x. flower, back to hogwarts and flying car




x. flor, regreso a Hogwarts y carro volador

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El verano había sido tan asombroso como Phoebe lo había imaginado. Sus primos de que viven en Estados Unidos: Ajax y Nova estuvieron los dos meses de verano con ellos, platicándoles de Ilvermorny, la escuela de Magia donde estudian y de los partidos de Quodpot (el deporte que más practican allá). Así mismo, Phoebe se había escrito todo el verano con Theo, a quien afortunadamente, pudo ver a principios del mes de Agosto, pasando una agradable tarde en el Callejón Diagon.

—Deberíamos hacer una pijamada —propuso Phoebe para después lamer su helado, mientras mira a Theo con una gran sonrisa.

—¡Ja! Mi padre casi no me deja venir acá y tú propones eso —se burló Theo,

Su amigo, se había estirado solo unos pocos centímetros. Su cabello es algo largo, pero peinado, luciendo bastante pulcro.

Phoebe todo sus ojos, su cabello permanece de un rubio castaño, pero tiene destellos platicados y rosados.

—¡Solo inténtalo!

Theo suspiro—. Lo haré. Mi padre seguro me terminará corriendo de mi casa.

—¡Descuida! Tengo una habitación extra —respondió con emoción Phoebe.

Al llegar la tarde, el señor Nott había pasado por Theo al caldero chorreante, a quien encontró no sólo en compañía de Phoebe, sino de su padre Dylan y su hermanito Damon.

—Un gusto verte de nuevo, Theodore —saludo propiamente Dylan, mientras estrecha su mano con las del hombre que es tan solo unos años mayor que él.

—Igualmente, Dylan. Me he sorprendido al notar que nuestro hijos son amigos —confesó sin filtro alguno, provocando que las mejillas de Theo se pusieron algo Rojas.

—Papá —masculló el menor, como si tuviese miedo de que su padre pudiese decir algo que ofendiera.

—Créeme, también a mi. No es común que Phoebe tenga amigos.

—¡Hey! —se quejó Phoebe por lo dicho de su padre, mientras Damon se ríe sin filtro alguno.

—Nos escribiremos, Phoebs —dijo Theo a su amiga.

A Phoebe no le importo colgarse del cuello de Theo para darle un fuerte abrazo, el cual el chico acepto gustoso, cerrando sus ojos por unos segundos.

—Responderé tus cartas tan rápido como las reciba —dijo la metamorfomaga con una gran sonrisa—. ¡Ah! Y haremos un pijamada, estás invitado, si tu padre te deja ir, te contaré todo por carta.

—Lo hablaremos en casa —fue lo que dijo el señor Nott a su hijo quien afirmó con su cabeza.

Los Nott se despidieron de los Giles, que permanecieron en su lugar viéndolos dirigirse a las chimeneas, para tomar la Red Flu. Phoebe miró con una gran sonrisa a su papá, quien luce bastante relajado.

—Eso estuvo bien, ¿no? —preguntó Phoebe.

—Nott nunca ha sido un mal hombre —aseguró Dylan tomando de los hombros a su hija—. Ojalá Theo pueda ir a la pijamada, me daría gusto verlo ahí, es un gran niño.

—Es el mejor niño —aseguró con una gran sonrisa.

—¿Podemos irnos ya? Ajax me debe estar esperando para un partido de ajedrez mágico —se quejó Damon.

—Andando.

Y justo cuando salían del Caldero Chorreante, tres pelirrojos entraron al lugar, topándose con la pequeña familia.

Phoebe dio un brinco al ver como estaban ahí los gemelos Weasley en compañía de su padre.

—¡Phoebe! —habló el mayor de ellos.

Pero la mirada de George se encuentra en la de Phoebe, mirándola con cierta emoción.

—Ho-hola —saludo sigo nerviosa, viendo de reojo a su padre quien saluda a Arthur con una sonrisa.

—Que suerte tenemos unos —hablo George, cruzándose de brazos y mirándola con una ladina sonrisa—. Te ves muy bonita, Phoebe.

La mencionada rodó sus ojos; miró con una pequeña mueca a George, para después decir.

—Claro, yo siempre me veo bonita, George.

—¡Ja! —soltó Damon—. Eso no es cierto, luces horrible cuando te despiertas —aseguró el menor, viendo a los gemelos Weasley.

Eso solo provocó que Phoebe soltara un zape en la cabeza de su hermanito.

—¡Adelaine! —le regaño Dylan—. ¿Qué te he dicho de golpear a tu hermano?

