𝓔lena Salvatore (de soltera Gilbert) ya estaba teniendo problemas de más. Ahora que Stefanie Salvatore había aprendido a morder, su vida cambió de 'Mamá primeriza enamorada de su hija' a 'Mamá loca enamorada de su hija que no para de morder todo'.

No todos los días se quejaba, pues para eso tenía su chupete de goma, pero el universo claramente la odiaba ya que el aparato se perdió y Stefanie no dejaba de llorar y agitar las manos. Al menos no mordía, ¿cierto?

La madre alzó a la niña de tres años en sus brazos mientras intentaba tranquilizarla meciéndola de un lado a otro. Y se le ocurrió que tal vez tendría hambre, aunque hubiera comido hace tan solo dos horas.

Y, para colmo, el timbre de la puerta sonó. Elena suspiró con estrés y corrió a abrir la puerta mientras gritaba.

—¿¡Quien es?! —

Abrió la puerta y se sorprendió por completo.

—Tu sobrina sobrina favorita, obvi. —Alardeó y Stefanie dejó de llorar. —Hola, Stef, ¿cómo va la vida?

Elena sonrió cuando su hija rió aplaudiendo con las manos.

—Al parecer te extrañó. —dijo la madre justo cuando Shelley tomaba a la niña en sus brazos.

—Como todos, tía Elena, como todos. —sonrió entrando a la casa. —¿Y mi padrino?

La morocha cerró la puerta atrás de ella y la siguió hasta la cocina.

—Unas personas que solían vivir aquí volvieron y Damon se fue con Ric a solucionarlo. —la hereje la miró para que continuara. —No te preocupes, Shelley, no es nada. Simplemente no se llevan bien, pero esas personas tuvieron que volver por un asunto importante, así que imagino que se quedaron unos días.