{🔥XXIII} Fuego y energía haciendo equipo







Regresaba volando con las pocas fuerzas que le quedaba hacia su viejo destino. Buscaba el submarino de Exequiel por el mar pero sólo encontró pedazos destruidos de este. Inspeccionó el área del accidente para rastrear a dónde su viejo jefe podría haber ido. Puede ser que las cosas iban muy en contra y sin desventaja para el maestro asesino, pero tal como Hela, Exequiel siempre se las ideaba para salir de cualquier aprieto.

Logró llegar a una pequeña isla desierta sin recurso alguno, justo donde cápsulas de escapa se encontraba varadas indicando que Exequiel podría estar ahí en espera de que lo rescaten. Aterriza en la aldea evitando ser vista por los sobrevivientes y así pensar en un plan para asesinar a su viejo maestro. No obstante, mientras bajaba se fijó que del otro lado de la isla estaba un pequeño bote que había visto anteriormente. Se esconde entre la flora de la aldea para tener un acercamiento del enemigo. Una vez que visualizó al único integrante del bote, su corazón latió con rapidez, sus piernas temblaron de la emoción y su mente se relajó enfocándoselas en es persona.

Puño de Fuego, Ace.

Sonrió ante el hecho de que no se encontraba sola. Ahora sus posibilidades de derrotar a Exequiel se elevaban dándole demasiada esperanza a Hela de regresar lo más pronto con sus nakamas. Ahora una enorme responsabilidad recaía en los hombros de la castaña porque tenía que idear un perfecto plan para no solamente ella escapar, sino también salvar a Ace de la futura amenaza de su viejo maestro. No había lugar para ningún fallo. Absolutamente todo tenía que ser fríamente calculado.

Así que con mucho remordimiento, se puso manos a la obra—. Lo siento, Ace. —Confiesa mirándolo fijamente para después saltar a atacarlo con sorpresa.

El pecoso intenta defenderse queriendo utilizar sus poderes pero en cuanto cruza miradas con la asesina, se detiene—. Hela? —Cuestiona sorprendido.

Esta se limita a responder y con ello aprovecha su descuido y noquea al pirata con una patada en el rostro. Asimismo se asegura que no despierte dándole una pequeña dosis de tranquilizante que guardaba en su uniforme. Carga a Ace con sus brazos para caminar en busca de su organización y proseguir con el plan. Cuando visualiza a sus enemigos, deposita a Ace en el suelo y ahora lo toma de una pierna para aparentar que no tiene relación alguna con él haciendo más creíble sus falsas intensiones.

El ruido que hacia Hela al crujir las hojas y ramas de la isla llamaron la atención de los náufragos, quienes se sorprenden al ver a la asesina salir de entre la flora. Exequiel se asoma a ver qué era lo que sus subordinados estaban viendo y se le escapa una sonrisa al ver que la castaña se aproximaba a ellos—. Regresaste a mí. —Responde desviando su vista a Ace—. Veo que me trajiste un regalo.

—Así es, el comandante de la segunda división de los piratas de Barbablanca. —Responde Hela.

—Portgas D. Ace. —Reafirma acercándose al pirata—. Mejor conocido como el sucesor de Gol D. Roger. —Revela fascinado de tener a Ace.

—Sucesor...? —Hela estaba confundida—. A qué te refieres...

—Este chico es nada más y nada menos que el hijo del Rey de los Piratas. —Revela poniéndole unas esposas de seastone—. Y por qué regresaste? —Se dirige a Hela.

—Hice un trato con respecto a mi tripulación. Tú los dejarías en paz mientras que yo permaneciera a tu lado. No haría nada para ver a mis nakamas en peligro. —Contesta pensado en los Mugiwara.

—Eres muy inteligente, te doy el crédito. —Expresa caminando en círculos—. Por eso siempre fuiste mi favorita. Además de ser la más destacada de entre todos.

Hela hace memoria de su pasado—. Tuve a un muy estricto maestro. —Recuerda a su viejo mentor con anhelo.

—Oh si. Ese hombre que te traicionó al final abandonándote porque no tenía tiempo para lidiar con niños como tú. —Aprovecha para hacer sentir mal a la estratega.

