriba—. Me vuelves completamente loco.
El ambiente se llenó de una tensión palpable mientras sus labios se buscaban nuevamente, esta vez con mayor urgencia y deseo. Jungkook respondió al beso con la misma intensidad, aferrándose a Taehyung con fuerza mientras sus cuerpos se fundían en uno solo.
El azabache se apartó ligeramente para comenzar a depositar besos desde la mandíbula de su novio, siguiendo un recorrido descendente a lo largo de la extensión de su cuello. Disfrutando de la manera en la que Jungkook se removía debajo suyo, dejando escapar jadeos cargados de placer. Sus manos ingresaron debajo de la camiseta del menor y comenzó a acariciar la piel a su antojo.
Pronto las prendas se fueron deslizando, sumiéndolos cada vez más y más en una bruma de deseo. Taehyung se estiró para sacar de su maleta lubricante y un preservativo mientras continuaba besando toda la piel que tenía a su alcance. Se tomó todo el tiempo necesario para preparar adecuadamente a su novio, lo folló con sus dedos tan profundo hasta escuchar sus jadeos desesperados al tocar su próstata.
Tres de sus dedos fueron engullidos por la entrada de su novio con desesperación, mientras Jungkook empujaba contra ellos, buscando que llegaran aún más profundamente. Conforme Taehyung sentía las paredes de la entrada de Jungkook apretarse a su alrededor, supo que estaba cerca de alcanzar el clímax. Con una mano firme, tomó el miembro de su novio, y comenzó a bombearlo al mismo ritmo que las embestidas
Los jadeos y gemidos llenaban el aire, expresando el placer y la excitación que el rubio estaba experimentando. —¡Joder, sí! —Jungkook jadeó con fuerza, incapaz de contener el torrente de sensaciones abrumadoras que lo invadían. La doble estimulación lo llevaba al borde de la locura, sumergiéndolo en un éxtasis indescriptible.
Un par de movimientos más fueron suficientes para hacer que alcanzara su clímax y correrse en la mano de su novio y parte de su abdomen. Taehyung se estiró para alcanzar un par de pañuelos y limpió rápidamente el semen. Aprovechó los espasmos del reciente orgasmo de su novio para colocarse el preservativo y dejar caer lubricante en su miembro.
Un fuerte grito resonó por todo el lugar en el momento en que el azabache entró de una sola estocada en su novio. Jungkook aun estaba sensible por su reciente orgasmo, pero ya sabía que a Taehyung le gustaba follarlo cuando se encontraba en ese estado. Un montón de maldiciones y jadeos era todo lo que se podía escuchar por sobre el sonido de las pieles desnudas chocando entre sí.
Taehyung se inclinó para besar a Jungkook apasionadamente mientras seguía embistiendo con fuerza en su interior. Las uñas de su novio se clavaron en su espalda y sintió el ardor recorrer todo su cuerpo. Mordió y lamió los labios del rubio a su antojo y disfrutó la manera en la que su nombre salía de la boca de su novio.
—T-tae, ya casi...
El mayor tomó la erección de su novio y comenzó a bombear con fuerza. —Córrete para mí, bonito —musitó el azabache con un tono de voz tan grave que logró erizar toda la piel del contrario.
Los gemidos aumentaron cuando sintió a su novio embestir con fuerza y precisión en su punto más sensible. Se agarró fuertemente a la espalda de Taehyung y finalmente llegó al clímax. El mayor continuó embistiendo sin piedad a Jungkook incluso durante su orgasmo, y no pasó mucho tiempo antes de que él mismo encontrara su liberación.
Con la respiración agitada salió con cuidado del interior de su novio, retirando el preservativo y dejándolo a un lado. Se dejó caer junto a él, envolviéndolo entre sus brazos y acercándolo a su propio cuerpo. Comenzó a distribuir besos por todo su rostro, recorriendo cada centímetro de piel que tenía a su alcance. Jungkook solamente se dejó hacer, aún sintiéndose extremadamente sensible debido al doble orgasmo que había experimentado momentos antes.
—Te amo tanto —Taehyung declaró con un amor tan profundo, que no había manera de que Jungkook no creyera en ello, lo sabía, porque siempre hacía todo lo posible para demostrárselo constantemente.
Permanecieron en esa posición durante un buen rato, simplemente gozando de la cercanía mutua. Taehyung se había encargado de limpiar a ambos y de vestirlos con ropa interior. Ahora estaban envueltos en una sábana, disfrutando de la calidez de sus cuerpos.
Jungkook se hallaba recostado sobre el pecho de su novio, trazando círculos con su dedo. Taehyung mantenía su mirada fija en el rubio y, de vez en cuando, se inclinaba para depositar suaves besos en su hombro, justo donde descansaba un pequeño tatuaje con las letras KT.
—Dijiste que necesitábamos hablar —Jungkook finalmente rompió el silencio, enfrentando a su novio. —No creas que no sé que algo te está agobiando.
Kim dejó escapar un profundo suspiro. Aunque prefería evitar el tema, sabía que era una conversación inevitable, una carga que ya no podía seguir posponiendo.
—Me conoces tan bien, bonito —murmuró el contrario, esbozando una ligera sonrisa que no tardó en desvanecerse.
El silencio que se cernía entre ellos estaba lleno de una tensión palpable. La ansiedad que se reflejaba en los ojos de Jungkook no pasó desapercibida para Taehyung.
—¿Qué ocurre? ¿Se trata de tu padre de nuevo? —preguntó con preocupación.
El hecho de que Jungkook estuviera tan habituado a la repetición de estas situaciones era algo que lo llenaba de tristeza. Su mayor deseo para él era su felicidad, que pudiera vivir la vida que anhelaba sin sentir la necesidad de adecuar sus planes para hacerle encajar en ellos. Anhelaba que Jungkook fuera completamente libre para forjar su propio camino, cumplir sus sueños, y compartirlos con alguien capaz de impulsarlo y acompañarlo en cada paso.
Por más difícil que fuera admitirlo, era consciente de que esa persona no era él.
Últimamente, Taehyung notaba que solo lograba inquietar a su novio debido a la persistente preocupación por la situación con su padre y sus problemas económicos. Jungkook pasaba sus días angustiado, tratando de hallar soluciones para que pudiera obtener dinero sin recurrir a las peligrosas carreras clandestinas que tanto le inquietaban.
