• 07 ━ "La extraño"
Enid no salía de su habitación, estaba ahí desde el día del baile, el día que se le quiso confesar a Merlina, ni la misma entraba a la habitación ya que Enid quería estar sola, así que la directora la cambio con Yoko ya que era la única habitación libre.
―Mira, este, Merlina, si vamos a vivir en la misma habitación hay que poner reglas.
―Ay por favor. ―suspiro pesadamente. ―Solo vivamos como tengamos que vivir, si hago algo que te molesta dime y lo mismo haré.
―Esta bien, si necesitas algún favor me dices. ―cuando la vampiresa dijo eso Merlina asintió.
Ambas se quedaron en la habitación, Merlina escribiendo su novela e Yoko usando su teléfono hablando con sus amigos mientras escuchaba música.
La música hizo que Merlina empezara a pensar en Enid ¿Qué estaría haciendo ahora? ¿Cómo se encontraba después de lo de la fiesta? ¿Qué le quería decir ese día?
Sinceramente ella la extrañaba, extrañaba sus bailes, sus abrazos, su música pop que para ella era odiosa, extrañaba todo de la rubia, quería ir a verla pero talvez ella no la dejaría pasar y no quisiera hablar con ella, pero tenía que hacer un intento.
―Yoko, voy a ver a Enid.
―Eh, Merlina, ella quiere estar so-
―No, necesito verla, necesito hablar con ella. ―interrumpió.
―Dios mío Merlina, parece que estás ciega. ―soltó una risa.
―¿Qué? ― la oji-negro no sabía de qué hablaba.
―Nada, es solo que parece como si no notarás los gestos de Enid hacia ti.
―Agh, todo es muy confuso. ―decidió salir de la puerta y sentarse en la cama. ―¿Me vas a decir?
―Uh, no, creo que es mejor que te quedes con la duda. ― volvió a reír.
Merlina se quedó ahí con la duda, ¿de qué hablaba Yoko? Quería saber, tenía muchas dudas al respecto.
"Dios mío Merlina, parece que estás ciega"
"Nada, es como si no notarás los gestos de Enid hacia ti"
¿Qué es lo que quería decir?
La azabache dejó de pensar y quiso dormir y así fue, de milagro ella logró dormir.
Al día siguiente Yoko quiso despertar a Merlina, la antes mencionada llevaba dormida horas y no sé levantaba, ya casi era la hora del almuerzo.
Merlina estaba dormida profundamente que parecía que le habían dado una pastilla para dormir o algo parecido.
La vampira le habló tantas veces para que la azabache se levantará pero esta no lo hizo, ella se hartó y decidió gritarle.
―¡MERLINA!
―¡Ah! Yoko ¿Por qué gritas? ―se levantó de la cama de un salto.
―¡Para que te levantes! ¡Dios Merlina! Llevas horas dormida, ya mismo es la hora del almuerzo, me preocupas.
―Pues no me hubieras levantado, estaba tan tranquila durmiendo. ―le dijo con su voz fría.
―Es que Merlina ¿Por qué tanto tiempo dormida?
―¿Qué? ¿No puedo?
―Osea sí, pero me preocupaste, no te levantabas ni con un ruido fuerte.
La verdad es que Merlina no había tomado nada ni hecho nada, solo que la noche anterior antes de dormir se quedó pensando en Enid y se quedó despierta muy tarde.
―¿Te quedaste despierta muy tarde? ―volvió a hablar la de gafas oscuras.
Ella no quería admitir que se había quedado despierta tarde y de paso pensando en la loba.
―No.
―Sí tu lo dices, vístete y baja a comer, no el desayuno, sino el almuerzo. ―aclaró.
Merlina hizo todo lo que dijo Yoko, al llegar a "El Veleta" no vió a Enid cosa que le parecía rara, no estaba viniendo a comer en días ¿Y si se enferma? ¿O si le pasa algo por no comer?
