viii. Fluffy & the Norwegian Ridgeback




viii. Fluffy y el Ridgeback Noruego

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Los días en Hogwarts pasaban con rapidez para todos los estudiantes que intentaban disfrutar del tiempo libre que tenían entre las clases donde les abarrotaban de deberes (los cuales Phoebe nunca se preocupaba por hacer); sin embargo, para la dupla de amigos no había un día tranquilo teniendo consigo a los gemelos que siempre ideaban una nueva broma para molestarles.

Como la vez en que Theo acepto una galleta que Neville les había ofrecido (la cual Phoebe tuvo que negar debido a un mal estomacal por comer tanta harina), dejando al pobre Slytherin toda una noche en la enfermería debido a que los gemelos Weasley se había encargado de utilizar ingredientes echados a perder. Neville ahora toma como mantra de vida no aceptar favores por parte de los gemelos y tras disculparse una y mil veces con Theo, aseguro nunca más darles algo que provenga de los pelirrojos.

Y aunque Theo y Phoebe ya estaban bien y continuaban odiando a los gemelos, ahora tenían un problema mayor:

—¡CORRE THEO! ¡CORRE Y NO MIRES ATRÁS!

¿El motivo del maratón? Bueno, intentando vengarse de los gemelos Weasley por aquella galleta que le dieron a Theo, ambos habían ideado un perfecto plan para dejar caer una apestosas bombas a los gemelos en el momento exacto en el que se encontraran saliendo del pasillo que conecta a los vestidores de quidditch; más nunca se imaginaron, que en su lugar, Marcus Flint y Miles Bletchley recibirían aquellas bombas fétidas.

Oh, Phoebe había montado su escoba tan rápido que ni siquiera dejo que Theo procesará lo que había sucedido, ya que simplemente lo tomo de la túnica montándolo detrás de ella para volar lo más rápido posible al castillo. Claramente y muy molestos, Flint y Bletchley no tardaron en seguirlos dispuestos a enfrentar a los menores por aquella broma que había sido no más que un error.

Un hechizo plateado dio contra la pared y Phoebe comenzó a brincar las escaleras de dos en dos, con Theo siguiendo su paso. Estas (gracias a Morgana) se movieron haciendo que los chicos quedaran abajo y solo siguieran maldiciendo a los menores.

—¡Las pagaran! —el cabello de Phoebe paso de ser rojo a ser lila, sintiéndose un poco más segura al ver como permanecían en pisos inferiores.

—¡Mas te vale dormir con los ojos abiertos, Nott! —le advirtieron. El pobre Slytherin abrió sus ojos ante aquella amenaza y en cuanto las escaleras dejaron de moverse, subieron tan rápido como sus pies les permitieron al piso donde les habían dejado.

—¡Ay que entrar ahí! —señalo Theo la única puerta del pasillo.

Rápidamente, entraron por la puerta cerrándola tras pasar. Phoebe se apoyo en esta soltando un suspiró dramático.

—¡Uf! Vi mi muerte —murmuró, limpiando el sudor de su frente.

—Yo ya tengo hora de muerte —flaqueo Theo.

—Oh vamos, descuida, no morirás —aseguró Phoebe dándole un codazo—. Venga, vamos a ver dónde estamos... nunca había venido a esta parte del castillo —confesó con ligera emoción ante la aventura que parecía ponerse frente a ellos.

Observe el largo pasillo oscuro y solitario, para después ver con una gran sonrisa a su amigo Theo, quien a diferencia de ella, trago saliva ante la soledad y lugar terrorífico en el que parecen estar.

—Phoebs, estamos en el tercer piso, está prohibido, ¿lo recuerdas? —murmuró, tirando de su túnica—. Tenemos que regresar, o moriremos —dio énfasis a aquella palabra.

—¿Tu crees? Yo siento que Dumbledore exagero un poquito... —pensó, llevando una mano a su barbilla—. Aunque tienes razón, debemos regresar o...

Phoebe dejo de hablar de golpe al escuchar las voces de los Slytherin que los perseguían, fuera de la puerta.

—¿Entraron por aquí? —hablo uno de ellos.

—Pensándolo bien, no me importaría encontrarme con mi muerte —dijo con voz muy baja Phoebe, tomando el brazo de Theo para comenzar a correr por el pasillo, en busca de un lugar donde esconderse.

—¡Ahí hay una puerta! —señalo Theo. Sin pensarlo dos veces, corrieron hasta lo que parecia ser su salvación, mientras escuchaban las voces de los Slytherin no muy lejos de ellos—. Esta cerrada —lloriqueó, tirando del seguro.

La metamorfomaga lo empujo y rápidamente saco su varita, diciendo—. ¡Alohomora!

