{🔥XXV} Ayudando a Ace en su búsqueda
La respiración de Hela estaba agitada después del esfuerzo que hizo luego de derrotar a Exequiel. Sintió una tremenda satisfacción al ver el cuerpo muerto sabiendo que su terror de toda su vida había acabado. Finalmente era libre, sin cuerdas atadas a ella, liberada de cualquier control mental. Ya no era una esclava más.
—Hela! Nos tenemos que ir de aquí! —Indica Ace corriendo hacia ella fijándose que Hela había conseguido acabar con su ex-jefe—. Woah! Le cortaste su cabeza.
—Lo sé. Me quedé corta con respecto a su sufrimiento. —Cuando quería escapar del lugar, el cual estaba colapsando por culpa de Ace, el cuerpo de Hela no respondía siendo las consecuencias de la sobrecarga de sus poderes.
Ace consigue tomarla por los hombros para evitar que se cayera al suelo—. Qué sucede?
—Quizá son mis habilidades pasando factura. Al no tener la resistencia suficiente para soportar mis propios ataques, mi cuerpo va perdiendo energía. —Detalla su hipótesis—. Tengo que aprender a utilizar mis poderes sin que esto suceda.
—Puedes volar? Porque la cueva está cayendo sobre nosotros y no tenemos tiempo que perder si queremos escapar. —Avisa Ace preocupado.
—No creo que pueda volar... —Suficiente fue para que el pecoso cargara a Hela y se la llevara lo más lejos de la cueva. Una vez fuera, ambos admiran como se va destruyendo culminando en simples ruinas.
Descansaron el resto del día para que la siguiente mañana recuperados partieran sus respectivos caminos. Sin embargo, Hela había descubierto una información bastante importante para el pelinegro, se trataba de la locación de Barbanegra. Entre los muchos archivos que ella había encontrado, percibió unas cartas que se enviaban Exequiel y Barbanegra revelando una parte de los planes del pirata rebelde. Añadiendo de una posible alianza si es que la situación lo requería.
—Muy bien. Me aseguro que encuentres a tus compañeros y regrese a salvo con ellos para que yo continúe con mi búsqueda... —Iba diciendo Ace hasta ser interrumpido por Hela.
—Sé dónde Barbanegra se encuentra. —Revela.
—Cómo...? —Cuestionaba asombrado.
—Exequiel y Barbanegra planeaban una alianza en caso de emergencia. Ambos se comunicaban por medio de cartas dando pequeños vistazos a los planes de cada quien. —Detalla preocupada—. Ace, Barbanegra tiene planes con tu capitán.
Frunce el ceño mostrando arrepentimiento y prisa por salir de donde se encontraban—. Lo siento, Hela. Pero tengo que irme antes de que Barbanegra continúe con sus planes. —Empaca su morral apresurado.
Hela comprende la situación—. Bien. Iré contigo. —Decide empacar también sus cosas.
—Qué? No. Tengo que hacer esto solo. —Niega Ace.
—Crees que te dejaré hacer esto solo? Entiendo que fue parte de tu división. Pero me siento responsable por ayudarte porque tu me ayudaste a derrotar a Exequiel.
—Hela, esto es diferente. —Ace la mira fijamente—. Esto se tiene que arreglar únicamente entre nosotros. Fue mi error que no dejaré que se me escape de las manos de nuevo. —Admite con frialdad.
—Aún así te acompañaré. —Ignora la castaña—. Te guste o no, ahora soy tu refuerzo. Mira, no interferiré entre sus problemas. Únicamente ayudaré si la situación se sale de control. Te parece? —Propone.
La debilidad de Ace comenzaba a notarse—. No quiero ser la razón por la que te retenga a ver a tus nakamas.
—No lo eres. —Se atreve a tomarlo por la mejilla—. De hecho, estaría ayudando al hermano de mi capitán. Dudo que le importe a Luffy.
Seguía dudando ante la oposición de la estratega—. Qué hay de tu hermano? Apenas tienes unos cuantos meses desde que se reencontraron. —Resalta recordando el cartel de se busca de Dusan.
