viii. ♤ The beginning is the end and the end is the beginning

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EL SONIDO DE los disparos la hicieron reaccionar, abrió los ojos tratando de poder mirar bien, Mirana se levantó soportando el dolor viendo que el lugar estaba despejado.

Se guio de donde provenía el ruido, camino rápido logrando ver a Usagi encima del rey de picas, siendo apuñalada varias veces en su pierna izquierda.

No lo pensó dos veces y se abalanzó hacia el rey lográndole quitar aquella navaja para apuñalarlo, pero aquel hombre fue más rápido y se la quito lanzándola contra uno de los autos rompiendo el vidrio de la ventana.

—Carajo —maldijo sintiendo como un vidrio roto se le había incrustado en su cadera.

Vio con dificultad como el rey agarró un arma para recargar y justo cuando lo hizo, un hombre que andaba herido le apunto, ambos dispararon, pero el rey de picas le había dado en el blanco haciendo que el otro no le diera.

La latina aún en el suelo se trató de levantar queriendo tomar uno de los vidrios que había al rededor del auto sin darse cuenta de que el rey estaba yendo hacia ella.

Pero antes de que la matara, un gran disparo se oyó haciendo que se escondiera.

Arisu sosteniendo una escopeta vio a sus amigos heridos y moribundos.

—¡Ven! —le gritó al rey, por un momento pensó que no iba a ir, pero si lo hizo.

Paso un tiempo para que se escuchará una explosión a lo lejos, Mirana empezó a arrastrarse y vio que Usagi estaba parada al frente de ella queriéndole dar la mano.

—Vamos —le dijo para que ambas empezaran a caminar apoyándose una a la otra.

—Vayan, nosotras estaremos bien —les habló Kuina también herida al lado de Ann.

—Eso espero —respondió Mirana tratando de sonreírle.

Usagi y la latina salieron de ahí logrando ver a Arisu.

—¡Mirana, Usagi! —gritó preocupado yendo hacia ellas.

Un peli teñido se encontraba recostado en un auto, al sentir que unos pasos estaban cerca abrió los ojos viendo a Arisu, Usagi y a Mirana.

Quiso levantarse para ayudar a su latina, pero se resbaló haciéndola reír.

—Ay, karma —se quejó por el dolor que sintió al burlarse—. Aquí me quedo.

Arisu la miro—. ¿Segura?

—Sí, ustedes vayan, yo estaré con estos moribundos —dijo al ver a Chishiya y al que atropello.

Arisu con Usagi la ayudaron a sentarse al lado del peli teñido para irse hacia donde iba a ser el último juego.

—Me alegro que estés bien —admitió la peli negra a Chishiya.

—¿Te preocupas por mí cuando tú estás peor? —le preguntó con humor.

—Tal vez —sonrió.

—No sabía que tuvieras novia, Chishiya —interrumpió Niragi.

—¿Acaso tengo que volverte atropellar para que te calles? —contestó enojada haciendo que el peli negro levantara sus manos en modo de rendición.

La latina no le hizo caso y se paró apoyándose en el auto.

—¿Qué haces?, no te muevas —le dijo el peli teñido preocupado.

—Tengo que sacarme esto —habló señalándole el vidrio que tenía incrustado.

La miro sorprendido—. Entonces déjame ayudarte.

Aunque no se levantara del todo, fue lo suficiente para sacarle aquel vidrio con sumo cuidado.

—Gracias—agradeció para romper con su boca lo que quedaba de su chaqueta. Con ese pedazo se rodeó su cintura para parar el sangrado.

—Oye, no la veas así.

Mirana se volteó para ver como la veía el pelinegro.

—Si tu igual andas mirando, Chishiya —se quejó Niragi—. ¿Cuál es tu nombre?

—¿Por qué deberías de saberlo? —le cuestionó la latina volviendo a recostarse al lado del peli teñido.

—Porque al menos debería de saber el nombre de quien me atropelló, ¿no?

—Mirana —contestó fastidiada—. Fue suerte que sobrevivieras.

Y así se pasó el tiempo entre los tres hasta que anocheció esperando a que el juego ya terminara, logrando que escucharán aquella voz que siempre indicaba cada juego.

Felicidades, todos los juegos han sido terminados en este momento.

De pronto, en el cielo se pudo presenciar fuegos artificiales causándole un gran suspiro a Mirana.

—Al fin —dijo viendo el espectáculo.

—Creo que... la rechazo, ¿qué van a hacer ustedes? —les preguntó.

—Igual que tú —dijo Mirana—. ¿Niragi?

El nombrado la miro—. También.

La latina asintió apoyando su cabeza en el hombro de Chishiya.

—Sabes Mirana... tal vez te subestime, culpa a tu ropa de Gucci —se burló dirigiéndose a ella.

—Hasta viéndome como la mierda tengo más estilo que tú—dijo casi como un susurro.

—Bueno, al menos yo no llevo tacones a todos los juegos—le respondió, pero ya no hubo una respuesta por parte de ella—. ¿Mirana?