En cuanto el clic se escuchó, abrió la puerta empujando a Theo para que entrara y la pudiese cerrar antes de ser vistos. Pegaron sus ojeras a la puerta, intentando escuchar el camino que optaban por seguir los Slytherin.

—Será mejor irnos Flint, este pasillo esta prohibió y si los niños entraron aquí ya deben de estar muertos —dijo Bletchley, provocando que Phoebe cubriera su boca para no reír.

Los pasos se fueron alejando y lo único que ambos eran capaces de escuchar, era un melodioso sonido.

—Creen que estamos muertos —dijo algo divertida Phoebe, viendo a Theo que ya se encuentra mirando algo frente a él, pero la niña no parece querer despegar su oreja de la puerta—. Que idiotas...

—Phoebs —habló de manera aguda Theo.

—¿Qué?

—Estaremos muertos dentro de poco —susurró, alzando su mano para señalar lo que hay dentro de la habitación.

Perpleja, Phoebe musitó—: Santo Hades del Inframundo.

Y es que justo en el centro de la habitación, yace un perro de tres cabezas recostado en el piso. Phoebe miro a su alrededor para ver los instrumentos que suenen, haciendo que aquella bestia permanezca dormida. Llevó una mano a sus labios, indicando a Theo que no hiciera ruido alguno y lentamente abrió la puerta, logrando que rechinará un poco.

—Moriremos —masculló Theo, soltando un jadeo de susto.

Los instrumentos se detuvieron y ambos se giraron solo para ver como el enorme perro comenzaba a despertarse, soltando gruñidos.

Theo exclamó—: ¡CORREEEEEEE!

No tuvo que decirlo dos veces para que Phoebe saliera corriendo detrás de Theo. Por fortuna, lograron cerrar la puerta antes de que la bestia intentará lanzarse contra esta y nuevamente Phoebe coloco el seguro. Los cómplices se miraron y soltaron otro grito al darse cuenta de lo que acababan de presenciar y sin decir más salieron corriendo de aquel horrible pasillo, el cual sí podía llevarles a una horrible muerte.

—¡Un perro de tres cabezas! —grito Phoebe sin poder creerlo—. Me gustan las criaturas peligrosas —analizó tomando aire—. ¡Pero eso es de barbaros! —exclamó negando con su cabeza y causando que su cabello tomara un color gris—. ¿Cómo es posible? —se preguntó a si misma—. ¿Sabes? Hades tiene un perro de tres cabezas en la entrada del inframundo... —recordó, causando confusión en Theo—. ¿¡ACASO ESA ES LA ENTRADA DEL INFRAMUNDO!?      

–Phoebe, relájate —le pidió Theo intentando recuperar algo de respiración—. No sé si viste lo demás, pero estaban sobre una trampilla.

—A la mierda la trampilla, esos colmillos, maldición, un dragón es más lindo que esa cosa —aseguró entre dientes.

—Están cuidando de algo —continuó—. ¡Piensa Phoebs! ¿Por qué un director permitiría que una gran bestia se encontrará dentro del castillo donde hay cientos de estudiantes? ¡Por que cuida de algo! —se respondió, antes de que Phoebe pudiese dar respuesta alguna.

—Pero, ¿qué será lo que cuida? —pregunte mirando con curiosidad a Theo.

—No pues eso sí que no sé —respondió chasqueando.

Los pensamientos de Phoebe comenzaron a vagar, hasta que su retorcida y brillante mente le recordó el comportamiento extraño que cierto trío de amigos estaba teniendo; amigos que, últimamente casi no veía.

—Sera mejor ir a dormir, mucha acción por hoy, casi morimos —se apresuró a decir Phoebe.

—Dos veces. —le recordó Theo—. Bueno, yo creo que voy a morir mientras duerma —murmuró, rascando su nuca.

—Relájate Nott, no morirás... perooooo, si yo fuese tú, fingiría estar enfermo. Digo, solo por si las dudas —alzó sus hombros dedicándole una sonrisita.

—Es una buena idea —murmuró—. Bien, iré a la enfermería, descansa.

—Igual tú.

En su camino a la sala común de Gryffindor, Phoebe solo intentaban recordar nuevamente todo lo que había dentro de la habitación dónde el gran perro de tres cabezas se encontraba: un arpa, la gigantesca bestia con garras y colmillos y... ¡la trampilla! Claro que la había visto, al momento en el que perro se había puesto de pie, apoyo su gran pata sobre la trampilla, como si quisiera evitar que pudiesen entrar por ahí.

Dando brincos entro por el cuadro de la Dama Gorda y al ver a Harry, Hermione y Ron en una de las mesas apartadas, se acerco a ellos.

Coloco sus manos en la mesa llamando la atención del trío y sin pensarlo dos veces, preguntó:

—¿Qué saben de un perro de tres cabezas que custodia la que sería la entrada al inframundo?

