🍓「CAPÍTULO 5: 𝗙𝗢𝗢𝗟𝗦」🍓
Capítulo 5 | 𝗙𝗢𝗢𝗟𝗦
— ¡Levántate de una buena vez pedazo de mierda! — gritaba su madre desde la planta baja, completamente ebria tirando todo lo que se le atravesaba a su paso. — ¡¿Quién carajos crees que hará el desayuno?!
Luzu suspiró mientras terminaba de colocarse delineador debajo del ojo. Cabizbajo y con el rostro lleno de tristeza, por tener que pasar todos los días la misma situación, bajo tan rápido como pudo dirigiéndose a la puerta.
— ¡¿A dónde crees que vas?! — gritó sosteniéndolo del cuello, ahorcándolo. — ¡Mírate! ¡Pareces toda una puta! — pronunció señalando todo su cuerpo.
Luzu llevaba una camiseta negra con mangas largas y anchas, un corsé por fuera, shorts oscuros de cuero con medias de red debajo y unos botines, del mismo color, sin olvidar su sombrero de jazz y un solo arete largo en forma de cruz.
Con fuerza apretó sus puños y mordió su labio inferior, pues detestaba que su madre lo insultara por la ropa que llevaba, cuando él, por unos segundos, se sentía bonito.
— ¡Por usar esa ropa de prostituta tu padre se fue!
Y esa gota derramó el vaso.
— ¡Ese hombre nunca fue y nunca será mi padre!
La palma de su madre cayó sobre toda su cara, provocándole un cosquilleo y un ligero tono rojo que pronto se volvería más oscuro.
— ¡Cállate! ¡Todo fue tu maldita culpa, cuando estaba él al menos teníamos para comer, ahora no tenemos nada!
— ¡Porque todo lo que gano en el trabajo te lo gastas en el maldito alcohol!
— ¡Esa miseria que traes a la casa no nos alcanza ni para el pan! ¡Todo estaría bien si no hubieras abierto la boca!
Los ojos de Luzu ser abrieron de par en par, pasmado y lleno de ira porque, a pesar de los años que habían pasado, su madre seguía echándole la culpa de algo de lo que no era culpable.
— ¡Mamá ese hombre trató de abusar de mí! ¡Casi me viola y a ti solo te sigue importando él! — lloriqueaba en medio de sus lamentos.
No le gustaba abrir las heridas del pasado, pero no sabía cuánto más debía de soportar o decir para que ella entendería.
Otro golpe cayó en su rostro, sólo que esta vez fue un puño.
— ¡Ojalá te hubiera abortado, maldita sea! ¡Lo único que traes son desgracias! ¡No sirves para nada! ¡Mandaste a la puta cárcel a nuestra única fuente de ingresos! — Las venas se le marcaban en la frente y podía sentir toda la bilis en el paladar.
Luzu sonrió.
— ¿Qué te causa tanta gracia, idiota? — cuestionó su madre al visualizar la pequeña mueca debajo de sus cabellos, recién despeinados.
— ¡Pues porque no me abortaste! ¡Tú eres la maldita zorra, te metes con cualquiera! ¡Tampoco quería que fueras mi madre, me da asco llamarte así! — la empujó, y ella cayó con el rostro sorprendido.
No era como si antes no se hubieran atrevido a pelear, a gritarse, a insultarse, pero nunca, hasta ahora, Luzu se había atrevido a golpear a la mujer que le dio a luz.
Tan rápido como pudo, trató de levantarse, mas por lo gorda que era no podía. El menor sabía que no lo lograría por un buen rato, pero aun así salió corriendo sin mirar atrás, con el brazo cubriendo las lágrimas que se estaban desbordándose al igual que sus mocos.
"Ser un omega en un mundo dominado por alfas, es una mierda", pensó.
Su velocidad se redujo cuando, a lo lejos, noto el centro de estudio al que estaba asistiendo y pagando por su propia cuenta.
Entró y sin mirar a nadie fue hasta el baño de omegas, coloco su maletín negro sobre el lavabo y con sus dedos mojados se limpió todo el rímel que se había derramado sobre sus mejillas.
"Maldición, esto me costó caro".
Se acomodo el cabello, se colocó nuevamente su sombrero, con sus palmas le dio unas cuantas y leves planchadas a su ropa. Sonrió llenando sus pulmones, agarró su maletín y salió.
Eran pocas las cosas que Luzu podía llamar buenas en su vida, casi nulas, pero una de ellas era lo que sucedía después de clase.
— Ma-más fuerte profesor. — gemía el pelinegro sentado sobre el escritorio, con una mano rodeaba el cuello del mayor y con las uñas de la otra arañaba el escritorio.
El salón estaba inundado de feromonas, un exquisito olor a fresas jugosas combinado con la más pura miel de toda España se hacía presente. No estaban preocupados porque alguien entrase, después de todo, la puerta tenía llave.
— ¿Te gusta así? — cuestionó entre gemidos el mayor, moviendo con más potencia su pelvis hacia adelante, dejando marcas de besos por todo el cuello de Luzu, pero eso era lo único que podía hacer.
Nada de mordidas.
— ¡Sí, más! — rogaba lleno de placer.
Auron podía notar que algo extraño le sucedía al menor, sus sonidos de placer eran muy distintos a cuando quería olvidarse de todos sus problemas obligándose a sentir dolor.
Desde que entró a bachillerato siempre lo notó con la mirada perdida o triste, a veces, lo encontraba llorando en los lugares apartados, sin mencionar sus marcas en las muñecas.
Si bien lo que hacían no era, para nada, moralmente correcto, no podía evitarlo, desde que lo vio sintió una conexión única. Su alfa, no, todo en él le gritaba que ese omega era suyo, suyo y de nadie más.
Aun así, no quería que esto solo sea algo sexual, quería profundizar su relación, pero no tenía idea de cómo. Sabía que, si le preguntaba directamente a Luzu, este no le diría nada.
Obviamente, Auron estaba equivocado, todo era tan fácil como preguntar: "¿cómo estás?".
— Profesor, yo- ¡Ah! — quiso avisar Luzu que estaba a punto llegar, mas sus dientes se clavaron en el cuello de Auron corriéndose en su estómago, temblando entero, pegando sus talones a los muslos del mayor.
Ante la presión y la adrenalina que recorría a Auron al saber que alguien en cualquier momento podría descubrirlos, podría escucharlos, no pudo contenerse y dejó salir tiras de su semilla dentro del condón, dentro de Luzu.
Y la adrenalina no fue por nada ya que la puerta se abrió de golpe. Sus caras jamás expresaron tanto susto como en aquel momento, estaban en problemas, en graves problemas, pues sabían que el conserje no se quedaría callado.
[*] Dato curioso: En la sociedad de alfas, betas y omegas, a pesar de los avances sociales, aún es normal ver que un alfa reclame a un omega de cualquier familia, simplemente por el hecho de que le guste, y volverlo su pareja, aún si este no quiere, la familia es la única que decide.
Claro que, en la actualidad, muchas alfas, prefieren conocer a sus omegas por la cosa llamada "destino", que simplemente comprarlos.
🍓 ¿Maraton? No se unu.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top