—Ahora se encuentra a salvo con mis nakamas. Sé que entenderá mis razones. —Afirma—. Ace, nada de lo que digas hará que cambie de opinión...
Los labios de Ace chocan con los de Hela en un cariñoso beso que el pelinegro se atrevió a darle. Una explosión de emociones inundan los pensamientos de la asesina. Luego de su partida en Arabasta, jamás volvió a pensar en lo que Ace posiblemente sentía por ella, sumando que Sanji la había distraído bastante a tal punto de controlar su leve enamoramiento que tuvo con el pecoso. No obstante, mientras estaban en Skypiea, Hela nunca pudo volver a sentir esa misma emoción y amor que sintió mientras iba cayendo en los encantos del rubio.
El tiempo que pasaron en el Baratie ayudó a Hela a reencontrarse con su lado humano. El cocinero influyó bastante en la estratega llegando a sentirse conectado con él cuando este le relató el infierno que vivió bajo el techo de su padre y hermanos. De cierta manera ambos se complementaban y entendían a la perfección, haciendo que su amor fuera sincero y lindo. Lamentablemente cuando Exequiel mandó a sus secuaces a amenazar a Hela que mataría a su hermano en aquel entonces, razonó que nunca tendría tiempo para el amor.
Cuando quizo intentar retomar la relación, se fijaba que Dusan guardaba cierto rencor hacia el rubio pues estaba consiente que hasta cierto punto alguien más había entrado en la vida de su hermana. Algo que le era difícil ignorar al sentirse culpable e incómoda cada que quería estar con Sanji. En pocas palabras, su relación con Sanji le trajo muchos conflictos dando a entender que quizá no era lo correcto estar con el cocinero.
En cambio con Ace, su relación la vio con otro punto de vista. Una vez estando un poco más experimentada e informada acerca del amor, comprendió que la primera vez que vio al pirata, quedó flechada por su encanto y físico. Y cuando ambos demostraron tener un lazo único, fue en ese momento que se había enamorado de él. Sumando que su reencuentro fue una afirmación final de su teoría.
Lo quería intentar con Ace. Estaba dispuesta a atreverse a iniciar una relación con el comandante de la segunda división. Quería explorar hasta dónde llegarían sus sentimientos.
Le siguió el beso subiendo la intensidad de este demostrando que quería más. Rodea el cuello de Ace con sus brazos, mientras que el pelinegro toma la cintura de Hela para acercarla más hacia él. Empujaban y jalaban sus labios saboreando a su gusto del beso que compartían, pese a que ambos sabían salados por el sudor, eso no detuvo a ambos a continuar demostrando cuanto se querían.
Quien rompe con la distancia es la misma Hela intentando nivelar su respiración junto con Ace quien se fija que sus labios se encontraban rojos e hinchados por el longevo beso—. Acaso esto es lo que creo que significa? —Se atreve a preguntarle.
—Hela, mereces que sea sincero contigo. —Comienza Ace con su discurso—. Desde aquella vez que nos vimos en Arabasta, no dejas de pasar por mi cabeza. No había ningún día en el que no me preguntaba qué estabas haciendo, deseando que estuviéramos juntos pasando aventuras divertidas tal como aquella vez que nos conocimos. —Confiesa desde lo más profundo—. La razón por la que no quiero que vengas conmigo es simplemente porque no te quiero perder. Las habilidades de Barbanegra son una de las más poderosas del mundo y temo que si algo te hace, yo jamás me lo perdonaría. Me niego a ponerte en riesgo por un fallo mío.
—Ace, soy una chica que acaba de derrotar a su único temor que ha tenido toda su vida. Ahora me considero una mujer audaz, sin miedo a absolutamente a nada o nadie. —Expresa sin sonar presumida o egoísta—. Sé cuidarme por mi cuenta. No tienes porqué preocuparte por mí.