Si solo hubiera reflexionado más detenidamente sobre la situación al comienzo de su relación, cuando decidió que sus diferencias no eran un obstáculo para estar juntos, quizás podría haber evitado mucho sufrimiento. No obstante, Taehyung permitió que su egoísmo se impusiera, llegando al punto de creer que podría simplemente dejar de lado sus problemas y ser feliz a su lado.
Ahora, el peso de sus decisiones pasadas caían sobre él sin piedad alguna. Su corazón se desgarraba al observar cómo las lágrimas se acumulaban en los ojos de su novio, ya que Jungkook era plenamente consciente de que algo no estaba bien.
You just need a better life than this
You need something I can never give
—Kook, necesito que me prestes atención, ¿de acuerdo? —preguntó, obteniendo un suave asentimiento del contrario, aunque sin una comprensión total de la situación—. Conocerte ha sido lo mejor que me ha sucedido en toda mi vida. Has logrado cambiarme de una manera que nunca imaginé. La manera en la que te amo es algo que jamás seré capaz de expresar en palabras por mucho que quisiera intentarlo, para mi... siempre serás solamente tú.
El rubio guardó silencio, consciente de que las palabras de su novio, aunque aparentemente positivas, escondían un trasfondo más complejo. Y verlo luchar por contener sus lágrimas le confirmó que estaba en lo cierto.
—¿Por qué parece como si estuvieras a punto de marcharte? —Jungkook cuestionó con temor, sintiendo sus propias lágrimas descender al ver la tristeza bañar los ojos de Taehyung. —No, no puedes hacerme esto... —sentenció cuando no vio a su novio tratar de negar sus palabras. —Dijiste que estaríamos siempre juntos, tú... tú lo prometiste. ¿Por qué? Dime porqué haces esto.
Taehyung observó la forma en la que Jungkook se veía tan destrozado al llorar, y eso generó en él un profundo sentimiento de pesar en su corazón. Porque justo ahora, tenía que romper todas las promesas que alguna vez hizo, consciente de que su novio merecía algo mejor, y ese algo no era él.
—No puedo seguir viviendo de esta manera, Kook —negó el mayor con tristeza—. No puedo llevar una vida normal si permanezco en casa con mi padre, y por más que me esfuerce, tampoco soy capaz de seguir pagando mis estudios.
—Buscaremos la manera, juntos saldremos de esto. Yo puedo...
—Amor, por favor, escúchame —rogó el mayor, enderezándose y sosteniendo el rostro de su novio entre sus manos—. No quiero arrastrarte a esta situación, no puedo. Tú y yo somos diferentes, mereces a alguien que esté a la altura de tus aspiraciones y tu futuro.
—No, ni se te ocurra salir con esta mierda, Taehyung —bramó el menor con molestia, liberándose del agarre de su novio y negando repetidas veces.
—Abre los ojos, Kook. La vida que deseas es algo a lo que no puedo seguirle el ritmo, y no deseo que seas tú el que siempre esté buscando la manera de sacarme adelante. Por mucho que me ames, no te corresponde. Esto es algo que debo hacer por mi cuenta.
—¿Entonces qué? ¿Piensas simplemente terminar conmigo y esperar que alguien más aparezca en mi vida? ¿Vas a dejarme de esa manera? ¡Tú dijiste que me amabas!
—¡Te amo, maldita sea! —Taehyung gritó, igualmente alterado, sintiendo sus lágrimas caer con más intensidad mientras veía a su novio desmoronarse frente a él—. Y es precisamente porque te amo que debo irme, mereces algo mejor, y ese no soy yo.
Jungkook no pudo reprimir más sus lágrimas y se sumió en un llanto desgarrador. Taehyung deseaba con toda su alma poder encontrar una manera de calmarlo, pero sabía que, por más que lo intentara, era una tarea imposible. Así que, lo único que pudo hacer fue abrazarlo y dejar que su corazón se rompiera en pedazos junto con el suyo. El dolor que experimentaba en ese momento superaba con creces todo lo que había vivido hasta entonces, sintiendo cómo su corazón se desgarraba y su alma se fragmentaba en mil pedazos.
You can't fight it
You can't breathe
You say something so loving
But now I've got to let you go
You'll be better off in someone new
I don't want to be alone
You know it hurts me too
You look so broken when you cry
One more and then I'll say goodbye
Después de derramar tantas lágrimas, se dejaron envolver una vez más en el calor de sus caricias, conscientes de que no habría manera de evitar la separación. Querían grabarse en la piel del otro, incluso si eso significaba que iban a seguir sufriendo por mucho tiempo más.
Taehyung había tomado una decisión por el bienestar de su novio, por más dolorosa que esta pudiera ser. En el momento en que lo dejó en su casa y lo besó por última vez, supo que no había manera de retractarse. Montado en su motocicleta, emprendió el camino sin mirar atrás, no podía permitirse dudar; tenía que aferrarse a su elección. Jungkook debía seguir brillando como siempre lo había hecho, a su lado solo se estaba apagando bajo el peso de todos sus problemas, y él no podía seguir permitiéndolo.
Tenía que dejarlo ir; esta vez, no volvería a ser egoísta. Taehyung estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para asegurarse de que Jungkook pudiera alcanzar la felicidad y la vida que ansiaba, incluso si eso significaba soltarlo y lastimarse en el proceso.
En realidad, no tenía un plan definido sobre lo que deseaba hacer, pero algo en lo que estaba seguro era que necesitaba alejarse. Condujo su motocicleta sin un destino en mente, simplemente dejándose llevar. Taehyung se cuestionaba si alguna vez sería capaz de superar el dolor que le causaba alejarse de Jungkook. Estaba convencido de que nunca antes, en todos los años que llevaba de vida, había sentido por alguien lo que sentía por él.
La vida siempre había sido una completa mierda, por lo que no le sorprendía tener que agregar el corazón roto a su lista de pesares. Sin embargo, en cierto modo, aquel dolor persistente en su pecho le recordaba que lo que habían compartido fue real; que todos esos años juntos no eran meros destellos fugaces.
A pesar del dolor que sentía, realmente ansiaba que Jungkook, a diferencia de él, pudiera superar esta situación. Tenía la certeza de que contaba con Jimin y Hoseok a su lado, dispuestos a apoyarlo en todo momento. Saber que no estaba solo en esto le brindaba al menos un poco de tranquilidad.
La idea inicial era alejarse lo más lejos posible, consciente de que, de lo contrario, llegaría un momento en que su debilidad se impondría y cometería el error de regresar en busca de Jungkook. A pesar de que sabía esto, no logró avanzar mucho más allá de Seúl. Por lo que decidió establecerse allí.