Recordaba cada detalle que pasó con su mentor—. Me acuerdo perfectamente cuando ganaba cada presentación final con bastante ventaja cosa que él me decía que nunca era lo suficientemente buena para satisfacerte. Hasta que me dijo en mi cara que yo era un fracaso y se fue. —Aquel día fue un infierno para Hela. Recordaba cada segundo de ello, su mentor alzando la voz regañándola por no ser eficiente en las peleas y estrategias. Había pensado que ambos habían formado una especie de lazo peculiar pero se fue al carajo aquel último día que lo vio.

—Oh si. Afirmaba que aún no estabas lista para salir a misiones, pese a que yo sí te consideraba lista desde mucho tiempo. Pero puedo ver que saliste sumamente preparada gracias a él. Quizá lo único bueno que ha hecho en su vida. Después de todo, lo único que lo perseguía era el terror y venganza por parte de sus enemigos. —Describe al antiguo mentor de Hela.

Pensaba que se preocupaba por mi. Pensaba Hela en su mente.

Esperaron unas horas más hasta ser rescatados de la abandonada isla dirigiéndose a una de las muchas bases de la Corte de las Sombras que hay dispersas por el mundo. Lo que Hela desconocía es que estaban en la base principal, donde según Exequiel, inició todo, la fundación de la Corte, el comienzo de esta y el lugar de nacimiento del de tez morena.

La castaña durmió lo que restaba del día despertando la siguiente mañana aún con el sol amaneciendo. Subió a la cima del techo para admirar del cielo y seguir añadiendo cosas y detalles a su plan. Ahora que conocía de los planes de Exequiel, dentro de unas horas se irían en busca de una cueva maldita para dar en marcha a sus ideales. Una vez que tuvo cada uno de los pasos analizados, se dispuso a reanudar la caída de su viejo maestro.

Baja a comer su desayuno encontrándose con Exequiel y unos cuantos asesinos más—. Y Clea? —Cuestiona.

—Esa bruja se ha ido. Decidió dejar este mundo. —Responde el asesino comandante—. Yo sé que ella intentó conectar contigo diciéndote que era amiga de tu difunta madre.

Respecto a ese tema, Hela seguía teniendo sus dudas—. Es verdad lo de mi pasado? Soy una princesa? —Desea saber.

Exequiel detiene sus acciones para mirar justo a los ojos de Hela—. La verdad siempre inicia con una mentira, cierto? —Se dispone a aclarar los sucesos regresando a su desayuno. Esto pone muy pensativo a Hela—. Oh! Por cierto, te pusieron una nueva recompensa —Desliza el cartel de "se busca" en la mesa para mostrárselo a la castaña.

Se fija que ahora pedían por su cabeza la suma de 115 mil berries, debido a que ahora se han enterado que tiene una fruta del diablo en su poder y también por acabar con toda la flota de la Marina presente en Enies Lobby. Entre todos sus pensamientos, se estaría preguntando si al fin habría conseguido superar a Zoro cosa que descubriría después de salir de este lugar.

—Quiero que me acompañes a nuestra búsqueda por el Pozo de Ra's —Invita Exequiel terminando su comida—. Te necesito cuando encarnemos al demonio.

A poner en juego su plan—. Estás seguro de que me quieres ahí? —Plantea.

—Por supuesto, mi objetivo principal siempre ha sido encontrar el Pozo de Ra's, añadiendo que el matar también me satisface. —Confiesa.

—Quién cuidará del prisionero?

—Eso no es importante. Cualquiera de mis subordinados puede hacerlo.

—Te recuerdo que estamos hablando del comandante de la segunda división de Barbablanca. Si llegara a escapar, perderás la increíble oportunidad de tener a un pirata de la talla de Barbablanca a tu disposición. Con Portgas bajo nuestro dominio, Barbablanca haría lo que sea con tal de que no mates a su nakama. —Convence con maldad para hacer más creíble su actuación

—Me gusta que tus ambiciones van más allá. Tal como te he influenciado. —Se enorgullece—. Tienes razón, te dejaré a cargo del pirata junto con unos subordinados más bajo tus ordenes. —Acepta cayendo en el plan—. Regresaremos lo antes posible cuando hayamos encontrado el pozo y así ya tendremos a un sacrificio.

