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A MEDIDA QUE AVANZABA EN TURNO DE ADELLA, ella se molestó porque James no hacía nada, así que decidió ir a ver a Steve en Scoops Ahoy. Atravesó la parte trasera de una de las salas de cine y abrió la puerta para revelar al grupo que estaba allí. Ella levantó una ceja con una sonrisa pero se movió para que pudieran pasar a la sala, todos ellos murmurando un 'gracias' en voz baja.

—¡Steve!—llamó Adella, entrando en la trastienda de la heladería.

—¿No estás en tu turno ahora?—Steve preguntó mientras ella se dejaba caer a su lado, apoyando los codos en la mesa, poniendo su barbilla en sus manos.

—Sí, pero James me está molestando y no estaba haciendo nada, así que vine aquí—ella sonrió.

—Suerte la mía—Steve murmuró sarcásticamente, jadeando cuando Ella agarró su sombrero y se lo arrojó a la cara.

—Ya que me amas tanto, ¿puedo, por favor, tomar un poco de helado?—Adella preguntó, sobresaliendo su labio inferior para enfatizar.

—No—Steve respondió y ella jadeó ante eso—. Me quitaste el sombrero, violaste la política de la empresa. Consigue tu propio helado, Adella.

—¿Te preocupas por la política de la empresa?—Adella se burló antes de ponerse de pie—. Bien. Gracias por toda su ayuda.

—Oh, no hay problema- ¡oye!—Steve gritó cuando ella caminó detrás de él y le revolvió el cabello para que se pegara en todas las direcciones menos en las correctas.

Riendo, adella salió por la puerta junto a la ventana de la tienda, moviéndose para pararse en la caja. Robin levantó la vista del suelo, congelándose como un ciervo atrapado por los faros cuando la chica le sonrió brillantemente.

—Hola, Robin. ¿Podrías darme helado de cereza en cono, por favor?

—S-si—Robin asintió, agarrando la cuchara y un cono. Robin echó un poco de helado en el cono y se lo entregó a Adella, quien le agradeció antes de apartarse para dejar paso a las personas que estaban detrás de ella. Cuando Steve salió de la trastienda, todas las luces del centro comercial se apagaron sin previo aviso, dejándolos a oscuras.

—Eso es raro—Steve tarareó y comenzó a encender el interruptor de la luz repetidamente.

Robin lo miró y suspiró.

—Eso no va a funcionar, idiota.

—¿Ah, de verdad?—Steve respondió y presionó el interruptor más rápido, haciendo que Adella ponga los ojos en blanco.

Ni medio minuto después, todas las luces volvieron a encenderse y todo empezó a funcionar; la fuente, las escaleras mecánicas y pequeños paseos a caballo incluidos.

—Que se haga la luz—Steve dijo después de moverlo una vez más.

—Porque definitivamente arreglaste todos los aparatos electrónicos en el centro comercial—Adella dijo sarcásticamente.

—No sé si te estás quedando ciega, pero definitivamente fui yo—Steve respondió y ella se rió, pasando junto a él.

Robin sonreía levemente mientras la observaba irse a la trastienda antes de volverse para atender a sus próximos clientes. Ella no creía que Adella supiera su nombre, de nuevo estaba en su uniforme pero la chica cubana nunca rompió el contacto visual mientras le hablaba.

—¿Cómo está El?—preguntó Steve mientras se unía a Adella en la mesa de nuevo.

—Ella es bien. Mike siempre anda por la cabaña y a papá no le gusta—Adella se rió entre dientes—. Él les hace mantener la puerta abierta ocho centímetros.

—Pero tienen, ¿cuántos, 13? ¿Qué van a hacer?—preguntó Steve.

—¡Eso es lo que dije!—Adella exclamó—. Honestamente, no me sorprendería si los espiara desde afuera con un montón de ramitas y bayas en su cabello como un disfraz.

Steve se rió entre dientes mientras comía un poco de su helado.

—Cuando tengas novio, no te dejará cerrar la puerta.

—Si—Adella estuvo de acuerdo, su sonrisa vaciló un poco pero la volvió a ensanchar.

Cada vez que Hopper le mostraba una nueva película que le hubiera gustado, siempre terminaba mirando a las mujeres y nunca a los hombres. Adella se dio cuenta con el tiempo que nunca le había gustado un chico de vuelta. Ninguno de los que le gustaban la atraía. Claro, algunos chicos eran atractivos, ella lo sabía y lo veía, pero lo que las chicas a su alrededor sentían hacia ellos era diferente a su opinión sobre ellos.

La hizo sentir un poco mal consigo misma porque en cada libro que leía y en cada película que veía, siempre había un hombre y una mujer. Siempre un hombre salvando a una mujer. Siempre una damisela en apuros que necesitaba un hombre grande y fuerte para salvarla. Una vez le había preguntado a Hopper por qué solo lo escribían de esa manera y él le dijo que algunas personas pensaban que las mujeres eran el sexo débil. Él no estaba de acuerdo con eso, se aseguró de que tanto El como Adella lo supieran antes de que pudieran arrancarle la cabeza.

Hasta donde Adella sabía, nadie más sentía lo mismo que ella. No se sentían avergonzados por quién los atraía. No se pusieron nerviosos o incómodos cuando alguien compró la idea de salir con el sexo opuesto.

Simplemente no sabía que Robin había sentido todo lo que ella sentía.

¡Hey!

Espero les esté gustando y pronto van a ver más interacciones entre Adella y Robin.

Estoy empezando a escribir una historia de Jonathan Byers, siento que es un personaje un tanto infravalorado y a mi me encanta. Y, como no encuentro muchos fanfics de el, decidí hacer el mío.

Nos leemos en el siguiente capítulo.

Besos.


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