Al comienzo, los días resultaron ser un desafío abrumador. Estaba en la búsqueda de un apartamento que pudiera pagar con los ahorros acumulados de sus participaciones en carreras clandestinas, mientras se esforzaba por conseguir un empleo. A medida que pasaba el tiempo, su vida parecía hundirse cada vez más en la mierda. No podía vislumbrar ninguna mejora en su situación, y esto solo reforzaba su convicción de que dejar a Jungkook había sido lo mejor que pudo haber hecho por él, porque esto no era lo que merecía.
Aun recuerda la última conversación que tuvo con él antes de marcharse. Era algo que se había grabado dolorosamente en su corazón.
"Sigues insistiendo en lo que crees que es mejor para mí y en lo que merezco. Pero, dime, ¿quién se preocupa por lo que tú mereces?"
Taehyung sentía que no tenía derecho a aspirar a algo mejor; desde muy temprana edad, se había impuesto la creencia de que su destino era el sufrimiento. Era incapaz de recordar un momento en su vida en el que hubiera experimentado la felicidad con su familia. En su mente, solo resonaban las interminables discusiones de sus padres y cómo su madre se había ido desgastando hasta que ya no pudo soportarlo y decidió marcharse. Ni siquiera era capaz de culparla por haberlo abandonado, pues había sido testigo de todo lo que ella había tenido que soportar en ese hogar, y en sus circunstancias, él también habría buscado la primera oportunidad para escapar.
Desde entonces, su padre comenzó a descargar su frustración en él, exigiéndole cosas que no le correspondían. Taehyung se vio obligado a empezar a trabajar desde una edad muy temprana, realizando todo tipo de trabajos para ganar algo de dinero. No fue hasta que conoció a Namjoon que se adentró en el mundo de las carreras clandestinas. Esta oportunidad le permitió continuar costeando sus estudios, por lo que se dedicó con empeño a convertirse en el mejor corredor para obtener un buen ingreso de ello.
A pesar de todo, su vida continuaba siendo una mierda. Sin embargo, Taehyung logró encontrar un atisbo de estabilidad en medio del caos. Consiguió ingresar a la universidad, y aunque su relación con su padre aún era una fuente de tormento, se aferraba tenazmente a la esperanza de un futuro mejor. Quizás habría permanecido así por mucho tiempo, pero todo cambió cuando conoció a Jungkook, y de repente, todo a lo que alguna vez se aferró, comenzó a caerse a pedazos.
Jungkook era un chico brillante, con un prometedor futuro por delante. A diferencia de él, cuya vida parecía una cuerda tensa a punto de romperse en cualquier momento. Fue gracias a él que empezó a preocuparse por lo que el mañana le depararía, sobre todo porque Jungkook siempre hablaba de ese futuro brillante como si también estuviera destinado para él. Pero Taehyung era consciente de la realidad, poco a poco se dio cuenta de que la brecha entre sus diferencias era mucho más amplia de lo que había imaginado.
—Tae, ¿todo bien? —escuchó una voz resonar junto a él, que le hizo salir de sus pensamientos.
—Eh, si, descuida —respondió Taehyung, intentando transmitir una falsa sensación de normalidad.
—Veo que te pierdes mucho en tus pensamientos, ¿hay algo que te moleste?
Taehyung centró su atención en el chico a su lado, Seokjin, era alguien a quien había conocido en un bar en una de esas noches en las que Jungkook invadía su mente, llevándolo a buscar el consuelo del alcohol para dejar de pensar en él. A partir de ese encuentro, comenzaron a verse con cierta regularidad para tener sexo y unas que otras veces salir a pasar el rato. Taehyung reconocía que Seokjin era atractivo, y además, la conexión que compartían, no solo en la cama, era bastante agradable. No obstante, a pesar de lo mucho que disfrutaba de su compañía, había un gran problema.
Y es que Seokjin no era Jungkook.
Reconocía que el castaño estaba haciendo un esfuerzo por derribar la barrera que él mismo había erigido hace un tiempo. Pero por mucho que le ayudara con su frustración sexual y le demostrara que se preocupaba genuinamente por él, no era suficiente para borrar la carga de su corazón.
Había transcurrido bastante tiempo desde su partida. A pesar de los años, Taehyung seguía atormentado por los recuerdos del rubio que había dejado atrás. Quizás se debía a que nunca había hecho un verdadero esfuerzo por superarlo, ya que el sufrimiento se había convertido en lo único que le quedaba de él. Era como un tatuaje en su piel, una marca imborrable que Taehyung creía que nunca podría eliminar. Al igual que el tatuaje de JJ en su muñeca, era algo que estaba destinado a llevar consigo para siempre.
En este punto de su vida, Taehyung se sentía como si se hubiese convertido en un completo masoquista. Porque, en ocasiones, todo en lo que podía pensar era en Jungkook. Recordaba aquellos días en los que fueron felices, cuando las preocupaciones de la vida todavía no eran abrumadoras. Sin embargo, al final, sus pensamientos invariablemente lo conducían a esos días en los que lo vio más abatido a causa suya, aquellos en los que, por más que se esforzara por dibujar una sonrisa en su rostro, no era capaz de conseguirlo.
Pensó en lo suave de su piel y en todas la veces que hicieron el amor sin parar hasta el amanecer. Taehyung no podía evitar que las lágrimas brotaran ante todos esos recuerdos que le consumían el corazón. Se detestaba a sí mismo por no haber logrado lo único que verdaderamente había anhelado.
Hacer a Jungkook feliz.
I just wonder what you're dreaming of
When you sleep and smile so comfortable
I just wish that I could give you that
That look that's perfectly unsad
A pesar de sus esfuerzos por seguir adelante, Taehyung se dio cuenta de que no podría hacerlo si no lo dejaba ir por completo. Llegó un día en el que la carga emocional se volvió insoportable y, por mucho que intentó resistirse, terminó conduciendo de regreso a Busan. Tan solo ansiaba poder verlo por un momento, confirmar que su vida estaba en orden. Deseaba observar qué tipo de persona ocupaba ahora su lugar a su lado, quién le arrancaba las miles de sonrisas que él no había logrado provocar.
Quizás llegaría a lamentarlo en el futuro, pero en ese momento no había marcha atrás. Su primer destino fue la universidad. Después de todos estos años, Jungkook debería estar a punto de terminar su último semestre, por lo que era probable que pudiera encontrarlo allí. No tenía intención de entablar una conversación; simplemente ansiaba observarlo desde la distancia para apreciar cuánto había cambiado. Trataría de ser lo más sigiloso que pudiera, asegurándose de que su presencia pasara desapercibida.