Esto pone nerviosa a Hela—. Sacrificio?

—En orden para invocar a alguien del infierno, se tiene que hacer un sacrificio. Y el pirata de Barbablanca es el perfecto cadidato. —Explica.

—Pensaba que lo ibas a utilizar para chantajear a Barbablanca.

—Para que quiero tener a un Yonko bajo mi poder cuando puedo tener a todo el mundo de rodillas ante mi. —Revela ambicioso—. Es por eso que te dejaré que lo vigiles para que nada le pase. Necesito que Portgas se encuentre en su mejor estado.

Termina la conversación y se va a preparar para la búsqueda del pozo. Los planes de la estratega se estaban complicando más al ahora correr con el tiempo contado. Ahora tenía que también salvar a Ace de ser sacrificado. Cuando Exequiel parte camino, la castaña se apresura a entrar a su oficina y buscar entre sus cosas el paradero del famoso pozo; le toma aproximadamente dos horas para descifrar entre mapas, apuntes e imágenes para dar con el destino del moreno. Si se apresuraba, podría llegar volando junto con Ace para tenderle su ataque sorpresa.

Baja hasta las celdas prisioneras para hablar con el pecoso con respecto a su plan. Sin embargo, Ace le gana la palabra—. Así que todo este tiempo fuiste una asesina para la Corte de las Sombras. —Dialoga rendido con la mirada clavada en el suelo.

La estratega se siente culpable—. Si. Si lo era.

—Qué pasa con mi hermano? Acaso no te dolió traicionar a Luffy?! —Cuestiona con un toque de enojo en su voz haciendo sentir culpable a la castaña.

—Si... pero es precisamente por él y el resto de mis nakamas que lo hice, para protegerlos. —Revela derrotando a todos los asesinos que vigilaban de Ace, busca la llave para abrir la celda y poder escapar juntos—. Necesito tu ayuda, Ace. Si quiero salvar a mis amigos de la amenaza de Exequiel, necesito que juntemos fuerzas.

El pelinegro se mantiene alejado de la castaña—. Por qué debería confiar en ti? Me entregaste a tu querida organización y estoy seguro de que tu jefe me necesita para algo porque sino ya me hubieran matado. —Dice a la defensiva.

—Sí, te necesita para algo terrible. Y yo vengo también a impedir eso. —Detalla—. No voy a permitir que el hermano de mi capitán le sucedan este tipo de cosas. No puedo dejar que te pase esto, Ace. Nunca me lo perdonaría. —Desvía la mirada apenada.

—Entonces te arrepientes de capturarme?

—Digamos que tenía que parecer creíble que estaba de lado de Exequiel para poner en marcha mi plan. —Se deshace de sus pensamientos volviendo a su personalidad para relajar la incómoda tensión entre ellos.

Esto hace sonreír a Ace—. Para mí, ese golpe en el rostro me dolió bastante. —Se toma el rostro.

—Una disculpa. Pero en mi defensa, te merecías esa patada. —Intenta bromear para relajar la situación provocando que Ace frunza el ceño—. Aw! Acaso te rompí el corazón? —Cuestiona pícara.

Ace hace memoria de su último encuentro en Arabasta. Por lo que se encamina hacia Hela para encerrarla ente la pared y sus brazos—. Tu dímelo. —Acerca su rostro al de la estratega—. Acaso yo te rompí el corazón cuando nos despedimos en Arabasta? —Coquetea para ponerla nerviosa.

La respiración de Hela se intensifica al notar que los labios de Ace estaban achicando la distancia de los suyos. Se quería dejar llevar por unos instantes hasta que su mente la hizo regresar a la actualidad. Por lo que empujó al pirata lejos de ella—. Ni pienses emocionarte tan rápido! Necesito matar a Exequiel antes de que te ofrezca carnada para los demonios.

Suelta una silenciosa carcajada—. Muy bien. Qué hacemos, Hela?



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