Compartieron miradas entre sí ambos asombrados por aquella inesperada pregunta y se notaron nerviosos.

—¿Un perro de tres cabeza? —preguntó Ron—. ¿Qué sabemos de Fluffy? Nada —respondió rápidamente, provocando que Phoebe sonriera.

—¡Ronald! —exclamó Hermione, dándole un golpe en el brazo.

—¿Fluffy? —murmuró—. ¿No se llama cerbero? —preguntó confundiéndolos un poco.

—¿Cómo sabes del perro? —indagó Harry, ignorando la pregunta de la chica.

—Hoy, Theo y yo casi morimos —mostró una pequeña sonrisa como si eso fuese algo de lo cual debía estar orgullosa.

—¿Nott lo vio? —pregunto Hermione.

—Sí. Estábamos huyendo de unos chicos que estaban por matarnos, fue un accidente, para ellos no iban las bombas fétidas —aclaró de manera nerviosa—. Pero como sea, ¿saben por qué esta en el castillo? Digo, yo solo me pongo a pensar en lo que pasaría si esa cosa queda suelta y solo se me vienen a la mente las palabras muerte, caos y sufrimiento.

—Bueno, en realidad, creemos que está cuidando algo. Algo muy importante —hablo Hermione.

Phoebe llevó una mano a su barbilla, pensando—: ¿Tiene algo que ver con Flamel? —preguntó.

Los tres se miraron entre sí. Harry suspiró al ver como Phoebe les miraba con sus grandes ojos grises, indicando que no dejaría de hacer preguntas hasta obtener las respuesta, por lo que decidió responder:

—La piedra filosofal —aclaró Harry.

—Oh vaya, eso es muy importante —murmuró asombrada.

—¿Sabes lo que es? —preguntó asombrado Ron.

—Claro Ron, yo si leo —respondió algo ofendida—. Pero, ¿por qué cuida de la piedra? Más bien, ¿qué es lo que hace la piedra filosofal aquí en Hogwarts? —se corrigió su pregunta.

—Alguien quiere robarla —explicó Harry.

—¿Qué? ¿Robar la piedra? Santo Merlín —musitó asombrada—. ¿Quién?

—Creemos que Snape —ante la respuesta de Hermione, la boca de Phoebe se abrió ante el asombro.

—Nunca me agrado Snape —chasqueó, apoyando sus manos sobre sus cadera—. Yo digo que lo encerremos el calabazo y esperemos a que muera.

—¡Que buena idea! —le aplaudió Ron.

—No, no es una buena idea y no podemos hacerlo, es un profesor —les recordó Hermione, mirándoles con reproche, por lo que Phoebe rodó los ojos y Ron hizo una mueca.

—¿Y qué harán? —cuestionó Phoebe, achinando un poco sus ojos para intentar intimidarlos.

—Pues... por ahora, esperar.

—Hum, que aburrido —murmuró Phoebe—. Si hay acción me avisan ¿de acuerdo? —la mirada de los amigos demostró incredulidad con lo que decía, efectivamente el trío solo podía pensar lo retorcida que esta Phoebe, quien añadió con inocencia—. Mi vida es muy aburrida. Ahora, iré a dormir y a reflexionar en lo bella que es la vida, digo, hoy casi muero, ¡dos veces!

Como cada semana Phoebe le había mandando una carta a su padre contándole lo que le había sucedido y esa carta había quedado realmente extensa; había detallado el momento exacto en que las bombas fétidas caían sobre los Slytherin, así como también se había encargado de decirle la ruta que habían tomado para escapar de ellos y aclararle como al terminar ahí encontraron otra manera de morir debido a Fluffy, quien les había gruñido. Sí, Phoebe le había contando a su papá acerca del perro de tres cabezas y de como Harry, Hermione y Ron le habían dicho que cuidaba de la piedra filosofal.

Su padre, lógicamente, le pidió que no se anduviera con juegos ya que la piedra es un tema bastante delicado, pidiéndole que no hiciera nada estúpido (o que al menos pasará desapercibida) para no meterse en problemas. Y aunque quería obedecer a su padre, Phoebe siempre estaba al pendiente de lo que Hermione le decía acerca de dicho tema.

Y una tarde que parecía ser tranquila, su amiga llegó corriendo con su revoltoso cabello castaño, pidiendo su presencia.

—Así que, ¿a dónde vamos? —preguntó al ver como salían del castillo—. ¿Iremos a buscar más pistas de la piedra filosofal? ¡Uh! ¿Idearemos una trampa para Snape? Propongo dejarlo calvo —dijo con malicia, provocando que Hermione rodará los ojos ante las idea de la niña.

