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UNA PELINEGRA avanzaba con paso rápido por las calles yendo a su próximo juego, su visa estaba a punto de acabar y lo menos que ella quería era morir gracias a eso.

—Rezó que no tenga que correr, no quiero que mis tacos se estropeen —susurró a sí misma viendo el lugar en donde sería su próximo juego, no estaba dispuesta a morir en ese sitio que era una prisión, si iba a poner fin a su vida, que sea en uno que este a su nivel.

Recorrió el lugar, en vez de una cárcel, parecía un sitio para millonarios.

En frente suyo pudo divisar una mesa con una descripción en japonés, sin dificultad pudo entender lo que decía hasta que la interrumpieron.

—No eres de por aquí, ¿verdad?

Volteó para ver qué al lado suyo se encontraba un tipo que vestía al estilo asesino serial de los 80, no juzgaba, pero era raro.

—No, pero eso no es de tu incumbencia —declaró para agarrar uno de los dos collares que había para subir al puesto de guardia central, tal y como indicó el letrero en la mesa.

Antes de entrar completamente se puso el collar y verificó que combinaba con su ropa haciéndola sonreír, al menos eligió un buen conjunto.

El sonido de sus tacones resonó por el lugar, todas las miradas se posaron en ella haciéndola sentir superior. Se recargó en una pared observando y analizando a los demás jugadores hasta que uno llamo su atención.

Sus miradas se encontraron, lo empezó analizar, su rostro como su manera de vestir al igual que él a ella. De pronto, él levanto su mano saludándola, por lo que la peli negra solo se dispuso a ignorarlo para prestar atención a la pantalla que se había prendido.

Dificultad: J de Corazones
Juego: Confinamiento solitario
Reglas: Deben adivinar que carta está en la parte trasera de su collar, sin embargo, no pueden ver el símbolo por ustedes mismos.
Tienen solo una hora, en los últimos cinco minutos deberán entrar en su celda y decir cuál símbolo es.

—Al menos está limpio —musitó la pelinegra con tacones. Los demás miraron el lugar donde estaban las celdas.

Si no dicen el símbolo correcto, el juego terminará. Cuando el tiempo se acabe, el collar que trae puesto explotara y morirán sin más. Además, el símbolo en su collar cambiará en cada turno.

—Esperen, significa que... alguien puede decirnos el símbolo, ¿verdad?—habló uno de los jugadores —. ¡Qué fácil! —se dirigió al peli teñido que se encontraba al lado de él.

—No sé sabe, —intervino Mirana yendo hacia ellos—. Aún no sabemos cómo ganaremos.

El juego de confinamiento es sobre que tanto puede confiar en otros jugadores. Además, su oponente principal "el Jack de corazones" ya se encuentra entre todos ustedes.

—Te lo dije —declaró la pelinegra.

¿Cómo ganar?: la dinámica se repite cada hora, para poder ganar el juego, el Jack de corazones que está entre ustedes debería morir.
Prohibiciones: no pueden ver su símbolo en ningún reflejo. También está prohibido el uso de violencia.

—Es decir, que todo esto terminara hasta que el Jack muera, ¿o me equivoco? —Mirana dirigió su mirada en el que antes ignoro, el peli teñido—. Eso significa que tenemos que engañar al Jack para que se equivoque.

No hay tiempo límite, tendrán alimento a su disposición. Mientras estén participando en el juego, los días en su visa no se descontarán.

—Vaya, si no mentimos y seguimos matando a la persona equivocada, nunca podremos salir de esta prisión —dijo nuevamente para ser interrumpido por la pelinegra.

—Es una sentencia.

Bien, que comience el juego.

Ronda uno:
1:00:00

Son libres de ir a donde quieran hasta que termine la hora.

Los jugadores empezaron a juntarse, haciendo grupos o parejas.

Pero la concentración de Mirana se vio interrumpida gracias a una japonesa que traía un vestido azul.

—Entonces hay que dividirnos y decirnos nuestro símbolo, así no podremos mentirnos.

—Es cierto, ¿entonces puedo hacer equipo, contigo?

La pelinegra sonrió de lado, sabía que ellos morirían antes de descubrir el Jack de corazones, eran muy ingenios y pronto caerían en desesperación cuando la confianza se acabará.

—Bueno, seamos compañeros —dijo el chico que tenía un overol. Se le hacía tierno a la peli negra.

—Si quieres sobrevivir, lo que yo te recomiendo es primero observar a todos como lo hace la latina. —Mirana lo miro rodando los ojos, suponiendo que lo había adivinado por su acento al hablar japonés. el peli teñido no era tonto como ella lo había pensado—. Primero a los que no mienten, yo podría ser el Jack de corazones, ¿saben?... Miren, ya se están dividiendo, todos intentan ver en quien pueden confiar.

—Como los que parecen gerentes —acató la latina señalando a la parejita que se encontraba alejada—. Ese hombre la está controlando para evitar que ella interactúe con otros jugadores y así asegurar su lealtad. En este juego no podrás ganar si no tienes a alguien contigo... alguien de confianza.

Mirana y el peli teñido se enfocaron en dos personas en especial, pero luego fueron interrumpidos por la misma chica de vestido azul que estaba yendo hacia ellos.

—Oigan, ¿quieren unirse a nosotros? Si no quieren no.

—No es eso —habló el chico con overol.

—Muy bien, estaremos en su grupo —contestó el peli tenido.

Mirana solo asintió así dando su respuesta positiva.

Se empezaron a formar como en un círculo para que cada uno sepa su símbolo.

—Yo seré la primera, ¿está bien? —dijo la de vestido azul poniendo su cabello a los costados para que se vea el símbolo—. Por favor, todos respondan.

—Ah... Urumi, ese es un corazón.

—Si, es un corazón —afirmó Mirana por fin sabiendo el nombre de la chica.

Cada uno del grupo fue confirmando su símbolo, la latina fue hacia el peli teñido, sentía curiosidad por él.

—Chishiya —habló de golpe dejándola confundida, pero al verla volvió hablar. —Ese es mi nombre.

Ella asintió—. Mirana, ese es el mío.

—Tu acento se nota un poco, ¿de qué parte del mundo eres?

—De Latinoamérica, lo otro es secreto —contestó guiñándole.

Llegó la hora de responder, por favor, elija una celda y entren a ella ahora.

Los jugadores fueron entrando a su celda uno por uno, Mirana entró a una que estaba al costado de Chishiya.

La pelinegra miró el sitio, era pequeño aunque eso era lo mínimo.

Por favor, den su respuesta.

—Corazón.

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