── 𝟎𝟏ㅤ ✦ 𝘯𝘰𝘵 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦, 𝘣𝘪𝘵𝘤𝘩
𝓖𝗈𝗅𝖽 𝓡𝗎𝗌𝗁⠀⠀⠀⎯⎯⠀⠀𝗯𝘆
( 𝘢𝘥𝘢 and 𝘈𝘯𝘨𝘪𝘦 )
( capítulo uno ) ،، no conmigo, perra.
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤ
ㅤEva tenía escasos recuerdos memorables de aquel departamento en el que creció toda su vida.
Su favorito, el más cotidiano de todos, era el sonido de la lluvia golpeando el asfalto, el aroma a petricor filtrándose por las ventanas entreabiertas. Pero el peor de todos era, sin duda, el silencio absoluto. Esa soledad que la acompañaba siempre, que la ahogaba como un manto pesado, la constante sensación de que era ella contra el mundo. La verdad desgarradora de su vida: estás sola, Eva.
Por eso, aquella tarde, tras la partida de Johnny, que se fue con Miguel y la nueva chica, el sonido de alguien tocando su puerta la sorprendió.
Nadie solía tocar su puerta. Cuando eso ocurría, solo traía desdicha, como la vez que llamaron para informarle que Laura había muerto. O aquella otra en que alguien golpeó insistentemente, y ella, tirada en el suelo y drogada hasta el tuétano, se había reído como una idiota sin considerar que del otro lado podría estar Robby.
Sin embargo, en ese momento, la idea de Robby era absurda.
Él ya estaba en la correccional.
Con el corazón acelerado golpeando en su pecho, apagó rápidamente el cigarro de hierba y se apresuró hasta la puerta, donde los golpes se volvían cada vez más insistentes.
Lo que no esperaba al abrir la puerta era encontrar a un hombre mayor tambaleándose en el umbral, con una mirada afilada y un puro en la boca. Un escalofrío desagradable le recorrió la columna vertebral hasta la nuca. Para Eva, abrir la puerta había sido siempre una maldición.
— Buenas tardes —dijo, intentando sonar lo más educada posible—. ¿Desea algo? —inquirió apresurada, apoyándose en el pie derecho para sostenerse—. Estoy un poco ocupada aquí y...
— Tú debes ser Eva —la interrumpió el hombre, levantando el puro que antes sostenía. La rubia lo miró confusa—. Mi nombre es John Kreese, soy un viejo amigo de tu padre.
Eva arqueó una ceja, sorprendida ante la revelación.
— Llegó en un mal momento, Johnny no está.
— Pero estás tú, y me alegra encontrarte.
El cigarro de hierba que había dejado en la pequeña isleta se consumió solo, ignorándola por completo. Una tonta sonrisa apareció en su rostro al compararse con él. Era la verdad: desde la muerte de Laura y la caída de Johnny en la bebida, se había quedado sola, consumiéndose en su vacío.
Las palabras de John Kreese se incrustaron en su mente como una cicatriz ardiente, repitiéndose como un viejo cassette con la cinta dañada. No importaba cuánto hubiera sido Johnny en su juventud; Kreese veía en ella algo que quizás nadie más percibía. Él la quería en Cobra Kai, y no estaba en posición de negarse.
La sonrisa torcida en el rostro de Kreese debió ser una señal de lo que estaba por venir. Sin embargo, una vez que entró al dojo, Eva se sintió enardecida al ver a todos inmersos en sus propias hazañas, disfrutando de lo que parecía una tortura divertida.
La idea de que Johnny pudiera enterarse de su decisión de unirse a Cobra Kai la emocionaba. Por fin tendría una oportunidad de joderlo, justo en esos momentos en que él proclamaba su intención de destruirla.
ㅤㅤ
ㅤ
(...)
La sonrisa torcida en el rostro de Kreese debió haber sido una advertencia de lo que estaba por venir, pero al entrar en el dojo, Eva se sintió llena de energía al ver a todos inmersos en sus propios combates, disfrutando de lo que a ella le parecía una tortura divertida.
