04 || the widow's past

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Chapter Four
El pasado de la viuda

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LA MITAD DEL UNIVERSO HABÍA DESAPARECIDO, THANOS había ganado y millones de personas perdieron a quienes amaban sin siquiera saber que había ocurrido. Simplemente en un momento estaban y al siguiente se estaban convirtiendo en polvo frente a ellos, sin poder hacer nada al respecto. 

Los vengadores no habían cumplido su misión de mantener la Tierra a salvo. Los guardianes de la galaxia tampoco pudieron cumplir su labor de proteger a diferentes mundos. Ambos grupos habían perdido, trayendo consigo demasiadas consecuencias.

Perdieron y con eso millones de vidas se vieron afectadas.

Y podría sonar egoísta por unos momentos, pero Violet no se encontraba pensando en todas esas personas (al menos no por el momento).

La chica ya había perdido la noción del tiempo, no estaba segura de cuanto tiempo llevaba sentada en el suelo mientras abrazaba sus piernas y lloraba desconsoladamente. Stephen realmente se había ido y no había podido hacer nada para frenarlo, solo pudo verlo desaparecer, todo sin siquiera poder decirle una última vez que ella también lo amaba con cada latido de su corazón.

En algún momento, Tony tuvo que levantar a Violet del suelo para llevarla a la nave en la que los Guardianes habían llegado tiempo atrás, tenían que resguardarse de cualquier cosa que pudiera llegar a aparecer en el planeta, después de todo seguían estado en una zona desconocida para ellos.

Violet no parecía tener las fuerzas para ponerse de pie, por lo que Tony tuvo que tomarla en brazos para llevarla hasta la nave que momentos atrás había revisado con Nébula.

Cualquiera pensaría que solo subirían y volverían a la Tierra, sin embargo existía un problema que les impediría su regreso a casa y eso preocupaba tanto a Tony como a Nébula. La nave había sido dañada durante la batalla y aunque podrían volar para alejarse de Titán, no tendrían la suficiente energía para llegar si quiera a un planeta que se encontrara con vida.

— Tony... lo perdí— lloró Violet en los brazos de Stark— Se desvaneció en mis brazos y ni siquiera pude decirle una última vez que... lo amaba... que lo amo y siempre lo haré

— Él lo sabía, estoy seguro que él sabía de todo ese amor que sientes— trató de consolar Tony mientras la dejaba sentada dentro de la nave— Escucha, se que estás pasando por un momento terrible, pero necesito revisar tu traje para tratar de averiguar si el comunicador aún funciona... y que alguien venga por nosotros

— ¿Qué pasa? ¿Por qué no solo manejan la nave para volver a casa?— preguntó Violet confundida— ¿Necesitan ayuda?

— Las celdas de energía se dañaron durante la batalla— explicó Nébula— Podemos tratar de arreglarlas, pero ni así podríamos volver a la Tierra, no tenemos la energía suficiente

Violet miró a ambos con miedo. Lo único peor que perder a Stephen de la manera en la que lo había hecho, sin duda era quedar perdida en el espacio.

La rubia dejó que Tony revisara el traje que llevaba, pero al ver las expresiones en su rostro supo que las respuestas que recibiría no serían para nada buenas. Violet se tomó un momento para observarse a si misma por primera vez desde que había terminado la batalla y fue que supo la razón de las reacciones de Tony. Si bien el traje no estaba por completo destrozado, había partes de este que se encontraban destruidas (Violet asumía que se debían por el golpe que recibió por la gema del poder que la dejó inconsciente).

No parecía existir una manera para comunicarse con alguien más, por lo que si deseaban volver, todo tenía que ser un trabajo en equipo para restaurar la nave o alguno de los trajes.

— ¿Qué vamos a hacer?— preguntó Violet limpiando las lágrimas de su rostro

— Por el momento tratar de averiguar una manera para reparar la nave. Tal vez no podamos llegar a la Tierra, pero podríamos intentar encontrar cualquier otra nave que pueda ayudarnos— respondió Tony— Pero si no les molesta... preferiría que eso fuera mañana, estoy demasiado agotado y mi herida aún duele

— ¿Herida?— preguntó Violet— ¿Qué tanto ocurrió después de que caí desmayada? ¿Por qué desperté y estaba colgando de una telaraña?

Tony suspiró y comenzó a explicarle a Violet todo lo que había ocurrido después de que cayera al suelo sin conocimiento.

