𓄸 03. 𝐬𝐮𝐧 𝐤𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬
『t r e e』
『𝐁𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐨𝐥』
❝El sol del verano es tan cálido... Pero una vez que se pone, tengo que volver a ese lugar tan frío❞
𝐒
𝐔
𝐍
𝐊
𝐈
𝐒
𝐒
𝐄
𝐒
La joven chica sentía la garganta caliente como el sol del verano. No quería aceptar esas sensaciones, pero la idea de la operación la ponía enferma. Si perdiera sus sentimientos, no sería más que un cascarón vacío.
Había llegado un pequeño rayo de luz a su vida cuando conoció a aquel chico y no quería perderlo. Pero las consecuencias de esta enfermedad eran graves.
La muerte.
Morir por amor.
Similar a mi madre. Pensó.
Si eso significaba escapar de su tortuoso día a día, tal vez no le importaba sucumbir a su amor por él.
Todoroki no era como su padre. Era una persona amable, aunque no se le notara en la cara. Así que si era él, tal vez enamorarse, estaría bien. De cualquier manera, ella no tendría un futuro brillante así que decidió que el camino de la aceptación era la mejor elección.
Los días siguieron pasando, y Azumi continuó sentándose a diario en el mismo banco. Pero Todoroki ya no se acercaba a ella, se había tomado sus palabras a pecho, dejándola sola.
Azumi sabía que eso era obra suya. Sabía que era mejor así. Pero esos pétalos seguían saliendo de su garganta.
Siempre los retenía hasta que Todoroki no estuviera a la vista, entonces los tosía todos.
Sin embargo, hoy era diferente. Hoy esos pétalos blacos como la nieve se habían teñido de rojo. Eso confirmó la sospecha de que la enfermedad estaba empeorando.
Pero, ¿qué podía hacer para detenerla?
Tener Hanahaki era sofocante y doloroso, pero no era nada comparado con el dolor al que se ha enfrentado constantemente durante tres años de su vida.
Para Todoroki, controlar a Azumi desde lejos se convirtió en un hábito. Siempre estaba preocupado por sus heridas y por el empeoramiento de su estado emocional. Sabía que no podía abandonarla, pero no sabía qué hacer.
Ella le había dicho que la dejara en paz pero él ya no podía abandonarla.
Cuando un día la vio caminar en una dirección distinta a la de siempre, decidió seguirla. No quería parecer desconfiado, pero sentía verdadera curiosidad por saber qué hacía.
La joven de ojos marrones, contemplaba el océano teñido de gris por las nubes, a unos 350 pies de ella. El sonido de las olas apenas se oía por encima del aullido del viento.
El frío mordía su piel expuesta, pero ella no le prestaba atención, toda su atención estaba abajo, un paso más y caería engullida por aquel mar plateado. Su pelo castaño se agitó hacia atrás por el viento revelando su rostro manchado de lágrimas.
Un paso más.
─¿Qué haces?─
Sus orbes marrones se fijaron en un chico, después de que ella girara para encontrarse con el dueño de esa voz. Pero esto hizo que perdiera el equilibrio y empezara a caer lentamente hacia atrás.
Sus ojos heterocromáticos se abrieron de par en par y su pelo mitad rojo y mitad blanco se alzó en pánico mientras corría hacia delante con una mano extendida.
Hermoso... Pensó mientras cerraba los ojos y se dejaba caer.
La chica esperó a que el mar fresco se la llevara, pero un dolor agudo impactó contra sus tobillos. Sus ojos se abrieron y notó que el hielo la pegaba al suelo.
─¿Por qué...? ¿por qué me salvaste?─ Susurró mientras más lágrimas amenazaban con derramarse. ─¡¿No te diste cuenta de que quería caerme?!─
Más y más lágrimas se derramaron de los ojos de la joven, mientras que el chico se limitaba a observar en silencio.
─Sólo quiero que terminen... las peleas... el dolor... todo─ Sollozaba. ─Me dije a mí misma que aguantaría hasta que...─ Hasta que el Hanahaki acabe conmigo.
Los ojos del chico se abrieron de par en par ante su confesión. Se acercó a ella y le puso una mano en el hombro.
Ella se sintió patética. Volvía a mostrarle su debilidad.
Ella no tenía intención de saltar, era demasiado cobarde para eso. Pero cuando se calló, no se asustó, simplemente lo aceptó.
─¡No me toques!─ Exclamó mientras lo miraba entre lágrimas. ─N-no lo entenderías...─
─¿Cuál es tu nombre?─ Le preguntó y los llantos de Azumi cesaron mientras lo miraba.
─¿Mi nombre...?─ Murmuró ella, insegura de por qué él sacaba el tema.
─Sí, te dije el mío, pero tú no me has dicho el tuyo─ Dijo y Azumi casi se rió de su franqueza.
─Azumi...─ Sonrió, con el pelo pegado a la cara por las lágrimas.
Extrañamente, esas palabras la salvaron.
Se preguntó qué pensaría él de ella.
