REC

𝟏𝟒: 𝓡𝓔𝓒.


 

  
  

  

Como siempre habías sido la más callada del grupo que tenías en la facultad, jamás te hubieras imaginado que, después de la graduación, tus amigos pensarían en ti para un viaje improvisado a las afueras de la ciudad, por donde se extendía un gigantesco bosque de pinos que parecía no tener fin. Allí, en medio de la nada, había una casita alejada del pueblo que, al parecer, se alquilaba. 

El viaje en el coche todoterreno de Shane fue largo y lleno de vaivenes violentos debido al terreno. Aunque muy en el fondo todos sabíaias que Shane era un bruto cuando se sentaba frente al volante, insisitió en que nadie más podía conducir su Land Rover a parte de él. 

Cuando aparcó justo frente a la casita, a ti y a Lyla casi os da un infarto de lo descuidada que estaba. 

—Eric, ¿qué coño es esto? ¡Me dijiste que sería bonito!

—Y lo es, bizcochito— Eric se apresuró a tranquiilizar a su novia, que estaba echando humo por las orejas —. Parece pequeña por fuera, pero es amplia por dentro y tiene una habitación muy grande con una cama de matrimonio... para nosotros dos solos. 

Aunque los intentos de Eric eran buenos, Lyla se sentía engañada, así no tardó nada en echarle en cara muchas cosas a su novio. Entre unas cosas y otras, ella sacó el tema, de nuevo, de cuando se acostaron en una borrachera, no usaron protección y ella estuvo paranóica todo un mes pensando que se había quedado embarazada. 

Mientras tus amigos discutían, saliste del coche con la cámara en la mano. Observaste un largo rato la casa y luego encendiste tu objeto favorito para grabar la discusión de los dos amantes:

—No estoy segura de que queráis que esa discusión sea un recuerdo agradable— dijiste, haciendo zoom sobre sus caras. Lyla se cubrió con las manos y te dio la espalda, realmente enfadada. 

—____, ¿tienes que hacer eso ahora?— te preguntó Eric, agotado. 

—Pararé en cuanto hagáis las paces y os déis un beso de reconciliación. 

Lyla te enseñó el dedo corazón de su mano derecha mientras seguía de espaldas a ti.

—Vamos, chicos, sabéis que no va a parar hasta conseguir lo que quiere— insistió Shane. Ofendida, le diste un puñetazo en el hombro sin dejar de grabar. Entonces, Eric cogió de la cintura a Lyla, la inclinó un poco y la besó como si estuvieran en una película. 

—Ugh, os habéis pasado— gruñiste, finalizando el vídeo. 

  
  
Esa misma tarde, tras escoger habitación y limpiar como locos el interior, Lyla y Eric se encerraron en su habitación con cama de matrimonio, mientras que tú y Shane os instalásteis en habitaciones separadas. Desgraciadamente, no tardásteis en escuchar los ruidos y gemidos de la pareja.

—Al menos podrían cortarse un poco...— se quejó Shane, ayudándote a limpiar tu habitación. Sonreíste maliciosamente y cogiste la cámara, enfocando a Shane con los gemidos de fondo.

—¿Qué sientes al tener que estar toda una semana bajo el mismo techo que dos ninfómanos?— preguntaste. Shane rió.

—Tengo ganas de entrar en la habitación y tirarles mi zapato.

Ambos reísteis al imaginaros la situación. Sin embargo, en ese momento tu cámara se desvió hacia la ventana de la habitación, que daba directamente al bosque. Cuando observaste la pantalla pequeña, tus ojos viajaron de los ojos azules de Shane a un chico de chaqueta anaranjada y máscara blanca. Los ojos eran grandes y completamente negros, como los labios y las cejas arqueadas. No obstante, cuando alzaste la cabeza y miraste la ventana, no había nada. Shane se dio la vuelta también.

—¿Qué ocurre?— preguntó el chico.

