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Y ahora estaba soñando, tenía mi reino, mis riquezas, todo lo que siempre hubiera querido tener, pero la pregunta seguía en el aire, no había nadie alrededor y parecía más que nada como si viniera de una voz heterogénea y externa, como una presencia que no podía ver, porque claro, tener un sueño feliz donde yo gane es mucho pedir...

Pero jamás respondí a la pregunta de qué hubiera pasado si hubiera ganado, si hubiera acabado con Basil totalmente tal y como lo habia imaginado

Me concentré en disfrutar y contabilizar todo el oro que había en mis manos, monedas de ratón y joyas humanas, riquezas de todo tipo, todas mias, pero no había nadie y en realidad, mirar hacia el fondo se sentía incómodo ya que solo había oscuridad y lo único brillante eran las pilas de oro, mi trono y el suelo que eran baldosas dignas del palacio de un rey, pero se sentia como si estuviera en un teatro y yo en vez de rey... fuera una burla, por que la unica luz que se apreciaba salia desde un techo y que solo demarcaba ese pequeño espacio.

"Entonces... es un poco aburrido, ¿no?, no hay nada que hacer, ni con quien hablar, nadie quiere molestarte ya que les da miedo enfurecer al rey, nos vaya a ser que les- por cierto, ¿no te da curiosidad saber cómo ganaste?" Preguntó la voz que asumo era mi conciencia.

Insistió nuevamente pero yo simplemente me quedé en silencio mientras miraba mi reflejo en un gran rubí, me recordaba a mi vieja gloria de criminal pero con la diferencia de que ahora sí portaba el puesto que yo me merecía

Pero mi dicha no duró mucho más por que de la nada en aquella oscuridad de fondo se prendió otra luz dejando caer un par de petalos de flor de colores amarillos y blancos, pero ademas dejando ver una pintura de mi vestido con las prendas de rey y- pude sentir como un frío funerario me invadía de golpe, ya que además de mí, representado de manera impoluta como la figura un rey también se encontraba Basil, pero... me encontraba cargándolo en mis brazos solo que él, muerto o al menos hacía lo ver la pintura.

"¿Qué pasa Rey Ratigan, no es lo que usted quería?, ¿acabar con la persona que le había quitado el corazón?" Preguntó la voz resonando por todos lados, se sentia como si saliera del suelo pero tambien desde la lejania de las paredes "¿qué pasa?, no se ve muy feliz, me extraña, ¿no debería mostrar una sonrisa?"

Me quedé en silencio, porque en el fondo mentir era absurdo, estuve tanto tiempo fantaseando con acabar con aquella persona que me había arrebatado todo que la idea de su muerte era algo que sí había llegado a pensar, pero sabía que en el fondo si nunca lo hice fue porque---

¡Arg! ¿¡Porque la ira y el amor son emociones tan fuertes!? ¡Maldita sea!

Esto nunca estuvo en mis planes, cada una de las trampas que diseñé, cada una de ellas en el fondo eran solo un juego, una excusa, una forma de desahogar lo mucho que odiaba que la única persona que me había amado de esa forma me dejara completamente solo.

Esto era lo que siempre había deseado y más, porque una parte de mí quería acabar con Basil y la otra... todo lo que deseaba era que se uniera a mí nuevamente, qur no me volviera a dejar solo.

Seguia sus pasos y era parte de su fantasia de ser el mejor detective por que parecia ser la unica forma de que me diera atención, que no me viera como un desconocido, porque cuando me dejó solo y se fue de mi clase y de mi vida... cuando nos topabamos por casualidad yo estaba muerto para él...

Simplemente caí de rodillas con la cabeza agachada para no ver esa horrible imagen e imaginar en carne propia lo que hubiera pasado si de verdad mis sueños de acabar con Basil se hubieran hecho realidad.

El mundo sería mío, pero... hubiera sido acabar con la única persona que me había amado, por qué si no él, ¿quién? No importa cuántas veces lo intenté, cuántos amores fugaces tuve después de él, pero ninguno de ellos pudo llenar ese vacío que él había dejado y eso me enfurecía porque todo lo que quería era que él estuviera conmigo y al mismo tiempo... matarlo.

"No quieres ver cómo lo lograste?" Preguntó la voz.

