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En una escuela oculta en algún lugar de Inglaterra, en los que eran ya sus últimos años antes de poder graduarse fueron los primeros pasos de lo que seria mas tarde el proclamado napoleon del crimen, Profesor Ratigan, aquella ̷R̷a̷t̷a̷ despiada con los peores actos delictivos a su nombre, pero ¿por qué un narrador ha de narrar su obra y vida cuando él mismo puede contar de primera mano qué fue lo que pasó en aquel momento, en aquel año y en aquel lugar?
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Recuerdo estar en la biblioteca recogiendo libros para escribir una práctica tesis sobre físico-química avanzada, no, no era una universidad y mi edad apenas rondaba los 17 y aún no me tocaba escribir una tesis como tal, pero... mi profesor estaba tan impresionado por mi inteligencia al grado que según él, esto sería una forma de nutrir y sacar aún más mi potencial, además de poder presentarlo en la ceremonia de préstamos.
Era un evento donde los mejores proyectos se les daba una carta de recomendación para Oxford con un fondo monetario incluido, un pase directo para demostrar mi verdadero lugar en este mundo... el segundo escalón en lo que había sido y era mi plan para recordarles a todos que yo no era una simple ̷R̷a̷t̷a̷----
De recordarles a todos que era más que un simple ratón, que estaba más arriba de su nivel incluso.
Estaba en la biblioteca buscando para mi investigación o mejor dicho, revisando qué investigar...habían tantos temas de los cuales poder escribir una tesis en relación a la química, tal vez mejorar la pigmentación sintética del color morado, es un campo muy nuevo y fue hecho por accidente... seguro hay algo que mejorar ahí, o mejor!, tal vez echarle un ojo a la obra de Charles Goodyear y ver si puedo recrear su experimento e incluso mejorarlo.
Me paseaba de estante en estante viendo las publicaciones más nuevas para ver qué errores podía corregir, cuando cerca de uno de ellos se encontraba un ratón de tonalidades café claro, era uno de los estudiantes más jóvenes murmurando frustrado sobre su hoja de papel y rodeados de libros de matemáticas demasiado avanzados para él, desde "Comprensión profunda de ecuaciones polinomiales" hasta "Teorema de la integral de Cauchy".
Sí, yo los entendía a la perfección, obvio, pero al ver a alguien de cursos inferiores y mas joven que yo viéndose tan interesado me hizo sentir curiosidad. Me quedé mirándolo un par de segundos, cerraba los puños, fruncía el ceño y arrugaba su nariz, era hasta cierto punto adorable; sacudía su cabeza, suspiraba e intentaba de nuevo resolverlo mientras murmuraba lo que leía en sus libros.
"La función f(z)=z^2−1 tiene dos polos simples en z=1 y z=−1..." lo escuché murmurar mientras intentaba explicarse a sí mismo y meneaba la cabeza buscando entender.
No sé qué fue lo que me movió en ese momento, pero sentí... admiración hasta cierto punto, sentí mi corazón latir de emoción al ver su determinación y no me resistí en acercarme y... explicar el siguiente paso, después de todo, obvio que lo sabía de memoria!
"Te recomiendo verificar si C encierra alguna singularidad" dije en voz alta mientras me acercaba y tenía su atención con sus ojos verdes posando su mirada sobre mí y luego viendo uno de sus libros "La circunferencia C encierra solo una singularidad, que es z=1." Terminé de explicar mientras tomaba asiento a su lado.
Él comprobó mi consejo en su oja de ejercicios, no podia creerlo, lo berificaba una y otra vez impresionado "muchas gracias!" Me agradeció con su voz clara y sus ojos verdes brillando de emoción, fue...una vista tan maravillosa.
"No hay de que, si quieres te puedo enseñar mas"
"Si!, de verdad que quiero aprender como se hace, es tan...interesante" dijo Basil ya teniendo la cabeza en las nubes fantasiando por saber, yo no me pude resistir.
Pasé el resto de mi día explicándole, aprendía rápido y juntos pudimos resolver cada ejercicio del libro juntos, 200 páginas, ejercicio tras ejercicio y aún mantenía esa sonrisa y esa mirada de querer saber más y más, de admiración pura hacia que mi corazón latiera y quería... quería quedarme en ese momento para siempre.
