➹ Cap. 31
Desde que había sido rescatado de las manos del brujo seguidor de Inadu, Hardin había cambiado bastante, quedó muy traumado, enterarse de la muerte de Jackson fue peor ya que lo apreciaba y le dolió mucho saber que por su causa, Jackson había muerto.
Los días después de lo sucedido habían sido bastantes caóticos para la familia Mikaelson quienes estaban más en alerta por lo que pudiera pasar.
─ Ya ha pasado una semana así ─ dijo Hayley soltando un suspiro mientras miraba a su hijo ─ nada de ésto está bien ─ comentó observando a Klaus.
Klaus se había culpado bastante por no haber protegido a su hijo cuando lo lastimaron, Hardin no había hablado nada desde entonces, solo lloraba de repente por las noches por causa de las pesadillas.
─ Camille dice que es un trastorno de estrés postraumático ─ recordó Klaus ─ nuestro hijo se recuperará pronto.
─ ¡Es solo un niño! ─ Hayley ya no podía más, sentía que estaba al borde de un colapso, no solo había perdido a su esposo sino que su hijo fue secuestrado y torturado y ahora no hablaba nada desde su rescate ─ ésto es nuestra culpa por no cuidarlo más, debíamos saber que destruir a esa maldita bruja no sería fácil ─ gruñó.
─ Sí, nos equivocamos al pensar que podríamos hacerlo fácilmente ─ dijo Klaus cargando a Hardin entre sus brazos mientras lo miraba atentamente ─ ésto no se quedará así ─ aseguró.
Klaus era demasiado vengativo, iba a cobrarle al El Vacío lo que sus seguidores le hicieron a su hijo.
─ ¿Qué estás planeando? ─ preguntó Hayley al notar su mirada vengativa.
─ ¡Mataré a esa maldita y a todos los que la siguen! ─ juró Klaus.
─ Con gusto te ayudaré ─ dijo Hayley.
Habían lastimado a uno de sus hijos y no dejaría pasar fácilmente ese hecho.
Klaus besó la mejilla de Hardin, Camille le había dicho que tuviera paciencia y no presionará las cosas, qué su hijo solo volvería a hablar nuevamente pero Klaus ya estaba desesperado, al igual que Hayley le dolía ver a su hijo de esa manera.
Hardin era solo un niño pequeño, no tenía por qué sufrir de esa manera tan terrible.
─ ¡Las plagas están invadiendo Nueva Orleans! ─ exclamó Kol entrando a la residencia junto con Elijah por detrás.
─ ¿De qué hablas? ─ preguntó Hayley sosteniendo a su hija entre sus brazos.
Elijah suspiró con frustración mirándose mutuamente con Kol, habían estado tranquilos por un tiempo pero los problemas volvieron a la familia y con todo.
─ Suponemos que son más seguidores de El Vacío ─ murmuró Elijah.
─ ¡Lo son! ─ aseguró Kol.
─ No estamos seguros de eso ─ dijo Elijah.
─ ¿De qué hablan, qué pasó? ─ preguntó Klaus acercándose a ellos al escucharlos.
─ Algunos niños fueron sacrificados, no creo que sea casualidad todo ésto ─ comentó Kol.
─ Freya vio a un brujo que no es de aquí ─ agregó Elijah.
─ ¿Lo mataron? ─ Klaus esperaba que sí, si a él alguien se le hacía extraño o le inspiraba desconfianza, no dudaría en matarlo.
─ No, dijo que apenas lo vio un momento y luego desapareció ─ contó Elijah.
Hayley y Klaus se miraron mutuamente al escucharlo.
─ Él viene por Hardin ─ dijo Hayley convencida de sus palabras.
Al escuchar a su madre decir eso, Hardin sintió mucho miedo inevitablemente, no quería pasar por lo mismo de antes.
Klaus palmeó con lentitud la espalda de su hijo al sentirlo inquieto entre sus brazos.
─ Debemos sacar a Hardin y Hope de Nueva Orleans ─ mencionó Klaus.
Tener a sus hijos en el Barrio Francés era muy peligroso dado a la situación en la que se encontraban actualmente.
─ Si, esté lugar es lo menos seguro para ellos ahora ─ estuvo de acuerdo Hayley.
─ Hablaré con Rebekah ─ avisó Elijah sacando su teléfono del bolsillo de su traje.
─ Kol tú irás con Rebekah ─ dijo Klaus mirándolo.
Kol suspiró asintiendo con su cabeza, aunque no le gustará que le dieran órdenes, no era el momento para hacer escándalo.
─ Bueno ─ aceptó Kol.
[...]
Al salir de Nueva Orleans con sus dos tíos y su hermana Hope, Hardin pudo estar tranquilo al no sentir miedo.
Después de horas manejando, habían llegado a lo que parecía ser una casa grande alejada de la población humana.
─ Bien, aquí pasaremos un tiempo ─ dijo Rebekah bajando del auto una vez que su hermano estacionó el vehículo.
─ Espero que no sea por mucho ─ deseó Kol abriendo la puerta detrás para tomar a Hope en sus brazos.
─ Estaremos aquí el tiempo necesario ─ mencionó Rebekah dándole una mirada mientras cargaba a Hardin en sus brazos.
Ambos originales entraron dentro de la casa en la que estarían por un tiempo indefinido junto con los mellizos.
