𝐃| 04

Si de algo estaba seguro Min Suga era que ya no tenían edad para jugar al gato y al ratón. Agust le había explicado todo su plan, pero para su gusto era demasiado ridículo un enfrentamiento así de directo, prácticamente le estaba diciendo a la policía que había secuestrado a Park Ji Min, pero Agust no es el racional, él lo es.

—Esto ha sido infantil —comentó mientras que Agust miraba por la tablet la cámara que había dejado caer en el departamento de su trillizo.

—Diviértete un poco, no ha sido la gran cosa, no aún. Te lo he dicho, tendré todo lo que le importa.

—Sí, y ahora tendrás un discípulo ¿Es acaso una broma? No me gustan los malos chistes y esto me irrita.

—No hay más que entender, es un favor por otro favor. Además, tengo algo especial para el hijo de Park.

—No será capaz de matar ni a una hormiga. Haz lo que quieras, pero no es una buena idea y lo sabes —Agust mantuvo silencio mientras marcaba una vez más el número de Judas.

—Imbécil de mierda ¿Qué le hiciste a Ji Min?

—Déjame recordar, lo manipulé emocionalmente mientras lo investigaba y como premio me lo follaba, ahh, no, es verdad, me equivoque de Min.

—Te juro que si le haces daño voy a matarte.

Para eso debes cazarme antes, Judas. Y no te preocupes por eso, nunca lastimo dulces inocentes, no soy tú. Toda la sangre que cubren mis manos han sido de infelices. Nunca olvides mis palabras, todo lo que te importa será mío.

Suga mantuvo silencio mientras conducía de regreso a la mansión. La mirada fría de Agust conseguía fastidiarlo todavía más que el estúpido plan de incluir a un tercero en sus juegos. Era extraño, normalmente ambos congeniaron en todo, todo menos en la llegada del hijo de Park en sus vidas.

Ji Min había dejado su mirada perdida mientras recordaba como Agust le proponía dejar una nota en el departamento de Yoon Gi.

Quizá no le estaba doliendo lo suficiente y ya comenzaba por asustarlo, estaba molesto con su ex novio por ser solo una mentira, pero no lloraba por amarlo como al principio, ahora lloraba solamente por la traición.

Levantó su mirada encontrándose con la fría expresión de Agust bajo la suave luz que ofrecía la noche. No lo había escuchado entrar, así que limpió sus lágrimas con disimulo mientras que lo veía acercarse.

—No escuché la puerta —murmuró—. ¿Todo salió como lo querías?

—Dijo que si te lastimaba me mataría, ¿cómo puede resultar mal? —le dio una media sonrisa mientras lo miraba desde la cama—. Es el único que te sigue lastimando de los dos.

—Solo estoy molesto.

—Y respeto que lo estés. No sabías con quién tratabas.

—También te lastimó, ¿verdad? —Agust lo miró fijamente—. Por eso lo odias.

—Cree que es mejor que yo por ser un puto policía, no entiende que la escoria entre los dos, es él. Mañana te irás de aquí —Ji Min abrió su boca con sorpresa—. A diferencia de otros, no prefiero tener inocentes retenidos bajo mentiras. Si te quedas es porque lo quieres, no porque te obligue.

—Yo... te creí...

—Escucha lo que digo, Park Ji Min, este mundo no es para ti. Me has ayudado con Judas, ahora te libero, es el trato que puedo darte.

—¿Y qué sucederá cuando él me vea de regreso?

—Eres el único que sabe la respuesta a ello, sabrás que hacer —mencionó antes de apartarse y salir por la puerta.

Ji Min había cerrado sus ojos mientras suspiraba. Quizá había sido un mal movimiento, saldría de ahí mañana, iría con la policía y pondría una denuncia contra Min Agust, ¿verdad?

La mañana llegó más pronto de lo esperado, no había conseguido conciliar el sueño desde que vio a Agust anoche. Ahora él estaba ahí de pie esperando que terminara de vestirse para regresarlo a un lugar que ya no se sentía como antes. Salió del cuarto de baño con la ropa que Agust le consiguió y se acercó hasta estar frente a frente.

