02. Los Amigos Estan Sobrevalorados
CAPÍTULO DOS
LOS AMIGOS ESTÁN SOBREVALORADOS
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No fue fácil, pero Alana Jane consiguió levantarse de la cama y meterse en la regadera en cuanto sonó el despertador. Una vez fuera, se secó el pelo para que no goteara agua y volvió a su cuarto para vestirse. Se puso unos jeans holgados de color claro y una camisa beige de manga larga ajustada con corte en V y un par de calcetines blancos. Se peinó el pelo oscuro y liso y se lo pasó por detrás de los hombros para que descansara sobre su espalda. Llevaba el cepillo de dientes en la boca y el olor a menta le llegaba a la nariz mientras se ataba los cordones de los zapatos. Todavía podía saborear y oler la menta incluso después de escupir la pasta de dientes blanca en el lavabo y enjuagarse la boca. Agarró su bolso, el teléfono y las llaves y bajó a la cocina que estaba vacía.
Sus padres ya se habían ido a trabajar, así que sólo estaba ella en casa, con muy poco tiempo para comer algo antes de ir a la escuela. Sacó una barra de chocolate de la alacena y se dirigió a la puerta con la barra de chocolate entre los dientes mientras cerraba la puerta. Entró en su auto y colocó su bolso en el asiento del copiloto para poder ponerse el cinturón de seguridad. Alana Jane puso en marcha el auto y cambió la velocidad para poder salir de la cochera. Se aseguró de que no había nadie detrás de ella y, una vez fuera de la cochera, cambió la marcha atrás y pisó el acelerador.
Cuando Alana Jane llegó al estacionamiento y encontró un lugar, apagó el auto y se quitó el cinturón de seguridad. Agarró su bolso del asiento del copiloto, salió del coche y se aseguró de que estaba cerrado. Miró a su izquierda y vio el mismo jeep azul de la noche anterior justo antes de ver al hombre grande con las garras. Vio al dueño del jeep de pie junto a una morena de pelo corto y el chico pálido hizo contacto visual con Alana Jane. La chica de pelo oscuro suspiró mientras se daba la vuelta y entraba en la escuela.
Se detuvo en su casillero mientras evitaba el contacto con todos los demás. Su principal objetivo era simplemente pasar su último año, entrar en la universidad en otro lugar y dejar Beacon Hills para siempre. Por desgracia, Alana Jane sabía que no iba a ser tan sencillo, pero nadie podía impedir que la chica soñara.
—Alana Jane —.
Se dio la vuelta y vio al mismo chico bronceado que casi fue derribado por el hombre de gran tamaño la noche anterior. Cerró su casillero y se dio vuelta para mirarlo con los brazos cruzados.
—¿Qué quieres, Scott? —le preguntó mientras lo miraba fijamente a los ojos.
—Estuviste ahí anoche—dijo Scott lentamente.
—¿En el escribiente? Claro que estuve ahí, me viste—dijo Alana Jane mientras se encogía de hombros.
—No estoy hablando del escribiente—dijo Scott con cautela.—Estoy hablando del tipo con el que peleamos. Estaba ahí y nos ayudó—.
—Entonces, ¿qué?—cuestionó ella.—No pienses que por ayudarte quiero tener algo contigo—.
—Escucha, realmente no hemos hablado ni nos hemos dicho algo desde que te fuiste—.dijo Scott mientras miraba al suelo.
Alana Jane se burló.—¿Desde que me fui? ¿Es eso lo que has estado diciendo al resto de la manada durante estos meses? Que me fui?— preguntó ella.
—Alana─ .
—¡No, Scott! Tú y yo sabemos la verdadera razón por la que ya no soy parte de tu preciosa manada y también lo sabe Stiles. A menos que quieras que el resto de tu manada sepa qué clase de persona es realmente su alfa, mantente jodidamente alejado de mí— dijo Alana Jane antes de pasar junto a él.
Lo que pasó entre ellos antes de que ella se fuera era una cosa, pero mentir sobre eso durante meses era otra. Era como si hubiese sido ayer cuando tuvo que separarse de los que se suponía que eran sus amigos. Le dijeron que se fuera y así lo hizo, pero eso era una forma sencilla de decir lo que había pasado.
Mientras caminaba, alguien le tocó suavemente el brazo y ella se giró para mirar a la persona. Un chico moreno, más alto y de ojos azules, estaba justo delante de ella y sonreía ligeramente. Ella no lo reconocía de ningún lado y realmente no quería hablar con nadie, especialmente con alguien que no conocía pero no quería ser grosera así que trató de sonreír amablemente pero se sentía falsa así que solo asintió.
—Lo siento por molestarte, pero estoy buscando esta clase— dijo mientras señalaba un punto concreto en la copia de su horario.
Alana Jane miró hacia donde él señalaba y automáticamente supo a dónde se dirigía.