Violet no supo como reaccionar cuando escuchó que Stephen había entregado la gema solo por salvar a Tony. No parecía tener ninguna clase de sentido, él mismo había dicho antes de llegar a Titán que no existiría poder alguno que lo hiciera entregar la gema del tiempo, muchísimo menos la vida o muerte de Tony Stark.

Quería encontrar una explicación a las acciones de su prometido, sin embargo ninguna respuesta que su mente pudiera crear parecería lo suficientemente buena para justificar sus acciones.

— No pienses mas en el porqué de sus razones, ya no sirve de nada— le dijo Tony— Lo mejor es que todos descansemos y mañana comencemos a averiguar como arreglar la nave

Tanto Violet como Nébula parecieron estar de acuerdo con las palabras de Tony y decidieron recostarse en el suelo para tratar de recobrar las fuerzas que habían perdido durante la batalla. Mañana sería un día diferente, aunque para Violet solo sería el inicio de toda una ola de tristeza que le parecería interminable.

•••

Semana uno.

Violet había tenido un arduo entrenamiento en su estadía en la red room, se le entrenó para sobrevivir en las situaciones más extremas y con la menor cantidad de recursos posibles, sin embargo jamás la prepararon para la supervivencia en el espacio.

Aún así sus habilidades fueron de utilidad al momento de distribuir los alimentos y líquidos que había dentro de la nave. Nébula y ella parecían tener una mayor resistencia a varios días sin ingerir una gran cantidad de alimentos, por lo que trataban de darle sus alimentos a Stark.

Los tres habían hecho varios experimentos en un intento de darle energía a la nave y aunque aún no lograran que esta pudiera volver a funcionar, sabían que no estaban muy lejos de lograrlo. 

Violet también usó sus conocimientos para tratar de arreglar el casco de Tony e intentar reparar el comunicador, sin embargo al no tener las herramientas necesarias, las cosas se le comenzaban a complicar, además claro de que al ser nanotecnología, ella no se encontraba del todo familiarizada con cosas como esas.

A pesar de todo, los tres se tomaban ciertos descansos en el día para conocerse un poco más, ya que si bien no eran las mejores circunstancias para hacerlo, al llevar una semana sin ninguna otra clase de contacto y con pocas probabilidades de sobrevivir, querían mantener un ambiente un poco mas agradable en el interior de la nave.

Había momentos en donde Violet se permitía ser vulnerable enfrente de ambos y se soltaba a llorar por el recuerdo de la ausencia de Stephen. Aunque tuviera una enorme cantidad de pensamientos en la cabeza, aún seguía demasiado presente el hecho de que su prometido se había ido.

Esa clase de noches eran cuando Violet mas lloraba, trataba de hacerlo de la manera mas silenciosa posible para evitar molestar el sueño de Tony o Nébula.

Aún no lograba hacerse a la idea de que Stephen se había ido y aunque deseara tirarse en el suelo a llorarle todo el día, sabía que no podía hacerlo, necesitaba salir del espacio porque en definitiva no deseaba que su cuerpo terminara perdido en alguna parte de la galaxia.

El último día de esa primer semana, Violet decidió abrirse un poco mas con aquellas personas que la acompañaban en su dolor y les contó un poco sobre su pasado, siendo mas específicos, les contó sobre aquella persona que la hizo mantenerse con vida durante su pertenencia a la KGB.

— Había una chica tres años menor que yo. Para todos en la red room era alguien demasiado buena, que ni siquiera tenía motivos para estar en ese lugar, aún desconozco porque la mantenían ahí. Entre nosotras era conocida como la viuda buena, pero para mi era Adeline y se volvió como mi hermana menor— sonrió Violet con nostalgia— Ella tenía algo especial, nunca supe que era pero... lograba darme calma aún después de ser obligada a hacer las cosas mas atroces. Siempre traté de protegerla, incluso cuando querían mandarla a misiones me ofrecía a hacerlas por ella... a veces funcionaba, otras no... pero intentaba hacer lo mejor para ella

Violet aún sentía la tristeza por no haber salvado a quien consideraba su hermana a tiempo, se culpaba constantemente por no regresar por ella después de ser salvada de la organización rusa, se enfurecía consigo misma por romper su palabra de no abandonarla.