—Sé que... no se parecen en nada —dijo mientras intentaba no sonrojarse, se sentía ridículo—. Tus ojos son diferentes a los suyos —el mayor lo miró con curiosidad, los ojos claros de Ji Min brillaban con la luz del día, aunque rojos de haber llorado. El mayor cogió las manos del muchacho para esposarlo mientras que no dejaba de mirarlo.

Agust estaba seguro de una cosa, Ji Min no mentía cuando le pidió ayuda para que su padre lo tomara en serio, pero si algo como eso llegaba a surgir debía estar seguro del nivel de lealtad que el muchacho podía ofrecerle, de lo contrario no lo aceptaría tan fácilmente y no se destacaba por ser distraído, pero algo era seguro. Park Ji Min volvería a él.

El auto se detuvo y los hombres de Min le ayudaron a bajarlo del mismo —Cuenta hasta treinta y te podrás quitar la venda —sus manos ahora estaban sueltas.

El viaje fue eterno y ahora el sonido de la calle lo aturdía. No estuvo encerrado por mucho tiempo, pero genuinamente pensó que ya no regresaría a casa.

Soltó la venda de sus ojos cuando contó hasta treinta y vio que estaba a un kilómetro del centro de Daegu —Ni siquiera fue caballeroso —murmuró con molestia mientras caminaba a un lado de la carretera.

Estaba vacía porque hasta alguien como Ji Min sabía que se estaban acercando al terrero acechado por la mafia, claro que sí, él conoció a dos iguales a su ex novio, era testigo de eso.

Había cruzado el kilómetro, la calle ahora era transitada y las personas caminaban de aquí para allá por la acera. Se detuvo un segundo mientras pensaba en lo que haría, no estaba cerca de su departamento, no traía efectivo encima y su móvil estaba sin batería, pero en ese momento recordó que sí tenía su tarjeta de crédito. Agust le había regresado sus cosas ese día, su tarjeta debía seguir ahí.

Abrió su bolso mirando que en el interior había un fajo de dinero, no podía culparse por no revisarlo antes, ¿por qué lo haría?, pero sabía entonces de dónde salió el dinero, él no quería que se lastimara de regreso a casa, no lo había enviado desprotegido después de todo.

Hizo una parada para comer algo antes de regresar a su departamento. El móvil seguía sin batería, por supuesto, Min Agust no es perfecto.

La llave dio vuelta en el cerrojo y lo primero que vio fue a Tae Hyung comiendo sobre el desayunador. Hubo silencio por más de treinta segundos, pero las lágrimas en su mejor se pronunciaron incluso cuando corrió hasta él y lo abrazó con tanta fuerza que Ji Min se sintió agradecido de tenerlo en su vida.

—¿Dónde carajos estabas?, ¿qué sucedió?

—Bueno yo... ese día en el club... me fui con alguien —Tae Hyung arrugó la frente mientras lo miraba con seriedad.

—Espera, eso no suena como tú ¿Por qué no avisaste? Incluso fui a denunciar tu desaparición, estaba tan asustado cuando fui al baño y no estabas.

—Perdón... yo solo... necesitaba despejar mi mente por un momento.

—No puedo creer que te fuiste con un desconocido... ¿Qué no te han dicho tus padres que no debes hablar con desconocidos? —Ji Min le dio una media sonrisa, por supuesto que no—. Lo siento... solo creí que te pasó algo malo, sabes que puedes confiar en mí, fue extraño no saber donde estabas.

—No es tu culpa, debí avisar, pero la pila del móvil se gasto y él no tenía un cargador de mi tipo...

—Uh ¿Y quién es él? —Ji Min sintió las mejillas colocarse ante tantas mentiras que había dicho en pocos minutos.

—. Bueno... no sé un tipo que me folle y ya.

—No pudo haber sido solo eso, estuviste con él casi tres días.