Cuando finalmente llegó, estacionó su motocicleta a una distancia segura, asegurándose de no llamar la atención. Desmontó con cautela y se apoyó en un costado, encendiendo un cigarrillo que temblaba en sus manos. Los nervios lo tenían al borde; su corazón latía con tal fuerza que sentía que en cualquier momento podría perforar su pecho.
A medida que el tiempo pasaba, su esperanza de encontrar a Jungkook se desvanecía. La universidad comenzaba a vaciarse y no había rastro de él por ningún lado. No obstante, justo cuando estaba a punto de darse por vencido, su mirada captó una cabellera rubia a lo lejos. Con cada paso que daba, la figura se volvía más clara hasta que finalmente lo vio.
Taehyung siempre había sido consciente de la belleza incomparable de Jungkook, pero volver a verlo desató un torbellino de emociones en su interior. Podía jurar que ahora lo encontraba incluso más precioso que la última vez que lo vio, quizás era cierto, o tal vez solo se debía a lo mucho que lo había extrañado. Sus rasgos habían cambiado parecía un poco más alto y maduro, pero a pesar de cualquier cambio que el tiempo pudiera haber traído consigo, Jungkook seguía siendo él.
Contemplar la serenidad en su rostro le proporcionó un alivio inmenso, pues la felicidad era todo lo que había anhelado para él. Sus ojos se humedecieron en el instante en que vio a un chico acercarse a su lado. Taehyung recordaba bien a Min Yoongi, el presidente estudiantil. Siempre supo que había tenido un cierto interés en Jungkook, pero al estar en una relación con él, nunca se atrevió a entrometerse.
—No perdiste el tiempo, Min.
A pesar de que su corazón se deshacía en pedazos y la rabia lo invadía al ver cómo el pelinegro sostenía a Jungkook por la cintura y lo besaba, no pudo evitar sentir un cierto alivio al darse cuenta de que el menor había logrado seguir adelante. Lo último que deseaba era que se quedara anclado en el pasado, igual que él. Era reconfortante saber que Jungkook estaba encontrando su propia felicidad.
Ya no soportaba seguir observando esa escena; este era el instante en que comenzaba a sentir un profundo pesar por sus imprudentes elecciones. Debería haberse quedado en casa, debería haber luchado contra el impulso de ver a Jungkook como lo hacía siempre y no haberse dejado llevar. No obstante, lamentarse no le serviría de nada, pues el tiempo no volvería atrás.
Terminó su cigarrillo y lo arrojó al suelo para aplastarlo bajo su bota. Luego, regresó a su motocicleta y la encendió. Antes de ajustarse el casco, se volvió una última vez para grabar la sonrisa de Jungkook en su memoria. Lo observó con intensidad, dejando que una sonrisa melancólica se curvara en sus labios al verlo tan pleno. Justo cuando estaba a punto de volver la mirada hacia adelante y continuar su camino, ocurrió lo que había estado intentado evitar.
Sus miradas se encontraron.
Los ojos del rubio se abrieron de par en par, y los segundos que se miraron parecieron una eternidad. Taehyung percibió los latidos de su corazón resonar con una intensidad abrumadora, mientras su respiración parecía congelarse. Sabía que debía irse; no podía permitirse arruinar la vida de Jungkook, especialmente cuando parecía haber encontrado estabilidad. Por eso, reunió toda su fuerza mental para romper ese contacto visual y se puso el casco decidido a partir, sin dejar que nada le detuviera. Ni las ganas de seguir mirándolo, ni el deseo de acercarse a él, ni siquiera el sonido de su propio nombre siendo gritado por Jungkook.
Esta sería la última vez en la que se permitiría ceder. Se marcharía y ahora para nunca volver.
No sabía en qué momento la vida se volvió tan monótona y gris, o quizás lo sabía, pero a este punto de su vida, le resultaba molesto aceptarlo. Todo cambió para él esa tarde en la que, con un último beso y las palabras "sé feliz", se pronunciaron con tanto pesar y tristeza. Jungkook odiaba el hecho de no haber sido capaz de cambiar las cosas, sin importar cuánto lo hubiera intentado. No logró liberar a Taehyung de esa abrumadora carga emocional que llevaba consigo.
Le costó mucho reconocer que, gran parte de la carga emocional que Taehyung llevaba sobre sus hombros era debido a causa suya. A pesar de sus nobles intenciones al querer ayudar, sus acciones solo resultaban abrumadoras para el mayor.
Jungkook tuvo que enfrentar un torbellino de emociones después de la partida de Taehyung. Cada día, le parecía más imposible olvidarlo, como si su esencia se hubiera impregnado en su piel, convirtiéndolo en una parte de sí mismo. No fue un camino fácil, especialmente porque personas como Taehyung son difíciles de superar. En algún punto de ese proceso, Jungkook llegó a aceptar que, por más que lo intentara, no podría borrarlo de su memoria. Por tanto, decidió buscar la estabilidad en medio del caos y empezar a acostumbrarse a la ausencia de Taehyung, por más dolorosa que esta le resultara.
Él lo sabía, Taehyung no volvería. Habían pasado varios años sin noticias de su paradero. Aferrarse a ese vacío le estaba causando un dolor constante, y sus mejores amigos no dejaban de repetirle que era hora de soltar y seguir adelante. Fue así que, después de mucho sufrimiento, finalmente tomó la decisión de que era el momento de avanzar.
La vida pareció sonreírle un poco, ya que logró adaptarse a pesar del inmenso vacío que aún persistía en su corazón. Con el tiempo, se acostumbró a esa ausencia, pues ese vacío representaba lo último que quedaba de lo que solía ser su amor.
Incluso se dio la oportunidad de comenzar una nueva relación. Yoongi era un chico encantador y sus esfuerzos por conquistarlo resultaban genuinos y conmovedores. Jungkook realmente lo apreciaba por eso. No obstante, una parte de su ser no podía evitar comparar cada gesto y su corazón insistía en recordarle que no se trataba de Taehyung.
Antes de dar el paso de iniciar una relación con Yoongi, Jungkook decidió sincerarse con él acerca de su situación emocional en lo que respecta al amor. Quería ser completamente honesto, confesando que aún no había logrado superar por completo a Taehyung, y que existía la posibilidad de que no pudiera llegar a amarlo de la misma manera que lo había hecho con él. Pero a pesar de esta sincera confesión, Yoongi aceptó, confiado en que podría ayudar a Jungkook a dejar atrás el pasado.
