𝙏 𝙒 𝙊

Aquella mañana del lunes lluvioso, a mediados de mayo, los telediarios avisaban lo ocurrido la pasada noche en el psiquiátrico de Incheon. Un interno peligroso con antecedentes penales había escapado a costa de la muerte de dos enfermeras y, al menos, cinco heridos de gravedad. Se desconocía su paradero y rogaban que si los ciudadanos lo veían que, por favor, avisaran inmediatamente a las autoridades. Con ello, dieron su nombre y publicaron una fotografía suya. Eso hizo que Jisung palideciera y los recuerdos le golpearan como hace años.

Algo que creyó tener en el olvido resurgió.

- ¿Tú no tenías a un compañero que se llamaba así? - preguntó su padre mientras leía el periódico, viendo por encima de la montura de sus gafas a su hijo mayor.

- ¡Oh, Dios! - bramó su madre, llevando una mano a su boca - ¡Es el muchacho que asesinó a sus padres!

- ¿Enserio? - su hermano menor, Junhan, cuestionó entre risas sin llegar a creerselo, pareciéndole un tema morboso.

- Sí... iba a mi clase - susurró aún pálido, apartando sus cereales.

- Ha venido a vigilarte por las noches - se burlaba su menor acercándose a él poco a poco.

- ¡Cállate! - exclamó Jisung - ¡Esto no es una broma, idiota!

- Cálmate, cariño - suavizó su madre -. Pronto lo cogerán, solo es un loco suelto más.

- ¿Qué pasa? ¿Temes que te descuartice? - Junhan alzó la voz y pellizcó por debajo de la mesa el muslo de su mayor, haciéndolo sobresaltar.

- ¡Vete a la mierda!

- Pero si hace diez años que eso sucedió, Jisung - dijo su padre de forma desinteresada.

- Sólo han sido siete años desde que lo internaron - contradijo.

- Aún así, dudo que se acuerde de ti, solo eres uno más del montón.

- Tú no le hiciste nada a ese chico, cayó en la locura por los padres que tenía - su madre agarró su mano con dulzura.

Yo no hice nada y ese fue el problema.

Jisung no deja de pensar en que si tan solo hubiera dicho algo, si hubiera intentado impedirlo, las cosas serían muy distintas ahora. Minho no habría estado la mayor parte de su juventud encerrado entre cuatro paredes, tratándolo de loco, aunque era así como los psiquiatras lo habían diagnosticado.

- Venga, niños, a clase.

- ¿Qué? - dijo en un hilo de voz.

- No vas a perder un día de clase por esto - la mayor señaló el televisor.

- Pero mamá, ¿y si quiere matar a Jisung hyung? - Junhan se llevó unos golpes del nombrado mientras reía.

Tras unas cuantas súplicas que fueron invalidadas por sus padres, ambos hermanos se encaminaron hacia el instituto. Junhan no paraba de hacer bromas al respecto y todavía más cuando veía a Jisung alerta a todo movimiento a su alrededor.

- Estás como si fueras tú quien lo llevó al loquero - bufó el menor, harto del comportamiento del pelinegro.

- No es un loquero, ellos no están locos.

- Ya, claro - dijo irónico -. El único loco aquí eres tú ahora mismo.

- ¿Qué? - murmuró. No lo estaba escuchando, estaba pendiente de su alrededor.

Esa sensación de que le miraban la nuca había vuelto, y esta vez juraba que no eran imaginaciones suyas.

- ¡Boo! - el pelinaranja le asustó, haciéndole gritar y tropezar con sus propios pies para estar a punto de caer a la carretera.

Vio la expresión de horror en su hermano y el sonido de un coche pitando, pero unos brazos fueron más rápidos hasta agarrarlo y separarlo de la carretera antes de ser atropellado.

Jisung miró con asombro a aquel que le había salvado la vida mientras su hermano suspiraba aliviado.

- Chan... Chan hyung - susurró asombrado, abrazándose a su torso.

- Pequeño, debes tener más cuidado - besó su cabeza, asustado también por ese momento tan intenso.

- Menos mal que tienes un novio con más cabeza que tú, idiota - se quejó Junhan para después desaparecer camino al instituto.

- ¿Qué harías sin mí? - rió Christopher, sacándole una sonrisa a Han.

- ¿Has visto las noticias? - preguntó iniciando su camino.

- No, ¿por qué? Por cierto, ¿cómo llevas el examen?

Oh, mierda. Se había olvidado por completo que a primera hora tenían examen de biología y, para colmo, era uno de los finales. Él y sus amigos estaban bastante estresados durante las últimas semanas puesto que se preparaban para los exámenes finales y el examen de acceso a la universidad.