—Yo también voy hacia allá, así que puedes acompañarme— dijo despreocupadamente mientras seguía caminando.
—Gracias— dijo el chico mientras la seguía por el pasillo.—Soy más o menos nuevo aquí—.
—Me doy cuenta por la forma en que me preguntaste dónde encontrar el salón dos quince— respondió Alana Jana.
— Soy Theo, por cierto—.
—Alana Jane—.
La morena asintió, pero Alana Jane no supo muy bien qué decir. Nunca había visto a esta persona, ya que era un estudiante nuevo y ella lo estaba acompañando a su primera clase del día.
—¿Tus amigos te llaman Alana o utilizan tu nombre completo?—preguntó Theo.
—Todos me llaman Alana Jane—,dijo la chica de pelo oscuro. —Ya hemos llegado, elige un lugar—.
Alana Jane tomó asiento en la segunda fila del fondo y, cuando se giró, Theo había ocupado el lugar de su derecha. Ella entrecerró los ojos hacia él, pero lo único que hizo fue encogerse de hombros con indiferencia.
—¿Qué? Dijiste que eligiera un lugar pero en ningún momento dijiste que no podía sentarme a tu lado— dijo mientras sonreía inocentemente.
Alana Jane suspiró porque sabía que tenía razón. Sí dijo que eligiera un lugar, pero nunca dijo que no pudiera elegir un lugar cerca de ella, así que él la llevó hasta ahí. No sólo era simpático, sino que también era un completo astuto.
Después de su primera clase, Alana Jane dejó de ser la guía personal de Theo a partir de ese momento. Él decía que sabía cómo moverse por la escuela por su cuenta y ella le creía. Así que cuando se sentó sola en la cafetería y él decidió colocar su bandeja justo delante de ella y sentarse, no pudo evitar mirarlo y preguntarle.
—¿Por qué no quieres sentarte con otros chicos?— le preguntó.
—¿Los otros chicos me ayudaron a encontrar mi salón?— replicó él.
Una vez más, él tenía razón y ella se maldijo internamente. Este chico estaba en un nivel completamente diferente y ella no podía decir si le gustaba o lo odiaba.
—Eres un verdadero astuto, ¿cierto?— preguntó mientras le quitaba la tapa a su jugo de naranja.
—Eso es nuevo. Las personas suelen decir que soy encantador— dijo Theo con una sonrisa ladeada.
—A mí me parece que sólo estaban siendo amables— dijo Alana Jane antes de dar un sorbo a su zumo de naranja.
En cierto modo se estaba mintiendo a sí misma, porque tenía que admitir que era un chico encantador. Theo tiene el tipo de ojos del que hablan las canciones de amor y ese tipo de sonrisa que siempre hace que las chicas de las películas se desmayen. Pero, por supuesto, no iba a permitir que él ni nadie lo supiera.
—Entonces, ¿dónde están tus amigos?—, preguntó y miró a su alrededor.
Alana Jane se burló. —¿Quién dijo que tengo amigos?—preguntó con los ojos entrecerrados.
—Dijiste que tus amigos te llamaban Alana Jane—.
— No, yo dije que todos me llaman Alana Jane. Nunca dije nada de que tuviera amigos—.
Casi sonrió cuando vio la cara de estupefacción de Theo, pero él se percató de que estaba sola cuando se sentó.
—Entonces, ¿te sientas sola todos los días?—preguntó y las cejas de Alana Jane se juntaron.
—Bueno, teniendo en cuenta que sólo es el primer día, ése es el plan—respondió ella.—Además, no estoy aquí para hacer amigos —.
Después de lo que sucedió con Scott y su manada, la idea de tener amigos era como pedir que la tiraran como si fuera basura otra vez. Y si estaba tratando de evitar hacer amigos, entonces ¿por qué estaba Theo ahí y por qué lo dejaba sentarse con ella? Lo último que quería era encariñarse con la persona equivocada y cometer el mismo error de hace meses.
—Te doy un consejo, Theo. Los amigos están sobrevalorados—dijo y se levantó para tirar la basura y salir de la cafetería.
Incluso en el pasillo, Alana Jane siempre veía a Scott hablando con su mejor amigo o con su novia. No podía negar que los echaba de menos, pero tenía que recordarse a sí misma por qué está en esta situación y lo que acababa de decirle a Theo hace cinco minutos. Y con eso, se dio la vuelta y caminó en la dirección opuesta, lejos de Scott y su novia.
Los amigos están sobrevalorados.
Cuanto más se decía a sí misma, másdeseaba no haber llegado a este punto. Sí, estar sola dolía, pero al menos asípodía garantizar que nadie podría apuñalarla por la espalda mientras no sedejara engañar, ni a ella ni a nadie. Eso fue algo que tuvo que aprender porlas malas, pero aprendió y ahora sabía que la única persona con la que podíacontar de verdad era ella misma.
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