— ¿Y dónde está ella?— preguntó Tony

— Después de que Barton y Hill me dieran una nueva oportunidad, bueno, a Natasha y a mi... una de las condiciones para pertenecer a S.H.I.E.L.D, fue no volver a mantener contacto con nadie dentro de ese lugar... y aunque pedí una oportunidad para Adeline... bueno, claramente no se iban a arriesgar con una tercera viuda... aun cuando esta viuda no fuera como las demás. Adeline merecía mas esa libertad que yo... ella era buena... a mi me volvieron un monstruo— siguió explicando la rubia mientras abrazaba sus piernas con melancolía— Pero aún con eso, quise creer que en la misión que le encomendaron a Natasha y Barton en Budapest, aquella en donde debían matar a Dreikov, ella pudo tener la oportunidad de huir, de encontrar una nueva familia... pero años mas tarde descubrí que Dreikov no había muerto y que muchas otras chicas siguieron bajo su control

— Llegué a leer sobre eso... ¿Acaso Natasha y tú no habían acabado con esa sala poco después de los acuerdos de Sokovia?— volvió a preguntar Tony

— Si... pues, alguien buscó a Natasha y le hizo saber que la red room aún existía, solo que ahora las cosas eran mucho peores... utilizaban una toxina para manipularlas mentalmente— recordaba la chica— Cuando las salvamos a todas, pregunté por Adeline... pero me dijeron que ella ya no estaba... que la habían asesinado poco después de que traicione a la KGB, fue como una especie de castigo en caso de que en algún momento volviera a las filas...

— ¿Nunca intentaste averiguar mas sobre lo que ocurrió?— preguntó ahora Nébula— Ya sabes, comprobar que realmente me hicieran algo y no que escapara. Tal vez ella también lo logró

— Natasha y yo obtuvimos la información de todas la viudas bajo el control de la red room, jamás encontramos algún archivo de Adeline... es como si no hubiera existido— suspiró Violet mirando al suelo— Pregunté por ella y nadie supo darme respuestas, después de unos meses me rendí y decidí aceptar la verdad, la asesinaron por mi culpa

Violet sentía demasiado dolor cada que recordaba a su pequeña hermana, ella era lo mas cercano a una familia en sus oscuros días en la KGB y siempre le dolería el haberla abandonado.

•••

Semana dos.

Los días cada vez se hacían mas pesados para los tres, las bebidas y los alimentos estaban por terminarse, la nave ya había logrado despegar de Titán, el problema es que ahora ya se encontraban a la deriva.

Entre los tres trataban de arreglarla para mantenerse a flote y no caer, hasta el momento eso parecía funcionar, el conflicto era que ya no lograban hacerla avanzar o retroceder, simplemente flotaban en el espacio esperando a ser rescatados.

Ese día, Violet se dedicó a seguir tratando de reparar el comunicador del traje de Tony, incluso siguió varios de los consejos del hombre, pero el único avance que había tenido fue que se podía grabar un mensaje del casco, pero no podía enviarse, solo se mantendría ahí hasta ser encontrados.

En algún punto del día, Violet decidió quedarse acostada en el suelo mientras se cubría con la chamarra que Tony le había prestado. Ya habían pasado dos semanas desde la batalla con Thanos y aunque Violet detestara pensarlo, era muy probable que pronto acabaría muerta.

¿Si moría, podría reencontrarse con Stephen o con Adeline en el "otro lado"?

En caso de existir la reencarnación, ¿Acaso tendría una mejor vida de la que había tenido?

¿Cuántos días más tendría para seguir viviendo? ¿Moriría por falta de líquidos o alimentos? Tal vez la nave perdería la energía y caería.

Ella suspiró sintiendo el cansancio, era evidente que en los últimos días no había podido dormir nada bien, eso mezclado con la poca alimentación, el agotamiento por la batalla, el tener que lidiar con la curación de la herida de Tony, el arreglo de las vías de comunicación,  de la propia nave y claro, sin olvidar todo el dolor que seguía atravesando por la perdida de Stephen. Todo era la mezcla perfecta para mantenerla agotada a grandes niveles.

— Hola. ¿Tienes hambre?— preguntó Nébula sentándose junto a ella y extendiéndole una bolsa de frutos secos

— No... come tú— negó Violet levantándose del piso— ¿Dónde está Tony?

— Tratando de arreglar su casco, sigue sobre lo que hiciste. Insiste en que podemos llegar a mandar una señal de ayuda— dijo Nébula dividiendo del contenido de la bolsa de frutos— Violet... se que preguntarte esto está de mas, pero quiero saber como te sientes. Te escucho llorar cada noche mientras finges dormir

— Nébula...