—No, solo una noche, él se fue y me quedé en el hotel pasando el rato... no quiero seguir hablando de eso. Lamento no habertelo dicho... creo que me iré a dormir, fue un viaje largo —Tae Hyung no estaba nada convencido, la mirada de Ji Min no era la misma, algo estaba mal y aunque odiaba tener que acudir a eso, llamó a Min Yoon Gi.

Por supuesto que su cuerpo tembló cuando lo vio de pie en la sala de estar después de no conseguir dormir. Tae Hyung cerró la puerta y los miró —Ji Min —dijo al acercarse, pero el menor retrocedió. Miró a los ojos del pelinegro—. Estás bien.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó—. Creí que había quedado claro que te odio y no quiero verte.

—Tae Hyung, por favor danos un minuto —el muchacho asintió al apartarse de ellos y caminar hasta su dormitorio. Yoon Gi miró los ojos tristes de Ji Min y se lamentó tanto haber jodido lo que tenían—. No me mientas, sé que él te secuestró, no tienes que protegerlo —el castaño arrugó su frente con molestia.

—¿Qué estás diciendo? Nadie me secuestró, Tae Hyung entró en pánico porque me fui sin avisar, pero ya estoy aquí y estoy bien.

—Ji Min, por favor, no sigas con eso. Necesito que me digas que sucedió.

—¿Quieres ahora controlar lo que hago? Bien, te daré un informe, señor inspector. Ese día en el Heaven me fui con alguien, follamos y pasé los días restantes en un hotel, ¿sirve de algo en tu estúpida investigación?

—¿Te tocó? —murmuró al levantar su mano para acariciar su rostro, Ji Min lo miró fijamente molestandose poco a poco mirando el engaño frente a sus ojos. Agust era frío y sincero, Yoon Gi era cálido y mentiroso.

—Obviamente lo hizo, quedamos para ello, pero si te hace sentir mejor, no lo conocía, así que nunca lo volveré a ver, a menos que nuestro destino sea volvernos a encontrar, Daegu es pequeño ¿sabes?—se apartó de Yoon Gi y se encerró en su habitación.

Había algo que no le estaba gustando esta vez de la mirada de Yoon Gi, no podía distinguir si era verdad o era mentira su preocupación, pero más aún, que estuviera molesto por haber defendido a Agust después de que lo estaba utilizando y aun no era capaz de decirle la verdad. Ahora estaba furioso. Tae Hyung tocó la puerta de su amigo y este le abrió.

—Tengo que preguntarte algo.

—Yo tengo que preguntarte a ti ¿Por qué lo trajiste?

—Estoy preocupado, él dijo que un mafioso te pudo haber secuestrado.

—¿Y por qué sería valioso para un mafioso? Yoon Gi solo está buscando excusas malas para seguir con su estúpida investigación sobre mi padre...

—¿Eso es verdad? —murmuró—. ¿Te lo dijo?

—No, yo me enteré por alguien más...

—Por ese hombre, ¿no? Ji Min debo confesarte algo... el día en el Heaven... Yo lo vi... pensé que era Yoon Gi y no quise decirte nada, pero... luego vi la cicatriz en su rostro —la expresión de Ji Min cambió por completo.

—¿Qué llevaba puesto ese día? —el menor se le quedó mirando en silencio—. ¿Sabes por qué no lo recuerdas? Porque eso te lo ha dicho Yoon Gi. Tae Hyung, vete quiero estar solo.

Su amigo salió por la puerta, Ji Min podría tomar decisiones impulsivas, pero era complicado mentirle, por supuesto que no sabía nada de otro Yoon Gi y tampoco entendió cuando el inspector le dijo que empezara por decirle eso para llegar con lo sucedido, por supuesto no funcionó.

Miró por la ventana de su dormitorio para dejar entrar la brisa de la tarde. Debía estar loco por pensar que prefería estar en cautiverio que en su vida real.

Muchas gracias por leer😁💖
-: ✧ :-゜・.FairyWinB

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