Todo estuvo normal desde que llegaron y se instalaron, después de media hora Rebekah había salido a comprar algunas cosas para sus sobrinos que les hacía falta, Kol por otra parte se había quedado al cuidado de ambos niños quienes se encontraban en el piso de la sala del lugar en ese momento mientras eran vigilados por Kol.
Hardin siguió manteniéndose en silencio hasta que vio por el reflejo del vidrio de un ventanal cerca de él la figura de un hombre desconocido causándole miedo y por lo tanto haciéndolo llorar del pánico que sintió.
─ ¿Qué pasó? ─ Kol se acercó a Hardin al escucharlo llorar.
Hardin apuntó con su dedo hacía el ventanal para que su tío viera la figura del sujeto, cuando Kol giró su cuello para ver a dónde señalaba Hardin, no vio nada.
─ ¿Viste a alguien? ─ preguntó Kol mirándolo nuevamente.
Hardin asintió con su cabeza haciendo suspirar con frustración a Kol quién rápidamente sacó su teléfono del bolsillo.
─ Regresa Rebekah, creo que ya saben dónde estamos ─ Kol le mandó un mensaje de voz al teléfono de su hermana al no responder la llamada que le había hecho.
Hardin miró a su tío en silencio, pensó que en ese lugar estaría a salvo pero tal parecía que no sería así.
Con rapidez, Kol acercó a Hardin hacía Hope manteniéndolos juntos hasta que Rebekah llegará en el auto que se había llevado.
─ Bien, cálmate ─ susurró Kol para sí mismo.
Kol no quería preocuparse por algo que no estaba completamente seguro, su sobrino seguía siendo un niño a pesar de todo y por lo tanto no podía creerle todo lo que decía ver, mucho menos con el trauma que había quedado desde su secuestro.
La puerta abriéndose sacó de sus pensamientos a Kol quién suspiro al creer que se trataba de Rebekah.
─ Menos mal que volviste ─ dijo Kol mirando en dirección de la puerta.
Al no ver entrar a su hermana por la puerta, las alertas en la cabeza de Kol se activaron poniéndolo en alerta.
─ Hola ─ un hombre desconocido, de no más de treinta años, apareció de repente.
Kol lo intentó atacar pero éste rápidamente le rompió el cuello de un movimiento de mano con su magia. Al dejarlo inconsciente, el sujeto se acercó sonriéndole a los dos niños.
Hope lo miró con curiosidad en silencio por un segundo antes de seguir jugando en el suelo, Hardin por otra parte lo miró atentamente sin hacer nada al sentir demasiado miedo en ese momento.
─ Hola ─ el sujeto cargó a Hardin en sus brazos mirándolo atentamente ─ ¿Sabes por qué te encontré? Tú me trajiste aquí, nada de ésto sería posible sin ti ─ le dijo.
Hardin tragó saliva sintiendo más miedo que antes al escucharlo.
¿Cómo fue qué él lo trajo ahí?. Pensó Hardin mentalmente confundido, él no había hecho nada para que eso pasará, ni siquiera hizo magia desde el secuestro por miedo.
─ Pronto volveré a verte ─ aseguró él dejando a Hardin cerca de Hope ─ pronto tú también serás de mucha ayuda para mí señora ─ le dijo a Hope tocándola.
El brujo se alejó de ambos niños con lentitud, miró a Kol al escucharlo quejarse entonces nuevamente con un movimiento de mano le rompió el cuello por segunda vez, luego se acercó a una pared dejando la marca que representaba a su señora para dejarles una advertencia a los Mikaelson de lo que les esperaba.
Antes de irse de la casa, él les dió una última mirada a los dos niños Mikaelson, no los mataría, dejaría que eso lo hiciera su señora.
Cuando Rebekah llegó minutos después apurada al lugar luego de escuchar el mensaje de voz que Kol le había dejado, Rebekah encontró a su hermano inconsciente en el suelo haciéndola asustar ya que imaginó que se habían llevado a sus sobrinos pero soltó un suspiro aliviado al verlos en el suelo de la sala.
─ ¡Hardin! ¡Hope! ─ Rebekah se acercó rápidamente a sus sobrinos tocándolos ─ ¡Kol, levántate! ─ gritó mirando a su hermano.
Kol soltó un quejido levantándose del suelo molesto.
─ ¡Carajo! ─ Kol se tocó la cabeza al sentir dolor en su cuello ─ ¿Qué pasó? ─ preguntó.
─ Eso es lo que yo te pregunto ─ dijo Rebekah aún asustada ─ llegué y estabas con el cuello roto ─ comentó.
Kol miró rápidamente a dónde dejó a sus sobrinos, al verlos ahí suspiró aliviado.
─ ¡Me rompieron el cuello! ─ gruñó Kol.
─ ¿Quién? ─ preguntó Rebekah.
─ Un sujeto que no conozco, el infeliz me rompió el cuello dos veces ─ dijo el original.
Rebekah desvió su vista hacía la pared al ver lo que había allí, al notar su mirada, Kol miró en esa dirección dándose con la misma marca que había visto en el lugar donde sacrificaron a los niños de Nueva Orleans.
─ Ésto fue una advertencia ─ mencionó Rebekah.
¡CAPÍTULO 31!
Hola, aquí les dejo un nuevo capítulo de Hardin que me han estado pidiendo mucho. Espero que les guste.
Rebekah y Kol se fueron de Nueva Orleans con sus sobrinos pero de igual manera un seguidor de Inadu los encontró.
¿Qué les pareció?
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