"¡No!, ¡no quiero verlo, no quiero ni saberlo!" Grité enfurecido, levantándome para evitar ver en esa dirección, me di la vuelta notando mi reflejo en aquel gran rubí, tenia la mirada llena de ira, el pelo desordenado, las garras de fuera y estaba con una mueca de ira mostrando los dientes...

Pude escuchar cómo las cortinas del telón se cerraban y se volvían a abrir.

"Oh la Rabia, siempre la culpable de todo..." susurró la voz para luego empezar a relatar "Basil escapó de la trampa que el rey Ratigan había planeado para él, luego de una persecución en los aires, hasta llegar al gran reloj, en la cima misma mientras peleaban nuestro rey Ratigan fue vencedor, todo gracias a que un ataque de ira agarró al detective del cuello y todo lo que se pudo escuchar fue el crujir del cuello detective, lo que le permitió a nuestro rey anunciar su victoria y luego, la corona al no tener alguien que lo detuviese, esa escena se inmortalizó en bellas pinturas, y todos recuerdan el dia del fallecimiento de Basil como una fecha especial, ademas, para recordar ese dia y su victoria, el rey Ratigan mandó a hacer la más bella de todas las pinturas, la representación de esa escena enmarcada para la posterioridad"

"No quiero verla..."

"Pero es tan hermosa, retrata a la perfección cuando el cuello de Basil se rompió"

Senti como un par de hilos invisibles se aferraban a mis muñecas y tiraban de ellas, odio esto, lo odio tanto... y todo lo que me queda es resistirme porque-

"¿No quiere que le ayude a recrear la escena?"

"¡No quiero verla! ¡Y no quiero hacerlo!" Grité enfurecido mientras me tomaba de la cabeza con frustración.

"Porque ya no quieres hacerlo?, no era esto tu mas grande sueño?, no es lo que querias?" Pude escuchar esa molesta voz encarandome y yo no tenia respuesta, queria negarme pero no podia hablar, no hasta que escuche como de fondo se escuchaba el crugir de algo, como si un hueso se estuviera rompiendo-

"¿¡No puedo tener un sueño feliz con él por una vez!?" Termine gritando por inercia, intentando no escuchar ese horrible sonido de fondo, casi que podia sentir en mi propia carne, en mis propias manos lo que era romper el cuello de Basil, no era lo que yo queria, yo no deseaba esto, yo simplemente...

Cerre los ojos a aproposito y los volvi abrir cuando senti que algo habia cambiado y en efecto, habia algo extraño.

Estaba ahora en un campo de tulipanes blancos, los favoritos de Basil... era un campo lleno de tulipanes blancos, quise acariciar uno por mera inercia pero rapidamente este se llenó de un liquido rojo.

"Quien lo diria, alguien tiene las manos manchadas, eres como un rey midas pero en vez de oro solo hay ira, es una pena que algo tan puro se manche de esa forma horrible, ¿no es asi?" Dijo la voz detras mio pero al voltearme solo habia un camino de tulipanes blancos todos pintados con lo asumo era sangre de mis manos.

"No es una vista encantadora?" Volvió a preguntar, asumo luego de ver mi desconcierto perpetuo y el hecho de que no tenia mas palabras para expresar lo que sentia.

"Da... asco" susurre mientras veia como algo de aquel liquido rojo goteaba de uno de los tulipanes.

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Ese rey del crimen despertó de golpe soltando un gruñido de ira, estaba en su cuarto improvisado con el pobre capibara asustándose debido a que esta vez sí lo había tomado por sorpresa.

Caprice se encontraba sosteniendo una pequeña bandeja con los vendajes sucios y manchados de sangre del criminal.

"¿Qué...?, ¿cómo...?" Intentó preguntar Ratigan confundido y alterado, con su pecho descubierto subiendo y bajando en desesperación.

"Hey hey, calma, no se altere" intentó decir el tabernero mientras se escuchaba como la lluvia empeoraba de fondo y él se deshacía de los restos contaminados "fue un mal sueño no es así...?" Preguntó un poco sombrío mientras se desinfectaba las manos con alcohol.

"¡Arg no quiero hablar de eso!" expresó molesto el criminal en un tono más apagado de lo usual mientras se tiraba hacia atrás en su camilla y se sostenía ambos lados de la cabeza, murmuraba entre dientes frustrado y adolorido.

