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Cuando estaba con Basil trabajando en el proyecto, era cuando estaba más feliz, cuando la vida era dicha y una delicia. Pasar tiempo con él lo era todo.
Tenía todo lo que necesitaba en ese espacio de tiempo: atención, respeto, comprensión, afecto, que alguien me quisiera por lo que era y al mismo tiempo, la competencia. Debatir y ver quién era el mejor de los dos, una competencia sana que me daba ese chispazo de emoción y adrenalina que simplemente amaba sentir.
Fuiste el único, Basil, que siempre me entregó las emociones más fuertes... En ese entonces, cuando estábamos solos, era el confort y la adrenalina de una buena competencia y cuando estábamos con gente o con un profesor, yo sentía... envidia, desprecio y a veces genuino odio porque tú siempre fuiste un moralito de primera.
En esas semanas sí que mostraba mi frustración más explícitamente. Cerraba mis puños y yo sé que no podía evitar gruñir y que se me erizara el pelo, pero tú siempre me detuviste de hacer algo. Ponías tu mano en mi pecho y me decías que no valía la pena discutir o hacerles algo.
"¡No vale la pena, solo déjalo resbalar!"
¡Oh claro, para el ratón es fácil decirlo! ¡¿no?!
Es... raro haber sentido tantas emociones tan fuertes contigo. Desde el punto científico... no, el corazón tiende a interpretar más ese tipo de emociones fuertes, las mezcla todas por la reacción biológica pero, desde un punto de vista emocional estaba tan confundido y viendo en retrospectiva es aún más raro, pero creo que si no me hubiera sentido de esa manera, jamás hubiéramos tenido esa clase de relación que tuvimos. Tan única, tan... tan... deliciosa y anhelante.
De cualquier forma, había guardado con recelo cierta información en mi investigación personal...
El etanol (C2H5OH) era el principal depresor de la actividad cerebral. El alcohol etílico también tenía otras funciones, era usado como disolvente también en otras áreas. Había logrado aislar el etanol puro para empezar a estudiar sus efectos en soledad y más importante, su capacidad destructiva...
El etanol interactúa con el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina y otros neurotransmisores que producen sensaciones placenteras. Eso había potenciado más su factor corrosivo y disolvente. Ya no era sólo dañar la capacidad cerebral a largo plazo, sino a corto plazo. Esa era mi mayor preocupación. Solo pensaba en destruir, en eliminar, en vengarme de alguna forma y... con una gota de esto, mis problemas se resolverían en breve.
Obvio, para disfrazarlo, tuve que agregar otros componentes químicos para que supiera dulce y fuera más fácil de tragar.
No tenía a nadie para que lo probara a no ser que...
...
Una noche salí de mi cuarto hacia el salón del comité estudiantil. Había robado las llaves del conserje y abrí el salón. Eran las 9 pm, era el último llamado de la cena y sabía que nadie estaría cerca porque estaban cenando o en la biblioteca y solo podían usar este cuarto con supervisión de un profesor.
En la mesa había una cafetera que seguro usarían para la reunión de las 10 pm. Abrí la cafetera y cuando estaba a punto de verter el líquido (que en ese momento al ser puro era incoloro), sentí la voz a mis espaldas de Basil...
En ese momento estaba horrorizado de que me vieras en ese estado. Estaba al borde de todo porque no fue solo un mal día, fue el cúmulo de muchos, porque nadie se hace malo solo por un mal día, pero años ya era demasiado y mi apariencia lo demostraba. No estaba arreglado como siempre, yo mismo sentía como tenía el pelo erizado, arrugaba la nariz y estaba del todo encorvado.
Fue la primera vez que vi que tus ojos perdían ese brillo, donde tus ojos verdes dejaron de verme con aprecio. En ese momento estaba tan ahogado en mi locura que ni siquiera la falta de tu afecto me hizo retroceder.
"Ratigan... ¿qué estás haciendo?" Me encaró Basil presumiendo mis notas en cuanto a mi investigación secreta, hasta que notó como mi brazo seguía inclinado para derramar el líquido dentro de la cafetera. "Ni se te ocurra..." más adelante me enteré que me habías seguido, encontraste mis notas y supiste a donde yo iría, siempre siguiendo mis rastros.
"Oh y ¿qué harás? ¿Decirme que lo deje resbalar? ¡Es mi oportunidad de darles una lección!" Dije quitándole la investigación y dejando caer mi invento en el café.
"Pero Ratigan, ¡les estarías dando la razón! No hay necesidad de vengarte. Tienes que demostrarles de mejor forma", empezó a decir mientras se aseguraba de que nadie viniera mirando el reloj nervioso. "Por favor, Ratigan, no seas una vil-"
Eras igual que todos los ratones...
"¿Una vil qué, Basil?, ¡¿qué no sea una vil qué!? ¡Vamos dilo!" Empecé a gritarle en medio de aquel cuarto sin pensar en las consecuencias. Ya no me importaba nada porque me habías comprobado que pese a todo yo seguía siendo una... "¡DIJE QUE LO DIGAS!"