— No te voy a obligar a hablar sobre eso si no lo quieres, al final yo solo comprendo el dolor de la perdida de tu hermana...

— No hagas menos tu dolor. Tuvimos unas vidas de mierda, no merecíamos nada de esto— negaba Violet comiendo unos cuantos arándanos— Agradezco tu apoyo Nébula. Gracias por acercarte aunque tu especialidad no sea el consuelo

Ambas rieron de manera muy ligera, pero de menos sirvió para sacar la mas pequeña de las sonrisas. Cosa que no había ocurrido desde que perdieron contra Thanos, dos semanas atrás.

•••

El día final

Violet estaba demasiado débil ante la falta de alimentos y bebidas. Había soportado mucho estando en la red room y tal vez su versión de esos años podría lograr sobrevivir, sin embargo en ese momento mezclado a todo eso, la tristeza y el dolor por la perdida de su prometido, agrandaba todos esos sentimientos negativos.

Ya ni siquiera lograba hacer la cuenta de cuántos días llevaban perdidos en el espacio y con eso, se iban perdiendo sus esperanzas de ser rescatados.

El casco de Tony no parecía poder mandar ninguna señal, Violet ya no sabía que más podía hacer, usó todos sus conocimientos y consejos por parte de Tony, pero ni así logró que eso funcionara.

Violet sentía que moriría y temió ante la idea de que si eso ocurría, no pudiera volver a encontrarse con Stephen o su hermana.

— ¿Tienes frío?— le preguntó Tony al verla sentada en una esquina de la nave— Ten esto, no es mucho, pero podrá servirte

— No, tú la necesitas— negó Violet ante la entrega de la prenda— Estoy bien, he pasado situaciones peores

Mentira, nada de eso era comparado a estar perdida en el espacio.

— Y que las pasaras, no significa que tengas que vivir cosas similares— le dijo Tony cubriéndola con la sudadera— Yo intentaré hacer algunos arreglos mas al casco, tal vez tengamos suerte

— Intenté todo...

— Entonces supongo que será un último intento— interrumpió Tony— Escucha, la nave no soportará por más días, necesitamos hacer todo lo que esté en nuestras manos para tratar de encontrar una vía de escape o para pedir ayuda

Violet no tenía las ganas de ir en contra de los argumentos de Tony y simplemente asintió.

La rubia volteó a su mano izquierda y pudo ver el bonito anillo de compromiso que Stephen le había entregado meses atrás, lo que ocasionó que una lágrima rodara por su mejilla al recordar ese bello momento.

Habían pasado toda la tarde en el cuarto que compartían en el interior del santuario de Nueva York, Violet lo había estado viendo entrenar todo el día, incluso Stephen llegó a insistirle que se uniera a ellos, que también se volviera una hechicera (cosa que por supuesto negó, bajo el argumento que ya no deseaba involucrarse en nada de esas cosas).

Todo transcurrida de manera tranquila. Stephen entrenando y Violet observándolo completamente enamorada, justo como cada día que habían pasado juntos.

Entonces hubo algo diferente, Stephen abrió un portal justo frente a la Torre Eiffel.

— ¿Me acompañarías?— preguntó Stephen extendiéndole la mano a la rubia

— ¿Qué estás haciendo?— preguntó ella riendo y tomando la mano de su pareja— ¿Por qué de la nada estamos de camino a Paris?

— Tú solo disfrútalo y sígueme

Ambos se adentraron a aquella hermosa ciudad.

Violet miraba con felicidad todas las cosas que había a su alrededor, sin duda amaba Paris, aunque sus visitas al país en su mayoría de veces no resultaban en algo positivo, siempre logró encontrar algo de paz en aquel sitio.

La rubia miraba con alegría las luces de la torre que estaba frente a ella, había poca gente tomando fotos y compartiendo bellos momentos en compañía de sus respectivas parejas, incluso podía ver como un sujeto con flores caminaba por el lugar (a quien no le tomó mucha importancia, ya que creyó que era un simple vendedor).

Entonces algo sucedió, una tonada de violín comenzó a sonar. Violet reconoció la canción de inmediato.

Can't help falling in love with de Elvis Preasley.

Su canción con Stephen.