"Le traeré leche de lavanda, ayudará a calmar lo que sea que... lo estaba molestando, no es normal apretar los puños al dormir..."

Ratigan miró sus manos, las palmas estaban vendadas y manchadas de un color rojizo, casi tan brillante como el de un rubí.

"¿Cómo llegué aquí...?" Preguntó mirando el techo y a la nada misma intentando olvidar esa pintura.

"Bueno... Bell recordó que te tocaba dosis y me pidió a mí subir a revisar, te encontré medio muerto sobre la cama de Basil" respondió antes de salir el contrario "tú y Basil estaban durmiendo juntos, no abrazados, si no más bien... desordenados por decirlo de alguna forma"

En ese momento el napoleón del crimen estaba noqueado por lo que no podía recordar nada referente a eso, pero la explicación era simple, el detective llegó a su límite en lo que terminó de leer las cartas, intentó salir a fumar pero la lluvia lo impedía y como último recurso simplemente se desplomó sobre la cama y buscando confort de manera desesperada en la única persona que tenía cerca, su peor enemigo, se acurrucó contra él y simplemente se durmió a su lado.

"¿Y por qué no me dejaste ahí!?" Le reclamó Ratigan casi de manera automática.

"Porque ese no es solo el cuarto de Basil, ahí también duerme Dawson, digamos que me ahorré el momento incómodo, además, Bell tenía que cambiarte los puntos y aplicarte más suero, dijo que estuvo trabajando en un medicamento especial para que te recuperes pronto"

Luego de un momento de silencio y de ver la mirada decepcionada y nerviosa de la rata el capibara agregó antes de salir por la puerta del cuarto: "me parece que... hablaron las cosas, si Basil estaba tan confiado de dormir a su lado, es porque habrá otra oportunidad, aproveche de descansar y no se mueva tanto, los demás aún duermen así que aproveche de descansar, diria dormir pero... me preocupa que se rompa las palmas otra vez"

Y así Ratigan se quedó solo con su conciencia y el sonido de los truenos y la lluvia, y con el deseo de dormir placidamente junto a su Basil como en sus años de profesor de universidad, esa sensación tan tranquila y placida lo consolaba y lo hacía olvidar toda la ira que por años lo consumía.

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Ahora el sueño no se sentía como tal, un sueño, sino más bien, como revivir viejas memorias. Leer las cartas me hizo recordar tantas cosas que había ocultado en lo más profundo de mi memoria, todas ellas memorias que eran dolorosas pero tan reconfortantes de volver a ver.

Ver que Ratigan había cambiado la foto de mi dije me hizo recordar la original, el día en que la foto fue tomada...

Ratigan y yo habíamos acordado encontrarnos en una cafetería por la tarde. Yo llegué antes porque la noche anterior había terminado todos mis deberes. Fue la primera vez que llegué antes que él, por lo general, yo siempre llegaba tarde.

Estaba tomando un simple café mientras esperaba por él. Recuerdo lo feliz que me sentí al verlo acercarse desde la distancia. Se veía mucho más pulcro, caminaba derecho y enseñaba el pecho de manera confiada. Su sonrisa era sutil y encantadora, y su mirada, oh santo cielo... su mirada...

Jamás hubiera pensado que alguien con esa mirada, con esos ojos rojos brillantes tan bellos que transmitían todo menos odio seria capaz de provocarme miedo al verlo, Actualmente me duele un poco pensar en eso...

Ratigan se presentó frente a mí y me saludó con un beso en la mejilla. No solo eso, sino que también me mostró un folleto que había recogido. Lo tomé en mis manos y recordaba ese folleto. Estaban anunciando en el parque de los ratones que había terminado de crecer las flores y básicamente, todo el mundo estaba invitado a verlas.

"Sé que no te gusta cambiar de plan a último minuto pero, me gustaría que fuéramos a ver esto juntos, hay una exposicion de crisantemos y se me hacía lindo pensar en que podríamos ir a verlos" me preguntó de forma sutil con ese tono tranquilo y suave que creí haber olvidado. Supongo que nunca podré escucharlo otra vez...