Las mejillas de Phoebe se inflamaron, poniéndose ligeramente rojas—. Que puede quedar más menso de lo que ya es.

—¡Hey! —se quejó Damon.

—Agh, sera mejor irnos para continuar este castigo en casa —dijo mirando a su hija de mala gana.

—¡Pero papá! Dijimos que iríamos por Flores —se quejó Phoebe mirándolo con sus ojos de súplica.

—Castigada, no iremos por flores.

Como si la culpa fuera de Damon, Phoebe lo miró con el ceño fruncido, mientras los gemelos procuran no reír.

Vio a su padre despedirse de Arthur y ella con un simple asentimiento de cabeza se despidió de los gemelos, para salir rápidamente de ahí.

Se gano un zape por parte de su papá, morándolo con algo de sorpresa.

—¡No a los golpes Phoebe!

—¡Pero tú me acabas de golpear! —chillo acariciando su nuca, mientras Damon suelta carcajadas.

—Ya vámonos, Ajax me espera —dijo dando brincos Damon.

Subieron al carro y con los brazos cruzados, Phoebe miró por la ventana sin poder quitarse de la mente como George le dijo que se veía linda.


Los gritos se escuchaban por la casa Giles. Es primero de septiembre y el segundo año de Phoebe está por dar inicio. Un grito de su padre pidiéndole que se apure la hizo sacarse de su trance y rápidamente guardó el pequeño pergamino que estaba viendo hace ya por cinco minutos.

Una pequeña carta que recibió días atrás por parte de George.

Phoebs.

He encontrado esto en el jardín y me acorde de ti.

Besos;

George.

Se trata de una linda flor color azul, la cual tiene los pétalos intactos y Phoebe esta segura de que es gracias algún hechizo.

Debía admitirlo que es una flor muy linda; y aunque Phoebe podía simplemente dejarla en su habitación, prefirió llevarla consigo, solo podía pensar que en caso de marchitarse, podría utilizarla como separador.

—¡PHOEBE AÚN TENEMOS QUE IR AL CALLEJÓN DIAGON!

—¡Chispas! —masculló la platinada.

Pateo su baúl y tomo con rudeza la jaula de su lechuza, la cual ululó algo molesta.

—Perdón, perdón —le dijo repetidas veces mientras bajaba con rapidez.

El baúl solo golpeaba con cada escalón al bajar.

Vio a su madre guardar pergaminos, tinta y plumas en su bolso de la escuela.

—Libros, los malditos libros —maldijo tomando las llaves del carro.

Dylan miró el reloj y jadeo preocupado.

Oh, la pequeña familia Giles había estado tan emocionada con las vacaciones que no hizo las compras par el segundo año de Phoebe.

—Ni una palabra a la abuela —ordenó a sus dos hijos—. Tomen mis brazos, vamos a desaparecer.

Tomaron todas las pertenencias de Phoebe para su segundo año: Dylan tomó la mano de Phoebe y el hombro de Damon y tras ver que sostenían el baúl y la lechuza, en un torbellino aparecieron en medio del callejón Diagon.

—¡Phoebs ve por tu túnica que la que tienes te queda corta! ¡Iremos por tus libros!

Phoebe vio cómo su padre jalaba a su hermanito del brazo para llevarlo a Flourish & Blotts.

Al llegar a la tienda de Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones, entró llamando la atención no solo de la dueña, sino de las brujas que esperaban para ser atendidas.

—¡Necesito urgentemente tres túnicas para Hogwarts! —exclamó.

La modista exclamó y dejó que los listones que tomaban medidas de una bruja joven dejaran de hacerlo.

—¡Oh, Phoebe! —la jalo del brazo para llevarla al centro y tomar medidas rápidamente—. ¡Si Louise se entera...!

—¡Por favor, no le digas a mi abuela! —suplicó, procurando no reír por las cosquillas que le provocaban las cintas.

Y es que la familia Giles es bastante fiel a los trabajos de Madame Malkin.

Bastaron quince minutos para entregarle las tres túnicas a Phoebe, quien le pidió lo anotara a nombre de su padre (y es que no le había dado galeones para pagar).

Al salir se topó con su padre y su hermano, quienes vienen cargados de libros y también equipo que necesitaría para su segundo año.

—¡El tren parte en diecisiete minutos! —exclamó con nervios Damon.

Nuevamente se colgaron todo y aparecieron en la estación de King's Cross, donde comenzaron a correr tan rápido como sus pies le permitían, llamando la atención de los muggles que se dedicaban a mantener el orden de la estación de tren.