El tiempo avanzó y su relación no resultó ser tan mala. Jungkook de alguna forma se había acostumbrado a las diferencias entre Yoongi y Taehyung. Aunque no se sentía completamente feliz, al menos había encontrado cierta estabilidad, lo cual era una ganancia considerable. Quizás solo necesitaba un poco más de tiempo para dejar atrás el pasado de una vez por todas y liberarse de este tormento.
Pero entonces sucedió algo inesperado: lo volvió a ver.
Su corazón comenzó a latir de una manera que no experimentaba desde hacía mucho tiempo, sus ojos ardían con un intenso deseo de llorar, y una avalancha de interrogantes invadió su mente. ¿Qué hacía allí? ¿Había regresado? ¿Venía a verlo a él o a alguien más? Se sintió abrumado por la multiplicidad de posibilidades, y en ese instante, comprendió que, a pesar de sus intentos por negarlo, seguía profundamente enamorado de Taehyung.
Había experimentado cambios, eso era evidente después de tantos años. Sin embargo, a pesar de ello, Jungkook pudo divisar al Taehyung que solía conocer a través de su mirada.
Presenciar su partida por segunda vez resultó aún más doloroso que la primera, sobre todo porque en esta ocasión, Jungkook hizo un esfuerzo por retenerlo, pero Taehyung no cedió. Después de ese momento, pasaron años sin noticias de él. Una vez más, se había esfumado de su vida y, una vez más, no había podido evitarlo.
—¡Kook! —escuchó su nombre ser gritado, lo que lo sacó del trance en el que se encontraba. Parpadeó un par de veces, alzando la vista hacia Yoongi, quien lo miraba con intensidad.
—¿Qué sucede? —aclaró la garganta, tratando de regresar a la realidad.
El contrario lo observó durante un momento, frunciendo el ceño antes de negar con la cabeza y soltar un profundo suspiro. —Otra vez te perdiste en tus pensamientos, ¿estás bien? —preguntó con preocupación, acercándose y colocándose a su lado.
—Estoy bien, no te preocupes. Solo estaba pensando en la reunión de hoy, hay algunos detalles que necesito corregir.
Si Yoongi no creyó en sus palabras, no lo mostró, y Jungkook agradeció profundamente por ello. Lo que menos deseaba en ese momento era traer a Taehyung a la conversación, sabiendo lo mucho que afectaba a su novio hablar sobre él.
—Está bien —murmuró Yoongi, llevando una mano a su mejilla y acariciándola con suavidad —. De hecho, quería decirte que es probable que no pueda asistir a la reunión, así que tendrás que encargarte de ella.
—¿Por qué? ¿Ocurrió algo?
—Me llamaron por un inconveniente en el proyecto del hotel. Así que tendré que ir a ver de que se trata esta vez —respondió Yoongi con evidente frustración, lo que provocó que Jungkook soltara una risita.
—Ya, seguro es otra inconformidad del Ingeniero —declaró con burla, pues no era la primera vez que Yoongi tenía que ir debido a que las ideas de diseño no eran del agrado para las cuestiones de cálculo del Ingeniero.
Yoongi rodó los ojos, claramente agotado por la situación. —Te juro que Mingyu me tiene harto con sus quejas, por mí puede metérselas por eel cu-...
—Bien, ya entendí —Jungkook interrumpió a su novio—. Descuida, puedo manejar todo por mi cuenta —aseguró con una sonrisa.
—Seguro que si, intentaré regresar lo más pronto posible —dijo, inclinándose para besar los labios del rubio. —Te amo.
Jungkook se mantuvo en silencio, sintiendo cómo un hueco se formaba en su estómago. La tensión en la habitación era palpable, y luchó por tragar el nudo que se le había formado en la garganta.
—Ve con cuidado —respondió, oyendo el suspiro cargado de pesar que escapó de Yoongi, lo cual le causó una opresión en el pecho.
—Lo tendré.
Tras la partida de Yoongi, Jungkook se quedó solo en su oficina, envuelto en un silencio abrumador. No podía negar que ver a su novio con esa expresión desalentada no solo lo afectaba, sino que también le hacía sentir una abrumadora carga de culpa.
Jungkook se había esforzado al máximo, realmente lo había intentado. Sin embargo, no importaba cuánto quisiera a Yoongi, era incapaz de decirle que lo amaba. A pesar del tiempo que habían compartido y todas las experiencias vividas juntos, esas palabras simplemente no brotaban de su interior. En este punto de su vida, estaba sumamente frustrado, incapaz de comprender cómo, a pesar de los años que habían pasado, su corazón seguía aferrado a Taehyung.
Por supuesto, Jungkook se lo había advertido a Yoongi desde un principio. Pero a pesar de esta sinceridad, no podía evitar la pesada carga de culpa que sentía al no poder corresponder plenamente al amor que su novio le brindaba. Además de que también, debido a sus propios deseos egoístas, no era capaz de dejarlo libre para que fuera en busca de algo mejor.
A lo largo de todos estos años, Jungkook se había refugiado en una burbuja, en la que se engañaba a sí mismo, convenciéndose de que todo estaba bien y de que el pasado ya no le causaba dolor. A pesar de sus negaciones constantes, una parte de él sabía en lo más profundo de su ser que las cosas estaban lejos de estar bien.
Exhaló un profundo suspiro y agitó la cabeza, en un esfuerzo por dispersar los pensamientos que amenazaban con abrumarlo. En cambio, optó por enfocarse en los detalles de la reunión programada para más tarde, reconociendo su importancia. Su responsabilidad era asegurarse de que el proyecto concluyera exitosamente. Así que, abrió su portátil y se sumió de lleno en su labor, canalizando toda su concentración en el trabajo para evitar pensar en cualquier otra cosa.
Perdido en sus pensamientos, Jungkook no tenía noción del tiempo que había pasado cuando un par de golpes discretos resonaron en la puerta de su oficina. Sin apartar la vista de su tarea, invitó a la persona a entrar con un breve "adelante". No necesitó mirar para saber quién era; el sonido característico de los tacones que chocaban contra el suelo reveló que se trataba de su secretaria.
—¿Qué ocurre, Dahyun? —preguntó sin abandonar la tarea que tenía entre manos.
—La junta dará inicio en veinte minutos. ¿Ya tiene listo el archivo con las correcciones para que lo imprima?