"Me encantaría ir contigo, sería sin duda una cita encantadora, ademas, seguro solo quieres ir porque son tus favoritas" le respondí incluso coqueteando. En ese tiempo parecía que yo tenía más confianza, y pues claro, en retrospectiva tenía esa confianza porque estaba seguro de que me amaba y a quien amaba. Ya luego de eso nunca supe cómo expresar amor nuevamente porque me daba miedo

Me gustaría adelantar a esa parte, cuando llegamos al parque de los ratones, a la zona de lls crisantemos, habian de todos los colores y estaban llenos, floreados y era simplemente hermoso. Recuerdo que dimos un largo paseo tomados de la mano simplemente y en algún punto, simplemente nos recostamos debajo de ellos, bueno, entre ellos, estaba encontra de las reglas del parque pero en ese momento no lo pensamos, supongo que era cosa de la inconciencia juvenil o algo asi o tal vez era porque en general, uno se deja llevar cuando el corazon prevalece sobre el cerebro.

Eso me recuerda que nunca entendi porque a alguien como Ratigan le gustaria una flor como el crisantemo, no eran elegantes ni especialmente bonitas, no eran una maravilla y en su lugar eran simplistas aun que vistosas y coloridas, eran flores funebres por excelencia y aun asi... el ver como las tomaba en sus manos y le brillaban los ojos me hace pensar que les habia encontrado algo maravilloso, algo que no podia ver y que nunca vi.

Aun recuerdo cuando crei que habias muerto luego de nuestra pelea todo lo que podia pensar era "le llevare un crisantemo cada dia a su tumba...", por suerte eso no paso.

Aun que ya no se como sentirme...

Seguias sosteniendo laa flores entre sus manos y yo solo podia observar facinado. Se veia tan pacifico, adorable, simplemente, era una imagen que queria tener para toda la eternidad.

En algun punto note como habian un monton de petalos de crisantemo en el suelo, tal vez en la idealización del momento me puse a amarrar los petalos entre asi aprovechando que los petalos eran largos, termine haciendo una pequeña corona de petalos.

"Ratigan" lo llame, seguia tan pegado en las flores que cuando se volteó para mirarme se sorprendió cuando le coloque la corona de petalos. "Heh, ahora te vez como el rey de los crisantemos"

El me iba a responder y pude ver como sus orejas se ponian rojas y para su mala suerte, justo un fotógrafo pasaba por ahí vendiendo fotos e impresiones. Obvio pedí que nos tomara una foto.

Apenas vi a Ratigan quitarse los pétalos de la cabeza, le pedí que se lo dejara, era parte del momento.

No tengo ni idea por qué me gustaba tanto esa foto, pero me gustaba y por eso la tenía guardada en mi dije hasta el fatídico día donde no pude verla más, donde no quería verla, el día donde... sí, ese día otra vez...

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La mañana en la taberna fue incómoda, ya que, bueno, tanto Caprice como Bell le habían pedido a Dawson que solo fuera un observador más como ellos, ya que, bueno, ni el Napoleón del crimen ni el detective se encontraban en la mejor de las situaciones.

Ratigan no salía de su cuarto y si lo hacía esquivaba por completo la presencia de Basil. Mientras antes no le importaba o la esperaba, ahora la esquivaba por completo, como si tuviera miedo.

Por su lado, Basil se veía de mejor humor pero no del todo bien. Estaba callado y retraído cuando no hablaba con nadie, pero cuando hablaba con otros se veía animado y sin fingir ningún rol o papel de detective de impoluta moral, solo... era Basil, por describirlo de alguna forma, aunque se le notaba que tenía algo diferente, tenía la mirada igual de muerta pero con un ceño plácido y tranquilo junto a una sonrisa boba. Se veía como si lo hubieran apaleado a golpes pero seguía simplemente sonriendo.

Y ninguno de los tres se atrevió a preguntar qué les pasaba por un buen rato. De hecho, se quedaron en la cocina pensando qué hacer ya que Basil se había quedado en la sala caminando en círculos planeando qué hacer a continuación, porque al parecer, por las fuertes lluvias habían aplazado la conmemoración del funeral del jefe de la guardia real, acorde al periódico "no se le debe recordar de una manera triste, si no respetuosa".

"¿Seguros que no hay que preguntar qué les pasa?" preguntó Dawson preocupado.

"No nos corresponde meternos en peleas ajenas, no podemos arreglar una pelea de dos porque tenemos visiones distorsionadas de lo que pasó. Solo nos queda prepararnos para lo peor y tocar madera para que no suceda" respondió el capibara mientras tomaba mate y golpeaba la mesa levemente.