—¡Son los policías! —exclamó asustado Damon.

Pero los policías no lograron detener a los Giles, por que uno por uno entraron entre los vagones nueve y diez, para entrar al andén nueve y tres cuartos.

—¡Guarda todo, Phoebs!

La joven lanzó las bolsas con libros a su bolso, el cual tiene un encantamiento de extensión indetectable.

—Te amo, te cuidas mucho —Dylan beso las mejillas de Phoebe y acomido su cabello, el cambio a un ligero oscuro, pero Dylan la miró con una mueca, provocando que cambiara a un rosa rojizo—. Mucho mejor —se abrazaron una vez más y Phoebe se lanzó a los brazos de Damon, quien aún trata de respirar.

—Te quiero hermanita —Damon le dio un fuerte abrazo, más Phoebe lo sintió ligeramente tenso.

—Descuida, pronto mostraras magia —aseguró, tomándole sus mejillas.

Dylan miró a su hijo con una pequeña sonrisa que mostraba algo de tristeza, y es que Damon tiene casi diez años y aún no muestra señal alguna de tener poderes mágicos como el resto de su familia, por ende, empiezan a suponer que es un Squib. Claro que la familia Giles ya había propuesto varios cosas para hacer que Damon muestre magia; como el abuelo Edmund, que argumentaba que estar en una situación de riesgo le activaría sus poderes, por ende, propuso aventarlo del techo en espera de verlo flotar.

Claro que Dylan y Phoebe no creen que sea una buena idea por temor a verlo quedar machacado (como suele decir Dylan cada que su padre le da esa idea); y es que Phoebe a principios de verano lo empujó por "accidente", provocando que rodara por las escaleras y terminara rompiéndose el brazo y la pierna.

—Sí, claro –murmuro Damon—. Creo que debo resignar y empezar a ir a una escuela muggle para poder tener un futuro.

—¡No seas dramático! Solo tienes nueve años —dijo Phoebe. Damon susurró «casi diez», pero su hermana le ignoró, dándole otro fuerte abrazo.

No había algo más que Phoebe pudiese decir, puesto que el tren estaba por partir. Maldijo a lo bajo cuando se topó con los gemelos Weasley en la entrada, ellos lucían tan apresurados como su familia.

—¡Escríbenos Phoebs! —pidió su padre ondeando su mano al ver como Percy le ayudaba a subir su baúl.

—¡No olvide apagar las velas!

Al subir, agradeció a Percy y miró a los gemelos, Fred despeino del cabello de Phoebe, provocando que arrugara su nariz.

—Tus mejillas están rojas —señaló George.

—Oh, casi pierdo el tren —dramatizo.

—¡Nosotros también! —dijo Ginny con una sonrisa traviesa—. Fue divertido.

—No lo fue —aseguró Percy con el ceño fruncido—. Avancen, avancen, ya no debe tardar en partir y debemos guardar sus cosas. Bueno, ustedes deben encontrar vagón, yo iré al de Prefectos —de apresuro a decir.

—Venga Ginny, te ayudamos a que encuentres un vagón —propuso George, cosa que le pareció adorable a Phoebe.

«Oh vamos, George no es adorable».

—Bien, los veré en el castillo pelirrojos, debo buscar a mis amigos —se despidió, empujando con rudeza su baúl, por el estrecho pasillo.

Y cuando creí que tenía que seguir más tiempo buscando, encontró a dos de sus amigas en un vagón.

—¡Hermione! ¡Amber! —exclamó con fuerza y alegría.

—¡Phoebe!

Se dieron abrazos tras el reencuentro, Phoebe se dejó caer en el asiento viéndolas con una enorme sonrisa; pese a que se habían escrito durante el verano, no se habían visto por la disponibilidad de tiempo.

—¡Oh! Las extrañé —aseguró Phoebe—. ¿Qué tal el verano?

Las tres comenzaron a hablar al mismo tiempo, queriendo contar lo que habían hecho con sus respectivas familias, provocando que terminaran soltando carcajadas.

Phoebe miró por la puerta del vagón justo en el momento que Fred y George pasaban por ahí.

Amber silbo a lo bajo al ver como Phoebe rápidamente giraba su rostro y sus mejillas se ponían algo rosadas.

—¿Acaso te has sonrojado? —preguntó algo burló a Hermione.

—¡No! —se apresuró a responder, pero su cabello tomó un color lila.

—Eso fue un sí —señaló Amber.