Jungkook parpadeó un par de veces y, alzando la mirada hacia su secretaria, llevó su atención de vuelta al reloj de su escritorio. Se sorprendió de lo rápido que había transcurrido el tiempo; se había concentrado tanto que ni siquiera se había percatado.
—Sí, está todo listo. Lo enviaré a tu correo. ¿El equipo ya está listo?
—Todos se encuentran en la sala de reuniones esperando a los representantes de la constructora.
—Perfecto, estaré allí en un momento.
Dahyun no pronunció palabra alguna, simplemente hizo una reverencia antes de retirarse para organizar los últimos detalles de la reunión. Jungkook la observó alejarse y dejó escapar un suspiro profundo antes de ponerse de pie y encaminarse hacia el baño. La necesidad de presentarse impecable lo motivó a arreglar sus cabellos rubios y retocar su maquillaje. Una vez listo, se contempló brevemente, llevando instintivamente la mano a su hombro donde aún permanecían las iniciales de cierto azabache.
Sacudió la cabeza y salió del baño. No era el momento para distraerse con otros pensamientos; necesitaba mantenerse concentrado. Justo antes de abandonar su oficina, sintió la vibración de su teléfono, así que lo sacó de su bolsillo para ver de quién se trataba. Era un mensaje de Yoongi, quien le informaba que acababa de terminar, pero lamentablemente, no llegaría a tiempo. Así que, le deseó buena suerte en la reunión.
Jungkook respondió tranquilamente, asegurándole que se haría cargo de todo. Después de enviar el mensaje, finalmente abandonó su oficina. Se dirigió hacia la sala donde tendría lugar la reunión, y justo afuera de ella, encontró a Dahyun esperando por él.
—¿Ya han llegado?
—Llegaron cinco minutos antes, están esperándolo —informó la pelinegra mientras le entregaba un par de documentos.
—Perfecto, no los hagamos esperar más, entonces.
Dicho esto, Jungkook entró en la sala con su característica aura de profesionalismo que siempre lo acompañaba en asuntos de negocios. Su belleza y su decidida elegancia eran cualidades que exhibía sin reservas, ya que tenía la reputación de ser uno de los mejores arquitectos del país y siempre se esforzaba por proyectar confianza.
—Buenas tardes, caballeros. Soy Jeon Jungkook, el arquitecto a cargo de este proyecto —declaró con seguridad mientras recorría con la mirada a cada uno de los presentes—. Es un placer conocer...los.
Sintió cómo todo el aire abandonaba sus pulmones en el instante en que su mirada se posó en la última persona. El corazón le martilleaba en el pecho con una fuerza desconocida, como si el tiempo se hubiera detenido por completo. Allí estaba él, sentado, con esa misma sonrisa cautivadora que una vez le había robado el aliento. Su presencia era como un eco de un pasado que creía haber enterrado en lo más profundo de su memoria.
Las palabras parecían haberse esfumado de su boca, dejando un silencio incómodo en la habitación. Podía sentir la mezcla de emociones que arremetían en su interior: la nostalgia, el anhelo y, al mismo tiempo, el miedo a revivir lo que una vez fue y ya no era.
Jungkook tuvo que hacer un gran esfuerzo para apartar la mirada de Taehyung, recordándose a sí mismo que en un momento como este, no podía permitir que sus emociones interfirieran con su trabajo. Así que, con un ligero carraspeo, caminó hacia el frente del salón y dio inicio a la reunión.
Se esforzó continuamente por mantener una actitud profesional y evitó que su mirada se detuviera en cierto azabache que no dejó de verlo en ningún momento, pues Jungkook podía sentir sus ojos fijos en él con una intensidad abrumadora. En un punto de la reunión, Jungkook sintió que su capacidad para concentrarse se tambaleaba cuando escuchó a Taehyung plantear preguntas sobre ciertos detalles. Había pasado un tiempo considerable sin escuchar su voz, por lo que oírla nuevamente le provocó una corriente eléctrica que le recorrió todo el cuerpo.
Esa voz malditamente grave pero suave al mismo tiempo que lo había enloquecido durante tanto tiempo.
Agradeció internamente cuando la reunión dio fin y logró cerrar el trato con éxito. Se despidió de los presentes con una sonrisa, sin importarle mucho dejar de lado su profesionalismo cuando salió apresuradamente de la sala. Se dirigió directamente a su oficina y se encerró en ella, sintiendo que no podía soportar un minuto más en la misma habitación que Taehyung, temiendo que en cualquier momento se derrumbaría en lágrimas.
Aún no podía asimilar lo que acababa de suceder, porque entre todos los posibles reencuentros que alguna vez se había imaginado, este no había sido uno de ellos. No esperaba volver a ver a Taehyung de esta manera, en realidad, había dejado de esperar poder hacerlo, por mucho que lo deseara. Luego de tantos años había perdido la esperanza de en algún momento volver a saber de él. Sin embargo, pasó, había sido real. Su cabello ya no era tan largo como lo recordaba, y ahora vestía de traje pero, seguía siendo él; Jungkook lo supo en cuanto vio esa característica sonrisa cuadrada en su rostro.
Su interior era un torbellino de emociones abrumadoras. Necesitaba recuperar la calma y controlar su respiración.
Un par de toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Jungkook peinó hacia atrás sus cabellos rubios y tomó una profunda bocanada de aire antes de expulsarla en un suspiro, necesitaba calmarse.
—Adelante —concedió el permiso, creyendo que era Dahyun, quien vendría con las anotaciones de la reunión.
Sin embargo, cuando la puerta se abrió, se encontró con una sorpresa inesperada. No era su secretaria. De pie, justo frente a él, estaba Taehyung, observándolo con una intensidad que hizo que Jungkook se estremeciera.
El azabache entró a la oficina y cerró la puerta tras de sí, dando unos pasos que hicieron que Jungkook retrocediera instintivamente. Taehyung, atento de la actitud del contrario, decidió quedarse donde estaba, plenamente consciente de que, después de todo lo ocurrido, su presencia no sería bien recibida.
—Hola, bonito.
Escucharlo llamarle de esa manera desencadenó una cascada de recuerdos y emociones. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se negó a permitir que cayeran. A pesar de lo mucho que lo había extrañado, a pesar de que todavía lo amaba y de las ganas que tenía de lanzarse a sus brazos, se resistió a mostrarse vulnerable.
—¿Qué estás haciendo aquí, Kim? —preguntó con firmeza.
