𝟬𝟮. Lilith's b-day
Halloween era una época especial para las chicas, no solo por el cumpleaños de Lilith, sino por todo el ambiente en general.
Ambas planeaban las mejores fiestas, era la época donde todos podían salir y pasársela bien en el mundo humano, e incluso era el único día donde Annabelle lograba caminar por tierra sin necesidad de usar un estúpido tanque.
Ambas se la pasaban juntas todo el día, incluso si tenían una diferencia de edad algo significativa, incluso si eran totalmente diferentes.
Una vampiresa y una sirena, no tenía sentido que esos dos tipos de monstruos fueran amigas, pero lo eran, sabían lo especial que eran para la otra, desde que Lilith ayudó a Annabelle con un montón de personas que no querían que su padre se volviera el alcalde de la ciudad.
La ciudad de Halloweentown había tenido múltiples alcaldes en el tiempo, pero casi siempre habían sido brujas o hechiceros, las personas "más poderosas" entre los habitantes.
Pero ahora estaban contentos, incluso preferían a su padre sobre todos los anteriores alcaldes, principalmente a ese alcalde que habían tenido en el 98, no se hablaba de él.
—¿Está lista la guirnalda?–Preguntó viendo hacia arriba a su mejor amiga. La morena asintió y entonces Lilith le ayudó a bajar. A pesar de haber usado las piernas por dieciséis halloweens, siempre se le complicaba.
—Está todo listo. ¿Tu estás lista para tu fiesta de cumpleaños veinticinco? Eres una anciana por cierto.–Lilith le dio un empujón burlón.
—Por favor, soy más joven que la mayoría de vampiros aquí.
—No tengo argumentos contra eso.–Ambas rieron y se metieron en la alcaldía. Saludaron a los recepcionistas, un par de hombres y mujeres calavera que por lo general eran muy amables.
Después entrelazaron sus brazos y siguieron caminando por la sala de imágenes, imágenes de todos los alcaldes de la ciudad, Lilith no se sorprendía de que hubiera uno solo de un vampiro, ya que no tenían la mejor fama. Y era chistoso de ver, ya que solo aparecía una capa colgando en el aire sin nadie más. Si, era cierto lo de las fotografías de los vampiros.
Alguna vez deseo aprender a pintar, solo para pintarse a sí misma, pero había olvidado por completo como se veía, claro, eso pasaba cuando no te veías al espejo por más de cinco años. Extrañaba un poco el ver cómo era de verdad, pero sabía que los genes vampiros que mejoraban el ADN al transformarse la habían hecho más hermosa.
Al menos eso era lo que le decía Annabelle, no la había conocido antes de convertirse, pero siempre que se sentía insegura le recordaba lo hermosa que era.
Sufría de solo pensar que algún día Anna no estaría a su lado. Las sirenas vivían por sesenta años como mucho, y los vampiros vivían una eternidad. Era difícil saber que la gente que conoces, casi todos morirían cuando tú seguirás de la misma forma toda tu vida.
Trataba de no pensar sobre eso, pero cada vez que Anna cumplían años, era como un aterrador reloj gigante.
Llegaron a la sala de descanso, donde había unos cuantos trabajadores disfrutando de su descanso; hadas, banshees, y ogros, todos hablando y comiendo. Las chicas saludaron con amabilidad y el saludo fue recíproco.
Se sentaron juntas en una mesa después de tomar el helado que habían dejado ahí un día antes. El helado napolitano era perfecto, Anna se comía la parte de fresa, Lilith el de chocolate y compartían el de vainilla.
Todo parecía ir relativamente normal, normal para Halloweentown.
—¿Qué quieres de regalo de cumpleaños?–Preguntó Anna.
—¿No me has comprado un regalo aún?–Alzo una ceja. Conocía a su amiga, era algo distraída, pero siempre tenía la mejor intención.
—¡No! Bueno si, pero quiero saber que te hubiera gustado que te comprara y ver si adivinas lo que tengo.–Lilith río sin poder evitarlo.
—Uhm... hipotéticamente, si no supieras que regalarme... te pediría un collar que vi hace unos días en la tienda de Dimitri, el hechicero.
—¡Perfecto! Digo, no te dire nada, pero podrías haber adivinado...
—Claro... ¿sabes que no me importa que se te haya olvidado, verdad? No tienes que fingir conmigo.
—Oh, muchas gracias.–Soltó el aire que estaba conteniendo.
—Entiendo, se lo distraída que puedes llegar a ser Anna.
—En serio eres la persona que más me entiende.–Siguieron comiendo el helado felizmente.–¿Sabes que te pondrás esta noche? Papá me dijo en la mañana, perdón, se me olvidó decirte, que todo está listo para la noche, le dieron los permisos y tendrás la fiesta del siglo anual.–Lilith sonrió, sabía que cuando el alcalde se unía a sus planes de fiestas, era porque en serio serán buenas.
—Probablemente usaré mi vestido rojo carmesí de encaje.
—Amo ese vestido tuyo, en serio. Yo necesito tu opinión para mi vestido. Creo que usaré el vestido azul, pero quiero probarme el vestido rosa.
—¿Quieres que vaya contigo a qué te pruebes tus vestidos y que te de mi opinión?
—Por favor.–Ambas se levantaron, guardaron el helado y se despidieron de los empleados.
Se fueron juntas hacia las escaleras y subieron a la habitación para revisar los vestidos.
Lilith se tiró en la cama y tomó el peluche de luna que tenía. La habitación era impresionante, tenía un tanque en un lado, un montón de perlas, conchas y hasta una pecera con un pececito que a veces hablaba con ellas–la mayor parte del tiempo se quedaba callado porque era antipático–Annabeth tomó el par de vestidos y se metió detrás de una mampara que le ayudaba para tener la privacidad suficiente.
Se tardo poco, pero salió para que Lilith le subiera la cremallera. El vestido rosa era lindo, tenía un estilo de princesa, con mangas largas, era muy lindo y muy ella, se veía algo incómodo, pero a ella le gustaba.
—¿Qué tal? Honesta opinión.
—Perfecto, me encanta.
—¿Pero y el vestido azul?
—¿Después de ver cómo te queda este, igual quieres probarte el vestido azul?
—Quiero apreciar todas mis opciones.
—Bien, ve.
—Cremallera.–Lilith estiró sus manos y bajó el cierre para que se probara el siguiente vestido.
Annabelle regresó detrás de la mampara y se puso el siguiente vestido, el vestido azul. Volvió para que se lo subiera y lo apreciara.
Era un vestido por mucho más sencillo, azul celeste, de volantes, que además no llegaba hasta el suelo. Le quedaba bien también, pero no era su favorito.
—¿Qué piensas?–Estaba por responder cuando se empezó a escuchar mucho bullicio afuera, por lo que ambas perdieron el foco en los vestidos.
Annabeth y Lilith bajaron sin esperar nada y se hicieron camino entre la gente.
Al parecer el autobús había dejado a un par de chicos, ambos estaban tirados en el piso. Uno de ellos llevaba una camisa roja, y parecía ser un hombre lobo, alguien común.
El otro parecía ser un extraño, su cabello largo y castaño, su camisa de cuadros sobrepuesta a una camisa blanca. Era un humano. Lilith conocía cómo se veía un humano, había sido una no hace mucho tiempo.
—¿Están perdidos chicos?–Habló la vampiresa. Ambos miraron hacia arriba para mirarlas a ambas.
—Wow...–Se le escapó al humano al verla. Lilith sonrió sin poder evitarlo.
—Parece que necesitan ayuda. Y mucha.–Admitió.
✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top