Cuando quiso darse cuenta, ya se encontraba en el pasillo de su instituto, las personas que iban a su clase estaban en el pasillo, algunas sentadas en el suelo, otras en pie, pero todos llevaban en sus manos los libros de la materia, dando un último repaso antes de que abrieran la puerta del aula.

- Chicos - habló Jisung. Ninguno de sus amigos levantó siquiera la cabeza para mirarlo -, ¿habéis visto las noticias?

- Tengo mejores cosas que hacer - respondió Felix pasando la hoja.

- ¿Quién se ha muerto? - preguntó Hyunjin.

- Nadie.

- Entonces no me interesa.

- Pero es importante - se quejó Han moviendo sus manos en desespero.

- Esto sí que es importante - Changbin golpeó su libro y con una mirada le advirtió que cerrase el pico.

- Pero-

- ¿Qué, Jisung? - preguntó Seungmin toscamente, interrumpiendole y cerrando su libro de golpe.

- Minho ha escapado del psiquiátrico.

- ¿Quién? - preguntó con una mueca en el rostro.

Jisung a estas alturas estaba alucinando con sus amigos.

- El chico al que... ya sabéis, hicimos eso - susurró procurando que nadie les oyera.

- ¿Hacerle qué? - Seungmin negó con la cabeza, volviendo al libro.

- Jisung, olvídate ya de eso, Minho estaba loco - se quejó Felix.

- Además, pasó hace mucho tiempo, fueron cosas de críos - siguió Kim.

- No lo entendéis, él ha asesinado a dos personas ya.

- Por favor, estás dramatizando las cosas - le gritó Changbin haciéndolo callar.

- Cielo, creo que estás sacando las cosas de contexto - Chris le dijo dulcemente -. Luego hablaremos de eso, ahora lo importante es el examen.

Jisung mostraba desespero en sus ojos para cuando todos se levantaban y se adentraban en el aula tomando asiento una vez que el profesor abrió la puerta. Hizo lo mismo, tomó asiento en su pupitre e intentó evadir el tema de Minho por el momento. La mano que cogía el bolígrafo temblaba y no precisamente de los nervios del examen.

Cuando salieron del aula, Jisung seguía sin poder quitarse a Minho de la cabeza y cualquier mínimo ruido lo exaltaba. Ahora se dirigían a la cafetería, todos hablando de posibles respuestas y él atrás, sin prestar atención a lo que decían.

- Hola chicos - saludó Jeongin, otro amigo que iba un curso por debajo, siendo el más pequeño del grupo -. ¿Qué tal os ha ido?

- Bien, era fácil - presumió el rubio de Lee.

- Eso dilo por ti - escupió Hyunjin, comiendo con una mueca de enfado.

- ¿Y a ti, Jisung? - Han lo miró y la expresión de perdición hizo que algunos de sus amigos suspiraran.

- ¿Qué?

- Jisung está preocupado porque Minho ha escapado del psiquiátrico.

- ¿De verdad? - cuestionó Jeongin comiendo con normalidad.

El castaño frunció el ceño. Incluso Jeongin, que había sido siempre un niño muy puro e inocente, no se inmutaba ante eso.

- ¿Pero es que no tenéis miedo? - preguntó anodadado.

- ¿Miedo? ¿De qué? - rió Felix con una carcajada final, haciendo que varios también rieran con él.

- Nosotros le-

- Nosotros no hicimos nada, Jisung, así que cierra la boca - amenazó Changbin señalándolo con el dedo.

Han desvió la mirada hacia su pareja. Christopher seguía comiendo sin mirarlo. Quizá estaba avergonzado de la actitud de su novio.

- Seguramente esté vagando por las calles como un mendigo - Seungmin le dijo, encogiéndose de hombros.

- Estoy alucinando - golpeó la mesa, levantándose -. No me puedo creer que podáis tener tanta indiferencia.

Se marchó furioso de la cafetería, dispuesto a irse a su casa.

- ¡Han! - gritó Bang a sus espaldas, llegando a trote a su vera.

- ¿Qué quieres?

- Te acompañaré a casa.

- No hace falta.

- Sé que te quedarás más tranquilo así.

- ¿En serio, Chan? ¡Si tu no crees en mis palabras! - golpeó su pecho casi sin fuerza.

- Cálmate, ¿quieres? Que ese loco ande suelto no nos conviene a ninguno, lo sé, pero montar este drama tampoco hace bien a nadie.

- ¿Cómo no me voy a preocupar? Nosotros lo hicimos así, nosotros-

- Dijimos que nunca hablaríamos de eso y así seguirá siendo, ¿vale, Jisung? - ya se encontraban frente a la casa del menor - Entra en casa, tómate una tila y relájate - le dió un beso casto en los labios -. Te quiero, ardillita.

- Y yo a ti - respondió embobado y una sonrisa tonta.