"Yo... no puedo soportarlo, ¡ya está!" gritó Bell levantándose de la mesa y buscando algo en un cajón "me aburro, me muero, yo me voy de aquí, voy a hacer las compras!"

Tanto el ratón como el capibara vieron desconcertados como la coneja salía rápidamente de la taberna por la puerta trasera, solo que antes de salir le gritó a ambos de manera infantil como autoritaria.

"¡Cuiden a esos dos, vuelvo en media hora!" gritó ella y dando un portazo que sacudió toda la taberna.

Ambos se miraron confundidos por unos segundos antes de que la coneja volviera y tomara a Dawson de la camisa.

"Tu vienes conmigo, necesito ayuda" le pidió ella de manera insistente.

"Está bien lo haré pero no me tires..." le pidió un poco aturdido el mayor "pero ¿por qué es que quieres ir a comprar con tanta insistencia...?"

"Porque quiero animar a Ratigan y no lo voy a animar si Basil está mal, así que voy a comprarle un regalo a ambos, y como yo de Basil no conozco nada, te llevo a ti conmigo y de paso te compro algo lindo a ti, no sé" explicó ella con la emoción de una niña pequeña mientras juntaba sus patas como si fantaseara con la idea de los regalos.

"Si... supongo que te puedo ayudar con eso, he convivido con Basil y la única forma de animarlo es con un nuevo caso pero cuando es el caso que lo tiene así...", Dawson lo meditó unos segundos "bien, vamos"

"Así se habla!, porque si fuera por mí a Basil le regalaría un sedante para que duerma sus horas que le corresponden"

Y así, ambos médicos se fueron, dejando solo a un capibara que tenía que lidiar con una situación compleja. Durante años había analizado y leído en el periódico sobre aquel Napoleón del crimen y el mejor detective de todos, convirtiéndose en fan de ambos. Pero al pasar tiempo con ellos, empezó a notar ciertas cosas que como fan de ambas entidades y ex psicólogo no podía ignorar.

Cuando Caprice fue a la sala, pudo ver a Basil viendo por la ventana como si estuviera escuchando algo. No entendía el porqué, no se escuchaba nada, y era simplemente porque el capibara no tenía la capacidad de escuchar los pequeños chillidos de una rata. Una rata que no hacía más que cantar una canción que había escrito y dedicado a su amado hace tanto tiempo.

Basil por fin estaba escuchando la letra, la letra de una canción que expresaba mas que nada, lo doloroso que fue decir adios. Pero al canto simplemente se detuvo, y eso hizo que el detective volviera a la realidad y se diera cuenta del panorama al solo escuchar las gotas de lluvia golpeando la ventana.

"¿Pasó algo...?" preguntó Caprice mientras se acercaba a sus espaldas, ofreciéndole un vaso de agua, como para despejar la mente un poco.

"Necesito hablar con Ratigan..." susurró un poco desorientado y confundido mientras en vez de tomar agua simplemente ladeaba el vaso en forma de círculo mostrando lo perdido que estaba en sus pensamientos.

"Puedo llamarlo si gusta, Él está en su cuarto y me dijo que solo quería descansar un rato, es que Bell le cambió los puntos así que está adolorido" explicó casi a propósito el tabernero.

"No... yo sé que no es eso" dijo el ratón decidido, algo que el capibara esperaba escuchar. "Yo hablaré con él, ¿sí?" expresó el detective mientras inflaba el pecho y subía las escaleras directo al cuarto del criminal. Pero este estaba vacío, no se encontraba ahí, sino que estaba en el final del pasillo, con la puerta del balcón abierta.

Estaba parado de espaldas sin salir del balcón mientras fumaba y respiraba con pesadez.

Basil se acercó de manera silenciosa, pero claro, al ser roedores sus pequeños pasos fueron reconocidos y escuchados a la perfección.

"Solo... estaba fumando un poco antes de bajar" se excusó rápidamente Ratigan sin mirarlo, fingiendo un tono tranquilo y acariciando su sien.

"Sí, aja... ¿crees que no escuché lo que dijiste?" preguntó Basil mientras guardaba la distancia y dejaba que la lluvia inundara su conversación al escucharse cada vez más fuerte, casi como si fuera música.