La hostilidad en el tono de voz del menor no pasó desapercibida para Taehyung, provocándole una punzada de dolor en el pecho. Sabía que se lo merecía, era plenamente consciente de ello.
—Quiero hablar contigo, aunque sé que no tengo derecho a pedirlo. Por favor, te he extrañado demasiado.
Una risa cargada de sarcasmo escapó de los labios del rubio. —Todo el tiempo que te fuiste dicen lo contrario. No tengo nada que decirte, Taehyung. Lo que quieras expresar es algo que dejé de esperar hace mucho. He logrado rehacer mi vida sin ti, y eso es algo que voy a mantener así.
El silencio que llenó la habitación era asfixiante, y Jungkook tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantenerse firme, a pesar de que sus palabras estaban muy lejos de reflejar lo que realmente sentía en su corazón.
—Sé que estás molesto, estás en todo tu derecho. Fui un idiota, nunca debí irme de esa manera, lo sé. Pero yo era joven y tonto, además de no haberme ido posiblemente no hubiera sido capaz de darme cuenta de muchas cosas.
—¿Lastimarme fue necesario para que encontraras claridad? Vaya amor de mierda el que me tenías, Taehyung —el menor respondió con molestia.
—Sé que no fue la mejor manera, pero sabías por lo que estaba pasando. Lo último que quería era arrastrarte a toda la mierda que me rodeaba. Pensé que alejarme sería lo mejor que podía hacer por ti, pero eso solo me llevó a perderme a mí mismo. Llegué a un punto en el que sentí que no podía llamar vida a lo que tenía si no estabas a mi lado.
—Aun así no volviste.
—No podía hacerlo, nada había cambiado para mi. Haberme ido habría sido en vano si solamente volvía a ti como si nada. Fue hasta que te vi en la universidad esa vez que me di cuenta de que todo lo que había considerado correcto estaba equivocado —declaró el mayor con pesar, dando un par de pasos más cerca del rubio—. Tenía que dejar de lamentarme por no ser lo que merecías y hacer algo para cambiar las cosas. Eso me llevó a esforzarme, y, joder, fue un verdadero infierno superar todo lo que tuve que pasar para llegar hasta aquí, pero siempre fuiste tú quien me inspiró a ser mejor.
—Ya, ¿y qué esperabas, llegar como si nada y que por arte de magia te perdonara todo? No fuiste el único que pasó un infierno, Taehyung.
—Sé que había una posibilidad de que no pudiera recuperarte, pero no podía darme por vencido. Tenía que intentarlo.
Una lágrima rodó por la mejilla del rubio, mientras una sonrisa teñida de tristeza iluminaba su rostro. —Nada de eso importa ya. Es demasiado tarde.
Justo cuando Taehyung estuvo a punto de decir algo más, la puerta de la oficina se abrió de golpe. —Cariño, supe que todo fue un éxi-... —la voz de la otra persona se detuvo abruptamente al reconocer a la persona que acompañaba a Jungkook.
El rubio notó cómo la mirada de Taehyung se nubló en el momento en que Yoongi entró en la oficina, y como la sonrisa que le dedicó estaba llena de pesar y tristeza, algo que también percibió.
—Ya entiendo —murmuró el mayor más para sí mismo—. Lamento haberte molestado, Jungkook. No te preocupes, ahora lo comprendo. No volveré a insistir.
Jungkook tenía que aceptar que escuchar esas palabras le provocó un profundo malestar en su interior. Ver a Taehyung en ese estado le destrozaba el corazón, pero, ¿qué había de su corazón? ¿Quién se preocupaba por cómo se sentía él? No era justo que después de todos estos años en los que luchó por encontrar estabilidad, Taehyung volviera a aparecer como si nada y amenazara con desbaratarlo todo.
El azabache le dedicó una última mirada antes de darse la vuelta y encarar a Yoongi. —Hasta luego, presidente —murmuró, dando una ligera reverencia antes de dirigirse a la puerta y salir de la oficina.
En el momento en que Jungkook lo vio alejarse, las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas sin que pudiera contenerlas. Anhelaba correr detrás de Taehyung, confesarle que también lo había extrañado, pero se sentía incapaz de hacerlo. Su interior era un completo caos.
Yoongi se acercó a él y, sin decir palabra, lo abrazó, permitiendo que el rubio se desahogara todo lo que necesitara. —¿Estás bien? —preguntó, a pesar de que los sollozos y la manera en que Jungkook lloraba claramente indicaban que no lo estaba.
—S-solo... necesito procesarlo. Luego volveré a la normalidad, estaré bien de nuevo.
El contrario suspiró profundamente antes de separarse del rubio y tomar su rostro entre sus manos. —Kook, mírame —pidió con suavidad, mientras limpiaba las lágrimas de las mejillas de Jungkook con sus pulgares. —Tienes que dejar de vivir de esta manera, sé que has soportado mucho. Pero debes comprender que la estabilidad que buscas no es sinónimo de felicidad.
—Y-yo no...
—No intentes negarlo, Jungkook. No eres feliz, y lo sé —afirmó con convicción y pesar en su voz—. Realmente creí que sería capaz de llegar a tu corazón, pero por más que lo he intentado, me es imposible. Tu corazón ya está ocupado y no tiene espacio para mí, lo sabes. No te atormentes más de esta manera. Si tienes la oportunidad de ser feliz, entonces no lo dudes. No te detengas, ni por mí, ni por nadie.
Las palabras de Yoongi eran dolorosas, especialmente porque sabía cuánto se había esforzado para que las cosas funcionaran. Sin embargo, tenía razón; independientemente de todo lo que había ocurrido en estos años, tenía la opción de poner fin a su sufrimiento y no podía dejarla escapar.
—No quiero que se vaya de nuevo —declaró con tristeza.
Yoongi le ofreció una cálida sonrisa. —Entonces ve tras él.
—Pero, ¿qué hay de ti? —preguntó Jungkook con preocupación.
—No te preocupes por mí —dijo el contrario, acariciando con ternura su rostro. —Mi amor por ti es lo suficientemente grande como para aceptar que tu felicidad no está a mi lado. Estaré bien.
Jungkook lo abrazó con fuerza de inmediato, porque, aunque nunca pudo amar a Yoongi de la manera que hubiera deseado, le tenía un gran cariño. Durante todo este tiempo, había sido gracias a él que logró encontrar estabilidad en su vida, y sinceramente deseaba que Yoongi encontrara a la persona adecuada que lo hiciera feliz.