Esa misma tarde al anochecer, en la piscina del instituto, el entrenador del equipo de natación les felicitaba por un arduo trabajo y les aseguraba que ganarían la competición de la semana siguiente. Los miembros del equipo salían dispuestos a cambiarse en los vestidores, más uno de ellos se quedó parado al lado de la piscina.

- Kim - llamó su entrenador, acercándose a él con las manos en la espalda -, ¿ocurre algo?

- ¿Sería posible que me quedara un rato más? Me gustaría practicar un poco antes de marcharme - el entrenador sonrió de oreja a oreja, palmeando el hombro mojado del morocho.

- Eres uno de mis mejores nadadores, Seungmin. Por supuesto que puedes quedarte, le diré al conserje que se asegure de no dejarte aquí encerrado.

- Muchas gracias, entrenador.

El hombre salió y pronto dejó de escuchar las voces de sus compañeros. Cuando estuvo todo en absoluto silencio se encaminó hasta el trampolín y saltó desde él para hacer unos largos. De su cabeza no salía lo preocupado que había visto a su amigo Jisung aquella mañana. Fueron cosas de críos. Se dice a sí mismo cada vez que recuerda a Minho. Seguramente ya le han cogido. Quiere creer aunque tiene una sensación que no le deja tranquilo.

Cuando quiso darse cuenta, por la ventana del pabellón solo se veía oscuridad y supo que era momento de irse a casa. Salió de la piscina, quitándose el gorro y las gafas protectoras. Sus pasos se detuvieron al ver como la puerta se movía tras un golpe en ella, más no había nadie tras ella por lo que pudo ver en su brusco movimiento y tampoco había nadie allí con él.

- ¿Hola? ¿Hay alguien? - cuestionó en voz alta, su voz haciendo eco mientras visualizaba el fondo del pabellón, totalmente oscuro y sin luz.

Algo asustado se dijo que cogería sus cosas, las cuales estaban en las gradas, y se marcharía de ahí lo más rápido posible. Sin embargo, al girarse, se encontró con una figura estática a unos metros de él. Seungmin ahogó un grito y retrocedió por inercia.

- ¿Quién eres? - la tenue luz del lugar no le permitía ver correctamente el rostro de quien estaba parado en su camino.

- ¿Ya no me recuerdas, Minnie? - caminó lentamente, haciendo que Kim retrocediera a su vez.

Cuando pudo reconocer el rostro de Minho quiso gritar y llorar. Estaba bastante cambiado, ahora era delgado, alto y bastante pálido. Ya no era el niño gordito y lleno de energía de hace años. Seungmin juró que ya no había nada del pequeño Minho en esos ojos.

Jadeó cuando visualizó un trozo de cristal afilado en su mano izquierda. Vestía completamente de negro y sus ojos, de igual forma negros, penetraban en su figura.

- Oh, no te haré daño... No con esto.

- Por favor, Minho, podemos hablar - pidió mostrando sus manos en signo de rendición.

- ¿Hablar? - preguntó sarcástico y una risa final -. No me dejasteis hablar, me hicisteis callar.

- Fueron cosas de críos, estamos arrepentidos - su voz y su cuerpo temblaban y Minho disfrutó con su miedo -. So-solo estábamos jugando.

- Yo también quiero jugar, Minnie. Quiero divertirme igual que lo hicisteis.

Con una sonrisa que puso los vellos de punta a Seungmin, este recibió un fuerte golpe en su rostro que hizo que se resbalase con el agua que brotaba de su cuerpo y cayera al suelo dándose en la cabeza. El golpe le hizo sangrar y se aturdió tanto que no pudo defenderse ante la patada que le proporcionó en el estómago.

- Para, para por favor - suplicó viéndolo con la vista borrosa.

Minho no le escuchó y pateó una y otra vez el cuerpo de Seungmin con fuerza hasta que cayó en la piscina sin esperarlo. Seungmin se retuerce bajo el agua adolorido y se mantiene ahí abajo con la intención de poder escapar. No obstante, sus cabellos fueron tirados hacia arriba y entre gemidos de dolor salió a la superficie mientras lloriqueaba.

- Por favor, por favor - suplicó atemorizado -. Lo siento.

- ¿Qué sientes?

- ¡Siento lo que te hice! ¡Lo que te hicimos! - gritó desgarrandose la garganta.

- Oh... Me siento... - titubeó pensativo y Seungmin pudo ver un halo de esperanza -. Mentira, ya no siento nada.

Hundió la cabeza de Seungmin bajo el agua y luchó por mantenerlo en ella a la vez que forcejeaba.

Sonrió con orgullo cuando dejó de resistirse y soltó su cabello dejando que el cuerpo flotase sin vida. Al fin se había quitado un peso de encima y lo haría con todos los que le arrebataron todo.















aparecerán personajes de xordinary heroes como secundarios, vayan a stanearlos, un kiss :3

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