"Confíe en que Bell sería más ruidosa, además, se supone que ya la escuchaste, ¿no?" respondió un poco esquivo mientras dejaba que el humo se desvaneciera en el aire.

"No le había prestado atención a la letra..." expresó triste el ratón.

"La escribí especialmente para ti" susurró el criminal de una manera suave mientras se daba la vuelta y casi de manera desesperada le tomaba de las manos.

Sentir las manos ajenas tomar las suyas hizo que el detective solo se ahogara más en ese sentimiento plácido del amor más puro y fuerte, en esa fantasía de un simple amor, un amor que había muerto hace 15 años, o tal vez, no tanto.

Estaba acostumbrado a que Ratigan lo tocara por esa personalidad tan escurridiza y llena de manerismos, pero en este contexto, había un aura diferente, como si tuviera tristeza cargando consigo, como si con esas palabras intentara renegar lo que sea que le haya dicho su conciencia.

"Good bye, so soon~" empezó a cantar de manera suave el Napoleón del crimen mientras acercaba su rostro al de su contrario de una manera suave, se notaba en sus palabras y en su actuar un aura diferente, como si tuviera tristeza cargando consigo, como si con esas palabras intentara lavarse las manos.

Basil se quedó mirando sorprendido, sosteniendo las manos ajenas con la misma tristeza y profunda melancolía mientras escuchaba la canción ser cantada, era diferente escucharla en vivo en una situación tan diferente...

La lluvia parecía lavar todo el pasado que ambos cargaban, mas que nada, los pecados de un amor necesitado.

Ni siquiera el sonido de la puerta abriéndose en el piso de abajo y la palabrería que se formaba los sacó de su pequeña burbuja. Era su momento donde todo lo que podían escuchar eran las gotas de agua y la melodiosa voz de Ratigan citando cada palabra como si intentara limpiar sus propios pecados y culpas, porque en el fondo, estaba intentando quitarse la horrible sonido del cuello ajeno rompiéndose bajo sus manos.

Los dos, al escuchar cómo alguien subía las escaleras rápidamente, se alejaron. Sin embargo, los pasos se detuvieron y en su lugar se escuchó un pequeño "toc toc" en las paredes antes de llegar al final de la escalera.

"Lamento la interrupción, quería decirles que Bell y Dawson les trajeron algunos regalos", dijo tranquilamente Caprice mientras aguardaba respuesta, dándoles su propio espacio.

"Regalos, ¿por qué?" preguntaron casi al unísono, confundidos.

...

Bell repartió entre todos pequeños regalos. A Dawson y Caprice les había conseguido a cada uno una pequeña pajarita o corbata de moño, y los dos regalos que más les había costado dinero eran los regalos para Basil y Ratigan.

Para Basil, le regaló un reloj de bolsillo que tenía un grabado basado en Sherlock. Y para Ratigan, bueno, eso denotaba el favoritismo de ella por él, ya que le había comprado un traje completo además de dos botones de camisa personalizados con una R y un ramillete de una flor malva para el traje.

"Pero... ¿por qué?" cuestionaron tanto el Napoleón del crimen como el detective.

"Porque los dos se veían tan mal que... simplemente decidí conseguirles algo para animarlos. No sé qué les pasa, apenas puedo ayudar, así que... decidí darles un regalo", explicó la coneja de manera alegre mientras les sonreía a ambos con inocencia. "Y les compré a Dawson y a Caprice algo también, ya que creí que se sentirían tristes si los veían a ustedes con algo nuevo".

"Pero, Bonnibell, ¿qué hay de ti...?" preguntó desconcertado el criminal mientras analizaba el traje y en general, se le escapaba una pequeña risa presumida al ver lo maravilloso que era.

"Oh, por favor, no se preocupen por mí, lo hago de buena gana", se excusó ella mientras se acercaba mucho a él y le susurraba al oído "además... Caprice me contó que tú y Basil se quedaron dormidos juntos así que... guarda el traje especial para una cita", le comentó ella de manera juguetona antes de que la rata le tirara del brazo y la abrazara de una forma fuerte, lo cual sería tierno si no fuera que lo hacía para sofocarla y que se callara.

"Ay, muchas gracias..." dijo intentando no sonar molesto sin darse cuenta cómo sus orejas se teñían de rojo suave por la sorpresa del momento.

"No puedo respirar...!"