Después de comer se dispuso a ir a dejarle comida a Enid.
―¡Enid! ―gritó mientras tocaba la puerta constantemente.
La rubia reconoció la voz de inmediato.
―¡Déjame en paz Merlina!
―Por favor, necesitas comer Enid, no haz salido de la habitación en días.
―¡No me importa! ¡No quiero comer! ¡Vete!
―Te la voy a a dejar afuera si deseas comer. ―dicho esto la azabache se fue.
Ella salió del cuarto y cogió la comida que le había traído Merlina, era su comida favorita, pollo con papas fritas ¿Cómo sabía cuál era su comida favorita? Le dió igual y decidió comer.
En la habitación de la vampira y la gótica estaba cada una en su espacio, la de colmillos viendo su celular como de costumbre y la de trenzas escribiendo su novela con dedos a su lado.
Yoko salió ya que iba a tener una cita con Divina, una de las amigas sirenas de Bianca, Merlina solo asintió sin mirarla y se fue.
―Dedos, necesito hablar contigo.
―¿Sobre qué? ―toqueteando sus dedos en la mesa.
―¿Qué te ha dicho Enid de mí? Y ¿Por qué Enid no quiere hablar conmigo?
―Ya te dije que no te lo voy a decir Merlina así que no insistas.
―Dios dímelo ¿Por qué está enojada conmigo? ¿Hice algo malo?
―No.
―Es obvio que hice algo malo ¿No le demostré cariño? ¿No le hablé bien? ¿No le caigo bien? Algo hice, algo hice, yo sé.
Dedos no respondió.
―¿Por qué no le correspondí los abrazos? ¿Por qué le hablaba fría sabiendo que ella me gusta? ¿Que hice? Me siento muy culpable. ―decía ella con sus ojos aguados, no podía creer que iba a llorar por la persona que era su mejor amiga y que para ella quería que fuera más que eso.
―No, Merlina, no haz hecho nada malo, no te culpes por favor. ―acariciando su cabeza mientras ella lloraba acostada en la mesa.
―¿Y por qué carajos no me quiere hablar?
―Eso no lo sé Merlina, pero yo sé que ella quiere hablar contigo, y mucho, ella te extraña como tú a ella.
―¡No puedo Dedos! ¡Ella tampoco quiere! ―siguió llorando.
Pasaron muchas horas y llegó la vampira a la habitación y vió a Merlina con lágrimas secas en sus mejillas y quiso hablar con ella.
―¿Merlina? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
―S-si ¿Por qué lo dices?
―Tienes restos de lágrimas por tus mejillas.
―¿Qué? ―se tocó las mejillas limpiandosé los restos de lágrimas secas.
―Estabas llorando. ―en vez de sonar como pregunta sonó como afirmación.
―No, no, no estaba llorando.
―Ajá y yo no estoy enamorada de Divina. ―irónica. ―Es obvio que estabas llorando, ¿extrañas a Enid no es así?
―Es difícil no convivir con ella.
―Lo tomaré como un sí. ―sonrió. ―Merlina lo que tienen Enid y tú es muy especial.
―¿Lo que tenemos Enid y yo?
―Ay Merlina ¿Acaso no te das cuenta?
―¿No? Supongo
―Dios mío que ciegas son ambas. ―suspiro. ―¿Le dejaste comida a Enid verdad?
―Um, sí, tú me ayudaste a decidir su comida favorita.
―Exacto, ¿comió?
―Sí, creo, cuando pasé por su cuarto no estaba la comida.
―Mira Merlina, ella y tú son algo especial, si están unidas es mejor, no te lo puedo decir ahora pero si pudiera te lo dijera, te lo juro.
―¿Por qué no me lo puedes decir? ¿Y de que hablas? Enid y yo no somos nada y nunca lo seremos. ―lo último lo dijo con tristeza en su rostro, cosa que Yoko notó.
―Merlina, te encanta y lo sabes, no lo niegues.
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