Phoebe maldijo. Se paró y entre sus cosas trató de encontrar la carta que George le había escrito días atrás. Al ni verla por ningún lado, tomo su varita que guarda en el bolsillo de su túnica y apuntó su bolso:

—¡Accio carta!

Amber y Hermione miraron con sorpresa a su amiga, puesto que el encantamiento convocador forma parte de sus estudios avanzados.

—¿Cómo...?

—Mi tía Tori nos hace trivias en el verano —explicó tomando la carta—. Mis primitos son todos mayores, por lo que saben encantamiento que yo no y este me lo enseño mi primo Ajax, que estudia en Ilvermorny —concluyó—. Matthew creyó que no me saldría y le demostré lo contrario —agregó con una gran sonrisa.

—Pero, no podemos hacer magia fuera de Hogwarts —recordó Hermione.

Phoebe se inclino sobre su asiento, con una sonrisa traviesa, dijo—: Si hay más magos menores de edad, el ministerio no podrá saber quién fue el que realizó la magia. El rastreador te llevará a un mismo lugar donde hay más magos y brujas —concluyó.

—Oh, es una lastima que mi familia es muggle —murmuró Hermione con el ceño fruncido.

—Aparte, hacer un encantamiento como el convocador no va a mandarme a Azkaban —bromeó—. Si estuviese haciendo el encantamiento patronus, ahí, quizá si —señaló—. ¡Me salgo del tema!

Sin agregar más, extendió la carta a sus amigas, quienes un tanto confundidas la tomaron.

Ambas la leyeron a la par y al mismo tiempo se miraron, para después ver a Phoebe, quien ya se encuentra sentada, con sus brazos cruzados.

—Pero, pero... —balbuceó Hermione, en busca de algo que decir.

Entonces, Phoebe tomo la flor, la cual se encuentra ligeramente aplastada, mas aún así, luce tan hermosa como cuando la recibió.

Amber y Hermione se miraron al mismo tiempo.

—¡Por Merlín, Phoebe! A George en serio le gustas —murmuró Amber con sus ojos bien abiertos.

—Dime algo que no sepa —dijo rodando los ojos.

—Realizar la poción pimentónica —dijo Hermione, provocando que Phoebe chasqueara sus dedos, ante su inteligente respuesta—. Como sea, ¿le respondiste?

—Obvio no —llevo su cabello hacia atrás, con cierto egocentrismo—. Pero no he soportado a papá, estuvo burlándose estos días de mi... pensaba mudarme a Canadá —dramatizo.

—Oh, eres una dramática —se burló Amber, quien chillo algo emocionada, junto sus manos llevándolas a su pecho—. George es fan lindo.

Phoebe soltó un—: ¡Puagh! No estoy como para pensar en salir con chicos —confesó—. Ya mucho tengo con las pociones como para preocuparme por otra cosa más.

Hermione comenzó a reír ante la comparación.

—Quizá solo quiere seguir molestándote, ya sabes cómo es George.

—Ugh, como odio a ese pelirrojo —murmuró rodando los ojos.

El trío de amigas tomó asiento en la mesa de los leones. Phoebe saludo con alegría a alguno de sus compañeros, como Dean, Seamus y Neville; sin embargo miró algo confundida a Hermione tras no ver a Ron y Harry con ellos. Mirando por el gran comedor, tomo asiento, recorriendo con su mirada a los alumnos que tomaban asiento, hasta que su mirada se posó en un par de ojos que la miraban con emoción.

Su amigo, Theo Nott ondeó su mano desde la mesa de los leones y ella le regresó el saludo con entusiasmo.

Hasta que, noto como dos personas se sentaban a sus lados, quedando en medio de los gemelos Weasley.

«Oh, debe ser una broma».

—Chicas —saludaron a la par.

—Hola —saludo Hermione—. ¿No han visto a Ron y Harry? —pregunto mirando a los estudiantes que continúan tomando asiento.

—No desde King's Cross —respondió George, quien miró de reojo a Phoebe.

No obstante la metamorfomaga miró a Theo, quien le está haciendo unas señas, las cuales podrían darle a entender que mañana debían desayunar juntos.

Ella rio al verlo hacer las señas, puesto que lucia algo gracioso y estaba hablando sin decir palabra alguna.

George al notar que hablaba con Theo ladeó una mueca.

—Así que tú y el serpientita esa siguen siendo amigos —me dijo Fred.

—Claro. ¿Por que no lo sería? —respondió con una ceja alzada.

—Pues por que es uno de ellos —señaló obviamente George, al grupito de Slytherin con el que Theo estaba hablando.