Vi tus ojos llenos de miedo y preocupación, sudabas y temblabas y pese a eso te mantuviste firme en tu lugar, aún cuando casi estuve a punto de agarrarte de la camisa.
"Lo siento... no quería llamarte así, se me escapó, s-solo... no les des la razón, Ratigan. Eres mejor que esto... por favor, vámonos", me pidió genuinamente preocupado, con esos ojos verdes brillando mostrando su preocupación, me tomó de mis manos y las sostuvo por un momento intentando calmarme.
Aún no estaba tan roto en ese entonces y creo que fue como tus ojos volvían a verme con apreció que me arrepentí de mis actos.
El comité de estudiantes nunca supo quién robó su cafetera francesa ni por qué.
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En el presente, ya en la mañana del tercer día, el Napoleon del crimen se encontraba con sus 2 lacayos haciendo la acción más mundana, desayunar 👍.
Caprice había servido mate y una canasta entera de pancito caliente el cual, ahora sí se había acordado de comprar.
El villano les estaba contando el porqué su plan no había funcionado mientras comía frustrado y el tocadiscos del carpincho sonaba de fondo.
"Y de alguna manera logró escapar, mi plan era perfecto, iba a terminarlo de todas las formas que había fantaseado durante años..."
"Seh... y creo que no salió tan bien porque además le dejó un recuerdito", dijo Bell de una manera burlesca pero suave mientras le entregaba la foto que se había tomado Basil y sus acompañantes en ese momento. "La encontré cuando revisé su guarida".
Ratigan vio la foto con una mirada difícil de leer hasta que se dio cuenta de lo que dijo ella. "¿Cómo que te metiste a mi guarida...?"
"Es que estaba tomando muestras del brandy que usted creó y luego... bueno, empecé a mudar sus cosas hasta aquí, al menos las que no habían saqueado o las que no se había llevado la policía de Londres. Por cierto, muy buen gusto en telas si me lo permite decir, señor".
Así ambos empezaron a hablar de las pertenencias que se habían salvado del rey, sus decoraciones, sus cuadros, botellas escondidas del brandy y ya, porque lo demás... había sido totalmente saqueado o decomisado.
"Eso sí... encontré un tocadiscos, ¿de verdad le puso música a su mayor enemigo?" Preguntó ella mientras imaginaba de qué podía tratar una canción así. "¡Oh!, ¿podemos escucharlo?, puedo ir a buscarlo", dijo Bell emocionada levantándose pero siendo agarrada del brazo como forma de amenaza, como un silencio silencioso y una manera de devolverla a la mesa de forma brusca.
"Ni se te ocurra... esa canción solo debe ser tocada cuando esté apunto de acabar con el autor de mis noches sin dormir, así que no".
"Debió ser una canción larga si logró escapar de la trampa", suspiró el carpincho mientras bebía de su mate e iba a cambiar el disco de música una vez que sintió que la canción de música clásica que había puesto se acababa.
"N-no... no lo era tanto..." susurró Ratigan desviando las preguntas.
"Y la trampa tenía un revólver de doble casquete, ¿no debió ser de uno solo? Así hay menos tiempo de disparo y no tendría que usar el corcho", le cuestionó la coneja comiendo pancito.
"No porque-"
"Y si la canción no era tan larga no dan los cálculos para que Basil escapara, al menos que... el disco se hubiera trabado y por ende usted no hubiera puesto una moneda como se recomienda hacer", dijo Caprice mientras quitaba la moneda de su tocadiscos y el disco empezaba a moverse y por ende, entrar en repetición hasta que volvió a colocar la moneda y el disco se acomodó.
"Es casi como si lo hiciera... a propósito", susurraron ambos lacayos mientras se apartaban ya que como preveían, Ratigan golpeó violentamente la mesa.
"¡CIERREN LA BOCA!" Gritó el criminal fuertemente.
Bell soltó una risita mientras miraba a su amigo quien mantenía su típica mirada tranquila mientras sorbía de su mate y pensaba 'no es el mejor momento de anunciar que Basil tendrá una gran ceremonia... todavía está herido y los sentimientos siguen muy a flote, sospechosamente homosexual'.
"Oh, sí cierto", cambió de tema el carpincho "le conseguí un nuevo saco, es lo más similar al anterior que encontré, pero sin capa" anunció mientras iba a su taller a buscar la prenda dejando a la coneja y a la rata hablando solos, sabía perfectamente por dónde iba ir la conversación.
"Tanto dinero ganan en la taberna como para comprar un saco nuevo?" Le cuestionó Ratigan a Bell.
Ella agachó sus orejas y miró a la nada sin querer confesar que ella era una de las que había saqueado dinero.
"Eeeeehhhh sí, obvio, ¿no me has visto?, son borrachos, háblales bonito y te dan plata he-hehehe", cambió de tema ella hasta que escuchó como en la puerta habían estampado el periódico. "Oh, déme un segundo".
Ella fue hasta la puerta para recoger y en la portada de este se presentaba en grande y como principal titular "se encuentra ratón muerto por envenenamiento sentado en la playa, no había testigos".
"Yo dije que el envenenamiento era la mejor técnica", dijo Bell al leer el titular sin darle importancia mientras lo guardaba.
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