—Eres lo único que me queda, además de Luffy y Barbablanca. Te volviste una de las personas más importantes en mi vida. —Junta su frente con la de la castaña cerrando sus ojos—. Sería un muy mal novio si te dejara que me acompañaras. —Se atreve a destacar.
Esto hace latir con fuerza el corazón de Hela, al mismo tiempo poner sus mejillas en un tono carmesí—. Estás diciendo que...
—Me estoy declarando a ti? Sí. —Afirma Ace alejándose de ella para enfocar su atención en ella—. Podemos hacer funcionar nuestra relación a larga distancia. Claro si tu estás dispuesta...
—Me encantaría, Ace. —Acierta Hela con una sonrisa en su rostro—. Sería un honor ser tu pareja.
Con ello, ambos vuelven a unir sus labios en un beso más apasionante llevando las cosas al siguiente nivel retrasando un par de semanas más a la caza por Barbanegra. Decidieron disfrutar su estadía en la isla para aprovechar lo más que pudieran antes de reanudar sus obligaciones. Entre las cosas que sucedieron, acampaban en el bosque, entrenaban un poco tanto en combate como con sus habilidades, ambos se confesaban cosas que les había sucedido, tal como Hela terminando de contarle a Ace sobre su pasado en Logue Town, como el pelinegro confesándole que efectivamente era el hijo del Rey de los Piratas, su antigua tripulación de la cual fue capitán, su llegada a los piratas de Barbablanca y la revelación de que tenía otro hermano el cual estaba difunto, Sabo.
Al final, una vez que consiguieron un barco para transportarse a la isla Banaro directo a la locación de Barbanegra, zarparon a primer hora del día pues estaban un poco lejos de su destino y si navegaban el resto del día, estarían llegando al siguiente. Por lo que durante el viaje seguían hablando de sus intereses acompañados de besos y caricias para también matar el tiempo.
En cuanto llegaron a la isla, Hela repasaba el plan que ayudaría a llevar al pirata rebelde a hacer justicia. Sin embargo, el pecoso intervino—. Es muy tarde. Ya veo a Barbanegra en la aldea. Necesito que te quedes en el barco y cuando veas que la situación se sale de control, vienes a ayudar.
—Ace... —Pronuncia (la ahora teñida de morado) su nombre como si lo fuera a regañar.
—Agradezco que te hayas tomado tu tiempo para idear un plan, pero quiero manejar esta situación a mi manera. —Expresa saliendo del barco.
—Dijiste que te iba a ayudar! —Reclama Hela seria.
Ace suelta un bufido de frustración y con ello intenta relajarse. Se quita el sombrero para colocárselo a Hela—. Y estoy agradecido por los hermosos momentos que pasamos, pero... —Sin que se diese cuenta, Ace arrebata la daga de Hela para hacerle una cortada en la frente de la estratega en forma diagonal en su rostro desde por arriba de su ceja hasta chocar con la raíz de su cabello—. No permitiré que Barbanegra te utilice como mi debilidad
—Qué demonios haces...? —Hela no podía mantener la mente concentrada pues Ace la había atacado con la daga que es capaz de herirla de gravedad.
—Tu mejor que nadie entenderás mis acciones. —Se acerca para darle un último beso en sus labios.
—Ace!! Cuando esto termine, juro que yo misma voy a acabar contigo por desobedecerme... —Lanza una queja intentando estar consiente.
—Te quiero, Hela. Es por eso que necesito protegerte. —Dice por último y con ello se aleja corriendo para acabar con Barbanegra.
Mientras tanto, la vista de Hela comenzaba a nublarse, sangre caía de su frente debido a la herida que Ace le había hecho. Sentía como su fuerza estaba desapareciendo debilitándose poco a poco debido a que esa daga consumía parte de su alma. Le costó bastante tiempo en recuperarse pues ignoró cualquier dolor y malestar para ir a ayudar al pecoso.
No obstante, había llegado demasiado tarde.
Una fuerte explosión entre los poderes de Ace y Barbanegra causó que Hela saliera volando perdiendo conocimiento alguno de lo siguiente que sucedió.
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