Acaso... ¿se preocupaba por ella?
El picor en su garganta le hizo intentar pensar en otra cosa, pero las palabras que salieron de su boca sin su permiso la sorprendieron.
─¿Estarías triste si yo desapareciera?─ Azumi preguntó bruscamente y Todoroki sólo le devolvió la mirada en silencio.
Por supuesto que no lo haría.
─Lo siento, ignora eso. Fue tonto preguntar─ Puso una mano sobre el hielo, y al tocarlo con todos sus dedos hizo que desapareciera.
Todoroki parecía impresionado por esta acción, pensando en que Midoriya probablemente también lo estaría.
Cuando él le preguntó cuál era su peculiaridad, su sonrisa se transformó en una triste.
─Negación de quirk─ Murmuró mientras apartaba la mirada, avergonzada. ─Puedo borrar cualquier cosa relacionada con un quirk si la toco con los 5 dedos de una mano─
─Únete a U.A.─ Anunció de repente y fue el turno de Azumi de sorprenderse, soltando una risita ahogada.
─No sé por qué lo dices, pero gracias─ Agradeció en voz baja con una pequeña pero dolorosa sonrisa.
─Quizas no me creas, pero realmente mi quirk no es tan fuerte. Fui un inútil en los exámenes de ingreso a la escuela de héroes a la que me presenté...─ Habló. ─Si aceptas tendrías desventaja. Pero con tu quirk, podrías convertirte en una gran heroína. Nuestra profesor tiene un quirk parecido al tuyo─ Continuó, y al notar que ella temblaba de frío, encendió una llama.
─¿Vuestro profesor...? ¡¿Y tú tienes dos quirks?! ¿Eso es posible?─ Habló asombrada. ─Pero yo... no puedo competir contra adolescentes como tú─ Azumi suspiró, tocando la llama para que desapareciera. ─Eso es lo mejor que puedo hacer, más nada─
─Estoy seguro de que si entras mejorarás mucho. Además si te transfieres a nuestra academia, podrás mudarte a los dormitorios─ Explicó, y los ojos de Azumi se abrieron de par en par.
¿Un dormitorio? ¿No tendría que quedarme otra vez en ese lugar...? Múltiples pensamientos pasaron por su mente hasta que finalmente respondió.
Quería aferrarse a esa esperanza.
Ella deseaba desesperadamente un lugar seguro al que llamar hogar.
Un lugar donde pueda ser feliz.
Un lugar donde se sienta un paz.
Y... quizás... si ella se acercaba a él, sólo quizás... el podría llegar a sentir lo mismo por ella.
Ese pensamiento la hizo sentir cálida por dentro. No como una quemadura dolorosa, sino como la suave llama de Todoroki.
─Yo... yo...─ Tartamudeó. ─Yo quiero...─
─Entonces vamos─ Declaró él, agarrándola del brazo.
Ella podía verlo, ese posible futuro. Si lo quería tendría que preguntarle a su padre si podía ir a esa escuela. Su futura respuesta es obvia.
¿Qué sentido tendría pedirle permiso si la respuesta estaba clara? Y eso sería sólo si la U.A, la mejor escuela de héroes, aceptaba a alguien como ella.
Sus pensamientos hicieron que su cuerpo se tensara una vez más y Todoroki se dio cuenta de ello, ya que seguía sujetándola.
─¡No puedo...! Soy muy débil... y aunque quisiera, mi padre no me permitiría ir─ Azumi respondió mientras apartaba el brazo. ─Lo siento, pero no puedo ir─ Dijo antes de salir en dirección a su casa.
Sabía que tenía que irse en ese momento. Si se quedaba más tiempo, se iba a llenar de endebles esperanzas que luego serían arrancadas.
─¿No podrías al menos intentarlo?─ Preguntó, casi sonando desesperado.
Su expresión se ensombreció. Estar con él la estaba matando.
Literalmente.
─Intentarlo sólo empeorará las cosas─ Le dedicó una débil sonrisa y se marchó a toda prisa.
Mientras Todoroki contemplaba su espalda que desaparecía, algo en su interior se movía incómodo. Algo le decía que no la dejara marchar. Que la persiguiera.
─¿Estarías triste si yo desapareciera?─
Esas palabras resonaron en su cabeza una vez más.
─¡Si! ¡me entristecería mucho!─ Todoroki gritó tras ella.
Al doblar la esquina, Azumi se desplomó sobre sus rodillas. Apretando las manos contra la áspera grava, tosiendo más pétalos.
¿Estaría triste...? ¿Era esa su respuesta a mi pregunta de antes?
Antes de que los pensamientos de Azumi pudieran continuar, sus ojos se clavaron en los pétalos recién escupidos.
Estos... ¿Estos pétalos están conectados?. Azumi cogió la flor deformada y la miró con ojos tristes.
Lo se. Sé que no puedo estar con él. Lo se.
Lo sé...
Envuelta en sus pensamientos desesperados, una vez más, ella arrastró los pies por el camino a su casa.
❝Nos vemos pronto, mamá❞
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