Una vez que cerramos el libro y por fin terminamos con la charla pude preguntar
"Oye, esto es un poco avanzado para ti..." intenté decir quedándome en blanco al no saber el nombre de aquel ratón, porque en su momento no tenía ni idea de lo que ese nombre significaría para mí más adelante
"Basil" me confirmó el joven ratón ofreciendo su mano en un saludo amistoso
"Mucho gusto, Basil" lo saludé estrechando su mano, en ese momento se había sentido como algo cálido en mi pecho, ahora... es un poco doloroso de recordar, porque de haber sabido que estaba tomando la mano de mi mayor rival... tal vez hubiera actuado diferente...
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He aquí el narrador, ¿qué tal si volvemos al presente?, exactamente luego de aquel enfrentamiento entre el Profesor Ratigan y Basil de la calle Baker
Una coneja se encontraba tranquilamente limpiando su taberna, recogiendo las jarras usadas y sacando a los borrachos noqueados como si sacara la basura mientras aún vestía con su traje de cabaret mostrando nula importancia.
"¿Dónde estará Caprice?, lo mandé a comprar fósforos y pan hace media hora..." pensó ella mientras tomaba de las piernas a un borracho y lo arrastraba hacia la puerta trasera.
La abrió y antes de que pudiera lanzar al borracho a la pila de ellos, el mencionado se hizo presente con su mirada tranquila e impoluta.
"¡Caprice!, ¿y las compras?" Preguntó la coneja mientras miraba a su contrario, un capibara vestido de manera elegante mientras este se acomodaba sus gafas.
"Necesito tu ayuda, es que... mira lo que encontré, ¿me ayudas a llevarlo adentro?" Preguntó el joven con un su suave voz mientras hacía un paso al lado para que su contraria viera lo que traía a sus espaldas, la cosa más surreal posible.
En el suelo se encontraba el famoso y más despiadado criminal de toda Inglaterra, noqueado y en el peor estado posible, con sus ropas desgarradas, heridas abiertas y en general, hecho mierda, pero su pecho subía y bajaba mostrando que estaba vivo.
"¡Rati-!!!" Iba a gritar la chica antes de que el capibara le cubriera la boca con las manos de manera tranquila.
"Bell por favor, acéme el aguante, lo arrastré por 5 manzanas hasta aqui, ahora es tu turno, aparte, tú eres la médica, sé que te puedes encargar de él" dijo tranquilamente Caprice mientras entraba a la taberna.
"¡Soy médica, no dios!, que me has traído un muerto..." Le reclamó Bell mientras miraba al mayor criminal de todo Londres "Urg...bien, Caprice, alista mi vestido y mi delantal y de paso lleva mi maletín de instrumentos al cuarto de invitados, y no olvides el ácido carbólico!" Le gritó ella antes de terminar de arrastrar a la rata dentro de la taberna.
Las grandes paredes de aquel callejón, aquella noche oscura, fueron testigos de lo que parecía ser el inicio del regreso del Napoleón del crimen, Ratigan no había muerto y ahora parecía estar protegido y oculto mientras el gran detective celebraba su supuesto triunfo.
Tanto aquella coneja como el capibara lo recostaron en el cuarto de invitados mientras ella se ponía a revisar y curar sus heridas en aquel pequeño cuarto apretado lleno de cajas viejas y tablas de madera que sonaban con cualquier movimiento en el ambiente más precario posible.
"Y... ¿por qué lo has traído?" Preguntó ella mientras buscaba hilo y aguja para suturar ciertas heridas abiertas, ya las internas ni cómo hacerle.
"Porque... me dio pena" se encogió de hombros el capibara mostrando tranquilidad mientras untaba cloroformo a un paño y se lo ponía en el hocico a Ratigan al ver que este fruncía el ceño como si fuera a despertar, el cloroformo lo mantuvo aun noqueado y en su sitio.
"Tú y tu filosofía de no tener enemigos..." negó ella con la cabeza.
"Aparte has oído hablar del licor que crea este tipo?, nos ayudaría a ganar mucho dinero"
"¡Caprice, mi amigo, eres un genio!"
...
Portada por: LauchaConAlas
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