—Creo que hay alguien fuera— murmuraste, yendo hacia la ventana y abriéndola para asomarte. Pero no había nadie.

—Habrá sido algún listillo del pueblo queriendo asustarnos.

—¿Con una máscara y ya?

—Es por lo que sucedió hace unos años en esta cabaña— supuso el rubio. Tú lo miraste con los ojos muy abiertos y, después, volviste a enfocarle con la cámara. Él entendió que querías saber la historia: —. Un hombre vino a esta casa de vacaciones y comenzó a vivir experiencias paranormales. En los vídeos que hay colgados en Youtube, aparecen chicos enmascarados y, alguna que otra vez, un hombre muy alto y sin rostro— la historia te dejó pálida y con los ojos muy abiertos —, pero solo son montajes. Es lo que me ha dicho Eric— finalizó Shane para tranquilizarte.

—Espero, por vuestro bien, que lo sea— lo amenazaste, asustada y cabreada.

Una vez se hizo de noche y los ruidos de Eric y Lyla cesaron, Shane y tú os fuísteis a dormir. Tú dejaste la cámara en la mesilla de noche de madera que estaba al lado de la cama y te acostaste arropándote por completo. Aunque el verano acabara de empezar y hacia calor, la temperatura en aquella casa había bajado de forma repentina, como en el desierto.

Cerraste los ojos y te quedaste dormida, pero con una sensación extraña, como si alguien t estuviera observando.

  
 
A la mañana siguiente, todos os levantásteis pronto para ir a dar un paseo por el bosque. Lyla, Eric y Shane estaban listos y esperándote fuera mientras tú ibas a buscar tu cámara a la habitación. Cuando la cogiste, te diste cuenta de que no estaba apagada.

¿Y si había estado grabando toda la noche?

Así había sido, porque estaba a punto de acabarse la batería.

Sin embargo, durante ese corto periodo de tiempo viste, en la pequeña pantalla, un vídeo en el que el joven de máscara blanca que te había parecido ver por la ventana cogía la cámara y la colocaba en la estantería de la habitación, sabiendo que estaba grabando, se acercaba a ti mientras estabas dormida y sacaba un cuchillo de caza.

Ahogaste un grito y empezaste a temblar. No obstante, no usó el arma. En lugar de eso, se te quedó mirando un buen rato. Bajó la mano que sostenía su cuchillo y, con la otra, acariciaba tu rostro y retiraba unos mechones de pelo de tu cara.

El terror trepó por todo tu cuerpo como una hiedra venenosa. Se te revolvieron las tripas y te mareaste. Justo cuando el chico se acercó para finalizar la grabación, la batería se acabó.

Dejaste caer la cámara al suelo y el cristal del objetivo se rompió en pedazos.

No era una simple historia de miedo. Era real. Lo que te haba contado Shane era real. Por eso aquella casa lucía tan descuidada, porque nadie quería acercarse allí.

Saliste de la habitación y fuiste hacia la salida de la casa. Gritaste el nombre de tus amigos, rezando por que te oyeran y no entraran  bosque. Pero solo viste sus mochilas tiradas en el suelo, ellos no estaban.

Palideciste. Se te formó un nudo en el estómago, te costaba tragar y un calor sofocante te había envuelto por completo. El pecho te empezó a doler por los acelerados latidos de tu corazón y el pánico estaba provocando que empezaras a llorar.

Algo frío acarició tu pelo con delicadeza. El olor a cigarrillos te llegó y, cuando te diste la vuelta, viste al chico de la máscara blanca. Detrás de él había dos personas más: uno de ellos usaba gafas amarillas y un bozal, llevaba un cinturón con dos hachas, las cuales estaban manchadas de sangre, y el otro un pasamontañas con una cara triste bordada. Este último llevaba una cámara.

Ahogaste un grito. Nadie acudiría en tu ayuda.

—Bienvenida a Marble Hornets.

  
  
𝙼𝚊𝚜𝚔𝚢.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top