Fue entonces cuando volteó y pudo ver a aquel sujeto con flores pararse un tanto cerca de donde se supone que estaba su novio, a quien por unos momentos dejó de ver.

Lo terminó encontrando hincándose en una rodilla y sujetando su mano con delicadeza.

— Se supone que en este momento tendría que dar todo un discurso de las cosas que solo tu eres capaz de producir en mi, pero la verdad es que ni con todos los dialectos que puedan existir a lo largo del universo, podría ser capaz de encontrar las palabras para expresarte el amor que tengo por ti. Me salvaste la vida de todas las maneras en las que alguien podría ser salvado, fuiste mi rayo de esperanza cuando todo parecía ser el fin en mi existencia, me cuidaste aún cuando te llegué a hablar de maneras muy malas... aunque no claro sin responderme y hacerme entender que estaba siendo un estúpido— rio ligeramente el hombre sin soltar a su novia

Todo parecía ser un sueño.

Violet lloraba de felicidad mientras escuchaba todas y cada una de las palabras que salían de la boca de Stephen. Se sintió tan completa, tan llena de vida, tan emocionada, tan feliz, todo a niveles que ni la persona mas inteligente del mundo podría ser capaz de contar.

— Te amo Violet, te he amado desde incluso antes de saber que lo hacía... incluso podría decirte que comencé a amarte desde el momento en que te vi correr en el pasillo del hospital para atender a una mujer herida. Te he amado desde que tuvimos nuestra primera interacción, aunque esta fuera solo para indicarme que alguien mas me estaba buscando. Te he amado desde que después de mi accidente, lo primero que vi al momento de abrir los ojos fue a ti haciendo anotaciones para mi expediente— siguió diciendo Stephen mientras soltaba la mano de Violet para sacar de uno de sus bolsillos una pequeña caja de terciopelo de color morado— Y así podría continuar enlistando todos esos momentos en donde comencé a amarte, pero jamás terminaría de contarlos... pero es por todos esos momentos y muchas otras cosas mas que hoy estamos aquí. En uno de tus lugares favoritos en el mundo, mientras suena la primera canción que bailamos juntos...

Stephen abrió la pequeña caja, dejando a la vista un bello anillo de compromiso.

— Violet Arinka Petrova. ¿Me concederías el honor de permitirme pasar el resto de mis días a tu lado y poder tener la alegría de poder llamarte mi esposa?— preguntó él, haciendo que todas aquellas lágrimas que Violet había tratado de no soltar, comenzaran a caer sin control por sus mejillas— ¿Te casarías conmigo?

— ¡Si, si, si! ¡Por supuesto que quiero casarme contigo!— exclamó Violet con emoción

Al momento en que Violet sintió el anillo de compromiso recorrer su dedo anular izquierdo, todo dejó de existir para ella, nada tenía importancia, solo eran ella y Stephen.

Y así sería hasta el final de sus días...

Ambos fundieron su labios en un beso lleno de todo ese amor que sentían el uno por el otro.

En cuanto se separaron el chico con las flores se acercó hasta ellos y se las entregó al hombre.

Violet sonrió al ver los tulipanes morados, sus favoritos.

El sonido de los pasos de Nébula sacó a Violet de sus memorias, por lo que tuvo que volver a la realidad, una realidad en donde seguía amando profundamente a Stephen, una realidad en donde su boda sería en muy poco tiempo, pero también una realidad en la que él ya no estaba.

Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos mientras sentía de nueva cuenta la presión en su pecho que le recordaba que todo lo que estaba viviendo era real, que el amor de su vida se había ido y que existía esa gran posibilidad de nunca volver a estar con él.

¿Por qué entregaste esa gema? ¿Por qué me dejaste? Se preguntaba la rubia mientras seguía llorando y bajando la mirada para que ni Nébula o Tony la vieran.

Pero entonces algo interrumpió las lágrimas de Violet.

Mientras ella lloraba y agachaba la mirada, todo en la nave se ilumino.

Ella levantó la mirada y con el apoyo de Nébula se puso de pie.

Frente a la nave había una gran luz, que conforme pasaban los segundos comenzaba a disminuir su intensidad (aunque aún era necesario cubrirse los ojos). Fue cuando solo poco tiempo después, Violet pudo ver que se trataba de una mujer.

Los habían encontrado.

Estaban salvados.

Aunque Violet se sintiera muerta en vida, por lo menos sabría que su cuerpo no quedaría perdido en el extenso universo.

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