Descalzó cuidadosamente sus zapatos antes de adentrarse en las colchonetas; la suavidad del material contra la planta de sus pies fue una pequeña revelación. Todo en ese lugar se sentía bien, casi como si hubiera regresado a casa, aunque sabía que eso era un concepto extraño para ella.
A medida que se acercaba a Kreese, las miradas se volvieron hacia ella. Sus compañeros la observaron sin disimulo, y la reverencia con que Kreese se dirigió a ella le otorgó un sentido de importancia que nunca había experimentado. Era un brillo en los ojos de un hombre que solía ser temido y eso le dio un nuevo sentido de vitalidad.
Por una vez, alguien la miraba como siempre había deseado que lo hiciera su padre.
—Me alegra que decidieras venir —masculló Kreese, haciendo un gesto con la mano derecha para que sus alumnos se detuvieran. Eva se sintió aún más especial; no solo era una simple figura en el dojo, sino que era el centro de atención. Luego él hizo una pausa, como si buscara las palabras adecuadas para sellar su destino—. Acompáñame.
La rubia asintió, todavía atónita por su propia decisión. La idea de estar aquí, bajo la mirada de Kreese, era un surrealismo. Lo siguió con pasos firmes hacia un pequeño cuarto que hacía las veces de despacho, un lugar que parecía lleno de secretos y promesas.
(...)
—Este será un camino largo de recorrer —declaró Kreese en un tono que infundía tanto miedo como emoción—, pero así como Johnny convirtió al señor Díaz en un digno luchador, yo te convertiré en mi soldado más fuerte.
Las palabras del hombre le erizaron la piel de anticipación. Eva tuvo que contenerse para no abrazarse a sí misma, sintiendo una mezcla de excitación y temor desbordándose dentro de ella.
Era realidad pura y bruta.
—Estoy dispuesta a soportarlo —afirmó, asintiendo repetidamente, el sonido resonando en la habitación como un mantra personal.
Sus manos temblaban, la adrenalina y la ansiedad la estaban corrompiendo más rápido de lo que se atrevía a admitir. Sabía que el cigarro de marihuana que había dejado de lado era lo último que le quedaba para escapar de la dura realidad, y la ansiedad por lo desconocido la consumía.
—Vamos a empezar por dejar los malos hábitos atrás —declaró Kreese, dejando caer la afirmación como una bomba en el aire entre ellos.
Eva se sintió expuesta, como si él pudiera ver a través de ella, hasta lo más profundo de su ser. Pero él continuó;
—A partir de hoy, tu mente estará ocupada y tu cuerpo necesitará todo de ti. He encontrado, posiblemente, a las mejores luchadoras del valle: Willow Kim, Tory Nichols y, próximamente, tú, Eva Lawrence. —dijo, mientras alargaba hacia ella un blanco, la tela fresca parecía brillar bajo la luz del cuarto.
Eva, al ver la prenda, sintió una oleada de determinación y desafío. En este momento, no solo se trataba de ella; Kreese había mencionado a las mejores.
—Tú serás mucho mejor que tu padre —terminó, una sonrisa astuta cruzando su rostro.
Las palabras reverberaron en la mente de Eva, encendiendo un fuego que había permanecido apagado durante demasiado tiempo. Al pronunciar esas palabras, Kreese no solo la estaba retando a superar a Johnny, sino que también estaba abriendo la puerta a un nuevo futuro. Un futuro que por fin podría ser suyo, donde la sombra de su padre no la aplastaría más.
Con el gi en mano, Eva no dudó en moverse rápidamente, sintiendo la tela blanca gruesa entre sus dedos, pero no tan pesada como para obstaculizar sus movimientos. Por un instante, se preguntó si esto era lo que le había faltado para conectar con Johnny.
Sin duda, cuando se enterara de que estaba en Cobra Kai, la miraría de otra manera. Pero Eva ya no estaba dispuesta a permitir que su mirada la sometiera.