Pero Phoebe sabía que Theo la preferiría mil veces a ella antes que a Draco y su pandilla; al menos el curso anterior lo había demostrado.

—¡Dean y yo apostamos a que saldrían! —dilo con entusiasmo Seamus—. Así inician las mejores historias de amor.

—Mis padres se conocieron aquí, en Hogwarts —afirmó Amber emocionada—. Mi papá fue Ravenclaw y mi mamá Hufflepuff, ¡eme aquí!

Phoebe rodo los ojos y se apoyó en la mesa—. ¿Podemos normalizar la amistad entre un hombre y una mujer?

—Apoyó a Phoebs —señaló Hermione—. Y, ¿nadie ha visto a Ron y Harry? —volvió a preguntar.

—Si subieron al tren, ¿cierto? —indagó Phoebe a los gemelos, era su oportunidad para cambiar el tema—. Por que, vi solo cuatro cabezas pelirrojas, y son cinco.

—Más Harry —aportó nuevamente Hermione.

—No vi a Harry —agregó Phoebe.

Los gemelos compartieron miradas, vieron a las amigas y luego volvieron a verse.

—Ni idea —respondieron al mismo tiempo.

—¡Oh! ¿Y si no subieron? —pregunto asustada Hermione.

Y es que las puertas del comedor se han cerrado, en unos minutos más, la ceremonia dará inicio y la dupla de amigos no se ve por ningún lado.

—Pues ni modo —respondió Fred—. Los veremos en vacaciones —agregó algo divertido, ganándose un golpe por parte de Hermione.

—¡No seas insensible! —le regaño.

—¡Solo bromeó! Relájate Hermione —pidió burlón.

Phoebe ladeó una mueca—. Seguramente no subieron al tren —murmuró—. Pero, ¿qué pasa si alguien no sube al tren? —preguntó mirando a los gemelos.

Ambos alzaron sus hombros—. No lo sabemos.

—Hey Percy...

Pero George cubrió la boca de Phoebe, la joven comenzó a golpearle, mientras Percy los miraba extrañados.

—¡Solo quería decir hola! —dijo George por Phoebe, ganándose una extraña mirada por parte de Percy.

La metamorfomaga terminó por lamer su mano, haciendo que el chico rápidamente las quitara.

Wakala, mano de George —dijo asqueada.

—Jamás me lavaré las manos.

Y mientras Phoebe hacía muecas de asco y sus compañeros reían, las puertas del Gran Comedor se volvieron abrir para dar por inicio la selección a los de primer año.

—Eres irritante, Weasley.

—Oh, tu también lo eres, Giles —aseguró un susurró George.

—Phoebe, George, guarden silencio —ordenó no muy lejos de ellos Percy, mientras que Oliver Wood le mira algo divertidos.

La ceremonia dio inicio, pero Phoebe podía sentir los nervios de Hermione al no ver a sus amigos en el Gran Comedor, y para ese momento, ellas no eran las únicas que lo habían notado, pues se trata del Niño que vivió y su secuas amigo los que no están en el lugar.

Quizá, si Phoebe y Theo no hubiesen llegado, nadie (salvo por Hermione) lo hubiese notado, pero Harry y Ron tenían mayor popularidad que el león y la serpiente.

—Joshua, el Ravenclaw de quinto, dice que leyó el profeta, hay una nota en donde siete muggles vieron un carro volador —dijo Dean al cabo del fin de la ceremonia. McGonagall iba saliendo con prisa del Gran Comedor—. Estoy seguro que Ron y Harry venían ahí.

Al mismo tiempo, los gemelos se miraron asombrados.

—¿Tienes un carro volador? —preguntó Phoebe a los pelirrojos.

—Es de papá —respondieron al unisón, viendo como la mirada de Phoebe brillaba.

—Brillante —murmuró—. ¿Cómo es que a mi padre nunca se le ocurrió? —preguntó llevando una mano a su mueca.

George no pudo responderle, y es que Dumbledore se paro dar la bienvenida a todos los alumnos de Hogwarts, pero no solo eso, si no también desearles el mejor provecho dando por iniciado el banquete de inicio de año.

—Pues es bastante cool —aseguró George, sirviendo pure en su plato.

—George y yo de vez en cuando lo manejamos —hablo Fred mirando a Phoebe—. Mi hermano es un buen conductor —alardeó a su gemelo, mirándole con una sonrisa ladina.

Pero la metamorfomaga no iba a caer en el juego de los gemelos.