—No Phoebs, solo iremos a la cabaña de Hagrid —respondió, causando que soltará un pequeño «oh».

—Sus dulces no son tan buenos —murmuró—. Y sus galletas casi me dejan sin dientes, ¡casi!

—No comeremos dulces, ¿puedes dejar de pensar en dulces? —pidió algo divertido.

Al decir aquello, el estómago de Phoebe rugió, causando que provocara un pequeño puchero mientras llevaba su mano a su vientre, indicando hambre.

—Ahora entiendo por qué tú y Ron siempre comen juntos, digo... son iguales.

–¡Gracias! Y ¿qué habrá en la cabaña de Hagrid? —volvió a preguntar.

—Ya lo veras —fue lo único que dijo, generando misterio en la situación.

Se apresuraron para llegar debido a que estaba anocheciendo y había reglas muy claras de no estar después del toque de queda fuera del castillo. Hermione solo toco una vez cuando el semi gigante les abrió la puerta, recibiendo a Phoebe con alegría.

—¡Que bueno que llegan! —exclamó con gran emoción.

—Así queeee, ¿qué es lo que ocurre? —preguntó con algo de emoción.

—Bueno, sé lo mucho que te gustan las criaturas y también sé cuanto te gustan los dragones, por lo que no quería que te perdieras de conocer a mi bebé dragón.

Tras decir aquello, Hagrid se movió dejando ver un pequeño dragón en la mesa. Phoebe soltó un grito emocionada y corrió frente a la mesa para poder ver mejor al dragón, que parece mirar todo con asombro.

—¡Por todas las grageas de todos los sabores! —chillo emocionada—. ¡Es un Ridgeback noruego! ¿Cómo? ¿Dónde? ¡¿ME LO REGALAS!? —gritó mirando a Hagrid con emoción, que negó algo divertido.

—Oh, no, no, ya me conoce como su mamá.

—Hola bebito —acarició su cabeza sin poder evitarlo, causando que el dragón escupiera fuego—. ¡Hey! Cuidado que soy tu tía, eres tan bonito, ¿Cómo se llama?

—Aún no tiene un nombre, ¡pero pensaré en uno!

—Han perdido la cabeza —dijo Ron, mirando a Harry y Hermione.

—¡Es tan lindo, Hagrid! ¿Podré venir a verlo? —preguntó emocionada.

—Claro, tu casa es mi casa. Es un dicho muggle, ¿no? ¿Lo dije bien? —miró a Hermione que asintió riendo.

—Sí, Hagrid, lo has dicho bien. Ahora, ¿planeas decirnos como cuidaras de Noberto cuando tu cabaña es de madera?

—¡Hechizo contra el fuego! —se apresuró a decir Phoebe—. Ya pensaremos en algo para que Norberto viva bien y aparte, ¡el bosque es enorme! Mis primos Matt y Roan me dijeron que en sus años había un dragón viviendo en el bosque —murmuró con sus ojos bien abiertos y mirando a Hagrid en espera de que confirmará aquello.

—Están dementes —murmuró Ron.

—Entonces, ¿el dragón? —preguntó Phoebe abriendo aun más sus ojos.

—¿Hagrid? —le llamó Harry al ver como miraba por la ventana.

—Alguien ha estado mirando por la rendija de la cortina. Era un chico y va hacía el castillo.

Los cuatro se pararon asomándose por la ventana y aunque estuviera corriendo, sabían de quien se trataba:

—Malfoy ha visto el dragón —masculló Phoebe.

Se apresuraron para marcharse de la cabaña de Hagrid antes de que hubiese más problemas de los que ya parecían tener.

—Gracias por avisarme sobre el drago. Amo los dragones más de lo que amo vivir —exagero Phoebe, mientras entraban a la sala común de Gryffindor.

—Lo sabemos —dijo Harry algo divertido—. Cuando hacemos deberes no dejas de hablar sobre dragones.

—Mi hermano Charlie trabaja en Rumania con dragones —le informo Ron con una sonrisa.

—¡Claro! Tu hermano Charlie y mi primo Matt estuvieron juntos en Hogwarts —recordó Phoebe con una sonrisa—. Espero poder ser dragonolista...

—¿Tu quieres estudiar dragones? —preguntó perpleja Hermione.

—Bueno, es una opción —respondió alzando sus hombros—. Papá cree que es una excelente idea.

Los tres se miraron algo sorprendidos ante lo dicho por Phoebe, pero Ron se atrevió a decir lo que pensaban:

—Tu familia es muy rara.

—Oh, lo sé.









Nota de autora:

Tardar años en editar una fic que ya tengo terminada es mi pasión uwu

En fin, espero ponerme las pilas y actualizar al menos una vez a la semana <3

Lots of love, Cici 🍪💙

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