—Gracias —murmuró, apartándose lo suficiente para dejar un beso en su mejilla.
—Anda.
Sin dudarlo, salió corriendo de su oficina. Su corazón latía con fuerza, aterrado de pensar que Taehyung ya se había ido y que había perdido la oportunidad de arreglar las cosas. El elevador parecía una eternidad mientras su ansiedad crecía con cada descenso de piso.
Cuando finalmente llegó al estacionamiento, escudriñó en todas direcciones en busca de alguna señal de que aún estuviera cerca. No obstante, no encontró a nadie. El hecho de haber registrado primero el vestíbulo le hizo perder tiempo; para cuando se enteró de que le habían visto dirigirse al estacionamiento, era posible que Taehyung ya se hubiera marchado.
Las ganas de llorar eran abrumadoras; no quería volver a experimentar esto. Sobre todo, porque conocía la firmeza de las palabras de Taehyung; cuando prometía partir, cumplía su palabra sin titubear. Se sentía como un completo tonto por haber permitido que la rabia tomara el control. Si tan solo hubiese escuchado a su corazón en lugar de dejarse llevar por la furia, tal vez las cosas serían diferentes ahora. Las lágrimas comenzaron a descender nuevamente por sus mejillas y su corazón se caía pedazo a pedazo.
—¿Kook? —escuchó de repente, haciendo que su mirada se alzara rápidamente, buscando de dónde provenía la voz. Caminó unos pasos hasta que lo vio, entre dos autos, recargado en una motocicleta mientras se fumaba un cigarrillo.
—Tae... —musitó con suavidad, acercándose al contrario a paso lento—. Veo que todavía eres un chico de motos.
—Algunas cosas no cambian. Podría comprarme un auto si quisiera, pero realmente prefiero mi motocicleta.
Jungkook asintió, deteniéndose frente al mayor. Taehyung dio la última calada a su cigarro antes de desecharlo y encarar al rubio.
—¿Necesitas algo? —Taehyung preguntó, sintiéndose inquieto ante la presencia de Jungkook frente a él, especialmente cuando pensó que las cosas ya no tenían solución. El silencio que se cernía entre ellos también le causaba ansiedad, pero esperó pacientemente a que el menor se sintiera capaz de hablar.
—Yo también te he extrañado —declaró de repente, provocando que el mayor abriera los ojos con sorpresa. —Desde la primera vez que te vi partir, hasta el día de hoy. Te he extrañado con cada fibra de mi ser y, por mucho que lo he intentado, no he sido capaz de dejar de amarte. Cometí muchos errores en mi vida y me culpé muchas veces por no haber intentado detenerte. Y esta vez... no quiero cometer el mismo error.
—Nada de eso fue culpa tuya, bonito —Taehyung declaró con ternura, sosteniendo el rostro del rubio entre sus manos y acariciando su mejilla con suavidad—. No debí irme de esa manera, lo lamento mucho Kook, de verdad lo hago —dijo con la mirada llena de lágrimas y la voz quebrada. —Sé que no lo merezco, pero de verdad quiero estar a tu lado. Aún conservo la fuerza para escalar hasta tu ventana, y aunque ya no puedo acompañarte mientras estudias; puedo observarte trabajar en silencio. Tengo la posibilidad de comprarte todos los ramos de flores que quieras, pero a pesar de eso prefiero seguir asaltando los jardines.
Jungkook negó, apoyando su rostro en el cálido tacto de su mejilla. —Ya no importa. Pasé demasiado tiempo atado a mi pasado y preocupado por el futuro. Ahora solo quiero disfrutar el presente, contigo. Que te quedes conmigo es todo lo que necesito.
—Y yo ya estoy harto de huir, solo quiero permanecer a tu lado, siempre.
—Entonces que así sea.
Taehyung dejó que una amplia sonrisa se dibujara en su rostro antes de cerrar la brecha entre ellos, y unir sus labios con los del rubio. Joder, lo había extrañado demasiado que la intensidad del momento era avasalladora, y la sensación de tener a su amor nuevamente entre sus brazos no podía compararse con nada. En ese instante, comprendió que la felicidad era sinónimo de Jungkook, porque solamente entre sus brazos era capaz de sentirse pleno, y sobre todo, vivo.
Lo besó con pasión, como había anhelado hacer durante todos esos años en que estuvieron separados. La conexión era palpable, y todo parecía encajar perfectamente. En esta ocasión, estaba decidido a hacer las cosas de la manera correcta, sin permitir que nada volviera a separarlo del chico que sostenía entre sus brazos. Haría un esfuerzo constante, día tras día, para brindarle todo lo que merecía.
Porque Jungkook merecía lo mejor, y Taehyung asumiría la responsabilidad de serlo para él.
Se separaron con una sonrisa, sus miradas ahora llenas de un millón de estrellas que brillaban de nuevo después de tanto tiempo. En ese instante, Taehyung se giró ligeramente y tomó algo de su motocicleta para colocarlo frente a Jungkook.
El rubio abrió los ojos al ver un par de flores que parecían haber sido recién cortadas. Dirigió su mirada hacia el mayor, quien le sonrió antes de dejar un beso en su frente. —Las tomé de una maceta en el lobby.
—Tonto —negó el menor con una sonrisa, tomó las flores y las acercó a su nariz para olerlas.
—Pero solo por ti, porque te amo.
El corazón de Jungkook latió con fuerza, y una cálida ola de tranquilidad lo inundó por completo. Sí, definitivamente algunas cosas no cambiaban, pero eso estaba bien. Él sabía que, pase lo que pase, su amor por Taehyung permanecería igual.
—Yo también te amo.
Y bien, ¿qué les pareció? c': realmente espero que les haya gustado, para ser algo que escribí en dos días♥ asdfghjklñ yo lo disfruté mucho c: aunque debo admitir que la corrección me dio mucha lata TT hay testigos de eso fhkjfdghf pero bueno, se logró c':♥
Debo admitir que la historia iba a ser triste en su totalidad, pero el episodio depresivo pasó rápido y luego me vi buscando la manera de que terminara bien jaja XD en fin, me agrada más que pudieran quedarse juntos c': ellos nunca dejaron de amarse, las situaciones de la vida los llevó a pasar por tanto pero al final fueron capaces de volver a encontrarse c':
Estoy muy soft bastaaaaaa TT
Bueno, ya volveré luego con algo nuevo. Manténganse sanos, nos vemos en otra historia. Gracias por leer♥
KimNikari🌈Andi
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