Se dirigió hacia el dojo trasero, donde el sonido de los estudiantes entrenando en la parte delantera resonaba como un eco distante. Sin embargo, la confusión la invadió al descubrir que solo estaban Kreese y una chica rubia en la esquina más oscura del lugar.
Al observar a la única mujer presente, sus ojos se ajustaron. Era apenas unos centímetros más alta que ella, pero su postura erguida y su porte altanero le conferían una presencia casi majestuosa. Eva sentía admiración, hasta que esa mirada la recorrió, evaluativa y despectiva, y la sonrisa en el rostro pálido de la chica se desvaneció, llevándose consigo la fascinación momentánea.
— Eva, Eva... —comenzó Kreese, acercándose a ella con paso firme—. Esta es Tory Nichols, en este momento, la mejor de mis estudiantes.
Con un gesto de su mano derecha, Kreese hizo que Tory se acercara con determinación. Cada paso que daba parecía envuelto en la intención de amedrentar a Eva. Si en algún momento logró inquietarla, ella no se lo permitió. Kreese continuó:
— ¿Qué mejor manera de mostrar tu potencial que peleando contra la mejor?
Por un instante, Eva se quedó en silencio, con la pregunta pendiendo en el aire. ¿Acaso era capaz? No. Claro que sí podía.
— Lo haré —respondió de inmediato, su voz resonando con firmeza y determinación.
— Muy bien. Nichols —Kreese se volvió hacia Tory, y Eva hizo lo mismo, sintiéndose un poco desubicada ante la próxima orden de su maestro—. Sin piedad. Empiecen.
No había terminado de hablar cuando Tory se lanzó hacia ella con una patada violenta, que Eva apenas pudo esquivar por instinto. Pero el puño que le golpeó el brazo la tomó desprevenida, y aunque era buena evadiendo, esta vez no lo fue lo suficiente.
Eva intentó contraatacar con una patada, inexperta pero firme, que conectó en el estómago de Tory. En lugar de mostrarse adolorida, la chica rubia se tornó aún más feroz. Tras un grito que resonó y que casi la hizo retroceder, Tory ejecutó una barrida que la derribó al tatami. No satisfecha, se sentó sobre el abdomen de Eva, lista para masacrarla a golpes. Pero Eva no estaba dispuesta a dejarse dominar tan fácilmente. Así que, improvisando, golpeó la frente de Tory con la suya.
La reacción fue instantánea: eso dolió, y no poco.
Pero como no logró desestabilizarla lo suficiente, se vio obligada a repetir el movimiento, empujando a su vez los hombros de Tory hasta que esta terminó con la espalda contra el tatami. Dolía, muchísimas, y era evidente que Tory la había dominado, pero a pesar de eso, Eva había defendido su posición con lo que tenía a mano.
— ¿Así se siente ganar, Tory Nichols? —preguntó, desafiándola.
— ¿Quién te dijo que ganaste? —respondió Tory con ironía, sorprendiendo a Eva en el acto.
Sin saber cómo, Eva terminó con el torso contra el tatami y su brazo enroscado detrás de su espalda en una posición incómoda.
— Si me querías de espaldas, solo tenías que pedirlo, rubia —masculló, esforzándose por ocultar el dolor que aún le causaba la presión.
— No te metas conmigo, perra —replicó Tory, la rabia y el desafío iluminando sus ojos.
Eva sintió que la tensión entre ellas crecía, transformándose en una batalla no solo física, sino también de voluntad. Mientras luchaba por liberarse, comprendió que cada golpe, cada caída, era un paso más hacia la persona que quería ser. Un camino que apenas comenzaba, pero que estaba decidida a recorrer con todo el empeño que pudiera reunir.
Estaba lista para luchar y demostrar que no era solo una sombra en el legado de su padre.
¡Hola! Espero que te este gustando la historia si puedes VOTA y COMENTA, no sean lectores fantasmas, además, si gustan pueden SEGUIRME, y así verán más actualizaciones sobre todo. Al igual que mi linda Ada, quien tiene la historia de Willow 😭🫶🏻
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top