El peli teñido la movió preocupado—. Hey, despierta.

Con sus dedos le tomo el pulso a la latina sin sentir sus latidos.

Un sobre viviente junto a otro que estaba vendado se encontraban en una habitación compartida en una clínica.

—¿Qué pasa? —preguntó el chico vendado después de toser.

—Parece que tú también sufriste de un paro cardiaco—contestó el otro en la camilla.

—¿Cómo sabes?

—Porque yo igual.

—Que coincidencia.

—Estar casi muerto, ¿cambió algo en ti? —habló el chico que tenía el pelo teñido.

—No lo sé, me veo bastante horrible —admitió viéndolo—. ¿Tú cómo estas?

—Había estado desperdiciando mi vida —dijo para mirar arriba—. Pero creo que a partir de ahora, podría cambiar un poco de eso... o algo así.

—Supongo que tú también eras basura.

—Algo.

—Coincido con ustedes.

El peli teñido se volteó para ver a la otra persona que encontraba en la habitación—. Al fin despertaste.

—Ya lo estaba, otra cosa es descansar —sonrió para sentarse—. Mirana Miller.

—Chishiya, solo eso.

—Lindo nombre, pero... ¿los conozco de algún lado? —preguntó tratando de recordar sus rostros.

—Creo que no —le respondió el pelinegro.

—Te me haces conocida, pero a la vez no —le dijo Chishiya—. ¿No eres de por aquí, verdad?

La chica negó—. Soy de Latinoamérica.

—Tu japonés es malo.

—Como si pudieras hablar español —habló ofendida para levantarse.

—¿A dónde vas? —preguntó Chishiya suponiendo que sus heridas aún no estaban completamente cerraban.

—Quiero tomar aire.

Mirana se dispuso a ir hacia la puerta sin antes poder escuchar al pelinegro.

—Sí que está loca.

Ella sonrió para cerrar la puerta, camino por la clínica divisando el lugar. Se encontraban más personas que habían sobrevivido, se sentó al lado de una pequeña niña con cabello Rubio que se encontraba ya sentada viendo la televisión que informaba los nombres de los fallecidos.

"Así que un meteorito", pensó agarrando su porta suero.

"Daikichi Karube , Chōta Segawa, Jace Smith..."

Pudo escuchar como la pequeña rubia sollozaba, la pelinegra se volteó para poder verla.

—Hey, no llores pequeña, todo está bien, ¿sí? —trató de calmarla—. Mi nombre es Mirana ¿y el tuyo?

—Lisa Smith —contestó para que la peli negra se diera cuenta que la niña había escuchado el nombre de su familiar.

—Lindo nombre Lisa, aunque no deberías de estar sola—se levantó sosteniendo su porta suero —. Vamos a buscar a tus padres, ¿está bien?

La pequeña asintió para luego agarrarle de la mano para que ambas empezarán a buscar.

Pero en el camino vio que Lisa tenía hambre, así que le compró unas galletas encontrándose con un chico, pero no le dio importancia.

No tardaron mucho, ya que la pequeña al ver a sus padres le aviso.

Mirana vio que la niña se parecía a su madre, era muy bonita.

Los padres se acercaron a ella para agradecerle—. Muchas gracias, la estábamos buscando... temía lo peor.

—No se preocupe, fue un placer.

—¿Me podría decir cuál es su nombre? —preguntó el hombre.

—Mirana—contestó sonriéndole mientras que Lisa fue hacia ella.

—Muchas gracias, Mirana, yo me llamó Shane y ella es mi esposa Lidia —se presentó—. ¿De casualidad hace de niñera?—dijo al ver cómo su hija se había encariñado con la chica.

La latina se sorprendió—. En realidad no, pero estaré unos días por aquí, por lo que Lisa puede visitarme.

—Por supuesto, descansa por favor, si necesitas algo, solo llámanos —ofreció la madre mientras que le dio una pequeña tarjeta, Mirana supo que eran personas con dinero como lo eran sus padres.

—Gracias.

Después de que la familia se fuera, quiso volver a su habitación, tenia hambre.

Abrió la puerta para ver qué ya estaban comiendo.

—Hasta que volviste, pensé que te habían secuestrado.

—Eres un dramático...

—Niragi, ese es mi nombre.

La peli negra asintió caminando hacia su cama para empezar a comer.

—Sabe raro —dijo al probando el segundo bocado.

—¿Y por qué sigues comiendo? —le preguntó burlón Chishiya.

—Porque tengo himbre.

Hambre, así se dice —le informó molestando a la latina.

—Solo cállate y come, japonés.

IMPORTANTE:

[🧿]; ¿Qué tal el último capítulo? , la verdad es que quede satisfecha con el libro.
[🧿]; Recuerden que habrá un extra que se publicará mañana.
[🧿]; Muchas gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo, gracias!
[🧿]; Créditos por el separador a TheWalkyrie
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