—Felicidades, George —murmuró rodando los ojos, tomando un bollo de Bath.

El gemelo menor se inclino un poco para susurrar a Phoebe—: Si quieres, puedo llevarte a dar una vuelta en él.

—Primero hay que ver que Ron y Harry lleguen con vida —mordió de manera ruda el bollo, viendo fijamente a George, quien no pudo evitar reír.

—Llegaran con vida —aseguró George.

Y así lo hicieron. Al termino de la cena, las amigas se pararon al mismo tiempo, pero Phoebe corrió entre el mar de estudiantes para encontrarse con Theo. No pudo evitar colgarse de cuello mientras se abrazan fuertemente soltando risitas.

—Te extrañe, Phoebs —dijo Theo al separarse de su amiga.

—Y yo a ti, The-the —respondió acomodando el despeinado cabello de su amigo, quien sonrió—. ¿Desayunamos juntos mañana?

—Dalo por hecho —afirmó—. Descansa Phoebe.

Al momento de separarse, George choco con el hombro de Theo, quien lo fulmino con la mirada. La sonrisa de Phoebe desapareció al ver a George y achino sus ojos.

Lamentablemente, tuvo que caminar atrás de ellos ya que había tomado ese camino para llegar a la torre de Gryffindor y no tenía planeado tomar un camino diferente, puesto que desea llegar a dormir lo más pronto posible.

Al girar junto con el resto de sus compañeros, George la tomo del brazo:

—Phoebe...

—Sueltamente —ordenó enojada.

—¿Te gusto la flor? —preguntó sin poder evitarlo.

Phoebe trago saliva y negó—: No me gustan las flores —mintió.

Y aunque dolió la respuesta, George sabía que estaba mintiendo por el brillo en los ojos de la metamorfomaga. La soltó del brazo y ella se cruzo algo molesta.

—Me enteré que te gustaban —dijo sin poder evitarlo.

—Pues te mintieron —aseguró.

¿A quién engañaba? A Phoebe le encantan las flores.

—Lárgate, George —gruño molesta.

George resopló y se dio la vuelta para caminar detrás de su gemelo que lo esperaba a unos metro de distancia. Phoebe se llevo un mecho de cabello atrás de su oreja y gruño a lo bajo.

—Phoebe, camina —miro de mala manera a Percy, quien va acompañado de Oliver y una chica de su mismo curso que Phoebe solo reconocía como la prefecta—. ¿Estás bien? —indago algo curioso ante la mirada de la menor.

—Dile a tu hermano que se mantenga alejado de mi —pidió molesta para caminar dando grandes zancadas por donde George se había ido.

A lo lejos, Percy preguntó—: ¿¡Cuál de todos?!

Llego a la sala común rápidamente y paso de largo a los gemelos, quienes se encuentran en la chimenea, sentados junto con Angelina Johnson, Alicia Spinnet y Katie Bell, sus compañeras de quidditch. George miro de reojo a la metamorfomaga que cambió su color de cabello a lila, llamando la atención de los leones, pero ella ni noto a George por correr en su encuentro con Harry y Ron.

Se lanzo a ambos quienes lograron atraparla en un abrazo torpe.

—¡¿Es cierto que volaron un carro?! —preguntó sin poder ocultar su emoción.

—Ron lo hizo, yo era copiloto —señalo Harry con una sonrisa divertida.

—¡Oh! ¡Eso es asombroso! ¿Dónde esta el carro? ¿Minnie lo confisco? —preguntó abriendo sus ojos.

Los amigo se miraron entre si.

—Me temo, Phoebe, que el carro quedo en el bosque prohibido —dijo Ron, llevando su mano a su nuca—. Algo... destrozado.

La sonrisa de la metamorfomaga se convirtió en una mueca—. Esa una triste noticia —murmuró—. Bueno, me da gusto verlos con vida —admitió—. Ya les preguntaré mañana por su verano. A ti no, Ron, te vi más veces de las que te veo en el Colegio —bromeó, ganándose un golpe por parte del pelirrojo—. ¡Hey! Cuidadito, este brazo es con el que lanzo las quaffle —le hizo saber acariciando su brazo—. ¡Descansen!

—Que tengas buena noche, Phoebs.

Y antes de subir, Phoebe observo a George quien le miraba fijamente. La chica rápidamente agito su cabeza quitándose de sus pensamientos al pelirrojo y subió corriendo las escaleras para refugiarse en su habitación, encontrándose a Amber y Hermione charlando sobre Las Brujas de Macbeth.

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