Mientras esa escena pasaba, Basil pudo sentir cómo esos sentimientos que lo atormentaban se iban y eran reemplazados por lo que solo se podía describir como un sentimiento cálido, uno que lo hacía olvidarse de todos los problemas que cargaba, al menos por el suficiente tiempo para remontar nuevamente.

El gran detective arregló su saco, acomodó su sombrero e inflando el pecho ya completamente recuperado, anunció a viva voz que ya tenía un plan. Había leído todas las cartas y ya sabía cuál era el objetivo de Sineye y sobre lo que ocurría en Londres (obviamente omitiendo todo lo referente a lo romántico, esa parte le daba vergüenza dado lo similar que era con su historia).

"Iremos a ver de qué se trata la dirección. Bell dijo que allí se encontraban quienes financiaban las creaciones de Nollan. Si solo los bocetos de sus cartas ya revelaban que su tecnología consistía en armamento y en cámaras... necesitaría más tiempo para saber qué tipo de relación tenían y por qué ayudaban a un simple camarógrafo. Al menos que supieran que en realidad era un espía, el problema es que no sé por qué alguien como Nollan se pondría a investigar tan a fondo un caso de corrupción tan grande. Jamás explicó el porqué, simplemente contó a Sineye la situación y este vino a hacer el trabajo sucio, me imagino. Una vez que dejó de recibir cartas de su parte", explicó a viva voz el detective ratón mientras intentaba pensar en más opciones. "De mientras... Sineye está aquí para limpiar esta ciudad..."

"Ignoró por completo la parte romántica de las cartas..." susurró Bell a su compañero capibara mientras sostenía una de las cartas. Había tomado un par cuando llevó a Dawson a su cuarto compartido.

"Deja pasar eso..." le respondió rápidamente.

"Pero... si Sineye quiere destapar toda esta corrupción, ¿qué tiene que ver usted?" preguntó Dawson preocupado.

"Según las cartas y los bocetos, tenían la teoría de que tanto yo como Ratigan solo éramos un espectáculo, una tapadera..."

"Pero él está trabajando conmigo, no tiene sentido que busque tu cabeza y no la mía", reclamó el criminal también intentando pensar una respuesta para su propia confusión.

"Dijo que el historial de Basil estaba manchado, me imagino que se refería a eso. Supongo que trabaja con Ratigan porque un historial sucio no es decepcionante a diferencia de un historial limpio con solo un desliz. No sé", explicó Bell.

"Pero, por lo que dice... creo que si le explica a Sineye la situación tal vez cambie de opinión. Hablé con él, estoy seguro de que podría demostrarle que usted no es parte de la corrupción de la que habla", comentó Dawson, aún intentando ser el abogado del diablo. Se negaba a creer aun levemente que la figura honesta y protectora no fue real.

"A él sí le das una oportunidad pese a intentar matar a Basil, ¿eh?" preguntó molesto y ofendido Ratigan mientras Dawson se quedaba sin respuesta para eso.

"No sé si eso sea buena idea. De cualquier forma, mi plan es ir tanto a la casa de Nollan para buscar más pistas sobre quienes son los acusados y así ir descartando. Pero al mismo tiempo, hay que ir a la dirección en los barrios ricos, seguro ahí también habrá más información referente a todo el caso. Por una parte tendremos opciones de cuál será la siguiente víctima, y por el otro, sabremos más sobre el caso y si es necesario, revisar los alrededores", explicó Basil totalmente confiado mientras hacía ademanes y se aseguraba de explicar todo.

"Pido ir con Basil, ¡yo quiero una aventura con él ahora!" gritó de manera infantil la coneja mientras agarraba a Basil del brazo y lo jalaba hacia ella.

"Yo... creo que lo ideal es que tú y Ratigan vayan a la dirección. Sineye podría estar cerca de ahí", explicó Basil intentando sacarse a Bell de encima.

"Sí... además, yo conozco esa dirección, ahí vive una chica a la cual le daba clases..." dijo Ratigan mientras tiraba de las orejas de su compañera para que dejara al detective en paz.

"Bien, entonces está decidido. Dawson y Caprice irán conmigo, y ustedes dos van por la información", terminó por decir el detective mientras se volvía a arreglar su traje. Lo decía con una convicción única, como si ese día, el mejor detective de todo Londres volviera a su vieja gloria.

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